Mercadotecnia,
economía y covid
Oscar
Yescas Domínguez
17
de enero de 2,021
Introducción
La
era de las organizaciones
La
globalización y sus efectos sociales
Mercadotecnia,
economía y consumo
El
impacto del covid en las micro y pequeñas empresas
Conclusiones
Introducción
Han
transcurrido 17 días del 2021 y la verdad no se siente gran
diferencia al 2,020, no se percibe un cambio entre la existencia de
un “año nuevo” y lo que sentíamos al final del 2,020, el
ambiente es el mismo: temor, incertidumbre, inseguridad, etc.
Recordemos que el tiempo es una creación humana y se inventó para
contextualizar los hechos en un determinado momento histórico. Bueno,
en realidad sí hay algunas diferencias entre el “año pasado” y
este “año nuevo”, algunas noticias buenas como lo es el hecho de
que ya tenemos remesas suficientes de la vacuna contra el covid, ya
se inició su aplicación con el personal de salud y después se
seguirá con el resto de la población.
Pero
hay noticias malas, como el hecho de que el covid ha mutado en nuevas
cepas y éstas están expandiéndose por varios países, otra mala
noticia
se relaciona con un aumento exponencial del número de contagios en
el mundo entero, los cuales están directamente relacionados con el
aumento en la interacción social en el mes de diciembre motivadas
por el consumo masivo y celebraciones familiares y sociales para
festejar el fin de año, a pesar de que se solicitó no incurrir en
las mismas.
El
asunto es que éstos primeros días del 2,021 parecen una
prolongación del 2,020, en el sentido de que a pesar de que mucho se
escribió y explicó sobre las formas de contagio del covid, esas
millones de palabras escritas y habladas que intentaban prevenir lo
que hoy estamos viviendo, no pudieron evitar lo que hoy está
sucediendo: hospitales saturados, aumento exponencial en el número
de contagios y de fallecimientos por covid, etc. A pesar de la
intensa campaña de las autoridades de salud promoviendo las maneras
más seguras de prevenir el contagio (quedarse en casa, mantener sana
distancia y usar cubrebocas), buena parte de la ciudadanía no
atendió esos llamados y la realidad sigue superando los pronósticos
más optimistas y las cifras demuestran que nunca se logró el
objetivo de “aplanar” la curva de contagios.
Llovieron
críticas señalando la irresponsabilidad social de un sector de la
sociedad que no atendieron el llamado de las autoridades de salud
para quedarse en casa, no realizar reuniones sociales o negándose a
usar cubrebocas, pero pocas voces hablaron sobre la existencia de la
enorme desigualdad social que existe en nuestra sociedad y que fue la
que impidió guardar un confinamiento voluntario a un gran segmento
de la población, porque una inmensa cantidad de personas tenían que
salir a conseguir el alimento del día, ya sea a través del trabajo
informal, laborando en empresas que exigían trabajo presencial, que
no garantizaron las condiciones sanitarias en sus lugares de trabajo,
ni dieron el apoyo necesario a sus trabajadores para quedarse en casa
o simplemente mendigando en las calles.
De
manera contradictoria, mientras las autoridades sanitarias pedían a
la población quedarse en casa y sólo salir lo necesario, por otro
lado autorizaban la apertura de grandes comercios y centros de
trabajo “para salvar la economía” en momentos de la pandemia que
presentaba mayores números de contagio de covid. Las autoridades de
la Secretaría del Trabajo omitieron crear programas de emergencia
económica que permitiera brindar apoyos a los millones de
microempresas que existen en nuestro país, que forman parte del
motor de la economía nacional y los dejaron abandonados a su suerte.
El saldo de la pandemia y de la ausencia de políticas de apoyo
gubernamental es que aumentó considerablemente el número de
pequeñas empresas que se vieron obligadas a cerrar definitivamente
porque no pudieron resistir la crisis económica que hemos venido
padeciendo y el impacto de la pandemia al obligarlas a cerrar
temporalmente fue la estocada final que les dio el golpe mortal y
provocar su desaparición.
