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domingo, 5 de julio de 2020


La ciencia contra la ignorancia en la batalla contra el covid-19
Oscar Yescas Domínguez
05 de julio de 2,020

La ciencia siempre ha enfrentado resistencia para aceptar los resultados de sus investigaciones, recordemos la revolución copernicana cuando Nicolás Copérnico en 1523 declaró en su libro “De las revoluciones de las esferas celestes” en el cual elaboró un modelo heliocéntrico en el que demostraba que la tierra era redonda y que giraba sobre su propio eje. Por miedo a la crítica retrasó la publicación de su libro varios años y finalmente decidió hacer públicas sus investigaciones.
La Iglesia y aquellos que pensaban que la tierra era plana no aceptaron sus teorías y fue objeto de ataques hasta el día de su muerte. Así como la revolución copernicana hay muchas historias que demuestran que la ideología (conocimientos no científicos) y las falsas creencias se resisten a aceptar los resultados de investigaciones científicas.
Lo mismo pasó con la teoría de la evolución de Charles Darwin quien demostró que el ser humano provenía del mono y no tenía un origen divino, que el mito de Adán y Eva era sólo eso, un mito. La Iglesia católica rechazó esta teoría durante mucho tiempo calificándola de blasfema, hasta que el Papa Juan Pablo II terminó por aceptar esta teoría en 1996.
El día de hoy en tiempos del covid-19, la ciencia enfrenta nuevamente resistencia para que los resultados de sus investigaciones y conclusiones sean aceptadas, porque enfrenta la ignorancia, el fanatismo religioso y la resistencia al cambio.

