¡Lo que pasa en Colombia, no se queda allí!
Oscar Yescas Domínguez.
07 de mayo de 2,021
Cuando el sociólogo Manuel Castells escribió su libro Redes de indignación y esperanza en este 2,012, proyectó como buen científico social, una visión del presente de aquel entonces y del futuro representado en el aquí y ahora nueve años después. Nos llamó la atención acerca de algo revolucionario que se estaba presentando en aquel entonces y que forma parte de nuestra vida cotidiana en el presente. Los movimientos sociales contemporáneos se caracterizan por ser movimientos colectivos en red, tienen presencia no sólo en las calles, sino que se viralizan y posicionan en la red global de información al utilizar la tecnología que permite usar un teléfono celular y redes sociales para enviar mensajes, imágenes o videos que en segundos llegan a miles de personas, las cuales pueden interactuar y potenciar la lucha de quienes están combatiendo en defensa de sus derechos violados.
El uso de las redes sociales y las transmisiones en vivo a través de la telefonía celular forman parte de las prácticas que están conformando una nuevo sociedad en este siglo XXI en todo el mundo. Vivimos una era revolucionaria en la que un pueblo puede derrocar a una dictadura sin utilizar ninguna arma letal, sólo utilizando un teléfono móvil y usando redes sociales se puede evitar la consumación de fraudes electorales como sucedió en México en el 2,018, se puede poner en evidencia a políticos participando en actos de corrupción, de igual forma se puede denunciar a gobiernos represivos y autoritarios, exhibiendo con imagen y sonido en videos o transmitiendo en vivo, los actos de violencia y violación de derechos humanos de un gobierno en contra de su propio pueblo.
Es precisamente esto lo que hemos estamos viendo en redes sociales durante los últimos diez días, la represión del pueblo colombiano por parte de un gobierno que utiliza a sus cuerpos policiacos para golpear, asesinar, violar y desaparecer ciudadanos colombianos que protestan masivamente en forma pacífica y que con sus movilizaciones lograron detener la imposición de una reforma tributaria que aumentaría los niveles de pobreza y precariedad del pueblo colombiano. Los festejos populares por haber detenido la imposición de esta reforma aumentaron la ira del gobernante colombiano que no dudó en ordenar a las fuerzas policiacas disparar en contra de los manifestantes.
La violencia gubernamental subió de nivel y de los golpes y macanazos, pasaron a las detenciones masivas, a violaciones selectivas por parte de policías hasta llegar al asesinato de decenas de ciudadanos que protestaban en forma pacífica. Pero esta feroz respuesta no ha detenido al pueblo colombiano porque las protestas masivas siguen en aumento y ahora realizan paros de labores en varias ciudades colombianas, cerrando calles con barricadas y enfrentando a la policía que utiliza todo su equipo para reprimir a los manifestantes. Todo esto lo podemos ver en vivo y en directo porque la ciudadanía colombiana está utilizando armas que el gobierno colombiano no puede silenciar: las redes sociales en donde se han viralizado videos de extrema violencia de uniformados en contra de ciudadanos indefensos.
El pueblo colombiano está demostrando lo que decía Manuel Castells en el 2,012, que las redes sociales en internet son espacios fuera del control de los gobiernos y de las grandes corporaciones y que pueden ser utilizadas para que, en cuestión de segundos miles de gentes se comuniquen entre sí, convoquen a reunirse en un sitio determinado, se unan marchando juntos en una protesta colectiva. Las redes sociales permiten que miles de personas puedan conectarse entre sí sin importar quienes son, de donde son, y esta comunicación y unión les ayuda a superar el miedo que paraliza a quien lo siente y que representa la ventaja del opresor para mantenerse en el poder, sobre todo cuando la conexión atraviesa las fronteras y llega a los países más lejanos, donde otros individuos pueden participar en esas movilizaciones de protesta escribiendo comentarios de apoyo y compartiendo para que llegue a una mayor audiencia el mensaje, imagen o video que están viendo en sus teléfonos.
