El
arcoiris norteamericano en pie de lucha
Oscar
Yescas Domínguez
4
de junio de 2,020
la
emigración masiva de la exURSS
El
nuevo orden mundial
El
arcoiris norteamericano
El
arcoiris norteamericano en pie de lucha
La
violencia genera violencia como respuesta
A
manera de conclusión
la
emigración masiva de la URSS
Con
la caída del muro de Berlín terminó la guerra fría y cambió la
geopolítica mundial al desintegrarse la antigua Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) y con ella desaparecieron todas las
prestaciones sociales que el Estado soviético brindaba a los
habitantes de las repúblicas que conformaban la URSS: Salud pública
gratuita, educación pública gratuita, servicios de vivienda,
cupones de alimentos, etc..
La
proliferación de la economía de libre mercado que vino con la
globalización posterior, impactó a gran parte del mundo, pero de
manera particular a los habitantes de las repúblicas que formaban
parte del sistema socialista soviético, quienes de un día para otro
se encontraron con un nuevo mundo en el que carecían de la
protección social del régimen anterior y en el cual todos los
servicios y productos se privatizaron por lo que de ahí en adelante
debían pagar por todo lo que consumieran.
Los
habitantes de esa región del mundo ingresaron al mundo de abundancia
de productos del sistema capitalista, pero no formaban parte del
mercado del mismo porque no tenían dinero para demandar los
servicios y productos que necesitaban, por lo que pasaron a formar
parte de los excluidos económicamente, los marginados socialmente,
los consumidores defectuosos, la pobreza masiva en pocas palabras.
Esta
situación es ocultada inclusive en las películas que se han hecho
sobre esta transición histórica como Adiós a Lenin que de manera
subliminal perfila los beneficios del capitalismo y señala las
debilidades del socialismo.
La
historia oficial no lo dice pero millones de personas se quedaron sin
empleo y sin ingresos con el cambio de un sistema social a otro.
Algunos tuvieron que vender sus casas para sobrevivir, otros
murieron de hambre o de enfermedades curables, miles de mujeres
cayeron en la prostitución y fueron presa de la trata de blancas por
el crimen organizado que las exportó como mercancías a otros países
del mundo capitalista.
La
década de los noventas fue el escenario en el cual se evidenció que
la desigualdad social mata sin compasión y esto fue bien claro en
aquellos países que antes eran socialistas y de repente pasaron al
sistema capitalista en el cual la salud se convierte en una mercancía
más que tiene un precio. El costo social para pasar de un sistema
social a otro fue muy grande, mientras en el mundo entero se
festejaba la caída del socialismo, en los países que pertenecieron
a la URSS ocurrió un genocidio económico.
De
esta tragedia colectiva se beneficiaron unos cuantos, como los
ciudadanos de Alemania occidental y países aledaños, que al caer
el muro de Berlín y ver las penurias de los sus vecinos de la
antigua URSS, se lanzaron a comprar sus casas y terrenos a bajos
precios, ofrecieron préstamos en efectivo con grandes intereses y al
no pagarlos lanzaron a la calle a sus antiguos dueños, quienes sin
ninguna protección social fueron expuestos a problemas antes
desconocidos para ellos como la prostitución, drogadicción,
delincuencia, desempleo, etc. (1)
Esto
provocó un incremento de la emigración de grandes grupos sociales
que huyeron de sus países de origen en busca de una vida mejor para
sí mismos y para sus familias. Los países de Europa occidental
fueron invadidos por ciudadanos provenientes de los antiguos países
socialistas, pero un gran porcentaje de estos miles de emigrantes
europeos tomaron como destino final a Estados Unidos que buscaban
el sueño americano en este siglo XXI.
El
nuevo orden mundial
En
el ámbito internacional surgió la globalización que consistió
inicialmente en lograr acuerdos de comercio internacional que
permitieron la apertura de fronteras para permitir el libre tránsito
de las mercancías provenientes de empresas transnacionales que
conquistaron los nuevos mercados al crear una nueva guerra que
sustituyó la guerra fría: la guerra comercial, en la cual el pez
más grande se come al pez más chico.
