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jueves, 24 de febrero de 2022

 Pensamientos sobre la lucha de los jubilados de Hermosillo

Oscar Yescas Domínguez

24 de febrero del 2022

Uno de los autores cuyas lecturas han influido sobre mi pensamiento y acción son las del filósofo Corneluis Castoriadis, casualmente de origen griego, la nación donde nació la filosofía y la democracia que se extendieron como forma de vida por la mayor parte del mundo y que dieron origen a lo que hoy se le llama pensamiento occidental, es decir, a las prácticas de democracia. Recuerdo con precisión una de sus frases que escribió este autor en su libro “Sujeto y verdad en el mundo histórico-social”, que es una recopilación de los seminarios que impartió durante 1986 y 1987 donde habla sobre la creación humana. La frase a la que me refiero es la afirmación que hizo de que hay dos principios fundamentales en política: saber llegar al poder y saber gobernar.

Obviamente no hablaba de la concepción de la política que predomina en la mayoría de la población, que la concibe como una forma de enriquecimiento personal a través de la desviación del presupuesto público, sino más bien como la discusión colectiva sobre asuntos públicos por parte de los ciudadanos que participan en ejercicios de democracia participativa y toman decisiones colectivas para solucionar problemas públicos. Bajo esta perspectiva de la política los ciudadanos tienen la capacidad de cuestionar a la sociedad, cuestionar a los políticos que gobiernan y cuestionarse a sí mismos.

Este autor parte de la premisa de que la historia de la humanidad es una creación humana que el mundo en que vivimos no tiene nada de divino, que existe una construcción social de la sociedad en la que vivimos ya que es una creación humana y las instituciones que forman parte de nuestro sistema social son también creaciones humanas, lo cual quiere decir que son susceptibles a recibir modificaciones y cambios implementados por decisiones de la propia ciudadanía y no sólo por decisiones de la élite gobernante. La base de la democracia radica en la participación social de los ciudadanos que se perciben a sí mismos como sujetos políticos que actúan en forma organizada y colectiva para construir la democracia en los diferentes ámbitos de convivencia social.

Esta concepción de la política nos lleva a la necesidad de crear una democracia real en la que los ciudadanos tengamos la autonomía y capacidad para tomar decisiones colectivas y comportarnos libremente, para ejercer la crítica social y la autocrítica, desarrollar la capacidad de realizar cuestionamientos sin límite acerca de nuestras condiciones de vida, de las formas como somos gobernados y sobre todo, que los ciudadanos tengan la capacidad para realizar cuestionamientos al comportamiento de quienes ocupan cargos públicos y que perciben altos sueldos en su actuación como servidores públicos, mientras más alto el cargo que ocupen mayor deberá ser su responsabilidad en procurar el bienestar social de la comunidad que gobierne.

La capacidad de cuestionar a la sociedad en su conjunto fue la base del surgimiento de movimientos sociales que en el siglo pasado desarrollaron un pensamiento autónomo, cuestionaron a la sociedad en que vivían y a través de la movilización colectiva y organizada, lograron conquistar con la lucha social diversas libertades parciales, derechos humanos colectivos, derechos laborales que se consagraron en diversas constituciones y prestaciones sociales que se incluyeron en contratos colectivos de trabajo. Este tipo de derechos y prestaciones sociales que las nuevas generaciones dan por sentado, no fueron concesiones del Estado o de los patrones, en realidad fueron arrancadas por largas luchas de los movimientos colectivos de trabajadores organizados y de la ciudadanía que mostró un gran compromiso social.

Lamentablemente, en este siglo XXI vemos que esos mismos derechos, libertades y prestaciones sociales están en proceso de desaparición por la implementación de políticas neoliberales inspiradas en un fundamentalismo de Mercado cuyos promotores difunden la distorsionada idea de que el Mercado es la solución a todos los problemas sociales y debemos tener presente que estamos en un momento histórico en el cual la economía se divorció de la política y parte de los cambios sociales que estamos viviendo es el surgimiento de un poder corporativo que se impone al poder político, obligando a los Estados-Nación a implementar reformas en las constituciones de varios países para desmantelar un conjunto de prestaciones con el argumento de promover la inversión privada extranjera, discurso con el cual ocultan el verdadero objetivo que consiste en debilitar y desaparecer las instituciones públicas para eliminar las prestaciones sociales, para proceder a privatizar todos los servicios públicos y con ello maximizar la obtención de beneficios económicos para las grandes corporaciones.

La mayoría de las personas piensan que vivimos en una democracia occidental y su argumento principal es que tenemos la libertad de elegir a quienes nos gobiernan. Podríamos aceptar este argumento pero de manera parcial porque la democracia que vivimos se limita a la democracia política, se ejerce la libertad de elegir a futuros gobernantes en épocas de elecciones y después la democracia desaparece. Esta libertad la ejerció el pueblo mexicano cuando participó en las elecciones presidenciales en el 2018 para sacar del poder al prianismo y terminar con décadas de una dictadura perfecta, y votar en forma masiva a favor de un nuevo partido que se estrenaba participando en elecciones presidenciales, postulando a un candidato, Andrés Manuel López Obrador que contendía en elecciones presidenciales por tercera ocasión, ya que en dos veces anteriores (2006 y 2012) le fue robado el triunfo por la alianza entre el Pri y el Pan.

El triunfo de Morena y de AMLO sorprendió al mundo entero porque se dió en un momento histórico en el cual existía en el escenario internacional un autoritarismo en la forma de gobernar, porque el neoliberalismo promovía la corrupción a nivel internacional para eliminar derechos laborales y prestaciones sociales, lo que fue el motivo para que en varios países surgieran revueltas sociales y movimientos masivos de protesta y para defender derechos laborales y en rechazo al aumento de tarifas en servicios públicos y productos básicos.

En esa jornada electoral el pueblo mexicano dio el ejemplo de que la democracia política todavía puede funcionar, si aumenta la participación de la ciudadanía y la población actúa en forma colectiva, organizada y unida. En aquel momento histórico Morena surgió como el “partido de la esperanza” que ayudaría a terminar con la corrupción y la impunidad que estaban incrustados en los tres niveles de la estructuras del gobierno en México. Es indudable que Andrés Manuel López Obrador supo como llegar al poder, después de ser objeto de fraude electoral en dos elecciones presidenciales. Tomó la iniciativa de recorrer el país para formar la estructura de un nuevo partido en un contexto social en el cual existía un hartazgo social, que permitía predecir que de presentarse un nuevo fraude electoral en el 2018, podría surgir un estallido violento a través de la lucha armada. Afortunadamente, el pueblo mexicano depositó su esperanza del cambio en Morena y con una masiva votación evitó la consumación de un nuevo fraude y AMLO se convirtió en el Presidente que más votos ha recibido en la historia electoral de México.

Sin embargo, el encanto duró poco, porque dentro de la estructura del nuevo partido en el poder (Morena) se incrustaron en puestos de poder, elementos que procedían del Pri y del Pan y aquellos militantes de izquierda que se sumaron al movimiento de regeneración nacional fueron relegados, tanto en la selección de candidatos a puestos de elección popular, como en puestos del nuevo gobierno. Por otro lado, Morena una vez en el poder, dejó de ser un movimiento de masas para convertirse en un partido político y se alejó de los movimientos colectivos que continúan luchando por diversas causas dejando a su suerte a quienes continuaban luchando contra las injusticias, la corrupción y la desigualdad social.

El Partido de Morena liderado por AMLO supo llegar al poder promoviendo el lema “Juntos haremos historia”, pero una vez en el poder podría decirse que quien ha sabido gobernar, ha sido sólo el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien aumentó su nivel de aceptación popular después de implementar una serie de acciones que cumplían con sus promesas de campaña y que tienden a recuperar la soberanía nacional y recuperar parte del bienestar económico y social perdido en más de 70 años de dictadura perfecta del Prian.

Pero los funcionarios menores de Morena no siguieron el ejemplo y su forma de gobernar resultó ser más de lo mismo ya que gobernaron con autoritarismo, prepotencia y menosprecio a la población. Ese fue el caso de la capital sonorense donde funcionarios de Morena impusieron en el 2,018 como candidata a Presidenta Municipal a Célida López, una figura reconocida públicamente como militante del Pan, quien se afilió a Morena semanas antes de las elecciones y por razones no aclaradas todavía, logró presentarse a las elecciones representando a Morena en la contienda por la Presidencia Municipal de la capital sonorense.

Obviamente obtuvo el triunfo por “el efecto AMLO”, ya que para los ciudadanos hermosillenses representó una desagradable sorpresa ver su nombre en la boleta electoral, pero como prevalecía un sentimiento de derrotar al prian, miles de hermosillenses votaron cumpliendo con la consigna “5 de 5” aunque esto implicaba votar a favor de esta persona en contra de su voluntad. Durante sus tres años de gestión provocó un gran malestar entre los ciudadanos hermosillenses por su autoritarismo, sordera a peticiones de colectivos ambientalistas que se opusieron a la venta del terreno púbico denominado El Cárcamo que era utilizado por ligas deportivas para jugar beisbol y futbol, así como por grupos de ambientalistas que se opusieron a la intención de venta de ese terreno. Por lo que la imagen de Morena en su debut como Gobierno municipal en la capital sonorense quedó manchada y perdió apoyo popular porque los dirigentes locales y estatales de Morena la dejaron gobernar a su antojo.

