La revolución de las consciencias
Para nadie es un secreto y nadie lo puede negar que México atraviesa una crisis económica y política sin precedentes en la historia del país. La corrupción en las más altas esferas del gobierno, la impunidad, la violencia social, la delincuencia organizada, la delincuencia común, etc., son flagelos que giran alrededor de esta crisis.
Las recientes reformas estructurales que aprobaron los diputados y senadores (sin discutirlas, sin leerlas y mucho menos someter a consenso como los obliga su rol de representantes) han agudizado las contradicciones internas en la dinámica nacional al golpear los intereses de los trabajadores, reducir sus derechos, eliminar la estabilidad laboral, aumentar los precios de todos los productos, inventar nuevos impuestos, etc.
La crisis de las instituciones que hemos venido padeciendo desde hace años en la medida que presentan una gran distancia entre el discurso y la acción, se agudiza con el descrédito e impopularidad que presentan los principales partidos políticos en México: PRI, PAN y PRD, al ser los principales responsables de la aprobación de las reformas mencionadas. En este contexto, el pueblo mexicano se encuentra sin una verdadera representatividad política, por lo que se requiere construir organizaciones políticas que realmente los represente y defienda sus intereses.
El triste papel que jugaron sus representantes en la Cámara de Senadores y de Diputados al aprobar las reformas (laboral, educativa, energética y fiscal) protegidos por los cuerpos policiacos que contenían en las afueras del edificio del Congreso de la Unión a miles de manifestantes que exigían la no aprobación de estas iniciativas, los desnudó como lo que son en realidad: lacayos al servicio del poder en turno que sólo defienden los intereses de la oligarquía en el poder.
La violencia institucional que recibe el pueblo mexicano con las políticas económicas implementadas por el gobierno federal, se manifiestan en un incremento de la pobreza social, producto de el incremento de la desigualdad económica. La corrupción imperante ha propiciado que los recursos públicos sean desviados para enriquecer los bolsillos de los altos funcionarios de las dependencias de gobierno, mientras que se reduce el presupuesto en las instituciones de salud, de educación, etc. Esto ha dado como resultado entre otras cosas, que dos terceras partes de la población mexicana (es decir, aproximadamente 70 millones) vivan en el siglo XXI en condiciones de pobreza.
Aquellos individuos, grupos u organizaciones que se atreven a protestar por esta situación y que demandan justicia y democracia social se convierten en blanco de ataques de los medios masivos de comunicación quienes los etiquetan de revoltosos, alborotadores, delincuentes. O simplemente los excluyen del contenido informativo de sus programas. Si esto no da resultado y mantienen su lucha son objeto de represión por parte de los cuerpos represivos del Estado.
Estos mismos medios masivos de difusión (Televisa, TV Azteca, Milenio, prensa y radio), mantienen una constante labor de enajenación social tratando de distraer la atención de la población de los grandes problemas sociales. Al mismo tiempo difunden spots publicitarios con información engañosa que hablan de las bondades de las recientes reformas estructurales. Todo con la intención de generar un consenso de aceptación al status quo y crear un ambiente de enajenación social.
Este es el contexto social que prevalece en México en estos momentos y cualquier mexicano que se precie de serlo no negaría que se requiere un cambio social en nuestro país que termine con la corrupción, la impunidad y la injusticia social. Algunos sectores sociales piensan que el cambio social puede y debe darse pero sólo a través de la vía electoral y se limitan a esperar los próximos comicios para dar un voto de castigo o apoyar algún mesías que venga a solucionar los problemas sociales.
Sin embargo olvidan de que el sistema electoral mexicano es uno de los más caros del mundo y sobre todo de los más corruptos. Esto quedó demostrado en las dos elecciones presidenciales pasadas, sobre todo en la del 2,012, cuando el Instituto Federal Electoral y los tribunales de Justicia del país avalaron el "triunfo" de Enrique Peña Nieto, que pasa a la historia como el primer presidente mexicano que compró la presidencia del país, a través de la compra masiva de votos electorales.
Otro sector de la población mantiene una actitud de reserva hacia "la política", bajo la premisa de que los políticos son corruptos. Se basan en la lógica de que si los políticos son corruptos, la política es corrupta y en consecuencia "dan la espalda" a la política a nombre de que ya están hartos y no quieren saber nada de política, son los llamados "analfabetos políticos". Con esta actitud sólo logran dejarle el camino libre a quienes se encuentran en el poder para seguir disfrutando del mismo.
En realidad hay algo de cierto en este planteamiento ya que los políticos del PRI, el PAN, del PRD y otros partidos pequeños han corrompido la práctica política y ven a esta como una forma de enriquecimiento personal. Pero en este punto es necesario hacer una precisión, debemos decir que la política no se limita a lo que hacen los políticos, sino que TODA la vida social está marcada por la política.
Recordemos que el ser humano es un "animal político" y todo lo que hace está determinado por la política. Vivimos en una sociedad que se rige por normas y leyes políticas que determinan la interacción social. Si vamos a trabajar lo hacemos dentro de un marco regido por una política laboral, si vamos a comprar despensa o artículos para comer, los precios están determinados por una política económica, si decidimos estudiar en alguna escuela o universidad, estas instituciones se rigen por una política educativa.
Para ser más claros podemos decir que hasta la sexualidad humana está determinada por la política. Si esto último no se cree, preguntemos a los grupos de homosexuales y lesbianas que están luchando porque se respeten sus derechos como seres humanos, cual es su opinión sobre este punto. Entonces todos los actos que realizamos en nuestra vida cotidiana están regidos por la política, el problema es que hemos dejado que los políticos se adueñen de la política y con nuestra pasividad, indiferencia y ausencia de participación políticahemos permitido que tomen decisiones a nombre nuestro sin consultarnos y los resultados de esta apatía están a la vista de todos.
