Ignorancia colectiva y la educación como proceso de liberación social
Oscar Yescas Domínguez
26 de enero del 2022
Introducción
La sociedad de la ignorancia
La educación formal
la educación informal
La educación como proceso de liberación social
Conclusiones
Introducción
Pensar críticamente sobre la realidad que nos tocó vivir representa una tarea realmente compleja en un momento histórico en el cual el pensamiento autónomo se ve desplazado por una tendencia colectiva hacia un hedonismo permanente, la vigencia de un conformismo social, el predominio de una ideología individualista, una notable indiferencia hacia los grandes problemas que afectan a nuestras comunidades y sobre todo la disminución del hábito de la lectura. Sin embargo, desde una perspectiva crítica no puede seguirse ignorando la existencia de un alarmante incremento en la desigualdad social que provoca que millones de personas vivan en condiciones de pobreza y amplios sectores de la sociedad estén en una creciente precarización de sus condiciones de vida, de tal forma que son empujadas por un camino que las conduce a formar parte de una amplia población que vive en condiciones de marginación, pobreza y exclusión social.
La crisis económica, política, ecológica y sanitaria que se padece en el marco de la globalización, provoca que surjan movimientos de protesta a nivel global que se oponen a la implementación de políticas neoliberales que buscan eliminar derechos y prestaciones sociales conquistadas en el pasado a través de luchas sociales. Parece que estamos viviendo un Deja vú repitiendo la visión del surgimiento de movimientos colectivos que en el siglo XX lucharon para conquistar los derechos humanos y laborales que disfrutamos en este siglo, pero la diferencia es que en este siglo XXI, la lucha es por recuperar y defender derechos humanos, laborales, prestaciones sociales que fueron conquistadas en el siglo pasado por diferentes movimientos sociales.
En ese sentido, enfrentamos una involución en la historia de la humanidad porque el poder corporativo se impone al poder político para desmantelar al Estado-Nación, debilitando sus instituciones con el objetivo de que abandone su misión de garantizar el bienestar social de los ciudadanos y proceder a la privatización de servicios públicos con el objetivo de maximizar sus beneficios económicos. Por esos motivos es importante alimentar la memoria histórica para construir nuevos instrumentos conceptuales que nos permitan entender lo que está sucediendo en la humanidad del Siglo XXI.
La realidad que vivimos implica la existencia de fuerzas poderosas que son extraterritoriales, es decir, que no tienen un lugar fijo porque los capitales pueden moverse de un lugar a otro en cuestión de minutos gracias a la tecnología, mientras que las fuerzas políticas siguen teniendo sedes locales y esto ha provocado un divorcio entre la política y la economía. A esta separación de la política y de la economía se le llama globalización y debido a la influencia internacional del poder corporativo, éste llega a determinar al poder político en los diferentes países que tienen gobiernos locales, por lo cual el poder de influencia de éstos últimos se ve reducido considerablemente, porque mientras más pequeño sea el país, menos posibilidades tienen de oponer resistencia a la implementación de políticas neoliberales.
Esta reconceptualización implica recorrer un camino que nos conduzca a darle un sentido a la política de nuestros días, de tal forma que nos permita superar la perversión a la que se ha sometido a la política por parte de quienes se han dedicado a ella, al grado de difundir una idea generalizada de que la política es la actividad a la que se dedican quienes buscan enriquecerse con presupuestos públicos tomando acuerdos debajo de la mesa para beneficiarse a sí mismos, descuidando las necesidades sociales, aprovechando la ignorancia y rechazo a “la política” que comparte buena parte de la población que decide permanecer al margen y manifestar su rechazo a los actos de corrupción realizados por los políticos a través del abstencionismo político.
El engaño, la traición y la mentira que se han sufrido durante décadas por gobiernos que se han caracterizado por la corrupción han construido una actitud de rechazo a partidos políticos, a personajes de la política y de indiferencia hacia la política. Este rechazo e indiferencia a “la política” es una condición que favorece la continuidad de actos de corrupción y de injusticia social porque el manto de la impunidad los protege y permite el incremento de la desigualdad social que representa por sí misma la violación de una serie de derechos humanos, laborales y sociales.
La mayoría de las personas ignora los hechos del pasado, porque su visión se limita a los acontecimientos del presente y carece de una memoria histórica, desconoce que como ser humano, tiene derechos humanos que están siendo violados en su existencia cotidiana, no tiene consciencia de la existencia de derechos laborales que lo pueden proteger de la explotación laboral, que también tiene derechos sexuales que le permiten tomar decisiones para ejercer con mayor libertad su sexualidad. Pero sobre todo, la mayoría de las personas padece una ignorancia sobre el significado real de la política, que lo lleva aceptar lo inaceptable a sufrir lo inadmisible y soportar la continua violación de sus derechos humano.
Esta ignorancia colectiva puede ser erradicada a través de la transformación de la educación formal en un proceso de liberación social, al ubicar el acto educativo en el contexto histórico y con el ejercicio de la crítica social para impulsar el desarrollo de pensamientos autónomos en los individuos y fomentar una sensibilidad social que conduzca a la construcción de personas con compromiso social.
La tecnología nos permite acceso a cualquier tipo de información utilizando internet, telefonía celular y redes sociales, estos instrumentos que están siendo utilizados como medios para ejercer un control social al crear una ignorancia colectiva, pueden ser usados como instrumentos de educación informal, para tener acceso a información que permita aumentar el nivel de conocimientos, clarificar el momento histórico que hoy vivimos y redefinir nuestra autoimagen para lograr vernos como sujetos políticos que tenemos historicidad social, que nos da la capacidad de cambiar la realidad en la que nos encontramos y construir un mundo mejor al que estamos viviendo.
La sociedad de la ignorancia
En México y otros países de Latinoamérica se festeja el 6 de enero de cada año “la llegada de los reyes magos”, como un ritual que es parte de la cultura latinoamericana y en México es mucho más festejado en el centro y sur del país que en el norte y noroeste del mismo. En ese día tomé la iniciativa de compartir un meme en el cual aparecía una imagen en la que se podía ver una multitud ondeando banderas de Francia (algunas de ellas se veían rotas reflejando haber pasado por una dura batalla), esta muchedumbre rodeaba un cadalso en el cual se podía observar a unas personas subiendo por las escaleras con las manos atadas a la espalda y se podía inferir que caminaban a su encuentro con la muerte ejecutadas por una enorme guillotina que estaba construida sobre el mismo y en la parte de arriba de esta imagen aparecía la frase “Llegada de los reyes. Enero de 1793, París”.
Lamentablemente, esta imagen no fue entendida o el chiste fue mal contado porque la publicación pasó casi desapercibida en mi muro de facebook y sólo obtuvo 4 o 5 reacciones. Esto me puso a pensar si sigo con mi maldición de contar chistes que sólo yo y algunos cuantos entienden porque eso me ha pasado varias veces en mi vida (ya que cuando llego a contar un chiste, mi humor no siempre es comprendido), o si había influido alguna otra condición para que el meme y su mensaje no fuese entendido y festejado como otros que he compartido.
Divagando sobre este evento que parecería no tener importancia, recordé que vivimos en la “sociedad de la información” en la cual todos tenemos acceso a cualquier tipo de información usando internet y sólo es cuestión de usar una computadora o un teléfono celular y un buscador en internet para conocer la historia de los Reyes de Francia que murieron perdiendo sus cabezas bajo una guillotina. El uso de los teléfonos celulares es tan extendido hoy en día que hasta llega a causar sorpresa encontrar a alguna persona que no posea alguno e inclusive ha surgido un nuevo tipo de adicción denominada nomofobia que consiste en una adicción al uso del teléfono celular y el sociólogo Manuel Castells nos señaló hace algunos años que la sociabilidad se da hoy en internet de manera virtual ya que vivimos en la sociedad red.
