El renacimiento de los jubilados
Oscar Yescas Domínguez
12 de junio 2022
Introducción
En nuestra sociedad contemporánea en la que se fomenta un consumo desmedido que permita mantener un equilibrio entre una producción masiva y un consumo masivo que en última instancia sólo beneficia a los dueños de las grandes corporaciones que son quienes reciben enormes ganancias por concepto de ventas, predomina una cultura de lo efímero que asigna una corta vida a los productos que consumimos para impulsarnos a desprendernos de aquellos con los que ya tenemos algún tiempo usando y motivarnos a comprar nuevos productos.
Por extensión y asociación, las personas y la vida humana sufren las consecuencias de este estilo de vida que valora sin distinción alguna objetos, bienes y personas en función de la utilidad o el grado de satisfacción que proporcionan. Utilizando una perspectiva que fomenta el consumo se privilegia la imagen por encima del contenido, se hipervalora la juventud y por consecuencia se menosprecia lo que es viejo, anticuado, “pasado de moda” y que ya no es funcional.
Para aquellos afortunados en recibir el derecho a la jubilación después de entregar toda una vida a su trabajo, cambia su suerte porque no sólo se pierde la identidad que nos brinda el ser homo faber, es decir, la identidad social que teníamos debido al trabajo que desempeñamos y gracias al cual teníamos un reconocimiento social. A lo largo de nuestras vidas atravesamos por un funeral de identidades y la de ser homofaber, la identidad laboral que nos proporcionaba un status social termina cuando nos jubilamos y con ello cambia nuestra autoimagen, pero no sólo cambia esa parte de nuestra personalidad psicosocial sino que también cambia la percepción que tienen de nosotros aquellos que nos rodean, porque en algunos casos se llega a percibir a la persona jubilada como persona que va perdiendo valor social.
Por parte de quien se jubila, se debe lidiar con un proceso de transición de alto impacto como lo es dejar una rutina que mantuvimos durante décadas, para encontrarnos de un día para otro, sin actividad definida en nuestra vida cotidiana, cambio brusco que llega a provocar conflictos en varias personas que se jubilan así como con sus familiares. Desde el momento en que se recibe el anuncio de la jubilación, la persona que se va a jubilar experimenta una presión social de jefes inmediatos y compañeros de trabajo para que desocupe su espacio de trabajo cuanto antes para que pueda ser ocupado por quien sustituirá su cargo. A diferencia del momento del ingreso laboral, cuando se recibe con bienvenidas a los nuevos empleados y se les da cursos de inducción y actualización, al momento de la despedida, los jubilados solemos salir por la puerta trasera, sin despedida alguna, sin recibir gracias por la entrega de gran parte de nuestras vidas a la institución o empresa para la cual laboramos.
Algunas personas sienten este cambio como algo muy brusco, que les afecta emocionalmente y en mi experiencia conocí casos de personas que se jubilaron y no soportaron estar en casa, por lo que solicitaron su reingreso a su centro de labores. Otras personas obligadas por las bajas pensiones que reciben, no pueden darse el lujo de mantenerse en el retiro y descansar, por lo que se ven obligadas a buscar un nuevo trabajo, empezando una nueva carrera laboral desde cero y formando parte del grupo de personas que viven en la tercera edad, con todas las desventajas que esto implica.
En casos excepcionales se han registrado suicidios de personas que no soportan la soledad y aislamiento social de la jubilación y acciones de este tipo son las que han dado a un nuevo concepto conocido como “la crisis del jubilado” y se han creado programas de atención para quienes enfrentan esta situación a través de la creación de casas de jubilados, instituciones de salud pública y algunos sindicatos, donde construyen espacios de interacción social para personas de avanzada edad o se imparten cursos de diferentes contenidos con el objeto de reducir el aislamiento social y utilizar una terapia ocupacional con quienes están jubilados.
La situación de transición que se da al recibir la jubilación se complica aún más cuando el estado de salud de los adultos mayores resiente los excesos y descuidos que se tuvieron durante la juventud, o las consecuencias de vivir en condiciones de marginación económica durante décadas por lo que se presentan las enfermedades “propias de la edad”, que impiden que algunas personas jubiladas no puedan valerse por sí mismas, necesitan cuidados y atención especial, atención médica permanente y medicamentos especiales. Por estas consideraciones se ha estereotipado la figura del jubilado(a) al grado de considerarlos como personas en “estado de vulnerabilidad extrema” y las instituciones públicas perciben a los jubilados como una “carga presupuestal en tiempos de crisis”, y se han dado casos en los cuales algunos familiares de jubilados los conciben como una “carga económica”, mientras que buena parte de la sociedad los percibe como “muertos que caminan”, es decir, personas que sólo están en espera de la llegada de la muerte porque sus vidas se encuentran en el ocaso.