Las
grandes empresas llegaron a nuestros países empezando una
competencia desleal en la que las transnacionales que tenían gran
capital, personal más capacitado y mayores recursos, competían con
microempresas y pequeñas empresas que eran conformadas por grupos
familiares. Miles de empresas nacionales de nuestros países
desaparecieron ante la llegada de las franquicias por lo que el
desempleo creció en varios países ante la llegada de estos nuevos
conquistadores.
El
nuevo orden mundial basado en el libre comercio permitió el
surgimiento de un nuevo tipo de delincuencia organizada que está
conformada por los Directivos de los grandes organismos financieros
como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, los
Directivos de las grandes corporaciones internacionales (Coca Cola,
industria automotríz, Compañías mineras, entre otras), los
Presidentes de varios países, Presidentes de Partidos políticos de
varios países, Legisladores de varios países, Directivos de la
industria bancaria, Propietarios de medios masivos de difusión, etc.
Todos
ellos contribuyeron a debilitar la soberanía de los Estados al
aceptar políticas provenientes del FMI de implementar topes
salariales a las demandas de los trabajadores, al reformar las
constituciones de los países eliminando derechos laborales,
prestaciones sociales y privatizar los servicios públicos que antes
ofrecía el Estado gratuitamente, dejando en estado de indefensión a
los trabajadores y sus familias, contribuyendo con ello al
empobrecimiento de la población mediante la aplicación de políticas
neoliberales que profundizaron la brecha entre ricos y pobres.
En
estos últimos veinte años de “libre comercio” la desigualdad
social aumentó considerablemente a nivel mundial y llegó a niveles
nunca antes vistos en la historia de la humanidad al concentrar el 1%
de la población mundial la mayor parte de la riqueza que produce
nuestra sociedad.
Por
estas razones la agudización de la pobreza, el incremento de la
corrupción y de la violencia social, provocó grandes emigraciones
de personas que huían de sus países de origen y se dirigieron a
nuevos destinos en los que pensaban que encontrarían una mejor vida.
Estados Unidos representaba el “sueño norteamericano” que
aparecía en la publicidad de los medios masivos de difusión, en
series de televisión y en películas de todo tipo, por lo que hacia
ese país se dirigieron oleadas masivas de emigrantes para ingresar
aún cuando fuera de forma ilegal. La tragedia de miles no terminó
al salir de sus países porque miles perdieron sus vidas, miles de
mujeres en el trayecto son violadas y embarazadas y miles no lograron
ingresar, o fuero detenidas y deportadas inmediatamente. Pero un
número incuantificable sí logró cruzar las fronteras y desde
entonces pasaron a formar parte de un país en el cual coexisten
personas provenientes de prácticamente todo el mundo contribuyendo
con su interacción social a enriquecer la diversidad cultural que
prevalece en territorio norteamericano.
El
arcoiris norteamericano
En
Estados Unidos vive una población de 328 millones de habitantes, que
la integran grupos sociales que provienen de diferentes razas y
culturas. He sido afortunado al haber tenido la oportunidad de
ingresar a Estados Unidos en varias ocasiones en los últimos años.
He ingresado por tierra y por aire sin dificultad alguna y confieso
que las primeras ocasiones que fui a Estados Unidos iba con una
actitud de predisposición negativa para no permitir ser discriminado
por nadie en absoluto.
He
estado en varias ciudades norteamericanas, he cruzado territorio
estadounidense en automóvil y jamás he sufrido ningún acto de
discriminación, al contrario, he conocido gente que me ha recibido
amistosamente y he hecho grandes amigos en varias ciudades de este
vecino país.
Caminar
por las grandes urbes de Estados Unidos es una experiencia única, he
deambulado por calles de Detroit, Michigan, Milwaukee, Wisconsin,
Chicago Illinois y me he cruzado con personas de todo tipo de razas,
culturas y religiones. En uno de estos viajes caminé por las calles
de Chicago algunas cuadras y estaba dentro de un mar de personas
caminando y pude escuchar las conversaciones de las personas con las
que me cruzaba y alcancé a identificar idiomas diferentes en sus
pláticas: Inglés, español, italiano, ruso, alemán, chino, japonés,
vietnamita, francés, etc.
