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viernes, 11 de octubre de 2019


La revolución ecuatoriana.
Oscar Yescas Domínguez

En la literatura de Ciencias sociales el siglo veinte es conocido en ciencias sociales como “el siglo de los movimientos sociales”, por las diferentes movilizaciones colectivas que ocurrieron en todo el orbe durante ese siglo que provocaron grandes cambios políticos y sociales, sobre todo aquellos cambios que se dieron en la segunda mitad del siglo pasado.
Después de 19 años de estar en el siglo veintiuno, cómo podríamos definir a esta nueva centuria en la que nos encontramos?
Estamos en el contexto de una sociedad dominada por las grandes corporaciones que forman parte central de un nuevo “poder corporativo” que incluye la presencia de un nuevo cartel de delincuencia organizada que ejercen un control social más allá de nuestras fronteras.
Los dueños de las grandes corporaciones transnacionales que se han beneficiado de una globalización que va más allá de la apertura de las fronteras para el libre tránsito de las mercancías, han logrado a través de la corrupción y presión económica incorporar a su cartel a dirigentes de organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), dirigentes políticos, representantes de organismos internacionales, y Presidentes de república. Precisamente a éstos últimos les corresponde hacer el trabajo sucio de implementar medidas económicas y políticas denominadas “neoliberales” que implican adelgazar al Estado que gobierna un país, privatizando servicios de salud, educación, esparcimiento, reduciendo derechos, aumentando edad de jubilación, topes salariales, etc. Todo lo cual afecta a la mayoría de los integrantes de nuestra sociedad.
Estas medidas neoliberales son las causas de la enorme desigualdad social que hoy vemos en nuestros países y se reflejan en un aumento de la pobreza, en el enriquecimiento inmoral de unos cuantos y sobre todo en el divorcio entre dirigentes políticos y los que dicen representar.
Estamos en la era del Dios Mercado, en un momento en el cual las políticas que adoptan e implementan legisladores y Presidentes de república, son medidas que se afirma son a favor del Mercado.
Las necesidades sociales de las comunidades pasan a un segundo término, la voracidad de un sistema que en el marco de la propiedad privada de los medios de producción, realiza una producción masiva de productos que agota con rapidez nuestros recursos naturales al miso tiempo que explota a los trabajadores y estimula el consumo masivo de esas mercancías para matener un ritmo constante de producci´n masiva, consumo masivo.
No es casual que en varios países se estén implementando este tipo de políticas gubernamentales que afectan directamente a la población y están dirigidas a favorecer los intereses del Mercado.
Pero ¿quién es el Mercado? Desde una perspectiva mercadológica el Mercado “ es aquel conjunto de personas que comparten necesidades y deseos que quisieran compartir y que cuentan con la capacidad económica para demandar (comprar) estos productos a través de un proceso de intercambio”.
Todos tenemos necesidades y deseos, pero no todos tenemos la capacidad económica para comprar esos productos que necesitamos y deseamos. De ahí que el mercado no es para todos, solo para quienes tienen capacidad adquisitiva, los pobres, los marginados, los excluídos no existen para el Mercado, son invisibles. El Mercado promueve la desigualdad social, es la causa de la enorme desigualdad social que padecemos al coexistir una enorme masa de personas viviendo en condiciones de pobreza y unos cuantos viviendo en insultante riqueza.

Pero no olvidemos que vivimos tiempos de cambios y aquellos “invisibles sociales” que son los marginados llegan a un punto del hartazgo social que con el grito “Ya basta” se levantan en diversos países.
Fue lo que pasó en México en el 2,018 cuando más de 30 millones de mexicanos votamos juntos y organizados en u mismo día y logramos echar abajo una tiranía del Prian, responsable del empobrecimiento de tres cuartas partes de los habitantes mexicanos y de la entrega de recursos naturales al capital privado nacional y extranjero.
Con el cambio social por la vía electoral se evitó una revuelta social que era inminente si se coetía un nuevo fraude en las aspiraciones del pueblo mexicano. Las jornadas presidenciales del año pasado fueron un ejemplo a nivel mundial, porque en varios países se respiraban los mismos aires de insatisfacción social.
Lamentablemente el cambio social mexicano (aún con todas las limitantes que hoy presenta, son mayores los logros obtenidos) ha sido una notable excepción ya que en otros países la democracia electoral entrega el país en manos de personas sin escrúpulos ni moral que no vacilan en traicionar a su pueblo y entregar sus riquezas al extranjero afectando a sus comunidades.
Es el caso de Ecuador en estos primeros días de octubre de 2,019, un día antes de lo que se dio en llamar “el descubrimiento de América” por parte de Cristóbal Colón, es decir el 12 de octubre, por las calles de Quito la capital del país, miles de indígenas mantienen tomados edificios públicos y han enfrentado con gran resistencia sabiduría la represión de los cuerpos represivos del Gobierno de Lenin Moreno, Presidente legal de Ecuador, quien ha tomado actitudes fascistas al imponer un paquete de medidas antipopulares que le impuso el Fondo Monetario Internacional, que ante el aumento de las protestas de la población de Quito han respondido con la violencia de los cuerpos represivos.

