Morena Hermosillo: Durmiendo con el enemigo.

Oscar Yescas Domínguez

05 de febrero de 2,021

De entrada quiero hacer una confesión: no soy militante de Morena ni de ningún partido político, soy un simple simpatizante de Morena, así como hay millones en México. Esto implica que no tengo derecho al voto para seleccionar a candidatos que representarán a Morena para ocupar puestos de elección popular en las próximas elecciones, pero siendo Morena un partido incluyente (demasiado incluyente si me preguntan), pienso que tengo derecho a voz y la libertad de expresar mi punto de vista sobre lo que acontece al interior del partido por el que no sólo voté en las pasadas elecciones del 2,018, sino que actué como activista y promoví el voto a su favor durante toda la campaña electoral de ese año.

Escribo estas líneas motivado por una genuina preocupación en torno a los resultados de las elecciones para Presidente Municipal en la capital sonorense el próximo 6 de junio. En el 2,018 Morena cumplió una función histórica al servir como punta de lanza para arremeter con fuerza la estructura de corrupción vigente en esas fechas y derrotar por la vía electoral al Prian, que recibió un golpe de muerte por el alud de votos a favor de Morena y que significaron una casi muerte política de estos partidos políticos que gobernaron México con extrema corrupción e impunidad.

Morena surgió como un movimiento de masas que se construyó poco a poco a lo largo del territorio nacional y se nutrió de ciudadanos mexicanos que experimentaban un rechazo social a la dictadura del Prian y los escandalosos casos de corrupción, impunidad y descomposición de las instituciones de procuración de justicia y de garantizar la democracia electoral. En el 2018 se percibía en el ambiente social un ambiente de hartazgo social, un rotundo rechazo hacia la posibilidad de un nuevo fraude y la acumulación de actos de injusticia acompañada de la impunidad reinante, permitía predecir un inminente triunfo de Morena sobre las fuerzas del Prian, tal y como sucedió.

Lamentablemente, en ese proceso de sumar fuerzas políticas para derrotar al Prian Morena admitió en su interior a grandes desprendimientos de militantes del Pri, del Pan, del Prd y otros partidos políticos, que de manera oportunista brincaron de un partido en decadencia a otro que iba en pujante ascenso. Los miembros de Morena que eran militantes de izquierda se vieron reducidos en su propio espacio por la llegada de estos elementos, lo cual derivó en el inicio de una descomposición interna de este partido, que dio muestras de incongruencia política en la selección de varios de sus candidatos a puestos de elección popular.

Sin embargo, ante la ausencia de un partido que representara en forma auténtica a los trabajadores, la ciudadanía no dudó en votar por Morena en forma tan masiva que no permitió que prosperaran los múltiples intentos de fraude que se descubrieron durante la campaña electoral que rompió récords por registrar la participación más alta en elecciones en México.

Una vez en el poder Morena cometió el error que cometen la mayoría de los partidos políticos: dejó de ser movimiento colectivo y se institucionalizó como partido en el poder, desligándose de los diferentes movimientos sociales que continuaron sus luchas por su cuenta.

El segundo error que cometió Morena fue continuar con la democracia representativa y olvidarse de realizar un trabajo político para construir una democracia realmente participativa en la que la población mexicana participara en las decisiones políticas relevantes para el pueblo mexicano.

En el caso de Hermosillo, Sonora, Morena pagó un precio muy caro por aceptar postular como candidata a la Presidencia Municipal a una mujer que abandonó las filas del Pan en meses previos al día de las elecciones y afiliarse de inmediato a Morena para obtener el cargo de Presidenta Municipal, es decir, brincó de un partido a otro, lo cual en la jerga política se conoce como Chapulín político. Célida López ha gobernado Hermosillo con el viejo estilo panista: sin consultar a la población, tomando decisiones en forma autortaria y centralizada, incorporó a su equipo de trabajo a elementos que provenían del Pan y del Pri y excluyó a militantes locales de Morena con amplia experiencia en la lucha social. Tiene muchas cuentas en su rosario que cuentan como agravios políticos, mismas que se han descrito con abundancia por lo que no las incluyo en este espacio y remito al lector a consultar los artículos que he escrito sobre esta administración municipal consultando los links que aparecen al final de este escrito.

El resultado de la gestión municipal de Célida López, lejos de consolidar a Morena como partido popular, le ha causado un grave daño al respirarse en la capital sonorense un ambiente de hartazgo ciudadano hacia su forma de gobernar, estamos viviendo una especie de deja vú porque se respira un ambiente similar al que existía en el 2,018 en contra del Prian. Hay descontento popular en contra de la actual Presidenta municipal por el estilo de liderazgo autocrático que ha demostrado y este descontento aumenta aún más al ver que en contra de lo esperado, todavía intenta reelegirse para continuar otro período en el cargo de Presidenta de la capital de Hermosillo.