La
vestimenta de algunos delataba su origen racial o cultural, su
apariencia decía mucho de su personalidad, como Psicólogo no puedo evitar observar a las personas y obtener información de su lenguaje
corporal y vestimenta y por ello, caminar por esas calles fue una
experiencia impresionante en verdad. En las calles de Estados Unidos
puedes encontrarte a un judío ortodoxo, un afroamericano de dos
metros de altura, un descendiente de raza china, un cholo mexicano,
un gringo rubio anglosajón, una mujer de origen irlandés, otras de
Lituania, un hombre de origen italiano, otro de origen polaco, uno
más que proviene de Irán, otro de Vietnam, un descendiente de los
indios norteamericanos, etc., etc.
Es
un verdadero arcoiris racial, cultural, musical y culinario, no hay
un prototipo del ciudadano norteamericano, todo esto es lo que
permite comprender que la sociedad norteamericana es un sociedad
donde la diversidad es su característica principal.
Fue en ese momento entonces cuando entendí el sentido de la frase
que utilizan algunos norteamericanos cuando dicen cosas como “Nueva
York es la capital del mundo”, al principio me causaba malestar esa
expresión porque la consideraba como una expresión de soberbia
estadunidense. Confieso que nunca he estado en Nueva York pero la
experiencia de Chicago y otras ciudades grandes de Estados Unidos
me ayudó a comprender que en en ese país existe esa diversidad
racial y cultural que caracteriza a la sociedad estadunidense de
tener entre sus ciudadanos a personas que provienen de la mayor parte
de los países del mundo contemporáneo.
Sigo
sin aceptar esa expresión de que llamen “capital del mundo a sus
ciudades, al igual que cuando hablan de “serie mundial de béisbol”
y o América a su país cuando en realidad es sólo un país que está
dentro del continente que se llama América en el cual nos
encontramos los países latinoamericanos y que se llamen a sí mismos
América nos provoca un sentimiento de despojo de nuestra identidad,
sólo que ahora entiendo en parte lo que les motiva a decirla y la
razón por la que lo hacen es porque en Estados Unidos existe un
verdadero arcoiris racial y cultural que no se encuentra en
cualquier país, es una parte de las riquezas que hacen a este país
único. Estados Unidos es una nación que fue construida por grupos
de inmigrantes en el pasado y hoy en día su sociedad está
conformada por ciudadanos de todo el mundo.
El
crecimiento de la inmigración ilegal hacia Estados Unidos contribuyó
al enriquecimiento del arcoiris racial y cultural de Estados Unidos,
pero a pesar de esta riqueza cultural, todavía persisten grupos de
estadunidenses que se guían por un fuerte racismo que los impulsa a
rechazar a las personas de apariencia diferente, de origen diferente
y que usan un lenguaje diferente. Estos grupos que por lo regular
forman parte de la derecha en política, muestran un conservadurismo,
una extrema intolerancia y han crecido en número en los últimos
años apoyando políticas antiinmigrantes actuando como vigilantes de
la fronteras, por lo cual los actos de reacismo se incrementaron
considerablemente en los últimos años.
Los
grupos de blancos extremistas se sintieron apoyados por los discursos
de Donald Trump que abogaba por un “América para los americanos”
utilizando un discurso antiinmigrante, impulsando el cierre de
fronteras y construcción de muros para impedir el ingreso de
inmigrantes ilegales.
Los
incidentes de discriminación racial y abusos hacia inmigrantes
ilegales aumentaron en los últimos años y han provocado una
división de la población norteamericana en la que los integrantes
de las minorías raciales se ven amenazadas y en algunos casos objeto
de ataques por motivos raciales. La discriminación hacia
afroamericanos, hispanos y asiáticos ha sido parte de la vida
cotidiana de muchos ciudadanos pertenecientes a estos grupos y fueron
el caldo de cultivo para las grandes manifestaciones que se están
viviendo hoy en un Estados Unidos cuyo gobernante decidió ignorarlas
y combatirlas con el uso de fuerzas policíacas y militares.
