Lecciones fundamentales en política: Saber llegar al poder y saber gobernar
Oscar Yescas Domínguez
26 de julio de 2,021
La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, representó una victoria electoral que tuvo repercusiones internacionales por dos razones principales. La primera porque terminó con décadas de la dictadura perfecta que el prianismo implementó en nuestro país y dio inicio a una nueva era en la historia de México. La segunda razón es porque surgió en un momento en el que en toda Latinoamérica y varios países del mundo prevalecía un autoritarismo que sofocaba cualquier intento de democracia y se vivían tiempos en los que se llegó a pensar que la democracia había desaparecido para siempre porque el autoritarismo formaba parte de nuestra vida cotidiana.
Pero el hartazgo social del pueblo en contra de la corrupción, la impunidad y las innumerables injusticias surgidas durante el prianismo, junto con la constancia de un hombre y su perseverancia en crear un movimiento colectivo que se institucionalizó como partido político en su primera participación electoral como instituto político, coincidieron como factores esenciales para permitir que en su tercera participación en elecciones presidenciales, Andrés Manuel López Obrador arrasara con más de 30 millones de votos a su favor, logrando terminar con una larga dictadura que empujó a millones de mexicanos a vivir en condiciones de pobreza y miseria. Dos victorias presidenciales convertidas en fraudes electorales fueron las lecciones que llevaron a AMLO a recorrer toda la república mexicana para organizar un movimiento que garantizara una participación masiva en la creación de un nuevo partido político.
Dentro del gran legado que nos dejó el gran filósofo griego Cornelius Castoriadis podría ser pertinente retomar dos de sus afirmaciones, la primera de ellas es que afirmaba que “en política es necesario saber dos cosas: “saber llegar al poder y saber gobernar”. Estas premisas teóricas surgidas en el campo de la Filosofía, fueron comprobadas en el caso de México con el triunfo de Morena y la llegada al poder de AMLO, ya que con este gran esfuerzo se estaba aplicando la premisa “Saber llegar al poder”, porque el 2 de julio del 2,018 fue el resultado de un trabajo político realizado durante años por AMLO y Morena.
Ese 6 de julio del 2,018, el mundo entero volteó su mirada hacia México y centró su mirada en el nuevo Presidente mexicano porque logró algo que se consideraba imposible en ese momento: un cambio social de un régimen autoritario a un régimen democrático logrado por la vía pacífica, a través de un alud de votos electorales que terminaron con uno de los regímenes más corruptos que se han registrado en la historia mundial. El triunfo electoral de Morena en México sirvió de ejemplo mundial de que sí se puede construir la democracia social de manera pacífica, de que sí puede lograrse un cambio social a través de la vía electoral, porque fue tal la participación del pueblo mexicano en la jornada electoral del 6 de julio del 2,018 que se logró evitar la consumación de un nuevo fraude electoral, al utilizar redes sociales para denunciar innumerables intentos de compra de votos, de acarreo de votantes, de entrega de despensas a cambio de votos, de robo de urnas, etc. Una participación social masiva logró que millones y millones de boletas electorales enterraran con su peso físico y simbólico las aspiraciones del prianismo de continuar en el poder. La consigna electoral Juntos haremos historia funcionó para lograr este cambio social por la vía electoral y arrebatar el poder presidencial al Prianismo a pesar de que este invirtió miles de millones de pesos para seguir en el poder.
Después de tres años de gobierno podría decirse en términos generales que AMLO ha cumplido con la otra premisa descrita por Cornelius Castoriadis: saber gobernar porque cumplió sus promesas electorales y logró la aprobación e implementación de varios programas sociales de apoyo a la población más desprotegida socialmente. Su desempeño como Presidente de la república no sólo ha marcado una gran diferencia con el estilo de gobierno de los Presidentes del Prian que le antecedieron, sino que también le ha permitido el logro de ser reconocido como un Jefe de Estado ejemplar a nivel mundial, ya que se encuentra en los primeros lugares de la lista de políticos con mayor reconocimiento en el mundo. Inclusive trascendió que delegaciones de algunos partidos políticos de Europa vinieron a México a realizar estancias para “aprender del modo de gobernar de AMLO”.
