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domingo, 17 de enero de 2021

                               Mercadotecnia, economía y covid

Oscar Yescas Domínguez

17 de enero de 2,021


Introducción

La era de las organizaciones

La globalización y sus efectos sociales

Mercadotecnia, economía y consumo

El impacto del covid en las micro y pequeñas empresas

Conclusiones

Introducción

Han transcurrido 17 días del 2021 y la verdad no se siente gran diferencia al 2,020, no se percibe un cambio entre la existencia de un “año nuevo” y lo que sentíamos al final del 2,020, el ambiente es el mismo: temor, incertidumbre, inseguridad, etc. Recordemos que el tiempo es una creación humana y se inventó para contextualizar los hechos en un determinado momento histórico. Bueno, en realidad sí hay algunas diferencias entre el “año pasado” y este “año nuevo”, algunas noticias buenas como lo es el hecho de que ya tenemos remesas suficientes de la vacuna contra el covid, ya se inició su aplicación con el personal de salud y después se seguirá con el resto de la población.

Pero hay noticias malas, como el hecho de que el covid ha mutado en nuevas cepas y éstas están expandiéndose por varios países, otra mala

noticia se relaciona con un aumento exponencial del número de contagios en el mundo entero, los cuales están directamente relacionados con el aumento en la interacción social en el mes de diciembre motivadas por el consumo masivo y celebraciones familiares y sociales para festejar el fin de año, a pesar de que se solicitó no incurrir en las mismas.

El asunto es que éstos primeros días del 2,021 parecen una prolongación del 2,020, en el sentido de que a pesar de que mucho se escribió y explicó sobre las formas de contagio del covid, esas millones de palabras escritas y habladas que intentaban prevenir lo que hoy estamos viviendo, no pudieron evitar lo que hoy está sucediendo: hospitales saturados, aumento exponencial en el número de contagios y de fallecimientos por covid, etc. A pesar de la intensa campaña de las autoridades de salud promoviendo las maneras más seguras de prevenir el contagio (quedarse en casa, mantener sana distancia y usar cubrebocas), buena parte de la ciudadanía no atendió esos llamados y la realidad sigue superando los pronósticos más optimistas y las cifras demuestran que nunca se logró el objetivo de “aplanar” la curva de contagios.

Llovieron críticas señalando la irresponsabilidad social de un sector de la sociedad que no atendieron el llamado de las autoridades de salud para quedarse en casa, no realizar reuniones sociales o negándose a usar cubrebocas, pero pocas voces hablaron sobre la existencia de la enorme desigualdad social que existe en nuestra sociedad y que fue la que impidió guardar un confinamiento voluntario a un gran segmento de la población, porque una inmensa cantidad de personas tenían que salir a conseguir el alimento del día, ya sea a través del trabajo informal, laborando en empresas que exigían trabajo presencial, que no garantizaron las condiciones sanitarias en sus lugares de trabajo, ni dieron el apoyo necesario a sus trabajadores para quedarse en casa o simplemente mendigando en las calles.

De manera contradictoria, mientras las autoridades sanitarias pedían a la población quedarse en casa y sólo salir lo necesario, por otro lado autorizaban la apertura de grandes comercios y centros de trabajo “para salvar la economía” en momentos de la pandemia que presentaba mayores números de contagio de covid. Las autoridades de la Secretaría del Trabajo omitieron crear programas de emergencia económica que permitiera brindar apoyos a los millones de microempresas que existen en nuestro país, que forman parte del motor de la economía nacional y los dejaron abandonados a su suerte. El saldo de la pandemia y de la ausencia de políticas de apoyo gubernamental es que aumentó considerablemente el número de pequeñas empresas que se vieron obligadas a cerrar definitivamente porque no pudieron resistir la crisis económica que hemos venido padeciendo y el impacto de la pandemia al obligarlas a cerrar temporalmente fue la estocada final que les dio el golpe mortal y provocar su desaparición.

