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viernes, 19 de junio de 2020


Libertad individual vs. Control social
Oscar Yescas Domínguez
18 de junio de 2,020

La muerte tocando a nuestras puertas
El pico de la curva se ve tan lejano
La libertad individual y el aprendizaje social
El liderazgo situacional en tiempos de crisis
Libertad individual versus control social
Conclusiones

La muerte tocando a nuestras puertas
En estos días en los que la muerte nos rodea y es una constante amenaza para todos, la muerte de una persona en particular podría perder importancia en el mar de información que nos llega cada día y que incluye las noticias de fallecimientos varios.
Pero hay dos notas informativa que llamaron mi atención, la primera era el aviso de la muerte por covid-19 de un trabajador del servicio de recolección de basura del ayuntamiento de Hermosillo y el aislamiento de otros seis trabajadores de la misma área diagnosticados como positivos asintomáticos.
Sinceramente no sé quien fue la persona que falleció, desconozco su identidad, pero su muerte me conmovió porque conozco a quienes recogen la basura de mi domicilio y reconozco el trabajo pesado y cansado que hacen sin importar las altas temperaturas del medio ambiente y en ocasiones sin contar con el equipo adecuado para hacerlo y mucho menos contando con equipo de protección para prevenir el contagio del covid. Me refiero a que no siempre usan cubrebocas, o guantes, a pesar de que tienen contacto con todo tipo de desperdicios.
Con estos trabajadores que recogen la basura de mi casa he construido un vínculo más allá de la simple formalidad de sacar mi basura a tiempo debidamente guardada en bolsas, colocada en un bote de basura y rociado éste con desinfectante a petición de ellos por esta pandemia. Me consta que los trabajadores de esa área son responsables, comprometidos con su trabajo y siempre han sido amables, al grado de que cuando he olvidado sacar la basura de mi casa me tocan el timbre y han sido tan gentiles de esperarme a que salga corriendo para sacar mi basura.
A manera de reconocimiento a su diligente labor y gentil trato para conmigo y mi familia, con frecuencia les regalo botellas con agua ( hace tiempo que dejé de consumir botellas de agua para evitar crear mas basura de plástico y sólo las compro eventualmente para obsequiarlas a estos trabajadores), en ocasiones les he obsequiado calzado, ropa usada (y también nueva) e invariablemente en el día del trabajador de limpia pública, les obsequio una cantidad de dinero en efectivo. Tengo años haciendo esto, ellos me conocen y yo los conozco a ellos al grado de reconocer cuando viene un trabajador nuevo porque no es cara conocida.
Algunas personas quizá menosprecien a otras por el tipo de trabajo que desarrollan, aprendí de mis padres que todo trabajo honrado que nos permite generar un ingreso y mientras se haga en forma responsable y con cortesía es de respetarse. Nadie debe ser excluido o menospreciado por la actividad que realizan para ganarse la vida, así que no hago diferencia alguna entre quienes dan clases en una universidad o aquellos que recogen la basura de nuestras casas.
Bueno, confieso que podría decir que sí veo diferencias en estos dos ejemplos de trabajo porque he conocido maestros universitarios actúan como “divas académicas” y menosprecian a los que no tienen títulos académicos actuando con soberbia, mientras que los trabajadores de la limpieza que he conocido podrían dar clases de cortesía, respeto, humildad y relaciones humanas a los primeros.
La otra nota informativa fue la del deceso de un trabajador de la Planta Ford en Hermosillo en la segunda semana de este mes, su muerte cuestiona la validez de la decisión que tomaron nuestras autoridades federales y estatales de permitir la apertura de centros de trabajo en los días más peligrosos de la pandemia, lo cual permitía predecir que algunos trabajadores fallecerían por estar en contacto con otros en espacios cerrados. Nuestro gobierno cedió a las presiones de priorizar la economía y autorizó la apertura de la industria automotriz, minería y construcción y aquí tenemos los primeros resultados la muerte de un obrero de la Planta Ford, a la cual sin duda alguna se sumarán otras más adelante.
Como siempre, los más desprotegidos son los más afectados en nuestra sociedad y nos queda claro que el quedarnos en casa atendiendo las insttrucciones de las autoridades sanitarias es hoy un privilegio de clase. Al parecer sólo nosotros podremos protegernos de la muerte y la única forma hasta el momento es quedarnos en nuestras casas aquellos que podamos hacerlo, porque la muerte circula por nuestras calles en forma invisible tocando puertas insistentemente y no debemos abrirla, no debemos salir de nuestras casas si no queremos estar envueltos en la tragedia de perder la vida o la de algún ser querido.

