La
revolución ecuatoriana.
Oscar
Yescas Domínguez
En
la literatura de Ciencias sociales el siglo veinte es conocido en
ciencias sociales como “el siglo de los movimientos sociales”,
por las diferentes movilizaciones colectivas que ocurrieron en todo
el orbe durante ese siglo que provocaron grandes cambios políticos
y sociales, sobre todo aquellos cambios que se dieron en la segunda
mitad del siglo pasado.
Después
de 19 años de estar en el siglo veintiuno, cómo podríamos definir
a esta nueva centuria en la que nos encontramos?
Estamos
en el contexto de una sociedad dominada por las grandes corporaciones
que forman parte central de un nuevo “poder corporativo” que
incluye la presencia de un nuevo cartel de delincuencia organizada
que ejercen un control social más allá de nuestras fronteras.
Los
dueños de las grandes corporaciones transnacionales que se han
beneficiado de una globalización que va más allá de la apertura
de las fronteras para el libre tránsito de las mercancías, han
logrado a través de la corrupción y presión económica incorporar
a su cartel a dirigentes de organismos financieros internacionales
como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM),
dirigentes políticos, representantes de organismos internacionales,
y Presidentes de república. Precisamente a éstos últimos les
corresponde hacer el trabajo sucio de implementar medidas económicas
y políticas denominadas “neoliberales” que implican adelgazar al
Estado que gobierna un país, privatizando servicios de salud,
educación, esparcimiento, reduciendo derechos, aumentando edad de
jubilación, topes salariales, etc. Todo lo cual afecta a la mayoría
de los integrantes de nuestra sociedad.
Estas
medidas neoliberales son las causas de la enorme desigualdad social
que hoy vemos en nuestros países y se reflejan en un aumento de la
pobreza, en el enriquecimiento inmoral de unos cuantos y sobre todo
en el divorcio entre dirigentes políticos y los que dicen
representar.
Estamos
en la era del Dios Mercado, en un momento en el cual las políticas
que adoptan e implementan legisladores y Presidentes de república,
son medidas que se afirma son a favor del Mercado.
Las
necesidades sociales de las comunidades pasan a un segundo término,
la voracidad de un sistema que en el marco de la propiedad privada de
los medios de producción, realiza una producción masiva de
productos que agota con rapidez nuestros recursos naturales al miso
tiempo que explota a los trabajadores y estimula el consumo masivo de
esas mercancías para matener un ritmo constante de producci´n
masiva, consumo masivo.
No
es casual que en varios países se estén implementando este tipo de
políticas gubernamentales que afectan directamente a la población y
están dirigidas a favorecer los intereses del Mercado.
Pero
¿quién es el Mercado? Desde una perspectiva mercadológica el
Mercado “ es aquel conjunto de personas que comparten necesidades y
deseos que quisieran compartir y que cuentan con la capacidad
económica para demandar
(comprar) estos productos a través de un proceso de intercambio”.
Todos
tenemos necesidades y deseos, pero no todos tenemos la capacidad
económica para comprar esos productos que necesitamos y deseamos. De
ahí que el mercado no es para todos, solo para quienes tienen
capacidad adquisitiva, los pobres, los marginados, los excluídos no
existen para el Mercado, son invisibles. El Mercado promueve la
desigualdad social, es la causa de la enorme desigualdad social que
padecemos al coexistir una enorme masa de personas viviendo en
condiciones de pobreza y unos cuantos viviendo en insultante riqueza.
Pero
no olvidemos que vivimos tiempos de cambios y aquellos “invisibles
sociales” que son los marginados llegan a un punto del hartazgo
social que con el grito “Ya basta” se levantan en diversos
países.
Fue
lo que pasó en México en el 2,018 cuando más de 30 millones de
mexicanos votamos juntos y organizados en u mismo día y logramos echar abajo una tiranía del Prian, responsable del empobrecimiento
de tres cuartas partes de los habitantes mexicanos y de la entrega de
recursos naturales al capital privado nacional y extranjero.
Con
el cambio social por la vía electoral se evitó una revuelta social
que era inminente si se coetía un nuevo fraude en las aspiraciones
del pueblo mexicano. Las jornadas presidenciales del año pasado
fueron un ejemplo a nivel mundial, porque en varios países se
respiraban los mismos aires de insatisfacción social.
Lamentablemente
el cambio social mexicano (aún con todas las limitantes que hoy
presenta, son mayores los logros obtenidos) ha sido una notable
excepción ya que en otros países la democracia electoral entrega el
país en manos de personas sin escrúpulos ni moral que no vacilan en
traicionar a su pueblo y entregar sus riquezas al extranjero afectando a sus comunidades.
