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miércoles, 1 de agosto de 2018

El viacrucis del ISSSTESON


El viacrucis del ISSSTESON
Oscar Yescas Domínguez
I/8/2,018


     Ayer martes fui a la farmacia del ISSSTESON a buscar las medicinas prescritas por mi médico asignado, abusando del término en estos tiempos de evanescencia del significado (de acuerdo con Cornelius Castoriadis  https://www.lanacion.com.ar/214102-el-avance-de-la-insignificancia) ir por medicinas al Hospital Chávez es algo similar a un viacrucis que en algunos casos tienen meses sufriéndolo al ir una y otra vez y regresar con las manos vacías, mientras el deterioro de nuestra salud continúa sin pausa alguna ante la falta de medicamentos, por lo que me atrevo a decir que cientos, quizá miles los que nos hemos visto obligados a gastar de nuestro bolsillo la compra de medicamentos que nos son negados en el ISSSTESON.
     Para variar, en esta ocasión no fui el único en salir de la farmacia con las manos vacías porque pude observar que varias personas invertían más tiempo (al igual que me pasó a mí) en hacer fila para obtener turno para ser atendidos,  que en ser despachados sin medicamento alguno después de escuchar un lacónico: “No hay este medicamento”, mostrando un rostro de frustración, coraje e indignación.
No quiero partir de la premisa que plantea “mal de muchos, consuelo de tontos”, porque considero indignante el trato que nos están dando a los derechohabientes del ISSSTESON y porque estoy plenamente consciente de que mi problema para conseguir medicinas en el ISSSTESON no es un problema individual, sino más bien es un problema colectivo, compartido por un número indeterminado de personas, que tiene claras causas sociales como lo es la forma de gobierno que padecemos en Sonora, un gobierno priísta cuya esencia es la corrupción.
     Como muchas personas al procurar mis medicinas en la farmacia del Hospital Chávez, tengo que salir de mi casa sin importar el calor que esté haciendo, enfrentar la falta de espacio para estacionar mi vehículo (pues soy de los afortunados en poseer uno), pagar estacionamiento, hacer fila al interior de la farmacia, etc., sólo para enfrentar la respuesta que predomina en las farmacias del ISSSTESON: “no hay estas medicinas”, o la de aquel ingenioso empleado de la farmacia que al ver mis tres recetas me respondió inmediatamente: “ de esta medicina no hay y de las otras dos tampoco”, esa respuesta mitigó el golpe porque me hizo reír en un momento en el que mis derecho a la salud estaba siendo violentado.
     Sé que el desabasto de las medicinas no es responsabilidad de los empleados de la farmacia y que son los que enfrentan los reclamos diarios de usuarios insatisfechos, pero también sé que la indignación crece y que están en el lugar correcto pero en el momento equivocado, dentro de una institución que desvía los recursos financieros de la misión primordial que debería tener este Instituto de salud pública de mejorar la salud de la población.
     Actuando en forma civilizada, aunque confieso, sin muchas esperanzas, llené un formato en el buzón de quejas y procedimiento que deposité en el mismo sin evitar darme cuenta de que el recipiente para quejas estaba hasta el borde lleno de papeles.
     Lamento no haber pensado oportunamente y haber tomado una foto del buzón de quejas porque es una imagen realmente ilustrativa del deficiente e insatisfactorio servicio que presta una organización. Es un indicador visible de participación ciudadana en un canal de comunicación organizacional que fue creado para conocer la calidad de un servicio otorgado. La duda que generó mi reticencia a llenarlo es la falta de confianza y seguridad acerca de si no será un simple objeto para la simulación o si realmente se toman la molestia en leer las quejas y darles atención y seguimiento.
     Saliendo de la farmacia platiqué con un señor de edad avanzada (que conste que esto lo dice quien ya tiene tarjeta de la senectud), quien me expresaba que al igual que muchos él ha tenido que comprar las medicinas de su bolsillo porque no puede estar sin ellas (claro, por algo son medicinas y por algo nos las recetan) y lejos de brindarme consuelo su confesión, sólo hizo que se incrementara mi indignación.
     Como soy hombre de muchas palabras y concibo la palabra escrita como un arma de lucha sobre todo en nuestra sociedad red en la que existen las “benditas redes sociales”, terminé la conversación con esta persona deseándole mejoras en su salud y surgió en mí la necesidad de escribir un pequeño artículo donde pudiera decir lo que (según mi opinión) muchas personas quisieran decir y no pueden hacerlo.
     Caminé con esa idea en mente y antes de recoger mi vehículo en el estacionamiento ubicado estratégicamente enfrente del hospital (actuando como malpensado me pregunto a quién pertenece este estacionamiento? A última hora es propiedad de algún funcionario del mismo), decidí ingresar al Hospital Chávez para cambiar la fecha de un estudio clínico y cuál no sería mi sorpresa cuando en la entrada del nosocomio me encuentro con tremenda máquina de rayos x similar a las que utilizan en los aeropuertos para escanear objetos como bolsa, maletas, mochilas, etc.