El pico de la curva se ve tan lejano
La muerte de estas personas se da en el contexto de un incremento considerable de la curva de contagio en el mundo entero y México no es la excepción. A pesar del optimista pronóstico inicial de nuestras autoridades sanitarias todavía no logramos llegar al pico de la curva (que significa que el número de contagios diarios comenzaría a disminuír), porque el informe diario del estado del covid-19 en nuestro país indican que las cifras de contagio siguen aumentando cada día sin parar y esto lo podemos comprobar al ver que tan solo hace tres días el martes 16 de junio se registraron 4,599 casos de personas que se contagiaron del covid, mientras que el día siguiente el miércoles 17 la cifra aumentó a 4,930 contagios, y ayer jueves 18 de junio se disparó la cifra a 5,662 casos registrados en un solo día. Este incremento diario de las cifras es lo que realmente preocupa porque se ve muy distante el llegar al momento en el que lleguemos al pico de la curva de contagio, ya que a pesar de toda la información disponible acerca de cómo evitar el contagio las cifras de personas contagiadas aumentan cada día.
Algunos podrían decir que éstas son cifras muy bajas si se comparan con la que obtuvo Brasil que en el día 16 de junio rompió récord de contagios al superar los 38,918 casos en un solo día, pero pensar de esa manera sería un consuelo de tontos porque no veríamos el problema principal que tenemos frente a nosotros, ya que todo indica que seguirá prolongándose la cuarentena por tiempo indefinido debido al aumento de personas circulando por las calles de nuestras ciudades cuando deberían estar confinados en sus domicilios, lo que traerá consigo un mayor número de contagios y seguirá manteniendo el mapa de la república mexicana en color rojo que significa grave riesgo de contagio.
En varias ciudades de nuestro país la población ha contribuido de manera directa al aumento de estas cifras al realizar reuniones sociales los fines de semana con fines de diversión sin importarles estar en plena cuarentena, ignorando totalmente las indicaciones de las autoridades de salud. Aquellos que salen de sus casas sin tener necesidad alguna también han contribuido a la prolongación de la pandemia al exponerse a contagiar o ser contagiados, porque no reconocen que vivimos en convivencia social y estamos en contacto unos con otros. Nada puedo decir en contra de quienes se ven obligados a salir de sus casas para conseguir comida, sólo que lamento la situación de hambruna por el que atraviesan millones de personas en el mundo entero y reconocer que el quedarse en casa es un privilegio de clase en estos momentos históricos.
Por otro lado, las autoridades municipales de la ciudad donde vivo dieron muestras de irresponsabilidad al haber efectuado reuniones como aquellas que hicieron en sus intentos de concretar la venta de El Cárcamo, un terreno público utilizado como zona deportiva por grupos deportivos y ciudadanía. Pero lo que habla mal de su gestión es la muerte de este trabajador del servicio de limpia y el contagio de otros seis, porque evidencia las condiciones de peligro en las que laboran sin contar con equipamiento adecuado. Es su responsabilidad proteger a los trabajadores municipales proporcionándoles el equipo de protección contra cualquier tipo de enfermedad, principalmente del contagio del covid-19.
Por todos esos motivos, llego a la conclusión de que llegar al pico de la curva de contagio se ve como una meta muy lejana, porque muchas personas ya “se dieron de alta”, se cansaron de estar confinados y realizan reuniones sociales en sus casas, salen a las calles por cualquier motivo y no todos están usando cubrebocas ni guardando la distancia necesaria en su cruce con otras personas
La libertad individual y el aprendizaje social
Mientras no se asuma como responsabilidad individual el protegernos del covid, las cifras irán aumentando, la tragedia se seguirá extendiendo mientras algunos siguen insistiendo que el coronavirus no existe. La realidad de las cosas es que se observa resistencia de un sector de la población para acatar las instrucciones de las autoridades de la Secretaría de Salud. Algunos no pueden quedarse en casa porque no tienen alimentos y necesitan salir para conseguir dinero y poner comida en la mesa. Pero otras personas no han tenido reparo alguno en realizar reuniones con familiares y amistades en sus domicilios particulares en los días que se informaron que se presentaría un incremento de la cantidad de contagios. Se nos había anunciado que la cuarentena se levantaría en mayo, después que en junio y ahora nos dicen que será en agosto.
En la capital del Estado de Sonora, las autoridades municipales emitieron un decreto que limita la circulación libre de las personas en el horario de 6 de la tarde a 6 de la mañana. Quien desee circular en ese horario deberá tramitar un permiso que mostrará a las autoridades que lo requieran al ser interceptado en la vía pública. Esta medida ha despertado cierta polémica y se le ha etiquetado como una medida autoritaria. Algunos celebran la medida, otros la critican y cuestionan. ¿Qué es lo que está pasando?, ¿porqué no hemos llegado al pico de la curva de contagio?, ¿porqué se ha prolongado el período de cuarentena?, ¿porqué las autoridades implementan un “toque de queda” de doce horas? Sin duda alguna son preguntas que más de alguno se estará haciendo en estos momentos y debemos tener claridad sobre cómo damos respuesta a las mismas.
Algunas personas hablan de defender su derecho a la libertad de circulación y se oponen a medidas de las autoridades de cualquier nivel para impedir su libertad de tránsito, otros han tomado la decisión de tramitar amparos legales para impedir ser objetos de sanción por circular en horas no autorizadas. Lo que olvidan estas personas es que estamos en el marco de una grave crisis sanitaria que ya ha dejado sin vida a miles de mexicanos y sufriendo a sus familiares que quedaron atrás y la pandemia amenaza con seguir entre nosotros por tiempo ilimitado. Quienes defienden el derecho a circular libremente por nuestras calles en los días de mayor contagio, no reconocen la relación de causa efecto que existe entre el aumento de la cantidad de personas que circulan libremente en las calles y el imparable aumento diario en el número de contagios por el covid-19.
Todos tenemos derechos de circular libremente por nuestras calles, pero todos tenemos también el derecho de protección a nuestra salud. Las autoridades sanitarias en México han hecho una gran labor manteniéndonos informados sobre las formas de prevención del contagio del covid-19 e insistieron con bastante frecuencia sobre la necesidad de quedarnos en casa porque el aislamiento social es la mejor medida hasta el momento pra prevenir el contagio.
Lamentablemente, muchas personas hicieron caso omiso a estas sugerencias de nuestras autoridades y salieron de sus casas atendiendo a sus deseos de circular libremente por las calles de nuestra ciudad. Miles de personas salieron a visitar a sus madres el diez de mayo, miles de personas hicieron largas colas afuera de las tiendas Oxxo para comprar cerveza, cientos de personas realizan reuniones no autorizadas y miles circulan libremente por las calles de nuestras ciudades sin importarles contagiar o ser contagiados del covid-19.
Sin duda alguna, esta movilidad social ha sido un factor determinante para que los pronósticos oficiales de fechas para llegar al pico de la curva de contagio no se cumplieran, el gran número de personas circulando libremente por nuestras calles ha contribuido a que el levantamiento de la cuarentena se haya ido postergando mes tras mes y hoy en día no hay seguridad de cuándo terminará el período de cuarentena. Una cuarentena que ya está provocando daños psicológicos en varias personas.
Todos tenemos esa libertad de circulación y de tránsito por nuestro país, pero debemos recordar que nuestra libertad individual termina donde empiezan los derechos de los demás. Algo que debemos aprender de esta pandemia es que todos vivimos en convivencia social, no estamos solos, lo que hagamos o dejemos de hacer perjudica o beneficia a los demás.
La situación actual de crisis sanitaria exige el aprendizaje de nuevos comportamientos que implican aceptar las limitaciones de circulación social en período de crisis sanitaria, el quedarnos en casa si no tenemos necesidad de salir, el uso de cubrebocas, guardar distancia social cuando nos encontremos fuera de casa, uso de gels antibacterial, etc. Pero sobre todo debemos aprender que nuestra libertad depende de la libertad y derechos de los demás En tiempos de crisis sanitaria la libertad de movimientos debe disminuir para garantizar el derecho a la salud de los demás.

