Lamento empresarial
Oscar Yescas Domínguez
Ironías de la vida, no cabe duda que vivimos tiempos de
cambios, hoy podemos observar a aquellos que vivían del fraude, protestando calificando
de “fraude” a un auténtico ejercicio de democracia en la que participaron más
de un millón de mexicanos (considerando además de los votos a aquellas personas
que participaron como organizadores, cubriendo turnos en las casillas, contando
los votos, etc.).
Vemos también que en plena época de dominio del Dios Mercado https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/el-dios-mercado-la-religion-del-siglo.html
los empresarios pierden
una gran batalla al cancelarse la construcción del Nuevo Aeropuerto de la
Ciudad de México (NAIM), por una consulta popular en la que miles de votos
dijron un NO rotundo a la construcción del aeropuerto en Texcoco.
Vivimos tiempos en los que la premisa Juntos hacemos historia
se ratifica con este tipo de acciones colectivas, en las que la participación
social adquiere un gran valor al decidir en forma colectiva la cancelación de
un megaproyecto que atentaba contra los intereses sociales.
Durante décadas el pueblo mexicano sufrió la opresión,
explotación represión por parte de un Estado que optó por aliarse a los grandes
empresarios para favorecer sus proyectos que enriquecerían a unos cuantos,
mientras explotaban a millones y saqueaban nuestros recursos naturales.
La mafia en el poder ignoró la voluntad popular, utilizó los
recursos del Estado para silenciar las protestas y en más de una ocasión
recurrió al asesinato de líderes para reprimir los movimientos colectivos que
surgieron para defender derechos sociales y territorios comunales.
Los lamentos de dolor de un pueblo reprimido por quien decía
era su representante y existía para protegerlos, fueron silenciados
sistemáticamente con la ayuda de la prensa vendida y dueños de medios masivos
de comunicación.
Hoy que el pueblo mexicano echó al basurero de la historia al
Prian, que protegía al empresariado y que toma parte activa en decisiones
relevantes a través de una consulta nacional, demostrando una gran
participación social, quienes se lamentan son los grandes empresarios.
Estos empresarios que se enriquecieron a través de la
corrupción y los fraudes no pueden aceptar que los tiempos han cambiado, que el
pueblo mexicano tiene voz y voto en las grandes decisiones que se tomen de aquí
en adelante.
Los lamentos empresariales llegan al grado del histerismo y la
desesperación, no saben perder, no pueden aceptar que a través del voto pierdan
la oportunidad de seguir haciendo dinero a costas del pueblo mexicano.
Ese mismo pueblo al que ven con desdén, con menosprecio, es el
mismo que con la ayuda de Morena y Andrés Manuel López Obrador, les dio una
gran bofetada con guante blanco al votar para cancelar la construcción del
NAIM, en el cual cifraban las esperanzas de hacer el negocio de sus vidas al
despojar a ejidatarios de sus terrenos para revenderlos a precios altísimos. Al
financiar la construcción del NAIM con dinero ajeno (dinero del pueblo
trabajador) y exigir que el Gobierno mexicano participe financiando la
construcción de un proyecto privado que beneficiaría a particulares.
¿Cómo no van a llorar y lamentarse porque sus ambiciones de
ganar toneladas de dinero mal habido han sido truncadas? ¿Cómo no van a
lamentarse si estaban acostumbrados a tener de rodillas al gobierno en turno,
obteniendo de él lo que quisieran?
No podía esperarse otro tipo de reacción ante una acción
inédita del futuro gobierno mexicano que abrió la puerta para que el pueblo
mexicano expresara su punto de vista sobre este asunto particular.
¿Qué es una encuesta ilegítima? ¿Que ya se esperaban estos
resultados de rechazo popular al NAIM? Pues, ¿qué esperaban estos tipos de
traje y corbata fieles servidores del Dios Mercado e implacables verdugos del
pueblo mexicano? La corrupción en torno al NAIM era conocida por todos, estaban
tan confiados a la corrupción e impunidad que hacían sus tranzas al aire libre,
sin preocuparse por ocultar los detalles, ya que estaban acostumbrados a la
impunidad, al cobijo de un gobierno corrupto a quien le soltaban migajas de sus
ganancias para ser apoyados en sus atropellos.
Pero las condiciones de hoy son diferentes, tanto dinero que
tienen y ganan de manera ilícita y no pueden pagar asesores que les digan que
ya no pueden hacer lo que hacían antes sin consecuencia alguna.
