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domingo, 21 de enero de 2024

 

Pensamientos sobre el feminicidio y la violencia hacia las mujeres

(In memoriam Dulce Matus)

Oscar Yescas Domínguez

16 de enero de 2024

Hace unos días asomó de nuevo el rostro de una pandemia que se ha mantenido en las sombras a lo largo de la historia de la humanidad, este rostro es la pandemia de la violencia contra las mujeres, una pandemia que viene sucediendo desde tiempos inmemorables y a la cual no se le prestado gran atención como problemas social, por lo que se ha normalizado su presencia tanto en el ámbito público como en el ámbito privado y los políticos fingen demencia (1)

En esta ocasión este rostro inhumano se expresó en su forma más cruda: el feminicidio de Dulce Matus, una joven mujer psicóloga, recién egresada de la Universidad de Sonora por lo que tenía un proyecto de vida con un futuro prometedor, a esta joven promesa femenina su padrastro le quitó la vida al intentar secuestrar a la hermana de la fallecida y cuando Dulce intentó impedir tal acción recibió impactos del arma de fuego que portaba dicho sujeto por lo que perdió su vida, uno de esos disparos logró todavía herir en un muslo a quien intentaba secuestrar, pero al encasquillarse la pistola, el homicida decidió huir del lugar dejando muerte, dolor y sufrimiento detrás de sí.

La policía buscó a este individuo contando con una orden de aprehensión en su contra por los delitos de feminicidio, feminicidio en grado de tentativa y homicidio en grado de tentativa y al realizar un operativo en un sector de la ciudad lograron localizar en una casa habitación su cuerpo sin vida, con lesiones provocadas por arma de fuego, por lo que presumen que se trató de un suicidio. Con este hallazgo, el caso puede ser declarado cerrado y el nombre de Dulce Matus pronto será olvidado (2).

La muerte violenta de cualquier persona impresiona porque nadie merece morir así, pero mayor es el impacto psicológico si quien pierde la vida es una persona cercana, una persona conocida o con quien se mantuvo un trato formal, como fue el que mantuve con esta mujer joven, porque estuvo como estudiante del curso de educación en sexualidad humana que impartí en la Universidad de Sonora.

    Irónicamente, parte de los contenidos de las discusiones grupales en este curso, fueron precisamente la violencia hacia las mujeres y el feminicidio como problemas sociales que afectan a nuestras comunidades, por lo que la solución a los mismos debe incluir dos vertientes, una sería que el Estado implemente políticas gubernamentales de protección a las mujeres que incluyan la obligación de las instituciones gubernamentales de proporcionar ayuda y protección a víctimas de violencia de género, ya sea con asesoría legal y psicológica, con la construcción de refugios para mujeres. La otra opción que discutíamos es la necesidad de combatir estos problemas de manera científica con la implementación de programas de educación sexual integral en todos los niveles del sistema de educación formal, centros laborales e instituciones gubernamentales.

Cuando se difunde la denuncia pública de casos de violaciones sexuales, violencia doméstica e inclusive feminicidios, las primeras reacciones que se observan son de indignación y exigencia de castigo a los individuos responsables de estas acciones. Estas son reacciones naturales, pero no debemos incurrir en el error de pensar que con castigar a quien incurra en estas acciones el problema ha sido resuelto y en el caso de Dulce Matus, el que el asesino se haya quitado la vida no es motivo para que nos olvidemos del asunto, porque el feminicidio no es provocado por una motivación individual, ya que representa un verdadero problema social que debe ser abordado en forma integral, porque debemos esperar que con las condiciones actuales se presenten nuevos casos de feminicidio en el futuro.

Podemos decir que hay consenso en la necesidad de aplicar la ley, en la exigencia de respetar el Estado de Derecho, de proteger a las mujeres de la violencia de que son objeto por parte de los hombres, pero debemos ir mucho más allá de la exigencia de aumento en las penas, porque estamos frente a un problema social, no es un problema de individuos aislados, es una problemática de índole estructural y cultural que está arraigado en el sistema capitalista, colonial y patriarcal en que vivimos.