La era de las organizaciones

Vivimos en la era de las organizaciones, en una sociedad que existe gracias al funcionamiento de un sinnúmero de organizaciones que tienen como misión ofrecer productos y servicios para satisfacer necesidades. Toda nuestra vida estamos en contacto con alguna organización, nacemos en el contexto de una organización que se llama hospital, a lo largo de nuestra existencia, satisfacemos nuestras necesidades físicas y psicológicas a través de un intercambio con diferentes organizaciones.

Nos despertamos después de haber dormido en una cama que no creamos nosotros, la adquirimos en una organización comercial, consumimos alimentos que no producimos nosotros, los adquirimos en organizaciones comerciales, usamos vestimentas que no creamos nosotros, las adquirimos en alguna organización comercial que las obtuvo en organizaciones que las fabrican, etc. Si deseamos quedarnos en casa y no salir, seguimos en contacto con algunas organizaciones que nos ofrecen servicios de agua potable, electricidad, televisión por cable, telefonía, etc.

Sin olvidar el hecho real de que la casa que habitamos no la construimos nosotros, la construyó una empresa que se dedica a la creación de unidades habitacionales. Si somos afortunados poseedores de un vehículo, ese vehículo no lo construimos nosotros, lo ensambló una organización que se dedica a la producción de automóviles, que a su vez utiliza los servicios de un sinnúmero de organizaciones proveedoras de cada una de las partes que forma parte del ensamblado de un vehículo (motor, carrocería, llantas, cristales, asientos, sistema de radio, gps, etc.) Inclusive cuando fallecemos, recibimos los servicios de una organización que se llama funeraria, por eso es que se afirma que vivimos en una sociedad organizacional, en la era de las organizaciones.

Por todos esos motivos, el estudio de las organizaciones contemporáneas no debe ser tema exclusivo de especialistas y académicos, sino que el conocimiento científico de las mismas debe socializarse para que la población comprenda el papel que juegan las organizaciones en nuestras vidas laborales, sociales y personales, partiendo de la premisa de que todas las personas que formamos parte de esta sociedad somos consumidores o potenciales consumidores y como consumidores tenemos derechos que deben darse a conocer.

Vemos que cada día surgen nuevas organizaciones que se aventuran a ingresar al mercado presentándonos nuevos productos o servicios, o nuevas formas de brindar servicios, pero también podemos observar que cada día desaparece un sinnúmero de organizaciones que desaparece por fallas en su administración, deficiente liderazgo, miopía mercadológica o simplemente sucumbiendo por la falta de recusos económicos y apoyo gubernamental ante la competencia desleal que se observa en la guerra comercial que existe en nuestros días entre las grandes corporaciones transnacionales y las organizaciones nacionales.

La globalización y sus efectos sociales

Después de la caída del muro de Berlín terminó la guerra fría en la que los protagonistas principales eran Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) que se desmoronó en un aparente triunfo del capitalismo, pero de inmediato comenzó otro tipo de guerra, una guerra comercial internacional en la que el pez más grande se come al pez más chico, al difundirse la economía de libre mercado en la mayor parte del mundo, surgiendo lo que conocemos como globalización que vino a fortalecer la expansión y crecimiento de las grandes compañías transnacionales.

La globalización provocó la apertura de fronteras y la liberación de aranceles en diferentes países para lograr el libre tránsito de mercancías, esta apertura comercial contribuyó a fortalecer a las grandes corporaciones transnacionales que se convirtieron en figuras gigantes en el mercado mundial al competir en condiciones de desigualdad con las empresas de los países que iban “conquistando”.

Recordemos que la economía de los países latinoamericanos se basa en el funcionamiento de millones de micro y pequeñas empresas que de un día para otro se vieron envueltas en una competencia desleal con las grandes compañías transnacionales que llegaron a sus países “a conquistar mercados”, contando con el apoyo de los gobiernos locales expresado en concesión de terrenos para su instalación, exención de pago de impuestos y tarifas bajas en consumo de agua y energía eléctrica, etc. Todo esto a nombre de que la presencia de las grandes transnacionales representaría una inversión en la economía nacional que contribuiría al desarrollo económico a través de la generación de nuevos empleos.