La
era de las organizaciones
Vivimos
en la era de las organizaciones, en una sociedad que existe gracias
al funcionamiento de un sinnúmero de organizaciones que tienen como
misión ofrecer productos y servicios para satisfacer necesidades.
Toda nuestra vida estamos en contacto con alguna organización,
nacemos en el contexto de una organización que se llama hospital, a
lo largo de nuestra existencia, satisfacemos nuestras necesidades
físicas y psicológicas a través de un intercambio con diferentes
organizaciones.
Nos
despertamos después de haber dormido en una cama que no creamos
nosotros, la adquirimos en una organización comercial, consumimos
alimentos que no producimos nosotros, los adquirimos en
organizaciones comerciales, usamos vestimentas que no creamos
nosotros, las adquirimos en alguna organización comercial que las
obtuvo en organizaciones que las fabrican, etc. Si deseamos quedarnos
en casa y no salir, seguimos en contacto con algunas organizaciones
que nos ofrecen servicios de agua potable, electricidad, televisión
por cable, telefonía, etc.
Sin
olvidar el hecho real de que la casa que habitamos no la construimos
nosotros, la construyó una empresa que se dedica a la creación de
unidades habitacionales. Si somos afortunados poseedores de un
vehículo, ese vehículo no lo construimos nosotros, lo ensambló una
organización que se dedica a la producción de automóviles, que a
su vez utiliza los servicios de un sinnúmero de organizaciones
proveedoras de cada una de las partes que forma parte del ensamblado
de un vehículo (motor, carrocería, llantas, cristales, asientos,
sistema de radio, gps, etc.) Inclusive cuando fallecemos, recibimos
los servicios de una organización que se llama funeraria, por eso es
que se afirma que vivimos en una sociedad organizacional, en la era
de las organizaciones.
Por
todos esos motivos, el estudio de las organizaciones
contemporáneas no debe ser tema exclusivo de especialistas y
académicos, sino que el conocimiento científico de las mismas debe
socializarse para que la población comprenda el papel que juegan las
organizaciones en nuestras vidas laborales, sociales y personales,
partiendo de la premisa de que todas las personas que formamos parte
de esta sociedad somos consumidores o potenciales consumidores y como
consumidores tenemos derechos que deben darse a conocer.
Vemos
que cada día surgen nuevas organizaciones que se aventuran a
ingresar al mercado presentándonos nuevos productos o servicios, o
nuevas formas de brindar servicios, pero también podemos observar
que cada día desaparece un sinnúmero de organizaciones que
desaparece por fallas en su administración, deficiente liderazgo,
miopía mercadológica o simplemente sucumbiendo por la falta de
recusos económicos y apoyo gubernamental ante la competencia desleal
que se observa en la guerra comercial que existe en nuestros días
entre las grandes corporaciones transnacionales y las organizaciones
nacionales.
La
globalización y sus efectos sociales
Después
de la caída del muro de Berlín terminó la guerra fría en la que
los protagonistas principales eran Estados Unidos y la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) que se desmoronó en un
aparente triunfo del capitalismo, pero de inmediato comenzó otro
tipo de guerra, una guerra comercial internacional en la que el pez
más grande se come al pez más chico, al difundirse la economía de
libre mercado en la mayor parte del mundo, surgiendo lo que conocemos
como globalización que vino a fortalecer la expansión y crecimiento
de las grandes compañías transnacionales.
La
globalización provocó la apertura de fronteras y la liberación de
aranceles en diferentes países para lograr el libre tránsito de
mercancías, esta apertura comercial contribuyó a fortalecer a las
grandes corporaciones transnacionales que se convirtieron en figuras
gigantes en el mercado mundial al competir en condiciones de
desigualdad con las empresas de los países que iban “conquistando”.
Recordemos
que la economía de los países latinoamericanos se basa en el
funcionamiento de millones de micro y pequeñas empresas que de un
día para otro se vieron envueltas en una competencia desleal con las
grandes compañías transnacionales que llegaron a sus países “a
conquistar mercados”, contando con el apoyo de los gobiernos
locales expresado en concesión de terrenos para su instalación,
exención de pago de impuestos y tarifas bajas en consumo de agua y
energía eléctrica, etc. Todo esto a nombre de que la presencia de
las grandes transnacionales representaría una inversión en la
economía nacional que contribuiría al desarrollo económico a
través de la generación de nuevos empleos.
