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miércoles, 11 de octubre de 2017

Publicar o morir: Apología de la lectura

Publicado: martes 23 de junio de 2015 en Monografias.com

Publicar o morir: Apología de la lectura

 por Oscar Yescas Domínguez

Monografias.com



Partes: 12
  1. ¿Publicar o morir?
  2. Por una socialización del conocimiento científico
  3. ¿Por qué y en dónde publicar?
  4. La falta de hábito de la lectura: un problema social
  5. "Queremos el mundo y lo queremos AHORA"
  6. Los estudiantes de hoy: ¿leen o estudian?
  7. ¿Cómo está la población en general y sus hábitos de lectura?
  8. Escribir: ¿talento natural o habilidad aprendida?
  9. ¿Dónde se adquiere el hábito de la lectura?
  10. Un poco de historia personal
  11. La lectura y mi primer trabajo como psicólogo

Hace varios años acudí como ponente a un Congreso internacional de Psicología Social en la ciudad de Puebla, México representando a la Universidad de Sonora. Recuerdo con cierto humor que al momento de llegar al lugar del evento y registrarme diciendo mi nombre en voz alta a los responsables del registro, me percaté de que un tipo que se encontraba al lado de la mesa de registro, alto, rubio, de mediana edad, obviamente caucásico y de aspecto extranjero tirando a europeo, me miraba fijamente y al terminar mi registro se acercó y me abordó muy sonriente hablando un perfecto español con la siguiente pregunta: ¿así que tú eres Oscar Yescas? Para decirme inmediatamente, "después de revisar el programa del evento quería conocerte para saber si eres un farsante o un verdadero genio".
Yo le respondí: sí yo soy Oscar Yescas, ¿por qué me dices eso? Y me respondió, "es que no puedo creer que vayas a presentar tres ponencias en un mismo evento, pero veo que tienes registrada en la mesa uno, una ponencia con el título "Informe preliminar de investigación sobre las representaciones sociales de la violencia en Sonora", dos horas después en la mesa tres tienes registrado el trabajo "Reporte de Educación sexual a delincuentes sexuales en el Centro de Readaptación de Hermosillo, Sonora" y por la tarde en la mesa seis aparece otra intervención tuya con la ponencia Reporte final de investigación Liderazgo y cultura universitaria: el caso de la Universidad de Sonora.
Finalizó su comentario diciéndome "el caso es que jamás había visto una persona que presentara en un mismo evento y en un solo día tres reportes de investigaciones de temas totalmente diferentes entre sí. Por eso es que te digo que estaré presente en tus intervenciones ya sea para felicitarte por ser tan prolífico y productivo o para reprocharte si veo que eres un farsante".
Yo sólo sonreí y le respondí que estaría encantado con su presencia en mis tres intervenciones. Efectivamente así sucedió en cada una de las mesas en que estuve, lo primero que veía enfrente de mí era el rostro de este tipo mirándome fijamente con semblante adusto sin la sonrisa previa y escuchando atentamente y analizando cada una de mis palabras como si me estuviera evaluando.
Después me enteré que este individuo resultó ser un maestro europeo que venía de Polonia a realizar una estancia de dos años en México invitado por Maestría en Psicología Social de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, institución responsable de la organización del congreso en cuestión.


Sobra decir que al final de mi tercera intervención apenas me levantaba de mi asiento para abandonar la mesa (que por cierto me tocó moderar porque la persona asignada para tal labor no se presentó y mis amigos poblanos me pidieron en el último minuto que les hiciera el favor de conducir la reunión), dicha persona se me acercó adelantándose a otras personas que me esperaban haciendo fila para hablar conmigo, para darme un abrazo en forma efusiva y decirme que era un verdadero placer haberme conocido porque cada uno de las tres ponencias que presenté valía por sí sola mi asistencia como ponente al evento y que aprendió a través de mí, aspectos importantes de la cultura mexicana.
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¿Publicar o morir?

Después de mis intervenciones tuve oportunidad de convivir con varios colegas provenientes de diversas universidades del país y del extranjero. En algún momento de estas interacciones surgió de manera informal y frecuente en las conversaciones la frase "publicar o morir" dicha por algunos de mis colegas en la que filosofaban sobre la necesidad de trascendencia humana, el compromiso social de la ciencia y el quehacer de los científicos. Sobre estos temas opinaban que como psicólogos la mejor manera de trascender y lograr un impacto social era a través de la publicación de los trabajos de investigación y experiencias profesionales que cada científico realiza en su campo.
En un primer momento me pareció que esa frase encerraba tras de sí cierta vanidad, egocentrismo o deseos de notoriedad por lo que rechacé en principio seguir su ejemplo, porque mi quehacer como profesional de la Psicología estaba y está basado en la firme convicción de un compromiso social enfocado hacia una intervención psicológica en gruposorganizaciones o comunidades que contribuya a elevar su calidad de vidadesarrollo humano y sobre todo a estimular la participación social.
Con el paso de los años mi opinión se ha modificado en el sentido de que he llegado a aceptar la necesidad de difundir mis experiencias ya que reconocí que las intervenciones realizadas en el campo de la Psicología deben culminar en su difusión a través de la publicación y con ello socializar el conocimiento científico para llegar a un público más amplio y no limitarse solamente a los involucrados en dichas intervenciones.

Por una socialización del conocimiento científico

A estas alturas de mi existencia personal, a mitad del 2,015, considerando mi edad, mis conocimientos acumulados a través de la lectura, mi experiencia de 30 años como académico universitario docente y mi experiencia profesional de 35 años en el campo de la Psicología, estoy convencido de que el conocimiento científico no debe servir solamente para aumentar el prestigio personal, status social de quien tiene acceso a él, o para obtener beneficios particulares por parte de quienes nos dedicamos a hacer ciencia, sino que debe ser utilizado en todo momento como herramienta para la comprensión y solución de los diversos problemas que aquejan a nuestra sociedad, con el objeto de lograr una transformación de nuestra sociedad.