Pero más allá de la idea del acceso ilimitado a la información que tenemos hoy en día gracias a internet, teléfonos celulares y redes sociales, vinieron a mi mente las aportaciones de Giovanni Sartori, quien en su libro Homo Videns, nos advirtió que vivimos en una revolución multimedia que incluye el uso de internet, las computadoras personales, telefonía celular, redes sociales, televisión, etc., y una de las características principales de nuestros tiempos es que existe un denominador común que consiste en la existencia de un Tele-ver, que determina un estilo de vida predominante basado en el video-vivir.
La existencia del video-vivir está transformando al homo sapiens que fue producto de la cultura escrita, en un homo videns, para quien la palabra escrita pierde importancia ya que se valora más la imagen en un mundo en el que todo termina siendo visualizado. La humanidad está perdiendo progresivamente su capacidad para pensar (homo sapiens), por el predominio que está adquiriendo la imagen sobre el mensaje escrito en nuestra vida cotidiana. Las nuevas tecnologías, los medios masivos de información y sobre todo la televisión absorben gran cantidad de nuestro tiempo en la vida cotidiana y nos impiden pensar, porque nos limitamos a sólo estar recibiendo estímulos audiovisuales y con el desarrollo tecnológico, las oportunidades de ver películas, series y programas de entretenimiento, aumentan las posibilidades de ocio y distracción, al mismo tiempo que disminuyen las posibilidades de que las personas escojan la lectura de un buen libro, porque pasar horas viendo series de televisión no implica esfuerzo alguno, mientras que la lectura implica concentración y desarrollo del pensamiento, con esto se está afectando la creación del hábito de la lectura, el desarrollo de un pensamiento autónomo y el ejercicio de la crítica social.
Además de la existencia de un estilo de vida basado en el Tele-ver, en nuestras vidas cotidianas enfrentamos un verdadero tsunami de información que recibimos a través de redes sociales, internet o la televisión y esta situación afecta nuestra percepción de la realidad social de tal forma que sólo alcanzamos a ver una parte, o tenemos una imagen distorsionada de la misma ya que la atención promedio que prestamos a las diferentes noticias o notas informativas que vemos en nuestros dispositivos electrónicos ha disminuido considerablemente al grado de que se redujeron aquellos “quince minutos de fama” que eran buscados con ansia en el siglo pasado, a sólo diez minutos en pocos años, después cinco minutos y hoy el tiempo real de atención que prestamos a la información, a noticias consideradas “trending top”, que vemos en las pantallas de nuestras computadoras o celulares se ha reducido a tan sólo unos segundos.
El cerebro humano tiene una capacidad enorme para procesar información, lamentablemente en las condiciones actuales solo utilizamos un porcentaje muy reducido de todo su potencial y vivir en la sociedad de la información nos está afectando al grado de que junto a ella, estamos viviendo en una creciente “sociedad de la ignorancia” porque en las sociedades postindustriales se está generando una creciente incultura, un estilo de vida basado en la desinformación y en algunos extremos en una franca ignorancia de hechos de la realidad contemporánea y sobre todo de la Historia de la humanidad y sus abundantes eventos que nos permiten comprender el momento presente.
¿Por qué internet debilita nuestra capacidad para prestar atención? porque nos proporciona una gran cantidad de información cuando navegamos o cuando usamos el celular y de toda esta información sólo retenemos una innumerable cantidad de fragmentos de la misma (sonidos, fotos, imágenes, textos, videos, etc.), sólo atendemos aquellas partes de la información que demandan nuestra atención y porque nuestra atención es momentánea porque al mismo tiempo sabemos que hay nueva información disponible.
De esta manera sólo alcanzamos a registrar trozos de información sin sentido e incompleta, pero al recordar el título de la nota informativa que vimos, del artículo al que accedamos brevemente, tenemos la sensación de que “estamos informados” y seguimos con la cabeza inclinada hacia adelante (lo que podría interpretarse desde una perspectiva del lenguaje corporal como signo de sumisión, obediencia o aceptación), mirando nuestros celulares y dejando de prestar atención a lo que sucede a nuestro alrededor.
Al proceder de esta forma concentrando nuestra atención en el uso de nuestros celulares, sin prestar atención a la realidad circundante o a quien esté frente a nosotros, provoca que surja una sombra que amenaza nuestra existencia porque estamos creando una sociedad en la que predomina la incultura, una sociedad que se caracteriza porque la mayoría de sus integrantes padece una obsolescencia cognitiva, que consiste en el manejo deficiente e incompleto de la información acerca de nuestra realidad actual y de la historia de la humanidad, lo cual abre la puerta para el surgimiento de oleadas de nuevos analfabetos, que a pesar de que saben leer y escribir, conforman un nuevo tipo de ignorantes, incultos y marginados de la sociedad del conocimiento. Diversos estudios muestran que la tecnología ha tenido un efecto perjudicial en el ser humano, al grado de que han confirmado que las nuevas generaciones muestran un coeficiente intelectual inferior al que tienen sus padres.
Vivimos en una sociedad digital en la que el suministro de información está bajo el control de unas cuantas corporaciones que han convertido al mundo en una “aldea global” y por la enorme desigualdad social que se observa en nuestra sociedad contemporánea, se condena a una gran mayoría de la población a padecer de forma inevitable esta obsolescencia cognitiva, porque la desigualdad social implica la violación de una gran cantidad de derechos humanos y de manera contradictoria, en la sociedad de la información, se viola nuestro derecho a la información porque el poder corporativo manipula y oculta información porque su divulgación pública afectaría grandes intereses económicos. Ese es el motivo por el cual Julián Assange se encuentra preso, por haber divulgado información que involucra operaciones corporativas que perjudican intereses colectivos.
La verdad es que lograr una orientación basada en un criterio personal dentro de la cultura mundial que está construyendo la globalización y obtener un grado aceptable del conocimiento colectivo que se construye cada día, el conocer la realidad actual es una tarea cada vez más difícil, por lo que profesores universitarios con décadas de experiencia en docencia e investigación, tienen necesidad de actualizarse constantemente en sus respectivas disciplinas y esto incluye también a las personas que tienen el más alto grado de educación y a los egresados de las universidades, porque tienen necesidad de seguir estudiando para actualizarse en los nuevos conocimientos que surgen en sus disciplinas respectivas.
Cada día aumenta en forma considerable la distancia entre lo que las personas pueden conocer y controlar bajo una perspectiva crítica el conocimiento que produce la humanidad en su conjunto. En estas condiciones podremos entender que aún cuando alguien tenga algo importante y valioso que decir o compartir para despejar la incertidumbre en que vivimos, la abundancia de la información que padecemos diariamente impide que el mensaje sea escuchado, no garantiza que su palabra sea escuchada o su figura sea visibilizada, porque nuestra percepción y capacidad de análisis disminuye por el peso de la información que nos llega diariamente.
Esta gran distancia entre la sociedad de la información y la sociedad de la ignorancia es uno de los factores que promueven el crecimiento de la exclusión social y es un aspecto de nuestra realidad social que debemos visualizar porque no solo impide la participación social en la transformación de nuestra sociedad a través de la construcción de una democracia participativa, al mismo tiempo que contribuye a fortalecer el control social que parte del poder económico integrado por las grandes corporaciones, que obligan al poder político a seguir implementando políticas neoliberales que les permitan por un lado, maximizar sus beneficios económicos aumentando la desigualdad social y fortalecer el control sobre nuestra sociedad, mientras que por otro lado, deja en el desamparo a millones de trabajadores a través de la eliminación de aquellos derechos laborales que fueron conquistados en el siglo pasado a través de diversas luchas sociales.
