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viernes, 26 de febrero de 2021

                     ¿Hospital universitario o Reforma universitaria?

Oscar Yescas Domínguez

26 de febrero de 2,021

Desde hace décadas estamos viviendo bajo una crisis social permanente, que lejos de mejorar, se agudiza conforme avanza el tiempo. No se trata de una crisis pasajera que se agudiza, disminuye, desaparece y luego reaparece, se trata de una crisis estructural del sistema capitalista neoliberal que se profundiza cada vez más y afecta al conjunto de instituciones que forman parte de nuestra sociedad. Debemos tener presente que en pleno 2,021 estamos viviendo una crisis multidimensional sin precedente alguno, que se manifiesta en cuatro frentes: crisis económica, crisis política, crisis ecológica y crisis sanitaria.

En este contexto, la crisis golpea las instituciones baluarte de nuestro sistema social de tal forma que vemos crisis no sólo en las instituciones de gobierno (Instituciones de procuración de justicia, de seguridad pública, de educación, de salud, de deporte, de readaptación social, etc.). Esta crisis también golpea a las instituciones escolares, sean escuelas o universidades públicas (públicas o privadas). Por otro lado también vemos crisis en las instituciones como los sindicatos, en las Iglesias, en las familias y de manera principal estamos observando una crisis en los partidos políticos que han perdido credibilidad y hemos llegado a un punto en el que la población no les cree a los políticos, sobre todo cuando se encuentran en campaña intentando mostrar un rostro amable y sonriente, porque la experiencia nos ha enseñado que su comportamiento cambia cuando están en el poder y se alejan de la población.

Para resumir la situación podemos decir que estamos padeciendo una crisis en la relación dirigente-dirigido, es decir, ante una crisis de liderazgo, reflejada en todos los ámbitos de convivencia social. Nos encontramos viviendo un momento histórico en el cual las instituciones que forman parte de nuestra vida cotidiana están inmersas en una crisis de credibilidad porque su discurso muestra una gran distancia con su accionar.

En Sonora esta crisis se acentúa porque nos encontramos en condiciones de existencia que que presentan un gran atraso político, económico y social porque seguimos padeciendo un gobierno priísta que actúa con plena consciencia de que quizá sea el último en su especie y están aplicando en toda su extensión la expresión popular conocida como “Año de Hidalgo”.

Para quienes desconozcan el significado de esta expresión, les diré que la misma tiene su origen en el ritual popular conocido como “la bebida de Hidalgo” que nada tiene que ver con Miguel Hidalgo Y Costilla, sino que es una simple rima con la expresión “chingue a su madre quien deje algo” y se refiere al reto en el cual una persona debe beber de un solo golpe el contenido de un vaso lleno de bebida alcohólica hasta dejarlo completamente vacío, en caso de no hacerlo se vería empujado a importunar a su progenitora. En la década de los setentas se empezó a utilizar esta expresión en el campo de la política para referirse al último año de gestión de gobierno de un Presidente, Gobernador o Presidente municipal, que era el momento en el cual los integrantes del gobierno próximo a terminar, se empeñan en gastar hasta el último centavo del presupuesto gubernamental hasta dejar las arcas vacías aplicando la misma consigna: “chingue a su madre quien deje algo”, sacando todo el provecho posible de los recursos públicos para beneficio personal, de familiares o de amigos. Esto sucede con más frecuencia cuando el partido saliente es diferente al partido que tomará las riendas del próximo gobierno.

El gobierno de Claudia Pavlovich está en la recta final de su gestión y se encuentra envuelto en escándalos de corrupción a pocos meses de que se realicen las elecciones para nuevo Gobernador del Estado y todo apunta a que el Pri perderá la contienda electoral y en consecuencia dejará de gobernar en Sonora por lo que sin duda alguna estarán aplicando la premisa del “año de Hidalgo”