Esta
competencia desleal se da en una desigualdad de circunstancias ya que
las grandes corporaciones transnacionales llegan a nuestros países
contando con un gran capital, más recursos materiales y personal más
calificado, mientras que las pequeñas empresas de los países
latinoamericanos son por lo regular empresas familiares cuyo personal
no tiene nociones de administración, con capital limitado y viviendo
prácticamente al día con ganancias limitadas. Esto les permitió
iniciar una guerra de precios ofreciendo grandes descuentos en el
inicio de sus operaciones para capturar nuevos consumidores, una
estrategia que les funcionó porque muchos microempresarios no
pudieron competir bajando sus pecios. El resultado de esta
confrontación cotidiana ha sido la quiebra de millones de pequeñas
empresas en Latinoamérica y el mundo entero, que no pudieron
resistir la embestida de las grandes compañías que en la era de de
la globalización están provocando que millones de personas en el
mundo entero, consuman los mismos tipos de productos alimenticios,
usen las mismas prendas de vestir y con ello están creando una
“cultura mundial” globalizada, en detrimento de las culturas
culinarias y y hábitos de consumo regionales y nacionales.
El
posicionamiento en las preferencias del mercado de las grandes
compañías transnacionales se ha ido fortaleciendo con el paso de
los años, debido a que los consumidores fueron atraídos por la
“novedad” de productos que desconocían, las continuas
promociones y ofertas de descuentos con las que iniciaron sus
operaciones las empresas transnacionales como parte de sus
estrategias. El posicionamiento en el mercado de las compañías
transnacionales se logró al capturar la atención y preferencia de
un amplio espectro del mercado que experimentó la sensación de
pertenecer a una élite de privilegiados que tenían la capacidad
adquisitiva para comprar la membresía a estas organizaciones y
consumir sus productos, poco a poco lograron abatir a la competencia
nacional que en forma gradual se ha estado rindiendo y cerrando sus
puertas en forma indefinida, afectando a la economía nacional con el
cierre de miles de empresas y el consecuente aumento del desempleo,
además de que las ganancias de estas operaciones se destinan al
extranjero y no se invierten en el desarrollo económico de nuestros
países.
Debemos
tomar consciencia de que somos nosotros quienes al acudir a realizar
nuestras compras en las grandes tiendas comerciales, estamos
alimentando el crecimiento de las grandes corporaciones que están
provocando la quiebra masiva de miles de micro y pequeñas empresas
en nuestro país, porque al privilegiar nuestro consumo en los
grandes comercios en busca de marcas que aunque sean caras, son
“reconocidas a nivel mundial”, dejamos de consumir productos
nacionales o servicios ofertados en los pequeños comercios locales y
con ello contribuimos a afectar la economía nacional al colaborar de
manera indirecta en la expansión y consolidación de las grandes
corporaciones en nuestros países y con ello a la quiebra económica
de miles de micro y pequeñas empresas llevando a miles de personas a
la condición del desempleo.
La
globalización y los tratados de comercio internacional no trajeron
consigo un beneficio para los habitantes de los países que firmaron
dichos tratados, en realidad los que se beneficiaron fueron los
directivos y altos funcionarios de las corporaciones transnacionales
que lograron conquistar nuevos mercados y “derrotar” a la
competencia maximizando su beneficio económico al explotar recursos
naturales de países en desarrollo, generar una producción masiva
mediante la explotación laboral de los centros de producción y
estimular un consumo masivo.