Esta conclusión personal se fundamenta y está inspirada en la aceptación por mi parte del compromiso social que debemos tener quienes hemos tenido la oportunidad de acceder al conocimiento científico estudiando en universidades públicas, para formarnos como profesionistas y que la manera de corresponder a la sociedad es compartir nuestros conocimientos de la manera más amplia posible para elevar la calidad de vida de los integrantes de nuestra sociedad.
He llegado al punto de pensar que esta vinculación del conocimiento con las necesidades sociales no se debe limitar a la docencia universitaria en la formación de cuadros de profesionistas, sino que también debe incluir la publicación de artículos que incluyan reportes de investigaciones o experiencias profesionales sobre intervenciones realizadas, análisis científicos sobre ciertos temas de interés general que en su momento puedan ser considerados como verdaderos problemas sociales y que desde la perspectiva de nuestra disciplina científica la Psicología, pueda ampliarse la comprensión de los mismos.
Por ese motivo empecé a escribir algunas de mis experiencias profesionales, a sintetizar mis ideas sobre algunos problemas sociales, capturarlas por escrito y buscar foros de acceso colectivo para publicarlos.
Confieso también que una de mis motivaciones para escribir ha sido la de usar mis escritos como material didáctico en mis clases para discutirlos con mis alumnos, lo cual me ha funcionado y ha sido del agrado de mis alumnos. Puedo decir con orgullo que soy uno de los pocos maestros universitarios que utiliza como material didáctico en sus clases artículos escritos por mi persona.
https://www.youtube.com/watch?v=u01vuzOQ6xQ
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¿Por qué y en dónde publicar?

A diferencia de varios de varios de mis colegas que publican en forma individual o en grupo (lo cual no termino de entender) para revistas especializadas en Psicología y que por lo mismo se dirigen a un reducido público, pero que sin embargo eso les permite obtener puntos en la evaluación del desempeño académico y así acceder a un estímulo económico (por lo que podría pensarse que su motivación principal para escribir y publicar es la obtención de beneficios económicos y no la de lograr un impacto social), decidí publicar mis artículos en internet en foros no especializados en esta disciplina para llegar a un público más amplio, sin que implique reconocimiento académico u obtención de beneficios económicos.
En este punto recuerdo que en una ocasión me encontraba en la ciudad de Detroit, Michigan con un amigo muy querido Steve y mientras veíamos videos musicales en su computadora, le pedí entrara a la pagina de monografías.com donde tengo mis publicaciones, al verlas lo primero que me preguntó fue ¿No temes que por subir tus artículos en internet alguien te robe esa información? Yo solo sonreí y le respondí que era lo que menos me preocupaba porque precisamente los publicaba en internet para que todo mundo tuviera acceso a ellos, me miró con cara de sorpresa e incredulidad con una expresión facial como si me pensara internamente "estás loco".
Con la intención de lograr una comunicación verdadera y para hacer más accesible el contenido de mis escritos siempre procuro escribir usando un estilo de redacción simple y sencillo, evitando a toda costa utilizar un lenguaje técnico que incluya términos rebuscados o difíciles de comprender. En caso de hacer mención de algún concepto teórico intento explicarlo de la manera más clara posible para que sea comprensible.
Por esos motivos desde el 2,006 a la fecha he escrito artículos de opinión, reportes de investigación y trabajos varios en los cuales desde una perspectiva psicosocial analizo diversos problemas sociales y los he publicado en diversos foros (revistas diversas páginas sindicales, , periódicos digitales, redes sociales, etc.).
Pero en forma particular me he centrado en publicar la mayor parte de mis artículos en el foro de monografias.com, ubicado en Colombia, que me abrió sus puertas y elegí este lugar porque considero que a través de él puedo llegar a un público latinoamericano e internacional inmensamente más amplio que cualquier revista científica especializada.
Con mi actividad como escritor y a través de este foro creo que contribuyo en cierta forma a hacer realidad la consigna "Una Psicología para todos", en un momento histórico en el cual nuestra sociedad presenta un cuadro de crisis económica, política y social.

Aquí y ahora con gran placer, satisfacción, sensación de logro y orgullo personal puedo informar que en mi perfil de este foro colectivo he logrado publicar hasta el momento 40 monografías en cuyos contenidos se pueden encontrar análisis de diversos problemas sociales realizados desde la perspectiva de una crítica social y con el fundamento teórico de la Psicología Social, que se encuentran disponibles para cualquier persona que use una computadora y que tenga internet.
Algunos de los primeros artículos que envié para su publicación a monografías.com en el 2006 me fueron regresados con la observación de que eran muy cortos de extensión y me sugerían ampliarlos más en su contenido.
Por ese motivo empecé a desarrollar mis ideas de una forma amplia con un fundamento teórico, sin limitarme por su extensión y he llegado a acostumbrarme a escribir artículos tan largos que algunos de ellos son verdaderos libros y esa es precisamente una de las críticas más frecuentes que he recibido: mis artículos son muy largos, y poca gente los lee me dicen.
En mi descargo, mi respuesta ha sido que mis artículos no contienen "puro rollo" o verborrea, ya que están estructurados en forma coherente, utilizando estilo de redacción accesible a las mayorías, analizando temas de interés social y sobre todo que cuentan con un fundamento teórico.
Sin embargo, en un acto de congruencia he retomado las contadas observaciones que se me han hecho y he intentado reducir la extensión de mis artículos atendiendo al señalamiento de que la mayoría de las personas no acostumbran leer, pero al parecer no es suficiente y les diré por qué.