Esta competencia desleal se da en una desigualdad de circunstancias ya que las grandes corporaciones transnacionales llegan a nuestros países contando con un gran capital, más recursos materiales y personal más calificado, mientras que las pequeñas empresas de los países latinoamericanos son por lo regular empresas familiares cuyo personal no tiene nociones de administración, con capital limitado y viviendo prácticamente al día con ganancias limitadas. Esto les permitió iniciar una guerra de precios ofreciendo grandes descuentos en el inicio de sus operaciones para capturar nuevos consumidores, una estrategia que les funcionó porque muchos microempresarios no pudieron competir bajando sus pecios. El resultado de esta confrontación cotidiana ha sido la quiebra de millones de pequeñas empresas en Latinoamérica y el mundo entero, que no pudieron resistir la embestida de las grandes compañías que en la era de de la globalización están provocando que millones de personas en el mundo entero, consuman los mismos tipos de productos alimenticios, usen las mismas prendas de vestir y con ello están creando una “cultura mundial” globalizada, en detrimento de las culturas culinarias y y hábitos de consumo regionales y nacionales.

El posicionamiento en las preferencias del mercado de las grandes compañías transnacionales se ha ido fortaleciendo con el paso de los años, debido a que los consumidores fueron atraídos por la “novedad” de productos que desconocían, las continuas promociones y ofertas de descuentos con las que iniciaron sus operaciones las empresas transnacionales como parte de sus estrategias. El posicionamiento en el mercado de las compañías transnacionales se logró al capturar la atención y preferencia de un amplio espectro del mercado que experimentó la sensación de pertenecer a una élite de privilegiados que tenían la capacidad adquisitiva para comprar la membresía a estas organizaciones y consumir sus productos, poco a poco lograron abatir a la competencia nacional que en forma gradual se ha estado rindiendo y cerrando sus puertas en forma indefinida, afectando a la economía nacional con el cierre de miles de empresas y el consecuente aumento del desempleo, además de que las ganancias de estas operaciones se destinan al extranjero y no se invierten en el desarrollo económico de nuestros países.

Debemos tomar consciencia de que somos nosotros quienes al acudir a realizar nuestras compras en las grandes tiendas comerciales, estamos alimentando el crecimiento de las grandes corporaciones que están provocando la quiebra masiva de miles de micro y pequeñas empresas en nuestro país, porque al privilegiar nuestro consumo en los grandes comercios en busca de marcas que aunque sean caras, son “reconocidas a nivel mundial”, dejamos de consumir productos nacionales o servicios ofertados en los pequeños comercios locales y con ello contribuimos a afectar la economía nacional al colaborar de manera indirecta en la expansión y consolidación de las grandes corporaciones en nuestros países y con ello a la quiebra económica de miles de micro y pequeñas empresas llevando a miles de personas a la condición del desempleo.

La globalización y los tratados de comercio internacional no trajeron consigo un beneficio para los habitantes de los países que firmaron dichos tratados, en realidad los que se beneficiaron fueron los directivos y altos funcionarios de las corporaciones transnacionales que lograron conquistar nuevos mercados y “derrotar” a la competencia maximizando su beneficio económico al explotar recursos naturales de países en desarrollo, generar una producción masiva mediante la explotación laboral de los centros de producción y estimular un consumo masivo.

