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domingo, 29 de julio de 2018

El empoderamiento social de las “benditas redes sociales”


El empoderamiento social de las “benditas redes sociales”
Oscar Yescas Domínguez
20/07/2,018
     El Presidente electo de México Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia por varios motivos, uno de ellos es que fue el fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido que molió al Pri, al Pan, al Prd y demás partidos paleros con un tsunami de más de 30 millones de votos que les arrebató el poder político a lo largo y ancho del país.
Será recordado también en la historia como el presidente mexicano electo con el mayor número de votos en una elección presidencial, ya que acumuló una votación nunca antes vista en nuestro país.
También será recordado como el iniciador de la cuarta transformación de México, que acabó con décadas de privilegios para la clase gobernante al iniciar un gobierno de austeridad y sin favoritismos.
Ocupará un lugar en la historia como el personaje mexicano que teriminará con décadas de gobiernos basados en la corrupción y explotación ejercida en México por el Pri y el Pan.
Pero también será registrado por algo que aparentemente no tiene importancia como la de ser el autor de la frase: “benditas redes sociales”, que no se había utilizado anteriormente por ningún candidato triunfador en el mundo entero.
Dicha frase la dijo la misma noche de las elecciones en el discurso que dio después de ser informado de que había ganado las elecciones para ser Presidente de México en el período 2,018-2,024 con un amplio margen de votos de diferencia que no dejó lugar a dudas.
     Creo que es el primer candidato que triunfa en elecciones limpiamente y que como agradecimiento menciona a las redes sociales como uno de los factores clave que contribuyeron al éxito de su elección. Con ello, el candidato “de mayor edad” en la pasada contienda electoral, da un ejemplo de madurez política al otorgar un reconocimiento al uso de internet y de las redes sociales como medio eficaz para movilizar masivamente a los integrantes de nuestra sociedad que desean un cambio social.
     ¿Cómo podría no hacerlo si fue precisamente a través de las redes sociales que se organizaron movilizaciones masivas de protesta en contra de la campaña de desprestigio en su contra y de apoyo a su candidatura presidencial, que al final de la misma terminó triunfador con más de 30 millones de votos a su favor?
     Las redes sociales fueron su plataforma de apoyo en todo momento, porque su lucha se asemejó en momentos como la mítica lucha de David contra Goliat, es decir, la lucha del débil en contra del poderoso. Esto se reflejó en el hecho de que cada vez que lo calumniaban aumentaba el porcentaje de su popularidad.
     Mientras denunciaba la corrupción, la injusticia y la impunidad imperante, los otros candidatos presidenciales se unían en su contra al grado de llegar a  parecer una lucha de tres contra uno.
     No hay duda alguna de que el desarrollo tecnológico es parte integrante de nuestra vida cotidiana, debemos aceptar que las redes sociales llegaron para quedarse entre nosotros y mientras más pronto aceptemos esto, estaremos en mejores condiciones para aprovecharlas de manera óptima.
Pero lo cierto es que en realidad no hemos valorado el papel determinante y fundamental que juega en nuestras vidas, aun cuando ya hemos recibido advertencias tal como la que nos aporta en una entrevista realizada en 2,013 el sociólogo Manuel Castells cuando nos dice que “la sociabilidad se da hoy en día en internet”.
En el proceso de socialización del siglo XXI, internet y las redes sociales están posicionándose en términos de influencia como la primera instancia socializante de nuestros tiempos, desplazando a la familia, la escuela, al grupo de amigos y resto de medios masivos de difusión.
          Pero no sólo es solo el predominio de las redes sociales en la interacción social  en nuestros diferentes ámbitos de convivencia social lo que debe llamarnos la atención. También debemos de recordar que la principal causa de accidentes automovilísticos y sus correspondientes daños: defunciones, heridas, pérdidas económicas, etc., lo constituye el uso del teléfono celular mientras se conduce.
Es decir, parte de la situación de las redes sociales en nuestras vidas es que hemos generado una dependencia al teléfono al grado de que Zygmunt Bauman nos dice que la juventud actual (y yo agregaría que no solo ellos) parece que tiene un teléfono celular injertado en su cuerpo. Hemos generado una dependencia que nos hace sentir la necesidad de “estar conectados” desde el momento que despertamos hasta pocos minutos antes de conciliar el sueño.