     Después del impacto inicial e incredulidad de ver una inversión millonaria en este tipo de equipo en un hospital que no puede surtir de medicinas a sus farmacias y brindar atención de calidad en materia de salud a miles de usuarios, me pregunté:
¿Cuál es la necesidad de hacer una inversión en este tipo de equipo en un hospital como el Ignacio Chávez?
     ¿Acaso ha ingresado gente armada a este recinto de salud?, ¿ha habido algún incidente de uso de armas en su interior?, ¿alguna persona ha resultado con herida de bala o armas blancas dentro del hospital Ignacio Chávez?
     Que yo sepa, las únicas agresiones que tenemos los usuarios que visitamos este hospital provienen de quienes lo administran al negarnos nuestro derecho a la salud por no proporcionar las medicinas que necesitamos  por escatimar el apoyo material necesario al personal médico y administrativo de este hospital.
     Entonces no veo justificación alguna para autorizar una inversión millonaria en un hospital inmerso en una “crisis financiera” para autorizar la compra o renta de equipo que en realidad no se necesita, pero que implicará una salida de efectivo porque sin duda alguna contratará los servicios de alguna organización para el manejo de estos equipos.
¿De cuánto será la inversión financiera que provoca esta acción? ¿quién la autorizó? ¿Quiénes son los propietarios de la empresa que será contratada para brindar este servicio?, ¿En que condiciones se firma el contrato?, ¿hay algún nexo entre los propietarios de esta empresa particular y funcionarios de alto nivel en el ISSSTESON o Gobierno del Estado?
     No pude evitar pensar con suspicacia y recordar las historias pasadas y presentes de corrupción al interior del ISSSTESON, por lo que pensé que la única explicación racional a la adquisición de este tipo de equipo es la intención de seguir desviando el presupuesto del ISSSTESON comprando equipamiento de este tipo con cifras infladas, lo cual considero que ya es inaceptable.
     Considero que la función social del ISSSTESON es proteger la salud de sus afiliados por lo que es inadmisible la falta de medicamentos en sus farmacias. Algo no está funcionando bien en la conducción del ISSSTESON y ese algo debe tener consecuencias administrativas y en caso necesario, consecuencias penales. Si alguien está robando dinero en el ISSSTESON debe ser juzgado por ese delito.
Si no hay medicinas en las farmacias es porque el dinero para la compra de medicamentos se está desviando hacia otros destinos. Si alguien tiene información que compartir sobre este desvío le invito a compartirla. Si se debe dinero a los proveedores, que se les pague de inmediato porque dinero si entra en el ISSSTESON a través de los descuentos que hacen a nuestros salarios.
Es inconcebible que en lugar de pagar las deudas que la institución tiene con sus proveedores de tal forma que pueda seguir recibiendo los medicamentos necesarios, prefieran invertir en la compra de equipo costoso y realmente innecesario. Es un ejemplo obvio de “mala decisión administrativa”, pero en la torpeza o mala intención detrás de este desvío, nos encontramos miles de pacientes en proceso de deterioro de nuestra salud no por la falta de atención médica, sino por la falta de medicamentos  corriendo el riesgo de pasar a engrosar las cifras de “daños colaterales” de la corrupción en el sector salud en el Estado de Sonora gobernada aún (para nuestra desgracia) por el PRI.
     Nada justifica una inversión millonaria en equipo de este tipo, sobre todo cuando al interior del hospital  hacen falta vendas, jeringas, batas, algodón, papelería, jabón, sábanas, mantas, etc. Los mismos empleados del Hospital Chávez se quejan de la falta de suministros médicos y de oficina para realizar sus labores. Debo reconocer al personal médico y administrativo del Hospital Chávez que laboran en condiciones adversas y gran profesionalismo.
     Ayer mismo escuché y vi (gracias a las benditas redes sociales) a Andrés Manuel López Obrador: “combatiremos la corrupción en el sector salud en la compra de medicamentos y con ello habrá dinero suficiente para garantizar la compra de medicinas a nivel nacional”.
     Con ello nos decía que la corrupción en la compra de medicinas en hospitales públicos era el gran negocio ya que deja muchísimo dinero. En Sonora todavía sigue siendo negocio al parecer en perjuicio de una gran colectividad de sonorenses.
Sé que ya empezó “la era de AMLO” en México, pero cómo desearía que ya estuviese en funciones y como lamento vivir en un Estado donde todavía gobierna el PRI, porque es el estilo de gobernar del PRI el que estamos enfrentando, la corrupción descarada, la impunidad absoluta en el descuido de la atención a la salud de la población y sobre todo, la impunidad en la violación de nuestros derechos a la salud, derechos de nosotros, de nuestras familias, de nuestra niñez.
     En Sonora tenemos una gobernadora que es conocida (entre otros motes) como “gobernadora represora” y es ella misma quien tiene manchadas las manos con la corrupción que existe al interior del ISSSTESON, porque ella es quien designa a su Director y ningún nombramiento de personal de confianza se autoriza sin su revisión y aprobación.
