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jueves, 1 de septiembre de 2022

 

Otro mundo es posible

Oscar Yescas Domínguez

1o. de septiembre de 2022

La incertidumbre que nos rodea en nuestras vidas tiene muchas fuentes, una de ellas proviene del hecho de que la realidad social en la que vivimos nos envía varios mensajes que llegan a ser realmente contradictorios entre sí y por ello contribuyen a generar un alto grado de confusión e incertidumbre, es por estas razones que nos vemos en la necesidad de analizar la realidad de manera objetiva para saber por qué y cómo ocurren los acontecimientos sociales y la mejor manera de hacerlo es utilizar el conocimiento científico que nos aportan las ciencias sociales para obtener un conocimiento de la sociedad en la que estamos viviendo con un fundamento teórico que vaya más allá de la visión e interpretación de las apariencias.

Una de las múltiples contradicciones con las que vivimos que quisiera destacar es aquella en la que por un lado nos llega abundante información a través de las redes sociales y medios masivos de comunicación que contribuyen a construir una percepción de que la humanidad ha llegado a un nivel de civilización actual que se etiqueta como “la modernidad en un mundo libre”, y se basa en la premisa de que gozamos de amplia libertad para hacer lo que queramos, ya que con el avance científico- tecnológico ya nada es imposible porque podemos desplazarnos por tierra, mar y aire a cualquier lugar del planeta, las distancias se han reducido, podemos estar conectados con personas de diferentes países en la sociedad red y el cielo que antes se nos presentaba como el límite para nuestras aspiraciones individuales ha sido superado con la creación de viajes privados al espacio exterior, por lo que se puede afirmar que con esa acción se han roto los límites que antes experimentaba la humanidad.

La sociedad del futuro que soñábamos en nuestra juventud en el siglo pasado ya forma parte del presente gracias al desarrollo tecnológico, porque hoy estamos presenciando aquello que parecía inimaginable o lejano: teletrabajo, teleeducación, telemedicina, automóviles conducidos por pilotos automáticos en carreteras y ciudades, videollamadas colectivas con personas que viven en diferentes países y continentes, podemos viajar por territorios desconocidos con la ayuda de GPS, teléfonos inteligentes, casas inteligentes, etc. La inteligencia artificial ya forma parte de nuestra civilización tanto en actividades productivas como en la vida cotidiana. Por estas y varias razones mas podemos decir que el futuro no está lejano, sino que está hoy presente en nuestras vidas y no existen límites que puedan detener nuestras aspiraciones.

Pero por otro lado, dentro de este desarrollo sin límites que nos presenta la modernidad en que vivimos, no podemos evitar observar que existe una enorme cantidad de personas en el mundo entero viviendo en condiciones de pobreza, hambre, miseria y una amplia mayoría de países la población vive en un estado de precarización permanente, ya que en pleno siglo XXI la desigualdad social ha llegado a niveles nunca antes vistos en la historia de la humanidad. Por esas razones millones de personas sufren un estado de gran insatisfacción social porque son víctimas de constantes violaciones a sus derechos humanos, son marginadas de manera permanente del desarrollo social y el progreso social que promete el capitalismo en plena modernidad.

Entonces es cuando del sentido común surge de una manera natural el siguiente cuestionamiento: Si la ciencia y la tecnología han logrado tal nivel de desarrollo con el que se puede producir en forma masiva alimentos, ropa, casas, zapatos, etc., con lo cual se podría terminar con el hambre, el frío y la pobreza que padecen millones de personas en el mundo entero, ¿por qué una inmensa mayoría de la población mundial sigue padeciendo hambre, viven en condiciones de miseria y se les niega su condición de seres humanos?

Son estas condiciones de insatisfacción social y sufrimiento colectivo que padecen las mayorías marginadas de nuestra sociedad contemporánea las que provocan que surja de una manera natural el deseo de realizar un cambio social que contribuya a terminar con la desigualdad social que es el origen del sufrimiento colectivo.