Pero también la telefonía celular y el uso de redes sociales tienen sus efectos positivos. De la misma manera que el teléfono celular desplazó a la calculadora portátil, la linterna individual, la cámara fotográfica, la grabadora portátil, el uso de enciclopedias y visitas a bibliotecas, etc., las redes sociales han desplazado a los tradicionales medios masivos de difusión (televisión, radio, periódicos, revistas), en el sentido de convertirse en nuestra principal fuente de información y entretenimiento.
Esta independencia de los medios controlados por el Estado y la oligarquía en el poder permitió el inicio de una liberación social, en la medida de que no solo ya no estamos sujetos al baño diario de información falsa que proporcionan, sino que tuvimos oportunidad de confirmar el papel distorsionador que juegan en nuestra sociedad al utilizar las redes sociales para informarnos de los acontecimientos sociales y ver el mismo acontecimiento desde otra perspectiva, o simplemente ver el silencio que guardaron ante eventos que en redes sociales llamaron la atención pública.
     A través de las redes sociales nos hemos enterado de la corrupción que existe a nivel nacional en todas las esferas de gobierno: municipal, estatal y federal. Mediante las redes sociales hemos identificado a los políticos corruptos, nos hemos enterado de una serie de injusticias y la existencia de una enorme red de impunidad en la clase política.
Pero sobre todo lo más relevante fue que nos dimos cuenta de que no somos los únicos inconformes e indignados con la situación que prevalece en nuestra sociedad. Hemos tomado consciencia de que somos millones los que nos vemos afectados por la implementación de políticas neoliberales que sólo buscan beneficiar al mercado mediante la privatización de todo tipo de servicios que antes eran públicos y otorgados por el Estado.
     Las redes sociales se han convertido en verdaderos foros de expresión individual y colectiva, a través de las cuales las personas expresan sus opiniones y empiezan a unirse con otras  de pensamientos e ideologías similares y juntas comienzan a superar sus temores individuales  a través de la construcción de puentes de comunicación horizontal que les permiten desarrollar sentimientos de unidad. Paradójicamente desde la seguridad y anonimato que proporciona el ciberespacio se han construido modernas ágoras a través de las cuales las personas realizan una serie de interacciones sociales que en ocasiones se traduce en coincidencias físicas en el espacio físico urbano.
     Por lo regular los encuentros físicos que llegan a darse como resultado de encuentros virtuales en redes sociales  son originados por sentimientos de indignación ante injusticias sociales, la corrupción, impunidad y el cinismo mostrado por quienes están enquistados en el poder. La soberbia y la impunidad alimentan los sentimientos de hartazgo social que son los que unen a las personas y logran transformar aquel miedo individual en una imparable indignación colectiva que los empuja construir la esperanza de un mundo mejor que el actual.
Otro aspecto a considerar al hablar de las redes sociales es que con su desarrollo las personas comenzaron a crear espacios de autonomía libres de todo tipo de control y censura de tal forma que cualquiera que tenga un teléfono puede convertirse de la noche a la mañana en un reportero o comunicador social y expresar su opinión sin censura alguna.
     En este punto podríamos recordar nuevamente al sociólogo Manuel Castells y los planteamientos que hace en su libro “Redes de indignación y esperanza”, cuando nos habla de los movimientos sociales en red como la característica principal de nuestros tiempos.
No le falta razón en sus planteamientos porque podemos ver que en todo el mundo se presentan movilizaciones masivas, convocadas y apoyadas desde y por las redes sociales para manifestarse colectivamente en protesta de algún evento, personaje o situación específica.
     Lo cierto es que los movimientos sociales en red como los denomina Manuel Castells se han extendido por todo el mundo entero y en todos los casos conformaron movimientos colectivos que ignoraron a los partidos políticos, desconfiaron de los medios masivos de comunicación, dependen de internet y son pieza clave en la dinámica social internacional actual.