Es
el caso de Ecuador en estos primeros días de octubre de 2,019, un
día antes de lo que se dio en llamar “el descubrimiento de
América” por parte de Cristóbal Colón, es decir el 12 de
octubre, por las calles de Quito la capital del país, miles de
indígenas mantienen tomados edificios públicos y han enfrentado con
gran resistencia sabiduría la represión de los cuerpos represivos
del Gobierno de Lenin Moreno, Presidente legal de Ecuador, quien ha
tomado actitudes fascistas al imponer un paquete de medidas
antipopulares que le impuso el Fondo Monetario Internacional, que
ante el aumento de las protestas de la población de Quito han
respondido con la violencia de los cuerpos represivos.
Ante
la realización de un paro nacional de labores que hoy llega al día
doce, las posturas se han radicalizado y hoy vemos por un lado aun
incremento de la represión del Estado de Ecuador en contra de su
propio pueblo y por el otro un aumento masivo en las participaciones
de protesta social.
En
esta participación social destacan miles de indígenas que como
parte del pueblo Ecuatoriano están exigiendo marcha atrás en contra
de las medidas antipopulares y la renuncia del presidente Lenin
Moreno.
Al
igual que en su momento el pueblo mexicano obtuvo su momento de
gloria y atención mundial al dar el cambio electoral, el día de hoy
el pueblo ecuatoriano brinda al mundo entero un ejemplo de
resistencia y lucha, actuando en forma organizada y por la vía
pacífica expresando sus demandas de manera firme.
Es
un momento de empoderamiento social que está ocurriendo en Ecuador,
en donde el concepto de poder refleja su doble rostro, el pueblo
ecuatoriano nos está enseñando que existe otro tipo de poder aparte
del poder formal, el poder social. Cuando las masas de excluidos,
marginados e invisibilizados alzan su voz, se unen en la acción y
participan en forma organizada, surge el contrapeso del poder formal
obtenido por la vía electoral que es el poder social de la toma de
identidad colectiva, del sentimiento de pertenencia a una comunidad o
nación que está siendo afectada por las medidas neoliberales
exigidas por el Fondo Monetario internacional.
En
el caso mexicano las “benditas” redes sociales tuvieron un papel
relevante en el desarrollo de los acontecimientos de tal forma que
contribuyeron a impedir el fraude electoral y posibilitaron que la
expresión popular del pueblo mexicano fuese respetada. Estas redes
sociales que día a día informaban de la masiva participación del
pueblo mexicano a favor de Andrés Manuel López Obrador lograron
mantener esa comunicación instantánea y horizontal.
En
el caso de Ecuador quienes observamos desde afuera los
acontecimientos, no podemos quedarnos pasivos ante la represión de
un pueblo a manos de gobernantes fascistoides. Podemos contribuir al
desarrollo de los acontecimientos sirviendo de espejos para
retransmitir en nuestras tribunas las expresiones populares que se
están dando en Ecuador, de tal forma que los ojos del mundo se posen
en los involucrados en este conflicto social y podamos detener la
acción represiva de los cuerpos policíacos y demandar soluciones
basadas en el consenso social, es decir, donde el pueblo ecuatoriano
tome decisiones que realmente respeten y protejan los intereses de
los ecuatorianos.
Los
pueblos tienen el derecho a su autodeterminación, su autogobierno y
el ejercicio de su democracia. Un gobernante que huye de su propio
pueblo cuando le pide diálogo y consenso, que no sólo huye, sino
que ordena la acción represora en contra de quien dice representar,
no merece ser llamado gobernante.
El
caso de Ecuador, no es un caso aislado, habrá otro tipo de
levantamientos en otros lugares, en la medida que el poder
corporativo siga fortaleciéndose a costa del hambre y sufrimiento de
los pueblos latinoamericanos. De ahí la importancia de lo que está
pasando en Ecuador, debemos apoyar la implementación de mecanismos
realmente democráticos que posibiliten escuchar la voz de los
integrantes de las comunidades que existen en Ecuador. El mundo
entero y especialmente los pueblos latinoamericanos debemos expresar
nuestra solidaridad con el pueblo Ecuatoriano. Son tiempos de echar abajo la dictadura del Dios Mercado y de recuperar los derechos laborales y sociales perdidos por las políticas de privatización de nuestras comunidades "en favor del mercado".
Al
mismo tiempo debemos exigir un alto a la represión gubernamental en
contra del pueblo ecuatoriano. Diálogo y no represión. No más
violencia. Respeto a la voluntad del pueblo Ecuatoriano.
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