El liderazgo situacional en tiempos de crisis
Siempre he estado en contra del autoritarismo gubernamental y he dedicado buena parte de mi vida a combatirlo a través de la educación. Antes del gobierno de Amlo y Morena vivíamos sumergidos en un autoritarismo en nuestra vida cotidiana. La forma de gobernar ha cambiado en favor de las mayorías desprotegidas, todavía padecemos este autoritarismo en aquellos Estados de la república en los cuales tenemos gobernadores priístas o panistas.
Pero hay ciertas situaciones en las que se requiere de un liderazgo autoritario, no siempre podemos ser democráticos, ni siempre debemos dejar hacer. Depende de la situación como debemos ejercer un determinado estilo de liderazgo. ¿Cómo educamos a nuestros hijos? A veces los dejamos hacer que lo que quieren, a veces les consultamos antes de tomar una decisión y en otras ocasiones simplemente nosotros decidimos y ellos deben obedecer. Nuestra guía de inspiración es el amor que sentimos por ellos y sabemos lo que les conviene y les es más beneficioso. A eso se llama liderazgo situacional.
No quisiera extenderme en este escrito sobre el origen de la teoría del liderazgo situacional, sólo quisiera retomar las investigaciones que Kurt Lewin realizó en los Laboratorios Nacionales de Entrenamiento en Estados Unidos, en donde realizó el experimento de los tres climas de liderazgo (quien desee mayor información sobre esto le adjunto el link del artículo Intervención Psicológica en grupos sociales).
Después de los descubrimientos de la importancia del liderazgo democrático en el funcionamiento de los grupos sociales y del vínculo informal entre los miembros de una organización, surgió la teoría del liderazgo situacional que nos dice que el liderazgo democrático funciona si y solo si, existe su complemento que es la madurez de los seguidores.
Es decir, si los miembros de un grupo, organización o comunidad no tienen la madurez suficiente como para hacerse responsables de su comportamiento individual dentro de un contexto social determinado, no funcionará el liderazgo democrático. La conclusión fue de que no siempre podremos ser democráticos, no siempre debemos dejar hacer y tampoco siempre debemos ser autoritarios. Depende de la situación elegir el tipo de liderazgo que debemos elegir.
Debemos reconocer que la situación en la que nos encontramos es de una emergencia sanitaria, una crisis de salud que está enfermando a miles de personas diariamente, aumentando el número de fallecidos por el covid-19 y que a pesar de que se nos informó y advirtió que dependía de nuestro comportamiento el tiempo de cuarentena y el número de contagiados y fallecidos, un buen número de personas no hizo caso de las indicaciones de quedarse en casa y tomar medidas preventivas para evitar el contagio.
La situación es realmente grave por lo que deben tomarse medidas preventivas para controlar el movimiento social y evitar que siga aumentando el número de víctimas. En este contexto de crisis sanitaria es válido que las autoridades tomen el control y adopten medidas que impidan la interacción social en forma temporal mientras dure la cuarentena. Lo que sí debemos estar pendientes es de que este control se realice con los propósitos de cuidar la salud pública y no con fines políticos.
La inmadurez social, la incapacidad para aprender y la confusa idea de la libertad individual permitió que las proyecciones del tiempo estimado de cuarentena y número de víctimas por parte de las autoridades fueran rebasadas por el comportamiento de unos cuantos que no siguieron las indicaciones de las autoridades de salud y debido a eso hoy estamos pagando las consecuencias.

