La imperceptible sensación de la manipulación constante
Oscar Yescas Domínguez
12 de noviembre del 2025
Cada segundo, cada minuto, durante las 24 horas de cada día se presentan cambios de distinta índole tanto en el ámbito individual como en el ámbito colectivo, algunos cambios son tan imperceptibles que no los notamos pero eso no quiere decir que no sucedan. Ejemplos de ello son el cambio climático que se traduce en el aumento gradual de la temperatura, el ecocidio provocado por la contaminación industrial y basura generada por el excesivo consumo, la destrucción de la naturaleza creada por la explotación irracional de recurso naturales, la pérdida de derechos laborales, el aumento de la explotación laboral, etc.
Enfrentamos simultáneamente varios tipos de cambios y la velocidad de estos cambios transforma el entorno social de tal forma que día a día se nos exige el aprendizaje inmediato de nuevas habilidades, una constante actualización de conocimientos tecnológicos y en consecuencia el desarrollo de nuevos comportamientos que nos permitan sobresalir en la competencia del mercado laboral y en el marco de una economía en crisis que provoca un creciente sufrimiento a las mayorías marginadas.
Sin embargo, a pesar de vivir en un contexto de insatisfacción social generalizada, se observa que una gran mayoría de personas continúan sus vidas cotidianas como si el caos cotidiano fuera parte de la normalidad, a pesar de vivir en condiciones de incertidumbre hacia el futuro inmediato, una gran mayoría de personas viven enganchados al presente sin diseñar un proyecto de mejoramiento de sus vidas, inmersos en una cultura de la inmediatez, motivados por una búsqueda constante de placer y entretenimiento, invirtiendo la mayor parte de su tiempo libre al ocio y la diversiòn, conectados de manera permanente en el mundo virtual que proporcionan las redes sociales, por lo que no logran descubrir su potencial humano, no alcanzan a desarrollar un pensamiento autónomo, mucho menos la capacidad para realizar una crítica social de sus vidas cotidianas y se limitan a adaptarse a un conformismo colectivo y su participación social se reduce a actuar como seguidores de otras personas.
La prolongación indefinida de estas condiciones provoca que las vidas de millones de personas corran el mismo destino de las mujeres que describía la cantante mexicana Amparo Ochoa en su canción Mujer: “la vida se va como la mugre en el lavadero” (1, 2), porque al carecer de pensamiento autónomo no llegan a encontrarse a sí mismos, no alcanzan a darle un sentido a sus vidas y no logran construir un capital humano que les permita sobrevivir en la economía de libre mercado que excluye a quienes no participan en el ciclo de la economía: producción masiva y consumo masivo.
Vivimos un momento histórico en el que la humanidad se encuentra padeciendo una crisis social global que genera millones de crisis individuales que se manifiestan en forma de crisis de identidad, crisis existencial, crisis vocacional, crisis de pareja, crisis matrimonial, etc., y un número significativo de personas entran en un estado de depresión cuando llegan a cumplir 30 o 40 años, porque ven que gran parte de sus coetáneos han construido una familia, terminaron una carrera universitaria, tienen un patrimonio económico y un trabajo estable mientras que quienes se entregaron en su juventud al hedonismo y al ocio, llegan a su etapa adulta en condiciones en las que siguen dependiendo de otras personas para mantener su estilo de vida, porque han desarrollado una “cultura de la pobreza” que consiste en tener poca confianza en sí mismos, baja autoestima y cierta tendencia a la auto victimización.
Son los llamados “hijos de la crisis”, aquellas personas mayores de 30 años que no tienen familia propia, que siguen solteros o están divorciados, que carecen de solvencia crediticia, que viven con sus padres o en habitaciones rentadas, que son explotados laboralmente, perciben bajos salarios, trabajan largas jornadas, tienen grandes deudas y ninguna alternativa de cambio en sus vidas.
En estos días en los que todavía no terminamos de desarrollar e incorporar como hábitos aquellos comportamientos que nos exigen los cambios sociales, se presentan nuevos cambios que exigen otros nuevos comportamientos, la percepción del tiempo se ve alterada afectando nuestra capacidad para lograr una administración efectiva del mismo. El tiempo es una magnitud física que nos permite medir la situación y la separación de los acontecimientos, de tal forma que podemos recordar los sucesos del pasado, ordenar el presente y tomar consciencia de que construimos el futuro con las acciones que realizamos en el momento presente.