Este es el gran poder que brinda la tecnología a los ciudadanos, el ciberespacio sirve de punto de reunión de miles de citas a ciegas con personas que coinciden en reclamar sus derechos, que salen al espacio público para defender su dignidad y enfrentar a uniformados sin importar que estén armados y su valor surge de la conciencia de que no están solos, de que los miles que marchan juntos están siendo vistos por otros miles y que sus rostros, los motivos de su lucha y la violación de sus derechos humanos se está exponiendo a nivel global.
Lo que está sucediendo en Colombia es lo que estaría pasando en México de haber ganado el Prian las elecciones del 2,018, es lo que lanzó a las calles a movilizarse masivamente y participar en revueltas populares al pueblo Ecuatoriano, el pueblo Chileno y el propio pueblo colombiano en el 2,019. Debemos recordar que en ese mismo año en Colombia hubo también disturbios en varias ciudades y paros nacionales en protesta las reformas a las pensiones y la reforma laboral que realizó el gobierno que atentó contra el derecho a la jubilación y eliminó derechos laborales para los trabajadores colombianos. Una reforma laboral similar a la que implementó Felipe Calderón en México en el 2,012 que terminó con la estabilidad laboral, la jornada de 8 horas de trabajo y dejó en estado de indefensión a millones de trabajadores mexicanos que hoy viven en condiciones de precariedad e inestabilidad laboral.
Las protestas de noviembre del 2,019 en Colombia se extendieron hasta el año 2,020 porque la pandemia vino a agudizar la crisis económica al provocar el cierre de 500 negocios, pero los estragos de la pandemia no inhibieron las protestas ya que Colombia es el tercer país más golpeado por la pandemia del covid, sólo después de Brasil y Argentina. Después de un año de pandemia el Gobierno colombiano aumentó la deuda pública para enfrentar los gastos de la crisis sanitaria y decidió imponer una ley denominada Ley de solidaridad sostenible que en realidad es una reforma tributaria o reforma fiscal, en la cual se contemplaban aumentos de impuestos que pagarían la clase media y clase baja del país.
Sobresalían de esa nueva ley la aplicación del impuesto del iva a servicios como agua, luz, equipo electrónico, servicios funerarios y otros productos de la canasta básica, por lo que la recaudación de impuestos golpeaba principalmente la economía familiar de millones de colombianos que apenas pueden sobrevivir en la crisis económica y sanitaria del covid. Además con esa ley aquellos sectores de bajos ingresos que antes no pagaban impuestos por tener sueldos mínimos, serían obligados a hacerlo en lo sucesivo.
Estas fueron las razones que motivaron a miles de ciudadanos colombianos a salir a las calles a protestar masivamente desde el 28 de abril, manifestando su inconformidad en forma pacífica y con el paso de los días la participación social en estas protestas fue aumentando al grado de que el 2 de mayo Presidente colombiano Iván Duque tuvo que solicitar al Congreso Colombiano que retiraran la propuesta de Reforma tributaria. El pueblo festejó masivamente esa decisión, pero se mantuvo saliendo a las calles a protestar porque Colombia es actualmente el segundo país con más desigualdad social en Latinoamérica y el décimo país a nivel mundial, recordemos que la desigualdad social implica múltiples violaciones a los derechos humanos y provoca pobreza, desempleo, pobreza, inseguridad publica, marginación, etc.
La respuesta del gobierno colombiano ante la presencia de miles de manifestantes en las calles fue autorizar a efectivos policiacos el uso de armas de fuego en contra de los manifestantes para reprimir las protestas usando gran brutalidad policiaca en contra de los manifestantes civiles desarmados. La actuación de los efectivos policiacos dio como resultado decenas de ciudadanos colombianos asesinados por la policía, cifra que fue aumentando cada día, una cantidad indeterminada de detenidos y varios desaparecidos, así como reportes de violaciones sexuales por miembros de la policía colombiana. Esto encendió más los ánimos hasta despertar la indignación de gran parte del pueblo colombiano que ha tomado las calles por asalto, presentando una resistencia popular no vista antes ya que se sumaron varios gremios a la lucha popular (médicos, enfermeras, estudiantes, obreros, vendedores ambulantes, etc.), por lo que se amplió la resistencia hacia los cuerpos represivos del Estado colombiano.