Siempre he partido de la premisa de que el cambio social debe tomar como punto de partida el cambio individual, es decir, no podemos esperar que se dé un cambio social si antes no cambian los individuos, ya que la sociedad está integrada por individuos que pertenecen a diferentes grupos, organizaciones e instituciones que conforman el sistema social.
Necesitamos entonces tomar consciencia de que somos seres sociales y que sólo a través de la participación social podremos cambiar esta sociedad. Esto requiere cambiar la ideología conformista, pasiva e indiferente a la política que prevalece en amplios sectores de la sociedad por una ideología critica, constructiva y sobre todo participativa. Tenemos que romper ese vínculo de dependencia que nos ha fomentado una educación basada en el autoritarismohttp://www.cucs.udg.mx/avisos/Martha_Pacheco/Software%20e%20hipertexto/Antolog%C3%ADa_PA101/Boholavsky.pdf
La labor de ideologización a la que nos han sometido los medios masivos de difusión y otras instancias ideológicas ha sido constante y permanente. Los medios masivos de difusión juegan un papel importante en este control ideológico en la medida de que tienen una gran influencia en la vida social. http://www.monografias.com/trabajos98/impacto-psicosocial-medios-masivos-difusion-y-redes-sociales/impacto-psicosocial-medios-masivos-difusion-y-redes-sociales.shtml
El proceso de ideologización nos ha mantenido bajo un control social que solo favorece a quienes están en el poder económico y político en nuestro sistema social. Debemos tomar consciencia de que a través de diferentes medios socializantes (familia, escuela, iglesia, medios masivos, etc.) nos han inculcado una ideología individualista y competitiva que nos impide integrarnos a los diferentes grupos a los que pertenecemos y que sobre todo inhibe la participación social. La pasividad, indiferencia e inactividad social que esto ha generado solo favorece a quienes detentan el poder, porque se mantienen en el control del mismo.
Debemos tomar consciencia de lo anterior y partir de la premisa innegable de que México requiere realizar un cambio social, que no se puede continuar indefinidamente con una situación insostenible de violencia institucional hacia la población, ya que se observa que empiezan a surgir grupos de guerrilla armados en diferentes estados del país, que han decidido la vía armada como estrategia de cambio social porque no encuentran otra opción. Por otro lado, también vemos que la incapacidad del Estado para combatir a la delincuencia organizada ha generado los grupos de autodefensa en el sur del país Michoacán, Oaxaca, Guerrero.
http://www.provincia.com.mx/se-arman-autodefensas-en-11-estados-del-pais/
México se encuentra entonces en una encrucijada, ante lo insostenible de la situación se requiere un cambio social que debe darse a través de una revolución que tenga como banderas la construcción de la democracia y la consolidación de la justicia en nuestro país. Este cambio social puede darse en forma violenta con derramamiento de sangre, ya que la oligarquía en el poder no dudará en utilizar los cuerpos represivos para sofocar brotes de rebelión. La otra alternativa es que podemos lograr un cambio social en forma pacífica, mediante la implementación de cambios de actitudes y de comportamientos en los individuos que conforman los diferentes grupos y organizaciones de nuestra sociedad, esto es lo que llamo la revolución de nuestras consciencias.
En lo personal me inclino por la vía pacífica, es decir por una revolución de nuestras consciencias. ¿Cómo puede darse este cambio social pacífico? La respuesta es despojándonos de la ideología de conformismo, pasividad e indiferencia social por una ideología proclive al cambio en la cual cada individuo reconozca que tiene parte de responsabilidad en la crisis que enfrentamos.
Todos los seres humanos pertenecemos a diferentes grupos y organizaciones, debemos aumentar nuestra participación en los primeros y las segundas para lograr un mejoramiento en su funcionamiento social.
También debemos aumentar nuestra participación política y social, el eje central del cambio social a través de la revolución de las consciencias, debe darse a través de la generación del cambio individual en donde las personas se perciban a sí mismas como constructoras de la realidad social y aumenten en consecuencia su participación social.
Tenemos que sacudirnos este marasmo social que nos ha producido el control ideológico al que hemos estado sometidos. De igual forma que el científico social al construir el conocimiento científico realiza una ruptura epistemológica con el conocimiento ideológico, los ciudadanos debemos romper con la percepción deformada de la realidad que se nos ha inculcado y ver con objetividad que no es normal que haya ricos y que haya pobres, que no es natural que cientos y miles de mexicanos mueran por desnutrición y de hambre.
También debemos modificar la percepción que tenemos de nosotros mismos, dejar de vernos como personas que no podemos hacer nada por cambiar nuestra sociedad, que los que tienen el poder siempre van a estar en el poder. Están ahí porque nosotros los permitimos con nuestra pasividad, indiferencia y falta de participación.
Debemos asumir la premisa de que los seres humanos construimos nuestra realidad y en consecuencia podemos cambiar la realidad dándole el rumbo que decidamos a través de nuestra participación social.
Todo ciudadano debe incrementar su participación en los diferentes grupos, organizaciones y comunidades a los que pertenece. Para empezar debemos incluir en los contenidos de nuestras conversaciones con familiares, amigos, colegas, compañeros de trabajo, etc., la agenda política, cómo nos afecta la política económica, la política educativa, la política fiscal, etc.
Los líderes de las organizaciones sindicales deben fomentar la discusión política a su interior con sus representados, deben implementar estrategias de educación sindical que estimulen la participación social.
Los sindicalizados deben exigir a sus líderes un desempeño óptimo en su rol de líderes para que defiendan sus intereses como trabajadores. Pero antes de hacer esto, deben exigirse a sí mismos el cambiar sus actitudes de dependencia, pasividad, indiferencia, por una actitud donde prevalezca el compromiso, la crítica basada en la autocrítica y que se traduzca en un aumento en su participación sindical.