El
arcoiris norteamericano en pie de lucha
He
estado atento a las manifestaciones de protesta en Estados Unidos por
el asesinato de George Floyd siguiendo las transmisiones de la cadena
televisiva CNN que han dado un puntual seguimiento a las
movilizaciones masivas que crecieron en gran número durante los
primeros siete días y pude observar que la participación social en
estas manifestaciones predominan las personas jóvenes y que
pertenecen a diferentes grupos raciales, es decir, no son sólo
miembros de la comunidad afroamericana los que están exigiendo
justicia en el caso de George Floyd, son los integrantes de una
sociedad pluricultural que se ha unido para demandar justicia en este
caso particular y protestar en contra del racismo en general.
Lo
que también observé fue que la mayoría de las manifestaciones eran
de carácter pacífico, no promovían violencia alguna ni cometían
daños o robos a establecimientos comerciales.
En
el séptimo día de movilizaciones masivas en territorio
norteamericano estaba observando como centenares de manifestantes
fueron llegando a la Casa Blanca, la casa presidencial de ese país
que se encontraba rodeada por centenares de policías que pusieron
vallas para impedir el acceso a los manifestantes. Poco a poco fueron
reforzados por la llegada de efectivos de la Guardia Nacional y los
conductores de CNN mencionaban en forma repetida que estaban a la
espera de un anuncio del Presidente Donald Trump.
Pasaron
los minutos y las consignas fueron subiendo de tono “I can´t
breath”, “Black lives matters”, mientras los
conductores de CNN afirmaban que lo que se esperaba en el anuncio del
Presidente era un gesto presidencial que reflejara un liderazgo
incluyente, conciliador porque las protestas seguían subiendo de
tono cada día y era necesario que el anuncio de Donald Trump fuera
en un sentido conciliador.
Mientras
hablaban observé en la pantalla que llegaban más efectivos
policiacos y las cámaras de CNN apostadas a la distancia arriba de
unos edificios cercanos mostraban la llegada de policías montados y
convoy de soldados arribando al lugar. De manera discreta los
elementos policiacos se desplegaron a los lados de los manifestantes
y los que estaban al frente avanzaron unos metros hasta estar a sólo
centímetros de los protestantes que seguían gritando consignas
levantando ambos brazos en alto.
Ví
como los policías detrás de los que estaban frente a los
manifestantes se colocaron máscaras antigas, y pensé: “ya se
dejarán venir”. Efectivamente, los policías al frente empezaron a
a presionar a los manifestantes que seguían gritando las consignas
anteriores y sumaron otra: “Don´t shoot”, no disparen. El
llamado recibió caso omiso y las primeras granadas lacrimógenas
cayeron junto a los manifestantes que retrocedieron y los efectivos policíacos avanzaron otros pasos más. Al fondo se veían los
policías montados en sus caballos y más allá los efectivos
militares.
Según
los comentaristas de CNN había alrededor de 600 elementos de la
Guardia Nacional que se sumaron a los centenares de efectivos policíacos para respaldarlos en su labor. El reportero en el lugar de
los hechos transmitía usando frente a la cámara una máscara
antigases. Una nueva andanada de granadas lacrimógenas y se produce
la dispersión de los manifestantes.
Mientras
se observan las escenas de cientos de personas corriendo del humo de
las granadas y huyendo de la policía, se reduce la imagen a un
recuadro y aparece la imagen de Donald Trump para iniciar el
pronunciamiento oficial sobre los seis días de manifestaciones
masivas de protesta por la muerte de George Floyd.
Los
conductores de televisión enmudecieron cuando Donald Trump toma la
palabra para decir que decidió tomar medidas para frenar las
manifestaciones de grupos de anarquistas y proteger al pueblo
estadounidense de la violencia en las calles. Mientras decía ésto,
se veía en el recuadro a policías correr detrás de los cientos de
manifestantes que se encontraban fuera de la Casa Blanca para
golpearlos con sus macanas y toletes al mismo tiempo que seguían
arrojando granadas lacrimógenas, algunas de las cuales eran
recogidas por los manifestantes y devolverlas a los cuerpos policíacos.