Podremos comprender esto cuando recordemos que en los estudios sobre violaciones sexuales a mujeres, no se ha logrado determinar el perfil de un violador, porque se han registrado violaciones sexuales cometidas por Médicos, Psiquiatras, Psicólogos, Abogados, personas sin estudios, Ancianos, jóvenes, hombres de edad madura, etc. Esto dio pie a la afirmación de que todo hombre es un potencial violador, porque la cultura en que vivimos está llena de contenidos de orden patriarcal y reproduce una ideología machista, homofóbica e intolerante a la idea de que se impartan programas de educación sexual en el sistema de educación formal.

Vivimos en una sociedad de consumo en la que el sexo forma parte de un tabú y se impide hablar del mismo como parte de una conversación natural, porque hacerlo provoca incomodidad. La causa de estas restricciones es el hecho de que predomina un modelo genital de la sexualidad, que reduce la sexualidad al sexo y se oculta la existencia de un modelo integral de la sexualidad humana que contiene factores biológicos, psicológicos y sociales.

Pero mientras se niega la difusión de información científica sobre la sexualidad humana, la sociedad de consumo nos inunda con imágenes sexuales en la publicidad y en los contenidos de series y películas vemos como algo normal que hombres acudan a “divertirse” en lugares donde las mujeres se desnudan bailando en forma sensual ante un público masculino y también se presenta en los guiones escenas de mujeres que se prostituyen como parta de la vida cotidiana en las grandes ciudades.

La negación de educación sexual para las nuevas generaciones, provoca que las fuentes principales de aprendizaje sexual para millones de adolescentes y jóvenes se encuentran en más de 26 millones de sitios de internet en los que se encuentra fácilmente material sexualmente explícito conocido comúnmente como pornografía porque el único requisito para ingresar a ellos es tener una computadora o teléfono inteligente a la mano (3).

Los efectos de la pornografía sobre el cerebro humano y el comportamiento individual no se han estudiado a fondo, pero puede afirmarse que la pornografía tiene un efecto fisiológico y psicológico que la convierte en una verdadera adicción. De la misma forma que es imposible construir un perfil del violador, tampoco se puede construir un perfil del consumidor de pornografía porque lo mismo la consumen hombre solitarios, que hombres casados, con hijos, con bajo nivel económico, como de altos ingresos.

La pornografía es mayormente consumida por hombres, aún cuando debe reconocerse que mujeres también son consumidoras, porque el sexo se ha convertido en una mercancía y hay ofertas de pornografía para todo tipo de orientaciones sexuales. La mujer es reducida a la condición de objeto sexual que está al servicio del hombre y el consumo excesivo de pornografía provoca un alejamiento de los consumidores con sus parejas reales, porque en sus mentes necesitan cada vez más crear fantasías sexuales para obtener un respuesta sexual y su visión de las mujeres en la vida real se distorsiona al grado de que las valoran en función de sus atributos físicos (pechos, nalgas, piernas, belleza física, etc.) y las llegan a percibir como posibles compañeras sexuales, por lo que de las fantasías sexuales al intento de tener relaciones sexuales con mujeres sólo existe un paso y la cultura machista difunde la equivocada idea de que un “No” de la mujer, significa en realidad un “Sí”.

En la economía de libre mercado existe la propiedad privada sobre los medios de producción, los cuales producen en forma masiva una serie de artículos, no para satisfacer necesidades sociales, sino más bien para obtener un beneficio económico. Para obtener una maximización de sus beneficios económicos, se necesita lograr un consumo masivo de parte de la población, por lo que el individuo contemporáneo se ha visto reducido a la condición de sujeto consumidor y la publicidad juega un papel importante en la creación de necesidades artificiales que generan impulsos irracionales de estar consumiendo en forma constante.

La figura de la mujer es utilizada como gancho para atraer la atención del potencial consumidor y las mercancías son “sexualizadas” con imágenes seductoras de mujeres atractivas. Se crean figuras ideales de lo que es ser un hombre y lo que es ser una mujer, estimulando la creencia de que la principal cualidad femenina es su belleza física y la asimilación de esta idea provoca que millones de mujeres se autovaloren en función de sus atributos físicos, mismos que intentan resaltar u ocultar comprando una serie de productos de belleza, porque valoran más su apariencia que el desarrollo intelectual y cuando salen de fiestas visten de tal forma que buscan destacar la belleza de sus cuerpos y rostros, porque intentan “ser atractivas”. Esta degradación del valor de la mujer a sus atributos físicos provoca inseguridad en miles de mujeres y la adicción a las redes sociales provoca que constantemente publiquen fotos de sí mismas exhibiendo partes de sus cuerpos.