Antes
del covid padecíamos los efectos de una crisis económica provocada
por la implementación de políticas neoliberales que lograron la
mutilación de las constituciones políticas de varios países con el
objetivo de eliminar derechos laborales tales como la estabilidad en
el empleo, el derecho a la jubilación, la eliminación de jornadas
de 8 horas de trabajo al día, etc. Junto a esas restricciones de los
derechos de los trabajadores se impusieron políticas de topes
salariales para impedir que los trabajadores organizados en
sindicatos tuvieran aumentos significativos en sus salarios durante
las revisiones contractuales, mientras que no sucedía tal control en
los precios de los productos ofertados en el mercado. La desigualdad
social crecía sin detenerse y las empresas contrataban en
condiciones de gran desventaja para los trabajadores que se veían
obligados a aceptar largas jornadas de trabajo, bajos salarios y un
ambiente de incertidumbre hacia el futuro. La meritocracia dejó de
existir gracias a la corrupción existente en las organizaciones que
eran conducidas mediante un neanderthlismo administrativo a través
del cual ignoraban las aportaciones de las ciencias que orientaban de
forma científica cómo conducir a las organizaciones. El desempleo
aumentaba día tras día, por lo que millones de personas se vieron
obligados a tener dos trabajos o ingresar al mercado informal como
vendedores ambulantes o abriendo pequeñas empresas, las llamadas
microempresas, que funcionan con más pérdidas que ganancias.
Mercadotecnia
y Economía
Por
las razones anteriores es de extrema importancia comprender que en
esta guerra comercial por la conquista del mercado, nosotros somos el
mercado, es decir, el objetivo de la guerra comercial que pretenden
lograr y lo están consiguiendo porque estamos aceptando satisfacer
nuestras necesidades consumiendo los productos que nos ofrecen en
las grandes tiendas comerciales y hemos dejado de consumir en los
pequeños comercios. Esto quedaría más claro si partimos de la
definición del concepto de mercado como “aquel conjunto de
personas que comparten deseos, necesidades o expectativas que desean
satisfacer y que cuentan con la capacidad adquisitiva para pagar el
consumo de un servicio o producto que satisfaga esas necesidades”.
Durante
el siglo pasado las grandes organizaciones que lograron triunfar y
posicionarse en forma exitosa en el mercado, tenían como común
denominador el que prestaban atención a los cambios sociales que
estaban afectando al mercado antes de tomar las decisiones en la
conducción de sus organizaciones. Es decir, utilizaban el enfoque
de mercadotecnia para dirigir sus empresas, este enfoque consiste
en prestar atención a lo que está sucediendo en el mercado, es
decir, en la población general vista como potenciales consumidores,
los cambios culturales, políticos, económicos, ecológicos,
afectaron los patrones de consumo y el gran mercado de masas se
dividió en grandes grupos de consumidores. Por estos cambios en el
consumo surgió la mercadotecnia puede definirse como “un
proceso a través del cual los directivos de una organización
realizan una investigación social basada en criterios científicos,
que les permite identificar los deseos, las necesidades y las
expectativas de un grupo de consumidores y en base a los resultados
obtenidos en esta investigación proceden a diseñar el producto o
servicio que podrá satisfacer esos deseos, necesidades o
expectativas en mejores condiciones que la competencia”. Por
realizar esta investigación social, se afirma que la administración
de una organización con enfoque de mercadotecnia está basada en un
enfoque de “afuera hacia adentro”, es decir, en base a
los cambios sociales los directivos determinan determinan qué
producto ofrecerá la organización al mercado, mientras que las
organizaciones que no utilizan el enfoque de mercadotecnia padecen de
lo que se conoce como “miopía de mercadotecnia” y su
enfoque de administración es de “adentro hacia afuera”,
es decir, no vislumbran los cambios sociales y su impacto en el
comportamiento de los consumidores y sólo se preocupan por crear un
servicio o un producto de calidad pero no existe la seguridad de que
el mismo satisfaga las necesidades de los consumidores.
El
desarrollo de la mercadotecnia atravesó por diferentes etapas de
evolución, pasando de segmentar al mercado de masas, dividiendo al
conjunto de consumidores en segmentos del mercado, es decir,
grupos con características sociodemográficas similares, después
surgieron los nichos del mercado cuando a los segmentos se les
dividió a su vez en segmentos más pequeños descubriendo nuevos
agrupamientos de consumidores en función de gustos, intereses,
motivaciones, etc. Finalmente surgió la mercadotecnia
personalizada cuando las computadoras permitieron almacenar una
gran cantidad de datos de una misma persona: edad, estado civil,
nivel de ingresos, antiguedad en el empleo, tipo compras realizadas,
formas de pago, etc. Es cuando surgió la mercadotecnia llamada de
“tiro fijo”, en la cual los mercadólogos apuntaban a un
individuo singular hacia el cual le dirigían mensajes promocionales
a través de correo electrónico, correo convencional o algún otro
medio.