Escuché
un discurso bizarro en verdad, con palabras que contradecían las
imágenes que estaban en el recuadro (grupos de manifestantes
levantando las manos en alto, arrodillándose o sentándose en seña
de pacifismo, pero que se levantaban corriendo al recibir granadas lacrimógenas
cerca de ellos).
Un
discurso que lejos de ser conciliatorio y responder a las demandas de
justicia, fue una declaración de guerra al anunciar que decidió
enviar a los cuerpos militares para sofocar las protestas, algo completamente inesperado por los manifestantes y el mundo entero que
observaba la transmisión de CNN en vivo, porque lo que se esperaba
era una respuesta gubernamental de fortalecer el Estado de Derecho y
hacer prevalecer la justicia en un evidente caso de abuso policíaco que terminó con la vida de un ciudadano estadunidense. Pero la
respuesta fue el uso de las fuerzas policiacas y Guardia Nacional
para dispersar a los manifestantes.
Algo
que describía con claridad las motivaciones de los participantes en
las marchas fueron las consignas que portaban en pancartas jóvenes
blancos: “White silence is violence”, “Racism is the
real pandemia”, “Choose empaty”, aparte de las
originales “I can´t breath” y “Black lives matter”. Las
primeras sintetizaban la solidaridad y empatía social hacia la
comunidad de raza negra por parte de grupos que pertenecen a otras
razas.
La
violencia genera violencia como respuesta
¿Qué
es lo que motiva a miles de personas a arriesgar sus vidas saliendo
de sus casas en plena pandemia a romper protocolos de sana distancia
y unirse a un contingente masivo y enfrentar a los cuerpos policíacos y militares?
La
violencia siempre genera violencia, pero debemos precisar que hay
diferentes tipos de violencia, no sólo la violencia física o
utilizando armas. Existe otro tipo de violencia de la que no se
habla, es la violencia institucionalizada que existe en nuestra
sociedad. Es la violencia ejercida por quienes tienen el poder, sobre
aquellos que carecen del poder. Es la violencia ejercida en las
cárceles, en hospitales psiquiátricos, escuelas y en las calles de
las ciudades.
En
una sociedad donde crece día a día la desigualdad social, sumiendo
en la pobreza a segmentos importantes de la población, mientras un
reducido y cada vez más pequeño grupo concentra la mayor parte de
la riqueza social que es producida, es de esperarse expresiones de
inconformidad y descontento social. La desigualdad social mata sin
consideración alguna y representa una continua violación a los
derechos humanos considerados universales. Debemos recordar la
Declaración universal de los Derechos Humanos aprobada por la ONU en
1948 que fue el primer gran acuerdo entre las naciones del mundo
sobre la libertad, igualdad y la dignidad humanas.
El
primer derecho establecido es que todos los seres humanos nacen
libres e iguales, señala que todas las personas tienen derecho a ser
protegidos contra la discriminación de cualquier tipo, que todas las
personas tienen derecho a la seguridad social, al trabajo, a la
protección contra el desempleo, a la alimentación, a la vivienda, a
la asistencia médica, a la educación, etc.
La
desigualdad social que azota la mayor parte de los países del mundo
viola de manera constante esto derechos humanos y es lo que genera el
problema de migraciones masivas. Esta desigualdad también se
encuentra en el corazón de los Estados Unidos, en el país más rico
y poderoso del mundo porque en ese país también existen pobres en
número cada vez más creciente que van siendo excluidos y
marginados de los beneficios del sistema.
Las cárceles del sistema penitenciario estadunidense contienen grandes
comunidades de afroamericanos y población de origen hispana, la
desigualdad social llevó a ese lugar a buena parte de los que están
internados por robo.
Los
más afectados por la desigualdad social son los grupos llamados
minoritarios pero que en realidad representan a la mayoría de la
población estadunidense. Comunidad afroamericana, comunidad hispana,
comunidad coreana, comunidad china, etc. Todos estos grupos sociales
se han visto afectados por la privación de sus derechos como seres
humanos por la desigualdad económica y como añadido adicional, por
la discriminación racial en el seno de una sociedad pluricultural.
