miércoles, 29 de julio de 2020


La ignorancia como fuerza alimentadora del covid-19
Oscar Yescas Domínguez
28 de julio de 2,020

Todos los días de nuestra vida contienen un conjunto de experiencias que nos proporcionan un aprendizaje individual y colectivo y nos permiten desarrollar nuevos comportamientos para enfrentar en mejores condiciones las situaciones en nuestra vida cotidiana. Somos la especie animal que tiene el privilegio de aprender de diversas formas: mediante el uso de la teoría, a través de la observación del comportamiento de los demás y por medio de la experiencia mediante el aprendizaje vivencial.
Lamentablemente la pandemia del coronavirus vino a demostrarnos que nunca antes en la historia de la humanidad habíamos vivido un nivel tan bajo de aprendizaje social y padecido un nivel tan alto de ignorancia como el que hoy prevalece en buena parte de nuestra sociedad. En plena sociedad de la información vemos que prevalece la ignorancia en ciertos sectores de nuestra población en un momento histórico en el cual ser ignorante es cuestión de elección porque cualquier persona con el uso de un teléfono celular (algo que la mayoría de los individuos contemporáneos posee), puede utilizar un buscador en internet, encontrar cualquier tipo de información, y aumentar su nivel de conocimientos al grado que se puede decir que toda persona hoy en día tiene la posibilidad de autoeducarse.
El tema de la pandemia del coronavirus absorbió buena parte de mis esfuerzos como escritor al grado de que he escrito 15 artículos sobre el mismo desde que inició el confinamiento voluntario, si me pagaran por cada artículo que escribo tengo la seguridad de que con el tema del covid-19 ya hubiera reunido una buena cantidad de dinero. Pero mi intención al escribir sobre este tema fue colaborar con nuestras autoridades en la atención de un problema de salud pública, a través de un esfuerzo educativo que brindara información que a su vez permitiera clarificar las causas que generan el contagio y muerte, así como formas de prevenir el enfermarse de covid-19.
Había decidido no escribir más sobre este tema por considerar que ya se había dicho todo acerca del mismo, pero cada día que pasa el covid-19 sigue en el centro del debate porque las cifras de contagio y muerte siguen aumentando y el regreso seguro a una normalidad se ve cada vez más lejano por lo que reconozco que me equivoqué al pensar que todo estaba dicho ya que la pandemia seguirá dando de qué hablar por largo tiempo.
Es innegable que el pronóstico inicial de las autoridades de salud en México sobre las cifras de contagio y muertes por covid-19 fueron rebasadas de manera aplastante por una realidad en la que la tragedia y la muerte están a la orden del día, porque los números de afectados por el covid ya adquieren el rosto de familiares, amigos y conocidos.
En un principio de la pandemia se habló de cuarentena de aislamiento voluntario, nos dijeron que a fines del mes de abril podríamos salir de nuestras casas, hacer vida social sin peligro alguno. Después nos dijeron que tendríamos que seguir encerrados porque el pico de la curva todavía no se alcanzaba y aseguraron que podríamos salir a fines del mes de mayo, pero luego prolongaron el confinamiento voluntario hasta fines del mes de junio y finalmente éste se ha extendido hasta nuestros días.
En mi opinión personal estas diferencias entre las cifras esperadas y las cifras reales no son fallas de nuestras autoridades sanitarias ya que en realidad buena parte de las mismas son el resultado del comportamiento imprudente de buena parte de la población mexicana que no hizo caso de los llamados a quedarse en casa, a usar cubrebocas, guardar distancia, usar gel antibacterial, cuidar la higiene personal, etc. Es decir, la variable sin control que no contemplaron los epidemiólogos de nuestro gobierno fue la falta de cooperación de buena parte de la ciudadanía que no asumió una actitud de responsabilidad social para tomar precauciones sanitarias.
El covid-19 nos desnudó y exhibió la enorme desigualdad social que existe en nuestra sociedad contemporánea y acabó con el mito de la invisibilidad de la pobreza y la marginación, ya que pudimos observar que un buen número de personas que que no respetaron el quedarse en casa eran personas sin hogar, personas que viven de la economía informal, o personas que viven de bajos ingresos y no podían darse el lujo de quedarse en casa sin salir por meses. El quedarse en casa se reveló entonces como un privilegio de clase en esta pandemia que sólo unos cuantos pudimos mantener.