Todas estas percepciones son equivocadas sin duda alguna porque ignoran información relevante como lo son los cambios demográficos que han registrado el surgimiento de una “cuarta edad” integrada por personas que tienen una edad que oscila entre los 80 y 90 años. Se ignoran estudios recientes que demuestran que la edad más productiva en la vida del ser humano es entre los 60 y 70 años de edad, como ejemplo de ello se puede mencionar que la edad promedio de los ganadores del Premio Nobel es de 62 años. La edad promedio de los Presidentes de las grandes compañías es de 63 años y los Presidentes de varios países del mundo tienen una edad que oscila entre los 60 y 70 años, como se puede comprobar en el caso de los Presidentes de México, Rusia y Estados Unidos, por mencionar sólo tres ejemplos. Debemos reconocer que en nuestros tiempos la figura de quien está jubilado(a) está sufriendo una gran transformación, un cambio significativo que marca una gran diferencia entre la percepción popular acerca de esta figura y en lo que se está convirtiendo actualmente y esto se intentará explicar en el capítulo siguiente.
El renacimiento del jubilado(a)
El pasado primero de mayo en Sonora se dio un hecho inédito al presenciar la participación en la marcha que tuvo lugar en la capital sonorense, de una columna integrada por varios grupos de jubilados que marcharon juntos, portando cada agrupación sus mantas y pancartas que los identificaban y que mostraban sus demandas como agrupación. Esa marcha funcionó como un reencuentro entre diversas agrupaciones de jubilados, por lo que los representantes de las mismas decidieron reunirse posteriormente para conocerse entre sí, analizar la coincidencia de las demandas por las cuales estaban luchando por separado y ver la posibilidad de coincidir en futuras movilizaciones.
En la primera reunión que se realizó después del primero de mayo tuvo pocos participantes que representaban a cuatro agrupaciones de jubilados, pero funcionó porque fue una reunión de acercamiento, de reencuentro y de aceptación mutua como camaradas en una lucha en la que cada agrupación de jubilados estaba dando en forma separada, sirvió para identificar coincidencias en los objetivos de cada lucha particular, se vislumbraron objetivos comunes y se reconoció que estaban luchando por lo mismo en forma separada, por lo que acordaron realizar una segunda reunión a la que se invitaría a otras agrupaciones de jubilados que también luchaban por objetivos parecidos y en forma similar, es decir, en una dispersión de esfuerzos realizados por adultos mayores que se resistían al destino que se les asignaba unilateralmente de personas “retiradas”, vulnerables, indefensas, víctimas de violaciones a sus derechos y que sólo estaban esperando la llegada de la muerte.
En esa segunda reunión, hubo más asistencia de personas, también aumentó el número de organizaciones de jubilados representadas y dentro de los que asistieron a la misma se encontraban los Pensionados y Jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo que han sido centro de la atención pública durante lo que va del año, por sus constantes manifestaciones exigiendo la recuperación de los derechos que le retiró en forma unilateral el Presidente Municipal de Hermosillo, Antonio Astiazarán, en una jugada inmoral que contó con la participación del Secretario General del Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo Salvador Díaz Olguin, quien aceptó firmar un nuevo convenio que despojaba de varias prestaciones a los pensionados y jubilados.
En esta segunda ocasión cada agrupación de jubilados tuvo oportunidad de exponer las demandas por las que estaban luchando, lo cual permitió reforzar la percepción de que estaban enfrentando problemas similares en su condición de pensionados y jubilados, por lo que partiendo de la premisa de que en tiempos de globalización, los problemas locales tienen un origen global, por lo que se planteó la propuesta de crear un Frente Estatal de Jubilados, que permitiera unir fuerzas, para que el conjunto de organizaciones de pensionados y jubilados se solidarizaran en las luchas que en forma particular estén desarrollando cada agrupación y actuar unidos en la lucha por la defensa del sistema de seguridad social y por la recuperación de los derechos de la salud y jubilación.