La democracia electoral que llevó a Morena en el poder que implicaba la libertad de elegir a candidatos a puestos de gobierno popular, terminó al interior de ese partido cuando sus dirigentes impidieron a sus militantes y simpatizantes proceder a realizar un ejercicio democrático para elegir a los candidatos a puestos de elección popular en las elecciones del 2021, ya que desde la cúpula del poder impusieron una lista de candidatos que surgió de una “encuesta para identificar a los personajes más populares”. Morena implementó un nuevo fraude, el fraude de las encuestas electorales y sostuvo un prolongado silencio ante las protestas de sus propios militantes que llegaron al extremo de tomar las oficinas del Partido de Morena Sonora.

En estas elecciones del 2021 en Sonora, Morena mostró un rostro de autoritarismo, insensibilidad e intolerancia al imponer esa lista de candidatos surgidos a través de una cuestionable encuesta. Lo más grave de esos hechos fue que Célida López que logró construir un rechazo popular de los ciudadanos hermosillenses, aparecía como candidata a la Presidencia de Hermosillo, es decir, pretendía reelegirse y para lograrlo contó con el apoyo de los dirigentes de Morena en Sonora y de Hermosillo, así como del actual Gobernador Alfonso Durazo quien la presentó como “su queridísima amiga”, con quien gobernaría una vez que ganara el puesto de Gobernador del Estado.

Célida López no supo gobernar durante los tres años que estuvo como Presidenta municipal y sus intenciones de reelegirse, contando con el apoyo de los dirigentes de Morena, provocó que el debut de Morena como partido en el poder de la capital sonorense, fuera un debut y despedida, ya que la ciudadanía sonorense le dio un voto de castigo a Morena votando en contra de Célida López. Después de esta humillante derrota, “su queridísimo amigo” Alfonso Durazo no titubeó en apoyarla de nuevo ordenando crear la Secretaría de Turismo para poner a Célida López al frente de esta Secretaría de Estado, garantizándole con ello recibir un sueldo como Secretaria de Estado por los próximos seis años. Célida López resolvió su futuro económico ocupando un puesto para el cual no está calificada y abrió el camino para que el Pan recuperara la capital sonorense. El sentimiento y moral del pueblo hermosillense se vio ofendido una vez mas por esta acción del nuevo Gobernador, mostrando con ello su primer falla en su gestión de gobierno.

Este largo contexto explica como llegó al poder Antonio Astiazarán, actual Presidente Municipal de Hermosillo representando al Partido Acción Nacional. Este personaje que gobernó en formas cuestionables el puerto de Guaymas como Presidente Municipal y que dejó innumerables cuentas pendientes, acusaciones de corrupción y autoritarismo, no supo como llegar al poder. El poder llegó a él gracias a los errores políticos cometidos por los dirigentes de Morena y del apoyo del actual Gobernador a quien pretendía reelegirse en forma cínica en la Presidencia Municipal de Hermosillo.

Antonio Astiazarán no utilizó una estrategia que le garantizara llegar al poder, le llegó de forma inesperada y en los hechos está demostrando que no sabe gobernar, porque en los primeros meses de su gestión como Presidente Municipal, toma la decisión unilateral de eliminar una serie de prestaciones sociales a un grupo que percibió en estado vulnerable y aislado socialmente: el grupo de jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo. Un grupo de personas de la tercera edad quienes al momento de aceptar su jubilación dejan de pagar cuotas al sindicato y en consecuencia dejan de pertenecer al mismo por lo que quedan indefensos ante cualquier agresión a sus derechos y prestaciones sociales.

Como jubilados son derechohabientes del Isssteson y han padecido el desabasto de medicamentos que hemos padecido todos los que dependemos de este instituto para mantener nuestra salud y abasto de medicamentos. Esto significa que los jubilados del Ayuntamiento (personal de limpia pública, bomberos, policías y personal administrativo retirado), quienes percibieron bajos sueldos durante su vida laboral y en consecuencia reciben bajas pensiones, se vieron ante la crisis del Isssteson, en la necesidad de comprar de su bolsillo los medicamentos y pagar consulta médica.

De un día para otro reciben la noticia de que el nuevo Presidente Municipal Antonio Astiazarán firmó un nuevo convenio con los representantes sindicales en el cual se eliminan las prestaciones que venían disfrutando desde hace años (ayuda para despensa, apoyo para pagos de cirugías mayores, apoyo para pagos funerarios, dotación de un lote en el panteón municipal para el jubilado que fallezca, etc.)

Esta decisión de Antonio Astiazarán se anunció utilizando la mentira argumentando que fue el Isaf quien revisó el convenio anterior y le hizo la observación de que “sólo los trabajadores activos tiene derecho a disfrutar de estas prestaciones”. Omitió decir que fue él quien ordenó a la Directora de Recursos Humanos que enviara el anterior convenio al Isaf y que al final de la respuesta de esta institución le recuerda que “el Ayuntamiento de Hermosillo goza de autonomía para tomar sus decisiones”. Lo cual puede interpretarse como que dependía de él seguir con el convenio anterior.

A lo largo de estos dos últimos meses los jubilados del Ayuntamiento han solicitado diálogo con Antonio Astiazarán para resolver este problema que les afecta sobremanera porque son personas con enfermedades crónico-degenerativas y necesitan de este tipo de apoyos. En este período de tiempo han fallecido cuatro jubilados y no les otorgaron a sus familiares los apoyos de gastos funerarios, uso de la funeraria del Dif municipal y menos el lote en el panteón al cual tenían derecho anteriormente.

La cerrazón al diálogo, el autoritarismo mostrado frente a un grupo en estado de vulnerabilidad social, el abuso del poder del Presidente Antonio Astiazarán ha llevado a un punto en el cual los jubilados se han visto obligados a tomar decisiones para ser escuchados como lo es el cerrar vías públicas afectando el tráfico vehicular. Algo que habían evitado hacer utilizando otras estrategias como tomar el Palacio Municipal, el manifestarse en banquetas sin perjudicar el tráfico vehicular, acudir a instancias como la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la Procuraduría de defensa del adulto mayor, etc. Todo esto sin obtener cambio o respuesta alguna del Presidente Municipal.

Con estas nuevas acciones se involucra a la ciudadanía hermosillense al afectar el derecho al libre tránsito por los bloqueos realizados por los jubilados del ayuntamiento en calles céntricas, por estas razones es que la ciudadanía ya no puede seguir viendo este conflicto como algo ajeno a sus vidas privadas, porque por un lado, se trata de una evidente injusticia que comete una persona que abusa del poder que le proporcionó la ciudadanía hermosillense en las elecciones pasadas, un cargo que es público y que por ser un servidor público se esperaría un comportamiento totalmente contrario a la forma como está evadiendo resolver este conflicto y su actuación es injusta, inaceptable y vergonzosa ya que es un funcionario publico que está agrediendo derechos de ex-trabajadores que laboraron durante un promedio de 30 años en la institución que preside y muestra gran insensibilidad, inclusive crueldad, falta de empatía hacia un grupo de personas vulnerables por pertenecer a la tercera edad.

Debido a este tipo de comportamiento de la persona que se presenta como el Presidente municipal de Hermosillo, los ciudadanos de esta capital debemos comprender que no somos ajenos a este conflicto, que el mismo exije definiciones y percibir que el futuro que nos espera en los próximos tres años con esta persona que muestra tales características no será muy halagador. Si consideramos los antecedentes de Antonio Astiazarán y su comportamiento actual veremos un patrón de comportamiento que tiende a perjudicar a quienes dependan de las decisiones que tome y su estilo de tomar decisiones es unilateral, autoritaria y en perjuicio de los demás.

Recientemente el Director del Isssteson despidió de su cargo al SubDirector Médico Danilo Sotelo con el argumento de que “en razón de las necesidades que reclama el servicio”, lo cual puede interpretarse como el no haber cumplido con las expectativas que se esperaban en su desempeño cuando fue contratado. Algo parecido podemos hacer con Antonio Astiazarán si recordamos los planteamientos de Cornelius Castoriadis acerca de las dos premisas fundamentales en política “saber llegar al poder y saber gobernar”, es evidente que Antonio Astiazarán no ha cumplido con ninguna de ellas, ya que su desempeño en el cargo de Presidente Municipal puede calificarse como un “mal gobierno” en sólo pocos meses y ha mostrado no tener las características que debería tener todo servidor público como serían la vocación de servicio, sensibilidad social, empatía con las personas vulnerables, comportamiento basado en una ética del servicio, defensa de la justicia y de la democracia, etc.