La falta de hábito de la lectura: un problema social

Me he percatado de que este esfuerzo de leer, investigar, escribir y publicar choca de frente y se estrella con uno de los grandes problemas sociales que nos afectan como sociedad y que considero el origen de todos los males sociales que padecemos en la sociedad del siglo XXI, irónicamente conocida como la sociedad del conocimiento, en un momento en el que internet nos proporciona cualquier tipo de información pero que sin embargo, la población está cada vez más desinformada.
Me refiero precisamente al problema de que no existe el hábito de la lectura en un gran porcentaje de la población en general, por lo que la mayoría de las personas no lee un libro o un artículo largo ni por asomo. Al parecer muchos padecen pereza mental de tal forma que después de leer cinco renglones abandonan la lectura con síntomas de agotamiento, fatiga y sueño.
Lo cierto es que la triste realidad que enfrentamos las pocas personas que dedicamos parte de nuestras energías a escribir y publicar es que la mayoría de la gente no lee lo que escribimos, por lo regular prefieren ver televisión durante varias horas al día y evitan realizar el esfuerzo mental que implica leer un buen libro.
Lo más cercano a la lectura que algunos desarrollan es cuando hojean revistas y periódicos, pero de manera cada vez más generalizada la lectura analítica de libros o de artículos serios no está dentro del repertorio de sus comportamientos cotidianos. Inclusive he llegado a escuchar comentarios de algunas personas que dicen que con tan sólo leer los encabezados de las notas periodísticas o los títulos de los libros ya se dan una idea de su contenido.
No toman en cuenta que la lectura de un libro nos ayuda a que nuestro cerebro funcione de una mejor manera ya que la lectura estimula el desarrollo del pensamiento y de la memoria, propiciando un incrementando en nuestra creatividad y nos permite aprender nuevas palabras que nos ayudan a expresarnos mejor.
En cambio la televisión es todo lo contrario, no existe una interacción del espectador con la televisión pues se limita a asumir una actitud es meramente pasiva y actúa solamente como receptor de los contenidos que se transmiten través de la pantalla.

Recordemos que los medios masivos de difusión y por lo tanto también la televisión son de propiedad privada y en consecuencia los fines que persigue benefician a intereses particulares.
Por ello mismo se pude decir que la televisión es el más refinado instrumento de enajenación a través del cual la clase dominante refuerza el control social que tiene sobre la población y los convierte en verdaderos adictos a la pantalla destruyendo el desarrollo de su capacidad de pensamiento y ejercicio de la crítica.

El hecho real es que el número de personas que realmente leen es muy reducido, sobre todo en México que tiene uno de los índices más bajos de lectura de libros al año, lo cual es realmente preocupante porque quien lee puede comunicarse mejor con los demás y desarrolla actitudes y cualidades como argumentar, analizar y criticar con fundamento. Quienes no leen acostumbran gritar, imponerse y son más intolerantes.
http://aristeguinoticias.com/3004/kiosko/mexicanos-leen-2-94-libros-al-ano-encuesta-nacional-de-lectura/

La falta de lectura en la mayoría de la población está directamente relacionada con el analfabetismo político, la conformidad, la obediencia y la sumisión social que es el marco ideal para que prevalezca la injusticia, la corrupción y la impunidad que padecemos hoy en día.

"Queremos el mundo y lo queremos AHORA"

