El golpe a la democracia
en Sonora
En un momento de la historia contemporánea en el que a nivel
internacional predominaba una atmósfera de autoritarismo y regresión en las
prácticas democráticas que nos hacía pensar que la democracia ya era parte del
pasado y que nada podíamos hacer para cambiar nuestra realidad social, el
pueblo mexicano sorprendió al mundo entero actuando como un moderno Leviatán que
creó un enorme tsunami de votos electorales en las pasadas elecciones
presidenciales que le arrebataron el
poder al PRI y al PAN, para darle oportunidad de dirigir al país a un nuevo
movimiento social que con las siglas de Movimiento de Renovación Nacional
(Morena) se estrenaba en nuestro país participando por primera vez como fuerza
política en una contienda presidencial contando con sólo cuatro años de
existencia, lo cual no le impidió convertirse en la primera fuerza política en
México.
El impacto de este zarpazo electoral fue tal que no sólo
conquistó la Presidencia de la república, sino que también hizo lo mismo con la
Cámara de Senadores y de Diputados conquistando través de una aplastante victoria la mayoría
de las curules en ambas cámaras, de tal forma que todo el país se vistió del
color de Morena anunciando al mundo entero que en México se estaba dando un
cambio social sin precedentes.
La
enorme participación social que creó este moderno Leviatán generó más de 30
millones de votos a favor de Morena que hicieron que se lograra lo que se hasta
hace poco se consideraba como algo imposible: esto es, quitar al PRI y al PAN
del poder político e impedir un nuevo fraude electoral en este 2,018 para
lograr que la democracia hiciera
prevalecer la voluntad popular.
De la noche a la mañana los ojos del mundo voltearon a México
sorprendidos del cambio social que se gestó por la vía electoral de una manera
relativamente pacífica para dar inicio a lo que hoy se conoce como “la cuarta
transformación de la república mexicana”.
La
figura de Andrés Manuel López Obrador creció políticamente en los últimos meses al grado de conquistar
las preferencias electorales lo cual pudo percibirse semanas antes de las
elecciones con el incremento de las preferencias electorales a su favor y que permitían
predecir el triunfo seguro de su candidatura.
Después
de estas elecciones su figura ha llegado
a ser reconocida en el ámbito internacional como un político de alto nivel, de
aquellos que sólo se ven cada cierta época, que dejan honda huella y conquistan
un lugar privilegiado en la historia conemporánea.
De
la sorpresa inicial que se dio en el país por la derrota del PRIAN y el triunfo
de Morena, se pasó a un estado de júbilo colectivo a nivel nacional ya que fue compartido por
millones de mexicanos.
Pero
el actor principal de este cambio social viene siendo el pueblo mexicano que
daba una gran lección de democracia al mundo entero. Esta lección consistía
precisamente en enseñar con el ejemplo que
la democracia seguía viva en este siglo XXI y que los pueblos podían recuperar
su autonomía y libertad social a través de la participación social.
Pero
lo más importante fue que con las elecciones presidenciales del primero de
julio se desarrolló un empoderamiento de la población mexicana, una
reconfiguración de su identidad como pueblo y nación, un fortalecimiento de su
identidad colectiva y una toma de consciencia de que actuando en forma unida podía
cambiar el curso de la historia.
En
ese sentido puede decirse lugar a dudas que en el México de hoy en día se está
escribiendo un nuevo capítulo en su historia, que las elecciones del primero de
julio pasado constituyeron un parteaguas en la historia mexicana, ya que a
diferencia del pasado se observaba en una gran mayoría de la población un alto
conformismo social, ausencia de compromiso social y altos niveles de
analfabetismo político.
El
día de hoy vivimos un inusitado incremento de la participación social de
nuestras comunidades en la dinámica social que ha propiciado que salgamos del
ámbito de lo privado y abordemos los espacios públicos. En estos nuevos procesos de interacción social, estamos recuperando
el arte de rearmar los problemas privados para convertirlos en problemas
públicos, al poner en la mesa de discusión temas como el bien público, la
desigualdad social, la justicia y la democracia.
Después de las elecciones
de este pasado primero de julio hemos perdido el miedo a la autoridad en turno,
hemos dejado atrás las actitudes de obediencia, conformismo y sumisión que
antes nos impedían ver que lo que se hace en los edificios gubernamentales
tiene cada vez menos consecuencias sobre los problemas que enfrentamos en
nuestra vida cotidiana.