Libertad individual versus control social
De la misma forma que perdimos libertad para ganar seguridad en las tres últimas décadas, cuando nos vimos forzados a poner rejas en nuestras ventanas y entradas a nuestras casas. Cuando la crisis económica aumentó la delincuencia social y surgieron nuevos diseños residenciales que se basan en la construcción de casas protegidas por vallas y calles cerradas, de esa misma forma nuestra libertad para circular libremente se ve afectada en estos momentos en el contexto de una crisis sanitaria provocada por un virus que ha generado una pandemia global y para el cual no hay vacuna disponible todavía.
La ideología neoliberal destruyó el vínculo que manteníamos con nuestra comunidad al eliminar la palabra social del lenguaje cotidiano, al cambiar la identidad psicológica del individuo contemporáneo y borrar el uso del “nosotros” de su vocabulario. Al eliminar a la familia extensa del concepto de familia moderna y considerar únicamente a los miembros de la familia nuclear. El neoliberalismo reforzó una ideología individualista que rechaza cualquier intento de control por parte del Estado.
Pero en las condiciones actuales la libertad de tránsito individual pone en riesgo a los integrantes de nuestras comunidades porque respiramos el mismo tipo de aire, compartimos el mismo espacio geográfico y no sabemos si quien pasa a nuestro lado es portador asintomático del covid-19, o si está en condiciones de contagiarnos.
En esta pandemia millones de personas fueron confinadas a la reclusión en sus domicilios, a nivel internacional se toman medidas sanitarias que nos hacen recordar a Michel Foucault y su libro Vigilar y castigar.
El castigo en reclusión ha sido la forma principal de defensa de la propiedad privada, la cárcel como institución de destino de quienes se atrevan a realizar algún tipo de crimen social para ser objeto de corrección social. Las formas de control social bajo el sistema capitalista han tenido como objeto lograr una disciplina en los integrantes de nuestra sociedad y la escuela usada para instruir alumnos con la ideología dominante, la fábrica diseñada para hacer trabajar a los obreros, el hospital para guardar los llamados locos y en algunos casos disidentes políticos, han desempeñado una función social de disciplinamiento de quienes ingresan en su seno.
Ese era el concepto de biopoder descrito por Michel Foucault, que consistió en la aplicación de técnicas diversas para lograr el control social. Este autor utiliza como ejemplo el manejo de la peste en el siglo XVIII que generó un modelo de control de las poblaciones. En este modelo no sólo se excluía a los enfermos, sino que también regulaba el comportamiento de aquellos que podían infectarse. La forma de lograrlo era logrando un control estricto de la movilidad social y cambiando los hábitos de los ciudadanos, diciéndoles cuando podían salir, a qué horas, qué debían hacer en sus casas, que tipo de alimentos debían consumir, etc.