Otro factor que contribuye a la violencia hacia las mujeres y al feminicidio en particular, es la degeneración de la música contemporánea que ha perdido la creatividad y función conscientizadora que tuvo en décadas anteriores y hoy en día la música de narcocorridos y de reguetón son consumidas por amplias masas de la población (4). No habría problema en esta preferencia musical si no estos géneros musicales no tuvieran los contenidos que actualmente tienen de mostrar partes desnudas del cuerpo de la mujer, bailando en forma sensual, imitando los movimientos del coito sexual (comúnmente llamado “perreo”) y con mensaje que denigran la figura femenina al mostrarla en constante disposición para tener relaciones sexuales.

La música es parte de las instancias socializantes que contribuyen a construir una personalidad psicosocial y lo que están provocando estos géneros musicales es la perpetuación de ideologías machistas, patriarcales que lleva a millones de personas a percibir a las mujeres como entes sexuales que están disponibles para darles placer a los hombres.

De esta manera podemos ver que en el marco de una cultura patriarcal, que promueve una ideología machista, que presenta una notoria ausencia de educación sexual científica, una cultura musical de narcocorridos y reguetón con letras que denigran la figura femenina y la reducen a la condición de un objeto sexual, son factores que forman parte de un sistema que está en tal grado de descomposición que ha afectado el ejercicio de la sexualidad al grado de que la ha degenerado y reducido a una miseria sexual contemporánea que afecta a hombres y mujeres y se presentan como fuerzas impulsoras que provocan la violencia hacia las mujeres y actos de feminicidio (5).

Las acciones de violencia hacia las mujeres y su forma extrema que es el feminicidio, se repite una y otra vez, de tal manera que forman parte de una historia que han enfrentado miles de mujeres en el mundo entero al perder sus vidas a manos de un hombre que las infravalora, las menosprecia y las trata como subhumanos que están al servicio de los varones (6)

Estas acciones provocan gran indignación colectiva y la indignación se convierte en rabia ante el aumento de las estadísticas de este tipo, ante la falta de castigo de los responsables, ante la indiferencia de las autoridades que prefieren participar en actos de corrupción que invertir recursos públicos en políticas gubernamentales que al mismo tiempo que castiguen con mayor severidad a los responsables de actos de violencia de género o feminicidio, puedan realizar acciones de prevención futura de actos de este tipo y la alternativa más adecuada para impedirlo es a través de programas de educación sexual.

El aumento en los casos de violencia hacia las mujeres y actos de feminicidio han sido las causas por las que la violencia ha estado presente en los últimos años en las marchas que el movimiento feminista en México realiza en el marco de fechas conmemorativas como el día internacional de la mujer (8 de marzo) o el día internacional en contra de la violencia hacia las mujeres (25 de noviembre) (7)

En estas fechas conmemorativas algunos grupos de mujeres (porque no todos los colectivos feministas se manifiestan en forma violenta) se manifiestan en forma violenta destruyendo comercios, incendiando edificios gubernamentales, como sucedió en la capital sonorense donde se incendió el Palacio de Justicia, realizan pintas en Iglesias, gritan consignas en contra de los hombres, etc.

Estas expresiones de violencia han sido cuestionadas tanto por hombres y mujeres de una manera que resulta evidente que provoca más indignación la quema de un edificio que la impunidad con la que hombres asesinan a mujeres por el simple hecho de ser mujeres. El nombre de las mujeres asesinadas es olvidado a corto plazo, pero las imágenes de destrozos e incendios de edificios provocados por grupos feministas queda en la memoria colectiva de manera permanente y esta acción es juzgada sin contextualizarla debidamente.