Tener la noción del tiempo no solo significa medirlo con instrumentos como relojes o calendarios, sino que la verdadera comprensión del significado del tiempo se basa en tener una claridad acerca de la magnitud y dimensión en la que ocurren los cambios, porque nos permite a reconocer que las situaciones por las que estamos atravesando son temporales y nos permite reflexionar para identificar aquellas acciones que podemos realizar para que podamos tomar el control de nuestras vidas y sobre todo nos concede la posibilidad de tomar consciencia de que podemos utilizar la fuerza de los cambios sociales a nuestro favor para implementar cambios individuales planeados.
Pero más allá de reconocer que podemos tenemos la capacidad para implementar pequeños cambios planeados en nuestras vidas personales, debemos reconocer que hay otro tipo de cambios que nos afectan de forma directa, pero que no reaccionamos ni protestamos ante ellos porque pensamos que no tenemos alternativa alguna y nos dejamos influir por el comportamiento de los demás que terminan por aceptarlos y normalizarlos. Dentro de este tipo de cambios que se normalizan se encuentra el aumento de la desigualdad social que trae consigo un constante crecimiento de la precariedad en las condiciones de vida de millones de personas incluyendo nuestras vidas personales, mientras que aumenta de manera insultante la riqueza en unos cuantos multimillonarios. Por esa razón es de vital importancia el aprender a identificar que la mayoría de los cambios sociales que nos afectan tienen como denominador común el aumento constante de la desigualdad social.
La desigualdad social se presenta acompañada de su binomio que es la corrupción, que se ha convertido en un problema estructural dentro del sistema capitalista y lo más grave es que hemos llegado a normalizar los actos de corrupción de los políticos de alto nivel, quienes en lugar de atender las necesidades sociales desvían presupuesto público para enriquecer sus fortunas personales o gobernar favoreciendo a la oligarquía corporativa, permitiendo que se produzca un cambio en la función del Estado, al abandonar su función de entidad pública responsable de garantizar el bienestar social para convertirse en un Estado privatizado al servicio del poder económico ignorando las necesidades sociales.La mayoría de las personas han olvidado que quienes trabajan en el gobierno son servidores públicos cuyos sueldos provienen del pago de los impuestos, que su responsabilidad social es administrar el presupuesto público para implementar políticas que contribuyan a satisfacer necesidades sociales y han olvidado también que son ciudadanos que tienen derechos humanos que están siendo violados y que pueden luchar para lograr un cambio social.
Otro cambio que parece se presenta en forma imperceptible para millones de personas, es la distorsión del significado real de la política al reducirlo a las jornadas electorales, institucionalizando la idea de que la política es una tarea de profesionales de la política. En el mismo sentido de pérdida de significado, se encuentra la aceptación de la reducción de la democracia a una democracia electoral que en su versión de democracia representativa, llega a degenerar en un autoritarismo en la forma de gobernar y la decepción provocada por la traición de la clase política genera una reacción colectiva de alejamiento de la política, que es lo que permite que individuos sin moral ni principios procedan a saquear las arcas públicas y trabajar a favor del capital privado.
Ejemplos como éstos y otros más deben ayudarnos a comprender que junto a los cambios de nuestro entorno social, nosotros también hemos cambiado y parte de estos cambios se encuentra en una evidente disminución de nuestra capacidad para pensar por nuestra cuenta, porque hemos cambiado tanto que hemos perdido autonomía individual y permitido que otros decidan en nuestro nombre nuestro presente y futuro, porque la confianza en nosotros mismos ha desaparecido en el contexto de la cultura de la pobreza a tal grado que hemos creado una creciente dependencia hacia figuras ajenas, esperando que venga un Mesías o un salvador a solucionar los problemas sociales que nos afectan.
