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lunes, 19 de agosto de 2019



La revuelta feminista en México
Oscar yescas Domínguez
19/08/18

Qué difícil es ser feminista en estos días de lucha feminista, porque ser feminista es tomar consciencia de una realidad compleja en la que prevalece una opresión y violencia social hacia nuestras mujeres. Las mujeres que tomen consciencia de la situación de opresión y violencia en la que se encuentran, de manera inevitable deben asumir una postura feminista para defender su propia vida, no solo sus condiciones de vida porque el feminicidio amenaza su propia existencia y como forma de autodefensa cualquier mujer no dudaría en aceptar una militancia feminista, lo cual significa en otros términos, defender sus derechos sociales, laborales, sexuales y su propia vida.
Pero la situación se complica para el hombre, porque si llega a declararse públicamente feminista, de inmediato los onvres lo cuestionarán señalándolo de incongruente porque es un hombre a favor de las mujeres y “eso no puede ser”.
Algunos más...radicales llegan hasta cuestionar la masculinidad de aquellos hombres que se declaran abiertamente feministas.
Otros más lo miran y señalan como un traidor a la “causa masculina”, como alguien no confiable y de gran peligro porque “cambió de bando”.
Onvres criticando a hombres que apoyan la causa del feminismo, son los mismos que “acusan” de homosexuales a los hombres que apoyan el movimiento LGBT, es decir, al movimiento social que lucha contra la discriminación, ya sea por orientación sexual o identidad de género, y en favor de la equiparación y el reconocimiento de derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero y transexuales.
Pero los ataques contra los hombres que se manifiestan a favor del movimiento feminista no sólo provienen de las filas de los onvres, algunas “feministas radicales” que creen haber inventado el feminismo en este siglo, cuestionan el que un hombre apoye las demandas feministas “porque son demandas de mujeres y no de los hombres”.
Esto me pasó cuando publiqué mi artículo En defensa de las mujeres” https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/08/endefensa-de-las-mujeres-oscaryescas.html
para ser publicado en una página de facebook de apariencia feminista. Ahora resulta que la lucha por la igualdad social es propiedad exclusiva de mujeres recién convertidas al feminismo.