No estoy de acuerdo con ningún tipo de violencia, pero creo que hay prioridades y la violencia principal que debemos condenar en forma unánime, es la violencia hacia las mujeres y sobre todo el feminicidio, porque estas acciones que son inaceptables, generan dolor y sufrimiento colectivo, son las que deben estar en el centro de la atención de tal forma que podamos exigir la adopción de medidas que contribuyan a prevenirla.

Debido a que en mi práctica profesional como psicólogo y profesor universitario, he seguido durante los últimos 40 años una línea de investigación y docencia sobre la sexualidad humana, he escrito y publicado varios artículos en mi blog personal con temas como educación sexual integral, feminismo, violencia hacia las mujeres, etc., en los cuales siempre he manejado la premisa de que el feminismo es un movimiento político, social, académico, económico y cultural, que busca crear consciencia para transformar las relaciones sociales de tal forma que se logre una equidad de género y se elimine cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres .

En mi opinión personal, ser feminista significa luchar por derechos iguales para hombres y mujeres, sin discriminación de género u orientación sexual. No importa si se es hombre o mujer, si alguien está a favor de la igualdad de género, en contra de la violencia hacia las mujeres, esta persona puede llamarse feminista, porque como movimiento colectivo, el feminismo no es propiedad de un género ya que forma parte de un movimiento mucho más amplio, que es el movimiento de emancipación del sistema social capitalista, colonialista y patriarcal que afecta tanto a hombres como a mujeres.

Pero debo decir que grande fue mi sorpresa cuando compartí algunos de estos artículos en varias páginas feministas y su difusión provocó reacciones airadas de algunas mujeres que llegaron al extremo de insultarme por “atreverme a hablar de feminismo siendo hombre” y argumentando que “las mujeres no necesitan que un hombre las defienda”. No sólo recibí rechazo de parte de algunas mujeres, sino que también recibí comentarios de hombres que me criticaron por atreverme a escribir sobre feminismo porque “es un asunto de mujeres” y estas reacciones sólo me recordaron conversaciones con hombres que piensan que el feminismo es lo mismo que machismo, pero en el otro extremo, llegando inclusive a utilizar el termino erróneo de “feminazis” (8)

Podría haber debatido con argumentos con fundamento teórico provenientes de íconos del feminismo que defienden la postura original de este movimiento colectivo de que el feminismo es para todos y ha incluido la participación de hombres y mujeres en las demandas que se enarbolaron como banderas de lucha (derecho al voto femenino, derecho al aborto, a trabajo igual, salario igual, etc.), derechos que hoy forman parte de la realidad cotidiana, pero que se convirtieron en realidad, gracias a la lucha colectiva de hombres y mujeres participando juntos por obtenerlos.

Si tan solo las nuevas generaciones de mujeres que se autodenominan feministas y rechazan la participación masculina en sus manifestaciones leyeran la historia del feminismo, se darían cuenta de que rechazar la participación de los hombres en la lucha feminista, representa una distorsión del origen y significado real del movimiento feminista (9).

De igual forma, si tan sólo los hombres y las mujeres procedieran a leer la historia de la sexualidad humana, se darían cuenta que en toda la historia de la humanidad las mujeres han sido colocadas en un papel de subordinación y sumisión a la figura masculina, un papel que las diferentes religiones han reforzado, porque todas las religiones comparten en común una ideología patriarcal que menosprecia la figura femenina y refuerza el patriarcado (10).

Con estas lecturas, los hombres podrían identificar la naturaleza patriarcal, machista y misógina de la cultura contemporánea que construye micromachismos dentro de sus mentes como si fueran microships instalados en sus cuerpo por una cultura patriarcal milenaria y tomarían consciencia de la necesidad de perder los privilegios que hemos adquirido por el simple hecho de traer un pene colgando entre nuestras piernas.

Podría haber dicho eso y mas para refutar los cuestionamientos que recibieron mis artículos en esas páginas “feministas”, pero al ver que no había condiciones para un debate de altura, decidí elegir mis batallas, actuar con prudencia y seguir luchando por la construcción de una sociedad democrática, igualitaria y con justicia social, continuando con mi labor de formar cuadros de educadores en sexualidad humana en mis cursos de educación sexual integral.