     Estos movimientos colectivos que utilizan redes sociales son los que construirán las sociedades del siglo XXI y son la característica principal de nuestros tiempos, ya que constituyen un nuevo espacio público interconectado entre el espacio digital y el urbano y sobre todo porque es un espacio de comunicación autónoma.
     Estos movimientos colectivos formados por individuos inconformes con su realidad actual contribuirán a  la construcción de un nuevo mundo porque son fundamentalmente la fuente de un cambio social. Recordemos que la esencia y motor de los movimientos sociales en red es un sentimiento de inconformidad, indignación y deseo de cambiar la realidad circundante.
     Este es el contexto que rodeó a las elecciones presidenciales en México este 2,018 y debemos tener presente que los resultados que obtuvimos se debieron a la vivencia y participación colectiva en el surgimiento de un nuevo modelo de movimiento colectivo basado en el uso de las redes sociales en tierras mexicanas.
     El mundo entero quedo asombrado con los resultados de las elecciones realizadas en México este año. Los mexicanos debemos sentirnos orgullosos porque hemos hecho nuestra aportación al mundo entero acerca de cómo implementar cambios sociales de manera pacífica y sin violencia. Bueno, debo reconocer que si hubo violencia en este proceso electoral, pero fue una violencia proveniente del grupo enquistado en el poder.
     En ese sentido el triunfo arrollador de Morena en México y la llegada al poder político de Andrés Manuel López Obrador, solo tiene sentido si consideramos el papel que jugaron las redes sociales como parte de los factores que permitieron anular las campañas de desprestigio en contra de López Obrador y consolidar un apoyo masivo a su campaña que se tradujo en la materialización de la consigna “Voto masivo para Morena” que logro convencer a más de 30 millones de mexicanos que votaron masivamente por los candidatos incluidos en la fórmula de Morena.
     Las redes sociales han permitido la consolidación de un proceso de empoderamiento social en la población mexicana, en la medida de que se ha construido un sentimiento de unidad colectiva que ha consolidado y reforzado una identidad nacional. La experiencia mexicana viene a reforzar los planteamientos de Manuel Castells en el sentido de que las redes sociales crean comunidad que se basa en el compañerismo, el cual es un mecanismo psicológico que permite superar el miedo individual.
     Hoy en día las redes sociales nos permiten romper el aislamiento físico y conectarnos para reportar cualquier acontecimiento a través de nuestros teléfonos celulares.
     Las redes sociales son utilizadas por los jóvenes de hoy para citarse masivamente en fiestas espontáneas en lugares no permitidos por la ley y terminar las mismas de un momento a otro utilizando el mismo medio
Podemos llamar la atención de una cantidad infinita de personas si nos encontramos en peligro. De igual forma, podemos usar nuestros teléfonos y computadoras para convocar a una reunión de protesta en algún lugar específico.
Esto fue lo que pasó en Sonora cuando la Gobernadora Claudia Pavlovich intentó que los diputados del Congreso Estatal (controlados por ella) aprobaran una ley que le permitiría vetar todo tipo de acuerdos que emanaran de ese recinto con la próxima legislatura que tendrá mayoría morenista.
Gracias a las redes sociales se dieron cita cientos de personas que protestaron ante los diputados. De nada le valió a esta tristemente célebre gobernadora por su canto de sirena moribunda “Pepe, pe pepepe”, el usar mujeres y hombres priistas provenientes de colonias marginales como provocadores y golpeadores. Tampoco le sirvió el enviar la unidad canina con perros amaestrados para intimidar a los manifestantes que se mantuvieron firmes hasta lograr que la propia gobernadora diera instrucciones de que no se tocara el punto de la ley veto.
De ese tamaño es la importancia de las redes sociales, nos proporcionan un poder colectivo que podemos utilizar como contrapoder ante la violencia institucionalizada de los cuerpos represivos del Estado.
Los movimientos sociales en red crean un poder que les permite construirse a sí mismos en primer lugar a través del uso de la comunicación autónoma, totalmente libre del control del Estado y de quienes ejercen el poder.
Las “benditas redes sociales” a las que Andrés Manuel agradeció en su primer discurso al conocer su triunfo, nos proporcionan un poder, un empoderamiento que será nuestra principal arma en el proceso de construcción de una nueva sociedad.

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