Sin embargo, recordando otra certera aportación de Cornelius Castoriadis en la que nos dice que “la sociedad contemporánea ha perdido la capacidad para criticarse a sí misma”, debemos ejercer la crítica social y en esa línea de pensamiento señalar que ciertos sectores de la sociedad mexicana incurren en una especie de veneración a la figura presidencial, un culto a la persona de AMLO y algunos llegan al extremo de no admitir crítica alguna hacia su desempeño como Presidente. Debemos recordar que las instituciones sociales son creaciones humanas y quienes las dirigen son seres humanos y como tales no son perfectos, son susceptibles de cometer errores y así como se señalan sus aciertos debemos aceptar y crear la libertad de mencionar posibles errores en los que puedan incurrir.
A diferencia de la actuación de nuestro Presidente, con pesar debemos admitir que no pueden decirse los mismos elogios al partido que él formó y ayudó a consolidarse como el partido dominante: Morena. Desde que AMLO asumió la Presidencia de la república, dejó a Morena para convertirse en el presidente de todos los mexicanos. Durante estos tres años de gobierno de AMLO hemos visto grandes aciertos en su forma de gobernar, ya que varios sectores de nuestra sociedad a lo largo y ancho de la república mexicana, se han visto beneficiados con la implementación de políticas gubernamentales. Pero lamentablemente Morena como partido entró en un proceso de descomposición interna de manera muy acelerada debido a la división interna que presentaron diferentes fracciones existentes en el mismo y el comportamiento de las dirigencias nacional y estatales de Morena, lejos de seguir el ejemplo de AMLO en el sentido de saber gobernar, ha provocado una decepción colectiva porque las expectativas de cambio social que esperaba buena parte de la población mexicana, se han visto frustradas al ver el oportunismo político con el que se han mostrado algunos integrantes de Morena. Recordemos que Morena presentó en su nacimiento como partido, una actitud incluyente al aceptar el ingreso en sus filas de todo tipo de personas sin restricciones, ya que el objetivo era sumar fuerzas de todos lados para garantizar su victoria y la derrota del prianismo.
El ambiente electoral del 2,018 permitía predecir un inminente triunfo de Morena y de Andrés Manuel López Obrador, por lo que grandes desprendimientos del Pri, del Pan, del Prd, del Partido Verde, del Partido del trabajo, etc., se sumaron a las filas de Morena y miles de militantes de esos partidos de la noche a la mañana se convirtieron en más morenistas que los propios fundadores de Morena y varios de ellos lograron incrustarse en posiciones de poder en el nuevo partido y en el nuevo gobierno.
De manera particular, buena parte de la decepción se generó principalmente por la forma como gobernaron algunos de los Presidentes municipales que representaron Morena en los últimos tres años. Esto sucedió en Morena Sonora que postuló a Célida López, exmilitante panista a la Presidencia del municipio de Hermosillo y por el “efecto AMLO”, logró convertirse en la Primera Presidenta de la capital sonorense que llegó al cargo gracias a Morena. Pero desde un inicio incorporó a su equipo de colaboradores a personajes destacados del panismo sonorense e ignoró a militantes de Morena con larga trayectoria de lucha en el estado. Esta persona llegó al poder actuando como “Chapulín político”, es decir, brincando de un partido a otro, por lo que no puede afirmarse que no supo llegar al poder como lo hizo AMLO quien gozaba de una amplia aceptación social antes de las elecciones, al contrario, no hay duda de que aprovechó la figura de AMLO para lograr sus fines políticos y personales.
Tampoco se puede decir que “supo gobernar” porque durante los tres años de su gobierno ejerció un estilo de liderazgo autocrático y un comportamiento errático, en el cual no vacilaba en insultar a la población hermosillense, tocar la guitarra, fingir una llamada telefónica ante las cámaras utilizando una cajetilla de cigarros o anunciar haber adquirido el covid y tres días después decir que se había recuperado. El asunto es que su comportamiento como Presidenta Municipal incluyeron numerosos agravios a la ciudadanía hermosillense, de tal forma que se creó un hartazgo hacia su persona y el problema es que no sólo se rechazaba a su persona, sino que la imagen de Morena en la capital sonorense se arrastró por los suelos por el comportamiento de esta funcionaria.