¿Son acaso las mismas mujeres que hicieron pintas llamando a matar a los hombres?, ¿Son aquellas féminas que ven en todo hombre al “enemigo natural” de la mujer, a un violador de mujeres?
Reconozco que por la formación que recibimos en el contexto de una cultura patriarcal y machista, todo hombre puede ser un violador potencial, sobre todo cuando vemos que no existe uh perfil del violador, ya que violaciones sexuales las han cometido albañiles, doctores, abogador, adolescentes, jóvenes adultos, ancianos, hasta psicólogos y psiquiatras.
Pero de ahí a cuestionar a todo hombre y tratarlo como enemigo natural de las mujeres hay una gran distancia.
A lo largo de mi vida como luchador social me he enfrentado a diversos reduccionismos y sectarismos científicos y políticos, pero este sectarismo feminoide que llama a la violencia inútil y mal encauzada es en verdad decepcionante para mí, porque se corre el riesgo de dejar pasar una oportunidad histórica de sumar esfuerzos colectivos de hombres y mujeres para lograr un cambio cultural, social, económico y hasta político.
Apoyo la lucha feminista porque es la antesala del verdadero cambio social que requiere nuestra sociedad contemporánea y necesitamos sumar esfuerzos hombres y mujeres para terminar con este régimen patriarcal, machista, excluyente, explotador que es el sistema capitalista.
Todos sin excepción deberíamos ponernos a leer sobre feminismo, violencia de género y feminicidio, para conocer sobre el origen e historia del movimiento feminista. Al documentarnos sobre este tema podremos ver que desde su origen las marchas de las feministas en el siglo pasado, desde la década de los setentas contaban con la participación de hombres en sus filas, los cuales eran aceptados como aliados sin recibir rechazo de las mujeres, el único rechazo que se recibía en aquellos tiempos que me tocó participar en marchas feministas provenían de hombres que negaban la validez de la lucha feminista y que no querían perder sus privilegios por el simple hecho de ser hombres. 
Todos debemos tener la humildad de reconocer nuestra ignorancia sobre algunos temas y en el caso del feminismo, debemos asumir una actitud como si estuviéramos frente a una disciplina teórica y científica que desconocemos y para comprenderla debemos leer a varios autores que han escrito libros, artículos y dado conferencias sobre este tema. El problema es que en redes sociales cuando surge algún problema social, surgen opinólogos como brotes de epidemia que dan su "opinión personal" sobre el tema que está llamando la atención y en fechas en las que se acercan marchas feministas, el tema del feminismo sólo viene a confirmar lo que nos decía Umberto Eco de que internet y las redes sociales le han dado voz a legiones de idiotas.
Estos son momentos de definición histórica en los cuales no hay lugar para la neutralidad, la indiferencia o el silencio cómplice ante el grave problema del feminicidio que existe en Latinoamérica y por ello debemos documentarnos y tomar consciencia de donde venimos y hacia donde vamos
Recuerdo que en la década de los setentas una de las demandas principales que enarbolaba la juventud de aquella época era la democratización en el manejo de la información. Es decir, se luchaba en contra de la censura que imponía un control rígido sobre la información debido al autoritarismo predominante en dirigentes políticos, maestros, padres de familia y todo lo que representaba la autoridad en aquel entonces.
Muchos cambios han ocurrido desde aquella época y hoy en día podemos ver que vivimos en la era de la información donde tenemos acceso a cualquier tipo de información utilizando internet, redes sociales, teléfonos móviles, etc.
Sin embargo, esta libertad de la información no nos ha hecho libres, sino todo lo contrario. Vivimos constantemente bombardeados por una lluvia de información de tal forma que nos impide procesarla, porque segundos después de recibirla nos llega nueva información que capta nuestra atención y nuevamente se repite el ciclo con otra nueva información que nos llega y desplaza a la anterior.
Twitter es un buen ejemplo de esta parcialidad en la información, diariamente recibimos en nuestro teléfono mensajes informativos, con una velocidad pasmosa y con esa misma velocidad desaparecen de nuestra vista y de nuestra memoria. Nuestro nivel de percepción es incapaz de procesar tal cantidad de información, sobre todo cuando no estamos acostumbrados a sistematizar el manejo de la información que nos llega.
Debido a eso, la información a la que tenemos acceso la desplazamos sin procesarla para recibir nueva información y la anterior se convierte en “inrfomación chatarra”, información que no nos sirve y esto sucede con la mayor parte de la información que recibimos. Sin embargo, tendemos a pensar que “estamos informados” porque manejamos fragmentos de la información que recibimos, pero en realidad vivimos en plena ignorancia en el contexto de la sociedad de la información.
En ese contexto nos llega la información de que México es un país donde predomina el feminicidio, un país en el cual cada dos horas y media una mujer es asesinada, inclusive recibimos información estadística de muerte de mujeres en nuestro país. Pero esa información tiene el mismo destino que toda la información que recibimos: no la procesamos ni registramos en nuestra memoria, simplemente la dejamos pasar y minutos después de haber leído las aterradoras cifras del feminicidio en México, no las recordamos con exactitud. Sólo “tenemos la idea” de lo que leímos.

Junto a este proceso parcial de la información se encuentra la distorsión de la información que nos llega a través de los principales medios de comunicación en México. Aquellos medios que dieron cuenta de las protestas que realizaron cientos de mujeres en varias partes del país y que en varios lugares se hicieron pintas reclamando alto a la violencia hacia las mujeres. En el caso de la Ciudad de México la situación llegó al extremo de que los grupos de protestantes rompieron varios cristales en la entrada de edificios públicos, lo cual ha desatado una oleada de comentarios en redes sociales cuestionando y condenando “la violencia de las mujeres” que protestaban por la violencia de que son objeto en nuestro país.

En los personal puedo decir que estoy en contra de la violencia y estoy conmocionado por los sucesos ocurridos durante la marcha de las mujeres en contra de la violencia de que son objeto.
Pero no estoy afectado por la rotura de escaparates y pintas hechas por las mujeres, en realidad me provoca vergüenza y pena ajena las reacciones condenando la violencia de las mujeres
Aquellos que guardaron silencio ante el feminicidio que padecemos ( hablo en plural porque somos seres sociales y una mujer es madre, esposa, hija, hermana, etc.) veo con pesar que hoy alzan la voz ante los pequeños actos de violencia ocurridos durante las marchas.
Las manchas de pintura en una pared o monumento histórico pueden ser limpiadas sin un grado alto de dificultad. Los vidrios rotos de las puertas de un edificio público pueden ser reemplazados por otros nuevos.