Considerando la experiencia de estar viviendo en un sistema que se dice democrático, pero que en realidad se limita a a democracia representativa y aún cuando se maneja el discurso de la democracia participativa, se excluye la participación de los integrantes de las comunidades o representados en la toma de decisiones relevantes y con el objeto de fomentar la participación del conjunto de pensionados y jubilados que ese pequeño grupo reunido representaba, se tomó el acuerdo de que cada organización de pensionados y jubilados sometiera a discusión con sus integrantes la propuesta de que su organización decidiera libremente si aceptaba participar en la creación del Frente Estatal de Jubilados y que en una tercera reunión, se informara de los resultados obtenidos y en función de los acuerdos tomados por separado se decidiera si procedía la constitución del frente que aglutinaría a los pensionados jubilados en el Estado de Sonora.
Esta tercera reunión se realizó este pasado 7 de junio y contó con la asistencia de 29 personas que representaban a 8 organizaciones porque lamentablemente y en contra de lo esperado, los representantes de los Pensionados y Jubilados del Ayuntamiento de Hermosillo no asistieron a tan importante reunión. Esto no detuvo a los asistentes a esa reunión y los representantes de cada organización de jubilados procedieron a presentar el informe de la consulta que realizaron con los miembros de sus organizaciones y se registró que la mayoría de las organizaciones votaron a favor de participar en la creación del Frente Estatal de Jubilados. Cabe mencionar que la Asociación de Pensionados y Jubilados de la Universidad de Sonora informó que la consulta formal la realizaría dos días después mediante asamblea virtual y al momento de redactar estas líneas se cuenta con la información de que acordaron participar y ser parte del Frente Estatal de Jubilados.
Las organizaciones que suscribieron el acuerdo de construir el Frente Estatal de Jubilados son las siguientes: (1) Jubilados de la sección 15 del Sindicato de Telefonistas de la República mexicana, (2) Asociación de Pensionados y Jubilados de la Universidad de Sonora Prof. Adalberto Sotelo, A. C., (3) Alianza Estatal de Jubilados y Pensionados federalizados en Movimiento (ISSSTE), A.C., (4) Coalición Nacional de Jubilados y Pensionados Prof. Elpidio Domínguez, (5) Confederación de Jubilados, Pensionados y Adultos Mayores de la República Mexicana (CONJUPAM).(6) Asociación Nacional Ideal Sonora de Adultos Mayores.
En esta memorable ocasión no hubo prensa de por medio, no hubo declaraciones o mensajes en redes sociales acerca de este singular acontecimiento, a pesar de la relevancia histórica que tiene el mismo. Por esas razones el objetivo del presente escrito es contribuir a lograr una percepción de la pertinencia histórica y el valor político del acuerdo tomado por cerca de una treintena de personas que representan a miles de pensionados y jubilados.
Implicaciones políticas de la creación de este Frente Estatal de Jubilados
En primer lugar, debemos destacar que nos encontramos ante el surgimiento de un nuevo movimiento colectivo que no agrupa a personas, en realidad estamos frente al surgimiento de una organización integrada por varias organizaciones. Esta nueva organización es un movimiento auténticamente ciudadano, ajeno por completo a los partidos políticos y autoridades gubernamentales.
Destaca también el hecho de que es el resultado de un ejercicio de democracia participativa, un concepto que se utilizado por la clase política en sus campañas electorales, pero abandonado una vez que se encuentran en el poder, porque continúan practicando la democracia representativa, ya que continúan tomando decisiones sin consultar a sus comunidades, a sus representados que los llevaron al poder del cual hoy disfrutan.
La sola presencia del Frente Estatal de Jubilados contribuye a llenar el vacío de liderazgo provocado por la ausencia de dirigentes sindicales y políticos que han dejado solos a los trabajadores y jubilados frente a los problemas que enfrentan por violaciones a sus derechos a la salud y jubilación, por lo cual los jubilados tuvieron necesidad de reconstruirse a sí mismos, dejar atrás su identidad de víctimas y asumir una identidad de sujetos políticos en la medida que los problemas que enfrentaban en forma dispersa provienen de la implementación de políticas públicas y de actos de corrupción cometidos por políticos que actuaron como deficientes funcionarios públicos.
Debe destacarse también que la lucha que realizan los grupos de jubilados que aceptaron actuar unidos en el nuevo Frente Estatal de jubilados, es una lucha que beneficia también a los trabajadores activos en la medida de que luchar por el derecho a la salud traducida en una atención médica de calidad, abasto eficiente de medicamentos y estudios médicos especializados, son servicios que benefician a los trabajadores activos y sus familiares. Igual podría decirse de la lucha por la defensa del derecho a la jubilación, un derecho que está en riesgo de desaparecer y que los trabajadores que hoy están activos no disfrutarán si llega a desaparecer.