Meses previos a las elecciones del 6 de julio, se registraron cinco mujeres como aspirantes a representar a morena como precandidatas a la Presidencia Municipal de Hermosillo, dentro de las cuales de manera sorpresiva se incluyó Célida lópez para buscar la reelección en su cargo. Pero de manera sorpresiva, la dirigencia nacional de Morena decidió unilateralmente impedir la realización de elecciones internas para elegir a los candidatos a ocupar cargos de elección popular y se inclinó por el uso de una encuesta para seleccionar a quienes representarían a ese partido. Esto provocó que varios militantes de Morena inconformes con la lista oficial de candidatos se rebelaran y tomaron el edificio de Morena Sonora ubicado en la capital sonorense, realizaron una asamblea estatal extraordinaria, formaron una lista de candidatos de Morena cuyos nombres no aparecieron en la boleta electoral y llamaron a votar por ellos anotando su nombre en el cuadro blanco que apareció en la boleta electoral.
Las inconformidades con el uso de la encuesta surgieron en varios Estados de la república, pero las dirigencias de Morena en los tres niveles se mantuvieron firmes y en el caso de Sonora resultó que en la lista “que se obtuvo a través de la encuesta”, apareció Célida López como la candidata de Morena para la Presidencia Municipal de Hermosillo buscando su reelección. Su nombre escrito en la boleta electoral garantizaba la derrota de Morena porque el repudio de la ciudadanía hermosillense a su candidatura se basaba en los innumerables agravios que esta funcionaria profirió en contra de la población que decía gobernar. Para cualquier analista político estaba claro que la población hermosillense no deseaba que esta persona se reeligiera, pero el autoritarismo, la falta de claridad política y ausencia de visión del futuro de los dirigentes de Morena, llevó a que este partido tuviera su debut y despedida en el gobierno de la capital de Sonora.
Durante las elecciones del 6 de julio pasado y en el Estado de Sonora triunfó el candidato de Morena para ocupar la gubernatura de Sonora, Alfonso Durazo. Sin duda alguna su triunfo es incuestionable, pero también es cierto que su victoria no fue tan arrolladora y contundente como se esperaba y esto sucedió entre otras cosas por los siguientes factores: no estuvo presente “el efecto AMLO”, la crisis que presentó Morena a nivel nacional mostrando un rostro antidemocrático al imponer el método de la encuesta para seleccionar a sus candidatos a puestos de elección popular afectó su imagen como el “partido de la esperanza” y también por el empecinamiento en mantener la candidatura a la reelección de Célida López que ya había provocado una decepción colectiva en su forma de gobernar la capital sonorense.
Las elecciones del 6 de julio pasado eran de vital importancia porque representaban la oportunidad de fortalecer a Morena y dar el tiro de gracia a la coalición formada por el Pri, Pan y Prd, pero el autoritarismo que mostró las dirigencias Nacional y Estatal de Morena al imponer un fraude disfrazado de encuesta, sumado al autoritarismo que caracterizó la forma de gobernar de Célida López, restaron simpatía y apoyo hacia ese partido en el Estado de Sonora y esto se reflejó en los resultados de las elecciones ya que miles de sonorenses se negaron a seguir la consigna “cuatro de cuatro”, porque dentro de la boleta electoral se encontraba el nombre de Célida López. Los dirigentes de Morena mostraron gran miopía política ya que días antes de las elecciones, de manera similar al ambiente de hartazgo social que sentía el pueblo mexicano en contra del prianismo en el 2,018, en este 2,021 se percibía en la capital sonorense un hartazgo social hacia quien ocupó durante tres años la presidencia Municipal representando a Morena y persistía en su intención de reelegirse en el cargo.
Morena ganó la gubernatura de Sonora y Alfonso Durazo llegó al poder, pero lamentablemente inicia su gobierno con una acción que provoca decepción en la ciudadanía sonorense cuando anuncia que integrará a su equipo de colaboradores del próximo gobierno a su "queridísima amiga" Célida López, en un cargo de alto nivel como responsable de la Comisión de Fomento al Turismo en el Estado. Este anuncio causa gran decepción porque incorpora a su equipo de trabajo a la principal responsable de la derrota de Morena en Hermosillo, quien dejó un legado de mal gobierno que se reflejó en el hecho de que la ciudadanía hermosillense le dio un no rotundo a sus pretensiones de reelegirse para seguir en el mismo cargo.