Pero es aquí donde nos encontramos con otra contradicción porque estos deseos y anhelos de cambio social se enfrentan a la existencia de un conformismo generalizado entre la población y a una percepción socialmente compartida de que no hay nada que podamos hacer para cambiar esta realidad que nos tocó vivir, porque nos dicen que el capitalismo representa el sistema socioeconómico más avanzado al que ha llegado la humanidad y no existe otro sistema social alternativo, por lo que muchas personas que desearían un cambio en sus vidas personales se sienten incapaces de producir un cambio en la realidad en que vivimos y se resignan a una vida de sufrimiento hasta el final de sus vidas.

Por estas razones, nos encontramos ante una situación que nos plantea de manera urgente la necesidad de analizar la realidad de una manera objetiva para comprender los acontecimientos de la dinámica social de nuestros tiempos y obtener un conocimiento acerca de cómo funcionan las cosas, para estar en condiciones de impulsar un proceso de cambio social planeado que contribuya a una verdadera transformación social de nuestra realidad contemporánea. Evidentemente, esto representa una tarea compleja porque la realidad es compleja y la tarea de describirla es, como nos dice Zygmunt Bauman, algo parecido a pedirle a varios artistas que pinten un cuadro en el cual describan la realidad contemporánea y lo que obtendremos serán cuadros con imágenes distintas de una misma realidad social.

El conocimiento objetivo de la realidad social compleja que nos tocó vivir, la imagen completa de nuestra realidad social sólo puede conseguirse utilizando el conocimiento científico, retomando las aportaciones que las diferentes ciencias sociales en su conjunto nos brindan para obtener la imagen completa e identificar el estado actual del sistema económico, social y político en el que estamos viviendo.

¿Por qué es importante utilizar el conocimiento científico en esta tarea de describir la realidad social? Porque el conocimiento que obtengamos de la realidad social utilizando el conocimiento científico nos brinda la posibilidad de elección para decidir si podemos o no realizar un cambio social y sobre todo nos permite conocer la mejor forma de lograrlo porque estaremos en condiciones de saber cómo suceden las cosas y como podremos contribuir al logro de un despertar social, porque como decía el psicólogo venezolano Alberto Merani: “El deber de todo científico social es decir la verdad de las cosas, cueste lo que cueste”.

Este despertar social sería algo parecido a aprender a flotar dentro del agua, cuando alguien practica natación una de las primeras cosas que debe aprender es a flotar y lograrlo tiene su grado de dificultad porque el miedo nos empuja debajo del agua. Para lograr flotar, se necesita un estado de relajación, un control de la respiración y un grado de confianza en nosotros mismos.

Para lograr un despertar social en la sociedad líquida de nuestros tiempos, debemos flotar socialmente, es decir, debemos superar nuestros temores, inseguridades, para lograr un empoderamiento individual y colectivo y aprender a confiar en nuestra capacidad de sujetos con historicidad, es decir, sujetos activos socialmente con capacidad para cambiar la historia y darle el rumbo que queramos de tal forma que podamos construir una sociedad mejor a la que estamos viviendo actualmente. Actuar de esta forma representa un ejercicio de autonomía, libertad individual y social, porque nos permite responder a la pregunta acerca de ¿Cómo cambiar la realidad social?

El fin de la sociedad actual

Por todos es conocido que estamos viviendo en una sociedad que se encuentra inmersa en una severa crisis social que afecta a la población mundial, Esta crisis empezó a agudizarse con la caída del muro de Berlín, la desintegración de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el surgimiento de la globalización, que marcaron el fin de la guerra fría y el inicio de una nueva era caracterizada por la globalización y la creación de un mundo unipolar bajo la hegemonía de Estados Unidos actuando como potencia dominante.