Mi experiencia como investigador y docente universitario, que sin ser sexólogo he logrado adquirir un conocimiento científico de la sexualidad humana, un saber que me ha permitido identificar el denominador común que provoca el surgimiento de varios problemas que afectan el ejercicio de la sexualidad contemporánea (embarazos no deseados, abortos, violaciones sexuales, acoso callejero, hostigamiento sexual laboral, violencia hacia las mujeres, feminicidios, etc.), que es precisamente la ausencia de educación sexual integral es el denominador común que afecta el ejercicio de la sexualidad contemporánea (11).

En la clase de educación sexual que impartía en la Universidad de Sonora antes de obtener mi jubilación, discutíamos temas como el acoso sexual callejero y solicitaba a mis alumnos (la mayoría eran mujeres), que describieran alguna experiencia personal relacionada con el acoso sexual callejero. Al leer sus trabajos quedé impactado y realmente conmovido por la descripción de sentimientos de rabia, impotencia, temor, angustia y coraje que las mujeres estudiantes reflejaban al describir una vivencia de ese tipo.          Todas mis alumnas sin excepción habían sido objeto de acoso sexual, un buen porcentaje de ellas había sufrido algún tipo de violencia sexual en el pasado o en la historia reciente y lo mantenían muy oculto dentro de ellas mismas, por lo que el ejercicio fue catártico para varias porque algunas afirmaban que con la discusión grupal habían descubierto que no era normal ser objeto de este tipo de agresiones como la gente cercana les había dicho en su momento (madres, abuelas, tías, etc.), al pedirles que guardaran silencio, que no dijeran nada, que “ a todas las mujeres les pasa”, que “así son los hombres”, etc. La normalización, la insensibilidad, la indiferencia y la impunidad ante la violencia que reciben las múltiples formas de violencia hacia las mujeres, es algo que debe terminar, por lo que debemos insistir en la necesidad de acciones concretas de parte de las autoridades que estén dirigidas a atacar de raíz estos problemas.

Debido a lo anterior estoy firmemente convencido de que hombres y mujeres necesitamos una liberación social del yugo patriarcal y neoliberal que cada día genera un gran sufrimiento colectivo al producir una mayor desigualdad social en la economía de libre mercado, beneficiando a unos cuantos individuos y condenando a la pobreza, miseria y exclusión a millones de personas (12).

De igual forma creo que la dictadura del Mercado que estamos viviendo a nivel global, provoca que los políticos que nos gobiernan dejen de atender las necesidades sociales de quienes representan, para gobernar a favor del capital privado internacional y están “dejando morir” a millones de personas al privatizar servicios públicos que fueron el resultado de luchas de movimientos colectivos que lograron cristalizar como derecho sus demandas de lucha social y esta tendencia de “favorecer al Mercado” avanza al adelgazar la figura del Estado-Nación y ceder a la demanda de quienes impulsan la globalización de desaparecer aquellas dependencias gubernamentales que son el soporte de la figura del Estado de Bienestar social y de que el Estado deje de regular la economía y comercio nacional.

Pero también estoy consciente de que para lograr tal liberación social se necesita como paso previo y/o acción paralela una liberación de la mujer, porque la liberación femenina del yugo patriarcal es un requisito indispensable para lograr la liberación del hombre y avanzar en la liberación de la humanidad del yugo explotador del sistema capitalista, colonialista y patriarcal en que vivimos, que nos mantiene sumidos en el ejercicio de una miseria sexual contemporánea, por lo que no tengo pudor alguno en manifestarme abiertamente como un aliado del feminismo (13).

Si analizamos la historia del feminismo, podremos darnos cuenta de que la lucha feminista es “la revolución más larga en la historia de la humanidad” y en pleno siglo XXI sus demandas todavía reciben incomprensión, indiferencia e intolerancia, por lo que resulta muy grave que la lucha feminista se distorsione por parte de mujeres jóvenes, muchas de la cuales ven su participación en marchas feministas como simples oportunidades de tomarse fotos y exhibir en redes sociales una imagen de “luchadoras sociales”, pero después de las fechas conmemorativas continúan sus vidas con toda normalidad, pero experimentando que “hicieron lo que tenían que hacer” al causar destrucción durante las marchas.