En tiempos de epidemias el poder estatal puede realizar registros a discreción como los que se hacen al entrar a algún establecimiento comercial cuando nos toman la temperatura corporal, también tiene la facultad de mantener en el encierro a buena parte de la población. Lo que debemos tener cuidado y prestar especial atención es a la posibilidad de que los gobiernos actuales intenten tomar la crisis del coronavirus para oportunidad para fortalecer los mecanismos de control social a través del miedo colectivo y el aumento del poder coercitivo.
Debemos tener presente que la pandemia del covid-19 se presentó en el marco de una crisis del capitalismo agravada por una crisis económica, política, ecológica y ahora una crisis sanitaria. El reforzamiento del control social de la población es posible que sea retomado para evitar posibles rebeliones o revueltas populares.
Si en México, las autoridades de salud nos informan acerca de las medidas de prevención del contagio del covid-19 y buena parte de la población hace caso omiso y las cifras de contagio se disparan, las autoridades tienen la responsabilidad y la facultad de tomar medidas de contención para reducir la movilidad social que es la principal fuente de contagio del covid-19.
Por esos motivos debemos examinar la relación existente entre las autoridades gubernamentales y la población social y la manera de evitar la aplicación de medidas coercitivas es a través de la participación social. Si se nos pide con información confiable que nos quedemos en casa para evitar contagios, lo menos que podemos hacer es atender esta solicitud realizando un encierro voluntario. Debemos tener una claridad sobre que no es lo mismo una reclusión voluntaria por motivos de salud a una reclusión obligada por motivos políticos.
El encierro voluntario es una condición de privilegio social dado el incremento de la desigualdad social en nuestra sociedad. El encierro en el que se encuentran millones de personas debe ser motivo de análisis por parte de todo pensador social y considerar los distintos escenarios que podrían surgir después de la pandemia.
¿Qué es lo que se nos viene a corto plazo?¿Un futuro de mayor control social de la población ejercida con coerción?, o un futuro en el cual se incrementa la participación social de los integrantes de nuestras comunidades, colaborando con las autoridades asumiendo su responsabilidad social como ciudadanos que mantienen convivencia social con otros semejantes?
Debemos tener presente que vivimos tiempos de crisis y debemos hacer de la reflexión un hábito que nos ayude a encontrar soluciones a la aparente polaridad existente entre la libertad individual y el control social. La libertad de movimiento es una de nuestras libertades mejor valoradas, pero en tiempos de crisis sanitaria la sobrevivencia es la prioridad en estos momentos.