Durante
20 años impartí el seminario Mercadotecnia y análisis de la
conducta del consumidor (1985-2,005), dirigido
a alumnos del noveno semestre de Psicología de la Universidad de
Sonora en México. Parte de la bibliografía que utilizaba era un
libro titulado Maximarketing de los investigadores Stan Rapp y
Tom Collins, quienes afirmaban en aquel entonces que el
descubrimiento más importante del siglo XX fue la invención de
la computadora porque permitía almacenar una enorme cantidad de
datos personales sobre cualquier persona y podían realizar una
mercadotecnia personalizada al registrar en las compras realizadas
los datos personales del consumidor. Diversas investigaciones sobre la psicología del consumidor coinciden en que las personas compran productos no para satisfacer necesidades físicas o psicológicas, sino mas bien compran para mostrar a las demás personas que tienen capacidad adquisitiva mayor que los demás. Consumen para mostrar un estatus social superior al de las demás personas y por ello compran más de lo que necesitan y aumentan sus deudas en forma considerable sin necesidad de hacerlo.
Tal sólo basta ver nuestro guardarropa, nuestro calzado, vestimentas, tenemos más prendas de las que necesitamos, pero seguimos sintiendo que necesitamos "estrenar" ropa nueva, calzado nuevo, teléfono nuevo, automóvil del año, etc. Esa es la mentalidad del homo consumens, su existencia sólo encuentra significado en el consumo, si no consume no existe.
En
el siglo pasado para tomar decisiones las empresas realizaban
estudios de mercado con los cuales obtenían perfiles psicográficos
a través de los cuales identificaban rasgos de personalidad,
intereses, necesidades psicológicas, formas de percepción, estilos
de aprendizaje, etc. Para obtener esta información utilizaban la
técnica de los grupos de enfoque que consiste en una reunión
de personas seleccionadas deliberadamente por compartir ciertas
características, a quienes se les pide participar en una serie de
reuniones planificada que tiene como objetivo provocar e identificar
las percepciones del consumidor sobre un tema o área de interés en
particular en un ambiente de apertura en la comunicación. Este tipo
de técnica permite lograr la interacción e interinfluencia entre
los integrantes del grupo durante una discusión sobre ideas
predeterminadas que pueden ser el lanzamiento de un nuevo producto y
con ello logran identificar el nivel de aceptación que tendrá dicho
producto..
En
nuestros días, en pleno siglo XXI, el desarrollo de la tecnología
digital ha cambiado los procesos mercadológicos, las grandes
organizaciones actúan obteniendo datos personales de las redes
sociales, de nuestras computadoras, de nuestros teléfonos celulares,
los cuales almacenan información con cada click que damos en cada
fotografía, por cada link que visitamos o página de internet o
redes sociales, vamos dejando una huella que analizada en forma
científica nos desnuda psicológicamente y permite a los
mercadólogos conocer nuestro perfil psicológico mucho mejor de lo
que nosotros nos conocemos.
Recientemente
la empresa facebook ha sido acusada de compartir información
personal de sus suscriptores con las grandes corporaciones para
obtener beneficios económicos y la discusión se ha reanudado al
anunciar que los propietarios de facebook comprarán Whatsapp y el
temor fundado es que la privacidad de usuarios de Whatsapp y facebook
sea invadida al compartir los contenidos de conversaciones en chats y
el historial de búsqueda por parte de directivos de las grandes
corporaciones. En la era digital las grandes corporaciones ya no
necesitan realizar estudios sociales ni grupos de enfoque para
obtener nuestro perfil psicográfico, nosotros mismos les hemos
proporcionado suficiente información personal a través las fotos
que subimos a redes sociales, informando de los lugares que
visitamos, publicando fotografías de lo que comemos, etc. El teclado
de nuestras computadoras y teléfonos celulares es la principal
fuente de información de las grandes corporaciones porque a través
de ellos reflejamos nuestros gustos, nuestras inclinaciones,
tendencias e inclusive nuestros propios pensamientos y sentimientos
mientras navegamos en internet o en redes sociales, no en balde
facebook nos recibe con la pregunta: ¿Qué estás pensando? Y nos
ofrecen emoticones para expresar nuestros sentimientos.