Una lectura política del anuncio de la incorporación de Célida López al equipo de colaboradores del próximo Gobernador, trae consigo varias interpretaciones, lamentablemente ninguna de ellas buena para el próximo Gobernador, ni para la población sonorense. Puede verse como insensibilidad política al menospreciar la voluntad de la ciudadanía hermosillense que rechazó con miles de votos la posibilidad de la reelección de Célida López. Puede interpretarse como una muestra de neanderthalismo administrativo porque no utiliza criterios científicos en la selección de personal de alto nivel y envía un mensaje equivocado en estos tiempos que vivimos, porque envía un mensaje que nos dice que para ingresar a laborar al Gobierno del Estado no se requieren méritos, sino que es suficiente con contar con una “palanca”, una amistad, un “querido amigo” que le tienda la mano, algo que sucedía con frecuencia en tiempos del prianismo. Brinda un mal ejemplo a su equipo de colaboradores, porque es bien sabido que las figuras de autoridad sirven de modelo para la conducta de sus seguidores, por lo que aumentan las posibilidades de que los integrantes de su equipo de trabajo que ocuparán cargos de alto nivel, sigan su ejemplo e incorporen en sus equipos de trabajo a sus amistades personales o personas cercanas a ellos en puestos bajo su responsabilidad, priorizando el criterio del amiguismo por encima de los méritos que puedan tener las personas. La meritocracia recibe un tiro de gracia con estas acciones y los perjudicados en última instancia seremos los ciudadanos sonorenses al tener malos servidores públicos que perciben altos sueldos.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos ante ejercicios de poder de este tipo? lo recomendable es empezar a tomar la decisión de cambiar nuestra percepción de lo que entendemos por política, debemos dejar la percepción limitada de la política como la libertad para participar en elecciones cada tres o seis años. Esta percepción de la política es lo que permitió que la dictadura del Prian durara tanto tiempo, porque miles de personas siguen pensando que la democracia en política se limita a la libertad que dura sólo un día para elegir candidatos a puestos de elección popular, usan el poder de sus votos y después regresan a seguir con sus vidas cotidianas olvidándose de la política, dejándoles el camino libre a quienes “se dedican a la política”.
Eso es lo que se conoce como “democracia representativa”, esa ha sido el tipo de democracia que caracterizó las décadas de la dictadura perfecta del prianismo, cuando, el poder de nuestros votos no fue suficiente para evitar los fraudes electorales que eran cada vez más sofisticados y los que llegaron al poder político nos gobernaron tomando decisiones sin consultarnos en ningún momento y en la mayoría de los casos usaron ese poder en contra de intereses colectivos, enriquecieron sus fortunas personales desviando el presupuesto público, la limitada percepción del significado de la palabra democracia y la indiferencia hacia la política fue lo que permitió que se generalizara la corrupción, la impunidad y que creciera una gran desigualdad social.
Pero la situación cambia cuando percibimos la democracia como un proceso participativo que involucra a la mayoría de los integrantes de nuestra sociedad, cuando el liderazgo es de de tipo horizontal y distribuido, es una democracia en la que la mayoría participamos en el proceso de toma de decisiones de relevancia social, es entonces cuando hablamos de Democracia participativa, cuando construimos un sentimiento de pertenencia a nuestra comunidad y hacemos nuestra la idea de que “todos somos uno”, al ver que los problemas individuales tienen un origen social porque son el resultado de la aplicación de políticas neoliberales y la ausencia de políticas de protección social. Con este cambio en la percepción de lo que significa la democracia, podemos crear un empoderamiento comunitario que nos ayude a cambiar la relación que existe entre quienes quienes ocupan cargos de poder político y nuestras comunidades al construir un poder comunitario, porque nos permite evitar que se siga usando el poder en forma asimétrica, desigual, que es lo que suele suceder cuando los representantes de un gobierno se ubican por encima de la ciudadanía y se olvidan de que quienes ocupan puestos en la estructura del gobierno en cualquiera de sus tres niveles son servidores públicos, cuyo sueldo es pagado por los impuestos que paga la ciudadanía y por ello deben priorizar las necesidades de la población y actuar como verdaderos servidores públicos.