La sociedad mexicana poco
a poco deja atrás el aislamiento, la reclusión, el individualismo y ha
tomado consciencia de que el cambio no vendrá desde arriba, proveniente de las
instituciones que han abandonado los principios que les dieron origen, sino que
el cambio debe venir desde abajo, de la población misma.
Las instituciones gubernamentales atraviesan por una seria
crisis de credibilidad y les rodea un aura de desconfianza popular. La crisis
social que afecta a la población mexicana alcanzó niveles nunca antes visto
generando un sufrimiento colectivo. Pero al mismo tiempo se puede observar una
innegable disminución de la responsabilidad social en las instituciones
gubernamentales debido a la corrupción que las rodea que propicia la desviación
del presupuesto público que es destinado para beneficios particulares,
olvidando las necesidades sociales y el bienestar social.
Pero como bien es sabido,
en todo proceso de interacción social existe una correlación de fuerzas, una
dinámica social, cuya comprensión se nos facilita si retomamos la teoría del
campo de fuerzas de Kurt Lewin con la que nos explicó su concepto de dinámica
de grupo.
En toda interacción social nada permanece estático, por un lado existe
un conjunto de fuerzas que impulsan para lograr un cambio social, las cuales se
enfrentan a otro tipo de fuerzas que intentan impedir este cambio social, para
lograr permanecer en el mismo estado.
Con esas consideraciones podremos entender que en el actual
contexto de gran participación social, de empoderamiento social y triunfo de la
democracia en México, los remanentes del PRI y del PAN no aceptarían fácilmente
su derrota electoral, no dejarían el poder en forma pacífica.
En
esa línea de pensamiento vemos que en Sonora se presenta el “golpe de Estado” a
través del cual en el Congreso del Estado de Sonora, los diputados salientes,
representantes de los partidos que perdieron en las elecciones pasadas, ignorando
a la población sonorense y actuando en contra de ella, reforman la constitución
estatal para otorgarle amplios poderes a la Gobernadora Claudia Pavlovich y
darle el poder de vetar cualquier resolución que adopte la próxima legislatura
conquistada en su gran mayoría por Morena.
En el contexto de una oleada de participación social a través de
la cual la población mexicana despierta y toma en sus manos la política, la
Gobernadora Represora instruye a los legisladores que todavía actúan bajo sus
órdenes para que en privado, encerrados en un Congreso rodeado por policías que
impidieron el acceso al mismo, pero con cientos de acarreados en su interior,
para que antes de terminar su gestión como legisladores y entreguen el poder
político a los representantes de Morena, blinden su actuación para impedir que
su actuación como gobernante sea objeto de investigación en la próxima
legislatura.
Un patético y desesperado intento de escapar al escrutinio y
juicio político, sin importar las apariencias de hacerlo apresuradamente y
abiertamente en contra de la población sonorense que ya había abortado un
primer intento de imponer la ley veto.
Un pequeño grupo de legisladores acostumbrados a dar la espalda
a quienes dicen representar aprobó ésta ley y salió como los ladrones por la
puerta trasera del Congreso del Estado para evitar el reclamo popular. Según
ellos ya nada se puede hacer para revertir esa ley.
Pero olvidan que estamos viviendo tiempos nuevos, momentos
históricos en los que la población mexicana se quitó la venda de los ojos y la
mordaza de su boca para expresar abiertamente su opinión.
El Congreso del Estado no es una institución de origen divino es
una institución creada por los hombres y los hombres pueden modificar su
estructura, su funcionamiento y sus pronunciamientos, decreto o cambios de la
constitución.
De la misma forma que esta caterva de sicarios legisladores que
previo pago por sus servicios modificaron la Constitución del Estado de Sonora,
los nuevos legisladores pueden revertir ese cambio. Nada está escrito para
siempre, sus intentos de evadir la justicia para evitar ser castigados por los
delitos cometidos no fructificarán. Al juicio popular, expresado en las calles
y en redes sociales, seguirá inevitablemente el juicio legal. Esto es lo que
espera la población sonorense y mexicana.
Con
gran orgullo nacional podemos decir que el pueblo mexicano está recuperando la
capacidad de cuestionar a sus instituciones, a sus personajes políticos y a sí
mismos. Junto a esta capacidad de cuestionamiento social el pueblo mexicano
está aumentando su participación social en asuntos de interés público.
Debemos continuar recuperando la capacidad de cuestionar el
sistema social en que vivimos y la forma en que se conduce a nuestras instituciones gubernamentales,
porque el pueblo mexicano ha elegido una nueva forma de gobierno que implica
una reconstrucción nacional, una reconfiguración de su identidad como pueblo y
no olvidemos que las instituciones públicas se sostienen con los impuestos que
paga el pueblo de México.
