Las
pandillas en la academia y en la política
Oscar
Yescas Domínguez
11
de mayo de 2,020
Una
de las primeras experiencias que tuve al ingresar a trabajar como
profesor de Psicología en la Universidad de Sonora en 1985 no fue en
realidad placentera. Sucedió a sólo meses después de que obtuve
mediante concurso de oposición mi plaza de Maestro de Tiempo
Completo con el nombramiento de Profesor investigador ocupando el
cargo de Jefe del área de Psicología industrial.
En
una ocasión salí de una de mis clases vespertinas que impartía en
el edificio 9G y al pasar por uno de los salones veo un grupo de
cerca de 20 compañeros profesores de Psicología reunidos y
discutiendo entre sí. Un tanto intrigado, al ver la puerta abierta
entré al salón y tomé uno de los asientos, los escuché hablar del
próximo nombramiento de Jefe de la Carrera de Psicología y
mencionar nombres de algunos de los ahí presentes para ocupar el
cargo.
Como
siempre he dicho lo que pienso sin tapujos, levanté la mano pidiendo
el uso de la palabra a quien estaba dirigiendo la reunión, quien me
miró, vaciló un segundo pero terminó asintiendo y permitirme
hablar.
Lo
que les dije fue que si estaban discutiendo acerca de quién sería
el próximo Jefe de la Carrera de Psicología, lo más práctico será
enfocarse primero en la elaboración de un plan de trabajo que
recogiera las expectativas de todos los docentes de Psicología y que
éste plan de trabajo fuese el compromiso que asumiera quien quedara
con el cargo. Antes de discutir nombres de aspirantes al cargo,
acordemos qué es lo que esperamos que haga quien sea el próximo
Jefe de la Carrera de Psicología y después decidamos quién sería
el responsable de la ejecución de ese plan de trabajo.
Cuando
terminé de hablar se hizo un silencio incómodo que fue roto por el
académico que dirigía la reunión (no diré nombres por cuestiones
de ética, sólo mencionaré que se dedica a la Psicología ambiental
y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores), respondió con
estas palabras: “lo que pasa Oscar es que esta es una reunión de
profesores a la que tú no perteneces”.
Un
tanto desconcertado respondí a mi vez, “no sé porqué dices eso,
esta es una reunión de profesores de Psicología, están discutiendo
acerca de quién será el próximo Jefe de la Carrera d Psicología,
en un salón de la Escuela de Psicología. Yo soy Profesor de
Psicología, Maestro de tiempo Completo. No entiendo porqué dices
eso?”
Nuevamente
un silencio, ninguno de los presentes habló y nuevamente me
respondió el “psicólogo ambientalista”: “es verdad lo que
dices, pero aún así te reitero, es una reunión de un grupo al que
tú no perteneces”.
En
ese momento gracias a mi formación como Psicólogo social y lecturas
previas sobre Psicología de grupos, entendí el mensaje, estaba ante
un grupo informal de carácter cerrado, es decir, estaba enmedio de lo que comúnmente se conoce como "cuchupo", es decir, en un acuerdo secreto. Hacía tiempo que había
leído a León Trotsky cuando escribió sobre los agrupamientos
informales llamadas corrientes políticas dentro del Partido
comunista soviético.
En
ese momento hice contacto visual con todos los ahí presentes y me di
cuenta de que todos eran profesores de tiempo completo, algunos
fundadores de la carrera de Psicología que había iniciado apenas
tres años antes de que me incorporara. Todos eran parte del “club
de privilegiados” dentro del mundo universitario.
Me
encontraba ante lo que después se conocería como “las vacas
sagradas” de Psicología, ante las “Divas de Psicología”,
quienes decidían qué se debía enseñar como Psicología, en suma,
estaba frente a quienes integraban lo que años después Pierre
Bourdieu llamó en su libro Homos Académicos las “pandillas
académicas” que surgen en las universidades y toman el control de
las mismas, es decir, aquellos agrupamientos de docentes que se
reúnen entre sí motivados por su ansia de poder y para defender
intereses que benefician exclusivamente ellos y excluyen a quienes no
comulgan con sus objetivos o procedimientos.
Me
levanté y abandoné la reunión con una sensación de frustración y
malestar, dicho desencuentro marcó la pauta de lo que sería mi vida
en los posteriores 33 años de docencia en el Departamento de
Psicología y Comunicación, siempre fui una persona tolerada pero no
aceptada totalmente.
Actuaba
como lobo y nunca dejé que la manada me pisara, ni que los
diferentes machos alfa que se cruzaron en mi camino impidieran
realizar mi trabajo con el cual contribuí a fortalecer la formación
teórica y práctica de miles de estudiantes de Psicología.
Mi
idea de la Psicología chocaba directamente con su percepción de la
misma ya que ellos parten de una Psicología centrada en el individuo y yo parto de la perspectiva de la Psicología social que contemple tres niveles de análisis en la interinfluencia entre el individuo y la sociedad, el análisis de los grupos, el análisis de las organizaciones y el análisis de las comunidades.