Cambiar nuestra autoimagen y construir una identidad social, nos permite usar el lenguaje del “nosotros” y vernos como un Leviatán en proceso de construcción, es decir, esa metáfora utilizada por Thomas Hobbes para describir el nacimiento del Estado moderno después de la caída de la monarquía, esa figura de un gigante que crece cada vez que más personas aceptan formar parte de ese cuerpo que surge al firmar un contrato social en el que las libertades individuales llegan a un acuerdo para beneficio común que garantice la seguridad y bienestar de todos los ciudadanos, en eso consiste la construcción de un poder comunitario.
La construcción de un empoderamiento individual y colectivo nos permitirá concebirnos como agentes de cambio social y nos hará cambiar de actitud para reconocer que podemos cambiar la realidad social y política si actuamos en forma organizada, colectiva y unida. Bajo esta percepción podremos construir un poder liberador de tal forma que logremos un empoderamiento comunitario basado en la percepción de que en las relaciones sociales podemos construir una simetría del poder, que consiste en percibirnos como personas iguales, en dejar de ver a dirigentes políticos como personas superiores a nosotros porque tienen el poder político. Ellos tienen ese poder porque nosotros se los dimos con nuestros votos, pero si actuamos como movimiento masivo, colectivo y organizado, construiremos un poder social que es igual o mayor al que tienen los dirigentes políticos. En este contexto de cambio social en curso, debemos recuperar el ejercicio de la crítica social y disfrutar de la libertad de expresión que hoy tenemos para señalar de manera constructiva aquellos aciertos y errores de nuestros gobernantes.
Después de tres años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tiempo durante el cual se ha observado un liderazgo real y una manera diferente de gobernar si se compara con la forma de gobernar de los exPresidentes del Prian, el contrato social que la población mexicana tiene con los nuevos gobiernos de Morena es que sigan la tendencia de marcar una gran diferencia en su futura forma de gobernar con el estilo de gobernar que utilizaron los diferentes gobiernos del Prianismo. Es lo que ha hecho nuestro Presidente AMLO y su ejemplo debe ser seguido por los nuevos gobernadores.
Debemos recordar que la lucha electoral es sólo una parte de una lucha que es continua y que busca lograr la construcción de una democracia real en nuestra sociedad y una justicia para todos, por lo que la lucha es continua y lo más relevante una vez pasadas las elecciones es construir ese empoderamiento individual y colectivo para lograr un fortalecimiento comunitario, porque nos encontramos en el contexto de una crisis económica, política, ecológica y sanitaria lo cual obliga a los nuevos gobernantes a seguir el ejemplo de austeridad republicana que AMLO ha mostrado en su gobierno y marcar una diferencia con el derroche de recursos financieros del Prianismo.
En otras palabras, lo que la ciudadanía desea escuchar de sus nuevos gobernantes es el anuncio de una Reforma administrativa que incluya medidas de austeridad que contemplen la reducción de los sueldos de los altos funcionarios, la disminución del número de plazas de confianza, la eliminación de la figura de “asesores” que existen en la estructura gubernamental, la incorporación de funcionarios con comprobada capacidad y experiencia en el cargo que ocuparán, etc.
En el caso de Sonora, se espera la realización de auditorías a la administración de Claudia Pavlovich en el Gobierno del Estado, auditoría a la administración de Célida López en el Gobierno municipal de la ciudad de Hermosillo, auditoría al ISSSTESON que presenta una grave crisis financiera y un creciente mal funcionamiento y auditoría a la Universidad de Sonora para clarificar el manejo de sus finanzas internas porque hay indicios claros de que el presupuesto universitario se destina al crecimiento de una burocracia universitaria en detrimento de la contratación de maestros de tiempo completo. Se espera que el nuevo gobierno rescate el Parque la Sauceda, el humedal que se encuentra en esa zona y se apoye el proyecto del corredor biológico presentado por grupos de ecologistas para mejorar el medio ambiente de la capital sonorense.