En este contexto para combatir la ignorancia colectiva y lograr una toma de consciencia social que permita lograr una verdadera transformación social, la educación se perfila como un medio para lograr una liberación social, porque es a través de ella que es posible cambiar esta situación combatiendo la ignorancia colectiva con la implementación de una estrategia basada en una educación masiva que permita lograr una toma de consciencia de que otro mundo es posible y que podemos aspirar a una verdadera transformación a través de un proceso de liberación social. Por ello, en el contexto de la sociedad de la ignorancia debemos reconocer el derecho a la educación como un derecho humano, discutir el papel que juega la educación formal en el contexto de crisis social en el que se encuentra nuestra sociedad, analizar el papel que puede jugar como un proceso de liberación social y descubrir el aprendizaje que adquirimos a través de la educación informal .
La educación formal
Debemos tener presente que estamos viviendo tiempos históricos que se caracterizan por una globalización de la economía de mercado que ha provocado un divorcio entre el poder económico y el poder político, en la medida que el poder económico utiliza el argumento del libre mercado como motor del desarrollo social y exige la desregulación de normas que limitan el comercio internacional, que en otras palabras significa disminuir la intervención del estado en el control de la economía.
En este contexto se observa en el ámbito internacional una “locura privatizadora” de los servicios públicos que proveía el Estado impulsando políticas neoliberales que pretenden eliminar contratos colectivos que beneficien a los trabajadores organizados y acabar con la misión que dio origen a los sindicatos de proteger los intereses de los trabajadores. Dentro de estos servicios públicos que se intenta privatizar se encuentra la educación porque al dejar de ser percibida como un derecho humano por parte del Estado y reducir su función a la de un “servicio” , pierde su valor social y cuando la educación se abre al mercado, se convierte en un producto comercial como cualquier otro, por lo cual el Estado limita la asignación de recursos a la educación y contribuye con ello a eliminar la idea de que la educación es un derecho social que el Estado debe garantizar y con el argumento de que la educación debe atender las demandas sociales se pone a las universidades al servicio exclusivo de las grandes empresas, por lo que la educación universitaria se centra en la formación de un determinado tipo de profesionales que son solicitados por el poder corporativo y las universidades públicas que antes atendían los problemas sociales que afectan a nuestra sociedad, ignoran la función social que se les asignó y se convierten en universidades-empresas que son dirigidas por autoridades que utilizan estilos de liderazgo gerencial que ofrecen un producto-servicio: la educación.
Las universidades públicas fueron tomadas por asalto por el neoliberalismo (Noam Chomsky, 1999), dejan de ser un espacio de creación del conocimiento científico, de ejercicio de la libertad de expresión utilizando la crítica social y las necesidades de los estudiantes pasaron a un segundo plano, con la eliminación de la educación gratuita y con la aplicación de cobros de cuotas a los estudiantes por cualquier trámite administrativo (inscripción, pago de exámenes extraordinarios, entrega de copia de kárdex, etc.).
Las escuelas se subordinan al mercado y son juzgadas de acuerdo a una “excelencia académica”, con la introducción de un “modelo de competencias” que obliga a las universidades a compararse entre sí mismas publicando resultados de sus movimientos competitivos en el mercado competitivo, utilizando una evaluación que subordina a las universidades a los imperativos económicos, reduciendo a las mismas a la calidad de productora de servicios. Estas evaluaciones estandarizadas se basan en un núcleo de conocimientos que tienen muy poco que ver con la producción de un conocimiento científico basado en la crítica social y que en nada contribuyen a resolver la problemática social en la que se encuentra inmersa nuestra sociedad.
Los planes de estudio se actualizan constantemente para atender las necesidades del mundo laboral que demanda profesionales que tengan habilidades técnicas, por lo que en el manejo del presupuesto interno de las universidades se apoya la investigación y desarrollo de las ciencias exactas y se margina en apoyo presupuestal a las ciencias sociales porque a las grandes empresas no les interesan personas que piensen, sólo les importa que sean eficientes y que obedezcan instrucciones.
En el contexto de la globalización neoliberal cuyos ejes centrales son la privatización y desregulación comercial, se observa que la educación pública va en un rápido camino hacia la privatización y es una de las industrias del mercado que deja grandes beneficios económicos. La educación dentro de nuestra sociedad se encuentra en un marco mundial en el cual los grandes organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, han forzado a los gobiernos nacionales a desarrollar políticas económicas que enfaticen el crecimiento económico y los derechos de propiedad a favor de las grandes corporaciones por encima del bienestar social y los derechos de educación y salud de la ciudadanía entro otros más.
Los esfuerzos por privatizar la educación contemplan como objetivos a eliminar el poder de los sindicatos de docentes, destruir los Contratos colectivos de manera gradual eliminando cláusulas que contienen prestaciones sociales a favor de los trabajadores de la educación y disminuir el salario de los maestros. En este contexto, la baja participación sindical de los profesores, la pérdida del sentimiento de pertenencia al gremio sindical y la complicidad de las direcciones sindicales, favorece la pérdida de la función social que dio origen a los sindicatos como organizaciones creadas para defender los derechos e intereses de sus agremiados.
En los contenidos de la enseñanza universitaria están ausentes los temas de la pobreza, la desigualdad social, la naturaleza del sistema capitalista y de cómo la desigualdad económica representa una constante violación de derechos humanos como la salud, la educación, seguridad, trabajo, etc., y cómo afecta la calidad de vida familiar. En los hechos la Escuela es el primer ámbito de convivencia formal en el cual aprendemos a obedecer y cumple la función social de ser la primera experiencia de servidumbre voluntaria, ya que en ella se sientan las bases para que los individuos demos nuestro consentimiento al control social
El vínculo que caracteriza la relación maestro-alumno es por lo regular un vínculo de dependencia que se basa el el supuesto de que saber es poder y produce una servidumbre voluntaria de los estudiantes para con sus maestros, una relación de sumisión que ha llegado a ser calificada como una psicopatología del vínculo maestro alumno. El psicoanalista argentino Rodolfo Boholavsky nos dice en su interesante texto titulado “Psicolopatología del vínculo maestro-alumno” que los primeros doce años de educación Primaria, Secundaria y Preparatoria equivalen a un curso de doce años en el cual aprendemos a ser buenos esclavos, porque cuando los estudiantes llegan a la Universidad, habrán olvidado la Química, la Geografía, la Historia, etc., pero lo que no han olvidado y aprendieron muy bien es obedecer a la figura de autoridad.
En el proceso de educación se utiliza un aprendizaje pasivo que fomenta un vínculo de dependencia y forman las bases para una pasividad social, es decir, un conformismo social que se traducirá más adelante en la sumisión y obediencia a la autoridad en turno. De igual forma se promueve una ideología individualista basada en una insensibilidad social, que fortalece la percepción de la formación académica como profesionistas como un medio para ganar más dinero que aquellos que no llegaron a realizar estudios universitario y la ausencia de crítica social genera una actitud de indiferencia hacia las necesidades sociales.
Las educación pública que surgió como resultado de las luchas por la democracia social y la conquista de derechos, que debería realizar una función de liberación social a través de la generación de un conocimiento científico basado en la crítica de la sociedad en la cual tiene lugar, se ha convertido en un proceso formativo que promueve el orden, la disciplina y un control que produce una domesticación y sumisión social.
Pero estos estímulos económicos tienen un costo muy alto que es la libertad porque el sujeto académico tiende a obedecer las leyes del mercado al mercantilizar la educación y el trabajo del docente, porque lo que busca el docente es obtener una mejor paga en su desempeño académico. La disminución del presupuesto educativo y la administración gerencial de las universidades permite que el presupuesto interno sea distribuido para contratar personal administrativo de confianza y no contratar maestros para ocupar plazas de tiempo completo, existe una gran mayoría de docentes que son explotados con el sistema de contratación por materia, son los llamados “maestros de horas sueltas”, que obliga a los docentes que no forman parte del “Club de privilegiados” que ocupan plazas de tiempo completo, a impartir varias materias de diferente contenido en forma simultánea, porque no tienen el privilegio de recibir un pago por realizar investigaciones y su función se limita a la docencia, por lo que su motivación principal se centra en la manera de aumentar sus ingresos económicos.