Pero el día de hoy estamos presenciando el ocaso de esa era, el final de un mundo sometido a una sola potencia mundial que determinó el destino de millones de personas en el mundo entero durante décadas, estamos siendo testigos del fin de la mundialización de una cultura, de una forma de vida porque cada día que pasa avanzamos en un proceso de transición que implica la desaparición de un mundo unipolar y la construcción de un mundo multipolar.

Estamos viendo que el mundo se cae literalmente en pedazos, terminan las alianzas entre países que conformaban bloques hegemónicos y se desmoronan las instituciones internacionales que creadas para mantener el orden mundial basado en una hegemonía unipolar, caen de la misma forma que se derrumbaron los edificios que sufrieron el impacto de las bombas que cayeron sobre Iraq, Afganistán, Siria, Palestina y que hoy caen en suelo Ucraniano.

Desde mucho antes del surgimiento de la guerra entre Rusia y Ucrania el modelo económico social del capitalismo en su fase neoliberal dio varias muestras de estar agotado porque el intento de mantener un equilibrio entre una producción masiva de productos requiere de su contraparte que es un consumo masivo para seguir funcionando. La promesa del progreso infinito sucumbe ante el peso de una realidad social con recursos finitos y muestra su falsedad porque mantener este equilibrio implica seguir con una explotación irracional de recursos naturales que está acabando con nuestros recursos naturales,.

La forma de vida dentro del capitalismo neoliberal nos conduce por un camino que nos lleva a nuestra autodestrucción al estar provocando daños a la naturaleza en forma permanente, al afectar al medio ambiente con un consumo desmedido que provoca la contaminación de ríos, lagos y mares. Pero sobre todo, lo que ya resulta imposible de aceptar, es seguir explotando a seres humanos con bajos salarios, largas jornadas laborales y mantener la esclavitud económica moderna sin esperar una reacción emancipatoria.

La globalización debilitó las fronteras y las grandes corporaciones transnacionales se niegan cada vez con mayor firmeza a que los Estados-Nación controlen la actividad económica en sus territorios nacionales, imponen su poder económico sobre el poder político para presionar a los gobernantes a tomar decisiones favorables a su intención de maximizar sus beneficios económicos y quienes nos gobiernan han aceptado abandonar la misión asignada al Estado-Nación de garantizar el bienestar social y hoy gobiernan dando la espalda a quienes los llevaron al poder, sujetos a los vaivenes de una economía mundial de libre mercado.

En este marco del surgimiento de un poder corporativo que intenta lograr el dominio del mundo, estamos observando la desaparición del orden mundial basado en el predominio de una sola potencia imperial porque aumentan los países que abandonan sus alianzas políticas tradicionales para alinearse en nuevas alianzas, debido al surgimiento de nuevas potencias emergentes que provienen de países que se están convirtiendo en gigantes económicos y pugnan por conquistar un lugar privilegiado en la construcción de un nuevo orden multipolar.

Surgen nuevas economías emergentes que se rebelan al orden mundial anterior liderado por Estados Unidos, manejando la premisa de defensa de la soberanía nacional, una soberanía que estaba perdiendo valor en el contexto de la globalización, mientras que al mismo tiempo se preparan para una posible guerra mundial exhibiendo su poderío militar, mostrando armamentos bélicos que tienen capacidades mortíferas como para destruir el planeta entero varias veces.

La situación internacional ha cambiado drásticamente en este año de 2022, la guerra entre Rusia y Ucrania ha dejado de ser la guerra de una potencia mundial contra un pequeño país para convertirse en la arena de lucha en el cual están involucrados directamente Estados Unidos y los países miembros de la Otan, que apoyan al gobierno de Ucrania aportando miles de millones de dólares, miles de mercenarios extranjeros apoyando al ejército de Ucrania, toneladas de armamento de última tecnología, mientras aplican sanciones económicas y políticas en contra de Rusia para aislarlo en el plano internacional, sin importarles las vidas humanas que se están perdiendo en este reacomodo internacional.