Eso es lo que podría decirse entre otras cosas que la ciudadanía espera del nuevo Gobierno encabezado por Alfonso Durazo, el tiempo dirá si cumple con la premisa de “saber gobernar”, sin duda alguna un indicador de cómo será su estilo de gobierno se reflejará sin duda alguna en la selección de su equipo de trabajo, esperemos siga el camino trazado y el ejemplo mostrado por nuestro Andrés Manuel López Obrador y proceda a gobernar con cercanía al pueblo priorizando la atención gubernamental a las necesidades sociales. Claudia Pavlovich deja un legado en el cual proliferan las irregularidades, las injusticias, numerosos casos de corrupción, evidentemente no supo gobernar para el pueblo sonorense, su gobierno benefició a unos cuantos. Alfonso Durazo tiene frente a sí, la oportunidad de gobernar de una manera diferente, de tal forma que se note el cambio en la forma de gobernar, nos esperan seis años bajo su gobierno, en los cuales esperemos que al final del sexenio que todavía no inicia, podamos decir que el cambio de gobierno estatal del Pri por el de Morena fue un cambio que contribuyó a mejorar las condiciones de vida de los sonorenses ya que el nuevo gobernante “supo gobernar”.
Sin embargo, como decía en mi artículo “Reflexiones sobre el cambio de gobierno y servicio público”, no importa quien quede al frente del nuevo gobierno, ya que no tenemos que esperar en forma pasiva estos seis años, porque la ciudadanía puede impulsar la construcción de una democracia participativa para enfrentar la crisis económica, política, ecológica y sanitaria que estamos padeciendo, para lograrlo necesitamos unir esfuerzos ciudadanía y gobierno para poder salir adelante porque las fuentes de incertidumbre e inseguridad social contemporánea surgen por el libre comercio y la falta de control de las fuerzas del mercado. El neoliberalismo es la fuente de todos nuestros males, ya que destruye al Estado de bienestar y tiende a privatizar los servicios públicos.
Hay muchas formas de construir esta democracia participativa, se puede empezar por salir de nuestra zona de confort, iniciar un proceso de comunicación con nuestros vecinos para identificar los problemas que nos afectan, decidir en forma conjunta la manera de solucionarlos y crear organizaciones vecinales en cada colonia de la ciudad, para dialogar con las autoridades correspondientes las soluciones a los problemas colectivos. Los trabajadores organizados en sindicatos, deben aumentar su participación sindical para lograr la democratización de los mismos, defender lo derechos laborales y apoyar aquellos trabajadores que se encuentran amenazados con eliminarles sus derechos, como está sucediendo con los trabajadores de Tel-Mex.
Lo cierto es que después de tres años de gobierno de AMLO, la ciudadanía ha despertado y con seguridad mantendrá una vigilancia ciudadana en la forma de conducción de los próximos gobiernos, tanto estatal como municipal, de tal forma que no permitamos que se desvíe el presupuesto público para otros fines privados. Especial atención se tendrá con el gobierno municipal que encabezará Antonio Astiazarán, por dos razones: su paso por el municipio de Guaymas no dejó gratos recuerdos que digamos y su triunfo electoral en Hermosillo se dio por el rechazo ciudadano a quien no supo gobernar, por lo que la ciudadanía hermosillense estará atenta a las decisiones que tome y espera ser tomada en cuenta en aquellas que sean de gran relevancia, en especial las que impliquen grandes montos financieros.
Recordemos que una verdadera transformación social se logra cuando los integrantes de las comunidades se convierten en actores políticos, que participan en la toma de decisiones que permitirán lograr una transformación social. Necesitamos construir una democracia participativa y partir de la consideración de que los funcionarios de gobierno son servidores públicos que reciben un sueldo de los impuestos que paga la población y están para procurar la construcción del bienestar social de la población. Por lo que tenemos que dejar nuestra pasividad, superar la indiferencia hacia la política, reconocer que nuestros problemas personales tienen origen en la política y la política debe incluir la participación colectiva en asuntos públicos y cuando sea necesario, realizar movilizaciones colectivas para demandar soluciones a los problemas colectivos.