Bajo este contexto de crisis social nos encontramos bajo una imperceptible sensación de manipulación social que nos conduce a normalizar comportamientos de conformismo generalizado, apatía colectiva, insensibilidad social, indiferencia hacia la política, obediencia incondicional a la figura de autoridad, insensibilidad al sufrimiento ajeno que padecen las mayorías marginadas.
En el contexto del surgimiento del tecnofeudalismo, utilizan la tecnología para rastrear nuestra navegación por internet y redes sociales para crear perfiles psicográficos, segmentar el mercado, identificar nichos y diseñar algoritmos que nos mantienen consumiendo lo que de manera inconsciente hemos revelado como servicios o productos que necesitamos o deseamos. En fechas significativas como la época de fin de año promueven el consumo a través de llamados a participar en “el buen fin”, en regalos de nochebuena, navidad, año nuevo, día del amor, día de los niños, día de las madres, día del padre, etc., promoviendo ofertas que provocan que compremos cosas que no necesitamos, usando dinero que no tenemos para impresionar a gente que no conocemos (3).
La mayoría de la población no tiene educación financiera por lo que no planea sus gastos y el resultado es que las compras se traduzcan en aumentos en las deudas económicas que provocan estrés y confllictos familiares. La manipulación también se da en política porque al existir un conformismo generalizado y un alejamiento de la política, la mayoría de la población no tiene claridad política y en el contexto de la cultura de la pobreza, tiene una imagen devaluada de sí misma, por lo que actúa como seguidora de figuras destacadas de políticos que hacen promesas que posteriormente no cumplen.
Pero lo más grave de lo que nos está sucediendo es que estamos normalizando la presencia de las guerras como un “mal necesario” para conseguir la paz, aceptamos que la guerra es la paz, que la paz es la guerra y no nos importa si hay guerras, genocidios o matanzas en otros países.
Si bajamos el ritmo de la velocidad con la que nos movemos en nuestra vida cotidiana y observamos con atención lo que ocurre en el escenario internacional, podremos ver que la crisis social global que padecemos está provocando un sufrimiento colectivo que se expresa en dos tipos de voces colectivas, por un lado un silencioso grito colectivo de ayuda que proviene de una mayoría marginada de la población mundial.
Pero por otro lado, podemos escuchar voces que gritan consignas y demandas de lucha por parte de personas que participan en varios movimientos colectivos mientras se movilizan en forma organizada y colectiva en defensa de sus derechos que están siendo violados. Estas voces de queja y lucha, reflejan que el sistema capitalista neoliberal no está funcionando y que un malestar social colectivo, podrían convertirse en auténticas banderas de lucha que fácilmente podrían provocar el surgimiento de nuevas revoluciones que seguirían el ejemplo de revoluciones anteriores: la revolución francesa de 1789 (libertad, igualdad y fraternidad), a la revolución rusa (Paz, pan y tierra), a la revolución mexicana (la tierra es para quien la trabaja)..
La imperceptible sensación de la manipulación constante nos impide darnos cuenta de que estamos viviendo tiempos de cambios de gran calado histórico que serán registrados en el libro de la historia de la humanidad como una época de grandes cambios sociales, porque estamos viviendo la agonía de un orden mundial unipolar, estamos viviendo el final de la sociedad tal y como la conocemos y nos encontramos ante el surgimiento de un nuevo orden mundial multipolar, pero nos encontramos en un estado de interregno que prolonga el sufrimiento colectivo y la muerte innecesaria de miles de personas en el mundo entero.
El viejo orden mundial unipolar se niega a desaparecer y el nuevo orden mundial multipolar no termina de construirse y en este proceso de parto social surgen verdaderos monstruos que se resisten a irse al basurero de la historia y no sólo aumentan el dolor del cambio social al abrir nuevas heridas, sino que ponen en riesgo la existencia de la humanidad entera al colocarnos en la orilla del abismo que conduce a una destrucción mutua si estalla una tercera guerra mundial (4).