Los padres de familia deben exigir a los integrantes de la misma un mejor desempeño en los roles que tienen asignados, pero antes deben exigirse a sí mismos un mejoramiento en el desempeño de sus propios roles.
Los estudiantes deben exigir a sus maestros un mejor desempeño en el proceso educativo, pero antes deben exigirse a sí mismos un mejor desempeño como estudiantes.
La población civil debe exigir un mejor desempeño de los servidores públicos que trabajan en las diferentes dependencias de gobierno, pero también deben exigirse a sí mismos una mayor responsabilidad social.
La población debe exigir cuentas a sus representantes diputados y senadores sobre las decisiones que a su nombre toman, pero también debe aumentar su participación en política y no limitarse a hacerlo en coyunturas electorales mediante la emisión del voto.
La revolución de las consciencias implica en síntesis, que cada individuo, antes de exigir mejoras a los demás, se exija a sí mismo ser un mejor individuo mejorando y ampliando su participación social.
Al analizar la situación económica y política que prevalece en México en el inicio del 2,014, tomo como punto de partida mi formación como psicólogo social, que me permite comprender la interacción e interinfluencia que existe entre el individuo contemporáneo y la sociedad. En este camino retomo tres premisas importantes:
- a) Vivimos tiempos de cambios que se presentan en forma discontinua e impredecible (cambios tecnológicos, económicos, políticos, culturales, etc., que nos generan un ambiente de incertidumbre y afectan el proceso de toma de decisiones a nivel individual, grupal, organizacional y comunitario. Esta nueva situación nos plantea nuevos retos que no podemos enfrentar con los comportamientos que en otro contexto social nos dieron resultado, por lo que tenemos necesidad de desarrollar nuevos comportamientos. Un ejemplo de ello es el hecho de que ante el desarrollo tecnológico nos vimos en la necesidad de aprender a usar una computadora, aprender a usar internet, utilizar las redes sociales, etc. Por eso afirmo que la clave del éxito para enfrentar estos cambios sociales, está en nuestra capacidad para desarrollar nuevos comportamientos.
- b) El ser humano tiene una naturaleza cambiante, se encuentra en constante proceso de transformación. Tiene al mismo tiempo una evolución ontogenética y filogenética, es decir, pasa de una etapa de desarrollo psicológico a otra sin detenerse (niñez, pubertad, adolescencia, juventud, adultez y vejez), paralelamente como especie, la humanidad va generando cambios en sus comportamientos, los mexicanos de hoy no somos los mismos que los de hace 15 años.
- c) La realidad social la construimos los seres humanos a través de nuestra interacción individual en diferentes grupos sociales, organizaciones, instituciones y comunidades. Es decir, existe un proceso de construcción social de la realidad. Si nosotros construimos nuestra realidad, también podemos cambiarla y darle el rumbo que queramos.
Al analizar la relación que existe entre el individuo y la sociedad, podemos ver que la sociedad influye de muchas formas al individuo contemporáneo, pero también el individuo influye a la sociedad con su comportamiento cotidiano. Es decir, existe una constante interacción e interinfluencia entre el individuo y la sociedad.
¿Cómo se da esto?, veamos lo siguiente:
El individuo es un ser social, a través de la interacción social satisface sus necesidades básicas y psicológicas. Pertenece a diferentes grupos simultáneamente, al grupo familiar, al grupo escolar, al grupo laboral, al grupo de amigos, etc. De igual forma podemos ver que la sociedad actual basa su funcionamiento en la existencia de un sinnúmero de organizaciones formales e informales que surgen para ofrecer un producto o servicio a la sociedad. Lo que le da dinamismo a las organizaciones es que están conformadas por individuos que interactúan entre sí en el marco de una estructura para alcanzar objetivos comunes.
A pesar de la pertenencia a diferentes grupos y organizaciones, la mayoría de los individuos contemporáneos rige su comportamiento en base a una ideología individualista y competitiva que nos es construida por el accionar de los medios masivos de comunicación y otras instancias que participan en el proceso de socialización psicosocial.
Esta ideología individualista nos impide integrarnos a los grupos y organizaciones a los que pertenecemos ya que no pasamos de una identidad individual. Es necesario dar ese salto cualitativo que nos permita construir una identidad psicológica a nivel grupal y organizacional.
Una manera de comprender esto es retomando una definición de grupo en los términos siguientes: "Un grupo es la reunión más o menos permanente de varias personas que interactúan entre sí en la realización de un conjunto de actividades que les permite alcanzar objetivos comunes, en una interacción donde cada integrante del grupo se percibe a sí mismo como miembro integrante de éste y percibe a los demás como miembros pertenecientes al mismo."
Esta definición nos permite comprender que el vínculo que debe prevalecer en forma ideal al interior de los grupos es el de colaboración, ya que, en la medida de que cada integrante del grupo aspira a lograr el objetivo general del grupo y al percibir a los otros como personas que persiguen el mismo objetivo, lo natural es que colaboren entre sí para lograrlo en forma unida.
Analicemos ahora el sistema de democracia que prevalece en México. Este sistema está basado en el sistema político prevaleciente donde se toma como punto de partida la existencia de un determinado número de partidos políticos que se supone representan a la población. Cada determinado período se lleva a cabo elecciones para elegir desde Presidente de la república, Senadores, Diputados federales, Gobernadores, Diputados locales, Presidentes Municipales, etc.
Una vez en el poder, se supone que las personas elegidas gobernarían para todos independientemente del partido de procedencia. La realidad no es así, ya que los políticos gobiernan para beneficio de su propio partido de procedencia, de la oligarquía en el poder tanto nacional como extranjera y para su beneficio personal.
Suele suceder lo que nos planteo Serge Moscovici en su libro La era de las multitudes, que los líderes que llegan al poder se olvidan de quienes los pusieron ahí.
