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lunes, 6 de agosto de 2018

¿Reuniones privadas para discutir asuntos públicos?


¿Reuniones privadas para discutir asuntos públicos?
Oscar Yescas Domínguez
6 agosto 2,018

     Hace varios años viajé en camión con mi familia a Ciudad Juárez a tramitar la visa de mi hija, en nuestro viaje de regreso el camión hizo una parada en Agua Prieta, mi esposa e hija decidieron bajar y yo me quedé arriba del camión.
     Pasaban los minutos y mi esposa e hija no regresaban, por lo que decidí bajar del camión e ingresar a la pequeña terminal de autobuses de esa ciudad. Como hacía frío portaba una chamarra rompevientos que en el lado izquierdo de mi pecho tenía bordado el logotipo de la Universidad de Sonora con el lema escrito en un círculo de tela amarilla, la imagen de un búho y le leyenda: “El saber de mis hijos hará mi grandeza” y me puse una gorra beisbolera de color azul que también tenía bordado el logotipo amarillo de la Unison y para completar el cuadro, usaba unas botas negras de motociclista, de esas que tienen una argolla en el tobillo.
     Ingresé al local y al abrir la puerta esta hizo un ruido (una especie de chirrido) que hizo que unas 40 personas que estaban en el interior donde había un pequeño restaurant voltearan a ver quien ingresó, yo me detuve en la puerta y recorrí con mi mirada de izquierda a derecha el local buscando a mi esposa e hija.
     Mientras lo hacía noté que todas las personas que estaban dentro mantenían una mirada expectante en mi persona, como esperando que movimientos haría. Volvía a recorrer el local con mi mirada buscando a mi esposa e hija y me percaté que aparte de mirarme al mismo tiempo, todos los que estaban dentro del local guardaban un profundo silencio y el tiempo pareció detenerse en ese lugar y todo dependería del movimiento que me decidiera hacer.
     Ahí estaba yo, sin cruzar la puerta del todo, en la entrada del recinto, preguntándome donde carajos estaban mi esposa e hija, cuando veo que se me acerca un individuo a quien después identifiqué como el dueño del restaurant quien me preguntó ¿Qué se me ofrecía?
     Sin poder entender todavía porque seguían mirándome toda esa gente, le pregunté si tenía fósforos o un encendedor porque deseaba fumar un cigarrillo. El tipo abrió los ojos y de inmediato se volteó a hacia otro sujeto que estaba cerca de una estufa y le dijo con voz imperativa: trae unos fosforos que el señor desea fumar. El otro individuo se movilizó rápidamente y acercándose a mí me entregó una caja de fósforos mientras me decía con voz quejumbrosa: “puede usted quedarse con ellos”.
     Le agradecí a ambos su gesto y me di media vuelta para salir del local y encender mi cigarrillo. Mientras lo hacía me llegó la luz: Todos me miraban expectantes porque pensaron que era algún tipo de agente de la policía o migración y la mayoría de las personas que estaban dentro  parecían ser inmigrantes centroamericanos.
     Después que llegaron mi esposa e hija les platiqué lo sucedido y veníamos riendo de esa situación.
     Hoy lunes que fui a las oficinas del Staus para asistir a una reunión de sindicatos cuyos representantes discutirían la problemática del ISSSTESON, experimenté una sensación similar a la de Agua Prieta.
     Llegué al local, salude a los empleados que ahí laboran y les pregunte donde sería la reunión (pensé que sería la única reunión) y me señalaron el salón que el STAUS utiliza para las reuniones grandes.
     Me encaminé a ese espacio y abrí la puerta, no ví alguna cara conocida en el primer momento, por lo que me mantuve unos segundos en la entrada y los asistentes a esa reunión, un número aproximado de 25 personas (según aprendí a calcular de un solo vistazo viendo películas) y todos los presentes voltearon a verme y fijaron su mirada en mí.
     Eso no me amilanó e ingresé al recinto, como ví algunas sillas vacías del otro extremo me dirigí hacia un costado del salón. Ahora sé lo que sienten las modelos porque mientras lo hacía las miradas de los presentes estaban fijas en mí.
     Llegué a una silla disponible que estaba cerca de la mujer que dirigía la reunión, quien no dejaba de mirarme como caminaba, me acercaba a ella y me sentaba a su lado.
     Ella fue quien se dirigió a mí (mientras todos los demás seguían mirando) y me preguntó que hacía ahí. Yo le respondí, perdón, ¿acaso no es esta le reunión de sindicatos para discutir la problemática del ISSSTESON?
     Ella me respondió: “No”, a mi vez le pregunte: “¿De qué es esta reunión?” y su respuesta fue: “Es una reunión privada”. Ante esa respuesta, me disculpé y abandoné el lugar. Una vez afuera les pregunté a las secretarias de qué se trataba la reunión en ese lugar y me informaron que era la Comisión que seleccionaría a los nuevos funcionarios de la administración municipal que Presidirá Célida López Cárdenas.
     Ante este nuevo dato, tuve el impulso de regresar a ese recinto y reclamar a esa persona que me dijo que era una reunión privada, porqué prácticamente de manera implícita me pidió abandonar el local. Pero me detuve porque la reunión de sindicatos era en el siguiente piso y ya había comenzado y decidí priorizar esa actividad.
Pero no quiero quedarme con el deseo de hacer público mi malestar porque una reunión en la que se elegirán funcionarios públicos municipales de primer nivel creo que no debería ser privada porque es de interés público. Lo único que provoca el reunirse en privado y en secreto es generar suspicacia y desconfianza. ¿Usted que opina?
    
    

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