En estos momentos en Colombia se vive una lucha contra un gobierno autoritario y represor que no vacila en ordenar disparar a las multitudes que cierran calles, esta lucha va más allá de una resistencia hacia una reforma fiscal, ya que representa una resistencia popular en contra de la implementación de políticas neoliberales dictadas por el poder corporativo que controla a gobernantes de varios países en Latinoamérica y que pretende disminuir y desaparecer la función del Estado de actuar como guardián del bienestar social de la población.
Desde esa perspectiva podríamos ver que en el contexto de la globalización nos encontramos con el hecho irrefutable de que lo que pasa en algún lugar lejano en el mundo, tarde o temprano repercutirá en el lugar donde vivimos. La pandemia es una muestra de este interdependencia que hoy vivimos. Podemos vivir en diferentes países, hablar diferentes idiomas, tener diferentes culturas y estar separados por grandes distancias, pero es necesario tener muy claro que tenemos cuatro cosas en común:
En primer lugar es necesario tener presente que la mayoría de los habitantes del planeta vivimos bajo un mismo sistema económico y político denominado capitalismo, un sistema que se encuentra en una grave crisis económica, política, ecológica y sanitaria, que afecta a millones de personas en el mundo entero, sin importar las fronteras. Este sistema económico se basa en la explotación laboral y la explotación irracional de recursos naturales para obtener un beneficio económico.
En segundo lugar, la globalización ha creado a un nuevo tipo de delincuencia organizada que actúa intentando tomar el poder a nivel mundial y que se puede denominar con el nombre de “poder corporativo”, que está conformado por los directivos de las grandes corporaciones transnacionales que tienen de su lado a los directivos de los organismos financieros internacionales, a los Presidentes de varios países, presidentes de partidos políticos y dueños de medios de comunicación. Todos estos personajes actúan en forma organizada para eliminar derechos constitucionales y saquear los recursos naturales de nuestros países a través de una explotación laboral.
En tercer lugar, millones de personas sufrimos la implementación de políticas neoliberales en los países que habitamos que consisten en reformas a las constituciones para eliminar derechos laborales, desaparecer instituciones públicas para privatizar los servicios públicos y maximizar el beneficio económico de las grandes corporaciones, provocando un aumento en la desigualdad social a niveles nunca antes vistos en la historia de la humanidad, incrementando el número de personas que viven en condiciones de pobreza y marginación, mientras se reduce cada vez más el porcentaje de millonarios, pero que eso no evita que los ricos se hagan más ricos con la distribución desigual de la riqueza que producen los trabajadores.
En cuarto lugar, todos habitamos la misma tierra, el mismo planeta que está siendo destrozado por este sistema económico y político que para existir necesita de generar una producción masiva que utiliza una explotación irracional de los recursos naturales y que requiere de su contraparte, un consumo excesivo que genera una gran cantidad de basura, los cual provoca una explotación laboral, una explotación irracional de nuestros recursos naturales y la destrucción de ecosistemas. El sistema socioeconómico capitalista neoliberal en el que estamos viviendo está destruyendo nuestras vidas y nos conduce por un camino que nos dirige a nuestra autodestrucción segura y a la destrucción del planeta en que vivimos.
Lo que está pasando en Colombia nos recuerda la lucha del pueblo mexicano en contra de la reforma laboral que impuso Felipe Calderón en México en el 2,012, cuando por la fuerza policiaca se eliminó la estabilidad en el empleo y otros derechos laborales. El uso de la brutalidad policiaca en la implementación de una reforma constitucional en Colombia nos hace recordar también la represión a los maestros mexicanos por el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando intentó imponer una Reforma educativa y no lo logró por la gran resistencia que presentaron los docentes mexicanos a lo largo de tres años de lucha. Las escenas que vemos del pueblo colombiano sufriendo la represión de efectivos policiacos, recuerda también la revuelta del pueblo ecuatoriano que se opuso en el 2,019 a la implementación de medidas legislativas que lesionaban la economía familiar. Recuerdan también la lucha del pueblo chileno que inició en ese mismo año por el aumento del precio en el boleto para viajar en el metro y que generó en una revuelta popular.