Pertenezco a la generación de la juventud de los setentas que compartíamos algo más allá que el deseo de luchar contra el autoritarismo, el militarismo y la represión sexual reinante en aquella época. Nos unía el gusto por la música de rocanrol que rompía esquemas convencionales, así como la música latinoamericana progresista que escuchábamos no por diversión solamente sino para ampliar nuestras consciencias y la sensibilidad social ya que los contenidos de las letras de sus canciones permitían el desarrollo de un pensamiento crítico.
Pero también compartíamos de una manera particular el gusto por la lectura, y fue a través de la lectura como aumentó nuestro interés por lo que acontecía en nuestra sociedad.
Experimentábamos en aquel entonces sentimientos de solidaridad con el desposeído y el excluido, teníamos sensibilidad social que nos permitía indignarnos ante las injusticias. Sufrimos junto con el pueblo chileno el golpe de Estado de Pinochet, el asesinato de Salvador Allende, de Víctor Jara y miles de ciudadanos chilenos. También sufrimos con la actuación de las dictaduras militares de Argentina, ParaguayBrasilGuatemala, etc.
Nos manifestamos constantemente en contra de la represión militar que se dio en varios países del cono sur con la llamada operación Cóndor, que finalmente nos alcanzó en México con la implementación de la "guerra sucia" de los setentas.
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Nos apasionaba el ejercicio de la crítica social, actuábamos en forma auténtica y defendíamos sin temor alguno nuestro derecho y libertad de expresar nuestras opiniones y pensamientos al grado de que se nos acusaba con frecuencia de rebeldes (pero con muchas causas) y efectivamente, nos rebelábamos contra la violencia institucional que sufrían nuestras poblaciones.
Nuestra rebeldía la manifestábamos con nuestra música y a través de nuestra vestimenta usando pantalón de mezclilla y camisetas azules, en tiempos en los que todo mundo vestía ropa formal. La ropa de mezclilla no fue elegida al azar, en aquel entonces solo los obreros usaban ropa de mezclilla por lo que usar este tipo de ropa era sinónimo de asalariado, de obrero, es decir, de pertenencia a la clase trabajadora.
En aquel entonces mi padre trabajaba como minero en la Compañía minera de Cananea, Sonora. Actuando con una gran visión nos sacó a toda la familia de aquella bella población para mudarnos a la capital de Sonora, Hermosillo, con la intención de que mis hermanos y yo ingresáramos a la Universidad de Sonora para estudiar una carrera y ser profesionistas para tener un futuro mejor.
Nos decía a cada rato: "Estudien hijos, para que no se pasen toda la vida vistiendo de mezclilla como yo". No sé qué pensaría mi padre si pudiera ver hoy en día que mi guardarropa contiene puros pantalones de mezclilla y ni una sola prenda de ropa formal.
Otra forma de manifestar nuestra rebeldía era usar el cabello largo y vaya que funcionaba porque a diferencia de hoy en día usar el cabello largo en los setentas era asociado con la imagen de rebelde, drogadicto, desadaptado y por ello mismo recibíamos un gran rechazo social de parte de los adultos.
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Pero esto sólo nos hacía sentirnos más unidos entre nosotros y por ello nos llamábamos entre nosotros como "hermanos" utilizando palabras como "carnal", "brother".
Pero también el hecho de usar el cabello largo, pantalones de mezclilla y escuchar música de rock nos convertía en blancos de la represión policiaca que a menudo nos detenía por cualquier motivo y eran frecuentes las golpizas y los arrestos porque los policías se encargaban de ocultar droga en nuestras pertenencias.
Por todo ello, la mayoría de los jóvenes de mi generación coincidíamos en la necesidad de cambiar a nuestra realidad porque reconocíamos las injusticias y éramos testigos y víctimas de la desigualdad social, de la represión policiaca y de la antidemocracia.
Por lo tanto compartíamos ideas revolucionarias con las cuales queríamos cambiar el mundo y en nuestras discusiones decidimos prepararnos para hacerlo, por lo que acudíamos a las universidades motivados para formarnos como profesionistas y contribuir con nuestro trabajo profesional al desarrollo de un cambio social que permitiera la existencia de una sociedad realmente libre y democrática.
En aquellos tiempos, en lugar de traer teléfonos celulares en nuestros bolsillos (no existían dichos teléfonos ni tampoco internet), cargábamos pequeños libros (verdaderos libros de bolsillo que portábamos en el bolsillo trasero de nuestros pantalones), los cuales leíamos, los intercambiábamos, pero sobre todo los comentábamos en pequeños grupos y eso incrementaba nuestro nivel de conocimientos, de consciencia social y de pertenencia a una subcultura.
No había competencia alguna entre nosotros para ver quién era el que más leía, al contrario, el sentimiento que prevalecía era el de compartir. Simplemente leíamos para comprender mejor nuestra realidad porque nos dábamos cuenta de que el mundo estaba cambiando, tomábamos consciencia de ello a través de la música y las lecturas y queríamos saber que estaba pasando.
Recuerdo que uno de los libros que leí a los 17 años, tenía como título "Algo está pasando y usted no sabe que es", que contenía ensayos de Sigmund Freud, Erich Fromm, Herbert Marcuse y otros autores que me marcó de tal forma que influyó grandemente en mi decisión de estudiar Psicología aun cuando esta carrera no existía en el Estado de Sonora.
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Por todo lo anterior podría decirse que la mayoría de los integrantes de aquella generación éramos una generación de jóvenes pensadores, con ideales revolucionarios, que ejercíamos la crítica social con gran fundamento teórico y que compartíamos el sueño de conquistar el mundo para terminar con las injusticias, la desigualdad social y lograr que prevaleciera la democracia y la libertad social.
Sentíamos que el mundo estaba cambiando y se nos hacía tarde para salir de la Universidad, ejercer nuestra profesión y contribuir con nuestro ejercicio profesional en la definición de un nuevo mundo.
Jim Morrison vocalista del grupo The Doors resumió perfectamente nuestro sentir y pensar con la frase "We want the world and we want it NOW"en la canción When the music"s over .
https://www.youtube.com/watch?v=jLAr-WlxMZY
Con el paso del tiempo algunos integrantes de aquella generación fallecieron, otros fueron asesinados o desaparecidos por los cuerpos policiacos, algunos cayeron literalmente en la locura presentando brotes psicóticos, no pocos sucumbieron a las drogas y murieron por sobredosis (tuve varios amigos que tuvieron ese fin), mientras que otros se adaptaron posteriormente a la normalidad patológica de la sociedad que combatíamos, unos más vendieron sus consciencias y aceptaron puestos en el gobierno y desde ahí actuaron como las personas más reaccionarias y corruptas que pudiese haber, combatiendo aquello que antes defendíamos. Perdieron el brillo en su mirada y sus ojos hoy en día solo son hoyos que reflejan oscuridad como lo describe Pink Floyd en Shine on you crazy diamond.
https://www.youtube.com/watch?v=Fk0V_GGa2XM
Parafraseando al poeta de la generación beat Allen Guinsberg en su poema el Aullido, podría decir que "He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura del capitalismo salvaje".
http://paginadepoesia.com.ar/escritos_pdf/ElAullido-AllenGinsberg.pdf
De todos los que recuerdo de mi generación, tan solo unos cuantos nos hemos mantenido hasta la fecha con la misma firmeza en nuestros principios y valores de honestidad, sencillez y autenticidad. Continuamos luchando por la democracia, la justicia y la igualdad social desde distintas trincheras. Por todo lo anteriormente descrito me considero un superviviente, ya que no sólo continúo con vida, sino que sigo pensando de la misma forma idealista y soñadora que lo hacía en mi juventud. He envejecido pero sigo pensando y sintiendo como si fuera un joven veinteañero, obviamente con más experiencia, madurez y más conocimientos.
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Los estudiantes de hoy: ¿leen o estudian?