El
impacto del covid en las micro y pequeñas empresas
Según
el INEGI en México, las pequeñas y medianas empresas en el país
representan el 99% del total de organizaciones operando en el país,
generan el 72 % del empleo y el 52% del producto interno bruto y
representan entre el 70% y el 80% de la creación de nuevos empleos.
Dentro de este gran grupo, existe otro denominado microempresas,
llamadas así porque no tienen más de 10 empleados y no generan
ventas mayores al millón de pesos al año. Estas últimas general el
46% del empleo y existen alrededor de 2.5 millones de microempresas
que operan en la informalidad representando un promedio de 22.2
millones de empleos informales.
Por
lo regular las microempresas actúan en el terreno de la
informalidad, es decir, no cuentan con registro legal por lo que no
reportan al Servicio de Administración Tributaria (SAT), no aseguran
a sus trabajadores, tienen alta rotación de personal y su existencia
es mucho más corta que la de las grandes corporaciones. Son empresas
que viven al día, lo que quiere decir que lo que venden va
directamente a la boca de quienes trabajan y no pueden reinvertir en
mejoras para su negocio. No pueden realizar acciones de planeación a
largo plazo, se limitan a subsistir día tras día y no tienen
recursos para enfrentar un día sin ventas.
Podría
decirse que su existencia “pende de un hilo” o se
encuentran en la orilla del abismo en forma permanente. Por supuesto
que ha habido casos en los que un pequeño negocio inicia de forma
modesta y con el paso del tiempo se fortalece y consolida al grado de
estar en condiciones de abrir otra sucursal en otra plaza o lugar
geográfico, pero lamentablemente, estas son las excepciones y la
regla es que las microempresas tienden a desaparecer con el paso del
tiempo y en el mejor de los casos lograr sobrevivir sin alcanzar un
gran crecimiento porque en el mundo competitivo en el que vivimos,
existe una guerra comercial en la que el pez más grande se come al
más chico y en nuestra realidad inmediata el pez más grande son las
grandes corporaciones transnacionales que instalan una sucursal en
nuestro país, poco a poco se van multiplicando a través de
franquicias y el grueso de las ganancias económicas (o sea el dinero
que gastamos en esos lugares) se va al extranjero y la economía
nacional pasa a depender cada vez más de la existencia de estos
gigantes del mercado que dicho sea de paso, durante esta pandemia han
aumentado los precios de manera descarada, mientras que las
microempresas continúan desapareciendo sin dejar rastro.
Por
estas razones se puede afirmar que este tipo de micro y pequeñas
empresas han recibido un impacto realmente negativo durante la
pandemia del covid, de tal forma que a la búsqueda diaria de
subsistencia de estas microempresas en condiciones normales, se sumó
la disminución de ventas durante el confinamiento voluntario y sin
ventas no hay dinero para pagar a los empleados o el costo de la
renta del local u otro tipo de gastos fijos.
Para
tener una idea de qué estamos habando, estas microempresas son la
tiendita de la esquina, el puesto de tacos que funciona durante la
noche, el comerciante ambulante, el pequeño proveedor, el taller de
servicios, etc. Representan una parte importante del motor de la
economía nacional. La disminución de las ventas durante la pandemia
del covid provocó el cierre de cientos o miles negocios y en
consecuencia generó un desempleo masivo a nivel nacional.
Durante
esta pandemia del covid el impacto que ha tenido sobre las micro,
pequeñas y medianas empresas se ha traducido en disminución de
ventas por el cierre temporal por motivos sanitarios, el cierre de
estos negocios implicó la disminución de sus ventas, la baja en las
ventas provoca que no tengan dinero suficiente para pagar la nómina
y al no poder pagar salarios, lo que sucede es que se despida al
personal. La pandemia del covid ha aumentado el desempleo en México
de manera considerable.