La lucha del pueblo colombiano es la expresión particular de una lucha popular en contra del poder corporativo que intenta lucrar obteniendo un beneficio económico al provocar la precarización de todo un pueblo. Es la lucha de un pueblo en contra del poder corporativo que intenta seguir lucrando económicamente, creando una crisis que perjudica a los asalariados y desempleados y beneficia a los ricos para hacerlos más ricos.
Es una revuelta popular más que se registra en la historia, una nueva lucha en contra de un sistema de explotación económica, que se basa en la explotación del hombre por el hombre, en la explotación irracional de los recursos naturales y en contra de un sistema que genera una enorme desigualdad social.
El intento de implementar una reforma fiscal en perjuicio de la población colombiana en el contexto de una crisis económica y sanitaria refleja una enorme insensibilidad social, falta de visión política y exhibe la enorme corrupción de un gobierno que funciona para proteger a las grandes corporaciones y actúa en contra del pueblo que lo puso en el poder. El pueblo colombiano ha roto el silencio, lucha para defender sus derechos y en esta lucha está siendo objeto de una violencia policiaca sin precedente y sin justificación alguna.
Los derechos humanos del pueblo colombiano están siendo violados por parte de su propio gobierno que actúa con gran brutalidad para intentar reprimir las manifestaciones de protesta y el paro de labores crece a nivel nacional con cada día que pasa. El pueblo colombiano ya despertó, no le importó salir en medio de la pandemia en un país que tiene números altos en casos de contagio y fallecimiento de covid, sale a protestar masivamente en las calles diciendo: “el gobierno colombiano es más peligroso que el covid”, arriesgan su salud y literalmente sus vidas, porque la desigualdad social provocada por la implementación de políticas neoliberales en ese país y otros países de Latinoamérica, provoca que para amplios sectores de la población sus condiciones de vida ya sean insostenibles.
Desde una perspectiva Foucaultiana, donde quiera que haya poder, hay un contrapoder y en este caso, este contrapoder se encuentra en la unidad en la acción de los ciudadanos colombianos que hoy son los actores sociales que se encuentran en el centro de la atención mundial gracias al uso de redes sociales e internet. Se unen para protegerse unos a otros de un gobierno que los excluyó, desafían juntos a un poder, a un poder incorporado en instituciones cuyo valor social se ha diluido ante la ciudadanía colombiana, que han despertado y ven que esas instituciones que surgieron para procurar su bienestar social, les han dado la espalda y la población se moviliza para defender sus propios valores, intereses y su vida misma.
La represión y la violencia institucional no ha detenido las protestas de ciudadanos colombianos y cada día que pasa aumenta el daño al tejido social de ese país con el aumento en el número de víctimas de la violencia institucional. El gobierno colombiano intentó criminalizar las protestas argumentando que había infiltrados de las Farc dentro de los manifestantes, pero ese intento de construir un significado falso en las mentes de la población colombiana no resultó porque hoy estamos siendo testigos de la transformación del entorno de las comunicaciones con el surgimiento de lo que Manuel Castells llama “autocomunicación de masas”. Es decir esa capacidad que para comunicarse masivamente utilizando internet y redes inalámbricas como plataformas de comunicación digital. Es comunicación masiva porque llega a numerosos receptores que comparten el mensaje con sus contactos y viralizan la información en segundos, logrando hacer llegar el mensaje a miles de personas en cuestión de segundos. Esta autocomunicación de masas permite construir una autonomía a los actores sociales que pueden interactuar con miles de personas en forma independiente de las instituciones de nuestra sociedad.