Hoy en pleno siglo XXI siento que pertenezco a una especie en extinción, porque las nuevas generaciones de jóvenes no escapan a la enajenación colectiva promovida por la sociedad de consumo en el sistema capitalista. Exhiben un alto grado de enajenación al actuar con una gran apatía e indiferencia ante los acontecimientos políticos, una gran mayoría muestra un bajo nivel de consciencia política e insensibilidad social.
Por lo regular se dejan determinar por impulsos hedonistas en el marco de una sociedad que fomenta el consumo permanente, actúan en base a una ideología individualista y competitiva, motivo por el cual un importante número de jóvenes carece por completo de un compromiso social y sólo piensan en obtener un beneficio personal.
Como la mayoría de los integrantes de nuestra sociedad presentan una crisis de valores humanísticos ya que el valor más importante para ellos es la obtención de dinero, por lo que su comportamiento está determinado fundamentalmente por el valor económico.
Esto se confirma cuando vemos que el principal criterio para elegir una carrera universitaria es determinar primero cuánto dinero se ganará en el ejercicio de esa profesión. Creo sinceramente que esta enajenación y crisis de valores está originado también por el hecho de que no tienen el hábito de la lectura, un hábito que teníamos las generaciones anteriores, que nos permitió desarrollar nuestra consciencia social y que lamentablemente se va perdiendo con el paso del tiempo.
Pero también he sufrido este problema en mi actuación como académico universitario a lo largo de mis 30 años de docencia universitaria, ya que he sido testigo de primera fila de que diversas generaciones de estudiantes con los cuales he convivido y trabajado en las aulas (que puedo contar por miles), enfrentan una gran mayoría, serios problemas en su formación profesional, no solamente porque carecen del hábito de la lectura que es indispensable para todo estudiante universitario que desea ser un buen profesionista ya que la lectura es fundamental en los años de estudiante porque se supone que los estudiantes deben estudiar y el estudio se da a través de la lectura, sino también porque no tienen una orientación vocacional definida, no tienen un proyecto definido de vida y por lo mismo carecen de metas para construir un futuro exitoso.
Algunos se encuentran estudiando Psicología porque creen que tendrán status social con el ejercicio de la profesión. Otros se encuentran en esta carrera porque sus padres querían que estudiara en la universidad y psicología fue la segunda o tercera opción donde encontraron cupo como estudiantes. Pero son contados los que dicen que eligieron esta profesión "para ayudar a la gente".
La era del Copy and Paste
Por otro lado la tecnología e internet que bien utilizados podrían ser la solución en la búsqueda de información, han facilitado el surgimiento de otro problema, me refiero a los casos de fraudes académicos.
He tenido alumnos que se dedican a presentar tareas basadas en el "copy and paste", es decir, buscan en internet información, copian fragmentos o partes enteras de artículos, lo pegan en archivo de Word, lo imprimen y lo presentan con su nombre, como si fueran los autores de esa información.
Inclusive he tenido la desagradable experiencia de recoger exámenes porque he sorprendido a más de uno utilizando su teléfono celular como modernos "acordeones" (antigua técnica que consistía en utilizar durante la evaluación un pedazo de papel con respuestas del examen) donde sintetizan la información de la evaluación.

Debo decir también que he tenido el privilegio de conocer estudiantes que realmente sí estudian, que vienen con metas definidas y con una gran madurez en sus proyectos de vida. Esos estudiantes que son los preferidos de los profesores ya que acuden a clases habiendo realizado la lectura previa de los materiales y participan en las discusiones. Lamentablemente estos son la excepción y no la regla, pero sí existen.
Como maestro universitario con tres décadas de experiencia en la docencia he conocido muchos estudiantes que no compran libros en todos los años que actúan como estudiantes y sólo se dedican a cometer el error de fotocopiar los materiales proporcionados por sus maestros en forma de compendios para leerlos durante el curso y una vez aprobada la materia la mayoría de ellos se deshace de esos materiales tirándolos a la basura.
De manera involuntaria sus profesores contribuyen con estas prácticas a inhibir la compra de libros, a no fomentar el placer y el hábito de la lectura, ya que por las mentes de sus estudiantes jamás cruza la idea de comprar un libro, lo ven como algo innecesario, como un gasto que se puede evitar, en ningún momento lo ven como una inversión.
Pero ¿Qué podemos esperar de los estudiantes si las propias autoridades administrativas de la Universidad de Sonora no valoran el hábito de la lectura? Los maestros sindicalizados tenemos una prestación en el Contrato Colectivo de Trabajo que consiste en un bono para la compra de libros, lo cual suena bien. Lo triste y patético del asunto es que los maestros de tiempo completo recibimos un bono de $ 1,000 pesos al año y los maestros de horas sueltas reciben un bono de $600 pesos anuales. Considerando el costo de los libros esa cantidad alcanza para comprar al año dos o tres libros máximo. Sería conveniente que en la próxima revisión solicitemos un amento en esta prestación.
Creo sinceramente que los profesores debemos estimular el hábito de la lectura con nuestros estudiantes para desarrollar mejor nuestra tarea como docentes, debemos hacerles ver que los libros son nuestras herramientas de trabajo, al igual que la cuchara para el albañil, es decir, son instrumentos indispensables en la educación de todo universitario.
Debemos empezar por discutir con nuestros alumnos que tipo de libros tienen en casa, cuales han leído últimamente, de tal forma que poco a poco despertemos en ellos el interés por los libros y fomentemos el hábito de la lectura. Si no podemos transmitir el placer de la lectura, difícilmente los estudiantes desarrollarán ese hábito.

Por otro lado he tenido algunos estudiantes que no leen y creen que el conocimiento les entrará por ósmosis, que llegan a clases sin llevar siquiera un cuaderno para tomar notas o una pluma para escribir.
Realmente no me explico cómo es que han llegado hasta los últimos semestres que es donde imparto mis seminarios y por supuesto que les ayudo a sensibilizarlos acerca de esos comportamientos erróneos y la necesidad de cambiar sus hábitos como estudiante.
Pero aun así me queda la duda acerca de su futuro desempeño como profesionales de la Psicología, porque me he encontrado con egresados de Psicología que se encuentran laborando en puestos que no tienen ninguna relación con lo que estudiaron y es cuando me pregunto ¿Dónde quedó el tiempo invertido en su formación universitaria, hacia donde se fueron los recursos materiales, financieros y el tiempo invertido en su educación?
Pero sobre todo, ¿Dónde quedaron las expectativas de los familiares de estos jóvenes que hicieron verdaderos sacrificios para que su hijo se formase como profesionista?
He conocido también personas que tienen una gran cantidad de libros en casa, pero que jamás los han leído, ya que utilizan los libros como adorno casero, como medio para impresionar a otros creando una falsa imagen de "gente culta". Pero también como académico he tenido la oportunidad de conocer gente que sí lee y que por ello mismo se pueden mantener con ellos conversaciones realmente interesantes.

¿Cómo está la población en general y sus hábitos de lectura?