Hace unos días expresé en público mi entusiasmo por ver que la cifra de contagiados de covid, por día descendió a menos de 4,000 personas por lo que me atreví a decir que por fin se veía una luz al fondo del túnel de la pesadilla que estamos viviendo, pensando en voz alta que ya travesamos la curva de contagio y descenderían el número de personas contagiadas diariamente en los próximos días.
La realidad me golpeó una vez más al ver las cifras de los días siguientes que ascendieron a 4,000, 5,000 y 6,000 casos diarios en todo el país. Tan sólo las cifras de los tres últimos días son para seguir en estado de alerta y no bajar la guardia: el día jueves se totalizó un número de 6,747 contagiados, el viernes sumaron 6,407 y ayer sábado alcanzaron la cifra de 6,914 contagiados al día.
Viendo la perspectiva macrosocial, el problema que enfrentamos los mexicanos se está presentando en varios países. En momentos parece que algunas personas olvidan que estamos enfrentado un pandemia de carácter global, es decir, que afecta a todos los países del mundo. Sin embargo, algunas personas se resisten todavía a creer en la existencia del covid-19 y se niegan a usar guantes, guardar distancia y a quedarse encerrados en sus casas. Tan sólo veamos el ejemplo de Estados Unidos cuyo Presidente se niega sistemáticamente a usar cubrebocas invitando a la población a que sigan su ejemplo y declarar que no es obligación usarlas y que “es opcional”, es decir, que cada ciudadano decida si quiere usarla.
Esto ha provocado un conflicto entre gobernadores de algunos Estados de la Unión americana y el Gobierno Federal, algunos gobiernos estatales han desafiado a su Presidente y declarado obligatorio el uso de cubrebocas. Pero el daño ya está hecho y Estados Unidos se ha convertido en el epicentro de la pandemia mundial del covid-19 y ha llegado a una lamentable situación en la que el número de contagiados supera los 80,000 casos diarios y se teme que llegue el momento de que supere los 100,000 casos diarios de contagio en futuro a corto plazo. Arizona, Texas y Florida son los estados con mayor número de contagios en estos momentos.
Si consideramos que estados Unidos no tiene un servicio de Salud pública, ya que la mayoría de los hospitales son privados, la situación llegará a empeorar en el futuro si no se toman medias drásticas de mayor control social en el país que se proclama tener las mayores libertades y que por lo mismo se niegan a aceptar restricciones de sus movimientos.
En pleno siglo XXI vemos con pesar que la ciencia se ve relegada por algunos gobernantes y por parte de la población que prefiere pensar que el covid-19 es una conspiración de fuerzas malignas o que Dios nos salvará haciendo milagros para cuida de nuestra salud.
Esto me hace pensar que el año 2,020 será recordado por los sobrevivientes como uno de los peores años vividos por la humanidad, quizá como el inicio de varios años en los que la humanidad se verá envuelta en muertes colectivas provocadas por comportamientos irresponsables. Lo que les parecerá increíble a quienes sobrevivan en el futuro es aceptar que murieron miles de gentes por simple ignorancia y resistencia sin sentido, porque se ha dicho hasta el cansancio que lo único seguro en estos momentos es quedarse en casa y evitar el contacto social. Y
La ignorancia y la rebeldía sin causa de "defender libertades individuales" se muestra en estos momentos en el contexto de una pandemia, como los factores que han generado una crisis de salud que hubiese podido controlarse si la población hubiese tenido un comportamiento de mayor responsabilidad social.
La ignorancia de aquellos que no creen en el covid-19 y que siguen actuando como si no pasara nada "porque no ven nada de peligro en las calles" y siguen visitando familiares y amistades sin usar cubrebocas ni tomar sana distancia sólo está contribuyendo a aumentar el número de contagiados y arriesgando la salud de todos los habitantes de nuestras comunidades.
Afortunadamente en el caso de México, quienes han estado a cargo de la batalla contra el covid-19 son científicos investidos de autoridades que han hecho un trabajo ejemplar informando a la población constantemente de las causas del covid-19 y formas de evitar su contagio.
Lamentablemente las cifras de contagio proyectadas inicialmente se vieron rebasadas por la irresponsabilidad social de buena parte de la población que por diversos motivos no ha guardado cuarentena. La desigualdad social ha impedido combatir eficazmente esta pandemia porque no todos pueden quedarse en casa, pero también un gran número de personas que podrían guardar cuarentena en sus hogares lo han evitado simplemente “porque no creen en el covid-19 ya que es un invento del gobierno”.
Por otro lado la irresponsabilidad de autoridades de los tres niveles de gobierno que permiten que se abran en forma prematura centros de trabajo y de comercio "para salvar la economía", ha contribuido a aumentar el número de contagios y fallecimientos, como ha sucedido en la industria maquiladora. Las autoridades deberían gestionar trámites para apoyar a los miles de microempresarios que están siendo afectados por la cuarentena obligada como muestra de apoyo para que se queden en sus casas.
Por más que quisiera ser optimista al ver estos números no deja de afectar mi estado de ánimo y el de millones de personas que hemos sido cuidadosos y atendido las instrucciones de las autoridades de salud. No hay espacio para el optimismo si contemplamos que en los próximos meses está anunciado un rebrote del covid-19 a nivel mundial.
Algunos defensores de "las libertades individuales" argumentan que "el virus nos va a dar a todos tarde o temprano y que es mejor que nos contagiemos todos de una vez para generar defensas". Quienes así se expresan desconocen la situación existente en nuestros hospitales donde la capacidad de servicio ya fue rebasada, el personal médico y de enfermería está exhausto y varios de ellos han caído enfermos de covid-19 e inclusive algunos han muerto en el campo de batalla, es decir, atendiendo enfermos de covid-19, que muy probablemente no tomaron las debidas precauciones.
Si todos nos enfermamos al mismo tiempo, no podremos ser atendidos en los hospitales, no habrá suficientes médicos para atender a los miles de pacientes y el número de muertos se elevaría dramáticamente cada día.
Hoy nos encontramos en un punto en el que los números de las estadísticas van acompañadas de rostros de personas conocidas, de familiares de amigos, etc. El covid-19 ya no se ve tan lejano, ronda a nuestro alrededor acompañado de la muerte que se lleva a nuestros seres más queridos.