Antes del covid padecíamos los efectos de una crisis económica provocada por la implementación de políticas neoliberales que lograron la mutilación de las constituciones políticas de varios países con el objetivo de eliminar derechos laborales tales como la estabilidad en el empleo, el derecho a la jubilación, la eliminación de jornadas de 8 horas de trabajo al día, etc. Junto a esas restricciones de los derechos de los trabajadores se impusieron políticas de topes salariales para impedir que los trabajadores organizados en sindicatos tuvieran aumentos significativos en sus salarios durante las revisiones contractuales, mientras que no sucedía tal control en los precios de los productos ofertados en el mercado. La desigualdad social crecía sin detenerse y las empresas contrataban en condiciones de gran desventaja para los trabajadores que se veían obligados a aceptar largas jornadas de trabajo, bajos salarios y un ambiente de incertidumbre hacia el futuro. La meritocracia dejó de existir gracias a la corrupción existente en las organizaciones que eran conducidas mediante un neanderthlismo administrativo a través del cual ignoraban las aportaciones de las ciencias que orientaban de forma científica cómo conducir a las organizaciones. El desempleo aumentaba día tras día, por lo que millones de personas se vieron obligados a tener dos trabajos o ingresar al mercado informal como vendedores ambulantes o abriendo pequeñas empresas, las llamadas microempresas, que funcionan con más pérdidas que ganancias.

Mercadotecnia y Economía

Por las razones anteriores es de extrema importancia comprender que en esta guerra comercial por la conquista del mercado, nosotros somos el mercado, es decir, el objetivo de la guerra comercial que pretenden lograr y lo están consiguiendo porque estamos aceptando satisfacer nuestras necesidades consumiendo los productos que nos ofrecen en las grandes tiendas comerciales y hemos dejado de consumir en los pequeños comercios. Esto quedaría más claro si partimos de la definición del concepto de mercado como “aquel conjunto de personas que comparten deseos, necesidades o expectativas que desean satisfacer y que cuentan con la capacidad adquisitiva para pagar el consumo de un servicio o producto que satisfaga esas necesidades”.

Durante el siglo pasado las grandes organizaciones que lograron triunfar y posicionarse en forma exitosa en el mercado, tenían como común denominador el que prestaban atención a los cambios sociales que estaban afectando al mercado antes de tomar las decisiones en la conducción de sus organizaciones. Es decir, utilizaban el enfoque de mercadotecnia para dirigir sus empresas, este enfoque consiste en prestar atención a lo que está sucediendo en el mercado, es decir, en la población general vista como potenciales consumidores, los cambios culturales, políticos, económicos, ecológicos, afectaron los patrones de consumo y el gran mercado de masas se dividió en grandes grupos de consumidores. Por estos cambios en el consumo surgió la mercadotecnia puede definirse como “un proceso a través del cual los directivos de una organización realizan una investigación social basada en criterios científicos, que les permite identificar los deseos, las necesidades y las expectativas de un grupo de consumidores y en base a los resultados obtenidos en esta investigación proceden a diseñar el producto o servicio que podrá satisfacer esos deseos, necesidades o expectativas en mejores condiciones que la competencia”. Por realizar esta investigación social, se afirma que la administración de una organización con enfoque de mercadotecnia está basada en un enfoque de “afuera hacia adentro”, es decir, en base a los cambios sociales los directivos determinan determinan qué producto ofrecerá la organización al mercado, mientras que las organizaciones que no utilizan el enfoque de mercadotecnia padecen de lo que se conoce como “miopía de mercadotecnia” y su enfoque de administración es de “adentro hacia afuera”, es decir, no vislumbran los cambios sociales y su impacto en el comportamiento de los consumidores y sólo se preocupan por crear un servicio o un producto de calidad pero no existe la seguridad de que el mismo satisfaga las necesidades de los consumidores.

El desarrollo de la mercadotecnia atravesó por diferentes etapas de evolución, pasando de segmentar al mercado de masas, dividiendo al conjunto de consumidores en segmentos del mercado, es decir, grupos con características sociodemográficas similares, después surgieron los nichos del mercado cuando a los segmentos se les dividió a su vez en segmentos más pequeños descubriendo nuevos agrupamientos de consumidores en función de gustos, intereses, motivaciones, etc. Finalmente surgió la mercadotecnia personalizada cuando las computadoras permitieron almacenar una gran cantidad de datos de una misma persona: edad, estado civil, nivel de ingresos, antiguedad en el empleo, tipo compras realizadas, formas de pago, etc. Es cuando surgió la mercadotecnia llamada de “tiro fijo”, en la cual los mercadólogos apuntaban a un individuo singular hacia el cual le dirigían mensajes promocionales a través de correo electrónico, correo convencional o algún otro medio.