Pero también es necesario reconocer que un gran número de personas que podían quedarse en casa sin ningún problema, desde un principio restó importancia al covid-19 alegando que no creían en el coronavirus porque no podían verlo y decían una y otra vez: ¿cómo podrían creer en lo que no se puede ver? Al mismo tiempo que de manera contradictoria afirmaban encomendarse a Dios para no ser enfermarse. Algunos llegaron al extremo de afirmar que el covid-19 era una conspiración diseñada por el gobierno o por los grandes millonarios del mundo que deseaban reducir la población mundial. Otros tomaron como diversión el desafiar a las autoridades y no usar cubrebocas o participar en fiestas
Otros decidieron rebelarse y presentar resistencia a las medidas de protección sanitaria negándose a quedarse en casa, usar cubrebocas, guardar distancia, etc., asistiendo a fiestas clandestinas actuando en forma irresponsable al tomar como un juego una situación de crisis sanitaria que ha dejado miles de muertes
Un sector más recalcitrante fue más lejos al atreverse a agredir a enfermeras y médicos acusándoles de ser fuentes ambulantes de contagio al desempeñar un trabajo peligroso ya que diariamente estaban en contacto con personas contagiadas por covid-19 y llegaron al extremo de expulsarlos de sus viviendas, barrios o colonias por considerarlos como un peligro social.
En este momento hemos llegado a un momento en nuestra historia en la cual facebook se ha convertido en un obituario porque diariamente encontramos anuncios y fotografías de personas que han fallecido por convid-19, o publicaciones de personas que lamentan la muerte de algún familiar, conocido o amigo, .
Todo esto sucede mientras las autoridades informan de un incremento en la aplicación de multas semanales a la ciudadanía por realizar fiestas en período de cuarentena y violar las normas sanitarias al rebasar el número de asistentes permitido, no utilizar cubrebocas y no guardar la sana distancia. Al mismo tiempo la prensa y redes sociales informan de la apertura de playas y la visita masiva a las mismas aún cuando estamos en plena cuarentena todavía.
Por otro lado, los hospitales han llegado al punto de saturación de su capacidad de servicio, se niegan a recibir nuevos enfermos y el personal médico y de enfermería se encuentra agotado por largas jornadas de trabajo laborando con eqiupo insuficiente, algunos han caído en el contagio del covid-19 y han perdido sus vidas atendiendo a personas que se contagiaron por no haber atendido las instrucciones de proteger su salud.
En este punto es claro que no se ha producido un aprendizaje social colectivo ya que las evidencias apuntan a que ese sector de la población que se resiste a usar cubrebocas, a guardar distancia y a quedarse en casa cuando no tienen necesidad de salir, presentan algún tipo de problema psicológico en su percepción de la realidad social circundante. Ya no es suficiente explicar este tipo de comportamientos mencionando la carencia de información y decir que por ignorancia actúan de esa forma, porque la información sobre formas de prevención del covid-19 ha circulado de manera profusa y los comportamientos de falta de respeto a las normas sanitarias continúan.
Aparentemente su percepción de la realidad está distorsionada porque niegan una realidad evidente que se caracteriza por el alto riesgo de contagio y que obliga a la adopción de nuevos comportamientos como medida de sobrevivencia ya que el peso de la crisis sanitaria ha aplastado a todos los negacionistas del covid-19 al aumentar dramáticamente los números de contagiados y fallecidos del coronavirus. Esta disfunción en la percepción de la realidad puede ser un problema de carácter cognitivo que les impide ver la gravedad de la situación en la que nos encontramos.
Lo cierto es que continúa a la alza el número de contagiados y esto es motivo de alarma porque esto es un indicador de que tendremos rebrotes de covid-19 a corto plazo y debemos tener presente que estamos en un momento en el cual el personal médico y de enfermería muestran claras señales de agotamiento por tener meses acumulados doblando turnos en una jornada interminable en la que arriesgan sus vidas trabajando con escaso equipo médico, atendiendo a personas que no hicieron caso del llamado a quedarse en casa y que incurrieron por diversos motivos en conductas de alto riesgo que los colocaron en situaciones de ser contagiados y contagiar a su vez a otras personas (como a médicos y enfermeras).
¿De qué otra manera puede explicarse que en plena pandemia salgan cientos de personas a aglomerarse en playas y calles públicas, ante la primera señal de relajamiento del control sanitario implementado por las autoridades gubernamentales?

