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sábado, 28 de julio de 2018

El ejercicio de poder ante una nueva sociedad


El ejercicio de poder ante una nueva sociedad
Oscar Yescas Domínguez
28 de julio de 2,018
     Día tras día  enfrentamos un tsunami de información que afecta nuestra vida cotidiana. Nos despertamos en el día sin terminar de haber procesado la información proveniente de diferentes fuentes del día anterior, cuando ya nos encontramos ante nuevos diluvios informativos.
     El desarrollo tecnológico ha modificado hábitos de consumo, de alimentación, de trabajo y sobre todo de interacción social. En la sociedad red en la que vivimos actualmente nuestras fuentes de información se han diversificado por lo que podemos obtener información de eventos del pasado e inclusive de eventos transmitidos “en vivo” a través de redes sociales de nuestras computadoras y teléfonos celulares.
     En todo este mar de información destaca el nivel de desigualdad social logrado en pleno siglo XXI cuando pensábamos que la tecnología traería beneficios para todos. La realidad circundante en el momento histórico que nos tocó vivir se caracteriza por el hecho irrefutable de que hemos logrado el mayor nivel de desigualdad social en la historia de la humanidad.
Esto se traduce en la existencia de un enorme sufrimiento colectivo de millones de personas en el mundo entero debido a que cada día aumenta el número de personas que pasan a vivir en condiciones de pobreza, mientras que unos cuantos se enriquecen en forma escandalosa.
La presencia de la desigualdad social es el marco ideal para que surjan y se desarrollen los grandes problemas que estamos padeciendo actualmente: desempleo masivo, bajos sueldos y altos precios, delincuencia común expresada en asaltos en casa habitación, centros comerciales y lugares públicos, corrupción e impunidad, etc.
Gran parte de los problemas que padece la población en general tiene un trasfondo de crisis económica. La corrupción imperante al interior del Estado mexicano impidió dar una solución efectiva a los grandes problemas sociales. De ahí que la urgencia del cambio social en México surgiera como una necesidad compartida por millones de mexicanos.
Pero, ¿Cómo lograr el cambio social? En la literatura que aborda el tema del cambio social se observa una coincidencia en el planteamiento de varios autores y corrientes teóricas acerca de la premisa de que para lograr el cambio de cualquier  ámbito de convivencia social (grupos, organizaciones y comunidades)  se requiere estimular  y asegurar la participación social de los integrantes de ese organismo social.
Esto se demostró en nuestro país cuando se dio el voto masivo para Morena y se logró un cambio político al quitarle el poder a los dos partidos políticos responsables del quebranto del país y enriquecimiento ilícito de funcionarios y políticos, es decir el Pri y el Pan.
Debemos tener presente que toda experiencia es una experiencia de aprendizaje y la jornada electoral pasada  y los resultados obtenidos el primero de julio cuando Andrés Manuel López Obrador y Morena llegaron al poder nos enseñan lo que se puede obtener cuando una colectividad humana toma consciencia de que a través de su participación puede influir en cambiar la realidad circundante.
Más de 30 millones de mexicanos decidimos que era hora de dar un giro en la conducción de nuestro país y cortar de tajo con aquellas fuerzas que se oponen al cambio social porque el cambio afecta sus intereses económicos o políticos.
De aquí la importante conclusión de que el cambio de poder en México a través de la vía electoral fue posible gracias a la participación organizada de millones de mexicanos que nos unimos con un solo objetivo: voto masivo para Morena y un rechazo total al Pri, Pan y Prd.
¿Qué significa esto? Que millones de gentes tomamos consciencia de que unidos podemos hacer mas, de que actuando juntos construimos un poder que hasta el momento desconocíamos, es decir, nos hemos empoderado.
Después del primero de julio ya no es posible seguir actuando como en el pasado a que México ha cambiado y cuando digo México, me refiero obviamente a la población mexicana.
Hemos aprendido que a través de nuestra participación social estamos recuperando la democracia que habíamos perdido. Una interpretación teórica del cambio social que estamos viviendo en México es que los mexicanos ya no aceptamos fácilmente el ejercicio de liderazgos autocráticos e impositivos.
La lectura de que los cambios sociales se dan a partir de la participación social debe inspirar la creación de estilos de liderazgo más horizontales, distribuidos  compartidos. Quienes desde altos mandos conducen a nuestras organizaciones deben empezar a pensar que sus estilos de liderazgo autoritario ya son restos de un pasado que estamos dispuestos a enterrar en tierras del olvido.
El empoderamiento social que logramos en este proceso electoral es el marco que rodea los eventos de interacción social en  diferentes contextos de convivencia social.
Estamos saliendo de nuestros ámbitos privados para conquistar espacios públicos, compartiendo un proceso de aprendizaje social que nunca antes habíamos vivido porque nos encontramos en la sociedad red, que incluye la presencia de redes sociales que son los nuevos ámbitos de convivencia social.