Obviamente,
la pandemia ha afectado toda la economía porque ha paralizado o
reducido en gran medida el consumo de la población al reducir la
movilidad social, las grandes empresas también han visto reducidas
sus ventas y con ello sus ganancias, pero a diferencia de las micro,
pequeñas y medianas empresas, lograrán salir de la pandemia y
continuar laborando en condiciones diferentes, mientras que miles de
pequeñas empresas han caído en la quiebra y cerrado sus negocios en
forma definitiva.
Conclusiones
Para
obtener lo que deseamos existen cuatro formas de lograrlo, primero
sería el autoconsumo, que implicaría que nosotros cultiváramos
nuestros propios alimentos y fabricáramos nuestras prendas de
vestir. Segundo, mendigar, pedir limosna o caridad. Tercero,
cohesión, lo que significa apropiarnos de lo que queremos a través
de la fuerza o de la violencia (robos, asaltos) y finalmente tenemos
el cuarto método que es el intercambio.
El
concepto de intercambio tiene la ventaja de que las personas logran
la satisfacción de sus necesidades sin verse obligados a despojar a
otros de sus bienes, depender de la caridad o preocuparse de producir
por su cuenta lo que necesita. El intercambio no sólo es un concepto
más de mercadotecnia, en realidad el intercambio es la esencia
del capitalismo, pero
lamentablemente no todos podemos participar en procesos de
intercambio porque para que éste funcione se necesitan algunas
condiciones de las cuales, por cuestiones de espacio sólo mencionaré
dos: 1. que existan dos partes (personas), 2. que cada parte
(personas posea algo de valor para la otra parte. El intercambio en
nuestro sistema social se logra a través de dinero en efectivo o
crédito. Si tenemos dinero o capacidad de pago a crédito somos
parte del mercado, si no tenemos dinero somos excluidos del mercado
y no podremos satisfacer nuestras necesidades.
Aquí radica el origen de la desigualdad social, quienes no tienen dinero o capacidad crediticia, son marginados del desarrollo económico, son los consumidores defectuosos que no forman parte del mercado porque no tienen nada que ofrecer y en consecuencia no pueden realizar un intercambio para satisfacer sus necesidades físicas y psicológicas.
Las
organizaciones en su crecimiento han logrado hacernos olvidar nuestra
condición de homo sapiens
y nos han reducido a la condición de homo consumens.
Hoy en día una inmensa mayoría de la población vive para trabajar,
no disfrutan sus vidas, trabajan para pagar las deudas que han
adquirido en su comportamiento como consumidores. La nueva esclavitud
en la economía neoliberal implica que la mayor parte de la población
esté endeudada, viviendo con créditos, adquiriendo nuevos créditos
para pagar viejas deudas, pagando altas tasas de interés bancario.
La
economía capitalista, en el contexto de la globalización y con la
implementación de políticas neoliberales se encuentra en manos de
un nuevo cártel de delincuencia organizada llamado poder corporativo
que controla el poder político en varios países con su poder
económico y mantiene un modelo social que ya es imposible sostener
porque se basa en la explotación laboral, la explotación irracional
de recursos naturales, la destrucción de ecosistemas para generar
una producción masiva de productos que coloca en el mercado y
estimula a través de los medios masivos de difusión un consumo
masivo de estos productos elaborados bajo el concepto de
“obsolescencia programada”
que significa que cada vez tienen menor tiempo de vida, por lo que
serán desechados a corto plazo para ser sustituidos por otros
productos nuevos. Vivimos
bajo una dictadura del mercado, que impone políticas económicas con
el discurso de favorecer al mercado, que traducido en palabras claras
se refiere a conservar un sistema que lo único que garantiza es la
maximización de las ganancias económicas para los propietarios de
las grandes compañías transnacionales.
Pero
no todo está perdido, ya es tiempo de que tomemos consciencia del
poder que tenemos como consumidores que, al usarlo en forma
inteligente, podríamos invertir la situación si sólo consumimos lo
que realmente necesitamos para no aumentar nuestras deudas. Todos los
que vivimos en la sociedad contemporánea tenemos algo en común,
“somos consumidores”,
si actuamos en forma unida, organizada y masiva realizando bloqueos
en las compras de aquellas organizaciones que abusan de los derechos
de los consumidores al aumentar sus precios injustificadamente, que
promueven la venta de productos en cuya elaboración produjeron daños
al medio ambiente, a la ecología o fueron realizados en base a la
explotación laboral de sus trabajadores, podríamos revertir la
relación asimétrica de poder en la que nos encontramos actualmente.