El asesinato de George Floyd no hubiera sido retomado como bandera de lucha ni hubiera unificado a todos estos segmentos de la población si el sistema de justicia estadunidense hubiera funcionado de manera oportuna y eficiente. Pero aparentemente la tardanza en tomar decisiones se debió al origen racial de víctima y agresor.
El asesinato de George Floyd no hubiera sido retomado como bandera de lucha ni hubiera unificado a todos estos segmentos de la población si el sistema de justicia estadunidense hubiera funcionado de manera oportuna y eficiente. Pero aparentemente la tardanza en tomar decisiones se debió al origen racial de víctima y agresor.
Los
antecedentes de crímenes de odio, los actos de discriminación
racial, la violencia y explotación contra inmigrantes ilegales y la
tardanza en aplicar la ley y hacer justicia, fueron los ingredientes
que se mezclaron en el contexto de una gran desigualdad social y
económica que hicieron posible unir a miles de ciudadanos
estadunidenses a levantar la bandera de lucha exigiendo justicia para
George Floyd.
Cada
día que pasaba y no había respuesta, se sumaban más grupos de
personas en mayor número de ciudades, levantando nuevas demandas,
sumando a la de justicia para George Floyd, la condena contra el
racismo y paulatinamente el movimiento fue creciendo construyendo un
sentimiento de unidad entre los manifestantes.
Evidentemente,
como suele suceder en todos los movimientos colectivos, se filtran
pequeños grupos de personas que aprovechan la situación de caos
para causar destrozos en comercios y robar artículos, pero, la gran
mayoría de los manifestantes lo hacía de manera pacífica. En la
medida que recibían mayor represión, aumentaban los actos de
vandalismo, violencia genera violencia.
¿Qué
tan difícil era aplicar la justicia en un acto criminal, exhibido a
través de un video que circuló ampliamente en redes sociales? El
arma más poderosa de los manifestantes fue el video de la detención
y muerte de George Floyd, evidencia innegable de abuso policíaco, de
exceso de fuerza ante alguien sometido, la tecnología actual
permitió subir este video a las redes sociales de inmediato,
propiciando una masiva difusión. Vivimos en la sociedad red nos
decía el sociólogo Manuel Castells y hoy lo estamos comprobando.
A
manera de conclusión
La
respuesta policiaca y militar a las masivas movilizaciones en Estados
Unidos, el uso de la violencia institucional sólo generará más
violencia, porque exhibe la incapacidad de diálogo ante demandas que
no son irracionales. Los hechos en Estados Unidos obligan a poner en
la mesa de discusiones los temas del racismo y desigualdad social
reconociendo el multiculturalismo y diversidad racial que existe
actualmente en la sociedad estadunidense.
No
sólo falló el sistema de justicia en Norteamérica en el caso de
George Floyd, falló el sistema social al crear una gran masa de
excluídos de los beneficios de un sistema que utiliza la ciencia y
la tecnología en el proceso de la producción para generar una
producción masiva que podría crear alimentos para satisfacer el
hambre de millones de personas, prendas de vestir para los
harapientos, etc.
Falló
también el sistema de salud que al ser privatizado excluye de
atención médica a millones de personas, falló también el sistema
educativo que al ser privatizado, condena a buena parte de la
juventud estadunidense a la marginación en sus aspiraciones de
formarse como profesionistas.
Pero
lo más grave es que falló un Presidente que tuvo la oportunidad de
levantarse como actuar como defensor de la justicia y ordenar la
aplicación del Estado de Derecho ante un crimen que fue
videograbado, difundido masivamente dentro y fuera de Estados Unidos
y que provocó indignación y condena internacional.
La pobreza estructural, sistémica y el racismo prevaleciente en grupos de poder económico y político son las verdaderas causas causas del conflicto social que ha crecido inconmensurablemente y amenaza con provocar un mayor número de víctimas de ambos bandos: manifestantes y policías.
Cabe preguntarse también ¿cuántos de los que están participando en las marchas de protesta habrán contraído el covid y quién les proporcionará atención médica en caso de necesitarla, si el sistema de salud es privado y excluyente hacia los desposeídos económicamente?