     O sea que Claudia Pavlovich es la responsable última de los padecimientos que sufre la población sonorense que está afiliada al ISSSTESON. El deterioro de la salud de miles de sonorenses tiene una autora intelectual que gobierna a discreción y no precisamente en beneficio de la población sonorense, sino todo lo contrario.
     Mi malestar aumenta cuando me pongo a pensar en los cientos de trabajadores universitarios que han fallecido sin recibir su jubilación por el robo descarado del Fondo de Pensiones y Jubilaciones del ISSSTESON, asunto que sigue sin obtener respuesta, delito grave que perjudica la salud y estabilidad económica de miles de trabajadores sonorenses que sigue sin ser investigado, sancionado y aprehendido a los culpables.  
     ¿Alguien tiene idea de lo que significa trabajar durante más de 30 años ya jubilación decorosa y  estar en condiciones de jubilarse para enfrentarse a la noticia de que “no se puede jubilar porque no hay dinero”?
¿Saben lo que esto implica? Significa ahorrar durante más de 30 años para tener un ingreso económico seguro después de dejar de trabajar y sobre todo compartir con la familia una inyección económica extraordinaria por motivo del retiro a la jubilación. Pero esto no sucede por la enorme corrupción que rodea al ISSSTESON.
     Aumenta mi indignación al recordar a compañeros maestros universitarios que han fallecido en el aula de clase por afecciones en su salud y avanzada edad, al no poder jubilarse. Soy parte integrante del grupo de trabajadores universitarios que hemos solicitado la jubilación y estamos esperando nuestro turno para jubilarnos. Un turno que se ve lejano cada vez más, como profesor universitario, tengo tres semestres diciendo a mis alumnos “éste será mi último semestre porque me voy a jubilar” y sin embargo, ya tengo mi carga académica acostumbrada en el próximo semestre 2,018-2, porque no hay noticias de mi jubilación.
Estoy plenamente consciente de que de manera puntual se me descuenta de mi sueldo como profesor universitario una buena cantidad quincenal para “servicios médicos y seguro de vida ISSSTESON”, por lo que considero injusto que esté pagando por un servicio que no estoy recibiendo como se esperaba. Ya no estoy dispuesto a seguir pagando de mi bolsillo los altos sueldos de funcionarios administrativos corruptos e inútiles, ni a financiar actos de corrupción alguno.
Entonces, los motivos de indignación en torno ISSSTESON son múltiples y se circunscriben en el manejo de sus recursos humanos y financieros y materiales.
     La forma como se administran los recursos de este Instituto que existe gracias a las aportaciones que brindamos miles de sonorenses está afectando nuestro derecho a la salud. No es un asunto individual o particular, se ha convertido en un problema colectivo, en un problema social. En ese sentido es un problema social y como tal debe ser abordado para impedir que continúe la violación a nuestro derecho a la salud.
     Por constituirse como un problema social, nos brinda la oportunidad de recuperar la capacidad de reconocer un problema individual, privado, en un problema colectivo, social.
     En la solución de este problema colectivo, social, estamos involucrados miles de personas y quienes debemos movilizarnos somos las personas que estamos siendo afectadas en primer lugar. Como la mayoría de las personas que somos derechohabientes del ISSSTESON laboramos en organizaciones en las que existen sindicatos que afilian a sus trabajadores, los afectados por el mal servicio del ISSSTESON debemos exigir en primer lugar a nuestros líderes sindicales su intervención en este asunto.
     En esa línea de pensamiento, como trabajador académico afiliado al Sindicato de trabajadores académicos de la universidad de Sonora (STAUS) reclamo la presencia e intervención de los integrantes del Comité Ejecutivo del STAUS dirigido por Cuauhtémoc González su intervención en este problema, para que convoque a una movilización en forma conjunta con otras organizaciones sindicales y sociedad civil exigiendo:
-       la atención inmediata al problema de desabasto de medicamentos en el ISSSTESON,
-      auditoría financiera al ISSSTESON, en caso de desvío de recursos la renuncia de los directivos de este instituto y su investigación con fines penales.
-      La integración de un frente sindical y ciudadano que estén siendo afectados por la misma problemática para actuar en consecuencia

     Para concretar la propuesta invito a que nos reunamos los interesados en atender esta problemática el próximo lunes próximo a las diez de la mañana en las instalaciones del STAUS situadas en Calle Niños Héroes 101, colonia centro. Pediría se manifestaran los interesados en asistir por favor.
     Invito a los miembros de otros sindicatos a hacer lo mismo con sus dirigentes para iniciar el rescate ciudadano del ISSSTESON y lograr que vuelva a ser el orgullo de Sonora como lo fue en sus inicios cuando era ejemplo de atención a la salud a nivel nacional

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