Pero dichas sanciones se están revertiendo en contra de quienes las aplican porque los estrategas de Estados Unidos y de la Otan “olvidaron” que vivimos en una economía globalizada y estamos conectados de muchas formas debido a la interdependencia del mundo globalizado, de tal manera que si se afecta a un país en su economía, se afecta al comercio internacional y al final todos saldremos perjudicados, de manera particular, los más afectados son los pueblos de los países gobernados por líderes involucrados en los conflictos internacionales.

Este es el origen del fin de las alianzas en torno a una sola potencia mundial, el efecto rebote de las sanciones económicas en contra de Rusia ha puesto a los países miembros de la OTAN entre la espada y la pared, porque se acerca el invierno y el petróleo de Rusia es vital para varios países europeos, esta es la razón por la que cada vez más gobiernos abandonan el buque de guerra en contra de Rusia y rompen las alianzas que antes los mantenían unidos para priorizar la atención a las necesidades de las poblaciones que representan.

Junto a la toma de consciencia de que estamos viviendo momentos que se registrarán en la historia de la humanidad como el fin de una era histórica, por la transición de un orden mundial unipolar a otro multipolar, debemos estar conscientes de que todos los acontecimientos mundiales de la historia reciente y actual están afectando nuestra visión de la realidad social, porque de manera paulatina cae el velo que cubría nuestros ojos y nos impedía darnos cuenta de que nuestros problemas personales no son fenómenos aislados, sino que son parte de un mundo defectuoso, de un mundo que está equivocado desde sus cimientos y es entonces cuando comprendemos la veracidad de la frase “lo personal es político”.

Por estas razones, junto a la caída del mundo unipolar en el contexto de una economía de libre mercado, empiezan a escucharse otras voces que cuestionan al capitalismo desde sus cimientos, que protestan contra el totalitarismo del Mercado que excluye a amplios sectores sociales que no pueden participar en el proceso de intercambio por no tener capacidad adquisitiva y son condenados a formar parte de una inmensa mayoría marginada del progreso y la modernidad. Esta modernidad que nos rodea y determina nuestras vidas y ofrece un futuro sin garantía alguna a las jóvenes generaciones, por su carácter capitalista, colonialista y patriarcal, es cuestionada por voces que antes eran silenciadas y que hoy se hacen escuchar luchando por construir un camino que nos conduzca a la construcción de un mundo diferente al capitalismo donde predomina la dictadura del mercado.

La inevitable transformación de la realidad social

En este punto es necesario decir que cuando mencionamos la necesidad de construir un cambio en la realidad e impulsar una transformación social, lo más probable es que encontremos un eco receptivo en varias personas que apoyen la idea del cambio social, pero no nos extrañe que es posible que también encontremos reacciones contrarias y muy diferentes cuando utilizamos las palabras capitalismo o neoliberalismo, las posibilidades de encontrar reacciones adversas aumentarán cuando nos pronunciemos por terminar con el modelo económico y social que rigió durante siglos el destino del mundo y que hoy estamos presenciando que se encuentra inmerso en una profunda crisis social.

La sola idea de imaginar un nuevo orden mundial en el cual las políticas públicas respondan a las mayorías que hoy viven en condiciones de marginación y no tengan como objetivo la maximización de ganancias para el sector privado en el que no prevalezca la economía de libre mercado, ni la libertad de empresa, puede provocar reacciones que la consideren como una utopía en el mejor de los casos y en casos extremos puede provocar reacciones de rechazo de algunas personas.