La pobreza estructural, sistémica y el racismo prevaleciente en grupos de poder económico y político son las verdaderas causas causas del conflicto social que ha crecido inconmensurablemente y amenaza con provocar un mayor número de víctimas de ambos bandos: manifestantes y policías.
Cabe preguntarse también ¿cuántos de los que están participando en las marchas de protesta habrán contraído el covid y quién les proporcionará atención médica en caso de necesitarla, si el sistema de salud es privado y excluyente hacia los desposeídos económicamente?
El
uso de la policía y fuerza militar estadunidense sólo contribuirá
a la polarización del conflicto, a confrontaciones que terminarán
en actos de violencia entre una población que se ve reprimida por su
propia policía y su ejército. Lejos quedó la leyenda policiaca
“Proteger y servir”, olvidan que ese pueblo se manifiesta de
manera pacífica, pero también olvidan que la violencia genera más
violencia y más importante aún, olvidan que la mayoría de los
estadunidenses poseen armas de fuego, por lo que existe el riesgo
potencial de aumentar la espiral de la violencia social.
No
olvidemos la existencia de grupos de supremacía blanca que están
fuertemente armados, los guía una ideología una ideología que
promueve el racismo y han hecho acto de presencia en los últimos
meses. Cada día que pasa Estados Unidos pierde credibilidad como
defensor de los derechos humanos a nivel internacional, si continúa
violando los derechos humanos de sus propios ciudadanos.
Lo
más sensato es sacar a los militares de las calles, controlar a las
fuerzas policíacas y llamar a la mesa del diálogo a representantes
de los diferentes grupos civiles que están participando en estas
movilizaciones para lograr acuerdos que incluyan la discusión de
temas como el racismo y la desigualdad social, así como medidas para evitar que se repitan nuevamente actos de racismo o discriminación y la
aplicación de políticas públicas que contribuyan al respeto a los derechos humanos, la disminución
de la desigualdad social, así como la revisión al interior de los
cuerpos policíacos de los procedimientos utilizados por la policía
en la detención de civiles aprendiendo de la experiencia del caso de
George Floyd. Sólo de esta manera podrán cesar los actos de vandalismo y violencia por parte de de pequeños grupos de manifestantes, es momento de privilegiar el diálogo por encima del uso de la violencia.
El
futuro de Estados Unidos depende del manejo políticamente correcto
de este conflicto social y el uso de la violencia como respuesta sólo
traerá consigo la agudización del conflicto, la división del
pueblo norteamericano y más víctimas, mas violencia de ambos lados.
La
simpatía y muestras de solidaridad internacional que ha despertado
el caso de George Floyd en el mundo entero, se deben en primer lugar
a la irrefutable evidencia del video de su muerte, a la tardanza del
sistema de justicia y a la similitud de este movimiento con las
luchas que otros pueblos libran en contra de la desigualdad que
promueve el neoliberalismo y la dictadura del mercado.
(1).-
Therborn, Goran: La desigualdad social.
Fondo
de Cultura Económica. México, 2,016
Declaración Universal de los Derechos Humanos: lista de artículos
Despliegan en Washington D.C. a soldados, armados con bayonetas, de la División Aerotransportada número 82 del Ejército estadounidense
De París a Sydney, se extiende la furia por la muerte de George Floyd
Yescas,
Oscar: El grito de los oprimidos se hace escuchar: “No puedo
respirar”.
Excelente artículo maestro, como siempre, se luce con lujo de detalles, haciendo que el lector, pareciera que está siendo "actor activo" de su narración, Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por tu gentil comentario. Saludos¡
EliminarTe felicito Oscar por tu excelente narrativa de cómo el modelo económico que nos rige ha generado miseria y desgracias de todo tipo para muchos países y el nuestro no puede estar al margen...saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus gentiles palabras, saludos de vuelta¡
EliminarTe felicito Oscar por tu excelente narrativa de cómo el modelo económico que nos rige ha generado miseria y desgracias de todo tipo para muchos países y el nuestro no puede estar al margen...saludos!
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