La motivación principal para participar en política de estos sujetos, se basa en la percepción de que la política es una forma rápida de enriquecimiento personal, ya que parten de la premisa "a mí no me den, a mí pónganme donde hay", para desviar los recursos públicos para beneficio de sus personas y del círculo de allegados inmediatos. Esto es lo que ha prevalecido durante setenta años de vivir bajo presidencias priístas y 12 años más de presidencias panistas.
Durante todas estas décadas de "dictadura perfecta" por parte del PRI y los dos sexenios de Presidentes panistas, ha predominado el autoritarismo, la corrupción, la impunidad y el fraude. Casi un siglo de existencia de ausencia de justicia, democracia y libertad en nuestro país bajo un régimen que se llama a sí mismo "democrático" y "revolucionario".
Generaciones enteras de mexicanos hemos crecido bajo una cultura que llegó a considerar la corrupción como "algo natural" en el quehacer de la política (el que no transa no avanza). Por esto mismo, amplios sectores de la población se han alejado de la actividad política, asqueados y hartos del oportunismo político y cuando mucho, solo se limitan a participar políticamente mediante el voto electoral.
En las elecciones presidenciales del 2,012, un amplio sector de la sociedad participó en las campañas políticas, entre ellos un numeroso sector de la juventud mexicana inició por primera vez su participación en política. http://www.monografias.com/trabajos93/revolucion-y-cambio-social-mexico/revolucion-y-cambio-social-mexico.shtml
Paradójicamente lo que motivaba la participación en política de millones de mexicanos era su deseo de que Enrique Peña Nieto no llegase a la presidencia de la república, por haberse demostrado que quien financiaba su campaña era Televisa. Los resultados ya los conocemos y por ese motivo millones de mexicanos se decepcionaron de la actividad política.
Sin embargo, hoy vemos que la desigualdad social es cada vez más evidente en México, que cada vez hay más pobres y cada vez menos ricos, pero mucho más ricos. La crisis económica no es pareja para los mexicanos, afecta a millones de personas, pero unos cuantos salen beneficiados de ella.
La crisis económica que se vive en el país, no solo se complica por la existencia de una crisis política, sino también por la presencia de otro tipo de crisis, una crisis psicológica.
Las constantes decepciones políticas, la permanente frustración económica nos ha generado una pérdida de confianza en todos los niveles.
Hemos perdido la confianza en la figura del presidente de la República, porque quienes han ocupado la silla presidencial no sólo han llegado a ella por medio del fraude electoral, burlando la voluntad popular y pisoteando los deseos de democracia de la población mexicana, sino que la han utilizado para enriquecer sus cuentas bancarias.
Hemos perdido la confianza en los partidos políticos, porque son ello los principales causantes de que nos hayamos decepcionado de la política, ya que presentan una enorme distancia entre el discurso y la acción. Los partidos políticos son quienes aprueban el presupuesto del gobierno federal, son las instituciones que se llevan miles de millones de pesos para repartirse entre ellos y son quienes han convertido al sistema electoral mexicano como el más caro del mundo y el más corrupto a nivel mundial.
Hemos perdido la confianza en los Senadores y Diputados como representantes populares, ya que ellos son quienes olvidaron a quienes dicen representar y vendieron sus votos al poder en turno actuando como viles prostitutas de burdel, sin importarles que con sus acciones traicionan a la población mexicana y la condenan al hambre y a la miseria, mientras enriquecen sus bolsillos entregando los recursos de la nación a las transnacionales extranjeras.
Hemos perdido la confianza en la figura de los gobernadores estatales, porque a lo largo de la historia, han dado grandes muestras de corrupción e impunidad, robando del presupuesto público para aumentar sus cuentas bancarias personales, las de sus familias y también las de sus cómplices en el robo de los dineros del pueblo. Hemos perdido su confianza porque estos gobernantes al tomar el poder acostumbran despedir a los empleados de gobierno del sexenio anterior para ocupar sus plazas con sus amantes de turno, amigos y personas cercanas, sin importarles que los despedidos tengan mayor experiencia, mas calificación y que los nuevos empleados sean unos verdaderos palurdos.
Hemos perdido la confianza en la figura de los presidentes municipales que han seguido el camino de los gobernadores y se enriquecen en su paso por este puesto al desviar los recursos destinados a obra pública, seguridad, educación, etc., para enriquecer sus bolsillos.
Hemos perdido la confianza en las instituciones y autoridades policiacas, ya que han demostrado estar al servicio del poder en turno y actuar como aparato represor en beneficio de este ultimo.
Hemos perdido la confianza en las autoridades educativas, rectores de universidades públicas, porque lo que menos les interesa es la educación, ya que su principal motivación es utilizar los recursos de las instituciones educativas para su beneficio económico personal.
Hemos perdido la confianza en los líderes sindicales que se alían con el patrón (olvidando la defensa de los intereses de los trabajadores), para obtener una cuota de poder y beneficios económicos basados en un vínculo de corrupción. Como universitario sindicalizado, debo mencionar que el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora, es una honrosa excepción entre los sindicatos ya que su funcionamiento se caracteriza por la independencia sindical y democracia interna.
Hemos perdido la confianza en el potencial que tenemos para defender nuestros derechos cuando somos objeto de algún fraude en nuestro comportamiento como consumidores. Si una empresa nos da un mal servicio o nos cobra un precio demasiado alto, optamos por dejarlo pasar y seguir adelante, sin reconocer que podríamos pelear la defensa de nuestros derechos como consumidores.
Nos encontramos entonces en medio de una crisis de las instituciones que forman parte del país, en todas ellas se refleja una crisis de la relación dirigente dirigido, es decir, estamos enfrentando una crisis de liderazgo, en la medida que la relación dirigente-dirigido se ha visto modificada, debido a que los seguidores no aceptan ya más en forma acrítica los planteamientos de sus líderes, toman la iniciativa y se movilizan haciendo surgir grupos sociales emergentes que substituyen estos vacíos de liderazgoLeer más:
http://www.monografias.com/trabajos95/apuntes-psicosociales-huelga-universitaria/apuntes-psicosociales-huelga-universitaria2.shtml#procesosda#ixzz2rTsYe85Q .