Durante 20 años impartí el seminario Mercadotecnia y análisis de la conducta del consumidor (1985-2,005), dirigido a alumnos del noveno semestre de Psicología de la Universidad de Sonora en México. Parte de la bibliografía que utilizaba era un libro titulado Maximarketing de los investigadores Stan Rapp y Tom Collins, quienes afirmaban en aquel entonces que el descubrimiento más importante del siglo XX fue la invención de la computadora porque permitía almacenar una enorme cantidad de datos personales sobre cualquier persona y podían realizar una mercadotecnia personalizada al registrar en las compras realizadas los datos personales del consumidor. Diversas investigaciones sobre la psicología del consumidor coinciden en que las personas compran productos no para satisfacer necesidades físicas o psicológicas, sino mas bien compran para mostrar a las demás personas que tienen capacidad adquisitiva mayor que los demás. Consumen para mostrar un estatus social superior al de las demás personas y por ello compran más de lo que necesitan y aumentan sus deudas en forma considerable sin necesidad de hacerlo.

    Tal sólo basta ver nuestro guardarropa, nuestro calzado, vestimentas, tenemos más prendas de las que necesitamos, pero seguimos sintiendo que necesitamos "estrenar" ropa nueva, calzado nuevo, teléfono nuevo, automóvil del año, etc. Esa es la mentalidad del homo consumens, su existencia sólo encuentra significado en el consumo, si no consume no existe.

En el siglo pasado para tomar decisiones las empresas realizaban estudios de mercado con los cuales obtenían perfiles psicográficos a través de los cuales identificaban rasgos de personalidad, intereses, necesidades psicológicas, formas de percepción, estilos de aprendizaje, etc. Para obtener esta información utilizaban la técnica de los grupos de enfoque que consiste en una reunión de personas seleccionadas deliberadamente por compartir ciertas características, a quienes se les pide participar en una serie de reuniones planificada que tiene como objetivo provocar e identificar las percepciones del consumidor sobre un tema o área de interés en particular en un ambiente de apertura en la comunicación. Este tipo de técnica permite lograr la interacción e interinfluencia entre los integrantes del grupo durante una discusión sobre ideas predeterminadas que pueden ser el lanzamiento de un nuevo producto y con ello logran identificar el nivel de aceptación que tendrá dicho producto..

En nuestros días, en pleno siglo XXI, el desarrollo de la tecnología digital ha cambiado los procesos mercadológicos, las grandes organizaciones actúan obteniendo datos personales de las redes sociales, de nuestras computadoras, de nuestros teléfonos celulares, los cuales almacenan información con cada click que damos en cada fotografía, por cada link que visitamos o página de internet o redes sociales, vamos dejando una huella que analizada en forma científica nos desnuda psicológicamente y permite a los mercadólogos conocer nuestro perfil psicológico mucho mejor de lo que nosotros nos conocemos.

Recientemente la empresa facebook ha sido acusada de compartir información personal de sus suscriptores con las grandes corporaciones para obtener beneficios económicos y la discusión se ha reanudado al anunciar que los propietarios de facebook comprarán Whatsapp y el temor fundado es que la privacidad de usuarios de Whatsapp y facebook sea invadida al compartir los contenidos de conversaciones en chats y el historial de búsqueda por parte de directivos de las grandes corporaciones. En la era digital las grandes corporaciones ya no necesitan realizar estudios sociales ni grupos de enfoque para obtener nuestro perfil psicográfico, nosotros mismos les hemos proporcionado suficiente información personal a través las fotos que subimos a redes sociales, informando de los lugares que visitamos, publicando fotografías de lo que comemos, etc. El teclado de nuestras computadoras y teléfonos celulares es la principal fuente de información de las grandes corporaciones porque a través de ellos reflejamos nuestros gustos, nuestras inclinaciones, tendencias e inclusive nuestros propios pensamientos y sentimientos mientras navegamos en internet o en redes sociales, no en balde facebook nos recibe con la pregunta: ¿Qué estás pensando? Y nos ofrecen emoticones para expresar nuestros sentimientos.