El Pri y el Pan han gobernado este Estado del noroeste de México y han demostrado de lo que son capaces cuando tienen el poder de manejar recursos públicos, han saqueado las arcas sin importarles guardar las apariencias, actuando con gran impunidad porque se cuidan las espaldas unos a otros cuando se han relevado en el poder. Todos los sonorenses recordamos que cuando ocurrió la tragedia del incendio de la Guardería ABC, Guillermo Padrés candidato a gobernador de Sonora por el Pan, aprovechó la indignación y dolor colectivo para enarbolar la demanda de justicia ABC y ganó las elecciones en forma incuestionable, pero una vez en el poder, protegió a Eduardo Bours para evitar que fuera sometido a proceso penal, contribuyó al ocultamiento de evidencias girando instrucciones de no proceder en este caso y se dedicó a robar del presupuesto gubernamental ignorando los reclamos y gritos de padres de los niños fallecidos y heridos en ese lugar. Además, cuando algún grupo ciudadano se presentaba a protestar a las puertas del Palacio de Gobierno, simplemente las cerraba impidiendo el acceso al interior y llegó al descaro de poner potentes bocinas de sonido por fuera de Palacio para silenciar los gritos de protesta con música a todo volumen, los trabajadores de los sindicatos universitarios y los de otros sectores recibimos este trato despectivo en varias ocasiones.

Una de las instituciones que se encuentra en grave crisis es el ISSSTESON que los Gobiernos priístas y panistas lo utilizaron como caja chica del Gobierno del Estado y su presupuesto era desviado para fines desconocidos por lo cual el servicio que prestaba esta institución que antes era orgullo de los sonorenses bajó considerablemente el nivel de calidad en su servicio a los derechohabientes que pagan de sus sueldos el mantenimiento del mismo. Los priístas crearon fama de ser ladrones con traje y corbata, pero Guillermo Padrés los superó en su ambición y codicia ya que propició la desviación de 6,200 millones de pesos del fondo de Pensiones y Jubilaciones del ISSSTESON, cuando Teresa Lizárraga dirigía dicho organismo, este desfalco provocó una crisis financiera que afectó el derecho de jubilación provocando que decenas de trabajadores fallecieran sin poder recibir el pago de su jubilación y afectó el derecho a la salud de miles de sonorenses porque se inició un grave desabasto de medicinas para los usuarios del ISSSTESON que todavía continúa hasta estas fechas, han sido largos años de padecer el desabasto de medicamentos en este instituto y parece ser más fácil obtener las medicinas a través de demandas jurídicas que esperar obtenerlas por la vía normal, es decir, a través de las farmacias de dicho organismo.

Por parte de los sindicatos de trabajadores afiliados al ISSSTESON se reclamó la reparación del daño y se pidió que el Gobierno del Estado realizara un rescate financiero de esta institución a la que se le inyectaron más recursos, pero el desabasto todavía continúa, por lo que es evidente que el problema no es la falta de recursos financieros, sino que es el mal manejo que se le ha dado a los mismos por los diferentes personajes que han ocupado la dirección del mismo, ya que los nuevos recursos se destinaron a aumentar la contratación de nuevas plazas para personal de confianza, personal administrativo que actúa como “supervisores” del personal de enfermería y médicos, mientras continúa el desabasto de medicinas y los usuarios se ven obligados a comprarlas de sus bolsillos. En consecuencia no es “una crisis financiera” lo que afecta al ISSSTESON, porque es una institución que tiene ingresos asegurados por las cuotas que pagan los miles derechohabientes del mismo, lo que tiene en crisis a esta institución es la corrupción que proviene del Gobierno del Estado que lo sigue utilizando como “caja chica” y es de donde provienen los nombramientos de relevo de funcionarios que siguen saqueando las finanzas mediante prácticas de corrupción.

Cuando llegó al poder Claudia Pavlovich representando al Pri, de inmediato cubrió las espaldas de Guillermo Padrés para evitar que pagara por los delitos cometidos, pero los panistas fueron tan ambiciosos que su codicia les ganó y el desvío de fondos gubernamentales y enriquecimiento ilícito de Padrés y sus funcionarios de primer nivel fue tan inocultable que no escaparon de ser sometidos a proceso penal y pasaron un corto período de tiempo en la cárcel sin devolver lo que robaron, gracias al apoyo de sus amigos del Pri.