Conclusiones
La crisis sanitaria que se ha prolongado más de lo planeado inicialmente nos obliga a reaprender nuevos comportamientos, en los que se incluye una justificación de un mayor control social con propósitos de proteger la salud pública. La pandemia exhibe las contradicciones de nuestras formas de vida que antes considerábamos como “normales”.
El covid-19 nos muestra que vivimos en una sociedad de clases en la cual los más pobres y marginados son los primeros en fallecer. La libertad individual tiende a desaparecer en el marco de la búsqueda de la sobrevivencia como prioridad pública.
Las experiencias de China, Japón y Corea muestran una sociedad en la que existe una biopolítica que incluye una vigilancia de las comunicaciones, de los cuerpos y de la salud de sus ciudadanos. Esta vigilancia digital les ha permitido controlar en mejores condiciones la expansión de la pandemia.
El covid-19 perfila la posibilidad de la conformación de estilos de autoritarismo en nuestras sociedades, una posibilidad que aumenta en la medida de que la ciudadanía no asuma una responsabilidad social en su comportamiento cotidiano.
La obligatoriedad de utilizar mascarillas cuando salimos de nuestras casas no debe ser una imposición, sino un hábito personal de cuidado de la salud propia y de los demás.
La desigualdad social está relacionado con la distribución desigual de la riqueza social, debemos construir un mundo en el que la salud sea un derecho para todos, no podemos aceptar vivir en un mundo en el que se proteja más a unas personas y a otras no.
La pandemia del covid-19 significó un apagón del sistema capitalista, una desaceleración en su funcionamiento. La reducción de la producción y del consumo ha permitido un respiro a nuestros ecosistemas y a la fauna que todavía existe. Pero este apagón es temporal y las presiones para abrir centros de trabajo contribuyen a aumentar el número de muertes porque la pesadilla del covid-19 no ha terminado.
En aquellos lugares en los que se han reanudado actividades públicas el número de contagios se ha disparado y la pandemia obtiene un repunte en su avance. Mientras siga en aumento el número de contagiados no llegaremos al pico de la curva de contagio y brindaremos una mayor justificación a la implementación de medidas de control social.
Cada persona debe asumir su responsabilidad social de cuidar su salud y la de los demás acatando las medidas preventivas de contagio del covid-19: aislamiento social (en estos momentos es claro que el distanciamiento social es un acto de distinción social, un privilegio de clase), asimilar el hábito de la higiene y cuidado de nuestra salud corporal, utilizar cubrebocas al salir de casa (recordemos que hasta el momento el encierro es voluntario, de nosotros depende si se prolonga el período de confinamiento o si deja de ser voluntario y se convierte en encierro obligado por motivos de salud).
Los tiempos están cambiando y la sociedad liberal con su libertad de movimientos que no aceptan la intervención estatal está quedando atrás. El futuro que nos espera depende de nuestro comportamiento actual, contribuyamos a actuar en forma colectiva de forma tal que se reduzca la cifra de contagio y lleguemos al ansiado pico de la curva, por el bien nuestro y el de los demás.
El control social será uno de los ganadores de esta pandemia, la libertad individual perderá parte de sus derechos. De nosotros depende que el control social se realice en contra nuestra o que participemos en forma comunitaria y personal con la implementación de nuevas formas de control social. La relación entre autoridades y ciudadanía debe fortalecerse a través de la participación social en la creación de políticas públicas que incluyan un fortalecimiento ciudadano, un empoderamiento de nuestras comunidades que contribuyan a dejar atrás vínculos de dependencia y la construcción de vínculos de colaboración social.
Es hora de un despertar ciudadano, de la construcción de un nuevo modelo de ciudadano que asuma su responsabilidad en la construcción de una nueva realidad social donde las decisiones gubernamentales sean tomadas con el consenso de nuestras comunidades. La democracia participativa es lo que impedirá la coerción en la implementación de medidas de control social en el futuro. Nuestras vidas están en la orilla del precipicio, depende de nosotros permanecer de este lado o cruzar la barrera.