La conclusión obvia es que es evidente que esta persona no encaja en el puesto, no está cumpliendo con las expectativas que se esperan de una persona que ocupe el cargo de Presidente Municipal. Si además recordamos que los tiempos han cambiado y la ciudadanía aprendió en la jornada electoral del 6 de julio del 2018 que podemos construir un empoderamiento colectivo si actuamos en forma unida, colectiva y organizada, debemos sentir la confianza de que podemos cambiar esta situación planteando dos alternativas:

1.- Exigir que Antonio Astiazarán se siente en la mesa de negociaciones con los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo para rectificar el error que cometió en su contra al firmar un convenio que los perjudica sin haber sido tomados en cuenta y que dé marcha atrás en ese convenio restituyendo las prestaciones que les fueron retiradas.

2.- En caso de seguir negándose a reconocer que fue un error su actuación y que decida mantener una posición de intransigencia e intolerancia, los ciudadanos debemos organizarnos para realizar una campaña ciudadana que tenga como misión lograr la revocación del mandato de Antonio Astiazarán y que se le despida de su cargo como Presidente Municipal, en base a su cuestionable actuación en este conflicto que el provocó, en el cual ha mostrado una absoluta ausencia de ética en su comportamiento, insensibilidad social, falta de empatía con un grupo vulnerable y una absoluta incapacidad para escuchar y dialogar con miembros de nuestra sociedad como lo son los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo.

Los ciudadanos debemos recordar que las instituciones son creaciones humanas, la institución denominada Presidencia Municipal es una creación humana y podemos hacer válida la premisa de que “el pueblo da y el pueblo quita”, haciendo valer la premisa de que “otro mundo es posible” y lograr justicia para quienes son víctimas de actos de autoritarismo. Es el momento de demostrar que los ciudadanos podemos construir una autonomía en nuestras decisiones personales y colectivas, actuando en forma masiva para construir una sociedad democrática y luchar contra la injusticia que se está cometiendo en contra de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo.

Una sociedad donde no existe la justicia, no puede llamarse una sociedad democrática, la democracia no se limita a la democracia política en la que tengamos libertad de elegir a nuestros gobernantes en forma libre, sino que debe ampliarse hasta construir una democracia social, en la cual exista un respeto a los derechos humanos, laborales y sociales. La forma de lograrlo es aumentando nuestra participación social en asuntos públicos y el caso de la injusticia que se está cometiendo en contra de los jubilados del Ayuntamiento se ha convertido en un asunto público que amenaza con escalar hasta perjudicar a la comunidad hermosillense, todo debido a la incapacidad para escuchar, intransigencia, intolerancia y autoritarismo de una sola persona que en este caso es Antonio Astiazarán, cuyo desempeño en el cargo como Presidente Municipal está ocasionando más daños que beneficios.

Una sociedad autónoma, libre y democrática no podrá existir sin individuos con pensamiento autónomo que ejerzan la crítica social, que tengan libertad de pensamiento, libertad de expresión y autonomía en sus decisiones para proceder a la acción. Individuos que actúen en base a un compromiso con la sociedad en la que viven, que tengan empatía con los débiles y vulnerables, así como la capacidad para indignarse ante actos de injusticia y solidarizarse con las víctimas de abuso de poder económico o político. En el caso de los jubilados del Ayuntamiento es urgente que se solucionen a su favor las peticiones que enarbolan en su lucha porque el Presidente Municipal le apuesta a que el conflicto se resuelva por la vía legal, lo cual tomará mucho tiempo, tiempo es lo que no tienen quienes se encuentran en el ocaso de sus vidas padeciendo enfermedades propias de su edad y además sufriendo injusticias, cerrazón y actitudes intolerantes de quien ocupa un cargo público y su comportamiento está muy lejos de acercarse al perfil de un servidor público.

La resistencia que han mostrado los jubilados del ayuntamiento en la lucha por la recuperación de sus prestaciones sociales, son una lección, no sólo para los trabajadores activos del Ayuntamiento de Hermosillo que guardan un cómplice silencio ante la injusticia que se comete con sus excompañeros de trabajo, también es una lección de aprendizaje para la ciudadanía en general de que cuando se lucha por una causa justa, no importan las enfermedades ni la edad, porque la necesidad obligó a estas personas que pertenecen a la tercera edad a salir de sus casas para exigir la recuperación de sus derechos.


Yescas, Oscar, La lucha de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/01/lalucha-de-los-jubilados-del.html

Yescas, Oscar: La deshumanización en la política (el caso de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo)

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/02/ladeshumanizacion-en-la-politica-elcaso.html

Yescas, Oscar: El grito de los oprimidos

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/02/elgrito-de-los-oprimidos-oscaryescas.html


sábado, 12 de febrero de 2022

 

El grito de los oprimidos

Oscar Yescas Domínguez

12 de febrero del 2022


Durante 33 años pertenecí a un club de privilegiados en la Universidad de Sonora que estaba conformado por cientos de Profesores universitarios que obtuvimos una plaza de Maestro de Tiempo Completo (MTC) a través de un concurso de oposición, es todavía un grupo de privilegiados porque laboran junto a centenares de maestros que son contratados cada semestre bajo el régimen de “horas sueltas”, sus sueldos son reducidos porque sus funciones se limitan a la docencia, mientras que en el grupo de MTC gozan de estabilidad laboral, reciben un sueldo decoroso a cambio de realizar funciones de investigación y difusión del conocimiento, aparte de las actividades de docencia.

La interacción de los miembros de este club de privilegiados se rige en base a un sistema clasista en el que existen niveles de diferenciación, ya que se brinda demasiada importancia a los papeles y títulos académicos (Licenciados, Maestros, Doctores), al grado de que la mayoría de ellos han adoptado sus títulos como parte de sus nombres y exigen ser tratados en función del nivel académico que lograron alcanzar, sobre todo en su trato con los alumnos con quienes trabajan y también por supuesto de parte de aquellos que no forman parte de este privilegiado grupo.

Este grupo de privilegiados es un grupo que está en franca extinción porque la implementación de políticas neoliberales en las universidades públicas, junto a la corrupción existente al interior de las instituciones de educación superior, han impedido que el número de sus miembros se incrementen, porque las autoridades universitarias han optado por desviar el presupuesto otorgado por el Gobierno Federal para la contratación de nuevas plazas de tiempo completo, para utilizarlo en la contratación de personal administrativo de confianza, afectando con ello gravemente la calidad de la educación, porque los maestros de horas sueltas aceptan impartir el mayor número de materias, aún cuando no estén relacionadas entre sí, lo que impide la especialización del docente en un campo disciplinar específico.

Las autoridades universitarias se han negado a convocar a concurso aquellas plazas de tiempo completo que se van desocupando por separación del cargo ya sea por jubilación, muerte o renuncia del ocupante de una plaza de tiempo completo. En lugar de proceder a llenar ese espacio con otro ocupante nuevo que esté calificado para el mismo, las autoridades universitarias deciden desaparecer las plazas y llenar el vacío contratando por “horas sueltas” a nuevos profesores, a quienes se les exigen cada vez más requisitos.

En aquellos casos en los que lanzan convocatorias para ocupar una plaza de tiempo completo, o de evaluación curricular, realizan un simulacro de concurso para beneficiar a alguien cercano a las autoridades en turno. Esos fueron los motivos por los que en los últimos años que estuve como profesor universitario activo decidí negarme a participar en los jurados que evaluaban a los concursantes, porque para mí era un tiempo perdido que me desviaba de mis funciones de investigación y docencia. Esto que comento no era un secreto ya que era vox populi, es decir, era de todos conocido la realización de actos de corrupción.

Como en esta vida atravesamos por un sin fin de funerales de identidades, al recibir mi jubilación dejé atrás mi identidad como docente universitario y asumí una nueva identidad como profesor universitario jubilado. A diferencia de varios compañeros mi solicitud de jubilación tardó menos de un año (a veces pienso que tenían prisa por deshacerse de mi persona), ya que a tres años de que me jubilé, todavía hay un gran número de trabajadores activos que tienen que esperar más años para obtener su jubilación y debo decir con gran pesar que conocí personas que murieron antes de que les llegara su ansiada jubilación, por lo que sus familias quedaron desamparadas, algunos de estos colegas fallecieron frente a sus alumnos mientras conducían sus seminarios.

Desde que me informaron la fecha de jubilación, empecé a procesar el cambio de status que se avecinaba porque abandonaría las actividades de docencia e investigación a las que me entregué con gran entusiasmo, dedicación y amor ya que la Universidad de Sonora se convirtió en mi segundo hogar.

Cuando llegó el momento de mi jubilación no pude evitar comparar la forma en la que entré a laborar a la Universidad de Sonora y las condiciones en las que terminaba mi relación con la misma. A diferencia del momento en el que ingresé a la Unison por la puerta grande al haber ganado un concurso de oposición que me otorgaba el derecho de ocupar una plaza de tiempo completo como Jefe del área de Psicología Industrial, un momento que fue de gran alegría porque significaba haber obtenido la estabilidad laboral, terminar con la incertidumbre económica y fue un motivo más que suficiente como para recibir felicitaciones a diestra y siniestra por parte de compañeros de trabajo, familiares, conocidos. En ese momento veía ante mí un mundo lleno de promesas, por lo que me sentí en aquellos años como una “estrella en ascenso” y vaya que logré varios momentos de triunfo y reconocimiento que me permitieron besar el cielo en varias ocasiones, a pesar de que la mayoría de esos reconocimientos eran por lo regular en otras Universidades mexicanas que visité como conferencista o para impartir seminarios o talleres.