Lo que no tiene solución y son en realidad daños irreparables son las violaciones sexuales que sufren nuestras mujeres y los asesinatos de mujeres a manos de hombres invariablemente hombres, o debería decir onvres?
Por eso me pregunto: ¿porqué no fueron miles los que salieron a las calles a exigir castigo a los policías, a demandar justicia y protección efectiva para terminar con la violencia hacia las mujeres?
¿Por qué el Estado mexicano en manos de Morena no actúa con celeridad en las investigaciones y sí reacciona para criminalizar a quienes son objeto de violencia?
¿Acaso en México provoca mas indignación romper cristales que la violación y el asesinato de nuestras mujeres?
En ese contexto no es atrevido afirmar que en nuestra sociedad existe una sociopatología que se refleja en que provoca mas indignación y enojo el rompimiento de cristales y pintas en monumentos que la indignación que pudiera provocar el asesinato diario de diez mujeres o el asesinato de miles de mujeres al año.
Es una expresión de enajenación social en la que se valoran más los objetos que la vida humana, sobre todo si las muertas son mujeres. Triste, patético e indignante contexto social que genera una rabia que en momentos se vuelve incontrolable
Insisto, estoy en contra de la violencia, pero estoy consciente de que hay niveles de aceptación sobre las expresiones de la violencia.
La violencia contra las mujeres es inaceptable y debemos exigir termine cuanto antes y si para lograrlo es necesario romper cristales para llamar la atención que así sea. Al sordo hay que gritarle. Mi solidaridad ha sido y siempre será con con la lucha feminista!
La revuelta feminista ya inició y esto apenas comienza, el silencio se rompió y las mujeres no están dispuestas a seguir callando mientras las están matando. A lo largo de la historia las mujeres han ocupado lugares importantes en la participación social que ha logrado grandes cambios sociales.
¿Por qué no gritamos junto a ellas para impedir que las sigan asesinando? Muchas personas se asustaron porque varias mujeres marcharon semidesnudas, otras se espantaron porque gritaron insultos en la vía pública o los expresaron en sus pancartas, las más puritanas y conservadoras se escandalizaron porque se atrevieron a corear consignas A FAVOR DEL ABORTO! Por favor, esto penas empieza y ya nada lo detiene.
En la medida que se rompa el silencio acerca de la violencia que sufren las mujeres a manos de ciertos omvres, se exhibirá en toda su magnitud el infierno en el que se ha convertido la sociedad patriarcal y machista para las mujeres.
Si romper este silencio implica romper cristales, gritar insultos, cantar a favor del aborto y hacer pintas en monumentos y edificios, que así sea y así será mientras el Estado no tome medidas para frenar la violencia hacia las mujeres
Cada mujer que rompe el silencio y expone públicamente las agresiones de las que ha sido objeto, contribuye con su testimonio a hacer más fuerte el grito social de protesta femenina, ya que significa romper el silencio y  la denuncia pública ayudará a que se detendrán las agresiones de que son objeto nuestras mujeres. Pero estas medidas legislativas serán insuficientes si no se acompañan de la implementación de programas de educación sexual integral.
Cada hombre que se precie de serlo debe mirarse al espejo y descubrir el macho que lleva dentro de sí mismo, reconocer los micromachismos que caracterizan su comportamiento en la vida cotidiana y debe escuchar a las mujeres que se encuentran a su alrededor, debe poner atención a la palabra de las mujeres ya que tienen mucho que decir acerca de como han sido violentadas en calles, escuelas, oficinas, hogares, etc.
Si no quieren que las mujeres sigan rompiendo cristales y haciendo pintas los hombres deben sumar su voz a las protestas feministas, exigir mayores castigos a los responsables de delitos sexuales o de feminicidio.
El testimonio experiencial de nuestras mujeres debe ser escuchado y atendido, su demanda de justicia debe ser canalizada como la de cualquier ciudadano que es víctima de algún delito, hombres y mujeres debemos marchar juntos en demanda de una mayor seguridad pública y mayores castigos a responsables de violencia.
Aquellos que hemos tenido la fortuna de no perder a una de nuestras mujeres a manos de feminicidas o violadores debemos ser empáticos con los familiares de las víctimas de este tipo de delitos y apoyarlos en su demanda de justicia y castigo a los responsables.