En este proceso de mercantilización de la educación, el conocimiento también se ha convertido en una mercancía que se ofrece al mejor postor, porque se observa una tendencia a publicar libros para venderlos y obtener beneficios económicos con sus ventas, no se publica para socializar el conocimiento, la meta principal es ganar más dinero por el número de libros o artículos publicados. Con todo este proceso privatizador, la vocación docente desaparece entre los profesores, salvo algunas excepciones, porque ya casi no existen profesores que sientan como misión principal el inculcar en los alumnos la pasión por el aprendizaje y mucho menos son los docentes que estimulan el desarrollo de un pensamiento autónomo en sus alumnos.
En mis 33 años de trabajo como profesor- investigador universitario conocí colegas cuya principal preocupación era dar el mayor número de materias posibles para garantizar la mayor cantidad de ingresos al mes, otros que publicaban para obtener el estímulo al desempeño académico, aún cuando las publicaciones fueran de mala calidad científica, o realmente mediocres, como no se evaluaba la calidad, sino la cantidad, lo que importaba era documentar el mayor número de publicaciones, aún cuando fueran publicadas en revistas que nadie lee.
Otro problema que existe en la vida universitaria es la simulación, son frecuentes los maestros que simulan enseñar y encuentran su complemento en los alumnos que simulan estudiar. Los primeros utilizan el tiempo de sus clases en compartir crónicas de sus vidas personales, o pasando un buen rato contando chistes, forman equipos con sus estudiantes a quienes se les asigna la tarea de “exponer” un tema y el maestro sólo observa y complementa. Las evaluaciones son laxas y los alumnos evaluaban con altos porcentajes a los maestros al final del semestre y a cambio, la mayoría de los estudiantes terminaban el semestre con las más altas calificaciones, aún cuando no hubieran aprendido gran cosa y esto lo comprobé varias veces porque impartía seminarios en los últimos semestres de la carrera de Psicología en la Universidad de Sonora y llegaban a mí estudiantes que no sabían ni siquiera porqué estaban estudiando Psicología y tampoco sabían escribir “un ensayo de 5 cuartillas”, que es lo que les pedía entregar en cada clase en los diferentes seminarios que impartí como profesor universitario.
Participé en varios concursos de oposición y de evaluación curricular para evaluar a aspirantes a ingresar como profesores universitarios, invertimos mucho tiempo en evaluar cientos de expedientes y finalmente entregábamos resultados que muchas veces fueron ignorados por los respectivos Jefes de Departamento y contrataron a otras personas cercanas a ellos, que no estaban calificadas para impartir las materias o plazas que les fueron asignadas y a cambio les pedían incondicionalidad, apoyo y silencio cuando se tomaran decisiones realmente cuestionables.
Nunca formé parte de alguna de las “pandillas académicas” existentes en el ámbito universitario (Pierre Bourdieu, 2,013) que se formaron para disputar puestos de poder académico o de poder sindical y se confabulaban apoyándose entre sí para reunir firmas y que alguno de los suyos recibiera cada año el nombramiento de “Profesor distinguido del año” o Profesor investigador del año”, para lograr sus objetivos utilizaban la consigna “si no estás con nosotros, estás en contra nuestra”. Por ese motivo siempre actué como un lobo estepario y debido a ello, en los 13 últimos años de mi labor como maestro universitario activo, tomé mi cubículo de trabajo como refugio limitando mi interacción con mis colegas y dedicándome a mis labores de docencia, investigación y extensión, pero eso sí continué con mi participación sindical, alzando mi voz, escribiendo y publicando cuando era necesario, ya fuera en defensa del Contrato Colectivo de Trabajo, formando parte del Comité de huelga, o en defensa de los maestros de horas sueltas en su lucha por aumento en el número de plazas de tiempo completo.
Lamentablemente, el profesorado tenía al enemigo interno en casa, porque predominaban las actitudes de indiferencia, individualismo, conformismo ante la mutilación de sus derechos laborales y baja participación en actividades sindicales. Sólo recordaban que existía un sindicato cuando tenían necesidad de disfrutar de alguna prestación sindical como tomar un año sabático, conseguir apoyo para realizar estudios de Maestría o Doctorado.
En ese sentido, puede afirmarse sin lugar a equivocarse que la domesticación y servidumbre voluntaria también se da con los académicos, quienes aceptan ser juzgados constantemente por otras personas, a quienes se les reconoce como jueces y esta evaluación la aceptan como algo inevitable, como una necesidad constante de justificar su propia existencia como académicos. La servidumbre voluntaria de los académicos se manifiesta también en el contenido de las publicaciones científicas, ya que se observa una notable ausencia de crítica social, porque la temática elegida nada tiene que ver con los grandes problemas sociales que afectan a nuestras comunidades. Por esos motivos, el conocimiento científico que difunden no puede ser utilizado para realizar ningún cambio social y sólo genera beneficios económicos o de prestigio personal para quien publica.
En base a lo anterior debemos ubicar la ausencia de la crítica social por parte de los académicos como una más de las manifestaciones de la crisis social que se observa en nuestra sociedad, en la cual, la Escuela en general y las Universidades en particular, presentan una crisis institucional que afecta su funcionamiento, objetivos y misión por el efecto privatizador de las políticas neoliberales y la educación que se brinda en las mismas carece de pertinencia histórica, es decir, no contempla el contexto histórico en el cual es impartida, lo cual impide tomar consciencia de la crisis que afecta a nuestra realidad social y en consecuencia no contribuye que los egresados de las universidades asuman un rol de agentes de cambio social que actúen impulsando un proceso de transformación social de la realidad que se encuentra sumergida en una crisis social mayor.
Al contrario, es frecuente encontrar a egresados de las universidades laborando en actividades ajenas a su profesión, lo cual es un reflejo de la crisis económica, del desempleo, pero también es una evidencia de la crisis del sistema educativo porque se invirtió una cantidad inconmensurable de horas hombre, por parte de los docentes, horas estudio de parte de los estudiantes, recursos económicos de las familias de los estudiantes, todos estos recursos y esfuerzos no tuvieron el resultado esperado porque gran cantidad de egresados de las universidades terminaron sin ejercer su profesión.
Quienes nos dedicamos a la educación deberíamos combatir esta ausencia de crítica social en los contenidos de la enseñanza, puesto que ésta refleja un conformismo y simulación generalizada entre quienes nos consideramos la parte pensante de la sociedad, ¿Cómo podríamos esperar que el cambio social provenga de los egresados de las universidades si lo que observaron en el comportamiento de sus maestros fue una actitud de conformismo y sumisión ante la violación de sus derechos al aceptar la mutilación de su Contrato colectivo, la pérdida de prestaciones laborales y la explotación constante del profesorado?
La aplicación de políticas neoliberales en las universidades tiene repercusiones negativas que afectan a toda la sociedad, afectan a los maestros que están en permanente precarización laboral por la falta de plazas de maestros de tiempo completo, afecta a los estudiantes por recibir educación de maestros que están bajo el sistema de “horas sueltas”, que aceptan impartir materias de diferente contenido lo cual les impide especializarse en un campo disciplinar, disminuye la calidad de la educación y afecta a la sociedad en su conjunto por la formación insuficiente de profesionales que egresan sin desarrollar un pensamiento autónomo y predispuestos a obedecer a la figura de autoridad en turno.
Aquellos que nos llamamos “intelectuales”, los que nos dedicamos a construir el conocimiento científico y enseñarlo en las escuelas y universidades, debemos reconocer que tenemos un compromiso social que es ineludible en el contexto de una sociedad en crisis y que consiste en utilizar la educación como instrumento de liberación social para cambiar el papel de sumisión y dominación que juega la educación hoy en día y lograr que se convierta en un proceso de liberación individual y grupal.