Pero debo decir que desde días semanas antes de jubilarme percibí que varios compañeros y jefes inmediatos a mi alrededor esperaban el momento de mi retirada para designar un nuevo ocupante de mi cubículo de trabajo y un nuevo titular de mi plaza de tiempo completo ya que estaría disponible una vez que me retirara.

La fecha de mi jubilación llegó un mes antes de terminar el semestre por lo que recibí un contrato de un mes para entregar calificaciones de los grupos de estudiantes que tomaban mis seminarios y al entregar las llaves de mi cubículo de trabajo experimenté una sensación de terminar mi relación laboral con la Unison saliendo por la puerta trasera, ya que a diferencia de lo que se observa en las series de televisión en la Unison no hay un ritual de despedida para el que se jubila, en esas condiciones cumplí con la petición de entregar las llaves de mi cubículo y recibí un simple “adiós, que le vaya bien”.

En esos momentos sentí que al ingresar al mundo de los jubilados perdía algo valioso, no solamente el privilegio de haber tenido un empleo que amaba realizar, ya que honestamente correspondí a mi ingreso al club de privilegiados de Maestros de tiempo completo realizando una entrega completa de mi persona a mis labores, descuidando en momentos a mi familia para cumplir con excesos mi trabajo y en ese momento de mi vida, comprobé que en el mundo del trabajo no hay personas indispensables, por más que uno se esfuerce por hacer las cosas bien, siempre habrá otro que pueda sustituir nuestra presencia en el mismo puesto y el mundo seguirá girando. Pero también dejé atrás un ambiente donde existe la envidia, los celos, la simulación y la corrupción.

Desde el primer día como profesor universitario jubilado sentí una pérdida de valor social al momento de jubilarme, por lo que me di cuenta de que existe un especie de cambio social del status de trabajador activo a la de trabajador jubilado, en el cual sigue teniendo más valor el primero y surge una depreciación social sobre sobre el segundo. Sin embargo, a pesar de esta subjetiva apreciación, abandoné mi status de profesor universitario activo con la frente en alto, la mirada al frente, espalda erguida, caminando con paso firme por un terreno nuevo y desconocido, con tal dignidad que me permitió ocultar que no tenía una...idea de lo que me esperaba. Afortunadamente, el cambio resultó ser mejor de lo que esperaba porque sigo haciendo lo mismo que hice durante 33 años: leer, escribir y publicar, porque el aprendizaje nunca termina en esta vida.

Con este cambio de mi estatus social abandoné el club de privilegiados al que pertenecí durante 33 años para ingresar a un nuevo club de privilegiados que está constituido por aquellas personas que que hemos recibido nuestra jubilación después de laborar 30 a más años dentro de nuestras instituciones de origen. Este nuevo club de privilegiados es más exclusivo porque existe una tendencia a desaparecer la jubilación, lo cual nos colocaría como una especie en proceso de extinción.

A diferencia del mundo académico, en el grupo de jubilados existe una igualdad que todos aceptamos porque ya no importa el grado académico, no existe diferenciación alguna entre nosotros y lejos de existir un vínculo de competencia como en el caso del club de académicos, en el grupo de jubilados surge un vínculo de colaboración, y se siente una unidad que en momentos se convierte en un sentimiento de hermandad, porque son más los elementos que nos unen que aquellos que podrían separarnos. Todos los jubilados trabajamos varias décadas de nuestras vidas para poder llegar a formar parte de este grupo, todos pertenecemos a un rango de edad similar, somos adultos de la tercera edad, e inclusive, la mayoría compartimos el mismo tipo de enfermedades y los mismos problemas para conseguir atención médica y medicamentos.

Al jubilarnos perdimos parte de nuestros ingresos, varias prestaciones sociales, algunos reciben porcentajes inferiores que otros, pero esto no es motivo de desavenencia entre nosotros, sobre todo en aquellos que nos conocimos durante nuestros años como trabajadores activos. Pero es importante decir que el estar jubilados en el marco de la globalización representa formar parte de un club de privilegiados porque el derecho a la jubilación se encuentra en proceso de extinción y por esta razón existen en estos momentos miles de trabajadores activos que están en condiciones de jubilarse y desean hacerlo pero no lo hacen porque no les autorizan su jubilación, no se les permite disfrutar de un derecho laboral y los mantienen años esperando les sea “otorgado” ese derecho.

Por esos motivos estoy plenamente consciente de que en esta nueva etapa de mi vida sigo perteneciendo a un club de privilegiados y veo con pesar que estos derechos que junto a otros jubilados estoy disfrutando, las nuevas generaciones no podrán gozar del derecho a la jubilación porque el período de espera para recibir la jubilación aumenta cada hasta convertirse en años, imponen de manera constante más trabas para otorgar la jubilación, en algunos casos han aumentado cinco años más a la edad o antigüedad para obtener la jubilación, en otros casos la autorizan con sólo el 60% del porcentaje de ingresos del trabajador activo, por lo que muchos trabajadores no quieren jubilarse en esas condiciones y terminan renunciando a un derecho laboral, o terminan sus vidas sin haberlo disfrutado.

En estas condiciones, el estar jubilados nos hacen sentir como si se nos estuvieran regalando algo a lo que no tenemos derecho, cuando en realidad lo que estamos haciendo es disfrutar de un derecho constitucional que se conquistó el año pasado a través de las luchas de varios movimientos colectivos, un derecho constitucional que se pretende desaparecer con la implementación de políticas neoliberales que contemplan una “flexibilidad en procesos de contratación y despido”, argumentando la crisis económica y falta de recursos.

Una crisis que no es pareja porque los altos funcionarios de instituciones de los tres niveles de gobierno y universidades públicas, perciben sueldos tan inmorales que se niegan a hacerlos públicos mientras hablan de la necesidad de imponer programas de austeridad financiera y con su actuación contribuyen a que las grandes corporaciones continúen aumentando sus beneficios económicos al privatizar servicios públicos, desaparecer derechos laborales como la jubilación y prestaciones sociales que benefician a los trabajadores. Como resultado de todas estas acciones están contribuyendo para lograr un aumento en la enorme desigualdad social que caracteriza a nuestra sociedad, aumentando la precarización, afectando a los sectores más vulnerables y desprotegidos de nuestras poblaciones.

Por un lado, veo esta tendencia a retrasar o negar el derecho a la jubilación a quienes pueden disfrutar de la misma de acuerdo a la antigüedad laboral, su edad y monto de lo cotizado al fondo de pensiones y jubilaciones, sin que las dirigencias sindicales actúen en defensa de este legítimo derecho y de los trabajadores que están siendo afectados, muestran con ello un comportamiento que en los hechos los sitúa como cómplices en las violaciones a los derechos laborales de quienes dicen representar. Siempre he pensado que ningún título académico o laboral nos define, lo que en realidad nos define son los hechos y el comportamiento de los dirigentes de los sindicatos demuestra que son cómplices de la pérdida de sentido de la existencia de los sindicatos, con su actuación como “dirigentes sindicales” han logrado disminuir la combatividad e independencia sindical, han permitido la mutilación de prestaciones sociales de los contratos colectivos y la violación a los derechos laborales de los trabajadores que pertenecen a los sindicatos que dicen representar.

Por otro lado, algo más grave todavía, también puedo decir que se observa otra tendencia a eliminar prestaciones laborales a quienes ya se encuentran en estado de jubilación, utilizando un argumento que refleja una hipocresía ya que actúan eliminando prestaciones sociales de grupos vulnerables como son las personas de la tercera edad que están jubilados, argumentando que lo hacen a nombre de la implementación de un programa de austeridad para ahorrar recursos. Si en realidad desearan ahorrar, deberían empezar por reducir los sueldos que perciben los altos funcionarios de las instituciones públicas, reducir el número de personas que ocupan puestos de confianza, terminar con los privilegios que gozan por ser funcionarios de alto nivel y dejar en paz a quienes ya cumplieron con su etapa laboral y hoy deberían estar tranquilos disfrutando de su jubilación.

Pero también es necesario mencionar que los trabajadores activos de las instituciones públicas actúan de forma egoísta, insensible y nada solidaria ya que se muestran pasivos, conformes y sumisos no sólo ante la continua violación a sus derechos laborales como lo es el derecho a su jubilación, sino muestran una gran insensibilidad social al ver a sus compañeros jubilados recibir un trato discriminatorio e inhumano al eliminarles prestaciones sociales. No alcanzan a desarrollar su capacidad para verse en el espejo de los jubilados, porque actúan en forma inconsciente y ciega ya que nada garantiza que ellos logren obtener su propia jubilación el día de mañana, que la jubilación es un derecho que está en proceso de extinción.

Las tendencias que estamos observando de negar o retrasar el derecho a la jubilación, eliminar prestaciones sociales que benefician a los trabajadores, debilitar a los sindicatos y mantener en estado de conformidad social y sumisión a los trabajadores activos son parte de una estrategia de implementación de políticas neoliberales que intentan desaparecer derechos que no fueron dádivas de la parte patronal, ya que fueron derechos conquistados en el siglo pasado a través de la organización y lucha de diferentes movimientos colectivos y que en los últimos 30 años, la implementación de políticas neoliberales intenta desaparecer, para beneficiar a las grandes corporaciones en su intento de privatizar todo tipo de servicios públicos para aumentar sus beneficios económicos.

