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viernes, 8 de mayo de 2020


La prolongada agonía del confinamiento voluntario
Oscar Yescas Domínguez
08 de mayo de 2,020

Los días pasan con lentitud, si el mes de marzo se nos hizo largo, el mes de abril se nos hizo interminable. Mayo nos recibe sin buenos pronósticos, las autoridades de salud nos alertan informando que estamos en los días de mayor peligro de contagio del covid por lo que debemos extremar precauciones y quedarnos en casa. Algunos ya perdieron la noción del tiempo, ya no importa qué día de la semana es, si es lunes o martes. Hoy es viernes, un día que antes alegraba su llegada porque significaba romper la rutina agobiante que teníamos.
La motivación para abandonar la cama en las mañanas ha disminuido y la pregunta ¿aguantas mucho en la cama? ya perdió su connotación sexual al predominar la respuesta: "si no me da hambre aguanto hasta mediodía".
Antes del covid nos faltaba tiempo para realizar nuestras actividades, nos faltaba tiempo para descansar, tiempo para relajarnos, tiempo para estar en familia, esperábamos con ansias los fines de semana. El ajetreo cotidiano nos dominaba y el estrés era parte de nuestra vida cotidiana. La mayor parte del tiempo la dedicábamos a nuestras actividades ocupacionales alejados de nuestras familias, siguiendo la premisa de trabajar para poder consumir, consumir adquiriendo deudas, trabajar más para pagar las deudas, seguir consumiendo, etc.
Nos esmerábamos en cumplir nuestros roles formales en detrimento de la calidad de vida en familia, ya que se priorizaba al trabajo por encima de la interacción familiar.
En este aislamiento sanitario tenemos todo el tiempo a nuestra entera disposición, podemos hacer con él lo que queramos. Tenemos el tiempo que nos quejábamos no tener para estar en familia, aprovechemos esta oportunidad de acercarnos a nuestras parejas, a nuestros hijos, a nuestros padres, acerquémonos con quien estemos compartiendo esta prolongada cuarentena y enriquezcamos la relación.
Es un buen momento para dejar cualquier tipo de adicciones, que vengamos arrastrando, al tabaco, al alcohol o cualquiera de las múltiples adicciones que existen hoy en día. Tenemos las condiciones para propiciar un reencuentro con nosotros mismos.
Es el momento ideal para interactuar con la familia y propiciar un reencuentro, clarificando el contrato psicológico entre ambas partes, qué espero yo de mi familia? Qué esperan ellos de mí?. Recordemos que somos seres cambiantes, vamos evolucionando todos los días, semanas y meses, nuestras expectativas cambian constantemente y es mejor saber qué esperan los demás de nosotros y que los demás sepan qué espero yo de ellos. ¿Qué tanto hemos cambiado desde que comenzó el confinamiento? Han sido semanas vividas con intensidad, que nos han generado diversos sentimientos. ¿ Qué tanto hemos mejorado nuestra comunicación e integración familiar? Sabemos más de lo que piensan y sienten realmente nuestros seres queridos? Es el momento de desarrollar comportamientos auténticos, que consisten en decir lo que realmente se piensa y expresar lo que realmente se siente.
Mejorar la comunicación permite lograr una mayor integración familiar.
Ya son varias semanas de encierro voluntario y todavía no debemos bajar la guardia, la OMS alertó a las autoridades mexicanas sobre la necesidad de mantener el programa Quédate en casa por los altos índices de obesidad y desnutrición registrados en la población mexicana.
El covid ya no es una enfermedad que mata exclusivamente personas de la tercera edad, también incluye en su lista de alto riesgo a personas jóvenes que presenten problemas de diabetes, hipertensión y obesidad.
Sin embargo, algunas personas ya están desesperadas por salir de sus casas, no han aprovechado este tiempo para reconocerse y aceptarse a sí mismas. El autoconocimiento y la autoaceptación son las bases para lograr la paz interior. Esto implica mirar hacia adentro, realizar una introspección, un autoanálisis, estamos en el momento ideal para hacerlo ya que tenemos tiempo para realizar esta actividad y hacerlo redundará en un mejoramiento en nuestras relaciones con los demás.
Aquellos que desean abandonar el programa Quédate en casa deberían reflexionar sobre la responsabilidad social de nuestros actos. Salir a las calles en los días de mayor contagio del virus aumenta el riesgo de contraer el virus y contagiar a nuestras familias y a quienes nos rodean. Es necesario asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos y extremar las precauciones para no salir en estos días.
Debemos enfrentar esta situación con una actitud positiva y no negativa. No veamos el vaso de agua lleno hasta la mitad como un vaso vacío al que le falta para estar lleno, veámoslo como un vaso medio lleno, que nos permite satisfacer nuestra necesidad de agua.
Valoremos lo que tenemos y dejemos de pensar en lo que no tenemos. Despertar cada día es sinónimo de que estamos vivos y la vida a pesar de todos sus altibajos vale la pena vivirla. Actuemos de tal forma que predomine el optimismo y no demos lugar a pesimismos. Estamos en período de prueba, necesitamos actuar en forma unida y responsable para salir adelante y superar esta prueba que la vida nos pone. Actuemos de tal forma que lleguemos a superar esta pandemia y lograr sobrevivir a ella.
¿Cómo será el mundo después del covid? Dependerá de lo que aprendamos de esta experiencia, recordemos que el aprendizaje se traduce en cambios relativamente permanentes en el comportamiento de las personas después de que atraviesan por una experiencia de aprendizaje.
El día de hoy estamos aprendiendo muchas cosas, lo primero que tenemos que aprender es a sobrevivir y esto lo lograremos siguiendo las indicaciones de las autoridades de salud. Quedarse en casa aumenta las posibilidades de sobrevivir esta pandemia.
El mundo después del covid se construirá con lo que aprendamos de esta experiencia, reconociendo lo esencial de lo no esencial, lo importante y necesario de lo superfluo y sin valor para la vida.
Reconstruyamos nuestras identidades individuales por identidad sociales, recuperemos el sentimiento de pertenencia a nuestras comunidades reconociendo que formamos parte de ellas y sobre todo aprendamos a actuar en forma colectiva y organizada. Juntos podremos hacerlo.


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