Aparte de no tener moral alguna ya que no les importaba
condenar a la pobreza a millones de mexicanos al imponer y apoyar una reforma
laboral que les robó el futuro a nuestra juventud, al eliminar la estabilidad
en el empleo y un sinnúmero de derechos laborales, no tienen la capacidad
intelectual para hacer una lectura política de la realidad actual de México.
Simplemente estaban preocupados por seguir haciendo dinero mal habido sin
prestar atención al ámbito social.
Ese fue uno de sus grandes errores y en el pecado llevaron su
penitencia. Hoy perdieron un gran negocio redondo con la cancelación del NAIM
que de haberse llevado a cabo les hubiera dado increíbles ganancias, si siguen
sin entender que los mexicanos ya hemos abierto los ojos, que el tigre ya despertó,
mañana perderán mucho más que un
proyecto, al avanzar la lucha de la clase trabajadora en dar marcha atrás a las
reformas estructurales que favorecieron a la cúpula empresarial y recuperar los
derechos laborales, prestaciones sociales y aumentos salariales que permitan
recuperar la capacidad adquisitiva de los trabajadores mexicanos.
México sigue dando de qué hablar a nivel internacional, se
posiciona como un país cuya población le apuesta a la consolidación de una
democracia que vaya mucho más allá de la democracia electoral con este tipo de
acciones como la consulta nacional. Seguimos construyendo la democracia en
nuestro país, seguimos generando y consolidando el cambio social, sin olvidar
que el primer paso en la generación de un cambio social se encuentra en la
generación de cambios individuales a través de una revolución de nuestras
consciencias.
El nuevo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha
tomado partido, inclinándose por el bienestar social de la población y contra
de la explotación ejercida por la cúpula empresarial. Ese ínfimo porcentaje de individuos
que se lleva la mayor parte de la riqueza social que se produce.
Es una valiente acción, inédita en tiempos de predominio de la
economía del mercado. El nuevo gobierno de AMLO nos necesita en esta cruzada en
contra de las grandes empresas, la manera de apoyarlo es incrementando nuestra
participación social, pero no sólo a nivel de activismo social
Necesitamos democratizar a nuestros sindicatos, necesitamos
construir nuevas organizaciones representativas de ciudadanos y trabajadores
que participen en política. Ya hemos aprendido que el camino para lograr un
verdadero cambio social que conduzca a la consolidación de la democracia es a
través de la participación política.
Sigamos escuchando el lamento de los empresarios, porque ellos
defienden sus intereses particulares y nosotros defendemos los intereses
sociales. Nuestros intereses son antagónicos a sus mezquinos intereses.
Escuchemos sus lamentos, sus quejas con entusiasmo, porque su llanto es nuestra
alegría.
Hagamos valer la añeja consigna “el pueblo unido, jamás será
vencido”. Si el pueblo está unido entre sí y esta unidad se extiende al nuevo
gobierno que defiende los intereses sociales, nada nos podrá detener. El futuro
está en nuestras manos, aseguremos nuestro futuro con nuestra participación
social y festejemos cada triunfo popular sin prestar atención a quienes hoy se
están lamentando por nuestra participación social.
Murió antes de nacer, su sola concepción fue producto del pecado, de lo inaceptable socialmente. Su destino cambio radicalmente el primero de julio y su muerte estaba anunciada.
El Naim, un proyecto que se nutría de despojar (aún más) a las masas de sus ahorros, encontró su muerte a manos de miles y miles de mexicanos que encontraron la oportunidad de expresarse en la consulta nacional prometida y respetada por Andres Manuel López Obrador.
Voto tras voto le cayeron encima hasta ser sepultado en su totalidad.
Fue un verdadero tsunami de votos que lo enterró sin piedad.
Triste destino de un megaproyecto que estaba destinado a favorecer intereses particulares y que encontró su final con un mecanismo que anuncia el inicio de una nueva era en Mexico: la consulta nacional.
El Naim, un proyecto que se nutría de despojar (aún más) a las masas de sus ahorros, encontró su muerte a manos de miles y miles de mexicanos que encontraron la oportunidad de expresarse en la consulta nacional prometida y respetada por Andres Manuel López Obrador.
Voto tras voto le cayeron encima hasta ser sepultado en su totalidad.
Fue un verdadero tsunami de votos que lo enterró sin piedad.
Triste destino de un megaproyecto que estaba destinado a favorecer intereses particulares y que encontró su final con un mecanismo que anuncia el inicio de una nueva era en Mexico: la consulta nacional.
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