No podemos luchar por una democracia social, por una justicia e igualdad social, si no empezamos a deconstruir las figuras estereotipadas que existen de hombres y mujeres, que están basadas en una cultura patriarcal y que afecta tanto a las mujeres como también a los hombres, salvando claro está, las enormes diferencias de los tipos de violencia que se recibe en este mundo por pertenecer a un género determinado, o por tener una orientación sexual diferente a la heterosexual. Lo cierto es que la diversidad sexual es una de las características de nuestros tiempos y debemos defender los derechos sexuales de todas las personas con la misma pasión con la que defendemos los derechos laborales, humanos y sociales.

Debemos tener claro que el problema de la violencia hacia las mujeres no es un problema de género contra género, es decir, no se debe reducir a una lucha de mujeres contra hombres, se trata de un sistema capitalista neoliberal y patriarcal que explota económicamente tanto a hombres como a las mujeres y a éstas últimas, les adiciona otro tipo de explotación, una explotación sexual, al convertir sus cuerpos en mercancías y ponerlas en el mercado a la venta mediante la prostitución y tráfico de mujeres.

En el contexto descrito anteriormente, podemos percibir que la violencia hacia las mujeres no es sólo un problema político y económico, es también un problema cultural que debe ser atacado con medidas legislativas y programas de educación gubernamentales. Para terminar con la violencia hacia las mujeres necesitamos recuperar al Estado de Bienestar social que nos está robando el neoliberalismo al debilitarlo eliminando instituciones que prestaban servicios públicos para privatizarlos. La lucha política que implica enfrentar al poder corporativo que domina al poder político, implica la unión de esfuerzos de hombres y mujeres para lograr un empoderamiento colectivo que nos permite enfrentar en condiciones de simetría el ejercicio del poder que hoy enfrentamos en forma desigual.

Gran parte del origen de la violencia hacia las mujeres se centra en la ausencia de programas de educación sexual, tanto en el sistema de educación formal, como en el ambiente laboral y a la falta de compromiso y atención del Estado en la resolución de este problema. ¿De qué sirve contar con dependencias gubernamentales como el Instituto de la Mujeres, si no se realizan acciones concretas para detener la violencia hacia las mujeres, que sigue presentándose como una pandemia en la sombra? 

El presupuesto que se destina al pago de altos funcionarios(as) debería utilizarse en la contratación de personal profesional y técnico que realice intervenciones comunitarias brindando asesoría legal y psicológica, así como en la concertación de esfuerzos que concreten la implementación de programas de educación sexual, como alternativa real y concreta que permite disminuir los índices de violencia hacia las mujeres. 

Debemos reflexionar sobre la presencia de una desigualdad sexual en nuestra sociedad que nosotros estamos perpetuando, necesitamos ver que la liberación sexual y social de las mujeres representa también una liberación de los hombres, al dejar atrás el seguimiento de roles sexuales estereotipados que no corresponden a los tiempos actuales que presentan una tendencia a la democratización de nuestras vidas sociales y personales. La manera de lograrlo es a través de la implementación de programas de educación sexual que promuevan equidad de género, respeto a los derechos humanos y sexuales de hombres y mujeres.

La mejor arma para cambiar esta realidad que afecta tanto a hombres como mujeres es la educación sexual y política que nos permita comprender la necesidad de participar en política, partiendo de la premisa heredada de los movimientos feministas de los setentas de que “lo personal es político”. La construcción de la democracia social no puede lograrse sin una revolución feminista que cambie las relaciones entre hombres y mujeres en base a una equidad de género (14). Participemos de manera activa, consciente y comprometida en la construcción social de nuevas figuras de la mujer y del hombre en cuyo significado podamos incluir la igualdad de género por la que tanto han luchado hombres y mujeres en el pasado y que todavía se sigue considerando una utopía porque no se refleja en la realidad.

Esta situación nos coloca en un momento de la historia en el cual necesitamos construir un paradigma de corte incluyente, que contemple la perspectiva feminista, que considere las demandas de colectivos de grupos feministas que exigen la intervención del Estado para que termine la violencia de que son objeto y que las instituciones de seguridad pública así como el poder judicial realicen su trabajo para terminar con la impunidad de la cual gozan actualmente violadores y asesinos de mujeres y que se den garantías de seguridad a todas las mujeres mexicanas.

