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Revolución y cambio social en México
Antes del primero de julio pasado, millones de mexicanos teníamos una perspectiva optimista sobre el futuro inmediato de nuestro país. Se acercaban las elecciones del 1ro. De julio con la participación de tres contendientes representando a los tres principales partidos políticos de México PRD, PAN y PRI. Un candidato oportunista más se presentó como relleno y no merece ser mencionado en estas líneas.
Después de años de padecer regímenes priistas y panistas en el gobierno federal, los mexicanos veíamos al alcance la posibilidad de un cambio real en la conducción de México a través de la vía electoral, con la candidatura de Andrés Manuel López Obrador representando a la izquierda mexicana que se presentaba en forma unificada en su persona.
El ambiente que prevaleció durante la campaña electoral evidencio una inequidad en los gastos de propaganda y una evidente parcialidad de los principales medios masivos de comunicación en México.
Aun así, la percepción colectiva se alimentaba y retroalimentaba a las grandes movilizaciones que tomaron las calles de innumerables ciudades del país clamando por un cambio verdadero. Las multitudes se congregaban en los mítines convocados por Andrés Manuel López Obrador, por voluntad y convicción propia, no importando si llovía, hacia un tremendo calor o las horas de espera. El número de asistentes rompió record al rebasar el millón de asistentes reunidos en la plaza principal del Distrito Federal, el zócalo, centro del corazónpolítico de nuestro país.
En cambio, en los actos encabezados por Enrique Peña Nieto, se evidenciaba el derroche de recursos utilizados para congregar a multitudes que acudían para recibir regalos de diversa índole: camisetas, gorras, zapatos tenis, lociones, desodorantes, tarjetas de debito, etc. Aun con esos atractivos reforzadores, cientos de los asistentes, al recibirlos se ausentaban de inmediato de los actos.
En el caso del PAN, Josefina Vázquez Mota también recibió el desagravio de que los asistentes abandonaban sus actos mucho antes de que terminara su alocución o inclusive, antes de que llegara después de horas de retraso. El gobierno federal en poder del PAN y algunos gobernadores panistas, desviaron enormes cantidades de sus presupuestos y movilizaron "servidores" públicos federales y estatales para apoyar la candidatura de Vázquez Mota. Recortaron el presupuesto de obras y programas sociales para canalizarlo en la promoción de la candidata del PAN.
Por ello, los mexicanos fuimos testigos y víctimas de una enorme desigualdad en los recursos utilizados en las tres campañas. El PRI utilizo un presupuesto multimillonario para posicionar a su candidato Enrique Peña Nieto en los primeros lugares de las preferencias electorales. Se apostó al uso de la mercadotecnia política para lograrlo y no dudaron en utilizar su figura como un producto que podía ser consumido. Este individuo producto no tardo en enseñar su contenido al cometer errores garrafales en sus respuestas y declaraciones haciendo evidente que si no tenía un guion previamente aprendido y la asesoría inmediata mediante un micrófono insertado en su oreja era capaz de decir las burradas más inesperadas que alimentaban el regocijo popular ya que con ello se preveía su derrota.
A diferencia de sus adversarios, Andrés Manuel López Obrador, tenia consigo dos elementos a su favor: la experiencia de haber participado en la contienda electoral del 2,006 ( cuando el triunfo le fue robado por el presidente espurio Felipe Calderón) y el haber invertido los últimos seis años en recorrer el país construyendo un tejido social a través del cual identifico la situación real de la población mexicana (sin utilizar la mercadotenia), haciendo algo parecido a un trabajo de intervención comunitaria.
El resultado fue la creación del Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), con comités creados a lo largo y ancho del país y con presencia en diferentes sectores sociales, podemos mencionar por ejemplo Morena universitaria.