Pero lo más grave es que hemos perdido la confianza en nosotros mismos, al pensar que la corrupción y la impunidad es algo natural, que forma parte de nuestra cultura y que es normal que haya ricos y que haya pobres.
Hemos desvirtuado la percepción que de nosotros tenemos al pensar que no podemos hacer nada para cambiar esta sociedad injusta y nos contentamos con lamentarnos de la situación y tratar de pasarla lo mejor posible para nosotros y nuestras familias.
Hemos perdido el control de nosotros mismos al dejarnos manipular por quienes ejercen el liderazgo formal en las diferentes instituciones de nuestro país y que dicen que nos benefician cuando en realidad nos están perjudicando con los cambios a la Constitución mexicana aprobando reformas que afectan nuestros derechos como seres humanos.
Cabría en este punto precisar algunas cosas sobre el término liderazgo. En Psicología definimos al liderazgo como "la capacidad para influir sobre otras personas en la realización de un conjunto de actividades que permitan alcanzar objetivos comunes.
La percepción popular piensa que el liderazgo es una capacidad individual para influir sobre otras personas, pero en realidad el liderazgo es un proceso de interacción social. Para aclarar esto me permitiré abundar con un ejemplo. Anteriormente se pensaba que en las relaciones interpersonales existía un proceso de comunicación unilateral, en la cual un emisor enviaba un mensaje hacia un receptor que recibía el mensaje y ahí terminaba la comunicación.
Pero los estudios en Psicología social demostraron que en las relaciones interpersonales efectivamente hay un emisor que envía un mensaje hacia un receptor, pero que el receptor, reacciona al mensaje enviando su respuesta actuando como emisor, hacia el emisor que lo recibe en calidad de receptor.
¿Qué significa esto? Que todos somos emisores y receptores simultáneamente, es decir que todos nos influimos unos a otros, que existe un proceso de interinfluencia interpersonal y que el liderazgo es un proceso de interacción social, no solo una cualidad que posee un individuo en lo particular, sino que todos podemos influir en los demás.
Si partimos de que el liderazgo es un proceso de interacción social, más que una cualidad individual y si recordamos que existe un proceso de interinfluencia en las relaciones interpersonales, que influimos a los demás y somos influidos, entonces podemos concluir que TODOS ejercemos un liderazgo en algún momento, en alguna situación o en algún grupo. Si aplicamos esto a nuestra actividad cotidiana en los roles que desempeñamos en los diferentes grupos sociales a los que pertenecemos, entonces nos damos cuenta que también podemos influir en el liderazgo de los mismos. Este reconocimiento debe elevar nuestra autoestima y seguridad interna para aumentar nuestra participación en los diferentes grupos sociales a los que pertenecemos.La crisis social económica y política agudizada por la aprobación "en lo obscurito" de las reformas estructurales por parte del PRI, PAN, Partido Verde, Nueva Alianza y PRD, se traduce en la violación de nuestros derechos humanos, laborales e inclusive sexuales.
Afectan nuestros derechos a la salud, a una educación laica, gratuita y obligatoria, a tener una vivienda digna, a tener un trabajo bien remunerado, a tener una alimentación suficiente para tener un sano desarrollo.
Es decir, la crisis económica y política afecta nuestras condiciones de vida como seres humanos y sin embargo, no decimos nada. No decimos nada porque no estamos conscientes de nuestros derechos. Pero en el momento presente nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos y de las siguientes generaciones de mexicanos están condenados a la miseria si no ponemos un alto al saqueo de que estamos siendo objeto.
Por ello mismo es que se requiere un cambio social en México que tienda a desaparecer de raíz la corrupción, la impunidad, la injusticia, la desigualdad social, etc. La única alternativa que nos queda es realizar una revolución en México para arrebatarle el poder a la oligarquía política y financiera enquistado en el mismo y que está entregando nuestro país al extranjero a través de las reformas estructurales mediante las cuales provocan el desmantelamiento de la soberanía nacional y la destrucción de los derechos y conquistas logradas por el pueblo mexicano.
Está comprobado que quienes tienen el control económico y político de nuestro país, no lo dejarán fácilmente ya que su comportamiento está regido por la ambición y la soberbia. Sin dudarlo un segundo intentarán aplastar con la fuerza de los aparatos represivos cualquier intento de rebelión de parte del pueblo, utilizando no solo la fuerza militar, sino también a sus valiosos aliados los medios masivos de difusión, para desinformar, manipular y criminalizar a quien se atreva a protestar.
Por eso mismo necesitamos pensar en forma inteligente y actuar de tal forma que no nos pongamos abiertamente como blanco de la represión. Una forma de hacerlo es empezar el cambio con una revolución de las consciencias individuales, una revolución psicosocial que nos permita cambiar la forma de pensar, sentir y actuar que hemos hecho hasta el momento. Es decir, para poder garantizar el cambio social, necesitamos cambiar nuestra ideología individual por una ideología social.
Necesitamos una revolución de las consciencias que incluya entre otras cosas:
- 1. Cambiar nuestra percepción del liderazgo como una cualidad individual y verlo como un proceso de interacción social a través de cual podemos influir en los grupos, organizaciones y comunidades a las que pertenecemos
- 2. Rechazar el vínculo de dependencia que ha frenado nuestro crecimiento individual y social, para construir un vínculo de colaboración en todas nuestras relaciones sociales.
- 3. Despojarnos de la ideología individualista que nos impide ampliar nuestra identidad psicológica en los grupos y organizaciones a los que pertenecemos.