En el caso de los sindicatos universitarios, recordemos que han sido objeto de una eliminación gradual de prestaciones laborales por parte de las autoridades universitarias, como la eliminación del estímulo a la exclusividad que se otorgaba anualmente a los Profesores universitarios que ocupan plazas de tiempo completo, la modificación unilateral del Estatuto de Personal Académico realizada por autoridades universitarias, sin consultar al Sindicato de Trabajadores Académicos y que aumentó considerablemente los requisitos de ingreso del personal académico y dificulta la promoción para quienes ya están laborando. Esta modificación al EPA deja en estado de indefensión a cientos de profesores que laboran bajo el sistema de “profesores de horas sueltas”, ya que los nuevos requisitos les impiden acceder a una plaza de tiempo completo y genera una gran incertidumbre acerca de la garantía del derecho a la jubilación, porque existe una larga lista de trabajadores universitarios que llevan años esperando disfrutar de su derecho a la jubilación.

En el caso de los jubilados derechohabientes del Isssteson, fue ampliamente conocida la problemática que atravesaron debido al retraso en el pago de sus pensiones y a la negativa de las autoridades de esta institución para otorgar nuevas jubilaciones, así como el problema de desabasto de medicamentos que se sufrió durante el año pasado y que se resolvió parcialmente debido al surgimiento del Movimiento 30 de julio que aglutinó a jubilados y trabajadores activos que son derechohabientes del Isssteson para luchar por la recuperación de sus derechos a la salud y a la jubilación que se vieron afectados por actos de corrupción cuyos responsables siguen siendo protegidos por la impunidad, porque en las acciones de nuestros gobernantes sigue prevaleciendo la simulación en la lucha contra la corrupción.

Los trabajadores jubilados de Tel-Mex se encuentran luchando para evitar que la empresa les quite parte de sus pensiones bajo el pretexto de comprar acciones y recapitalizar a la empresa. Es una lucha que han estado realizando desde hace mucho tiempo y que se mantienen en la incertidumbre de si sufrirán el despojo porque la dirigencia sindical se confabula con la arte patronal para modificar el contrato colectivo de trabajo.

Ahora es el turno de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo que fueron despojados de varios derechos y prestaciones sociales que disfrutaban desde hace años, por parte del Presidente Municipal Antonio Astiazarán, quien no ha dudado en usar la mentira, el engaño y la traición para despojar de varias prestaciones a centenares de trabajadores jubilados que pertenecen al grupo de la tercera edad y muchos de ellos padecen enfermedades crónico-degenerativas, por lo que el recibir un golpe de estas magnitudes afecta su salud física y psicológica, poniendo en peligro sus vidas.

Bajo estas consideraciones como trabajador jubilado no puedo evitar experimentar empatía y solidaridad con la lucha de los jubilados del Ayuntamiento, estos sentimientos me llevaron a plasmar por escrito mis pensamientos con el objetivo de sensibilizar a quien lea estas líneas para apoyar la lucha que están dando para recuperar sus derechos violados, la situación de este grupo de jubilados no sólo despierta sentimientos de solidaridad, sino también de indignación ante la injusticia de la que están siendo objeto, porque se encuentran luchando contra un personaje que utiliza el poder que le otorgó la ciudadanía hermosillense para actuar con un evidente autoritarismo, negándose a dialogar con los afectados, sonriendo ante las cámaras, mostrando un gran menosprecio a los jubilados al negarse a dialogar con la parte afectada de un problema que él mismo creó.

En repetidas ocasiones le han solicitado diálogo y ante su negativa decidieron tomar el edificio del Palacio municipal y lo mantuvieron en custodia durante nueve días sin recibir respuesta a su llamado al diálogo. Al décimo día de la toma de Palacio Municipal, fueron desalojados por la elementos policiacos ( la ironía o tragedia es que dentro de los jubilados del Ayuntamiento que están peleando por la recuperación de sus derechos, se encuentran policías jubilados que ven a sus ex-compañeros policías del otro lado, impidiéndoles ejercer sus acciones de protesta. Afortunadamente, los jubilados han actuado con prudencia y han evitado la confrontación física). Han realizado marchas por las calles de la ciudad para exigir la recuperación de sus derechos, visitaron Palacio de Gobierno, el Congreso del estado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la Defensoría de apoyo al Adulto Mayor pidiendo sus intervenciones, pero el tiempo pasa y solo reciben como respuesta el silencio a sus reclamos.

Por esos motivos, ante esta tendencia de desaparecer el derecho a la jubilación, eliminar las prestaciones sociales a los jubilados, veo con pesar que los jubilados nos hemos visto obligados a salir de nuestra zona de confort para tomar las calles, organizarnos y luchar por la recuperación de nuestros derechos que están siendo atropellados por quienes deberían actuar como servidores públicos, mientras que las dirigencias sindicales, partidos políticos, medios masivos de difusión, etc., intentan silenciar las voces de protesta de quienes están siendo oprimidos. Estamos siendo testigos de un intento de silenciar la voz de los oprimidos, de callar los gritos de protesta de aquellos grupos sociales que son vulnerables por su edad, por sus condiciones de salud y por la ausencia de representación por parte de dirigencia alguna.

De manera concreta y específica podemos afirmar que las protestas de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo en la lucha por la recuperación de sus derechos, intentan ser silenciadas por parte del Presidente municipal y esto ha sido demostrado en cada ocasión que salen a manifestarse por las calles de la capital de Sonora sin contar con protección de la Policía Municipal, porque cuando otro tipo de colectivos sale a manifestarse en las calles, elementos policiacos los acompañan para protegerlos del intenso tráfico que circula en la zona céntrica de nuestra ciudad, esto representa un abuso de poder en contra de un grupo vulnerable y un acto de autoritarismo inaceptable que debe ser denunciado y cuestionado públicamente.

La lucha de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo, es una justa lucha porque de manera ilegal, con el uso del engaño y en forma autoritaria fueron despojados de derechos que disfrutaban desde hace varios años. Los jubilados de Hermosillo entregaron un promedio de 30 años de sus vidas a la institución que dirige el Presidente municipal quien dura en su cargo sólo tres años, lo cual nos da una idea de la injusticia que se está cometiendo.

Los trabajadores jubilados en general, los contratos colectivos de trabajo y los sindicatos se encuentran en el banco de las políticas neoliberales que muestran una tendencia que pretende eliminar prestaciones sociales y aquellos derechos laborales que todavía benefician a los trabajadores activos, la intención de desaparecer o retrasar el derecho a la jubilación en las instituciones públicas y privadas, a eliminar prestaciones sociales a trabajadores activos y especialmente a grupos de jubilados, son acciones que no representan hechos aislados ya que son el resultado de una estrategia corporativa que cuenta con la complicidad de la clase política en todo el mundo occidental y tiene como objetivo reducir la capacidad de servicio de las instituciones públicas que tienen como misión procurar el bienestar social de la población, para entonces proceder a la privatización de los servicios públicos y en esta perspectiva, los trabajadores organizados en sindicatos representan un estorbo en el camino del poder corporativo para lograr una maximización de sus beneficios económicos.

Detrás de todo esto podemos ver la actuación de una delincuencia organizada que cuenta con la participación de integrantes del poder económico y funcionarios gubernamentales que actúan como representantes del poder político avalando estos despojos, por esta razón es necesario que tengamos una imagen completa de la situación que está pasando con el tema de la jubilación y los derechos laborales, para comprender la necesidad de unir las acciones de los diferentes grupos afectados, tanto trabajadores activos como jubilados. Estas acciones deben ir en el sentido de formar un frente unido de diferentes movimientos que están viendo afectados sus derechos a la jubilación y prestaciones sociales, para luchar en mejores condiciones por la recuperación de los derechos que están siendo afectados.

Los trabajadores activos deben asumir su identidad sindical y proceder a la democratización de sus sindicatos para que éstos cumplan con la función para la cual fueron creados que es la defensa de los intereses de los trabajadores, porque no son ajenos a las agresiones que están recibiendo los trabajadores jubilados, ya que el día de mañana estarán en la misma situación que ellos o inclusive en peores condiciones ya que enfrentamos la amenaza de desaparecer el derecho a la jubilación.

Por parte de los grupos de jubilados, éstos deben tomar consciencia de que la lucha que enfrentan por la recuperación de los derechos a la salud, a la jubilación y en defensa de las prestaciones sociales, no puede darse en forma aislada de la lucha de otros sectores, por lo que se requiere de utilizar una estrategia que rebase las luchas inmediatistas, amplíe su consciencia social y se conciba su lucha como una auténtica lucha política que está en contra de la implementación de políticas neoliberales que afectan tanto los intereses de trabajadores activos como de trabajadores jubilados. Deben asumir de manera consciente su rol de sujetos históricos, que están participando como sujetos políticos al luchar por la recuperación de sus derechos, una lucha que los lleva a rechazar la implementación de políticas neoliberales y los coloca en el escenario de la política.