Esto sucede porque el capitalismo generó una ideología que nubló nuestra visión acerca de como funcionan las cosas, afectó nuestra comprensión acerca de qué es lo que produce la realidad social y esta ideología está relacionada con la idea de modernidad que prevalece en nuestra visión del mundo, con nuestra percepción de la realidad social. Esta visión de la realidad moderna incluye dentro de sí la aceptación de un sistema social basado en una dominación social que oprime los vestigios de culturas milenarias que promueven prácticas comunitarias y reprime cualquier proceso de liberación o emancipación social. Esta percepción de la realidad desde la perspectiva de la modernidad desarrolla relaciones de dominio muy complejas que han sido creadas en el nombre del ser humano, de la libertad y es una idea acerca de la cual no estamos del todo conscientes.

Podríamos comprender mejor nuestras vidas cotidianas si analizamos de manera crítica la premisa (reconocida por todos) de que hoy en día la humanidad ha logrado un desarrollo del conocimiento científico y tecnológicos sin precedentes que nos ha permitido realizar viajes a la Luna y a Marte, colocar satélites que rondan en el espacio, construir costosas armas ultramodernas con gran potencial de destrucción, pero a pesar de todos estos logros impresionantes, cada día aumenta el número de millones de personas en el mundo entero que viven en condiciones de marginación, miseria, injusticias, porque el progreso y la modernidad los han excluido, mientras que por otro lado, vuelve más ricos a los ricos.

Todos somos testigos de la desigualdad social y no decimos nada porque la modernidad, la cultura de la sociedad de consumo y la ciencia es utilizada para beneficiar intereses privados, nos han educado para no solo aceptar, tambien para que justifiquemos esta realidad social excluyente y lleguemos al grado de percibir al capitalismo como el máximo nivel de organización social al que ha llegado la humanidad.

Llegamos al grado de aceptar una racionalidad irracional al percibir a este sistema social excluyente como algo bueno y para que actuemos aceptando como algo normal la producción de miseria, aceptamos participar en la destrucción de la naturaleza con nuestro comportamiento como consumidores y cerramos los ojos ante las evidencias del cambio climático y sobre nuestra propia autodestrucción.

Cada día bebemos una dosis de ideología que nos hace ver la irracionalidad de la modernidad como algo normal, que nos impulsa a mantener un equilibrio entre una producción masiva y un consumo masivo comprando cosas que no necesitamos, sin importarnos el daño que nuestros placeres efímeros provocan a la naturaleza. La sociedad de consumo en que vivimos promueve el consumo masivo y nos vende la idea de que podemos tener una vida de placeres infinitos en un mundo con recursos infinitos.

Esta racionalidad irracional nos conduce a la creación de una sociopatología en la cultura de la modernidad, donde el sufrimiento ajeno nos es indiferente porque padecemos una ceguera moral tal y como nos señaló Zygmunt Bauman, nos induce a ver como algo normal la existencia de ricos y pobres, a cerrar los ojos y oídos al sufrimiento colectivo que padecen millones de personas en el mundo entero, ignorando que todos estamos conectados en esta sociedad y que la riqueza de unos cuantos, se construye con el empobrecimiento de millones de personas. Desconocemos que la paz social que requiere el funcionamiento de este sistema social excluyente que es el capitalismo neoliberal, se basa en la realización de una serie de crímenes que se cometen en contra de una mayoría marginada en nombre de la modernidad y la paz social. El sistema social en que estamos viviendo no tiene relación con la vida, sino con la muerte de la naturaleza, de nuestra fauna y de toda forma de vida, incluida la nuestra.

Por estas razones, la necesidad de impulsar un cambio de sistema social es inaplazable, innegable, urgente y sobre todo, posible, pero para lograr este cambio social debemos romper con los mitos, las creencias que fundamentan ideológicamente a este sistema social y partir de la construcción de un conocimiento científico social con bases epistemológicas que orienten el proceso de transformación social de una realidad excluyente dentro de un orden internacional unipolar que ha construido el infierno en la tierra para una inmensa mayoría, hacia la construcción de otra realidad que sea incluyente, con aceptación del multiculturalismo que existe en la aldea global, para participar en la construcción de un nuevo orden internacional en el que cambio social parta de la aceptación social de la premisa del ser humano como ser supremo del ser humano.