El impacto del covid en las micro y pequeñas empresas

Según el INEGI en México, las pequeñas y medianas empresas en el país representan el 99% del total de organizaciones operando en el país, generan el 72 % del empleo y el 52% del producto interno bruto y representan entre el 70% y el 80% de la creación de nuevos empleos. Dentro de este gran grupo, existe otro denominado microempresas, llamadas así porque no tienen más de 10 empleados y no generan ventas mayores al millón de pesos al año. Estas últimas general el 46% del empleo y existen alrededor de 2.5 millones de microempresas que operan en la informalidad representando un promedio de 22.2 millones de empleos informales.

Por lo regular las microempresas actúan en el terreno de la informalidad, es decir, no cuentan con registro legal por lo que no reportan al Servicio de Administración Tributaria (SAT), no aseguran a sus trabajadores, tienen alta rotación de personal y su existencia es mucho más corta que la de las grandes corporaciones. Son empresas que viven al día, lo que quiere decir que lo que venden va directamente a la boca de quienes trabajan y no pueden reinvertir en mejoras para su negocio. No pueden realizar acciones de planeación a largo plazo, se limitan a subsistir día tras día y no tienen recursos para enfrentar un día sin ventas.

Podría decirse que su existencia “pende de un hilo” o se encuentran en la orilla del abismo en forma permanente. Por supuesto que ha habido casos en los que un pequeño negocio inicia de forma modesta y con el paso del tiempo se fortalece y consolida al grado de estar en condiciones de abrir otra sucursal en otra plaza o lugar geográfico, pero lamentablemente, estas son las excepciones y la regla es que las microempresas tienden a desaparecer con el paso del tiempo y en el mejor de los casos lograr sobrevivir sin alcanzar un gran crecimiento porque en el mundo competitivo en el que vivimos, existe una guerra comercial en la que el pez más grande se come al más chico y en nuestra realidad inmediata el pez más grande son las grandes corporaciones transnacionales que instalan una sucursal en nuestro país, poco a poco se van multiplicando a través de franquicias y el grueso de las ganancias económicas (o sea el dinero que gastamos en esos lugares) se va al extranjero y la economía nacional pasa a depender cada vez más de la existencia de estos gigantes del mercado que dicho sea de paso, durante esta pandemia han aumentado los precios de manera descarada, mientras que las microempresas continúan desapareciendo sin dejar rastro.

Por estas razones se puede afirmar que este tipo de micro y pequeñas empresas han recibido un impacto realmente negativo durante la pandemia del covid, de tal forma que a la búsqueda diaria de subsistencia de estas microempresas en condiciones normales, se sumó la disminución de ventas durante el confinamiento voluntario y sin ventas no hay dinero para pagar a los empleados o el costo de la renta del local u otro tipo de gastos fijos.

Para tener una idea de qué estamos habando, estas microempresas son la tiendita de la esquina, el puesto de tacos que funciona durante la noche, el comerciante ambulante, el pequeño proveedor, el taller de servicios, etc. Representan una parte importante del motor de la economía nacional. La disminución de las ventas durante la pandemia del covid provocó el cierre de cientos o miles negocios y en consecuencia generó un desempleo masivo a nivel nacional.

Durante esta pandemia del covid el impacto que ha tenido sobre las micro, pequeñas y medianas empresas se ha traducido en disminución de ventas por el cierre temporal por motivos sanitarios, el cierre de estos negocios implicó la disminución de sus ventas, la baja en las ventas provoca que no tengan dinero suficiente para pagar la nómina y al no poder pagar salarios, lo que sucede es que se despida al personal. La pandemia del covid ha aumentado el desempleo en México de manera considerable.