La tarea de los profesores universitarios debe dirigirse a la formación de cuadros de profesionistas que empiecen por la toma de consciencia de la desigualdad social que existe en nuestra sociedad y luchen denunciando las causas que provocan el sufrimiento colectivo que existe en la mayoría de la población que vive en condiciones de marginación, opresión y exclusión social en nuestra sociedad, mientras que otros amplios sectores se encuentran en una creciente precarización de sus condiciones de vida, por lo que en estas condiciones la oportunidad estudiar se presenta como un verdadero lujo y privilegio que sólo un sector reducido de la población puede disfrutar, con lo cual se viola el derecho a la educación de una amplia mayoría de la población.
Partiendo de la premisa de que el primer deber de todo científico social es decir la verdad de los hechos sociales sin temor a represalias, para cambiar la realidad denunciando las formas en las que se expresa el control social a través del autoritarismo y la sumisión social, para contribuir a la construcción de un mundo mejor donde se fortalezca la democracia, la justicia y la igualdad social y la forma de hacerlo esa través de una revolución de las consciencias que permitan lograr un empoderamiento individual y colectivo que permita construir un mundo mejor al que nos encontramos.
Lo anterior nos conduce a la inevitable percepción del trabajo docente como un trabajo político en el cual la educación se convierte en un acto político y esta percepción de la educación debe utilizar una pedagogía crítica y liberadora que empiece cuestionando la función social de la educación y el papel del docente como agente de cambio social. Por esos motivos es importante recordar lo que planteó el Psiquiatra italiano Franco Basaglia cuando afirmó que en el trabajo de los intelectuales llega un momento en el cual se enfrentan a una disyuntiva ante la cual tienen que elegir una posición: Actuar como funcionarios del consenso, promoviendo un consenso de aceptación hacia el status quo adaptándose a una sociedad inmersa en una grave crisis social, o actuar como verdaderos agentes de cambio social, utilizando el conocimiento científico para promover el ejercicio de la crítica social, el desarrollo de un pensamiento autónomo, el empoderamiento individual, el desarrollo de una sensibilidad y empatía social, para formar agentes de cambio que contribuyan a transformar esta realidad.
Las universidades son el espacio físico donde coinciden académicos, investigadores, intelectuales, artistas, etc., para contribuir a generar el conocimiento científico y es el lugar donde se da la pluralidad de enfoques, ideas y pensamientos científicos, su función social es servir de modelo social a imitar por la sociedad, ya que son los espacios donde se debe aprender el ejercicio de la democracia y se debe fomentar una acción social que debe ser utilizada para transformar la realidad social, promoviendo la democracia participativa a través de un empoderamiento individual y colectivo.
El problema es que las universidades han perdido su autonomía, se han burocratizado y convertido en universidades-empresas y las autoridades universitarias han olvidado la función social que les dio vida y sólo la perciben como una empresa más en la que los mayores beneficiados son quienes las administran, porque perciben los sueldos más altos, ya que se autoasignan sueldos que triplican lo que gana el académico con mayor antigüedad y mayor nivel educativo. Esto afecta el funcionamiento de las universidades porque la mayor parte del presupuesto universitario se va en el pago de la nómina de todos sus empleados. Tener títulos académicos de alto nivel no hace que una persona sea mejor que otra, o merezca más respeto que aquellos que no tuvieron oportunidad de estudiar, ya que los documentos no nos definen, lo que en realidad nos define son nuestros comportamientos.
En estas condiciones, esperar que el cambio social provenga de los egresados de las universidades sería un vana ilusión ya que la ausencia de crítica social en los contenidos de la enseñanza universitaria, ha convertido a ésta en una fábrica de empleados, conformistas, obedientes y sumisos que siguen el ejemplo de los profesores de aceptar violaciones a sus derechos humanos, porque en la enseñanza se da un metaaprendizaje en el cual se enseña algo mucho más que los contenidos de la enseñanza y los profesores actúan como modelos a seguir por parte de sus estudiantes.
La educación informal
Partiendo del principio de que el acceso a la información no constituye por sí misma un aprendizaje, podemos afirmar que existen ejemplos de muchos problemas y necesidades sociales que podrían solucionarse con programas de educación informal. Ejemplos que fundamentan esta premisa hay suficientes y a continuación mencionaré algunos de ellos:
Las ciudades contemporáneas cada vez más están diseñadas para el uso de automóviles y se restringe el uso de espacio para los peatones o para uso de bicicletas. Las áreas verdes y espacios públicos se ven reducidas cada vez más ante el avance de la plancha de concreto y de pavimentación, ya que se construyen nuevos espacios habitacionales y se eliminan áreas verdes en forma alarmante. El crecimiento urbano provoca un aumento en la temperatura ambiental por la deforestación que se genera al talar árboles y ampliar la mancha de cemento. La industria de la construcción es una de las que genera mayores utilidades económicas, pero provoca también graves daños ecológicos. La población en general no valora el cuidado del medio ambiente y por donde va deja un rastro de basura que provoca contaminación en ciudades, playas y el campo. Estos daños al medio ambiente reflejan la ausencia de una educación ambiental, muy necesaria en tiempos en donde padecemos una grave crisis provocada por el cambio climático
En la mayoría de las ciudades latinoamericanas se observa una problemática que es generada por la ausencia de educación vial: numerosos accidentes automovilísticos que provocan grandes pérdidas económicas y un gran número de fallecimientos, provocados por el uso del teléfono celular mientras se conduce, o se provocan accidentes al conducir en en estado de ebriedad. Se ignoran las señales de tránsito, se cometen muchas violaciones a las leyes de tránsito por parte de automovilistas que ignoran que existe un carril de alta velocidad, otro de velocidad media y una más de baja velocidad. La mayoría de los conductores no utiliza las luces direccionales al cambiar de carril, ignoran el uso de los espejos retrovisores. Por parte de los peatones, una gran mayoría ignora que debe cruzar las calles en las esquinas, no pone atención al semáforo ,etc.
La mayoría de la población sabe que el uso del condón o preservativos aumenta la protección para prevenir embarazos no deseados y el contagio de enfermedades de transmisión sexual, pero una gran parte de la población se niega a usarlo. Existen problemas cuyo denominador común es la falta de educación sexual: embarazos no deseados, adolescentes embarazadas y abandonadas, violaciones, acoso sexual y violencia hacia las mujeres, feminicidios, etc.
Está comprobado que el consumo de tabaco provoca graves daños a la salud de la población y se ha logrado imponer a las compañías tabacaleras el uso de advertencias sobre el peligro del consumo de cigarros en cada cajetilla, sin embargo, buena parte de la población continúa fumando. En esta pandemia global del covid se ha demostrado que el uso de cubrebocas, el mantener distancia física, el constante uso de gel ayuda a evitar el contagio, pero sin embargo, millones de personas en el mundo entero evitan usar cubrebocas o lo usan en forma incorrecta, continúan teniendo reuniones sociales y contacto físico con otras personas, no guardan debida distancia física. El avance de la pandemia no sólo puede ser atribuible a la velocidad de contagio del virus, la falla en la estrategia de los epidemiólogos consistió en no contemplar la variable del comportamiento humano que ignoró las advertencias de las autoridades sanitarias y no siguió el protocolo sanitario, por lo que las cifras de contagio y fallecimientos continúan disparándose todavía en la cuarta oleada del virus y después de dos años de pandemia. Existe la necesidad de una educación para la salud.
Podría seguir mencionando varios ejemplos de problemas y necesidades sociales que pueden resolverse sin necesidad de acudir a las universidades a estudiar una profesión. Existe una falsa creencia en la mayoría de la población de que el no tener estudios los hace sentir inferiores en comparación de aquellas personas que presentan documentos que revelan un nivel alto de estudios. Es una percepción equivocada porque el grado de estudios no refleja una verdadera educación. Existe un dicho popular que lo refleja con claridad: “el Doctorado no quita lo tarado”. En mi experiencia de 33 años actuando como profesor universitario, puedo comprobar la total veracidad de este dicho porque el mismo surgió dentro del ámbito universitario y conocí personas con grado de Doctores en varias disciplinas que actuaban como verdaderas divas académicas, aventando sus títulos por delante en sus presentaciones y exigiendo poner su grado académico antes que su nombre personal o apellido y actuaban como miembros de un Club de privilegiados que miraban por debajo del hombro a todo aquel que no tuviera su mismo grado de estudios.