Por esta razón se torna necesario el utilizar una mirada crítica del momento histórico que estamos viviendo, para verificar que nos encontramos viviendo momentos históricos en los cuales los cambios sociales que estamos experimentando, presentan una tendencia a empeorar las condiciones de vida de millones de personas, porque son cambios que provocan un gran impacto social negativo que hacen retroceder a la humanidad debido a que la decepción política provocada por los gobiernos progresistas combinadas con el avance de la ignorancia colectiva, la ausencia de pensamiento autónomo, y el conformismo social han inclinado el voto electoral hacia políticos y partidos de derecha y derecha extrema, que una vez que han tomado el poder están tomando medidas que favorecen a la oligarquía corporativa, priorizan el militarismo por encima de la diplomacia política y alimentan la industria militar recortando el gasto social a costa de desaparecer derechos laborales, prestaciones sociales y sexuales que fueron conquistados a través de diferentes luchas sociales.
Si miramos hacia el pasado podremos ver que Zygmunt Bauman tenía razón cuando afirmó que hemos estado viviendo durante décadas en un “Estado de crisis” permanente (5), una crisis prolongada que ha generado un ambiente de pesimismo, negatividad y ausencia de alternativas. Esta crisis se agudiza porque los líderes de las principales potencias mundiales gobiernan con gran autoritarismo favoreciendo la emergencia de un tecnofeudalismo manipulando la información a través de los medios masivos de comunicación utilizando un discurso que fomenta el miedo irracional hacia “el diferente”, grupos raciales que han sido perfilados como un peligro social (negros, hispanos, árabes, asiáticos, rusos, etc.). (6).
Para lograr tal manipulación social utilizan un discurso de odio difundiendo noticias falsas, logrando que una parte significativa de la población que padece de una ausencia de pensamiento crítico y que vive en este mundo fragmentado experimentando un malestar social acompañado de una epidemia de nostalgia, un anhelo de regresar al pasado para recuperar lo que se ha perdido, se dejan llevar por vínculos emocionales confundiendo la realidad con la fantasía y apoyan a aquellos líderes políticos les presentan una retrotopia (7) y ofrecen traer de regreso grandezas de un pasado logrando conseguir un apoyo social al lograr que una parte significativa de la población acepte la mano firme de gobiernos autoritarios que actúan en forma totalitaria asomando el rostro de un nuevo fascismo que abre el camino a una tercera guerra mundial mientras mienten manejando un discurso en el que hablan de garantizar la paz con el uso de la fuerza.
La situación internacional toma tintes de alarma porque los dirigentes de las grandes potencias mundiales han decidido prepararse para una tercera guerra mundial sin consultar a quienes dicen representar, y están ampliando el presupuesto militar para modernizar sus ejércitos, construir o comprar armas de última generación con el argumento de garantizar la defensa nacional y “participar en una guerra que garantizará la paz”, sin importarles violar un sinnúmero de derechos humanos, laborales, sexuales y sociales porque que este aumento proviene del recorte al presupuesto a rubros tan importantes como salud, educación, pensiones, trabajo, vivienda, etc.
Estos gobernantes que provienen o simpatizan con la derecha política y la extrema derecha, con su forma de gobernar han creado las condiciones que han permitido el surgimiento de un neofascismo en pleno siglo XXI, actùan como modernos dictadores, nunca dan explicaciones sobre las decisiones que toman, aún cuando éstas provoquen graves consecuencias ambientales o sociales y si sus acciones provocan daños irreparables nunca se disculpan o rectifican compensando los daños provocados.
El arribo al poder de partidos y políticos de extrema derecha, la difusión de un discurso lleno de xenofobia, homofobia y de odio a los diferentes y la decepción provocada por los gobiernos progresistas, han logrado que una gran mayoría de la población se aleje de la política, que acepte la violación de derechos laborales de los trabajadores y derechos humanos de las minorías sociales, que apoyen la realización de redadas masivas para deportar millones de inmigrantes, que vean con gran indiferencia el genocidio en Palestina, e inclusive que una parte significativa de la población vea con gran indiferencia la amenaza inminente de una guerra mundial porque piensan que no les afectará.