Entonces estamos viendo que Morena tiene a su peor enemigo dentro de sus propias filas, porque quien debería haber hecho un trabajo político administrando los recursos municipales para atender las necesidades sociales y con ello consolidar el apoyo popular hacia Morena, en realidad realizó un trabajo que obtuvo resultados totalmente contrarios, adversos no sólo para Morena, sino para la población capitalina. Miles de hermosillenses que confiaron en Morena, sienten hoy en día una gran decepción por el desempeño del primer gobierno morenista en la capital sonorense. Una decepción que raya en la indignación por el comportamiento político errático demostrado por Célida López, que no ha vacilado en mentir, insultar y burlarse del pueblo hermosillense.

Se observa un rechazo popular a la gestión de Célida López como Presidente municipal, un sentir que Morena Hermosillo no debe ignorar y tomar en cuenta para la selección de la persona que ocupará el cargo de candidata a la Presidencia Municipal de Hermosillo. El caso de Célida López es tan sólo uno de los casos que han provocado decepción en los simpatizantes de Morena. Recordemos que Lily Téllez fue otro error que Morena Sonora cometió al seleccionarla como candidata a Senadora por Sonora representando a Morena. No tardó mucho tiempo esta persona en abandonar a Morena y afiliarse al PAN, arrastrando un rechazo popular que generó una solicitud de desafuero de su cargo en el que se han acumulado miles de firmas respaldando esta petición.

En estos momentos de preselección de aspirantes a puestos de elección popular, Morena enfrenta una situación en la que tendrá que tomar una decisión que será de vida o muerte para este partido en la capital sonorense. Morena Hermosillo necesita un nuevo rostro, una nueva figura pública que recupere el apoyo popular perdido por la gestión errática de Célida López. Quienes tomen la decisión de seleccionar a quien representará a Morena en las elecciones para ocupar el cargo de Presidenta de la capital sonorense (me pregunto ¿Quiénes y cuantas personas son las que tomarán esta decisión?), deben mostrar que han aprendido de la experiencia acumulada durante estos casi tres años, exhibir sensibilidad social y tino político para no permitir la reelección de quien en los hechos ha demostrado ser quien más daño ha hecho a Morena y a la ciudadanía hermosillense.

Las elecciones del próximo 6 de junio revisten gran importancia para consolidar los cambios políticos iniciados en el 2,018 a nivel nacional y representan la oportunidad de darle una estocada final a el PRI, el PAN y el PRD. En el caso de la capital sonorense, quien represente a Morena debe ser una persona con una trayectoria incuestionable, con gran compromiso social, con muestras evidentes de integridad y congruencia política.

Existen tres personas registradas hasta este momento en Morena municipal como aspirantes a ser candidatas a la Presidencia Municipal de Hermosillo. Las tres son mujeres: Célida López, actual Presidenta municipal de Hermosillo, que pretende reelegirse, Diana Platt Salazar diputada local y Reina Castro Longoria, militante activa en las diferentes luchas que ha librado el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (STAUS), persona que ha destacado por alzar la voz como científica al desmentir al poderoso Grupo México y demostrar científicamente que el Río Sonora seguía contaminado por derrames químicos de la compañía minera propiedad de ese consorcio ubicada en Cananea, Sonora. Desde entonces ha estado luchando al lado de las víctimas de la contaminación de ese río y también ha estado apoyando la lucha de los mineros de Cananea, Sonora en la huelga que mantienen desde hace 14 años.

Desde esta perspectiva, tomar la decisión para elegir a quien representará a Morena en las elecciones para la Presidencia Municipal de Hermosillo, no representa un alto grado de dificultad. Se trata de elegir entre una continuidad de erratismo político que sólo conducirá a un mayor descrédito de Morena y muy probablemente a una derrota segura en las próximas elecciones, o elegir una figura nueva, personificada por una mujer que cuenta con respaldo popular, prestigio como académica universitaria, activista defensora del medio ambiente y que ha mostrado en forma fehaciente un compromiso social al ponerse del lado de las víctimas y alzar su voz en contra de un poder corporativo, es decir, la Dra. Reina Castro Longoria será, desde mi punto de vista personal la opción más viable para que Morena Hermosillo se fortalezca, continúe en el poder municipal y darle la estocada final a las fuerzas del Prian. A diferencia de Célida López, la Dra. Reina Castro muestra una trayectoria de congruencia política y compromiso social.

Es decir, Morena Hermosillo se enfrenta a una elección que no es muy difícil: se trata de elegir entre seguir durmiendo con el enemigo y esperar nuevas traiciones que la conducirán a la muerte política, o revitalizarse como organización política con sangre nueva en la dirigencia del Municipio de Hermosillo, con una figura reconocida como luchadora social y reencontrar el camino perdido como movimiento social para convertirse en un partido-movimiento que consolide el cambio social a través de la construcción de una democracia participativa.

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