Los hombres debemos ver en la lucha feminista la oportunidad de despojarnos de roles sexuales estereotipados que nos hacen reproducir comportamientos que generan desigualdad de género, pero principalmente nos impiden ver la justificada "violencia" de las mujeres, que no es otra cosa que la expresión del hartazgo y temor de ser asesinadas o violadas dentro de la "normalidad" patriarcal.
La revuelta feminista en México significa una oportunidad de convertirse en una verdadera revolución cultural que implique la deconstrucción de las figuras masculinas y femeninas, para construir nuevos modelos de lo que es ser hombres y lo que es ser mujeres. Necesitamos una revolución sexual que rompa con las figuras estereotipadas y roles sexuales rígidos que nos impone el modelo patriarcal que existe en el proceso de socialización en el cual construimos nuestra personalidad psicosocial. Debemos romper con comportamientos atribuidos de manera cultural a cada sexo y construir nuevas imágenes de una nueva mujer y un nuevo hombre basados en una relación igualitaria entre ambos géneros que garantice una verdadera equidad y se logre construir una sociedad en donde prevalezca la igualdad, la democracia y la justicia.

No puede existir un proceso de construcción social de la democracia sin democratizar el espacio privado, por ello debemos decir con claridad que debemos aceptar que se acabó la normalidad señores,
es tiempo de que termine esa normalidad que se basada en la criminalidad superior del hombre sobre la mujer, ya no habrá más silencio como respuesta. No mas sumisión y obediencia hacia todo tipo de expresión de violencia sexual.
A esa violencia hacia la figura femenina se le está cerrando la puerta porque el grito de protesta de las mujeres están rompiendo oídos sordos y a ellos se suman cada vez más gritos masculinos apoyando la revuelta.
Los cantos y gritos feministas son mas fuertes que los gritos machistas que piden que detengan la "violencia feminista".
La revuelta feminista ha llegado para cambiar una situación que es insostenible en pleno siglo XXI.
De todos dependerá el que llegue a convertirse en auténtica rebelión, de los hombres que aceptemos perder los privilegios que tenemos por ser hombres y de las mujeres que acepten a los hombres como aliados en la lucha contra un sistema opresor en lo económico, en lo político y en lo sexual, es decir, el capitalismo neoliberal patriarcal que representa el enemigo de hombres, mujeres y naturaleza.
Se puede percibir que estamos en la antesala de una revolución,
Una revolución en la que necesitamos marchar unidos hombres y mujeres. Una revolución política, económica y sexual en la que se incluyen cambios ante los cuales los onvres que ven amenazados su privilegiada condición se resisten con todas sus fuerzas a ver el problema inicial de esta situación: los feminicidios
No se dan cuenta que con su ceguera y reticencia, sólo contribuyen a que aumenten los homicidios. Pero también a que las mujeres aumenten su resistencia.
Lo cierto es que al romper el silencio indica que esto apenas comienza. Todos debemos apoyar este movimiento feminista, porque la liberación femenina debe ir acompañada de una liberación masculina que requiere de desaprender todo lo que nos enseñaron que significaba "ser hombres". El aprendizaje no siempre es placentero y los hombres debemos aprender que con nuestro silencio cómplice estamos permitiendo la violación de derechos humanos, laborales y sexuales.
Para que nuestra participación en el cambio social esté lista debemos estar dispuestos a perder el cúmulo de privilegios que disfrutamos por el simple hecho de ser hombres. Que no nos escandalice el grito de las mujeres en lucha, que quienes sientan temor no sea la población, sino quienes representan al sistema opresor de hombres y mujeres. Necesitamos construir  un cambio que garantice en verdad
la construcción de una democracia e igualdad en nuestra realidad pública y privada.

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