La inactividad, pasividad y conformismo que presentan los trabajadores activos ante la violación de los derechos a la salud y a la jubilación, contrasta con el activismo que presentan los jubilados quienes con su actuación destruyen la imagen social que se tiene de ellos como personas débiles, enfermizas y en “estado de vulnerabilidad social”, ya que los jubilados han estado defendiendo sus derechos de manera combativa y esta diferencia entre una actitud pasiva y otra combativa se observó en la marcha del primero de mayo, cuando por primera vez, se integró una columna de jubilados de varias organizaciones exigiendo con firmeza respeto a sus derechos y luchando por la recuperación de los mismos.
Mientras los trabajadores activos permiten que la corrupción sea la característica del comportamiento de varios de los líderes sindicales que los representan y aceptan que impere la antidemocracia en el funcionamiento de sus sindicatos al no ser tomados en cuenta en las decisiones que toman sus líderes, los jubilados por otro lado, crean su propia organización, la construyen desde abajo, discutiendo con libertad, en condiciones de igualdad y acordando que el Frente sea una agrupación amplia y plural de las diversas organizaciones de trabajadores jubilados y pensionados.
Por consenso, acuerdan que el objetivo central sea la defensa conjunta de la Seguridad Social Integral, que permita asegurar una vejez digna a la clase trabajadora. Su naturaleza de organización independiente de partidos políticos y autoridades gubernamentales, le garantiza funcionar en base a una democracia participativa, que garantice que las decisiones que se tomen sea en base al consenso y la estructura que se pretende .
En este contexto podemos decir que cuando los integrantes de una comunidad se ven afectados por problemas sociales y se reúnen para discutir los problemas que los afectan y acuerdan crear un frente colectivo que les permita actuar en forma unida, organizada y colectiva en la lucha por la recuperación de sus derechos, la suma de varios esfuerzos no sólo contribuye a fortalecer a ese colectivo, también fortalece a quienes lo integran en forma individual, porque cambia su percepción de la realidad al descubrirse a sí mismos como miembros de una comunidad que experimentan los mismos problemas.
Fortalece a la nueva organización de organizaciones, porque suman fuerzas y crean un empoderamiento individual y colectivo, ajeno a los partidos políticos o autoridades gubernamentales y descubren un poder popular que antes no percibían, que les permitirá reducir la asimetría con la que se ejerce el poder en detrimento de la ciudadanía . La creación del Frente Estatal de Jubilados fortalece a la ciudadanía y a la propia sociedad, porque es una forma de enseñar con el ejemplo mostrando que la participación colectiva en los espacios públicos permite que las voces de los sectores marginados o silenciados se escuchen, ayudan a que se visibilice la presencia de esos agrupamientos colectivos y se de una especie de “nacimiento”, porque un importante sector de la sociedad considerado “en condiciones de retiro”, surge como un grupo social emergente, construyendo en la acción una identidad de sujetos activos, que reconocen su historicidad, es decir, su capacidad para cambiar el rumbo de la historia y obligados por la necesidad salen de su privacidad para tomar el espacio público, reunirse con otras personas que se encuentran en condiciones semejantes y unir fuerzas para encontrar respuestas a sus demandas.
Conclusiones
Desde el momento en el que varios grupos de jubilados nos unimos para participar en la marcha del primero de mayo, conquistando con nuestra sola presencia un lugar dentro del contingente sin pedir autorización alguna a los organizadores, partiendo de la premisa de que “no se pide permiso para ocupar los espacios de lucha, simplemente se toman y se ocupan”, aquellos que participamos en dicha marcha compartimos un sentimiento de fraternidad, hermandad y unidad. Una unidad que no incluía a los trabajadores activos porque ellos marchaban con actitud festiva, olvidando que el primero de mayo no es un día de fiesta, sino de protesta. Nunca como antes el ser diferentes provocó tanta sensación de orgullo porque el contingente de jubilados se caracterizó por su dignidad, firmeza y unidad en la lucha por la recuperación de nuestros derechos.
En aquellos momentos mientras caminábamos sentimos que estábamos abriendo brecha por un camino no andado antes, como si camináramos atravesando un pórtico que nos transformaba al visibilizar nuestra presencia, negada hasta ese momento en otras manifestaciones del primero de mayo. Con cada paso que dábamos destruíamos un “pensamiento congelado” que mantenía atrapado la figura del jubilado en un estereotipo de persona débil, indefensa y en espera de lo inevitable.