Mi expectativas acerca de mis alumnos eran formarlos como agentes de cambio con gran compromiso social, las expectativas de mis colegas de Psicología son formar investigadores desvinculados de la realidad social.
Mi discurso teórico en mis seminarios profundizaron las diferencias en las relaciones interpersonales porque el discurso predominante en la enseñanza de la Psicología en la Universidad de Sonora es el Conductismo, una corriente de la Psicología a quien yo cuestionaba sus bases epistemológicas y criticaba como una técnica y como una práctica ideológica sin fundamento epistemológico.
Mi expectativas acerca de mis alumnos eran formarlos como agentes de cambio con gran compromiso social, las expectativas de mis colegas de Psicología son formar investigadores desvinculados de la realidad social.
Mi discurso teórico en mis seminarios profundizaron las diferencias en las relaciones interpersonales porque el discurso predominante en la enseñanza de la Psicología en la Universidad de Sonora es el Conductismo, una corriente de la Psicología a quien yo cuestionaba sus bases epistemológicas y criticaba como una técnica y como una práctica ideológica sin fundamento epistemológico.
El
aislamiento del que fui objeto llegó al grado de que algunos
profesores de Psicología prohibieran a sus alumnos citar mis
artículos publicados en internet con el argumento de que no tenían
el formato APA.
Las
pandillas académicas son una realidad en las universidades, lo viví
en carne propia ya que viví como lobo estepario durante décadas.
Comento esta experiencia personal porque me parece, ilustrativa de
lo que estamos viviendo en estos días. De la misma forma, pero a una
escala mayor estamos presenciando en redes sociales la difusión de
mensajes acerca de quién sería la persona más ideal para ocupar la
Presidencia Municipal o la Gubernatura de Sonora en las próximas
elecciones.
Recibo
en messenger un link de facebook con la petición siguiente: Por
favor: Pícale a la foto del Dr. Sergio Morales y compártelo con
familia y amigos!!
Entro
al link y me encuentro en una página con el nombre El corresponsal
en Sonora Periodismo, en la cual aparece una leyenda que dice “En
este ejercicio periodístico, cual de los líderes de MORENA en
Sonora te gustaría para aspirante a la presidencia de Hermosillo?”
y aparecen las fotos de un tal Dr. Sergio Morales y Dr. Jacobo
Mendoza, “¿dos vacas sagradas de Morena?
¿Porqué
osan pedirme que le pique a la foto de alguien a quien no conozco y
que lo comparta con familia y amigos? Sirve de algo que atienda la
petición de picar el nombre de uno de los dos? ¿quien obtenga más
“me gusta” será el próximo candidato de Morena?¿qué validez
científica tiene este “ejercicio periodístico”? No tiene
ninguna validez de carácter científico y sí mucho de oportunismo
al ser un ejercicio manipulable por cualquiera de los dos candidatos.
Al
Dr. Sergio Morales no tengo el gusto de conocer y no soy nuevo en
esta ciudad, jamás lo he visto participando en alguna lucha social y
al Dr. Jacobo Mendoza lo he visto en redes sociales pero no lo he
visto apoyando la lucha que libra el pueblo hermosillense en contra
de la panista disfrazada de morenista que ocupa el cargo de
Presidenta municipal que intenta vender el Cárcamo y se burla de la
ciudadanía sonorense en redes sociales.
Jacobo
Mendoza es para mí una autoridad de Morena que está fallando en su
cargo al ignorar la problemática social, manejarse en bajo perfil y
ahora permitir que su nombre aparezca en este “ejercicio
periodístico”, eso me suena a oportunismo político.
Me
siento insultado con este tipo de ejercicios que no contribuyen a la
construcción de la democracia en Sonora, ya que emulan las viejas
prácticas priístas del acarreo de votos y mi malestar aumenta
cuando la petición provino de un militante distinguido de Morena.
Nombres
van y vienen, pero seguimos con el formato del viejo estilo priísta
de poner nombres primero y después vemos qué hacemos. Algo parecido
a la orden de Francisco Villa “Fusílenlos a todos y después
averiguamos qué hicieron”.
Seguimos
en la tónica de las “pandillas académicas” pero ahora en el
terreno de la política, donde surgen “pandillas políticas”,
individuos agrupados por motivos ocultos que contradicen el proceso
de construcción de la democracia que intentamos consolidar en este
momento histórico que nos tocó vivir en el cual se espera la
construcción de espacios democráticos en los cuales se estimule la
participación social y se tomen decisiones que reflejen un liderazgo
distribuido y compartido.
Las
redes sociales son espacios de comunicación, pero no son los medios
adecuados para tomar una decisión, necesitamos dejar atrás la
democracia representativa del viejo régimen prianista, aprender
nuevos comportamientos que contemplen la construcción de una
democracia participativa en la que sean las comunidades las que
expresen sus necesidades, sus peticiones de ayuda para resolver sus
problemas y también sean ellas quienes decidan en el momento
políticamente correcto, los nombres de quienes serán los candidatos
de Morena a futuros puestos políticos.