Quizá a alguien le duela reconocer tener capacidades cognitivas deficientes en su persona pero creo que duele más el fallecimiento de algún familiar por la imprudencia de algún pariente cercano o alguna amistad que deambuló por quien sabe qué rincones y anduvo con quien sabe qué personas (es decir, no respetó el quedarse en casa) y que se presenta de manera inoportuna en nuestras casas o se cruza en nuestro camino.
La vida actual no es normal, no debemos salir corriendo a la playa sólo porque está libre el paso de acceso a las mismas o porque las autoridades retiraron los agentes que impedían ingresar a nuestras playas.
Actuar de esta manera sólo refleja una gran ignorancia, irresponsabilidad social y con respeto les digo que refleja también fallas en su capacidad cognitiva, es decir, en su capacidad para procesar conocimientos o información cuyo debido procesamiento en estos momentos puede ser la diferencia entre la vida o la muerte.
Se han vertido millones de palabras advirtiendo sobre la necesidad de cuidarnos en esta pandemia, miles de avisos han aparecido en redes sociales, incontables conferencias de prensa advirtiendo sobre los peligros de no guardar distancia, sobre la necesidad de usar cubre bocas y la necesidad de quedarnos en casa, por lo cual no puede decirse que estos comportamientos sean originados por falta de información.
Estos comportamientos socialmente irresponsables han sido retomados por grupos reaccionarios en México para intentar desestabilizar al nuevo gobierno acusándolos de negligencia criminal, pero en realidad no ha sido responsabilidad de las autoridades la imprudencia de los ciudadanos que no respetan las indicaciones de las autoridades sanitarias y que han tomado como diversión burlar a las autoridades en un juego que sólo los ha conducido a la muerte al no tomar las precauciones que todos conocemos hasta el cansancio (usar cubrebocas, guardar distancia, quedarse en casa, etc.).
En realidad ha sido la imprudencia de un buen porcentaje de habitantes de nuestra sociedad que la que ha contribuido a la prolongación del tiempod de confinamiento voluntario y a la muerte de miles de ciudadanos mexicanos. Dentro de éstos últimos debemos lamentar el hecho de que se encuentran personas que en su momento respetaron las instrucciones de las autoridades de salud en el sentido de quedarse en casa, usar cubrebocas y guardar distancia, pero que bajaron la guardia ante algún familiar que las ha visitado y lamentablemente ese familiar fue uno de tantos que no respetó las instrucciones para cuidar su salud, por lo que se contagió en algún lugar y como era asintomático pensó que no había ningún problema en visitar a sus familiares para darles el beso de la muerte.
El problema se agrava porque las autoridades se ven presionadas para levantar la cuarentena por motivos económicos de aquellos propietarios de medios de producción que piden a gritos “salvar la economía” y dejan a un lado el criterio médico argumentando la necesidad de salvar fuentes de trabajo y esto confunde a varias personas que creen que ya es seguro salir a las calles y que regresaremos a "nuestra vida normal".
Esa vida normal jamás regresará y reintegrarnos a nuestras labores productivas tardará mucho más si continúa imperando la imprudencia, la ignorancia, la ausencia de responsabilidad social y las fallas en nuestra capacidad cognitiva. ¿Acaso tendremos que aceptar perder nuestra libertad y dejar que las autoridades tomen el control restringiendo hasta el más mínimo de nuestros movimientos porque hemos sido incapaces de cuidarnos nosotros mismos ante una epidemia que podríamos haber controlado si todos hubiéramos actuado de manera organizada y colectiva cuidando de nuestra salud?
Los padres de familia deben actuar con responsabilidad y controlar el comportamiento de sus hijos limitando su capacidad de movimientos mientras, al mismo tiempo que los eduquen sobre la necesidad de actuar con responsabilidad social.
Cuando escribí mi artículo Libertad individual vs. control social recibí fuertes críticas porque planteaba la posibilidad de que el Estado ejerciera un fuerte control sanitario restringiendo nuestros movimientos por la imprudencia de miles de ciudadanos que no reconocían la existencia del covid-19, pero el día de hoy vemos que de haber actuado con más firmeza nuestras autoridades en el inicio de esta pandemia, no tendríamos las cifras de contagio y muertes que hoy estamos lamentando. ¿Habrá quienes crean todavía en el compromiso social y consciencia ciudadana de todos los integrantes de nuestra sociedad como forma de enfrentar la pandemia?
Retomo en estos momentos la necesidad de utilizar un liderazgo situacional para controlar la situación en los diferentes grupos a los que pertenecemos y actuar de acuerdo a la situación utilizando un liderazgo democrático o autoritario, siempre teniendo presente el hecho real de que todavía vivimos bajo una crisis de salud que no ha terminado y que depende del comportamiento de cada uno de nosotros el tiempo de su duración.
La consigna de estos días es la sobrevivencia de todos y cada uno de nosotros y la manera de lograrlo es demostrando que estamos aprendiendo de la pandemia desarrollando nuevos comportamientos, los cuales necesariamente deberán tener como prioridad el cuidado de nuestra salud utilizando cubrebocas, guardando distancia y quedándonos en casa si no hay necesidad de salir. 
Debemos tener claro que el covid-19 no desaparecerá en los próximos meses y que no habrá retorno alguno a la "vieja normalidad" en el futuro.
Se acerca el cambio de temporada del año, vendrá el otoño y con él las bajas temperaturas que favorecen el surgimiento de enfermedades respiratorias, están pronosticados nuevos rebrotes, en algunos lugares de otro países en los que decidieron levantar la cuarentena en estos momentos están regresando al confinamiento voluntario y forzoso ante el surgimiento de nuevos brotes el covid-19. Del comportamiento individual y colectivo que tengamos de aquí en adelante dependerá no sólo la extensión de la cuarentena, sino la vida o la muerte de nosotros mismos y de quienes nos rodean.