Foucault, Michel. Vigilar y Castigar. Ed. Siglo XXI. México, 1980.

Occhuzzi, Javier: Foucault: Anatomía política del nuevo control social

Yescas, Oscar: Adiós a Susana Distancia

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Yescas, Oscar: La pesadilla del covid-19 no ha terminado

Yescas, Oscar: Reflexiones en tiempos de cuarentena

Yescas, Oscar: El coronavirus y su impacto social

Yescas, Oscar: Covid-19, desigualdad y cambio social
Yescas, Oscar: La prolongada agonía del confinamiento voluntario
Yescas, Oscar: Regreso a una nueva normalidad
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/regresoa-una-nueva-normalidad.html

Yescas, Oscar. Intervención psicológica en grupos sociales

Mis derechos terminan donde empiezan los de los demás

Tu libertad termina donde comienza la mía
El cargo que ocupas no te puede restar en humildad y educación

2 comentarios:

  1. Sin mucho que comentar pues describes exactamente el comportamiento de la gente en esta parte de la república, (Jalapa),sin embargo he de comentar que aún no término de entender,como ,por un lado el Dr.Gatell sigue recomendando no salir de casa y tomar las precauciones necesarias y más, pero nuestro presidente le contradice, es más me parece que lo ignora,pues el mismo AMLO se convirtió en MALO , pues (en mi opinión) se le hacia tarde para ir a dar el banderazo del inicio de su tren Maya,que seguir en confinamiento voluntario, contradijo a HG,al sacar "su decálogo" sigue viajando y nunca se le ve con cubre boca,etc etc...dicen los que saben que se prédica con el ejemplo,,a eso habrá que agregarle que aún, la mayoría del mexicano es valemadrista , por eso, estamos como estamos,sin más.. un fraterno saludo.

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  2. muy interesante-PROF.-COLEGA-TOCAYO.

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