Aquí y ahora, recientemente el candidato de la coalición Morena-Partido Verde, Nueva Alianza Sonora y Partido del trabajo a la gubernatura de Sonora, Alfonso Durazo afirmó que el Hospital General que está ubicado enfrente de la Universidad de Sonora no se va a vender, que se va arreglar y se convertirá en un Hospital Universitario que será administrado por la Universidad de Sonora. La propuesta suena atractiva de entrada y difícilmente podría encontrar oposición alguna porque de concretarse esta idea se reforzaría el sistema de salud en Sonora que se encuentra actualmente desmantelado, sería una fuente de empleo importante que beneficiaría a varias familias sonorenses, beneficiaría también a la población sonorense al tener otra alternativa de salud pública, además de que podría servir de centro de entrenamiento para futuros médicos, psicólogos, trabajadores sociales, etc.

Confieso que desconozco a fondo esta propuesta, si existe un proyecto previamente elaborado o si es sólo la expresión de una idea no concretada, pero, lamentablemente tengo que decir que hay un pero para tan atractiva propuesta y este pero se basa en que las autoridades administrativas de la Universidad de Sonora no se caracterizan por un manejo transparente de las finanzas, al contrario, la falta de información en el manejo de recursos financieros es lo que las caracteriza. La Universidad de Sonora es otra más de las instituciones que han estado sumergida en una crisis en nuestra sociedad, una crisis de la que casi nadie habla, pero es necesario decir que si el conjunto de las instituciones de nuestra sociedad enfrenta una grave crisis de liderazgo, la Unison es la institución en la cual esta crisis de liderazgo es mucho más evidente, porque las autoridades administrativas no tienen ningún tipo de contacto con los integrantes de la comunidad universitaria, es decir, no interactúan con los miles de estudiantes, trabajadores y maestros que son quienes dan vida a la Universidad de Sonora.

El estilo de liderazgo ejercido durante los últimos 30 años en la Unison ha sido de tipo autocrático, de manera particular resalta el hecho de que no hay participación de los universitarios en la elección de las autoridades y la toma de decisiones se concentra en una Junta Universitaria integrada por 15 individuos (cinco de ellos no pertenecen a la comunidad universitaria), que jamás ha realizado una reunión abierta a la comunidad universitaria, pero en cambio sí ha permitido la reelección de los tres primeros rectores en el marco de la Ley Cuatro: Jorge Luis Ibarra Mendívil (8 años como Rector, Pedro Ortega Romero (8 años como Rector y Heriberto Grijalva Monteverde (8 años como Rector), personajes que se caracterizaron por de manera despectiva a los trabajadores universitarios y actuaron violando acuerdos con los sindicatos universitarios para empujarlos a irse a la huelga y luego acusarlos de provocadores y de negarse a llegar a acuerdos para evitar ir a la huelga.

Heriberto Grijalva Monteverde fue más lejos y violó el Contrato Colectivo de Trabajo con el STAUS al modificar unilateralmente el Estatuto de Personal Académico que rige las condiciones de ingreso y promoción del personal académico, aumentando en forma exagerada los requisitos para ocupar plazas de tiempo completo. El actual Rector Enrique Velázquez Contreras fue el Secretario Académico en los 8 años que estuvo Grijalva Monteverde y de ahí pasó a ocupar el cargo de Rector. En estos momentos se realiza un simulacro de consulta universitaria y se permitió la inscripción de aspirantes a ocupar el cargo de Rector, pero todo indica que se Velázquez Contreras seguirá el ejemplo de sus antecesores y se reelegirá como Rector por otros 4 años más.

Las generaciones actuales desconocen la historia de la Ley Cuatro que rige actualmente el funcionamiento de la Unison, en este año 2,021 nuestra Alma Mater sonorense cumplirá 30 años de estar sometida por una burocracia administrativa que tomó el poder cuando en 1991 se impuso la Ley Cuatro por parte del Gobierno de Manlio Favio Beltrones quien a través del engaño, la traición y el uso de la fuerza policiaca en contra de miles de universitarios, logró imponer el cambio de ley universitaria.