Por lo pronto, en virtud del protagonismo demostrado en la lucha social por parte de los jubilados del Ayuntamiento, es necesario y urgente crear un frente de apoyo a su lucha, ya que están luchando en forma desigual ante un poder político que actúa en forma autoritaria, insensible, inhumana y actúa agrediendo los sus intereses de los jubilados al eliminar unilateralmente un conjunto de prestaciones sociales utilizando el engaño, la mentira y la traición.

Por parte de la ciudadanía hermosillense, es importante que no vea como algo ajeno esta lucha, porque en la vida real, todos los problemas sociales están conectados entre sí y en este momento están siendo testigos directos de una injusticia social que está cometiendo el Presidente de la ciudad donde viven, actuando de formas cuestionables a tan sólo unos meses de haber tomado posesión de su cargo, lo cual nos debería llevar a preguntarnos lo siguiente: si hoy son los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo quienes reciben un atropello a sus derechos, ¿Quiénes serán los afectados por el autoritarismo que presenta el Presidente de Hermosillo el día de mañana? Antonio Astiazarán es una persona que tiene negros antecedentes en su anterior actuación como Presidente del puerto de Guaymas y que llegó al poder gracias a los errores que cometió Morena al intentar imponer la reelección de la anterior Presidenta Célida López, por lo que recibió un voto de castigo que favoreció la llegada de Antonio Astiazarán a la Presidencia Municipal de Hermosillo.

Ante este conflicto de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo y el Presidente municipal en turno, el partido en el poder Morena y el Gobernador del Estado Alfonso Durazo quien contribuyó a la creación de este problema con su apoyo a la imposición a la rechazada reelección de Célida López a la Presidencia municipal, guardan un culpable silencio y dejan solos a los jubilados en su lucha contra esta injusticia. Pero los jubilados del Ayuntamiento no están solos, porque otros jubilados estamos apoyando su lucha, el Movimiento 30 de julio y los jubilados de la Universidad de Sonora han expresado su apoyo a los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo y exigen que el Presidente Municipal de marcha atrás en el convenio que contempla la eliminación de las prestaciones que dieron origen a este conflicto.

Los jubilados del Ayuntamiento están demostrando que no son tan vulnerables como pensaban quienes cometieron este atropello, ya que han dado muestras de gran combatividad y resistencia, pero es una lucha que debe recibir la solidaridad y apoyo de otros grupos de jubilados, dirigentes sindicales, trabajadores activos y ciudadanía en general, porque es una verdadera injusticia lo que están realizando con ellos, una muestra de la forma como ejercerá el poder durante los próximos tres años este Presidente Municipal, una prueba más de que la jubilación está en riesgo de desaparecer, así que todos tenemos la palabra, misma que debemos unir a los gritos de protesta de los jubilados del Ayuntamiento para elevar nuestra voz en un grito que ayude a terminar con el silencio institucional y lograr que se escuche el grito de los oprimidos.


Yescas, Oscar: El club de los privilegiados

https://oscaryescasd.blogspot.com/2018/07/el-club-de-los-privilegiados.html

Yescas, Oscar: La deshumanización en política

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/02/ladeshumanizacion-en-la-politica-elcaso.html

Yescas, Oscar: La lucha de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/01/lalucha-de-los-jubilados-del.html

sábado, 5 de febrero de 2022

 

La deshumanización en la política

(el caso de la lucha de los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo)

Oscar Yescas Domínguez

05 de febrero del 2,022

 

Si sólo la desgracia te sensibiliza, entonces la desgracia será tu Maestro.

Si sólo ante la carencia pones fin a tu arrogancia, entonces será la carencia tu Maestro.

Si sólo la enfermedad detiene una vida de abuso, entonces será la enfermedad tu Maestro.

Si sólo ante la tragedia te solidarizas, entonces será la tragedia tu Maestro.

Y solo cuando seas sensible, humilde, sencillo y solidario, sin necesidad de vivir la desgracia, la carencia, la enfermedad y la tragedia, entonces TÚ serás El Maestro. Herman Hesse


Cuando se avecina un frente frío y bajan las temperaturas a tal grado que es insoportable estar a la intemperie, por lo regular buscamos refugio en el interior de nuestras casas y dejamos de preocuparnos de la inclemencia del frío. Lo mismo sucede si sufrimos una oleada de extenuante calor o cuando se presenta una fuerte tormenta en los lugares donde vivimos, simplemente nos refugiamos y una vez resuelto el problema, en ningún momento atraviesa por nuestras mentes un pensamiento acerca del sufrimiento por el que atraviesan otras personas que no tienen los mismos privilegios que nosotros disfrutamos y si acaso llega a cruzarse un pensamiento relacionado con ese contenido, simplemente lo alejamos de nuestras mentes bajo el argumento de que “no es asunto nuestro”.

Algo parecido sucede con la actitud que asumimos ante la violencia institucional de la que son objeto las personas que pertenecen a una inmensa mayoría marginada en la sociedad en la que vivimos, la cual se caracteriza por la existencia de una enorme desigualdad social que afecta la calidad de vida de una inmensa mayoría de la población que vive en condiciones de pobreza y marginación social, mientras que por otro lado, un porcentaje reducido de la misma sociedad disfruta de una vida de abundancia, hiperconsumo y derroche de recursos.

La ideología individualista en la que nos han formado las diferentes instancias que participan en el proceso de socialización que nos ayuda a construir nuestra personalidad psicosocial, provoca que la reacción generalizada de la mayoría de la población hacia el padecimiento o sufrimiento de otras personas sea de una actitud de indiferencia e insensibilidad social.

Esto sucede aún cuando seamos testigos de primera mano de alguna de las múltiples injusticias que suelen cometerse en contra de personas vulnerables, realizadas por personas que están conectados al poder económico o poder político, quienes cometen actos de corrupción violando el Estado de Derecho sin recibir consecuencia alguna, porque están cubiertos por el manto de la impunidad, ya que las instituciones responsables de procuración de justicia, de defensa de derechos humanos o de lucha contra la corrupción, están involucradas en esa corrupción, están bajo control realizando actos de simulación, o se encuentran debilitadas o incapaces de acción alguna por un constante adelgazamiento del Estado, que es provocado por la implementación de políticas neoliberales que buscan eliminar derechos laborales para privatizar los servicios públicos y garantizar que el poder económico obtenga mayores ganancias económicas sin importar que sea a costa de un mayor sufrimiento de la población.

Hemos llegado a un punto en nuestras vidas en el cual el control ideológico que han logrado con nuestras mentes quienes están en el pináculo del poder económico y político, que conduce a una gran cantidad de personas a aceptar como “algo normal” la existencia de pobres y ricos, a creer que la corrupción es algo inevitable en nuestra sociedad, a aceptar el enriquecimiento de los políticos, o la falta de castigo a quienes desvían recursos públicos cuando “trabajan” como servidores públicos, a aceptar la imposibilidad de cambiar de modelo económico y social porque el capitalismo “es la máxima forma de organización social a la que puede llegar la humanidad”.

En casos extremos, algunas personas llegan a aceptar con convicción que los pobres son pobres porque quieren, porque “oportunidades todos las tenemos”, sin percatarse de que vivimos en un sistema excluyente en el cual la corrupción es estructural y en el que la meritocracia no existe. El sistema social en el que vivimos funciona a través de la explotación humana realizada por otros humanos, que han perdido su condición humana ya que se muestran insensibles al sufrimiento ajeno, tratan a los demás como números, objetos, como si no fueran seres humanos y utilizan su participación en política para realizar actos que van en contra de la naturaleza humana.

Esta desigualdad que impera en nuestra sociedad se manifiesta principalmente a través de una crisis económica que aumenta la pobreza en millones de personas, mientras que un pequeño porcentaje se hace más rico cada día, por lo cual puede afirmarse que la crisis no es pareja, porque mientras unos sufren perdiendo capacidad adquisitiva al grado de llegar a un estado de ser “consumidores defectuosos” y estar por ello en un estado de marginación social, por otro lado, unos cuantos se aumentan sus riquezas en la medida que aumenta la pobreza en otras personas.

Esta crisis económica divide a los trabajadores organizados en sindicatos que cuentan con prestaciones y contratos colectivos, de aquellos trabajadores que laboran en base a contratos individuales y pasan largas jornadas con sueldos miserables, sin contar con prestaciones sociales, provoca daños a la salud física y mental a quienes no tienen empleo y sobreviven a través del subempleo.

De esta manera, inmersos en nuestra problemática personal, se llega a pensar que la vida que tenemos es nuestro destino y la obediencia, conformidad y sumisión nos conducen a pensar que las injusticias que padecen otras personas, es algo que no nos concierne y mientras no se afecte aún más nuestra calidad de vida, no reaccionamos aún cuando las injusticias ocurran frente a nuestros ojos. Está comprobado una y mil veces que la mayoría de las personas muestra una gran insensibilidad social ante las injusticias y sólo reaccionan ante ellas cuando son golpeados en forma directa, mientras no sean víctimas de injusticias, no se movilizan y se limitan a guardar un prudente silencio cuando ven que otros son víctimas de actos de corrupción, cuando los derechos humanos de otras personas son violados o cuando son objeto de graves injusticias.