Con la formación del Frente Estatal de Jubilados, quienes formamos parte del mismo actuamos con una actitud basada en un realismo que nos permite estar en ventaja con respecto a los trabajadores activos, porque los jubilados podemos vincular un pasado con un presente a través de un “shock con una realidad excluyente” que intenta dejarnos fuera de la escena social y de esta manera estamos en mejores condiciones para construir un futuro mejor a la situación actual, porque no estamos buscando definir quienes somos, sino más bien, estamos expresando nuestra opinión de quiénes no queremos ser, mientras que los trabajadores activos sólo parten del presente, no tienen definido quienes son, porque los sindicatos han perdido su identidad como organizaciones que surgieron para defender los intereses de los trabajadores y los trabajadores sindicalizados no tienen una identidad sindical, no han construido un sentimiento de pertenencia al mismo, no cuentan con un pasado, ni con consciencia de clase y siguen atrapados en un eterno carpe diem que les impide visualizar que la lucha de los jubilados es un espejo de lo que les espera en su futuro.
Con la creación del Frente Estatal los jubilados estamos reapareciendo en la escena social, nos estamos visibilizando ante quienes negaban nuestra presencia, estamos diciendo en forma conjunta, con una voz colectiva que difícilmente será opacada: aquí estamos, seguimos estando vivos, estamos naciendo de nuevo, apareciendo frente a los otros haciéndoles saber que no sólo estamos en este mundo, sino que formamos parte de su dinámica social al asumir un rol de sujetos activos y usando la acción acompañada de un discurso para convertir esa acción en acción política, contribuiremos a lograr una transformación social. Partimos de una concepción de la política no como algo que nos separa, sino más bien como algo que nos une, porque cuando los seres humanos actuamos libremente como sujetos activos y con libertad de pensamiento, es cuando encontramos el sentido real de la política.
La filósofa alemana Hanna Arendt (2,008) nos describió que la política representaba una promesa para la humanidad en el sentido de que “la política debe ser el esfuerzo colectivo de una gran pluralidad de seres humanos para vivir juntos y compartir la tierra en un ambiente de libertad garantizadas”.
Los jubilados hemos decidido iniciar una acción: crear un Frente Estatal de Jubilados, esta acción la estamos realizando en un ambiente de total libertad y pluralidad. Partiendo de que cualquier acción humana no sucede en el aislamiento y que el inicio de una acción es el inicio de una cadena de acontecimientos, estamos conscientes de que no estamos comenzando algo, sino que alguien (los jubilados) estamos iniciando un proceso de transformación de la realidad social, al luchar por la recuperación de nuestros derechos y que en este proceso nos estamos transformando a nosotros mismos, al encontrar un nuevo sentido a nuestra existencia.
Una existencia que se nos negaba al estereotiparnos como sujetos pasivos, conformistas, débiles, pero que con nuestra iniciativa de unir esfuerzos y crear el Frente Estatal de Jubilados estamos creando una nueva figura del jubilado, esta nueva figura es la de un sujeto activo que actúa como agente de cambio social y encabeza la lucha por la recuperación de los derechos perdidos.
Con esta iniciativa estamos revalorando al mundo, descubriendo que los seres humanos solo somos libres cuando actuamos, porque ser libre y actuar son conceptos que no pueden estar separados, si no se actúa, si se permanece inmóvil, no existe la libertad y los jubilados demostramos ser libres al crear una organización horizontal, con liderazgo distribuido y compartido y fortalecer un sentimiento de pertenencia de quienes participan en este gran esfuerzo que marcará un antes y un después de la lucha social en Sonora, porque al participar en la lucha por la recuperación de nuestros derechos, nos estamos transformando en forma individual y contribuimos a lograr una verdadera transformación social, basada en el ejercicio de la democracia participativa.
Arendt Hanna: ¿Qué es la política?
Editorial Ariel. Buenos Aires, 2,019
Castoriadis, Cornelius: Los dominios del hombre
Ed. Gedisa, Barcelona, 2,005
Yescas, Oscar: Manifiesto por la unidad de jubilados sonorenses
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Yescas, Oscar: Notas sobre la marcha de jubilados el primero de mayo en Hermosillo
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Yescas, Oscar: ¿Por qué los jubilados debemos marchar este primero de mayo?
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Yescas, Oscar: En busca de la política
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muy interesante-PROF.
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