1.- El coronavirus y su impacto social 20 de marzo 2,020

2.- Yescas, Oscar :Sana distancia y quédate en casa 21 de marzo 2,020

3.- Covid-19, desigualdad y cambio social 23 de marzo 2,020
4.- Reflexiones en tiempos de cuarentena 3 de abril de 2,020
5.- Yescas, Oscar: Biblioterapia en tiempos de crisis 28 de abril 2,020
6.- Yescas, Oscar: Salir o quedarse en casa: El falso dilema de nuestros días 30 de abril de 2,020
7.- Yescas, Oscar: La prolongada agonía del confinamiento voluntario 08 de mayo 2,020
8.- Yescas, Oscar: Regreso a una nueva normalidad 16 de mayo 2020

9.- Yescas, Oscar: La pesadilla del covid-19 no ha terminado 19 de mayo 2020

10.- Yescas, Oscar: Visitar a las madres en su día? 20 de mayo 2,020
11.- Yescas, Oscar: Ceguera colectiva en materia de salud en tiempos del covid-19 28 mayo 2020
12.- Yescas, Oscar: ¿Adiós Susana distancia? 08 de junio 2020
13.- Yescas, Oscar: Libertad individual vs. Control social 18 de junio 2020
14.- Yescas, Oscar: La ciencia contra la ignorancia en la batalla contra el covid-19 05 de julio 2,020
15.- Yescas, Oscar: Reflexiones sobre la vida y la muerte en tiempos de pandemia. 19 de julio 2,020

16.- OMS: No habrá retorno a la vieja normalidad
http://eltiempolatino.com/news/2020/jul/14/director-de-la-oms-no-habra-retorno-la-vieja-norma/?fbclid=IwAR3xeNF_VXM1ifczob-Jtvu2UqWW6tT0tTDqerxNjCyjCemSfoHOOe8YRx4

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