Es
el momento ideal para dejar atrás la sociedad heterónoma en la que vivíamos. La
sociedad heterónoma en los términos descritos por Zygmunt Bauman “viene a ser aquella que
se niega a reconocer o admitir el origen
humano de las leyes que ella misma insta a obedecer. Una sociedad conformada y
guiada por una autoridad que ella no ha creado: una autoridad proveniente de
una fuerza externa. Una sociedad en la que los ciudadanos carecen de la
voluntad, el poder y la disposición para participar en la política y que crea
legiones de analfabetos políticos que cumplen reglas y mandatos de otros que
fomentan actitudes de obediencia, conformismo e indiferencia en las masas.
Es
el momento de realizar el ejercicio de la crítica social ya que nos permitiría
dejar atrás esta sociedad heterónoma para construir una sociedad autónoma en la
que se admita que las leyes de la sociedad solo se mantienen en pie por la
voluntad de las personas que las han promulgado y las siguen. La premisa
fundamental de la sociedad autónoma es que todo lo que ha sido hecho por el
hombre puede ser desecho por él.
Este cuestionamiento hacia nuestra sociedad debe tomar como
punto de partida la premisa de que todas las sociedades son autónomas por
naturaleza, y que los problemas se presentan cuando no hay consciencia de esta
autonomía social y se actúa en forma dependiente hacia el poder en turno.
Una sociedad autónoma se caracteriza por el conocimiento
colectivo, por la certeza que existe en la población de que las instituciones
que la conforman tienen un origen humano, son construidas socialmente y no
existe un origen divino.
La
toma de consciencia de que somos sujetos históricos que estamos contribuyendo
con nuestro comportamiento al funcionamiento de nuestra sociedad.
Si
en ésta sociedad prevalecía la injusticia, la antidemocracia y la corrupción,
es porque hemos contribuido con nuestro silencio, indiferencia y falta de participación
social para que estemos en el punto en el que nos encontramos. En consecuencia,
la conducción de una sociedad tiene una responsabilidad colectiva tanto en los
méritos o fracasos que se observen en sus instituciones.
Una sociedad autónoma es una sociedad que se autoconstituye,
está integrada por individuos que se autoconstituyen a sí mismos, en base a un
aprendizaje permanente. Bajo esta perspectiva ninguna institución social
existente puede escapar a la posibilidad de ser criticada, evaluada y reformada.
Tomar consciencia de nuestro carácter como individuos sociales
autónomos, nos permite comprender la historicidad de nuestra sociedad, es
decir, de que existe un construccionismo social a través del cual los
individuos crean la historia día tras día, en forma continua y perpetua.
Por esto mismo es importante que recuperemos la capacidad de
cuestionar, de criticar y proponer mejoras a nuestro entorno social, de tal
forma que se acepte la crítica social como una virtud que permite un
mejoramiento social.
Bajo esta perspectiva la construcción de una sociedad autónoma
lleva consigo la admisión de una mayor libertad para el autoexamen, la crítica
y la posibilidad de reformas. En este proceso de construcción adquieren gran
validez preguntas tales como: ¿con que autoridad?, ¿para qué?, ¿en nombre de
qué?, etc.
La población mexicana está despertando a la actividad política,
ha tomado consciencia del construccionismo social de nuestra sociedad contemporánea y participa
activamente en la construcción de procesos democráticos de cambio social.
En la historia reciente de México, tanto la política como
la democracia experimentada estaban lejos de lo que se plantea en una sociedad
autónoma. Pero hoy en día estamos viviendo un despertar social, estamos en el
inicio de una nueva era, en la construcción de una nueva identidad del pueblo
mexicano, una nueva figura de lo que significa ser hombre, de lo que significa
ser mujer y la construcción de estas nuevas figuras deben basarse en este
empoderamiento como seres autónomos que decidimos voluntariamente construir en
forma colectiva nuestro futuro con un gran sentido de responsabilidad social
para hacer realidad el sueño de vivir en una sociedad realmente democrática.
El golpe a la democracia que se dio un Sonora por parte de la
Gobernadora represora, será revertido a través de la movilización social y del
uso del Estado de Derecho. Si los representantes del antiguo régimen no respetaban
el Estado de Derecho, corresponde a los ciudadanos mexicanos en proceso de liberación
hacer valer sus derechos para defender la construcción de la democracia en
nuestro Estado y país.
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