Obviamente, la pandemia ha afectado toda la economía porque ha paralizado o reducido en gran medida el consumo de la población al reducir la movilidad social, las grandes empresas también han visto reducidas sus ventas y con ello sus ganancias, pero a diferencia de las micro, pequeñas y medianas empresas, lograrán salir de la pandemia y continuar laborando en condiciones diferentes, mientras que miles de pequeñas empresas han caído en la quiebra y cerrado sus negocios en forma definitiva.

Conclusiones

Para obtener lo que deseamos existen cuatro formas de lograrlo, primero sería el autoconsumo, que implicaría que nosotros cultiváramos nuestros propios alimentos y fabricáramos nuestras prendas de vestir. Segundo, mendigar, pedir limosna o caridad. Tercero, cohesión, lo que significa apropiarnos de lo que queremos a través de la fuerza o de la violencia (robos, asaltos) y finalmente tenemos el cuarto método que es el intercambio.

El concepto de intercambio tiene la ventaja de que las personas logran la satisfacción de sus necesidades sin verse obligados a despojar a otros de sus bienes, depender de la caridad o preocuparse de producir por su cuenta lo que necesita. El intercambio no sólo es un concepto más de mercadotecnia, en realidad el intercambio es la esencia del capitalismo, pero lamentablemente no todos podemos participar en procesos de intercambio porque para que éste funcione se necesitan algunas condiciones de las cuales, por cuestiones de espacio sólo mencionaré dos: 1. que existan dos partes (personas), 2. que cada parte (personas posea algo de valor para la otra parte. El intercambio en nuestro sistema social se logra a través de dinero en efectivo o crédito. Si tenemos dinero o capacidad de pago a crédito somos parte del mercado, si no tenemos dinero somos excluidos del mercado y no podremos satisfacer nuestras necesidades.

Aquí radica el origen de la desigualdad social, quienes no tienen dinero o capacidad crediticia, son marginados del desarrollo económico, son los consumidores defectuosos que no forman parte del mercado porque no tienen nada que ofrecer y en consecuencia no pueden realizar un intercambio para satisfacer sus necesidades físicas y psicológicas.

Las organizaciones en su crecimiento han logrado hacernos olvidar nuestra condición de homo sapiens y nos han reducido a la condición de homo consumens. Hoy en día una inmensa mayoría de la población vive para trabajar, no disfrutan sus vidas, trabajan para pagar las deudas que han adquirido en su comportamiento como consumidores. La nueva esclavitud en la economía neoliberal implica que la mayor parte de la población esté endeudada, viviendo con créditos, adquiriendo nuevos créditos para pagar viejas deudas, pagando altas tasas de interés bancario.

La economía capitalista, en el contexto de la globalización y con la implementación de políticas neoliberales se encuentra en manos de un nuevo cártel de delincuencia organizada llamado poder corporativo que controla el poder político en varios países con su poder económico y mantiene un modelo social que ya es imposible sostener porque se basa en la explotación laboral, la explotación irracional de recursos naturales, la destrucción de ecosistemas para generar una producción masiva de productos que coloca en el mercado y estimula a través de los medios masivos de difusión un consumo masivo de estos productos elaborados bajo el concepto de “obsolescencia programada” que significa que cada vez tienen menor tiempo de vida, por lo que serán desechados a corto plazo para ser sustituidos por otros productos nuevos. Vivimos bajo una dictadura del mercado, que impone políticas económicas con el discurso de favorecer al mercado, que traducido en palabras claras se refiere a conservar un sistema que lo único que garantiza es la maximización de las ganancias económicas para los propietarios de las grandes compañías transnacionales.

Pero no todo está perdido, ya es tiempo de que tomemos consciencia del poder que tenemos como consumidores que, al usarlo en forma inteligente, podríamos invertir la situación si sólo consumimos lo que realmente necesitamos para no aumentar nuestras deudas. Todos los que vivimos en la sociedad contemporánea tenemos algo en común, “somos consumidores”, si actuamos en forma unida, organizada y masiva realizando bloqueos en las compras de aquellas organizaciones que abusan de los derechos de los consumidores al aumentar sus precios injustificadamente, que promueven la venta de productos en cuya elaboración produjeron daños al medio ambiente, a la ecología o fueron realizados en base a la explotación laboral de sus trabajadores, podríamos revertir la relación asimétrica de poder en la que nos encontramos actualmente.