La educación formal no está por encima de la educación informal, ¿en qué consiste ésta última? Intentaré describirlo de una manera sencilla. La educación informal es el conjunto de aprendizajes que adquirimos desde que nacemos hasta que fallecemos y este aprendizaje se da a través de un proceso llamado socialización. En el proceso de socialización participan diferentes instancias socializantes, la familia, la escuela, la iglesia, los grupos de amigos, los medios masivos de comunicación, internet y redes sociales, etc. A través de este aprendizaje informal aprendemos formas de comportamiento, valores, actitudes, percepción y formas de pensamiento que van cambiando de acuerdo a las etapas de desarrollo psicosocial por las que atravesamos (infancia, pubertad, adolescencia, juventud, adultez y vejez).
Es un proceso de aprendizaje no valorado socialmente ya que por lo regular cuando alguna persona dice “quiero aprender”, por lo regular recibe respuestas como “si quieres aprender ve a la Universidad”, “ponte a estudiar”, “busca un buen maestro que te enseñe”, etc. Esta concepción del aprendizaje hace referencia a la educación formal descrito en al capítulo anterior y que se recibe en las escuelas donde autoridades educativas deciden quien aprendió , quien no y entregan certificados de un aprendizaje obtenido con la expectativas de que sean credenciales que faciliten la incorporación al mercado laboral. En este estamos hablando de un aprendizaje formal que se adquiere en las instituciones educativas que forman parte del sistema social en general, un sistema que como hemos visto es excluyente porque el porcentaje de personas que pueden realizar estudios universitarios es un número muy reducido en comparación con el total de la población que estaría en condiciones de recibir educación universitaria.
Pero existe otro tipo de aprendizaje que podemos llamar educación informal del cual no se habla pero que no puede seguir siendo ignorado, sobre todo en el contexto de una sociedad en crisis en la cual existen grandes problemas sociales que requieren de la participación colectiva en la toma de decisiones y para lo cual debemos lograr un empoderamiento colectivo para crear una democracia participativa. Sin duda alguna todos hemos escuchado la expresión “la escuela de la vida”, que hace referencia a experiencias de aprendizaje que hemos obtenido en las calles, en el trabajo, en el vecindario, con los grupos de amigos, etc.
En Psicología se conoce a este aprendizaje informal como socialización que podría definirse como el proceso mediante el cual el ser humano aprende la información de su entorno, las normas de convivencia, valores, costumbres, el lenguaje, etc., que le permiten integrarse y relacionarse con las personas que le rodean. Este aprendizaje informal se da desde que nacemos hasta que fallecemos, surge en cualquier lugar y con cualquier persona, por lo que podría afirmarse que aprendemos en cualquier lugar, con cualquier persona y en cualquier momento.
Para clarificar esta afirmación, describiré un concepto llamado interinfluencia interpersonal, todos tenemos una personalidad psicosocial que consiste en una personal forma de actuar, pensar y sentir, que es el resultado de la interinfluencia que hemos mantenido con las diferentes figuras significativas en los distintos grupos a los que pertenecemos o hemos pertenecido. En las relaciones interpersonales se un proceso de interinfluencia que consiste en el hecho de que somos influidos por los demás y ejercemos un influencia hacia los demás. Nuestra percepción personal está basado en la existencia de estereotipos, prejuicios y creencias que determinen que con la simple observación de una persona experimentemos una aceptación o rechazo de ellas.
La estatura, el color de la piel, la contextura del cuerpo, la vestimenta, la forma de hablar, los mensajes enviados o recibidos en forma no verbal, son parte de la comunicación interpersonal. Recordemos que en la comunicación interpersonal existe un 30 % de mensajes verbales y un 70% de mensajes no verbales. Estudios sobre comunicación interpersonal realizados en Psicología, demuestran que es un proceso circular y no lineal, es decir, antes se explicaba la comunicación como un proceso lineal en el cual una persona actuando como emisor (E), enviaba un Mensaje (M) hacia otra persona que recibía el mensaje actuando como receptor (R).
Pero las investigaciones demostraron que el receptor (R) respondía al mensaje enviando una respuesta actuando como emisor (ER), hacia quien envió el mensaje (E), quien recibía la respuesta actuando como receptor (ER). ¿Qué significa esto? Que todos actuamos como emisores y receptores simultáneamente, que todos influimos y somos influidos por los demás. Que todos aprendemos al mismo tiempo que enseñamos. Los padres enseñan a sus hijos con sus comportamientos cotidianos, se convierten en sus maestros. Los maestros enseñan algo más que sus conocimientos (sus actitudes, valores, hábitos, etc.). Los padres aprenden educando a sus hijos, los niños también enseñan a sus padres y abuelos, es decir, todos podemos enseñar y aprender unos de otros. Todos podemos actuar como agentes de cambio social aprovechando el poder que tenemos para influir sobre los demás y que todos podemos construir un liderazgo social, horizontal, compartido y distribuido.
La sociedad de la información nos proporciona acceso gratuito a todo tipo de información que se encuentra disponible en internet, esto nos brinda la oportunidad única de autoeducarnos, de estudiar por nuestra cuenta, sin necesidad de ir a escuela alguna. No necesitamos educación formal para aprender y estudiar, sólo necesitamos un alto grado de motivación y compromiso para estudiar libremente por convicción personal. La educación informal es una alternativa para aquellas personas que por diversos motivos no pudieron acudir a escuela alguna, todos tenemos acceso a la información que nos puede ayudar a crecer como personas y adquirir más conocimientos con nuestro esfuerzo personal, eligiendo las lecturas que nos permitan comprender mejor nuestra realidad social.
En esta sociedad inmersa en una crisis social que se manifiesta en crisis económica, crisis política, crisis ambiental y crisis de salud, podemos encontrar una gran cantidad de movimientos colectivos que se encuentran luchando en defensa de sus derechos y quienes participan en esas luchas obtienen un aprendizaje, porque también existe un aprendizaje basado en las luchas sociales. La participación en las luchas sociales se ha convertido hoy en día en una nueva fuente de aprendizaje. ¿Qué es lo que se aprende en las luchas sociales?: se aprende que no estamos solos, que somos muchos que estamos enfrentando los mismos problemas, que los problemas locales que enfrentamos en el contexto de la globalización, tienen un origen global.
Aprendemos a crear vínculos de colaboración y a crear nuevos conocimientos porque cada persona tiene conocimientos basados en sus vivencias personales y al interactuar con otras personas que también traen consigo sus propios conocimientos, se genera una epistemología de saberes, es decir, se crean nuevos conocimientos porque la suma de todos los saberes permite construir un conocimiento que se ha enriquecido con las aportaciones de todos los que participan en esas luchas. Pero lo más importante que se aprende en las luchas sociales es que todos tenemos historicidad, es decir, actuando en forma colectiva y unida, logramos construir un empoderamiento colectivo que nos da la suficiente fuerza como para cambiar el rumbo de la Historia y darle el rumbo que nosotros queramos.
La educación como proceso de liberación social
En una sociedad con gran desigualdad social, la educación debe contribuir al cambio social y la fuerza del cambio social debe provenir de la concientización y generación de un compromiso social de parte de las mayorías que viven en condiciones de opresión, marginación y exclusión social. A través de la participación en las luchas sociales los individuos generan un aprendizaje que contribuye a transformarlos en ciudadanos críticos, que de manera consciente reflexionan sobre sus condiciones de vida y deciden luchar para cambiar la realidad que los oprime.