Mantenerse
en silencio, manejar un bajo perfil en momentos de tensión social
como hemos estado viviendo con la aún viva intención de la
presidencia municipal de vender el Cárcamo y aparecer en las listas
como posibles candidatos a elecciones que serán EL AÑO QUE ENTRA,
me suena a oportunismo político.
No
permitamos que pandillas políticas se apoderen de puestos políticos
para utilizarlos en su beneficio personal. Bastante hemos pagado con
los errores que cometió Morena al abrir sus puertas a todo tipo de
personas con tal de ganar la mayoría de votos. Demostremos que
estamos aprendiendo identificando el oportunismo político.
Aquí
y ahora es cuando se requiere que se demuestre el temple político,
el compromiso social, la congruencia entre el discurso y la acción.
La forma de demostrarlo es incorporarse a las luchas sociales que
presentan nuestras comunidades en estos tiempos de pandemia y
aislamiento social.
Problemas
sociales que afectan a nuestras comunidades hay muchos, lo que no hay
es voluntad para sumarse a la lucha de encontrar soluciones a las
mismas y lo que sobra es oportunismo político de estar pensando aquí
y ahora en lo que sucederá aquí y entonces dentro de un año,
descuidar el presente por estar pensando en un futuro es una
irresponsabilidad política que tendrá sus costos políticos.
No
soy militante de Morena, no he querido afiliarme a ningún partido,
precisamente por prácticas de este tipo que vienen a tergiversar las
experiencias de construcción de la democracia. Pero creo que Morena
sigue siendo la opción de gobierno para continuar con el proceso de
construcción de la democracia en nuestro Estado y país. Pero todo a
su momento, pensar en nombres para candidatos en elecciones que
serán el próximo año me parece políticamente incorrecto y lo digo
abiertamente, es un acto de oportunismo político.
Creo
que en este momento lo que debemos hacer es centrar la atención en
lo inmediato y dejar para después los nombres de posibles candidatos
a puestos de elección popular.
La
ciudadanía hermosillense necesita que se garantice la no venta del
terreno de La Sauceda y del Cárcamo, esto requiere que el Cabildo
hermosillense declare formalmente retirada la propuesta de la venta
del Cárcamo y se comprometa a declarar patrimonio ciudadano.
Necesitamos
más espacios públicos en los cuales una vez que se declare
levantada la contingencia sanitaria, la ciudadanía pueda reunirse,
ya sea para diversión familiar o para discusión de asuntos
públicos.
Necesitamos
que los parques de nuestra ciudad sean mejorados en su mantenimiento
e infraestructura. Necesitamos mejores calles, queremos saber si el
ayuntamiento de la capital sonorense ya recibió los 500 millones de
pesos que ofreció nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Queremos
mayor seguridad pública, más vigilancia policiaca y menos extorsión
de los cuerpos policiacos. Necesitamos que el agua se destine
mayormente a consumo humano y no hacia particulares que no pagan su
consumo.
A
esta lista les invito a agregar otras demandas y crear un plan de
trabajo en lo inmediato y dejar de estar pensando en nombres para
futuros cargos políticos. Quienes continúen actuando de esta forma
ignorando la realidad compleja que vivimos sólo estará demostrando
su oportunismo político.
Finalmente,
debemos recordar lo que dijo Amlo en varias ocasiones: “Sólo el
pueblo salvará al pueblo”, dejemos de estar esperando que venga un
líder que nos salve de nuestras desgracias. Debemos cambiar nuestra
actitud hacia la vida, hacia los demás y hacia nosotros mimos y
empezar a pensar que todos tenemos el potencial para cambiar nuestra
realidad social.
Debemos
empoderarnos de tal forma que aumente nuestra autoestima, nuestra
seguridad, nuestra confianza en nosotros mismos y en los demás y
pensar que no estamos solos e indefensos padeciendo nuestros
problemas. No
estamos solos, nos tenemos el uno al otro y detrás, al lado y junto
a nosotros hay muchos más que tienen el mismo objetivo de defender
nuestra ciudad, nuestro medio ambiente y que no aceptaremos la venta
de La Sauceda ni del Cárcamo.
Dejemos
atrás el pesimismo, veamos con optimismo que sólo nos falta
organización y unidad en la acción. La lucha es continua sigamos
transitando por este camino que a veces nos hace sentir que estamos
solos, pero sólo basta levantar la cabeza y mirar alrededor para ver
otros rostros con similares intenciones: es el camino de la lucha
social donde transitan muchas personas con fueguitos internos, que si
nos juntamos lograremos construir una gran llamarada social!
Yescas, Oscar: El club de los privilegiados
https://oscaryescasd.blogspot.com/2018/07/el-club-de-los-privilegiados.html
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