Estas redes sociales son la fuente de construcción de un nuevo poder, es el poder popular que surge al tomar consciencia de ser seres sociales, al incrementar el sentimiento de pertenencia a una comunidad y las redes sociales permiten la creación de un espacio público y autónomo. Recordemos que los movimientos sociales surgen por la existencia de injusticias en el ejercicio del poder dentro de una sociedad y en el caso colombiano, las protestas masivas surgen por motivos o problemas que también comparten las poblaciones de otros países. Recordemos que vivimos bajo el mismo sistema económico y político llamado capitalismo neoliberal, por lo mismo estamos bajo el área de influencia de un poder corporativo que no reconoce fronteras y bajo esa perspectiva debemos aceptar que la lucha del pueblo colombiano no es una lucha aislada, ya que es también la misma lucha que presenta el pueblo ecuatoriano, el pueblo chileno, el pueblo argentino, el pueblo mexicano, etc.
Por estas razones debemos tener claro el cómo es que surgen los movimientos colectivos, éstos surgen porque varias o miles de personas reaccionan ante las injusticias y deciden en forma individual hacer algo que les han advertido repetidamente que no deben hacer porque serán castigadas. El conocimiento de que pueden ser objeto de un castigo provoca una emoción negativa como lo es el temor o miedo. Pero las emociones provocadas por las injusticias sociales generan emociones de tal intensidad que superan el miedo y motivan a la acción a una colectividad de individuos que se unen para presentar resistencia ante una imposición.
Inicialmente los movimientos sociales surgen motivados por emociones individuales, es decir, son movimientos de personas decidieron movilizarse impulsadas por emociones individuales provocadas por injusticias sociales, pero al actuar colectivamente, logran superar el temor o el miedo a las consecuencias negativas de su comportamiento, adquieren seguridad al estar en compañía de otros y al mismo tiempo el hecho de saber que no están solos que el mundo entero los está observando les da esperanza, la cual es una emoción positiva.
A diferencia de Las Vegas, lugar donde manejan la tentadora consigna "Lo que sucede en Las Vegas, se queda en Las Vegas", en el caso de lo que está sucediendo en Colombia, eso no se quedará allí, porque el movimiento apenas empieza y porque el poder corporativo volverá a usar al Presidente de otro país como muñeco armado para reprimir a su población, para asegurar la obtención del beneficio económico, volverá a suceder el día de mañana en otro país, porque la violencia institucional del gobierno colombiano sólo es el brazo armado de un poder corporativo que utiliza al Estado colombiano para imponer reformas constitucionales para seguir maximizando su beneficio económico. Ese mismo poder corporativo hizo lo mismo en México en el 2,012 al imponer una reforma laboral, lo intentó hacer en Ecuador, en Chile y en otros países en 2,019 y lo seguirá haciendo en el futuro. Por esos motivos, la lucha del pueblo colombiano no es una lucha aislada, es nuestra lucha, debemos unir nuestras voces exigiendo alto a la represión policiaca en contra del pueblo colombiano, la renuncia de Iván Duque por exceso de fuerza en la represión de las manifestaciones, el castigo a los responsables de los asesinatos y llamar a los organismos internacionales defensores de derechos humanos a que intervengan para detener la represión del Estado colombiano en contra de su propio pueblo. Al mismo tiempo debemos llamar a la creación de organizaciones ciudadanas en Colombia para que el movimiento colectivo que ahí está en ascenso se consolide y continúe por la vía del cambio social ya que a lo largo de la historia, los movimientos colectivos han sido y siguen siendo, las palancas del cambio social. Surgen de la crisis que hace insoportable vivir para muchas personas y los movimientos colectivos deben de pasar de una lucha en contra de reformas a la constitución, a una lucha abiertamente política para concretar cambios sociales con la transformación del sistema social y evitar que dichas movilizaciones queden como “sólo una revuelta más”, sólo actuando de esa forma se evitará que que la sangre derramada haya sido en vano.
muy interesante-colega-tocayo!!!
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