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martes, 30 de octubre de 2018


Lamento empresarial
Oscar Yescas Domínguez

      Ironías de la vida, no cabe duda que vivimos tiempos de cambios, hoy podemos observar a aquellos que vivían del fraude, protestando calificando de “fraude” a un auténtico ejercicio de democracia en la que participaron más de un millón de mexicanos (considerando además de los votos a aquellas personas que participaron como organizadores, cubriendo turnos en las casillas, contando los votos, etc.).
      Vemos también que en plena época de dominio del Dios Mercado https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/el-dios-mercado-la-religion-del-siglo.html
los empresarios pierden una gran batalla al cancelarse la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM), por una consulta popular en la que miles de votos dijron un NO rotundo a la construcción del aeropuerto en Texcoco.
      Vivimos tiempos en los que la premisa Juntos hacemos historia se ratifica con este tipo de acciones colectivas, en las que la participación social adquiere un gran valor al decidir en forma colectiva la cancelación de un megaproyecto que atentaba contra los intereses sociales.
      Durante décadas el pueblo mexicano sufrió la opresión, explotación represión por parte de un Estado que optó por aliarse a los grandes empresarios para favorecer sus proyectos que enriquecerían a unos cuantos, mientras explotaban a millones y saqueaban nuestros recursos naturales.
      La mafia en el poder ignoró la voluntad popular, utilizó los recursos del Estado para silenciar las protestas y en más de una ocasión recurrió al asesinato de líderes para reprimir los movimientos colectivos que surgieron para defender derechos sociales y territorios comunales.
      Los lamentos de dolor de un pueblo reprimido por quien decía era su representante y existía para protegerlos, fueron silenciados sistemáticamente con la ayuda de la prensa vendida y dueños de medios masivos de comunicación.
      Hoy que el pueblo mexicano echó al basurero de la historia al Prian, que protegía al empresariado y que toma parte activa en decisiones relevantes a través de una consulta nacional, demostrando una gran participación social, quienes se lamentan son los grandes empresarios.
      Estos empresarios que se enriquecieron a través de la corrupción y los fraudes no pueden aceptar que los tiempos han cambiado, que el pueblo mexicano tiene voz y voto en las grandes decisiones que se tomen de aquí en adelante.
      Los lamentos empresariales llegan al grado del histerismo y la desesperación, no saben perder, no pueden aceptar que a través del voto pierdan la oportunidad de seguir haciendo dinero a costas del pueblo mexicano.
      Ese mismo pueblo al que ven con desdén, con menosprecio, es el mismo que con la ayuda de Morena y Andrés Manuel López Obrador, les dio una gran bofetada con guante blanco al votar para cancelar la construcción del NAIM, en el cual cifraban las esperanzas de hacer el negocio de sus vidas al despojar a ejidatarios de sus terrenos para revenderlos a precios altísimos. Al financiar la construcción del NAIM con dinero ajeno (dinero del pueblo trabajador) y exigir que el Gobierno mexicano participe financiando la construcción de un proyecto privado que beneficiaría a particulares.
      ¿Cómo no van a llorar y lamentarse porque sus ambiciones de ganar toneladas de dinero mal habido han sido truncadas? ¿Cómo no van a lamentarse si estaban acostumbrados a tener de rodillas al gobierno en turno, obteniendo de él lo que quisieran?
      No podía esperarse otro tipo de reacción ante una acción inédita del futuro gobierno mexicano que abrió la puerta para que el pueblo mexicano expresara su punto de vista sobre este asunto particular.
      ¿Qué es una encuesta ilegítima? ¿Que ya se esperaban estos resultados de rechazo popular al NAIM? Pues, ¿qué esperaban estos tipos de traje y corbata fieles servidores del Dios Mercado e implacables verdugos del pueblo mexicano? La corrupción en torno al NAIM era conocida por todos, estaban tan confiados a la corrupción e impunidad que hacían sus tranzas al aire libre, sin preocuparse por ocultar los detalles, ya que estaban acostumbrados a la impunidad, al cobijo de un gobierno corrupto a quien le soltaban migajas de sus ganancias para ser apoyados en sus atropellos.