Anteriormente, hemos permitido que otras personas hablen y decidan por nosotros a través del la democracia representativa que hoy se presenta como un obstáculo para construir una verdadera democracia, ahora es el momento de desarrollar nuevos comportamientos que respondan a las condiciones cambiantes y el más urgente de ellos es aumentar nuestra participación social para hacer escuchar nuestra voz y participar en ese concierto de voces que reclaman a nivel internacional la construcción de un mundo en el que no exista el sufrimiento colectivo ni la desigualdad social que hoy estamos padeciendo.

Para responder a la pregunta acerca de cómo cambiar la realidad actual, debemos aceptar como primer tarea que la comprensión de la realidad social debe ser una de nuestras principales preocupaciones hoy en día, lo que implica ampliar nuestro nivel de consciencia individual para arribar al nivel de una consciencia social.

Aprehender el conocimiento objetivo de nuestra realidad implica mejorar nuestras fuentes de información sobre lo que sucede a nuestro alrededor y al utilizar la perspectiva teórica en el estudio de los fenómenos sociales podemos reconocer que lo que nos caracteriza como seres humanos libres, es la categoría de acción, porque es la condición que nos permite actuar con libertad y autonomía y esta libertad de acción es la que le da un sentido real a la política.

En la tarea de lograr una comprensión de la realidad en que vivimos, surge la necesidad de desarrollar un pensamiento autónomo y al ejercer la libertad de pensamiento debemos ejercer la crítica social, lo cual nos conduce de manera inevitable que dicho pensamiento adquiera una categoría subversiva ya que la libertad de pensamiento tiene una importancia política debido a que implica enfrentar el predominio de un pensamiento único que nos empuja a aceptar la irracionalidad de la racionalidad del sistema social capitalista en que vivimos y la única alternativa viable que se presenta ante un autoritarismo gubernamental es el camino de la desobediencia civil.

La historia de la humanidad nos demuestra que los grandes cambios sociales que han presentado, han sido por el surgimiento de grandes movimientos colectivos que han luchado por conquistar derechos que hoy, en este siglo XXI se están intentando eliminar y este es el motivo que provoca el surgimiento de movilizaciones colectivas en varios países del mundo entero.

Cambiar la realidad social tiene como punto de partida el cambio individual y éste puede lograrse a través de cambiar nuestra actitud sobre la realidad al verla como un proceso de construcción social, sobre nosotros mismos al autopercibirnos como sujetos sociales con historicidad, con capacidad para cambiar la realidad en que vivimos y sobre los demás al percibirlos como complemento y fuente de nuestra identidad social, como integrantes de una comunidad a la que pertenecemos y con quienes nos une un tejido social amplio.

Para cambiar la realidad social necesitamos empezar a pensar por nosotros mismos utilizando la libertad de pensamiento que nos permita lograr una mayor comprensión y romper la acriticidad con la que vivimos nuestras vidas cotidianas. Si varias consciencias objetivas se suman a la exigencia de un cambio social y a la construcción de un mundo diferente al actual, las voces que provengan de estas consciencias llegarán a convertirse en políticamente significativas porque al unir todas estas voces en una sola voz, en un solo grito se convierten en una voz explícitamente política que es difícil de ser ignorada. Este es el primer paso en el desarrollo del pensamiento libre que nos permitirá aceptar que la premisa “otro mundo es posible”, no es sólo una frase, sino que es una posibilidad real porque la construcción de una nueva sociedad requiere del surgimiento de nuevos ciudadanos, una sociedad autónoma no existirá sin individuos autónomos, personas que hayan reformulado su actitud hacia la esfera de lo público y establecido su conexión entre el pensamiento y la acción.

En tanto que estamos viendo el fin de una era y la inminente construcción de un nuevo orden internacional en el que participan un sinnúmero de voces que intentan hacerse escuchar para contribuir en la definición del nuevo orden mundial, es el momento de sumar nuestras voces para lograr construir un mundo mejor al que estamos viviendo en estos momentos.