El grado de deshumanización e insensibilidad social al que hemos llegado como sociedad lo han intentado explicar diferentes pensadores sociales, filósofos, sociólogos, psicólogos sociales, etc. De manera particular, me parece importante retomar la forma como explica esta indiferencia social el brillante sociólogo polaco Zygmunt Bauman en su libro Ceguera moral cuando aporta el término “adiaforización” el cual nos explica que consiste en el acto de situar actos humanos fuera del universo de obligaciones morales, es decir, la tendencia que presenta una gran mayoría de la población que se muestra como una incapacidad para distinguir lo que es bueno o malo, lo que es correcto o incorrecto, lo que es aceptable de lo inaceptable socialmente, lo que es justo de lo que es injusto, lo que es moral de lo que es inmoral. Es un comportamiento colectivo en el cual la ausencia de la Ética como guía del comportamiento humano es evidente en el comportamiento social y que permite que sigan cometiéndose injusticias, porque junto a la ausencia de una Ética moral, se encuentra la ausencia de una crítica social de la sociedad en que vivimos.

En la educación que recibimos en casa y en el sistema educativo informal siempre nos enseñaron que lo correcto es decir la verdad, que mentir es socialmente inaceptable, que es mejor ser honrados, respetar la palabra empeñada y cumplir las promesas que hagamos para mantener nuestra dignidad, vivir con respeto y en armonía con quienes nos rodean y con la naturaleza. Pero sobre todas las cosas, nos enseñaron a respetar a las personas mayores de edad, especialmente a las personas de la tercera edad.

También nos educaron a identificar al ladrón o al delincuente asociándolo con una figura estereotipada de un individuo mal vestido, de rostro amenazante y mirada retadora, cuya sola presencia inspira temor. Pero la realidad nos ha enseñado que los verdaderos ladrones, delincuentes y criminales el día de hoy se dedican a la política como profesión y fuente de ingresos, trabajan en forma organizada, usan corbata y traje, están bien vestidos, siempre muestran un rostro sonriente, ofrecen dar ayuda para resolver nuestros, problemas y estrechan la mano de quien se atraviesa por su camino.

Podemos encontrar algunos de estos delincuentes han encontrado un negocio al dedicarse a “la política” y se dedican a ella basados en una motivación económica y no por tener vocación auténtica o por tener un verdadero compromiso social para ayudar a nuestras comunidades. Son rezagos de la forma de hacer política de décadas del prianismo, verdaderos dinosaurios con rostro nuevo pero que trabajan al estilo de la vieja escuela y luchan por llegar al poder y al llegar a él, lo usan para cometer actos de corrupción desviando presupuesto público para enriquecer sus cuentas bancarias.

Son los personajes que han prostituido la verdadera política concebida originalmente como forma de participación social en la solución colectiva de problemas sociales a través de una democracia participativa y la estrategia que usan para lograr sus objetivos es realizando alianzas con otros delincuentes ubicados en puestos claves que se asocian para beneficiarse económicamente a través de actos de corrupción, actuando como una verdadera delincuencia organizada.

Este tipo de personas no se tienta el corazón para robar dinero público destinado para compra de medicinas, equipo médico, pago a médicos especialistas, despensa para trabajadores o jubilados, etc. Utilizan la mentira y el engaño para cometer actos de corrupción y desviar el presupuesto público destinado a pagar prestaciones sociales y realización de obras públicas para enriquecer fortunas personales. La desviación de presupuesto público para beneficio personal son acciones equiparables a las acciones de un delincuente, porque están violando la ley, no están cumpliendo con su misión de servidores públicos y el servidor público que no atiende su misión de atender los problemas de la comunidad que representa, está cometiendo un doble delito, ante la ley penal y ante la Ley de servidores públicos. Podría decirse que están cometiendo un acto de traición al faltar a su palabra empeñada, al mentir, engañar y robar.

En ese marco conceptualizador podemos poner como un ejemplo de deshumanización de la política, la decisión tomada por el Presidente municipal de Hermosillo Antonio Astiazarán de quitarle sus derechos de salud y prestaciones sociales a los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo, eliminando prestaciones como ayuda para despensa, apoyo en gastos de cirugías mayores, apoyo para pago de energía eléctrica, apoyo en gastos funerarios, etc., esta acción representa un acto realmente inaceptable desde cualquier punto de vista, ya sea legal, ético, moral e inclusive legal, porque afecta a un grupo de personas de la tercera edad, son jubilados y dedicaron más de 30 años de sus vidas a engrandecer a la institución cuyo representante legal actual (Presidente Municipal) les da una puñalada por la espalda.

Aparentemente el Alcalde de la capital sonorense olvida que el estatus de jubilado se logra sólo después de haber laborado durante 30 años y son personas de la tercera edad que padecen enfermedades crónico-degenerativas y por esta situación son considerados como un grupo de vulnerabilidad social. La jubilación es una etapa a la que cualquier persona aspira llegar pero que desafortunadamente pocos logran obtener, es un derecho que debido a la implementación de políticas neoliberales está siendo violado por lo que las nuevas generaciones de trabajadores no la disfrutarán si siguen aceptando mutilaciones a sus contratos colectivos de trabajo, tan sólo basta ver a aquellos que logramos nuestra jubilación enfrentamos el día de hoy la incertidumbre de si continuaremos disfrutando del pago de nuestras pensiones.

El Presidente Municipal de Hermosillo, Sonora Jose Antonio Astiazarán, creó un problema cuando desde el mes de octubre toma la iniciativa de enviar al ISAF un convenio firmado entre el el Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo para “pedirle su opinión” acerca de su contenido y este organismo responde que las prestaciones como ayuda para despensa, apoyo para cirugías mayores, etc., sólo deberían ser para trabajadores activos, pero termina diciendo que es facultad del Ayuntamiento tiene la autonomía para decidir sobre el destino de sus recursos.

El 21 de diciembre del 2021, el Ayuntamiento firma un nuevo convenio con el Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento (cabe mencionar que los trabajadores del municipio de Hermosillo están divididos en tres sindicatos), en dicho documento se eliminan las prestaciones otorgadas a 1,462 jubilados y el Presidente municipal utiliza la mentira al decir que el ahorro obtenido con la eliminación del pago de estas prestaciones se invertiría “en pavimentación de las calles de Hermosillo”, una mentira ya conocida por la ciudadanía hermosillense.

Ante esta agresión a sus intereses económicos, los jubilados afectados se vieron en la necesidad de salir de sus casas en plena pandemia del covid, sin importarles el hecho de pertenecer a un grupo vulnerable de alto riesgo debido a su avanzada edad, salieron para defender sus derechos violados y en cuatro ocasiones solicitaron ser recibidos por el Presidente municipal, pero sus peticiones de audiencia fueron rechazadas de manera sistemática.

Ante esta cerrazón al diálogo, decidieron tomar el Palacio Municipal cerrando con cadenas y candados los accesos al edificio público en el que laboraron durante más de 30 años y permanecieron 9 días solicitando diálogo con la autoridad municipal. Durante este intervalo de tiempo quien dirige el Ayuntamiento de Hermosillo, cambió la versión de la motivación inicial de sus acciones cuando mencionó lo de la pavimentación de calles de Hermosillo, para afirmar ahora que “sólo estaba siguiendo indicaciones del ISAF al eliminar estas prestaciones que sólo deberían disfrutar los trabajadores activos”, miente nuevamente al omitir decir que este organismo finalizó su respuesta diciéndole que el Ayuntamiento tiene la autonomía para decidir si continuaba otorgando estas prestaciones a los jubilados o no, porque goza de autonomía en sus decisiones.

Después de nueve días de negativa al diálogo por el Alcalde de Hermosillo, en la madrugada del décimo día de toma de Palacio, policías uniformados se presentaron en horas de la madrugada para cumplir la orden de ingresar por la puerta trasera del Palacio rompiendo las cadenas, atravesar por dentro el edificio y desde la parte interior, romper las cadenas que mantenían cerradas la puerta principal. Los jubilados que hacían guardia no pusieron resistencia y evitaron una confrontación física con sus excompañeros de trabajo (porque en el grupo de jubilados se encuentran ex-policías, ex-bomberos, ex-trabajadores del servicio de limpia pública, etc), alejándose del lugar para continuar la lucha de una manera diferente sin violencia de por medio.

Durante el desalojo hubo la promesa de que al siguiente día el Presidente recibiría a una comisión de jubilados y con esa promesa se retiraron, pero nuevamente el Alcalde de Hermosillo mintió porque esa palabra se incumplió ya que se negó a recibirlos y hasta este momento (05 de febrero) continúa sin atenderlos.

Alguien podría decir que es una actitud extremista el tomar las oficinas de Palacio Municipal para exigir solución a sus demandas y podría tener razón, pero por otro lado, debería considerarse a los protagonistas de esta acción como lo que son, personas de la tercera edad, jubilados con bajas pensiones, a quienes se les eliminaron de un tajo prestaciones que para la mayoría de ellos podrían significar la diferencia entre la vida y la muerte, porque varios de ellos padecen enfermedades crónico-degenerativas, por lo que tienen que comprar de sus bolsillos varias medicinas, porque el Isssteson no ha regularizado al 100% el abasto de medicamentos.