Las lecciones que podemos extraer de las elecciones del 2,018 y del 2,021 consisten en el aprendizaje de que todos debemos participar en política, que la política es parte de nuestra vida cotidiana, La política busca crear las condiciones para lograr un empoderamiento colectivo, una toma de consciencia de que actuando en forma unida, colectiva y organizada, se pueden lograr cambios sociales relevantes. La política busca construir una sociedad que acepte y estimule la libertad de ejercer la crítica social, una crítica en la que la propia sociedad sea cuestionada para mejorar en lo que sea necesario mejorar. Esta crítica solo puede provenir de la actividad de los ciudadanos que abandonaron el conformismo generalizado.
Los partidos políticos mostraron que atraviesan por una seria crisis de credibilidad y algunos de ellos están al borde de la agonía por el distanciamiento que sostuvieron con la ciudadanía. La política surge entonces de la discusión colectiva de asuntos públicos que repercuten en las vidas privadas, la política debe contemplar un proyecto de autonomía individual y colectiva para lograr una liberación social, que sólo podrá lograrse a través de la lucha por la emancipación del ser humano y la transformación de la realidad social. La política debe impulsar un proceso de concientización colectiva (educación política) que tenga como objetivo aumentar la participación social de individuos y grupos en la discusión, análisis y solución de los problemas que afectan a las comunidades.
El sufrimiento colectivo, la desigualdad social, la incertidumbre e inseguridad que hoy padecemos son provocadas por fuerzas que tienen nombres concretos: globalización comercial, mercados financieros, dictadura del mercado, oferta y demanda, producción masiva y consumo masivo, etc. Todo esto se llama política también. La política busca lograr un empoderamiento colectivo para crear individuos autónomos y libres que puedan construir una sociedad autónoma y libre. No puede haber democracia en una sociedad donde no existan individuos autónomos.
Por lo que debemos asumir un rol de agentes de cambio social para construir organizaciones ciudadanas realmente representativas que contribuyan a la construcción de un poder popular paralelo al poder político y que necesitamos unir el poder político con el poder popular para enfrentar al poder corporativo que es el principal responsable de los problemas que nos afectan como individuos y como comunidades. Vivimos tiempos en los que el poder económico se impone al poder político para garantizar su ambición de mantener una maximización de su beneficio económico, por lo que necesitamos un empoderamiento colectivo para defender los intereses de nuestras comunidades en forma organizada y colectiva.
Recordemos que a nivel mundial se impulsa un proyecto promovido por el poder corporativo que intenta utilizar el poder económico para tomar el control político en varios países, desapareciendo la función de bienestar social de los Estados en diferentes países, debilitando y desapareciendo instituciones públicas que ofrecían servicios públicos, para proceder a su privatización y maximizar su beneficio económico, enriqueciendo aún más a los ricos, a través de la explotación laboral, la explotación irracional de nuestros recursos naturales, la destrucción de nuestros ecosistemas y aumentando el número de los millones de personas que viven en condiciones de pobreza a nivel mundial.
Mientras que por otro lado, nos encontramos que en todo el mundo surgen movimientos colectivos de personas que luchan por reparación de daños o derechos violados, en defensa de otros derechos en peligro de extinción, en defensa del Estado de bienestar social que se encuentra en declive y en contra de los monopolios y grandes empresas transnacionales que sólo buscan sus beneficios privados. Estos movimientos colectivos parten de la premisa de que la historia es una creación humana, que las instituciones sociales fueron creaciones humanas y que los individuos son sujetos históricos, que tienen historicidad, es decir, que tienen la capacidad de cambiar la historia y el escenario social nos muestra hoy en día un cuadro en el que es evidente la necesidad de cambiar algunas cosas para recuperar el Estado de Bienestar, terminar con las injusticias, la corrupción y los actos de autoritarismo.
Por esos motivos hoy es más necesario que nunca plantearnos la necesidad de cambiar nuestra realidad social participando en un proceso de concientización de las personas que integran los grupos sociales a los cuales pertenecemos, de los individuos que pertenecen a las organizaciones que nos rodean y de todas las personas que forman de nuestras comunidades. Este proceso de discusión y concientización permitirá construir una política que sea concebida como un proceso de liberación social y no una forma de enriquecimiento rápido e ilícito para unos cuantos.
Castoriadis, Cornelius: Sujeto y verdad en el mundo histórico-social
Seminarios 1986-1987. La creación humana. Fondo de Cultura Económica.
México, 2,004
Yescas, Oscar: Por una conducción científica de nuestras organizaciones
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