Hemos llegado a vivir en un mundo en el que la muerte de miles o millones de desconocidos en algún lugar lejano de donde vivimos no provoca ninguna reacción porque esas personas no se perciben como seres humanos, su imagen ha sido degradada y distorsionada ante nuestros ojos por una narrativa fascista, al punto de que se llegan a percibir como entes subhumanos por lo que su sufrimiento y grito de ayuda sólo recibe como respuesta una indiferencia colectiva, pero cuando alguno “de los nuestros” cae en desgracia compartimos el dolor, indignación y sufrimiento con sus familiares cercanos, por lo que no es una exageración decir que la empatía y la solidaridad funcionan como si estuvieran controlados por un grifo que se abre sólo en ciertas circunstancias y se mantiene cerrado la mayor parte del tiempo.
En este contexto de grandes contradicciones que reflejan una gran inconformidad social y enorme sufrimiento colectivo, lo racionalmente esperable sería que surgieran comportamientos masivos de disidencia y rebeldía, pero lamentablemente nos encontramos con la presencia de “un fantasma que recorre el mundo: el fantasma de la ausencia de alternativas” , porque se sigue manejando la premisa de que el socialismo y el comunismo fracasaron y el capitalismo es la única alternativa viable para el desarrollo de la humanidad.
Esta capitulación ideológica es el sustento que promueve el pesimismo generalizado, el conformismo ampliado, la ignorancia colectiva, la obediencia a la figura de autoridad y el aislamiento social de aquellas personas que se atreven a cuestionar la realidad afirmando que existe una alternativa y que luchan por construir un mundo diferente, estos pocos que sobresalen del rebaño son etiquetados como radicales, lunáticos o enfermos porque no se comportan como la mayorìa de las personas y ante la falta de respuesta social, algunos luchadores sociales han muerto sin lograr ver el cambio social por el que luchaban, otros terminan por abandonar la lucha y unos más deciden participar de manera abierta en el juego de la lucha por el poder para obtener un beneficio individual.
El contexto internacional se agrava porque después de tres años de guerra en Ucrania, casi tres años de genocidio en Palestina y los ataques de Israel a Lìbano, Siria, Yemen e Iràn, en este año 2025 se abre un nuevo frente de guerra con el bombardeo de Estados unidos a Irán por atreverse a bombardear Israel, se abre otro frente de guerra por el envío por parte de Estados Unidos de naves militares al caribe con la intenciòn de atacar Venezuela con el argumento trillado de combatir el narcotráfico, mismo argumento que utiliza para preparar una invasiòn a Mèxico para “atacar los cárteles de narcotràfico mexicanos”, por lo que la amenaza de una tercera guerra mundial cobra màs fuerza y el entorno social en este siglo XXI nos recuerda el ambiente social de militarismo, crisis econòmica, ignorancia colectiva y conflictos entre naciones que prevaleció en Europa hace 100 años y que condujo a la guerra mundial y al fortalecimiento de regímenes totalitarios como el nazismo y el estalinismo soviético.
En este panorama social podemos observar que una gran parte de la sociedad se encuentra viviendo en un estado de anestesia social confortablemente aturdidos viendo maratones de series de televisión, en fiestas continuas los fines de semana, conectados a redes sociales las 24 horas, de tal forma que se encuentran en un estado de adormecimiento emocional, parálisis política e insensibilidad social que es aprovechada por los políticos para llegar y mantenerse en el poder.
¿Cuántas muertes serán necesarias para que millones de personas en el mundo entero salgan de este adormecimiento emocional y ceguera moral en el cual se encuentran, limitándose a ver las guerras en las pantallas de sus dispositivos tecnológicos sin experimentar empatía, solidaridad ni indignación alguna? ¿Cuantas guerras se necesitan para que las fuerzas del amor se levanten y se impongan a la fuerza del odio que promueve el racismo, el genocidio, la limpieza ètnica, el feminicidio y la muerte selectiva?
Necesitamos un despertar social que nos permita enfrentar el control social que el desarrollo tecnològico ha perfeccionado al construir un mundo que ha sido construido como una mezcla de las utopìas descritas en los libros “un mundo feliz” de Aldhoux Huxley y “1984” de George Orwell y que se caracteriza por la existencia de una delincuencia organizada que tiene el poder polìtico y econòmico, cuya funciòn es robarle a la naturaleza su riqueza, robarle a las personas su tiempo, su inteligencia, para engordar las fortunas de unos cuantos multimillonarios que jamàs podràn gastar todo su dinero en su vida entera, mientras condenan al sufrimiento y a la muerte a millones de personas.