En este contexto nos encontramos con otro tipo de necesidad social que se traduce en una necesidad de educación informal, me refiero a una educación política, en la cual los educadores debemos contribuir a impulsar este tipo de educación en las comunidades a través de nuestra incorporación a los diferentes colectivos que están luchando en defensa de sus derechos laborales, humanos y sociales, partiendo de la premisa de que como trabajadores de la educación, no estamos exentos de las agresiones del neoliberalismo a nuestros derechos laborales y como ciudadanos, también sufrimos el impacto negativo de los proyectos de privatización de los servicios públicos.
La educación ideal es aquella que se basa en la fusión del aprendizaje formal con el aprendizaje informal, es decir, fusionar el conocimiento científico con el conocimiento popular del individuo común y esto se puede lograr al estimular la participación social de los ciudadanos para construir una democracia participativa.
La lograr la educación ideal, la educación en las universidades debe abandonar el enfoque pasivo del aprendizaje e involucrar a los estudiantes en un proceso colectivo de producción de un aprendizaje participativo que genere una producción de conocimientos, retomando la premisa de que todo acto educativo es un acto político, ya que en el contexto de crisis social no hay lugar para la neutralidad o la indiferencia social.
La aplicación de teorías basadas en el conocimiento producido por la acción servirán como fundamentos para el desarrollo de la democracia participativa en la discusión de asuntos públicos y quienes egresen con el aprendizaje de esta metodología podrán ejercer un rol de agentes de cambio social, reproduciendo esta metodología participativa en los diferentes colectivos que se encuentran luchando en estos momentos a nivel global. Los educadores debemos educarnos nosotros mismos respecto a la crisis de la educación, los peligros de la educación privada, el riesgo de desaparición de los sindicatos, la baja en la calidad de la educación y educar a las comunidades en los impactos negativos para nuestra sociedad del impulso privatizador a la educación pública.
La educación formal podría servir para lograr una liberación social y contribuir a la transformación de nuestra sociedad, pero lo que debemos evitar es seguir con la tendencia que se observa en las escuelas y universidades de no preocuparse por formar ciudadanos con pensamiento crítico que contribuyan a luchar en por la defensa de los derechos humanos, en contra de la corrupción imperante, por la democratización de su país y en contra de las injusticias sociales.
Actualmente los que egresan de las universidades son profesionistas que utilizan sus conocimientos especializados para ponerlos al servicio de las grandes compañías transnacionales, buscando grados académicos para obtener mayores ingresos. En ese sentido, la Escuela y las Universidades como instituciones baluarte del sistema social, no son ajenas a la crisis de las instituciones que forman la estructura de nuestro sistema social, ya que han perdido la función social que mantenían como lugar donde se producía el conocimiento científico, se desarrollaba el pensamiento crítico.
La educación ha perdido su función de liberación social para convertirse en un proceso de adiestramiento que forma futuros consumidores que apoyarán el ciclo de producción masiva de productos y consumo masivo de los mismos. Lo que hoy se enseña en las universidades es un conocimiento tecnocrático en el cual está ausente el pensamiento crítico, la formación de un pensamiento autónomo y la construcción de un conocimiento científico basado en un compromiso social. La educación de hoy en día ignora el contexto social en el cual tiene lugar y por ello, carece de pertinencia histórica porque no contempla soluciones a los grandes problemas sociales que afectan a nuestras comunidades.
No es posible ignorar la vinculación existente entre la crisis de la educación y la crisis global del sistema neoliberal capitalista, de igual forma tampoco puede ignorarse la vinculación que existe entre la necesidad de luchar por una educación que cumpla una función social de liberación y las luchas que se están dando a nivel global en contra de las reformas neoliberales que se aplican en diferentes países afectando derechos laborales, humanos y sociales.
La educación no es ajena a la política, al contrario es en sí misma un acto político y en ese sentido en el actual contexto no pueden existir docentes “apolíticos”, porque si hay una profesión que no puede (ni debe) desentenderse de la política, es la docencia. Un buen docente debe ubicar el contexto social donde imparte su educación, debe problematizar el estado de la realidad en la que se encuentra. “Los educadores progresistas precisan convencerse de que no son meros docentes -eso no existe-, puros especialistas en la docencia. Nosotros somos militantes políticos porque somos maestros y maestras...además de la seriedad y la competencia de los contenidos de nuestra enseñanza, nuestra tarea exige compromiso social y nuestra actitud en favor de la superación de las injusticias sociales. Es necesario desenmascarar la ideología del discurso neoliberal, a veces llamado modernizador, que trata de convencernos de que así es la vida”. (Paulo Freire. Cartas a quien pretende enseñar. 2,002).
La educación debe utilizarse como un proceso de liberación individual y social, porque consiste en un proceso concientizador de la realidad que estamos viviendo y la realidad contemporánea se caracteriza por una enorme desigualdad social que beneficia a unos pocos y provoca un enorme sufrimiento colectivo. La educación debe servir para crear agentes de cambio social que generen una transformación social en el sentido de terminar con la corrución, las injusticas y la impunidad, para construir una real democracia en nuestra sociedad y la manera de hacerlo es construyendo una democracia participativa.
Conclusiones
Vivimos en una sociedad inmersa en una crisis permanente en la cual se observa una gran problemática social provocada por actos de corrupción, injusticias e impunidad que generan un sufrimiento colectivo que afecta a una gran mayoría de personas que se encuentran en estado de marginación y exclusión social, por lo que surge la necesidad de transformar el modelo socioeconómico que está provocando el incremento de la desigualdad social.
Necesitamos comprender el origen de los grandes problemas que afectan a nuestras comunidades y la manera de hacerlo es construyendo constructos teóricos provenientes del conocimiento científico adquirido en el contexto de la educación formal y que sumemos este conocimiento al aprendizaje de las luchas sociales tanto del pasado como del momento presente, para pasar a una acción consciente que nos permita lograr un cambio social. Ese es el sentido de la educación política, desarrollar una toma de consciencia colectiva que permita comprender que a través de la participación ciudadana en la discusión y análisis de los problemas que afectan a nuestras comunidades, podremos lograr un empoderamiento individual y colectivo, un aprendizaje a través de la acción que tienda a modificar las condiciones de vida en nuestra existencia y que toda acción humana está atravesada por la política.
Vivir en sociedad, interactuar con quienes compartimos espacio y aire es parte de nuestra experiencia cotidiana, esta existencia en sociedad nos conduce a pensar que todos compartimos el ágora, es decir, el espacio público y junto con los demás protagonizamos nuestro propio pensar, comprender lo que sucede en el momento histórico que nos tocó vivir y lograr un pensamiento colectivo que apunte hacia la construcción de un mundo mejor, uniendo esfuerzos a través de la acción para lograr un cambio social hacia un mundo mejor del que vivimos actualmente.
En el camino recorrido en busca de una nueva política llegamos a encontrar que el aprendizaje obtenido a través de las experiencias nos permite crear una concepción de la política, en los cual la pluralidad se presenta como una condición de la acción y esta acción es consecuencia en una condición del pensamiento, porque la interpretación de la acción es el resultado de la política, y la acción es resultado de la libertad de la palabra, pensamiento autónomo y de los actos ejercidos con libertad. La pluralidad en el acto de pensar la libertad de expresar por medio de la palabra estos pensamientos a través de la acción, nos permite construir un pensamiento crítico y una posición que al final resulta ser una posición política.
En una sociedad caracterizada por una enorme desigualdad social, escuchar la palabra de aquellos que no tienen derechos ni se relacionan socialmente entre sí y que por los mismo resultan ser prescindibles, constituye una forma de hacer política porque aquellos marginados ejercen su libertad de alzar la voz para ser escuchados y con ellos expresan el mensaje de su reclamos a defender su condición humana y exigencia de respeto a sus derechos humanos.