En varias ocasiones de manera inevitable me he puesto a pensar si esta falta de lectura que se observa en estudiantes universitarios cuya responsabilidad principal es estudiar y esto se logra fundamentalmente a través de la lectura de diversos materiales que contienen información teórica necesaria para su formación como profesionistas, ¿Qué se puede esperar del resto de la población que no incluye la lectura como parte de sus responsabilidades principales?
Creo que buena parte del origen de la situación de desigualdad social, injusticias, corrupción e impunidad que nos tiene sumidos en una creciente crisis económica, política y social, se encuentra en la ausencia de hábito de lectura que presenta un gran porcentaje de la población, que crea las condiciones para mantenerla sumida en la ignorancia y permite lograr su manipulación por la élite en el poder para lograr su obediencia, sumisión y mantener el control social.
En ese sentido la ausencia de hábitos de lectura en la mayoría de la población representa un problema social que contribuye a mantener en la ignorancia a la población y eso permite su manipulación comercial y política.
Un pueblo instruido defenderá sus derechos en forma organizada ya que tendrá consciencia y sensibilidad social y política.
La falta de lectura impide la asimilación de conocimientos para salir de la ignorancia, no permite obtener información objetiva sobre la realidad que nos rodea, nos hace presas fácil para la manipulación de los medios masivos cuyos propietarios han creado una verdadera delincuencia organizada al aliarse con la clase política y la clase económica, para contribuir a mantener el control social mediante la distorsión de la información sobre los acontecimientos políticos, económicos y sociales para seguir enriqueciendo sus fortunas gracias la corrupción reinante y a la criminalización de la protesta social.
Por esta situación, veo con pesar que en tiempos de la era digital, con el predominio de los medios masivos de difusión y de las redes sociales en el marco del desarrollo de la tecnología en la sociedad de consumo capitalista, el hábito de la lectura ha cedido terreno peligrosamente al culto a la imagen que realizan dichos medios en su labor ideologizante cuya finalidad principal mes fortalecer el control social para perpetuar el status quo.
En este proceso difunden imágenes ideales de lo que es ser hombre y lo que es ser mujer, para promover un consumo masivo de diversos productos.
En este proceso enajenante se pone énfasis en lo breve porque se privilegia la novedad ante todo. Cuando lo nuevo deja de serlo, pierde su interés y se busca "otra novedad". En una forma perversa y progresivamente más notoria la industria nos ofrece nuevos productos que tienen cada vez menor duración y son a corto plazo desechables para continuar con el ciclo de compra, consumo, desecho y nueva compra.
La industria editorial no escapa a esta manipulación de tal forma que camina sobre un terreno peligroso porque los libros no dejan de ser productos elaborados para vender en una sociedad cuyos integrantes tienen un bajo nivel de consumo porque no existe el hábito de la lectura y nos encontramos con el hecho real de que la población presenta un bajo nivel de lectura de libros al año.

Escribir: ¿talento natural o habilidad aprendida?

Con relativa frecuencia algunas personas me han dicho que tengo un "talento natural" para escribir, que tengo mucha facilidad para expresar ideas y en varias ocasiones me dicen "tú que eres un privilegiado ya que tienes facilidad para escribir, deberías escribir sobre este tema, o este asunto que es de interés general".
Me considero una persona de muchas palabras, es decir reconozco que puedo usar muchas palabras para plantear una misma idea de maneras totalmente diferentes pero comprensibles del todo.
Por lo que sin falsa modestia reconozco que tengo facilidad para expresarme en forma verbal y escrita sin problema alguno. Si acaso tengo este "talento" debo aclarar que no es algo "natural" o porque "soy muy inteligente", tengo frente amplia, pero no es esa la razón de mi productividad como escritor.
En realidades una habilidad aprendida como resultado de varias décadas de lectura de una incontable cantidad de libros que han caído en mis manos y que he procedido a leerlos de principio a fin, algunos de ellos han sido una lectura obligada para fortalecer mi formación profesional y otros los he leído por el solo placer de leer.
El desarrollar el hábito de la lectura a lo largo de mi vida me ha permitido no sólo poder expresarme de muchas formas y con el uso de distintas palabras, me ha permitido también desarrollar un pensamiento sistémico y analítico con el cual rijo mi comportamiento cotidiano y tengo una consciencia objetiva de la realidad que me circunda.
La lectura constante me ha permitido familiarizarme con las palabras y las letras que la conforman, de tal forma que por lo regular no tengo faltas de ortografía, mi léxico es amplio y puedo realizar juego de palabras.

La lectura contribuye a desarrollar la capacidad del pensamiento que nos facilita pensar antes de hablar para expresarnos correctamente, nos ayuda a pensar antes de actuar con lo cual controlamos nuestros impulsos y sobre todo nos permite pensar antes de tomar alguna decisión. Puedo decir sin lugar a dudas que existe una relación directa entre el acto de la lectura, el desarrollo de la capacidad del pensamiento, el mejoramiento de la conducta verbal y la facilidad para escribir. Cualquiera puede escribir si se decide a hacerlo.
Antes de escribir acostumbro pensar previamente lo que quiero decir, desarrollo mis ideas antes de tocar el teclado de mi computadora, por lo que al momento de sentarme a escribir solo voy desarrollando e hilando las ideas pensadas previamente, de tal forma que lo que escribo es el resultado de una reflexión previa. Por ello mismo en ocasiones bromeo diciendo que escribo mejor de lo que hablo, porque al escribir tengo la oportunidad de estructurar mi discurso y elegir las palabras adecuadas.

¿Dónde se adquiere el hábito de la lectura?