Las redes sociales nos ayudan a comunicarnos en forma masiva e instantánea. Podemos convertirnos en reporteros e informar de alguna reunión importante “en vivo” ante un público infinito, podemos citarnos en algún lugar para tener reuniones masivas y podemos utilizarlas para expresar nuestro apoyo o rechazo ante alguna situación, evento o personaje.
Las redes sociales nos permiten acordar lugares específicos para tener encuentros cara a cara. Precisamente porque estamos ante un nuevo proceso de aprendizaje debemos construir nuevas formas de interacción social, pero sobre todo difundir con nuestro ejemplo personal como un valor compartido la difusión del respeto entre unos y otros.
Debido a décadas de autoritarismo y control social que hemos vivido no hemos desarrollado las habilidades sociales para interactuar con armonía y cortesía en los nuevos espacios de reuniones grupales o masivas.
Los mexicanos queremos ser escuchados, no toleramos más que quienes ocupan cargos de poder se embriaguen del mismo y se comporten como divas encumbradas ejerciendo un poder total sobre quienes los rodean.
El psicólogo social francés Serge Moscovici nos plantea en su libro La era de las multitudes que el siglo XX será conocido como el siglo de los movimientos colectivos. Describe como los grandes movimientos colectivos surgen por insatisfacción social y deseos de democracia, justicia y libertad.
Algunos movimientos llegan a conquistar el poder, pero sucede que las masas depositan el poder en manos de unas cuantas personas, mismas que al final depositan el poder en una sola persona que por lo regular tiende a traicionar a quienes lo llevaron al poder ejerciendo un liderazgo de tipo autoritario.
En Hermosillo estamos viendo el rechazo un divorcio de intereses entre la Presidenta Municipal electa de Morena Célida López Cárdenas y la ciudadanía hermosillense, cuando la primera simula un proceso democrático para seleccionar a los integrantes de su equipo de trabajo mediante la integración de un equipo de “seleccionadores” que elegirán a los mejores candidatos para ocupar puesto de alto nivel en el próximo gobierno municipal.
Lo que no dice es que en una burda maniobra esta comisión de seleccionadores actúa como un  “caballo de Troya” ya que en el listado de nombres aparecen personajes vinculados al PRI y al PAN de Sonora, partidos que perdieron la pasada jornada electoral en forma escandalosa por sus vinculaciones con actos de corrupción, injusticias e impunidades.
El doble intento de traición de Célida a quienes la impulsaron al poder se revela cuando los militantes y simpatizantes de Morena en Hermosillo, no tienen participación en este proceso.
La actuación de la futura Presidenta de Hermosillo revela su tendencia hacia la aplicación de un estilo autoritario de liderazgo que no tomará en cuenta opiniones que no coincidan con las de ella.
Un acto de deslealtad e incongruencia política que refleja no haber aprendido que llegó al poder municipal gracias al apoyo masivo que recibió de la ciudadanía sonorense, comunidad que no es contemplada al inhibir su participación en un proceso tendencioso disfrazado de práctica democrática.
No todo está perdido, lo que podría hacer Célida es cancelar y no aceptar a esa comisión de “seleccionadores” que se prestan a participar en un proceso que no solo revierte gran complejidad, sino que tiende a sustituir la participación de la comunidad hermosillense.
Morena Hermosillo debe convocar a reuniones abiertas en las que la población participe en la discusión colectiva que permita estructurar una propuesta concreta de selección de integrantes del nuevo gabinete municipal, invitar a Célida a realizar una reunión para tomar una decisión conjunta sobre este proceso, partiendo de la premisa de que Célida llegó al poder gracias a Morena y que por lo tanto, el poder de conducir el Ayuntamiento de Hermosillo es una responsabilidad compartida entre ambos.
Célida no se manda sola y no debemos permitir que antes de que tome poder tome decisiones en forma unilateral y antidemocrática. La primera premisa para lograr el cambio social la hemos logrado, hemos conseguido aumentar nuestra participación social en diferentes problemáticas sociales.
Este incremento de la participación social se da como resultado y está en contra del ejercicio de liderazgos autoritarios y excluyentes. Las nuevas condiciones sociales que existen en México en general y Hermosillo en particular plantean la necesidad de utilizar estilos de liderazgo democráticos que estimulen la participación social en el análisis y toma de decisiones de temas relevantes para nuestra comunidad.
Aquellos líderes surgidos a través de un proceso electoral tienen un mayor compromiso y obligación de tener sensibilidad social y actuar en congruencia con las necesidades sociales.
En este siglo XXI que según el sociólogo Manuel Castells será conocido como el siglo de los movimientos sociales en red, por el uso de las redes sociales, ya no será aceptada una traición de quienes llegan al poder gracias a la movilización de las masas.
La participación social de la comunidad es un hecho real que obliga a que los nuevos dirigentes políticos tengan mayor humildad en sus gestiones, mayor sensibilidad social y utilicen la consulta popular para tomar decisiones porque el proceso de cambio social continúa y se espera de ellos que desempeñen un rol de agentes de cambio social que contribuya a la democratización de nuestra sociedad y lograr el bienestar social.

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