Morena y su primera
decepción colectiva
Oscar Yescas Domínguez
5/sep/2,018
5/sep/2,018
En la reunión que tuve
con mis alumnas del séptimo semestre que cursan el Seminario Intervención
psicológica en convivencia social dos en el Departamento de Psicología y
Comunicación de la universidad de Sonora, en la que analizábamos el concepto
ideología social, su uso como instrumento de control social y la función de la
Psicología como disciplina liberadora o
ideologizante, les comentaba que estamos viviendo un cambio de ideología en
México a partir de los resultados de las elecciones del primero de julio pasado
en la que Morena conquistó el poder político en nuestro país.
Ponía varios ejemplos de este cambio de ideología en nuestro
país, recuerdo que uno de ellos era la percepción social acerca del tema de la
corrupción, una práctica que no hace mucho se manejaba como parte de la cultura
mexicana en la que una gran mayoría de mexicanos participaba en diferentes
niveles de corrupción y se manejaban las premisas “el que no transa, no avanza”
para justificarla.
Pero el día de hoy la corrupción tiende a ser un antivalor, es
decir, un comportamiento que ha perdido aceptación social porque la población
mexicana tomó consciencia de que la corrupción una de las principales causas
del empobrecimiento de la población, del crecimiento de la desigualdad social y
de la crisis económica que aún estamos padeciendo.
En gran parte esa fue la carta del triunfo de Morena a nivel
nacional, el hartazgo generalizado por la impunidad de políticos y gobernantes
corruptos. De ahí el aurea de “esperanza” que rodeó a Morena y que fue una de
las principales motivaciones para que más de 30 millones de mexicanos diesen el
voto masivo a Morena con la estrategia del 5 de 5.
Con el arribo al poder de los representantes de Morena tanto en
la cámara de diputados como en la de Senadores, se esperaba (la esperanza
concretizada en un agrupamiento de hombres y mujeres con poder político) que
hubiese cero tolerancia hacia cualquier acto de corrupción. Sobre todo cuando
era una de las principales promesas y consignas que manejó Andrés Manuel López
Obrador durante la campaña y todavía después al diseñar sus programa de trabajo
cuando se perfiló como “delito grave” la corrupción.
Los mexicanos estábamos felices de haber quitado el poder
político al Prian porque pensábamos que ya no habría más actos de corrupción en
México. Ese era parte del contrato psicológico que millones de mexicanos
establecimos con López Obrador y Morena: nuestras expectativas hacia el nuevo
gobierno es que no habría lugar para un acto de corrupción dentro del gobierno,
pero sobre todo, dentro de aquellos que nos prometieron que actuarían como
nuestros verdaderos representantes al interior de la Cámara de senadores y la
cámara de diputados.
La expectativa generalizada era que los senadores de Morena
jamás actuarían mayoriteando con sus votos aprobando actos de corrupción. Pero,
¡oh sorpresa! El pueblo mexicano sufre una primera decepción, la confianza depositada
en los legisladores sufre una gran decepción cuando en su primera reunión los
integrantes de la LXIV legislatura se doblegan descaradamente para aprobar la
licencia de Manuel Velasco Coello para dejar su escaño y concluir su gestión
como Gobernador de Chiapas, que termina en este próximo diciembre.
Al inicio de la primera reunión el pleno del Senado de la
República rechazó la solicitud del Gobernador con licencia para dejar el cargo
por tiempo indefinido, la mayoría de los votos negativos hacia esta petición
fue de Morena.
Después de este resultado se vio a Manuel Velasco cabildear con
varios legisladores como Miguel Angel Osorio Chong del PRI, Dante Delgado del
Movimiento ciudadano, con el senador Ricardo Monreal y con el Presidente de la Mesa Directiva Martí Batres.
Cuatro horas después de la primera votación, Martí Batres
anunció que la solicitud se discutiría nuevamente, sometiendo casi
inmediatamente a votación dando un resultado abrumadoramente a favor de la
petición de la licencia82 a favor, 31 en contra y 4 abstenciones. Velasco fue
apoyado por la bancada del PRI, del partido Verde y una mayoría ¡de Morena! Con
esta decisión Velasco regresa a la gubernatura de Chiapas para concluir período
como Gobernador que termina el 7 de diciembre, aún a pesar de que el publo chiapaneco se ha manifestado, expresando su rechazo a que Manuel Velasco regrese a la gubernatura de ese Estado, por su participación en actos de corrupción.