Con la entrada en vigor de la Ley Cuatro no sólo terminó la democracia en el funcionamiento de la Universidad de Sonora porque en el marco de la Ley 103, los estudiantes, maestros y trabajadores elegían a sus autoridades con el mecanismo de voto secreto, directo y universal. La Ley Cuatro permitió la creación de una estructura burocrática de tipo piramidal, que triplicó el número de empleados administrativos de confianza y las autoridades universitarias se han caracterizado desde entonces en impedir la contratación de maestros de tiempo completo y priorizar la contratación de maestros de horas sueltas.

Desde hace 30 años el manejo de las finanzas universitarias ha sido, por decirlo de una manera discreta: “opaca” en el sentido de que nadie sabe como se distribuye el presupuesto universitario, sólo los que se encuentran en el círculo del poder conocen su distribución. Lo que sí es evidente es que el Rector y los funcionarios de primer nivel ganan el triple de lo que gana el profesor-investigador de mayor nivel académico y con mayor antigüedad y algunos ganan más que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador. El sueldo del Rector rebasa la cantidad de $130,000 pesos mensuales. También es cierto que el crecimiento del número de plazas de maestros de tiempo completo se ha detenido, a diferencia del número de plazas de personal de confianza que se disparó en los últimos años, por decir algunos números, en lo que va del siglo se han contratado 300 plazas de Maestros de Tiempo Completo y 900 plazas de empleados de confianza.

En estos treinta años de vigencia de la Ley Cuatro se ha presentado un nuevo fenómeno al interior de la comunidad universitaria: el surgimiento de los “acadestrativos”, es decir, personal académico que abandona la docencia e investigación, para ocupar un puesto administrativo en el que recibirá una compensación adicional al sueldo que normalmente percibe.

Al destinar la mayor parte del presupuesto universitario para el pago de nómina (principalmente de personal de confianza), se afecta la calidad de la educación porque en lugar de aumentar las plazas de tiempo completo, se opta por contratar maestros de horas sueltas que no tienen las condiciones para especializarse en un campo de docencia o investigación definido, ya que no tienen la seguridad de ser contratados cada semestre y se les asignan materias diferentes las cuales aceptan para asegurar ingresos económicos para poder subsistir. A los maestros de tiempo completo se les paga por enseñar, pero también se les paga por investigar y especializarse en un campo del conocimiento de tal forma que tienen la posibilidad de convertirse en expertos en el tema de las materia que imparten. A los maestros de horas sueltas se les paga por impartir clases únicamente, por eso no sienten ni tienen el mismo nivel de compromiso que tiene un profesor-investigador que ocupa una plaza de tiempo completo.

Mientras a los académicos que son parte del “club de privilegiados” de tener una plaza de tiempo completo se les exige exclusividad laboral, la entrega de un plan de trabajo al inicio del semestre donde incluyan programas de sus materias actualizados, proyectos de investigacón y actividades de extensión a realizar, el personal de confianza que labora en la administración no tiene este compromiso laboral.

En este contexto, los universitarios vemos con agrado que quien aspira a ocupar el cargo de Gobernador del Estado y lleva la delantera en los sondeos de opinión del voto, voltee a ver a la Universidad de Sonora porque durante años hemos tratado de llamar la atención de la ciudadanía sonorense acerca de lo que pasa en su interior, pero hablando con honestidad, la entrega del proyecto de Hospital universitario a las autoridades universitarias crea reticencia por las siguientes razones:

En primer lugar, la experiencia nos indica que el manejo del presupuesto universitario se realiza en condiciones no transparentes, se destina al pago de altos sueldos para funcionarios de primer nivel y no para fortalecer la educación superior, por lo que darles más presupuesto a las actuales autoridades administrativas genera desconfianza y crea dudas.

En segundo lugar, porque la forma cómo se ha administrado la Universidad de Sonora en las últimas décadas incurre en lo que se conoce como Neanderthalismo administrativo, es decir, no aplican los conocimientos que nos proporcionan las ciencias para conducir de manera eficaz a las organizaciones, lo cual es altamente contradictorio en una Universidad que forma profesionales para optimizar la administración de cualquier tipo de organización.