Conforme avanzaban las campañas se evidencio la presencia de dos elementos nuevos en estas elecciones:
Uno fue el surgimiento de nuevas organizaciones sociales, tales como el movimiento Yo soy 132, Morena y otras que contaron con una amplia participación social. El movimiento Yo soy 132 tuvo un origen estudiantil ya que surgió en un acto de Enrique Peña Nieto realizado en la Universidad Iberamericana, en el cual recibió el rechazo de los asistentes que lo abuchearon, gritándole asesino y represor por los hechos de Atenco en el Estado de México, y lo persiguieron en su huida hacia su automóvil, por lo cual tuvo que refugiarse en un baño de esa universidad hasta que no hubiera moros en la costa. Después de ello declaro que los que lo cuestionaron fueron vagos y malvivientes, que no eran estudiantes.
Como respuesta apareció en las redes sociales un video donde 131 estudiantes con credencial en mano se identificaban como asistentes al acto en su repudio y haciendo ver que no eran vagos ni malvivientes. De ahí surgió el movimiento Yo soy 132 al unirse por estudiantes de otras universidades del país, quienes ratificaban su postura de rechazo a Enrique Peña Nieto declarando Yo soy 132.
Aun cuando en su origen el movimiento 132 fue estudiantil, posteriormente se amplió a otros sectores sin importar su actividad productiva de tal forma que el vínculo que sirvió de unión a miles de personas fue el rechazo a Enrique Peña Nieto y el cuestionamiento a los principales medios de comunicación que abiertamente apoyaban al candidato del PR.
En el movimiento Yo soy 132 y Morena destacaron la participación de amplios sectores de la juventud mexicana provenientes de diferentes sectores de la población mexicana, que demostraron en sus acciones un gran optimismo, una enorme vitalidad, una increíble creatividad y sobre todo gran energía.
La combinación de todos estos ingredientes ayudó a enfrentar y cuestionar de manera firme y entusiasta los proyectos de nación que representaban más de lo mismo (es decir, al PRI y al PAN). Pero sobre todo, cuestionaban con valentía y firmeza la visión distorsionada de nuestra realidad que nos presentaban los principales medios masivos de comunicación en nuestro país, quienes jugaron un rol de peones al servicio del poder en turno, que en este caso bien se ha denominado PRIAN, olvidando el ejercicio de la ética a la que está obligado todo comunicador social y sirviendo a intereses particulares. En los hechos actuaron como funcionarios del consenso que intentaron persuadir a la población que para votar por el candidato del PRI.
La consigna que estos últimos jugaron fue la de posicionar a Enrique Peña Nieto como el indudable triunfador en las elecciones de julio, tratando de influir en el voto popular denostando, ignorando y calumniando a todas aquellas expresiones de repudio masivo al candidato del PRI. En esta cruzada no faltaron algunos intelectualoides y pseudocientíficos que se sumaron a la cargada de apoyo a Peña Nieto.
A pesar del gasto millonario en propaganda electoral y la permanente campaña de los medios masivos, el optimismo por el inminente triunfo del abanderado de las izquierdas prevalecía en las calles, universidades y sobre todo en las redes sociales. La asistencia masiva a los mítines de López Obrador por todo el país alimentaba esa percepción misma que se fortaleció en el cierre de su campaña.
El otro elemento novedoso en estas elecciones, fue el papel que jugaron las redes sociales en internet, algo inédito en nuestro país, las cuales tuvieron múltiples funciones:
- Substituyeron a los medios de comunicación en su labor informativa, al brindar información veraz, oportuna y rápida de los acontecimientos, además de denunciar la parcialidad y desinformación de las grandes cadenas noticiosas, creando canales de comunicación alternativa que informaban en vivo y en directo del acontecer político diario.