- 4. Romper con el proceso de enajenación social que realizan los medios masivos de comunicación que nos inculcan hábitos y tendencias consumistas como metas principales de nuestra existencia. Para lograrlo debemos reducir el impacto que los medios masivos tienen en nuestra forma de pensar sentir y actuar y boicotear empresas como Televisa, TV Azteca, Milenio y demás corifeos.
- 5. Reconocer que con nuestra actividad social en los diferentes grupos y organizaciones a los que pertenecemos, construimos nuestra realidad y que en consecuencia tenemos el poder de transformar la situación actual
- 6. Eliminar la pasividad, indiferencia y temor que nos han producido décadas de autoritarismo gubernamental y aumentar nuestra participación social, tanto en los diferentes grupos sociales y organizaciones a los que pertenecemos, como en la comunidad en general
- 7. Reconocer la importancia de nuestra participación en la política nacional como medio para lograr el cambio social
- 8. Fomentar el crecimiento de valores positivos en nosotros mismos, en nuestra familia y en los grupos a los que pertenecemos. Estos valores positivos pueden ser de solidaridad, de autenticidad, de honestidad, de generosidad, etc.
- 9. Tomar consciencia de que una colectividad organizada, con consciencia de sí misma y con un fuerte sentimiento de pertenencia de sus integrantes, adquiere una fuerza que difícilmente podrá ser detenida.
Esto es sólo el inicio del cambio, la revolución de las consciencias empieza por el cambio individual, pero no termina ahí, en la parte final de este escrito, intentaré describir cómo podemos lograr que a través de nuestra participación social podamos reconstruir nuestro país de tal forma que combatamos la corrupción y la impunidad que son la causa de que nuestro país este en constante crisis económica y social.
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La revolución de las conscienciasParte final
Pertenezco a una generación que inició el cambio social al intentar cambiar el mundo en el siglo pasado utilizando todo tipo de recursos, música, flores, literatura, poesía, filosofía, psicología, contracultura e inclusive con el uso de las armas, a través del foquismo revolucionario.
Sin embargo estos intentos de rebelión que eran alimentados por las aspiraciones de libertad de aquellos jóvenes idealistas de la década de los setentas fueron sofocados, contenidos y reprimidos. Sus ideales y metas fueron asimiladas y deformadas por la sociedad de consumo a través de un proceso de enajenación social en el que los medios masivos jugaron un papel importante.
Los numerosos integrantes de aquella generación rebelde que luchaba contra el autoritarismo fueron dispersados y diezmados en diversas formas: por la represión militar, el desencanto del no cambio inmediato, el abuso de drogas, el alcoholismo, la compra de sus ideas por el sistema, muerte natural, etc.
Pocos somos los integrantes de esa generación que hemos mantenido hasta la fecha (2,014 y fortalecido con la experiencia) con integridad y vigencia, nuestros valores e ideales de lucha que nos impulsaron en aquel entonces.
Por esto mismo confieso que soy un soñador, durante muchos años (casi toda mi vida) he soñado con un mundo diferente al que vivo actualmente, un mundo donde exista igualdad social, donde realmente la democracia impere, donde la justicia sea para todos y que no se venda al mejor postor, donde exista libertad de expresión, de movilización y de manifestación, donde no exista la pobreza, donde no haya discriminación por condiciones económicas, raciales sexuales o de orientación sexual, donde no exista exclusión, injusticias ni autoritarismos. Por dar unos ejemplos de este sueño que ha permanecido en i mente durante décadas enteras:
Sueño con mundo en el cual el voto de cada ciudadano sea efectivamente respetado y los gobernantes sean realmente electos por el pueblo y se preocupen por gobernar a favor del pueblo. Es decir, donde la democracia se real.
Sueño con un mundo donde los recursos públicos no sean robados por quienes nos gobiernan y el presupuesto sea realmente destinado para obras públicas y sociales que satisfagan las necesidades de la población.
Sueño con un mundo donde los jefes y directivos de las dependencias gubernamentales federales, estatales y municipales, sean las personas más capacitadas para desempeñar esos puestos y no que sean los amigos, parientes, compadres o amantes del gobernante en turno.
Sueño con un mundo en el que los medios masivos de difusión no sean utilizados como armas o instrumentos de dominación que producen enajenación y control social de la población al servicio de quienes están en el poder que buscan perpetuarse en el mismo.
Sueño con un mundo en el que la policía y las autoridades de tránsito realmente cumplan sus funciones de hacer respetar las leyes de tránsito y sancionen a quienes las violen para poder reducir así el número de muertes por accidentes de tránsito.
Sueño con un mundo en el que la educación sea una prioridad en la distribución del presupuesto público y se destinen fondos a mejorar las escuelas, el sueldo de los maestros, las condiciones de estudio de los estudiantes, etc., y que no se utilice el presupuesto para educación para enriquecer las cuentas de los altos funcionarios de las autoridades educativas.
Sueño con un mundo donde los rectores de las universidades públicas sean realmente académicos que conozcan el mundo de la docencia y lleguen a esos cargos por haber sido electos por los integrantes de sus comunidades universitarias, es decir, por los maestros, los trabajadores y los estudiantes.
Todo eso y más se presentan en mi actividad onírica, lo curioso es que mis sueños se presentan tanto de día como de noche, ya sea dormido o despierto.
Al igual que John Lennon lo hizo cuando escribió en la década de los setentas la letra de su famosísima canción Imagine, reconozco que soy un soñador, pero también reconozco que no soy el único y más adelante les diré porqué digo esto.
Siento que me sucede algo parecido a lo que escribió el maestro de la literatura latinoamericana Gabriel García Márquez en su cuento Ojos de perro azul, cuya lectura disfruté ampliamente hace ya muchos años, donde describe la existencia de dos personas (hombre y mujer) que en su vida cotidiana no se conocen entre sí, pero cuando duermen, en sus sueños se encuentran y descubren que son el uno para el otro, disfrutan entre sí durante el sueño, pero cuando despiertan se olvidan de sí mismos.