4 comentarios:

  1. muy interesante che, medio corto

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  2. muy interesante, medio corto

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  3. m parrec imterzant e la p arte em la ke dise La incertidumbre que nos rodea en nuestras vidas tiene muchas fuentes, una de ellas proviene del hecho de que la realidad social en la que vivimos nos envía varios mensajes que llegan a ser realmente contradictorios entre sí y por ello contribuyen a generar un alto grado de confusión e incertidumbre, es por estas razones que nos vemos en la necesidad de analizar la realidad de manera objetiva para saber por qué y cómo ocurren los acontecimientos sociales y la mejor manera de hacerlo es utilizar el conocimiento científico que nos aportan las ciencias sociales para obtener un conocimiento de la sociedad en la que estamos viviendo con un fundamento teórico que vaya más allá de la visión e interpretación de las apariencias.

    Una de las múltiples contradicciones con las que vivimos que quisiera destacar es aquella en la que por un lado nos llega abundante información a través de las redes sociales y medios masivos de comunicación que contribuyen a construir una percepción de que la humanidad ha llegado a un nivel de civilización actual que se etiqueta como “la modernidad en un mundo libre”, y se basa en la premisa de que gozamos de amplia libertad para hacer lo que queramos, ya que con el avance científico- tecnológico ya nada es imposible porque podemos desplazarnos por tierra, mar y aire a cualquier lugar del planeta, las distancias se han reducido, podemos estar conectados con personas de diferentes países en la sociedad red y el cielo que antes se nos presentaba como el límite para nuestras aspiraciones individuales ha sido superado con la creación de viajes privados al espacio exterior, por lo que se puede afirmar que con esa acción se han roto los límites que antes experimentaba la humanidad.

    La sociedad del futuro que soñábamos en nuestra juventud en el siglo pasado ya forma parte del presente gracias al desarrollo tecnológico, porque hoy estamos presenciando aquello que parecía inimaginable o lejano: teletrabajo, teleeducación, telemedicina, automóviles conducidos por pilotos automáticos en carreteras y ciudades, videollamadas colectivas con personas que viven en diferentes países y continentes, podemos viajar por territorios desconocidos con la ayuda de GPS, teléfonos inteligentes, casas inteligentes, etc. La inteligencia artificial ya forma parte de nuestra civilización tanto en actividades productivas como en la vida cotidiana. Por estas y varias razones mas podemos decir que el futuro no está lejano, sino que está hoy presente en nuestras vidas y no existen límites que puedan detener nuestras aspiraciones.

    Pero por otro lado, dentro de este desarrollo sin límites que nos presenta la modernidad en que vivimos, no podemos evitar observar que existe una enorme cantidad de personas en el mundo entero viviendo en condiciones de pobreza, hambre, miseria y una amplia mayoría de países la población vive en un estado de precarización permanente, ya que en pleno siglo XXI la desigualdad social ha llegado a niveles nunca antes vistos en la historia de la humanidad. Por esas razones millones de personas sufren un estado de gran insatisfacción social porque son víctimas de constantes violaciones a sus derechos humanos, son marginadas de manera permanente del desarrollo social y el progreso social que promete el capitalismo en plena modernidad.

    Entonces es cuando del sentido común surge de una manera natural el siguiente cuestionamiento: Si la ciencia y la tecnología han logrado tal nivel de desarrollo con el que se puede producir en forma masiva alimentos, ropa, casas, zapatos, etc., con lo cual se podría terminar con el hambre, el frío y la pobreza que padecen millones de personas en el mundo entero, ¿por qué una inmensa mayoría de la población mundial sigue padeciendo hambre, viven en condiciones de miseria y se les niega su condición de seres humanos?
    tra un pequeño país para convertirse en la arena de lucha en el cual

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