Como buen psicólogo creo firmemente que como muchos hábitos y valores, el de la lectura se adquiere al interior de la familia, mediante el ejemplo que los padres brindamos a nuestros hijos. En ese sentido puedo decir que heredé el hábito de la lectura de la persona que más he admirado en esta vida: mi padre, lo cual resulta algo curioso porque él no tuvo oportunidad de terminar sus estudios primarios y tuvo que dedicar 36 años de su vida trabajando como minero en Cananea, Sonora. Sin embargo eso no lo detuvo en su desarrollo personal ya que diariamente leía periódicos, revistas y escuchaba noticieros de otros países en su radio de onda corta para satisfacer su necesidad de información sobre la situación nacional e internacional.
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Fue una persona sin estudios formales pero aparte de ser mi padre fue mi primer maestro ya que tenía amplios niveles de conocimiento sobre la situación política, económica y social nacional e internacional de su época y siempre preocupado por el bienestar de los demás.
Tenía el hábito de leer los periódicos todos los días de la semana y completaba su necesidad de información escuchando noticieros en su radio de onda corta. Esa sensibilidad hacia la realidad que nos rodea lo aprendí de él y por eso pienso que la mejor manera de honrar su memoria es seguir su ejemplo.
De una manera empírica mi padre hacía lo que el sociólogo Manuel Castells recomienda en su libro El oficio del sociólogo cuando plantea que todo científico social debería mantener una alerta epistemológica que les permita estar atentos a los problemas sociales que nuestra realidad presenta y en base a ellos elegir el método más adecuado para investigar a los mismos.
"Un epistemólogo estudia que hacen los científicos para estudiar la realidad y qué los diferencia de los no científicos, cómo y porqué construyen sus teorías sobre el mundo, qué métodos utilizan para estudiar la realidad El epistemólogo estudia las herramientas del científico, sus métodos, su lógica, mientras que el científico simplemente se dedica a utilizarlas".
(Pablo Cazau Evolución de las relaciones entre la epidemiologia y la metodología de la investigación).

Un poco de historia personal

Quizá por ello mismo desde que era adolescente canalicé mis inquietudes hacia el hábito de la lectura, lo cual en su momento me proporcionó respuestas a muchas interrogantes propias de esa edad, aunque también me generó otras preguntas despertando más inquietudes más allá de mi esfera personal.
Siguiendo el ejemplo de mi padre, durante los últimos 20 años del siglo pasado antes de la era de internet, compraba diariamente el periódico para mantenerme informado. Mientras estudiaba y trabajaba compraba el periódico Unomasuno primero, después La Jornada y no en varias ocasiones me encontraba en el conflicto de comprar un litro de leche o el periódico.

Pero la lectura constante también me proporcionó algo que no esperaba: el desarrollo de mi capacidad de pensamiento, de análisis y de comprensión, además de fortalecer mi autoimagen pues me proporcionó una seguridad interna que proyecto en mi figura y comportamiento, al grado de que algunos me han dicho que exhibo demasiada seguridad en mí mismo al grado de llegar a ser intimidante.
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Recuerdo con buen humor que en una de mis visitas a Estados Unidos unos gringos me dijeron que tengo cara de "Don´t fuck with me" ya que iba predispuesto a que ningún gringo racista me hiciera objeto de discriminación alguna, lo cual debo decir afortunadamente no ha sucedido en las diversas ocasiones que he ingresado a los Estados Unidos.
Los libros me permitieron superar falsos complejos y temores infundados, ampliaron mi visión del mundo que me rodeaba, pero sobre todo me proporcionaron la oportunidad de dar grandes pasos en el conocimiento de mí mismo lo cual me permitió definir metas claras desde temprana edad.
Los libros y su lectura me ayudaron a tomar la firme decisión de estudiar Psicología desde los 17 años de edad y me impulsaron a viajar más de 3,000 kilómetros lejos de casa, del noroeste de México al sureste del mismo, de Sonora a Veracruz.

La lectura y mi primer trabajo como psicólogo

Ese hábito de la lectura me ayudó a encontrar trabajo de Psicólogo cuando cursaba el segundo semestre de la carrera de Psicología, al participar en una investigación social que intentaba determinar el impacto psicosocial del traslado de más de 3000 personas del Distrito Federal a la ciudad de Xalapa, Veracruz.
En un principio las psicólogas encargadas de la investigación intentaron excluirme del grupo de encuestadores porque era el que tenía menor nivel de escolaridad (estaba en segundo semestre de licenciatura en Psicología), pero argumenté en mi defensa que si el trabajo consistía en realizar una investigación científica, yo ya había hecho una investigación en el primer semestre con mis compañeros de clase intentando indagar los motivos por los cuales eligieron la carrera de Psicología y no otra, mientras lo hacía les mostraba el reporte de investigación de la materia de Metodología que había cursado.
El caso es que no solo fui aceptado para participar en la investigación, sino que al término de la misma fui contratado para continuar con otras investigaciones organizacionales, siendo seleccionado de un grupo de 15 personas (la mayoría egresados de Psicología) para ocupar una plaza en el Departamento de Estudios Laborales en el Instituto Mexicano del Café, institución para la que laboré ocho años mientras realizaba mis estudios de Psicología y después de concluir mis estudios universitarios.
Desde el primer momento de mi ingreso a esta institución empecé a desarrollar funciones como Psicólogo y por ello mismo fui presentado ante el resto del personal que laboraba en esa institución como Psicólogo, como si ya hubiese terminado mi carrera, a pesar de que apenas cursaba el segundo semestre.
Esto lo hicieron mis jefes psicólogos para crearme un status social a través del cual pudiese obtener la aceptación y colaboración de las personas en las diversas investigaciones que realicé.
En esta institución el uso de los libros fue fundamental porque en ocasiones mis jefes psicólogos me pedían trabajos relacionados con temas como estudios de clima organizacionalsatisfacción laboral, formación de equipos de trabajo o análisis y evaluación de puestos.
Al manifestarles que no tenía los conocimientos necesarios para desarrollar esos temas porque estaba en los primeros semestres de la carrera de Psicología, su respuesta fue: "bueno de las siete horas de trabajo, tendrás cuatro horas de lectura y tres de práctica, dinos que libros necesitas para que los compremos y te pongas a leer para que nos presentes un proyecto".
De esa manera, me encontraba rodeado de escritorios en la gerencia de Recursos Humanos, todo mundo trabajando con calculadoras y yo tomando café, leyendo, escribiendo, realizando entrevistas psicológicas, participando en selección de personal y diseñando proyectos de desarrollo laboralFue así como gracias a la lectura de los libros pude tener una carrera laboral ascendente como psicólogo durante los ocho años que laboré en el Instituto Mexicano del Café, al mismo tiempo que estudiaba Psicología en la Universidad Veracruzana.