Cuando vuelven a soñar buscan la forma de recordarse entre sí cuando despierten y acuerdan una contraseña para reconocerse y encontrarse en estado de vigilia, la clave que escogieron fue precisamente el título del libro Ojos de perro azul, así cuando despiertan donde quiera que iban escribían ojos de perro azul.
En mi caso, siento que mi sueño es compartido por millones de personas en México, Latinoamérica y el mundo entero. Lo percibo al enterarme de los movimientos colectivos que luchan contra el autoritarismo, la antidemocracia y la imposición en varias partes del mundo. Me siento ligado a esas multitudes y creo que la clave que tenemos para reconocernos aquellos que deseamos un mundo mejor son precisamente las palabras democracia, justicia, libertad, igualdad.
Sé con certeza que vivir en un mundo donde impere la democracia real, la libertad y la justicia es el sueño de millones de personas, por eso en mis escritos incluyo esas palabras e intento contribuir al cambio social utilizando como arma la palabra escrita, porque sé que quien las lea y tenga el mismo anhelo reconocerá que somos parte del mismo sueño, que vamos por el mismo camino y ya no nos sentiremos solos nunca más, lo cual nos dará mayor fuerza para seguir adelante.
Por ello sigo creyendo que el cambio social en México y en Latinoamérica es posible, creo sinceramente que podemos eliminar la corrupción, la impunidad, la injusticia social, la pobreza y el autoritarismo en nuestros países y estoy convencido de que el primer paso para lograrlo es eliminar gradualmente de nuestro comportamiento individual toda aquella conducta que pueda promover, aceptar o tolerar cualquier acto de corrupción, de injusticia, de discriminación, de intolerancia o de desigualdad social.
Reconozco que el reto es grande pero estoy seguro de que es posible si logramos revolucionar nuestras consciencias en el sentido de que vayamos gradualmente incorporando en nuestra conducta los valores de la solidaridad, generosidad, honestidad, franqueza, tolerancia, honestidad, humildad, respeto a los demás, etc.
A través de la revolución de nuestras consciencias podremos ir construyendo poco a poco comportamientos auténticos que consisten en el hecho de que cada persona pueda expresar lo que realmente piensa y decir lo que realmente siente, actuando de esta manera en forma inevitable llegará el momento en que no nos quedaremos callados, indiferentes o pasivos cuando seamos testigos de una injusticia, de una imposición, o cualquier acto de corrupción.
Al desarrollar estos nuevos comportamientos utilizando el proceso de interinfluencia que existe en las relaciones interpersonales, de una forma gradual, quizá lenta pero segura y constante, podremos influir para ayudar a cambiar el comportamiento de nuestras gentes más cercanas, a la manera de efecto de mariposa, empezando con nuestras familias, después con nuestros amigos, con nuestros compañeros de trabajo, vecinos, etc., para ir construyendo poco a poco una cultura de tolerancia cero para los actos de corrupción e injusticia.
Con esta nueva actitud lograremos construir una nueva figura del individuo latinoamericano, una nueva figura del hombre y mujer, que se caractericen por una gran sensibilidad social y sobre todo por una gran participación y compromiso social. Una nueva figura basada en una nueva identidad social que incluya un sentimiento de pertenencia a los diversos grupos sociales a los que estamos integrados, así como a las organizaciones formales a las que pertenecemos formalmente.
Una identidad social basada en un sentimiento amplio de pertenencia a un país y sobre todo, una identidad latinoamericana que nos permita integrar a los pueblos que pertenecemos a América Latina y poder utilizar el lenguaje de "nosotros", dejando atrás el uso del "yo".
Todo esto sucederá en la medida que recobremos la confianza en nosotros mismos, que nos demos cuenta de que tenemos una capacidad para contribuir a un cambio social, y sólo lo lograremos cuando identifiquemos y terminemos con nuestras inseguridades personales, con nuestros complejos individuales, con nuestra timidez y sobre todo con nuestra indiferencia social, todo lo cual ha sido construido por haber recibido una educación basada en el autoritarismo, por vivir en una sociedad que promueve el consumo como modelo "vida ideal", utilizando figura del hombre y la mujer que promueven la discriminación y generan inseguridades individuales.
De una manera natural iremos construyendo una actitud en la que nos irá pareciendo cada vez más inaceptable el orden social actual que existe en México, caracterizado por un gobierno corrupto que promueve la impunidad y la constante violación de los derechos humanos, laborales, educativos de la población mexicana.
La revolución de nuestras consciencias nos permitirá desarrollar paso a paso una consciencia social que nos permitirá abrir los ojos y darnos cuenta de que no es normal que existan ricos y pobres, que no es natural que los políticos se hagan millonarios con los recursos públicos que generamos con el pago de nuestros impuestos, que es inaceptable la corrupción que estamos viendo hoy en día en todos los niveles (federal, estatal y municipal), que no podemos quedarnos más tiempo siendo pasivos e indiferentes ante la violación de nuestros derechos más elementales.
Surgirá en nosotros el deseo de recuperar nuestra dignidad como seres humanos, que no podemos permitir que pisoteen nuestros derechos y que condenen a las nuevas generaciones de mexicanos a un futuro de pobreza, violencia, corrupción e impunidad.
Con ese nuevo sentimiento y nueva actitud, nos incorporaremos a los grupos a los que pertenecemos y aumentaremos nuestra participación en los mismos desarrollando una nueva identidad psicológica, ya no una identidad individual, sino una nueva identidad grupal, en la que desarrollaremos un sentimiento de pertenencia y actuaremos en forma conjunta para lograr nuestros objetivos comunes.