- Sirvieron como vinculo de cohesión al conectar a miles de personas entre sí que anteriormente no tenían ningún vinculo que les permitiera contactarse y que se unieron en un objetivo común, apoyar al candidato de las izquierdas
- Fomentaron y contribuyeron a lograr una participación social sin precedente en sectores de jóvenes que por primera vez tenían participación política
Después del primero de julio, la situación cambió drásticamente al presentarnos las autoridades electorales unos resultados de los comicios totalmente inverosímiles y plagados de irregularidades que favorecieron en forma inesperada al candidato del PRI. Ante esta información, la frustración, la incredulidad, el coraje y la impotencia hicieron presa de millones de mexicanos. Aquellos que hemos tenido la oportunidad de participar en anteriores elecciones veíamos con coraje que una vez más robaban la voluntad popular e intentaban engañarnos con cifras que cualquier metodología científica podía desmentir en reiteradas ocasiones, y ante la presentación de pruebas del fraude con todo el descaro del mundo declaraban que era legal comprar votos. ¿En qué país del mundo se ha visto semejante situación?
Los que por primera ocasión votaron este 1ro. De julio veían con incredulidad, estupor y negación este nuevo asalto por el poder que intenta imponer a toda costa a Enrique Peña Nieto como Presidente de México, sin importar que los hechos demostraran que fue el candidato presidencial mas repudiado en la historia de México.
La cerrazón y el empecinamiento de las autoridades federales y electorales a la presentación de pruebas y evidencias de las múltiples irregularidades ocurridas en el proceso electoral, incrementa día a día la frustración y la decepción de buena parte de la población mexicana. Si estuviésemos en cualquier otro país, el solo hecho de presentar pruebas que demuestren la compra de votos, la inequidad y la magnitud del fraude electoral, esto causaría la anulación inmediata de las elecciones, mas eso no sucede en nuestro querido México. Only in México dirían algunos extranjeros.
En estos momentos la situación es tal que la indignación popular que recorre nuestro país y la decepción colectiva nos coloca e una situación similar a la de un barril de pólvora a punto de estallar. Por ello es necesario encontrar una alternativa que permita unir las voces de protesta que se escuchan por todo lo largo y ancho del país antes de que se presenten actos de desesperación.
La frustración prolongada tiende a generar desesperación y ésta tiende a substituir al desencanto y a la decepción. Por eso vemos que en este contexto un grito en forma de llamado disperso navega en estos días por internet: ¡revolución¡, ¡si hay imposición habrá revolución!. Pero ¿de qué tipo de revolución se habla? ¿Qué alternativas de acción tenemos los mexicanos en estos momentos en los que se intenta imponer un presidente ilegitimo? Hablemos antes de realizar cualquier acción. Permítanme expresar algunos elementos de reflexión antes de responder a esta pregunta.
Primeramente quisiera recordar que nos encontramos viviendo tiempos de cambios sociales de toda índole (políticos, económicos, tecnológicos, culturales, etc.). Los cambios sociales se presentan en forma impredecible y discontinua, de tal forma que no sabemos que va a pasar mañana. Y esto no sucede solo en México, sino que ocurre en todo el mundo. Todo esta cambiando a una velocidad vertiginosa, lo cierto es que lo único que no cambia es la premisa de que todo está cambiando. Esto nos genera un ambiente de incertidumbre que afecta el proceso de toma de decisiones a todos los niveles, individual, grupal, organizacional y comunitario.
Un ejemplo claro de estos cambios y su impacto en la vida cotidiana es lo que ocurre en el ámbito tecnológico. La tecnología cambia constantemente y como ejemplo de ello tenemos diferentes formas de comunicarnos hoy en día, a través de correos electrónicos, vía facebook o twitter. Estas alternativas de comunicación jugaron un papel decisivo en las pasadas elecciones a través de las redes sociales, tanto que las autoridades panistas mexicanas intentan controlar lo que sucede en ellas, al igual que lo hace el gobierno en Irán. Nunca se había visto algo parecido en nuestro país, como la explosión tecnológica cimbro las estructuras del poder en México.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer el dos de este mes que hasta abril del año pasado 42.4 millones de personas usaban computadora en México y que el grupo de población de entre 12 a 34 años, es el que más utiliza internet.