La lectura y mi formación académica como psicólogo
La lectura de libros de Sigmund Freud, Erich Fromm, Herbert Marcuse, David Cooper y otros autores fue lo que me permitió decidir estudiar Psicología. Todos de orientación psicoanalítica, después de tomar esa decisión que marcaría el futuro de mi vida, elegí la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana.
Sin embargo me topé que la novedad que hacía que la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana fuese la mejor de Latinoamérica es que iba entrando el conductismo en la enseñanza de la Psicología a través de esa institución.
Ese enfoque chocaba con mis expectativas de formarme como agente de cambio social ya que se planteaba que la finalidad del conductismo era "predecir, modificar y controlar el comportamiento".
Debido a que mi decisión de formarme como psicólogo era firme me mantuve estudiando (al mismo tiempo que trabajaba en el Inmecafé) y leía los materiales de lectura que me dejaban mis maestros, pero continuaba con mis lecturas personales de tal forma que participaba en clase cuestionando el enfoque conductual con un fundamento epistemológico. Esto me provocó que en los primeros semestres de mi carrera mis calificaciones fueran bajas, porque algunos profesores en represalia por mis cuestionamientos me asignaron promedio bajos.
Cuando entré al área de Psicología social en el sexto semestre, sentí que la espera valió la pena porque tuve como maestros a profesores provenientes de Chile, Argentina y Guatemala, que estaban en México en calidad de refugiados políticos ya que venían huyendo de la represión militar de sus gobiernos respectivos.
Los relatos de sus experiencias como psicólogos sociales en regímenes militares fueron parte de sus enseñanzas, pero sobre todo el caudal teóricos al cual nos permitieron ingresar, fue lo que reforzó mi convicción de contribuir al cambio social.
En esa época una queja que compartía con mis compañeros de clase, era que nuestros maestros nos dejaban muchas tareas de lectura a la semana (a veces teníamos que leer cuatro libros por semana para cumplir con las tareas asignadas y participar en los ejercicios de discusión grupal en los seminarios de cada clase).
Quizá fueron sus experiencias de la represión militar, o su formación profesional, el caso es que nos exigían mucho como estudiantes. Pero hoy doy gracias a mis maestros de la Universidad Veracruzana por habernos exigido tanto ya que eso me permitió fortalecer mis conocimientos y mi formación como profesional de la Psicología. Por esto mismo puedo decir que la lectura de los libros me permitió sacar mi carrera universitaria y obtener mi título de Licenciado en Psicología.

La lectura en mi ejercicio docente
En la Universidad de Sonora tengo treinta años como docente ¿Qué puedo decir de los libros?, que son mis instrumentos de trabajo cotidiano, libros que he comprado en librerías, libros digitales que he bajado de internet, etc.
Los libros son mis instrumentos de trabajo que comparto con mis alumnos quienes al principio (al igual que yo) se quejaban de que les dejaba muchas tareas, lecturas por realizar y ensayo por escribir cada semana.
Pero que al final de semestre se mostraban agradecidos por este tipo de exigencias ya que les ayudó a desarrollar sus habilidades de análisis, síntesis y comprensión de tal forma que si al principio se les dificultaba desarrollar y escribir sus propias ideas, al final del semestre ya les era sumamente fácil escribir un ensayo de diez cuartillas con sus propias ideas sobre los temas que les asignaba para ello.

Los libros y su lectura son los que por las noches, antes de conciliar el sueño, me permiten desarrollar las ideas dentro de mi mente que al otro día transcribo aquellas de las que me acuerdo para dar forma a los artículos que escribo con frecuencia. Los libros y su lectura son las que me han permitido desarrollar una consciencia de clase y un gran compromiso social, motivándome a participar en la lucha ideológica contra la labor de opresión, enajenación y control social de la élite en el poder que busca generar el conformismo, la sumisión y la inmovilidad social.

Los libros y su lectura son las que me han permitido llegar a una etapa de desarrollo en la que aparte de leer, ya escribo mis propias ideas porque de tanta lectura realizada, sumada a las experiencias de mi vida personal y profesional, siento que tengo mucho que decir y experimento una enorme necesidad de hacerlo en forma escrita. A diferencia de mis 17 años que respondía que lo que más me gustaba era leer, hoy en día si me lo preguntan respondería: leer y escribir.
A manera de conclusión
Finalmente quiero decir que creo firmemente que necesitamos cambiar nuestra sociedad, necesitamos terminar con la desigualdad, la injusticia social, la corrupción, la impunidad, etc. En mi artículo La revolución de las consciencias afirmo que el cambio social tiene necesariamente como punto de partida el cambio individual. 
En ese sentido necesitamos cambiar nuestros hábitos, costumbres y valores de tal forma que podamos ser mejores personas. La falta de lectura es un comportamiento que debemos desechar cuanto antes para desarrollar el hábito de la lectura que nos ayude a lograr un conocimiento adecuado de nosotros mismos y en base a ello una autoaceptación y una mejor autoimagen.
La liberación social conlleva la liberación individual, mientras no desarrollemos el hábito de la lectura no podremos liberarnos. No es gratuito que en las pasadas elecciones que hubo en México, el PRI se fortaleció gracias al apoyo de gente adulta, predominantemente gente de la senectud que se resiste al cambio. También gracias al voto de la población de bajos niveles educativos que fueron objeto de manipulación electoral, así como de la población de bajos ingresos económicos.

Creo firmemente que las mejores armas que nos ayudarán en este proceso de cambio en forma indudable son los libros. Nos ayudarán en el desarrollo de cambios individuales, así como en la planeación de los cambios sociales. Finalmente, les invito a disminuir el tiempo que se dedica a ver televisión y a aumentar el tiempo de la lectura. Su mente, su corazón, su consciencia y el mundo entero se los agradecerá.

Autor:
Oscar Yescas Domínguez
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