Visitar a las madres en su día?
Oscar Yescas Domínguez
Hoy es el día de las madres, aquellos afortunados cuya madre todavía vive, desearán cumplir el ritual de rendirle homenaje, ya que el diez de mayo es un día sagrado para los mexicanos. Para algunos carentes de progenitora será un día como cualquier otro, pero para aquellos que guardan agradecimiento hacia quien nos dio la vida, querrán rendirle homenaje y no permitir que pase el día desapercibido, ya que es un sólo día del año cuando se le rinde homenaje a quien trabaja sin cesar todos los días del año.
Creo firmemente que de todos los festejos que tenemos los mexicanos, el día de la madre es el rey (¿o la reina?) de los festejos. Podemos amar a nuestros hijos, tenerle estima al maestro, disfrutar el día de San Valentín, pero, el día de las madres se paraliza todo para rendirle culto y un merecido homenaje a quien nos procreó y llevó en su vientre durante largos meses, nos alimentó, limpió nuestras lágrimas, consoló, hizo reír y sacó adelante a estirones y empujones.
Debemos reconocer la validez del dicho mexicano que reza así: "El peso de una casa no descansa en los cimientos de la estructura de la misma, sino más bien en los hombros de una mujer".
Definitivamente, nuestras madres merecen ser homenajeadas no sólo un día al año, sino todos los días de su madurez y vejez. Lamentablemente, en la era antes del covid, era una actitud compartida el olvidarse de nuestra madre buena parte del año y reaccionar sobre lo que tanto les debemos, un solo día del año: el diez de mayo, el día de las madres. Es entonces cuando se intenta hacer olvidar nuestro olvido recompensando de varias formas (algunas patéticas) a nuestra querida madre, llevándola a comer fuera de casa, comprándole flores, obsequiándole algún regalo, etc.
Pero hoy, en la era del covid, en los días más peligrosos de contagio, cuando el peligro no ha pasado, visitar a quien nos dio la vida significa poner su vida en peligro. Aquellos que tienen a sus madres vivas, si en realidad las aman, deben evitar visitarla, tocarla, acercarse a ella, mucho menos abrazarla.
Podrían exponer a su querida madre en peligro porque pudiera darse el caso de que sea uno asintomático y al intentar darle un momento de alegría le demos el beso de la muerte y seamos responsables directos de acelerar su partida de este mundo.
Lo más sensato es mantener la sana distancia, saludar de lejos, reprimir el impulso de demostrarle cuanto se le quiere con un fuerte abrazo y hablarle por teléfono, enviarle un mensaje de texto, una fotografía sonriendo y palabras emotiva, o mucho mejor realizar una videollamada.
Pero, por ningún motivo se les ocurra ir a visitarla, aunque sea de rapidito, porque ese segundo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para su querida madre. Recuerden que las personas mayores, las de la tercera edad, son las personas más vulnerables ante el virus del covid.
Así que, les invito a que demuestren su amor a su madre, cuidándola de ustedes mismos, ella comprenderá y se los agradecerá.
Bueno, son sólo ideas que se cruzaron por mi cabeza, es lo que yo haría si mi madre estuviese con vida. Pero se los dice alguien cuya madre falleció a fines del siglo pasado, pero que mantengo viva en mi mente y corazón y que aún después de tantos años la extraño sobremanera.
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