Nos encontramos aquí con dos variables importantes: una demográfica (la juventud) y otra tecnológica. Las generaciones de jóvenes actuales han crecido de la mano con la tecnología y por lo tanto son sumamente diestros en su manejo. El teléfono celular e internet son fundamentales en la vida de toda persona hoy en día, y sobre todo para nuestra juventud actual. Recordemos que son generaciones que han crecido desde la cuna con el desarrollo tecnológico y éste forma parte importante de sus vidas. Es en este contexto que han surgido las redes sociales las cuales son utilizadas por la juventud, y los jóvenes mexicanos demostraron que las pueden utilizar no solo para convocarse para reunirse en fiestas masivas, sino con fines políticos y de cambio social, esto es lo que ha asustado a la cúpula del poder.
Otro elemento importante de considerar es que a la sociedad contemporánea se le ha denominado la sociedad organizacional, debido a que desde que se nace hasta que se muere los individuos contemporáneos estamos en contacto con organizaciones de diversa índole (productivas, educativas, políticas, artísticas, sindicales, etc.), para satisfacer nuestras necesidades básicas y psicológicas. Las grandes organizaciones nos dicen que comer, que vestir, como divertirnos, la moda es un ejemplo de ello. Recordemos que la nuestra es una sociedad que fomenta el consumo por el consumo mismo.
Las grandes organizaciones son precisamente las que tuvieron un papel relevante en la manipulación del voto y el fraude electoral que estamos padeciendo en México. No solo estoy hablando de partidos políticos, y empresas televisivas, sino que me refiero a empresas comerciales y bancarias (recordemos Soriana, Televisa, Milenio, Monex, Scottia Bank, Bancomer, etc.).
Finalmente, un elemento de gran relevancia es que a la nuestra se le conoce como la era de los movimientos colectivos. Podemos afirmar aquí que en los últimos años las movilizaciones de multitudes y grandes colectividades han generado cambios importantes a nivel internacional en diversas partes del mundo, como ejemplo podemos mencionar a la primavera árabe que el año pasado tuvo un protagonismo en la caída de regímenes autoritarios que tenían décadas en el poder en el continente africano, que tuvo repercusión a nivel internacional y que hoy en día continua.
También podemos hablar del movimiento de los indignados que ha cimbrado las estructuras financieras en Europa y en Estados Unidos y que ha sido el foco de la atención mundial. Tampoco podemos ignorar la repercusión domestica e internacional de los movimientos estudiantiles en Chile y México, etc. Por todo ello, a estas alturas, no es descabellado afirmar que en México vivimos la primavera mexicana que se ha caracterizado por grandes movilizaciones populares, sindicales, estudiantiles y políticas en los últimos doce meses y que ha tenido como ingrediente principal la movilización de la juventud mexicana y el uso de las redes sociales.
Entonces, haciendo una lectura atenta de los acontecimientos en México, un elemento positivo que podemos destacar es que la población mexicana ha despertado de su letargo, particularmente la juventud. Se rompe el estereotipo del mexicano durmiendo la siesta bajo la sombra de un cactus, del mexicano pasivo y aguantador de todos los males, sobre todo la corrupción y la impunidad.
La participación social se ha incrementado en amplios sectores de la población mexicana y busca canalizar su expresión, por lo cual surge la necesidad de la creación de nuevas organizaciones democráticas que asuman una actitud contestataria y que coincidan en el objetivo de lograr un cambio social verdadero en nuestro país. Aquí es cuando tenemos que reconocer a Enrique Peña Nieto como el personaje que logró unir a millones de mexicanos…en su contra.
Tenemos entonces dos escenarios posibles en lo inmediato que debemos considerar para definir las acciones futuras:
- a) La anulación de las elecciones por la abundancia de pruebas de irregularidades, lo cual sería lo más sano para evitar convulsiones sociales, y que representaría algo inédito en nuestro país, ya que implaría nombrar un presidente interino y la convocatoria a realzar elecciones extraordinarias a corto plazo.