Las
organizaciones nos controlan hoy en día en formas que no tenemos
idea, nos manipulan al grado de que llegamos a pensar que las ideas
que tenemos dentro de nuestras cabezas son nuestras ideas, cuando en
realidad son el producto de todo un proceso mercadológico en el que
la publicidad y los medios masivos han jugado un papel importante. De
la noche a la mañana sentimos la necesidad de comprar un producto
que el día anterior ni siquiera sabíamos que existía. Ya basta de
tanta manipulación, por nuestra salud mental y por el bienestar de
nuestra economía familiar debemos realizar compras inteligentes,
consumir sólo lo que necesitamos. La pandemia del covid nos obligó
a un confinamiento voluntario que implicó una reducción de nuestro
consumo. Reflexionemos sobre nuestras posesiones que tenemos y el
motivo por el que las compramos, sin duda alguna varias prendas y
artículos se encuentran arrumbados en un rincón, porque nos han
condicionado a consumir no para satisfacer necesidades, sino para
presumir ante los demás un nivel de vida ficticio.
El
sistema capitalista nos presenta a las organizaciones privadas tipo
empresas como el nivel máximo de desarrollo social, aprovechemos los
conocimientos sobre el funcionamiento de las organizaciones para
crear organizaciones públicas de defensa de los derechos de los
consumidores.
Finalmente,
debemos tomar acciones para revitalizar la economía nacional
consumiendo en aquellas microempresas o pequeñas empresas que
ofrecen productos nacionales para revertir el desempleo apoyando las
fuentes de empleo que generan estas pequeñas organizaciones. El apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas no sólo debe provenir de nosotros los consumidores, el Estado mexicano y los gobiernos de todos los países en Latinoamérica deben implementar políticas de rescate financiero de las micro, pequeñas y medianas empresas porque representan el motor de la economía nacional. Con apoyos gubernamentales estas unidades económicas podrían mitigar el impacto negativo de la pandemia mediante préstamos a plazos o gestiones gubernamentales para reducir el pago de renta de locales durante el tiempo que cierren por motivo de la pandemia, apoyos para gastos fijos como consumo de energía eléctrica, agua, etc., la idea es evitar la desaparición de estas fuentes de empleo a través de apoyos gubernamentales. El
impacto de la pandemia sobre las pequeñas empresas dejó un saldo
negativo en el 2,020 al obligar al cierre definitivo de miles de
microempresas en Latinoamérica. Los pronósticos indican que en el
2,021 continuaremos en pandemia o en pandemias intermitentes, del apoyo gubernamental y de nosotros depende que sobrevivan las microempresas que todavía
funcionan, al igual que aquellas que surgirán en este año. La forma
de apoyarlas como ciudadanos es consumiendo en pequeños establecimientos y dejar de
alimentar el crecimiento de los gigantes corporativos limitando nuestro consumo en
sus establecimientos.
Dr.
Francisco Navarrete Báez. Profesor investigador UNIVA plantel
Guadalajara
El
COVID-19 y el impacto en micro empresas en México
Comunicación
Sistema UNIVALíderes de opinión
https://www.univa.mx/guadalajara/el-covid-19-y-el-impacto-en-micro-empresas-en-mexico/
Stan
Rapp/Tom Collins: Maximarketing Ed.
McGrawHill
Yescas,
Oscar: El castigo de Sísifo en la modernidad
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/11/elcastigo-de-sisifo-en-la-posmodernidad.html
Yescas, Oscar: Poder corporativo vs. Poder popular
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/08/podercorporativo-vs_20.html
Yescas,
Oscar: Algo está pasando y usted no sabe que es
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/07/algoesta-pasando-y-usted-no-sabe-que-es.html
Yescas,
Oscar Psicología, consumo y alienación
https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/06/psicologia-consumo-y-alienacion-oscar.html