Debemos tener presente que no es casualidad que los jubilados sean quienes están dando el ejemplo de luchar por la defensa de los derechos laborales, es el sector hacia quienes van dirigidos los golpes de las políticas neoliberales que intentan privatizar los servicios públicos y reducir la población de trabajadores organizados, porque son considerados como el sector más débil. Es una tendencia que se observa a nivel mundial en el contexto de la globalización, ya que podemos recordar la lucha de los jubilados en Grecia y en otros países por la defensa de sus derechos de jubilación.

Recordemos que a mediados del año pasado surgió el Movimiento 30 de julio conformado por jubilados del Isssteson que estaban siendo víctimas de actos de corrupción que dejaron en quiebra al Instituto las autoridades del gobierno estatal anterior y sufrieron un prolongado desabasto de medicamentos y el retraso en el pago de las pensiones.

Gracias a que centenares de derechohabientes del Isssteson se agruparon en el Movimiento 30 de julio y que se movilizaron en forma organizada y unida, lograron ser escuchados y ser atendidos por la autoridades del Gobierno anterior y del actual Gobierno encabezado por Alfonso Durazo, lograron aumentar el suministro de medicamentos, garantizar el pago oportuno de las pensiones, pero es necesario decir que todavía no se ha logrado al 100% de suministro de medicamentos y continúan los problemas en la atención de médicos especialistas, por lo que la lucha todavía continúa. Por otro lado, los jubilados telefonistas siguen en su lucha por evitar que les descuenten parte de sus pensiones para la compra de acciones de la empresa Tel-Mex y por la democratización de su sindicato y defensa de su Contrato Colectivo.

Los jubilados representan el eslabón más débil a los ojos de patrones, autoridades de gobierno, oligarquía empresarial y organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional, porque perciben a los jubilados como un gasto, un lastre que impide aumentar las ganancias de los integrantes del poder corporativo a nivel mundial. Pero esta percepción es totalmente equivocada porque a pesar de su edad avanzada y de padecer diversas enfermedades, los jubilados que se han visto forzados a salir a las calles a defender sus derechos que están siendo violados, han demostrado gran firmeza, valentía y combatividad en la lucha por la defensa de sus derechos.

Las personas que están participando en esta lucha por sus derechos, están realizando un verdadero aprendizaje social, ya que se están dando cuenta de que los partidos políticos que acuden en busca de sus votos en época de elecciones los están dejando solos en esta lucha, aquellos políticos que les pidieron sus votos y que hoy disfrutan de un puesto público, ni siquiera han hecho un pronunciamiento sobre la violación a sus derechos laborales y prestaciones sociales. En ese sentido cabría la pregunta: ¿Dónde están los diputados y Senadores de Morena en estos momentos?

También los han abandonado los dirigentes sindicales de la institución en la que entregaron más de treinta años de sus vidas, pero lo más grave es que quien debería actuar como un servidor público atendiendo los problemas de la comunidad, el Presidente municipal ya que es él quien causó este problema y hoy se niega a resolverlo porque sigue en su actitud de evitar reunirse con los jubilados que insisten en dialogar con él para lograr la recuperación de sus derechos.

Los jubilados que están en lucha están dejando de creer en los partidos políticos, su credibilidad en las figuras políticas que apoyaron para que llegaran al poder está decayendo, porque hoy ni siquiera voltean a verlos en la lucha por sus sobrevivencia y también están dejado de creer en los dirigentes de los sindicatos a los que pertenecieron, porque su dirigente firmó el convenio que desaparece sus derechos y prestaciones y la presencia de estos dirigentes brilla por su ausencia ante los reclamos de justicia y restauración de derechos violados. El Consejo social, sindical y permanente que agrupa dirigentes de varios sindicatos, nuevamente guarda un silencio cómplice, dejando solos a los jubilados en la lucha por la recuperación de sus derechos.

El panorama se complica aún más porque al interior del colectivo de trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo existe una gran división, porque al parecer existen tres sindicatos que los representan, ya que Salvador Díaz el Secretario General, abandonó su puesto para contender en las pasadas elecciones bajo el acuerdo de que si perdía en la contienda electoral, dejaría de ser secretario general, pero sucedió que perdió e incumplió su palabra recuperando su rol de Secretario General del Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo, por lo que quien lo sustituyó durante su ausencia, mostrando su inconformidad a la falta de respeto a su palabra por parte de Salvador Díaz está formando otro sindicato. Cada uno de ellos lucha por lograr la mayor representatividad y tener presencia legal, pero ninguno de ellos contempla apoyar a los jubilados que en estos momentos están sufriendo las consecuencias de la implementación de políticas neoliberales.

Con todas estas acciones, un político en funciones, el Presidente Municipal de Hermosillo, actúa de manera inhumana utilizando su poder para golpear a un grupo vulnerable como lo son los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo y muestra una gran insensibilidad social al ignorar que en lo que va del año, han fallecido cuatro jubilados de este grupo y por la firma de este nuevo convenio, sus familiares no pudieron utilizar la prestación de servicios funerarios y la obtención de un lote para sepultar sus cuerpos, lo cual aparte del dolor de perder a un ser querido, reciben un golpe a su economía familiar porque tuvieron que realizar la ceremonia fúnebre y sepelio en forma privada. ¿Cuántas muertes más se necesitarán para que el Presidente municipal de Hermosillo Jose Antonio Astiazarán de marcha atrás en la firma de este convenio en el cual no participaron aquellos que fueron los más afectados?

La deshumanización de la política se revela de manera grotesca en esta acción que realiza el Presidente municipal de Hermosillo, al negarles la condición de seres humanos a los trabajadores jubilados de la institución que preside, al darles un trato inhumano y verlos como entes improductivos, como un costo para la institución, como un lastre del cual puede deshacerse con la simple firma de un documento. Este tipo de acción recuerda el trato que se les da a los caballos de carrera que sufren una lesión y se les quita la vida para no seguir manteniéndolos porque ya no generarán ingresos y sólo representarán gastos innecesarios. ¿Es de esta forma como percibe Antonio Aztiazarán a los jubilados del Ayuntamiento que preside?

Con esta actuación podemos darnos una idea del tipo de político que tiene en sus manos el poder en el Ayuntamiento de Hermosillo y al ver que carece de sensibilidad social, que no muestra empatía alguna con los jubilados del Ayuntamiento, que incumple su palabra constantemente y gobierna de una forma cuestionable, podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué tipo de servidor público es?, ¿los trabajadores activos del Ayuntamiento permitirán este tipo de trato para sus compañeros jubilados, sabiendo que al obtener su jubilación recibirán el mismo trato?, ¿la ciudadanía permitirá estos atropellos de los derechos humanos y laborales de los jubilados de Hermosillo?

Por lo pronto algo es cierto, en la medida que reciben más golpes a sus derechos laborales y prestaciones sociales, los jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo encuentran un nuevo motivo para seguir viviendo, una motivación para luchar por la recuperación de sus derechos y no dejar desprotegidas a sus familias. La dignidad (algo que parece no conocer Antonio Aztiazarán), funciona como una fuente de energía para revitalizar a estos cuerpos desgastados por el tiempo y el trabajo duro, para levantarlos y dar el ejemplo a sí mismos, a sus familiares y a la ciudadanía hermosillense, de que vale más morir luchando de pie que vivir de rodillas.

Los jubilados están despertando con estos golpes y reaccionan asumiendo un rol de sujetos políticos que reclaman no sólo la recuperación de sus derechos, sino que también nos dicen que siguen existiendo, que son seres humanos porque después de toda una vida de trabajo lo menos que esperan es recibir respeto, un trato digno y el derecho a disfrutar los últimos años de sus vidas de los derechos laborales y prestaciones sociales a las que legalmente tienen derecho.

La ciudadanía hermosillense no es ajena a esta lucha porque quien la inició, tiene el poder para realizar otras acciones que afectarán los intereses de los ciudadanos de la capital sonorense. Lo estamos viendo con el intento invertir dinero público con inversión privada, cuando después de varias jornadas de limpieza y recuperación de espacios públicos por parte de ciudadanos que realizaron trabajo voluntario, ahora intenta implementar el cobro para acceder a los parques públicos de esta ciudad.

La democracia participativa no es un discurso que se usa sólo en período de elecciones, es una realidad que podemos concretar los ciudadanos al aumentar nuestra participación social en los asuntos de interés público y en este caso es de interés de la ciudadanía hermosillense decidir si aceptamos este tipo de gobierno que se muestra sordo ante los reclamos de injusticia y actúa usando la mentira, el engaño y recursos municipales en contra de la ciudadanía hermosillense, o si nos decidimos por exigir la revocación del mandato de esta persona que a sólo meses de haber tomado posesión de la Presidencia de Hermosillo, gobierna en forma autoritaria y da un trato despectivo a personas de la tercera edad, sin mostrar reacción alguna ante el fallecimiento de 4 jubilados a quienes despojó de sus derechos y con ello muestra un lado deshumanizante de la forma de hacer política.