- b) La confirmación de los resultados fraudulentos por parte de las autoridades electorales, quienes remando en contra de la corrientes de cambios que se observan a nivel internacional avalarán el "triunfo" de Enrique Peña Nieto e intentaran imponer en contra de la voluntad popular, la investidura presidencial al candidato más repudiado en la historia de México.
Si se da la primera opción, debemos de reconocer que será resultado de la movilización popular previa y postelectoral además de la imposibilidad de ignorar las pruebas presentadas, lo que llevará a continuar con la necesidad de incrementar la participación social de amplios sectores de la población en la construcción de un nuevo país. También será necesario reforzar y mejorar las organizaciones democráticas existentes.
Si se da la segunda opción, lejos de llamar a una revolución armada y a la realización de actos violentos que podrían ser utilizados como llamados a una represión masiva, por lo que traerían más perjuicios que beneficios, será necesario continuar la lucha por la vía de la organización y la movilización social. Esto se puede lograr a través del fortalecimiento y la construcción de organizaciones sociales contestatarias que confluyan en forma decidida en la creación de frentes de acción popular para impedir que se concreten y aprueben las reformas que se pretende lograr tales como en el sector laboral, salud y otros que pretenden afectar los intereses de la población.
Invito a los lectores a realizar un ejercicio de imaginación: que pasaría si en México, las diferentes organizaciones sindicales, educativas, políticas, estudiantiles, etc., realizaran un paro nacional de labores. La respuesta es simple, la sociedad se paralizaría, ya que la sociedad actual basa su existencia en el funcionamiento de un sinnúmero de organizaciones sin las cuales no podría existir. Recordemos que esto no es una utopía, ya ha sucedido en otros países de Europa y América del sur.
En el escenario de la imposición, la creación de frentes que aglutinen los diversos movimientos sociales será una acción impostergable y deberán contemplar en su construcción las banderas de la unidad, el respeto, la tolerancia y el compromiso con las causas que enarbolan los diferentes movimientos sociales actuales. Lo cierto es que en ambos casos, la movilización social es imprescindible. De esta forma estaríamos actuando en forma congruente a los tiempos actuales en los que las organizaciones tienen un papel importante en la vida moderna y los movimientos colectivos se incrementan cada vez más y tienden a actuar en forma organizada.
Considerando que en estas movilizaciones que hemos visto en nuestro país han participado millones de jóvenes que por primera vez se incorporan a luchar por algo, si el fallo reafirma a Peña Nieto e intentan imponerlo como Presidente de México, probablemente algunos de ellos se decepcionen, caigan en la apatía y la inmovilidad social. Para prevenir esto, es importante que hagamos una lectura correcta de los acontecimientos que estamos viviendo y la socialicemos con el mayor número de gente posible.
Una de primera conclusión es que hemos tomado consciencia de que aprendimos que todos los que formamos la sociedad mexicana somos actores sociales y sobre todo que unidos podemos construir una realidad donde nuestro país sea más democrático, donde la población tenga un mayor nivel participativo y sobre todo debemos tener presente que nuestra dignidad no se rinde ni se vende.
Aprendimos en este proceso a dejar de utilizar el lenguaje del yo para utilizar el lenguaje del nosotros. La individualidad ha cedido el paso a la colectividad organizada. Nos hemos dado cuenta de que no estamos solos, que somos seres sociales y que juntos podemos hacer mucho más de lo que haríamos en forma aislada.
Actuando en forma unida y organizada, de manera colectiva, con una creciente participación social y con objetivos comunes previamente definidos, podremos estar seguros que estamos en sintonía con los vientos de cambio que circulan por el mundo contemporáneo que mantienen en alto las banderas de libertad, democracia, participación social, igualdad y justicia. Con ello estaremos haciendo revolución pacífica, pero efectiva que nos conducirá sin duda alguna a un verdadero cambio social. Hemos iniciado un cambio social en la culturamexicana, continuemos en ese camino para lograr cambios estructurales en la vida de nuestro país.
Autor:
Oscar Yescas Domínguez
4/agosto/2012
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