La manipulación de la realidad producida por quienes se encuentran en el poder político y económico ha provocado una negación de no querer ver y no querer actuar en asuntos relacionados con la política, los ciudadanos no se interesan por el Estado político ni por la política estatal ya que no esperan que de ello provenga la solución de los problemas que enfrentan en sus vidas privadas. De esta manera nos encontramos con un círculo vicioso en el cual la indiferencia política y la apatía de los ciudadanos, se complementa con la despreocupación del Estado de no cumplir con sus obligaciones como funcionarios públicos que deben atender las necesidades sociales y servir a la sociedad civil.
Por lo que la principal necesidad que enfrentamos hoy en día es la de eliminar la actitud de rechazo “a la política” que se observa en buena parte de la población. Necesitamos darle un nuevo sentido a la política y considerarla como la búsqueda y apreciación de la vida humana. dejar de creer que otras personas o instituciones vendrán a resolver los problemas que nos están afectando. Necesitamos dejar de creer en políticos que se aprovechan de la ignorancia política en la que está inmersa una gran parte de la población. La política no son los acuerdos realizados en lo oscuro por quienes viven de la política, no son las alianzas entre partidos políticos que toman acuerdos que los benefician pero que afectan a los intereses de la población, especialmente la población marginada.
Necesitamos dejar de creer en aquellos partidos políticos que son creados bajo la concepción de que la política es una fuente de enriquecimiento para quienes se dedican a la política. Debemos empezar a creer en nosotros mismos, reconocer que todos sin excepción alguna, tenemos un potencial humano que no lo aprovechamos en toda su plenitud, si recordamos el proceso de interinfluencia interpersonal, debemos reconocer que todos tenemos capacidad de liderazgo y podemos contribuir a la causa de una verdadera transformación social. Tenemos que realizar un esfuerzo educativo que tenga como finalidad el lograr que los individuos reconozcan su autonomía, desarrollen un pensamiento autónomo y crítico e identifiquen los lazos de solidaridad que los unen con los demás integrantes de la sociedad.
El reconocimiento de nuestra capacidad para generar cambios sociales si actuamos en forma unida y organizada, nos debe proporcionar la confianza suficiente como para elevar nuestra autoestima y empezar a vernos como “estrellas en ascenso”, en la medida que con el aprendizaje obtenido cada día avanzamos en nuestro conocimiento de la realidad, en el autoconocimiento y creando un empoderamiento individual, que al unirlo en la acción política, nos permitirá construir un empoderamiento colectivo, que podremos usarlo como fuerza social para crear un poder popular que nos permita enfrentar los planes de privatización, violación de derechos humanos y destrucción de nuestro planeta por parte del poder corporativo que cuenta con el apoyo del poder político.
Se supone que vivimos en un Estado de Derecho en el cual existe un respeto a las leyes y nadie está por encima de las mismas, pero la realidad demuestra lo contrario, cuando vemos que quienes forman parte del poder político económico incurren en actos de corrupción que provocan verdaderas injusticias al perjudicar derechos humanos, laborales y sociales, sin que existan consecuencias legales a quienes rompen las leyes para beneficiarse a sí mismos. El poder económico viola las leyes del Estado de derecho y con estas acciones rompe el contrato social que concebía al Estado-Nación como guardián que garantizaba el bienestar social de la población.
La ausencia de justicia social, la impunidad en los actos de corrupción, la explotación laboral y la explotación irracional de los recursos naturales por parte de un sistema social que intenta vendernos la idea de una riqueza infinita en un mundo con recursos finitos, sólo nos conduce por un camino que nos lleva a la autodestrucción y a la destrucción de nuestro planeta.
En estas condiciones se impone la lucha social para lograr construir un mundo mejor y en curso de esta lucha, la desobediencia civil es un recurso que en un momento dado puede contribuir a la mejora en las cuestiones políticas y lograr la restauración de la justicia en los espacios públicos.
No podemos permitir que la ignorancia avance en nuestra sociedad, debemos evitar que la tecnología siga contribuyendo podemos utilizar las herramientas que nos da la tecnología para ampliar nuestra consciencia social. La educación que recibimos y que determinan nuestra forma de pensar sentir y actuar, proviene de dos ámbitos distintos entre sí, pero que no son excluyentes, sino que al contrario se complementan uno al otro: el sistema de educación formal y el aprendizaje informal que se adquiere desde el nacimiento hasta el fallecimiento.
El conocimiento que proviene de ambos tipos de educación (educación formal y aprendizaje basado en las luchas sociales) nos ayuda no sólo a lograr una mejor comprensión de la la realidad, sino que también nos permite impulsar un proceso colectivo de transformación social a través del aumento de la participación social, la aceptación de nuestro papel como sujetos políticos y la construcción de una verdadera democracia participativa.
Con la transformación de la educación formal como proceso de liberación social, el reconocimiento del aprendizaje obtenido a través de las experiencias, el uso de la tecnología para el autoaprendizaje y la toma de consciencia de cada ciudadano de su autonomía, germinaríamos la idea de un nuevo comienzo utilizando la capacidad humana de criticar, razonar y juzgar para generar un consenso acerca del papel que debe jugar el Estado en la construcción del bienestar social, de la responsabilidad social de los funcionarios como servidores públicos.
Estamos viviendo un momento histórico en el cual los políticos ya no están gobernando en defensa de los intereses de quienes dicen representar, ya que están determinados por las fuerzas del mercado en el contexto de la globalización y por ello, los ciudadanos debemos aumentar nuestra participación social y y crear al “ciudadano globalizado”. Un nuevo tipo de ciudadano que comprenda que los problemas locales tienen un origen global y que sólo a través de la acción colectiva, organizada y unida, se podrán defender los derechos violados y construir un nuevo modelo de sociedad que realmente se caracterice por la existencia de una democracia participativa, prevalencia de justicia y de la igualdad social.
Esta construcción de un nuevo tipo de ciudadano implica el proceso de formar y fortalecer la ciudadanía es un proceso político y de quehacer político, es un modo de desarrollar una sociedad civil fuerte, participativa, reflexiva y consciente de sus derechos y deberes, a través de un proceso educativo que desarrolle una revolución de sus consciencias. Necesitamos construir un nuevo tipo de ciudadano que identifique el vínculo entre lo privado y lo público, entre lo personal y lo político, entre lo local y lo global.
Con esta vinculación podremos terminar con la incertidumbre que nos rodea y actuar como agentes de cambio social para lograr crear las condiciones que permitan discutir libremente los asuntos públicos y los modelos de vida que la población prefiere y tomen las medidas pertinentes para construir ese nuevo mundo. La educación juega un papel importante en el empoderamiento psicológico individual y colectivo, ya que incluye cambios en la autoimagen, en la percepción de la realidad como una construcción social que puede ser modificada y en el reconocimiento de que se cuenta con el potencial humano para lograr la transformación social a través del involucramiento en actividades que permitan ejercer un control en el ambiente social y político. La educación puede cumplir con el desarrollo de una acción participativa comprometida con con el objetivo de lograr la transformación de nuestra sociedad.
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La sociedad de la ignorancia
Nos estamos volviendo menos inteligentes, más cerrados de mente e intelectualmente limtados por la tecnología. Lucía Blasco. Febrero del 2,021
Por qué se perdió el prestigio del docente y como recuperarlo?
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Yescas, Oscar: El neoliberalismo y su impacto en las universidades públicas
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Yescas, Oscar: Poder corporativo vs. Poder popular
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Yescas, Oscar: La ignorancia como fuerza alimentadora del covid-19
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Yescas, Oscar: Algo está pasando y usted no sabe que es¡
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Yescas, Oscar: El compromiso social del trabajador intelectual
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/el-compromiso-social-deltrabajador.html
muy interesante, estimado -PROF-COLEGA.
ResponderEliminarQue interesante tu blog, volveremos a él con más tiempo. Te invitamos a participar del grupo público de facebook Homenajeando a Paulo Freire, dentro de la Pág. de La Porfiada Memoria. Abrazo fraternal
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