Las organizaciones nos controlan hoy en día en formas que no tenemos idea, nos manipulan al grado de que llegamos a pensar que las ideas que tenemos dentro de nuestras cabezas son nuestras ideas, cuando en realidad son el producto de todo un proceso mercadológico en el que la publicidad y los medios masivos han jugado un papel importante. De la noche a la mañana sentimos la necesidad de comprar un producto que el día anterior ni siquiera sabíamos que existía. Ya basta de tanta manipulación, por nuestra salud mental y por el bienestar de nuestra economía familiar debemos realizar compras inteligentes, consumir sólo lo que necesitamos. La pandemia del covid nos obligó a un confinamiento voluntario que implicó una reducción de nuestro consumo. Reflexionemos sobre nuestras posesiones que tenemos y el motivo por el que las compramos, sin duda alguna varias prendas y artículos se encuentran arrumbados en un rincón, porque nos han condicionado a consumir no para satisfacer necesidades, sino para presumir ante los demás un nivel de vida ficticio.

El sistema capitalista nos presenta a las organizaciones privadas tipo empresas como el nivel máximo de desarrollo social, aprovechemos los conocimientos sobre el funcionamiento de las organizaciones para crear organizaciones públicas de defensa de los derechos de los consumidores.

Finalmente, debemos tomar acciones para revitalizar la economía nacional consumiendo en aquellas microempresas o pequeñas empresas que ofrecen productos nacionales para revertir el desempleo apoyando las fuentes de empleo que generan estas pequeñas organizaciones. El apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas no sólo debe provenir de nosotros los consumidores, el Estado mexicano y los gobiernos de todos los países en Latinoamérica deben implementar políticas de rescate financiero de las micro, pequeñas y medianas empresas porque representan el motor de la economía nacional. Con apoyos gubernamentales estas unidades económicas podrían mitigar el impacto negativo de la pandemia mediante préstamos a plazos o  gestiones gubernamentales para reducir el pago de renta de locales durante el tiempo que cierren por motivo de la pandemia, apoyos para gastos fijos como consumo de energía eléctrica, agua, etc., la idea es evitar la desaparición de estas fuentes de empleo a través de apoyos gubernamentales. El impacto de la pandemia sobre las pequeñas empresas dejó un saldo negativo en el 2,020 al obligar al cierre definitivo de miles de microempresas en Latinoamérica. Los pronósticos indican que en el 2,021 continuaremos en pandemia o en pandemias intermitentes, del apoyo gubernamental y de nosotros depende que sobrevivan las microempresas que todavía funcionan, al igual que aquellas que surgirán en este año. La forma de apoyarlas como ciudadanos es consumiendo en pequeños establecimientos y dejar de alimentar el crecimiento de los gigantes corporativos limitando nuestro consumo en sus establecimientos. 


Dr. Francisco Navarrete Báez. Profesor investigador UNIVA plantel Guadalajara

El COVID-19 y el impacto en micro empresas en México

Comunicación Sistema UNIVALíderes de opinión

https://www.univa.mx/guadalajara/el-covid-19-y-el-impacto-en-micro-empresas-en-mexico/

Stan Rapp/Tom Collins: Maximarketing Ed. McGrawHill

Yescas, Oscar: El castigo de Sísifo en la modernidad

https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/11/elcastigo-de-sisifo-en-la-posmodernidad.html

Yescas, Oscar: Poder corporativo vs. Poder popular

https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/08/podercorporativo-vs_20.html

Yescas, Oscar: Algo está pasando y usted no sabe que es

https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/07/algoesta-pasando-y-usted-no-sabe-que-es.html

Yescas, Oscar Psicología, consumo y alienación

https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/06/psicologia-consumo-y-alienacion-oscar.html

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