Nuestros flamantes senadores olvidaron un pequeño detalle:
estamos como dice el sociólogo Manuel Castells viviendo en la “sociedad red”,
es decir, en un momento histórico en el que la información viaja
instantáneamente por las redes sociales. Esas mismas redes que difundieron
ipsofacto el resultado de la primera votación que le negó a Velasco su
solicitud de licencia, que generó gran entusiasmo colectivo por ver el primer
acto de congruencia de los representantes de Morena en el Senado. Una acción
que se festejó de inmediato y que reforzó la confianza colectiva depositada en
los representantes de Morena. El pueblo mexicano vivió horas de euforia
colectiva al sentirse realmente
representados en el Senado.
Una euforia que no duró más de cuatro horas cuando de nuevo las
redes sociales difundían la información de que siempre sí se le daba la
licencia a Manuel Velasco y nada menos que con una abrumadora votación que
incluyó votos de Morena, evidenciando que varios legisladores cambiaron de
opinión y voto en tan solo cuatro horas.
Esta nueva información
cayó como balde de agua helada en el ánimo de millones de mexicanos que
experimentaron un sentimiento de gran decepción, frustración e impotencia al
ver en el nuevo Senado la vigencia de prácticas del viejo Pri, que favorecen
votaciones bajo consigna que son contrarias a una verdadera democracia y sobre
todo que no representan los intereses del pueblo mexicano, en particular del
pueblo chiapaneco donde predomina la miseria, el hambre, el analfabetismo, el
caciquismo. Recordemos que es un estado de la república donde existe una gran
mayoría de población indígena.
¿Qué fue lo que pasó?, ¿porqué y como se dio ese cambio de
actitud de los legisladores de Morena? La respuesta no está en el aire, la
respuesta la tienen los representantes de Morena y por lo mismo, tienen que dar
una explicación al pueblo de México, porque con esta acción rompen la confianza
que el pueblo mexicano depositó en ellos y como dice el dicho mexicano: “por la
puerta donde entra la sospecha, sale el amor”.
Con esta acción se cuestiona y niega el inicio en México de la
“cuarta transformación nacional”, por lo que traerá graves consecuencias
políticas, entre ellas el primer distanciamiento de los miembros del Senado con
el pueblo mexicano que ve con gran decepción este doblegamiento de los
representantes de Morena hacia políticos ligados a actos de corrupción.
El reculamiento de los representantes de Morena representa una
negación de la democracia en el sentido de que una votación mayoritaria se
modificó a pedido de quienes ejercen un liderazgo formal en los diferentes
partidos. En los hechos es una negación del avance en la construcción de la
democracia que el pueblo mexicano inició antes, durante y después de las
pasadas elecciones presidenciales.
Se suponía que estábamos viviendo tiempos nuevos, momentos
históricos distintos en los cuales los intereses colectivos se ponían por
delante de todo lo demás. Esta acción representa la primera decepción colectiva
de los representantes de Morena hacia el pueblo mexicano.
¿Cómo podemos comprender este viraje de los representantes de
Morena? Creo que para responder a esta pregunta debemos retomar aportaciones de
las ciencias sociales. En particular aquellas que retoman el cambio de cultura
y el aprendizaje social, tanto en organizaciones como en la sociedad en
general.
Por ejemplo podemos retomar los planteamientos de edgar H.
Schein en su excelente artículo: Schein y la paradoja de la ansiedad en el
aprendizaje https://abielguerra.wordpress.com/2017/04/08/schein-y-la-paradoja-de-la-ansiedad-en-el-aprendizaje/
Cuando
nos explica que el cambio cultural dentro de una organización (recordemos que
desde la perspectiva de la Psicología organizacional, el Senado como la Cámara
de Diputados pueden ser considerados como organizaciones en el sentido que
reúnen los elementos del concepto de organización que dice así: “Una
organización son el conjunto de personas que interactúan en el marco de una
estructura, utilizando tecnología para lograr objetivos comunes), es un proceso
largo y complejo que requiere de un aprendizaje transformacional en el sentido
de desaprender actitudes, hábitos y valores personales de cada individuo para
asimilar los nuevos valores que prevalecen o difunde la organización a la que
pertenecen.
Todas
las organizaciones implementan un proceso de socialización organizacional que
puede definirse como “el proceso de adiestramiento, entrenamiento o aprendizaje
a través del cual enseñan a sus integrantes las principales metas y valores que
persiguen y estimulan en ellos los comportamientos más pertinentes para lograr
esas metas.