Estamos viviendo tiempos de cambios sociales que exigen el desarrollo de nuevos comportamientos y la disidencia se presenta como un imperativo categórico para romper el equilibrio social basado en una imperceptible sensación de que estamos siendo manipulados y que permite la explotación irracional de los recursos naturales, la explotación laboral de la clase trabajadora, la alimentación de la industria de la guerra con presupuesto público, la destrucción del Estado del bienestar y frenar la barbarie que conduce a una destrucción mutua asegurada, la disidencia que rompa la pbediencia ciega se presenta como método de lucha pacífica en contra del fascismo como formas de gobierno, de la distorsión de la información que pretende manipular la opinión pública (8).
No se puede ser neutral en las actuales condiciones, no podemos guardar silencio ante un sistema de gobierno que utiliza la necrofilia y condena a muerte a millones de personas porque no tienen dinero para comprar alimentos, para comprar medicinas o para pagar servicios médicos. Estamos siendo testigos de crímenes de lesa humanidad, frente a una narrativa que distorsiona la realidad y entre una lucha por la defensa de la verdad contra la imposición de la ignorancia, entre la libertad de expresión y la represión policiaca o militar por el simple hecho de disentir. Estamos frente a la necesidad de usar la disidencia para romper con esa imperceptible sensación de que estamos siendo manipulados para no protestar y no rebelarnos a un sistema que ya está en agonía, este sistema es el sistema capitalista, colonialista y patriarcal.
Necesitamos enfrentar la barbarie de quienes desde el poder intentan seguir con prácticas de colonialismo, genocidio, epistemicidio para seguir maximizando beneficios económicos de un reducido número de 3,028 multimillonarios que según Forbes concentran más de $ 16 billones de dólares (9), mientras una enorme masa de 8,250,423,613 enfrenta las consecuencias de una crisis económica.
El mito de que no hay alternativas frente al capitalismo está cayendo junto al viejo orden mundial que está en agonía y partiendo de la premisa de que los seres humanos tenemos historicidad, podemos cambiar el rumbo de la historia futura con nuestras acciones en el momento presente. La desigualdad social aumenta cada día y debemos reconocer que la acumulación obsesiva del capital privado representa un comportamiento patológico que pone en riesgo la existencia de la humanidad entera por lo que todos debemos aumentar nuestra participación y construir en forma colectiva una identidad como agentes de cambio social partiendo de la premisa de que si todo está cambiando, nosotros podemos implementar cambios planeados a nivel individual y social.
El primer paso para el cambio social es el cambio individual al tomar consciencia de que hemos estado siendo manipulados por las élites política y económica, para su beneficio y en nuestro perjuicio, por lo que debemos detener esa constante manipulación social y construir nuestra soberanía individual y colectiva.
1.- La mujer (se va la vida compañera)
https://www.youtube.com/watch?v=F2xHkZX3wSM&list=RDF2xHkZX3wSM&start_radio=1
2.- La mujer (se va la vida compañera) Amparo Ochoa (letras)
3.- Mi experiencia con la mercadotecnia
https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/12/miexperiencia-con-la-mercadotecnia.html
4.- Una mirada social hacia el surgimiento de un nuevo orden mundial
https://oscaryescasd.blogspot.com/2025/03/una-mirada-social-al-surgimiento-de-un.html
5.- Estado de crisis. Bauman, Zygmunt/Bordoni, Carlos
https://planetadelibrosec0.cdnstatics.com/libros_contenido_extra/32/31331_Estado_de_crisis.pdf
6.- Durmiendo en la oscuridad del Autoritarismo disfrazado de democracia mientras arriba al poder el tecnofeudalismo
https://oscaryescasd.blogspot.com/2025/01/durmiendo-en-la-oscuridad-del.html
7- Retrotopia. Bauman, Zygmunt.
Ed. Paidós. Barcelona, 2017
8-Disidencia global contra la barbarie genocida
https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/05/disidencia-global-contra-la-barbarie.html
9.- Nueva lista anual de multimillonarios del mundo: 3,028 personas concentran más de $16 billones de dólares



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