Esta exigencia de seguridad pública y respeto a las mujeres representa la necesidad de implementar un cambio en la cultura predominante en nuestro país, ya que para lograr construir una real equidad de género necesitamos una nueva forma de vernos a nosotros mismos, un nuevo enfoque de relaciones interpersonales. El nuevo paradigma social implica la construcción de nuevas imágenes de lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer, implica un proceso de deconstrucción masculina en el cual reconozcamos los privilegios que tenemos por el simple hecho de ser hombres y estemos dispuestos a renunciar a los mismos.

Los hombres debemos ver en la lucha feminista la oportunidad de despojarnos de roles sexuales estereotipados que nos hacen reproducir comportamientos que generan desigualdad de género, pero principalmente nos impiden ver la "violencia" utilizada por las las mujeres en sus manifestaciones como una expresión del hartazgo y temor de ser asesinadas o violadas dentro de la "normalidad" patriarcal. Ya no es posible seguir manteniendo un silencio acerca de la violencia que sufren nuestras mujeres a manos de ciertos “omvres”, ya no es posible ocultar el infierno en el que se ha convertido la sociedad patriarcal y machista para las mujeres ya que éste se ha exhibido en toda su magnitud.

La liberación femenina es una parte inevitable de la liberación de los hombres y paso previo para lograr la liberación social. Es decir, no se trata de que los hombres "ayudemos" a las mujeres, nos estamos ayudando mutuamente en la medida de que los hombres reconozcamos el macho que llevamos dentro, que identifiquemos aquellos micromachismos en nuestra conducta cotidiana antes de que se expresen en actos machistas y en violencia en contra las mujeres (14).


1.- Yescas, Oscar: Una pandemia en la sombra

https://oscaryescasd.blogspot.com/2021/03/unapandemia-en-la-sombra-oscaryescas_7.html

2.- https://www.radioformula.com.mx/sonora/2024/1/17/encuentran-sin-vida-padrastro-feminicida-de-dulce-maria-mujer-asesinada-en-hermosillo-798205.html

3.- Los efectos fisiológicos y psicológicos de la pornografía moderna

https://www.yourbrainonporn.com/es/miscellaneous-resources/interesting-articles/the-physiological-and-psychological-effects-of-modern-day-pornography-2013/

4.- Influencia del reggaeton en los jóvenes

https://www.amparocalandinpsicologos.es/influencia-del-reggaeton-en-los-jovenes/

5.- Yescas, Oscar: La miseria sexual contemporánea

https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/08/la-miseria-sexual-contemporanea-oscar.html

6.- Yescas, Oscar: Feminicidios en México: cifas de espanto.

https://oscaryescasd.blogspot.com/2021/04/mexico-cifras-de-espanto-oscaryescas.html

7.- Yescas, Oscar: La revuelta feminista en México

https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/08/larevuelta-feminista-en-mexico.html

8.- Galindo, Eduardo: Hablé con otros hombres sobre feminismo y todo lo que saben está mal

https://www.democraciajoven.mx/hable-otros-hombres-feminismo-lo-saben-esta-mal/

9.- Yescas, Oscar: Feminismo: la revolución más larga en la historia de la humanidad

https://oscaryescasd.blogspot.com/2021/04/feminismola-revolucion-mas-larga-de-la.html

10.- Yescas, Oscar: Notas para comprender la sexualidad humana

https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/08/notas-para-comprender-la-sexualidad.html

11.- Yescas, Oscar: Consideraciones sobre la problemática sexual juvenil en México (Tesis de licenciatura)

https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/consideraciones-sobre-la-problematica.html

12.- Yescas, Oscar; Feminismo y educación sexual

https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/09/feminismoy-educacion-sexual-oscaryescas.html

13.- Yescas, Oscar: En defensa de las mujeres

https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/08/endefensa-de-las-mujeres-oscaryescas.html

14.- Yescas, Oscar: La revolución del siglo XXI tiene rostro de mujer

https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/08/larevolucion-del-siglo-xxi-tiene-rostro.html



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