      Pero las condiciones de hoy son diferentes, tanto dinero que tienen y ganan de manera ilícita y no pueden pagar asesores que les digan que ya no pueden hacer lo que hacían antes sin consecuencia alguna.
      Aparte de no tener moral alguna ya que no les importaba condenar a la pobreza a millones de mexicanos al imponer y apoyar una reforma laboral que les robó el futuro a nuestra juventud, al eliminar la estabilidad en el empleo y un sinnúmero de derechos laborales, no tienen la capacidad intelectual para hacer una lectura política de la realidad actual de México. Simplemente estaban preocupados por seguir haciendo dinero mal habido sin prestar atención al ámbito social.
      Ese fue uno de sus grandes errores y en el pecado llevaron su penitencia. Hoy perdieron un gran negocio redondo con la cancelación del NAIM que de haberse llevado a cabo les hubiera dado increíbles ganancias, si siguen sin entender que los mexicanos ya hemos abierto los ojos, que el tigre ya despertó, mañana perderán  mucho más que un proyecto, al avanzar la lucha de la clase trabajadora en dar marcha atrás a las reformas estructurales que favorecieron a la cúpula empresarial y recuperar los derechos laborales, prestaciones sociales y aumentos salariales que permitan recuperar la capacidad adquisitiva de los trabajadores mexicanos.
      México sigue dando de qué hablar a nivel internacional, se posiciona como un país cuya población le apuesta a la consolidación de una democracia que vaya mucho más allá de la democracia electoral con este tipo de acciones como la consulta nacional. Seguimos construyendo la democracia en nuestro país, seguimos generando y consolidando el cambio social, sin olvidar que el primer paso en la generación de un cambio social se encuentra en la generación de cambios individuales a través de una revolución de nuestras consciencias.
      El nuevo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha tomado partido, inclinándose por el bienestar social de la población y contra de la explotación ejercida por la cúpula empresarial. Ese ínfimo porcentaje de individuos que se lleva la mayor parte de la riqueza social que se produce.
      Es una valiente acción, inédita en tiempos de predominio de la economía del mercado. El nuevo gobierno de AMLO nos necesita en esta cruzada en contra de las grandes empresas, la manera de apoyarlo es incrementando nuestra participación social, pero no sólo a nivel de activismo social
      Necesitamos democratizar a nuestros sindicatos, necesitamos construir nuevas organizaciones representativas de ciudadanos y trabajadores que participen en política. Ya hemos aprendido que el camino para lograr un verdadero cambio social que conduzca a la consolidación de la democracia es a través de la participación política.
      Sigamos escuchando el lamento de los empresarios, porque ellos defienden sus intereses particulares y nosotros defendemos los intereses sociales. Nuestros intereses son antagónicos a sus mezquinos intereses. Escuchemos sus lamentos, sus quejas con entusiasmo, porque su llanto es nuestra alegría.
      Hagamos valer la añeja consigna “el pueblo unido, jamás será vencido”. Si el pueblo está unido entre sí y esta unidad se extiende al nuevo gobierno que defiende los intereses sociales, nada nos podrá detener. El futuro está en nuestras manos, aseguremos nuestro futuro con nuestra participación social y festejemos cada triunfo popular sin prestar atención a quienes hoy se están lamentando por nuestra participación social.
Murió antes de nacer, su sola concepción fue producto del pecado, de lo inaceptable socialmente. Su destino cambio radicalmente el primero de julio y su muerte estaba anunciada. 
El Naim, un proyecto que se nutría de despojar (aún más) a las masas de sus ahorros, encontró su muerte a manos de miles y miles de mexicanos que encontraron la oportunidad de expresarse en la consulta nacional prometida y respetada por Andres Manuel López Obrador. 
Voto tras voto le cayeron encima hasta ser sepultado en su totalidad.
Fue un verdadero tsunami de votos que lo enterró sin piedad.
Triste destino de un megaproyecto que estaba destinado a favorecer intereses particulares y que encontró su final con un mecanismo que anuncia el inicio de una nueva era en Mexico: la consulta nacional.
     

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