Ante la realización de un paro nacional de labores que hoy llega al día doce, las posturas se han radicalizado y hoy vemos por un lado aun incremento de la represión del Estado de Ecuador en contra de su propio pueblo y por el otro un aumento masivo en las participaciones de protesta social.
En esta participación social destacan miles de indígenas que como parte del pueblo Ecuatoriano están exigiendo marcha atrás en contra de las medidas antipopulares y la renuncia del presidente Lenin Moreno.
Al igual que en su momento el pueblo mexicano obtuvo su momento de gloria y atención mundial al dar el cambio electoral, el día de hoy el pueblo ecuatoriano brinda al mundo entero un ejemplo de resistencia y lucha, actuando en forma organizada y por la vía pacífica expresando sus demandas de manera firme.
Es un momento de empoderamiento social que está ocurriendo en Ecuador, en donde el concepto de poder refleja su doble rostro, el pueblo ecuatoriano nos está enseñando que existe otro tipo de poder aparte del poder formal, el poder social. Cuando las masas de excluidos, marginados e invisibilizados alzan su voz, se unen en la acción y participan en forma organizada, surge el contrapeso del poder formal obtenido por la vía electoral que es el poder social de la toma de identidad colectiva, del sentimiento de pertenencia a una comunidad o nación que está siendo afectada por las medidas neoliberales exigidas por el Fondo Monetario internacional.
En el caso mexicano las “benditas” redes sociales tuvieron un papel relevante en el desarrollo de los acontecimientos de tal forma que contribuyeron a impedir el fraude electoral y posibilitaron que la expresión popular del pueblo mexicano fuese respetada. Estas redes sociales que día a día informaban de la masiva participación del pueblo mexicano a favor de Andrés Manuel López Obrador lograron mantener esa comunicación instantánea y horizontal.
En el caso de Ecuador quienes observamos desde afuera los acontecimientos, no podemos quedarnos pasivos ante la represión de un pueblo a manos de gobernantes fascistoides. Podemos contribuir al desarrollo de los acontecimientos sirviendo de espejos para retransmitir en nuestras tribunas las expresiones populares que se están dando en Ecuador, de tal forma que los ojos del mundo se posen en los involucrados en este conflicto social y podamos detener la acción represiva de los cuerpos policíacos y demandar soluciones basadas en el consenso social, es decir, donde el pueblo ecuatoriano tome decisiones que realmente respeten y protejan los intereses de los ecuatorianos.
Los pueblos tienen el derecho a su autodeterminación, su autogobierno y el ejercicio de su democracia. Un gobernante que huye de su propio pueblo cuando le pide diálogo y consenso, que no sólo huye, sino que ordena la acción represora en contra de quien dice representar, no merece ser llamado gobernante.
El caso de Ecuador, no es un caso aislado, habrá otro tipo de levantamientos en otros lugares, en la medida que el poder corporativo siga fortaleciéndose a costa del hambre y sufrimiento de los pueblos latinoamericanos. De ahí la importancia de lo que está pasando en Ecuador, debemos apoyar la implementación de mecanismos realmente democráticos que posibiliten escuchar la voz de los integrantes de las comunidades que existen en Ecuador. El mundo entero y especialmente los pueblos latinoamericanos debemos expresar nuestra solidaridad con el pueblo Ecuatoriano. Son tiempos de echar abajo la dictadura del Dios Mercado y de recuperar los derechos laborales y sociales perdidos por las políticas de privatización de nuestras comunidades "en favor del mercado".
Al mismo tiempo debemos exigir un alto a la represión gubernamental en contra del pueblo ecuatoriano. Diálogo y no represión. No más violencia. Respeto a la voluntad del pueblo Ecuatoriano.

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