En el caso del Senado con mayoría morenista que se estrena en
su primera decisión provoca una decepción colectiva para el pueblo mexicano al
actuar en forma similar a lo que hicieron los integrantes del Pri y del Pan en
sexenios pasados. Es decir, como individuos dóciles que obedecen consignas de
sus líderes formales actuando en contra no
solo del sentido común, sino también de las expectativas que el pueblo mexicano
generó en ellos.
Esto es lo grave del asunto, millones de mexicanos que
despertaron a la vida política actuando en apoyo a Morena, cansados de la
corrupción y actuación traidora de los anteriores senadores y diputados del
Prian, ven con enorme decepción este incongruente comportamiento de los
senadores de Morena que reculan rectificando una primera votación, exhibiéndose
como individuos manipulados por líderes que defienden intereses oscuros.
El riesgo que se corre es doble, por un lado, que aquellos
millones de jóvenes y adultos que participan con gran ilusión en política, vean
este grave error de Morena con gran decepción y frustración de tal forma que
decidan abandonar la participación social en política con el convencimiento de “que
todos los partidos políticos son iguales”, lo cual traería consecuencias de
gran magnitud porque la construcción de la democracia en México requiere de la
participación de todos los mexicanos y es el momento de sumar, no de restar.
Los integrantes de Morena en el Senado tienen un gran reto
frente a ellos, en principio deben dar una explicación satisfactoria al pueblo
mexicano acerca del porqué se dio este comportamiento a todas luces
incongruente y contradictorio. Aun cuando esta explicación incluya una disculpa
y una promesa de que no se repetirá, ésta no será suficiente para recuperar la
confianza del pueblo mexicano que se construyó a través del trabajo arduo de
años de intervención comunitaria y que se perdió en el lapso de sólo unas
cuantas horas, por esta tremenda pifia política.
Partiendo de la premisa de que cada experiencia es una
experiencia de aprendizaje, los senadores de Morena deben demostrar que
aprendieron de este gran error, modificando su comportamiento posterior,
retomando las promesas de campaña y hacerlas realidad actuando de tal forma que tengan presente en todo momento que
están en el centro de las miradas del pueblo mexicana, miradas que antes eran
de amor y orgullo colectivo, pero que hoy son miradas de desconfianza y recelo
por lo que se considera una traición inaceptable.
Finalmente,
quiero decir que no todo está perdido, lo acontecido en la Cámara de Senadores
nos debe recordar que la democracia representativa no es en verdad una
democracia real, ya que lo que ha conducido a nuestro país al estado de crisis
en que estamos es la vigencia de esta democracia representativa, en la cual
confundimos que la democracia consistía en participar en una elección
democrática para elegir a nuestros representantes, tanto presidentes, como Gobernadores,
Senadores, Diputados y Presidentes municipales y después recluirnos de nuevo en
nuestra vida privada dejando que “nuestros representantes” tomaran decisiones a
nuestro nombre perjudicando nuestros intereses individuales y sociales.
Lo
que debemos tener presente es que la construcción de la democracia en México requiere
de una democracia participativa en todo momento y creo que hoy es el momento de
llamar a nuestros representantes ante el Senado y exigir una aclaración de
porqué actuaron de esta forma incongruente.
Es
decir, la solución está en nuestras manos, si dejamos pasar esta acción sin
decir nada, existe la posibilidad de que al rato hagan algo parecido. Pero si
hacemos un reclamo colectivo en el cual cada senador sea cuestionado por sus representados
y lo llamen a dar una explicación que nos deben, podemos tener mayor garantía
de que acciones vergonzantes como esta no se vuelvan a repetir.
La
solución no es abandonar la política y rumiar nuestra decepción y frustración
en la privacidad de nuestras alcobas. Los senadores de Morena fallaron en esta primera
prueba en el inicio de su gestión, corresponde al pueblo mexicano demostrar que
el aprendizaje que se inició con la enorme participación social en las pasadas elecciones
continúa en nuestros días y demostrar ese empoderamiento social que nos impulse
a exigir una explicación a cada uno de nuestros representantes ante el senado.
Sólo
si actuamos de esta forma (exigiendo una explicación) demostraremos que tenemos
todo el derecho de protestar, exigir y demostrar que a diferencia de los
senadores de Morena sí podemos pasar esta prueba. Sólo actuando así lograremos
que esta primera decepción colectiva de Morena se la última. El pueblo mexicano
tiene la palabra.
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