Algunos han sobrevivido a la terrible experiencia de haber contraído esta enfermedad, escuchemos sus testimonios, pongámonos en sus zapatos y compartamos el dolor que sufrieron e imaginemos que alguien que amamos puede pasar por lo mismo si seguimos sin asumir la responsabilidad social que implica vivir en tiempos de pandemia del covid-19. Es decir, si seguimos saliendo y riéndonos de quienes usan máscaras, toman distancia y visitamos familiares y amigos sin pudor ni precaución alguna, seguiremos mostrando una gran irresponsabilidad social al poner en riesgo nuestra salud y la de los demás..
Hace algunos años cuando surgió el Síndrome de inmunodeficiancia humana VIH, que inicialmente se pensó que afectaba sólo a homosexuales, cobró bastantes vidas antes de que la ciencia determinara que afectaba a todas las personas y encontrara las verdaderas causas que lo originaban y lograr una vacuna eficaz en su tratamiento
En algún momento los médicos no entendían porqué mujeres casadas que sólo tenían relaciones sexuales con sus maridos resultaron infectadas por el VIH, las investigaciones encontraron que los maridos tenían relaciones sexuales con otras personas (algunos de ellos eran bisexuales, otros frecuentaban prostitutas o tenían amantes), ellos contrajeron el VIH, como eran asintomáticos no se percataron de su condición y contagiaron a sus esposas quienes enfermaron de inmediato y varias fallecieron en poco tiempo.
Algunas personas, a pesar de estar conscientes de ser portadores asintomáticos del VIH, continuaron teniendo relaciones sexuales con varias personas logrando propagar la infección a un gran número de personas. Hubo casos en los cuales algunos portadores de VIH actuaron de manera intencional teniendo relaciones con otras personas para provocarles la muerte.
Debido a ello, en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos aprobaron una ley que permitió detener a estas personas bajo el cargo de homicidio imprudencial y evitar con ello que siguieran contagiando a otras personas.
Hoy en día se observa que adultos mayores que no han salido de sus casas respetando la cuarentena han acudido a los hospitales y dado positivo al covid-19, ¿cómo fueron contagiados si no salieron de sus casas? Las investigaciones científicas encontraron que los jóvenes, a diferencia de sus padres y abuelos, siguieron con su vida normal en la cuarentena, visitando al vecino de al lado, o amigos cercanos, conviviendo con ellos sin usar cubrebocas ni guardar distancia y fueron contagiados por portadores del covid-19 que eran asintomáticos. Estos jóvenes regresaron a sus casas y contagiaron a sus padres, abuelos, tíos, etc.

En Corea del sur tienen una biopolítica que les permite conocer el estado de salud de cada uno de sus ciudadanos de tal forma que monitorean los cambios en la salud de sus ciudadanos y tienen identificados a los portadores asintomáticos del covid-19 registrando cada uno de sus movimientos. Las personas que llegan a tener contacto con portadores asintomáticos reciben un mensaje en sus teléfonos celulares informándoles que la persona enfrente o al lado de ellos es portador asintomático y les piden tomen precauciones guardando distancia de ellos o aislándolos.
¿Tendremos que llegar a este extremo de legislar para castigar a todos los portadores asintomáticos de covid-19 que actúan en forma irresponsable para que sean objeto de acusación de homicidio imprudencial si siguen sin tomar precauciones sanitarias (usar cubrebocas, guardar distancia, quedarse en casa, etc.)? Tendremos que destinar recursos para crear una biopolítica que monitoree nuestro estado de salud y vigile los movimientos de portadores del covid-19 asintomáticos?
La pandemia del covid-19 sigue avanzando, la suma de muertos rebasa el medio millón y el número de contagiados aumenta cada día. La salud de miles de personas está amenazada por la irresponsabilidad de unos cuantos y por la avaricia de algunos empresarios que exigen la apertura de sus centros de trabajo sin importarles la salud de sus trabajadores. Son tiempos difíciles que requieren de la construcción de un vínculo de colaboración colectiva porque compartimos el mismo aire y mismo espacio físico.
Es el momento de desarrollar un sentido de responsabilidad social y tener presente que no estamos solos, que respiramos el mismo aire, pisamos la misma tierra y que nuestra salud depende del comportamiento colectivo y no sólo de mi comportamiento personal,  e igualmente recordar que la salud de los demás depende de mi comportamiento individual. La prolongación de esta pandemia y el confinamiento solitario dependerá de nuestro comportamiento individual y colectivo. La normalidad previa al covid19 ya no regresará jamás, un mundo nuevo nos espera, de nosotros depende si será un mundo con mayor control social de parte de las autoridades que nos quitarán nuestras libertades a nombre de “cuidar de nuestra salud” o de construir un mundo en el que todos actuemos con responsabilidad social pensando en el impacto que nuestro comportamiento individual tendrá sobre los demás.
Necesitamos utilizar información científica que guíe nuestros comportamientos cotidianos, sobre todo en tiempos de crisis sanitaria como la que estamos viviendo. La ciencia busca encontrar la verdad de los problemas planteados. Hoy y siempre la ciencia están de nuestro lado dejemos a un lado las creencias supersticiones y conocimientos no científicos para encontrar la luz al final de este túnel que es la pesadilla del covid-19.

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