En tercer lugar, fundamentando el señalamiento anterior, aunque parezca increíble, la Universidad de Sonora no cuenta con un sistema científico de selección de personal de nuevo ingreso. Para ingresar a laborar a la Unison en trabajos manuales o administrativos existe un solo requisito: tener algún familiar laborando al interior de la universidad, no importa la escolaridad ni la experiencia. El Sindicato de Trabajadores y Empleados controla el ingreso de nuevo personal desde hace años y esto ha dado como resultado que la mayoría de los trabajadores manuales y administrativos tengan algún tipo de vínculo con alguna de las 70 familias que ahí coexisten (este dato lo proporcionó Ismael Arredondo ex Secretario General del STEUS, quien recientemente se registró como aspirante a ocupar el cargo de diputado por parte de Morena). El criterio de la selección científica de personal que dice: “el hombre adecuado para el puesto adecuado” no aplica para la Universidad de Sonora. Es algo realmente inaudito¡ Las autoridades universitarias han permitido esta anomalía administrativa porque ello les permite contratar por su cuenta al personal de confianza de manera discrecional.

La necesidad más urgente que enfrenta la comunidad universitaria es el cambio de ley universitaria, terminar con la actual Ley Cuatro que permite la concentración del poder en la persona del Rector, lo cual ha creado una cultura de servilismo y simulación.

Por todas estas razones puedo decir que la propuesta de crear un Hospital Universitario es alentadora, y positiva, pero no es oportuna porque otorgar una cantidad millonaria a quienes se han caracterizado por la opacidad en el manejo de las finanzas podría provocar que sucediera algo parecido al rescate financiero del ISSSTESON, que todavía presenta problemas de desabasto de medicamentos y otro tipo de problemas a pesar de haberle inyectado recursos adicionales. Los miembros de la comunidad universitaria han expresado en varias ocasiones su deseo de cambiar la Ley Cuatro pero han sido ignorados por funcionarios gubernamentales priístas y por aquellos que se benefician de esa Ley ocupando puestos de alto nivel y administrando discrecionalmente las finanzas universitarias.

Si la intención de Alfonso Durazo es ayudar a la comunidad sonorense a través de la Universidad de Sonora, lo cual realmente creo que es así, mi opinión personal fundamentada en mi experiencia de 33 años como trabajador académico en la Unison, es que no es prudente que otorgue más recursos financieros a quienes se han caracterizado por una opacidad en el manejo de las finanzas universitarias y un mal manejo administrativo de nuestra Alma Mater sonorense. Lo deseable sería que primero preste atención a la reiterada demanda de cambiar la opresiva Ley Cuatro que permite el ejercicio del autoritarismo y la centralización del poder en una persona, que permitiera la participación de los universitarios en la construcción de un autogobierno respetando la autonomía universitaria perdida y que hoy es utilizada sólo para ocultar el manejo de recursos financieros y permitir la democratizar del funcionamiento de la Universidad de Sonora. Con la democratización de la Universidad de Sonora se reforzaría su vínculo con la comunidad sonorense, al al formar cuadros de profesionistas que atendieran los problemas que aquejan a nuestras comunidades y no sólo atender las necesidades de las empresas. Con esta democratización la población se vería mucho más beneficiada que con la creación de un hospital universitario que a corto plazo presentaría problemas financieros.  Si Alfonso Durazo procede de esta forma, mostrando sensibilidad, tino y mercadotecnia política, atendiendo y apoyando la petición de cambiar de Ley universitaria, sin duda alguna, los maestros, trabajadores y estudiantes lo apoyarán en su camino para ganar las elecciones y convertirse en el próximo Gobernador de Sonora.

https://www.milenio.com/cultura/el-ano-de-hidalgo-cual-es-el-origen-de-esta-expresion

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Yescas, Oscar: Anatomía del poder en la Universidad de Sonora

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Yescas, Oscar : El derecho a la jubilación en proceso de extinción

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Yescas, Oscar: El saqueo de finanzas del ISSSTESON

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Yescas, Oscar: El ocaso del ISSSTESON

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Yescas, Oscar: En defensa de una Universidd pública y de una educación emancipadora

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Yescas, Oscar: La Ley 4 de la Universidad de Sonora: De la imposición al cambio por sus universitarios

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Yescas, Oscar: Testimonios universitarios de una huelga basada en la dignidad. STEUS 2,014. México.

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Yescas, Oscar: Apuntes psicosociales de una huelga universitaria

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