La revolución de nuestras consciencias implica un cambio radical en nuestras formas de pensar, sentir y actuar. Incluye el reconocimiento y aceptación de uno mismo como agente de cambio social. En ese sentido, predicando con el ejemplo, veremos que la lucha por la democracia social empieza por la construcción de la democracia en la dinámica del grupo familiar. La familia como grupo primario en el que prevalecen los lazos afectivos es la instancia donde se desarrollan las bases de nuestra personalidad psicosocial. Por ello debemos empezar por modificar las relaciones entre el hombre y la mujer, entre los padres e hijos. Buscando mejorar la comunicación interpersonal, aumentar la interacción con la pareja, entre padres e hijos, entre hermanos y sobre todo, mas allá de la familia nuclear, interactuar con la familia extensa.
Si anhelamos la democracia y la igualdad social debemos empezar por cambiar las relaciones entre hombre y mujer, terminando con la desigualdad y discriminación que actualmente sufren las mujeres en una sociedad caracterizada por el machismo y una doble moral sexual. Debemos terminar con los privilegios que los hombres tenemos por el solo hecho de ser hombres y terminar con aquel dicho que sentencia que el peso de un hogar no descansa en los cimientos de la casa, sino que recae en las espaldas de una mujer.
Esta es la forma en que debemos educar con el ejemplo a nuestros hijos, inculcándoles una actitud de profundo respeto a todas las personas, sin importar su condición económica, sexual o educativa. Una actitud que incluya tolerancia a las diferencias y a la diversidad y especialmente un profundo respeto hacia las mujeres.
Pero sobre todo una actitud que valore la importancia de una justicia para todos, sin excepción alguna, de tal forma que predomine la idea de que nadie está por encima de la ley, para que cuando sean testigos de alguna injusticia, sean capaces de cuestionar, criticar y reclamar justicia.
A través de la revolución de nuestras consciencias podremos también cambiar también nuestra actitud al interior de los grupos laborales. Considerando que una de las causas del subdesarrollo de los países latinoamericanos es la falta de una cultura de trabajo en equipo, ya que las personas formalmente son parte de un grupo laboral, pero guían su comportamiento en base a intereses individuales, necesitamos revalorar nuestro desempeño en el trabajo y verlo con otros ojos, con una percepción en la que valoremos nuestra contribución individual a las tareas grupales y mejorar nuestro desempeño en los mismos. La manera de lograrlo es desarrollar ese sentimiento de pertenencia y cambio cualitativo de nuestra identidad, para lograr la construcción de una identidad grupal que fortalezca la integración de los grupos formales en verdaderos equipos de trabajo.
Mediante la revolución de nuestras consciencias, como ciudadanos debemos crear nuevos comportamientos en el sentido de dejar atrás el conformismo y timidez social para crear una cultura de defensa de los derechos del consumidor que nos permita realizar los reclamos pertinentes cuando un servicio esté mal hecho, sobre todo en el ámbito de los servicios públicos. Si las calles de nuestra ciudad no están bien pavimentadas, debemos reclamar que las autoridades respectivas hagan su trabajo, debemos exigir que el presupuesto públicosea destinado para obras viales, para mejorar la educación, para mejorar la seguridad, etc. Es vox populi que los políticos roban los presupuestos públicos, ya no permitamos esto y la manera de lograrlo es aumentando nuestra participación social y fiscalizando el desempeño de quienes ocupan puestos de autoridad.
Un asunto de gran importancia es que todos debemos exigir que se reduzca la distancia entre los salarios de los trabajadores y los altos sueldos que reciben los funcionarios de primer nivel cuyos ingresos son estratosféricos, mientras que el sueldo del personal de base es sumamente inferior. Es decir, pidamos una mayor participación en la toma de decisiones en la forma como se va a distribuir el presupuesto en las organizaciones a las que pertenecemos.
Bajo esta nueva percepción, las organizaciones sociales juegan un papel muy importante, considerando que los partidos políticos se encuentran en crisis, que no representan realmente los intereses de la población sino que en realidad han cometido actos de traición a la patria y al pueblo mexicano, los sindicatos deben jugar un papel muy importante en la construcción de este mundo nuevo.
Los trabajadores sindicalizados deben construir la democracia al interior de sus organizaciones de tal forma que el funcionamiento de los mismos realmente corresponda a la función social que deben cumplir los sindicatos, es decir, la defensa de los intereses y derechos de los trabajadores sindicalizados.
En el marco de nuestra realidad actual, los intereses y derechos de los trabajadores están siendo afectados por las reformas a la constitución que aprobaron los integrantes del cártel de senadores y diputados que cual viles prostitutas (con perdón de estas últimas) vendieron sus votos a la oligarquía financiera y política enquistada en el poder.
Esto nos pone de frente ante la necesidad de actuar en el terreno político para actuar en forma organizada en la lucha por echar atrás estas reformas implementadas por la oligarquía financiera y política. Las banderas de lucha que debemos utilizar en el ámbito nacional son en lo inmediato:
- a) Abrogación de las contrarreformas (laboral, educativa, financiera y energética)
- b) Renacionalización de las empresas privatizadas
- c) Juicio político a los responsables de estas reformas
- d) Rechazo total a los partidos políticos que aprobaron las reformas (PRI, PAN, PRD, Partido Verde, Nueva Alianza)
- e) Respeto al voto popular y ni un solo voto en las próximas elecciones para estos partidos
No debemos tener tolerancia para un gobierno corrupto que se está enriqueciendo con el hambre de nuestro pueblo y con la venta de nuestro país al capital extranjero. Recuperemos nuestra dignidad como seres humanos y luchemos por hacer realidad este sueño colectivo: un mundo donde exista la democracia, la justicia y la libertad. El cambio social en México es posible y la manera de hacerlo es a través de la revolución de nuestras consciencias.
Autor:
Oscar Yescas Domínguez
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