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jueves, 4 de junio de 2020


El arcoiris norteamericano en pie de lucha
Oscar Yescas Domínguez
4 de junio de 2,020
la emigración masiva de la exURSS
El nuevo orden mundial
El arcoiris norteamericano
El arcoiris norteamericano en pie de lucha
La violencia genera violencia como respuesta
A manera de conclusión
la emigración masiva de la URSS

Con la caída del muro de Berlín terminó la guerra fría y cambió la geopolítica mundial al desintegrarse la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y con ella desaparecieron todas las prestaciones sociales que el Estado soviético brindaba a los habitantes de las repúblicas que conformaban la URSS: Salud pública gratuita, educación pública gratuita, servicios de vivienda, cupones de alimentos, etc..
La proliferación de la economía de libre mercado que vino con la globalización posterior, impactó a gran parte del mundo, pero de manera particular a los habitantes de las repúblicas que formaban parte del sistema socialista soviético, quienes de un día para otro se encontraron con un nuevo mundo en el que carecían de la protección social del régimen anterior y en el cual todos los servicios y productos se privatizaron por lo que de ahí en adelante debían pagar por todo lo que consumieran.
Los habitantes de esa región del mundo ingresaron al mundo de abundancia de productos del sistema capitalista, pero no formaban parte del mercado del mismo porque no tenían dinero para demandar los servicios y productos que necesitaban, por lo que pasaron a formar parte de los excluidos económicamente, los marginados socialmente, los consumidores defectuosos, la pobreza masiva en pocas palabras.
Esta situación es ocultada inclusive en las películas que se han hecho sobre esta transición histórica como Adiós a Lenin que de manera subliminal perfila los beneficios del capitalismo y señala las debilidades del socialismo.
La historia oficial no lo dice pero millones de personas se quedaron sin empleo y sin ingresos con el cambio de un sistema social a otro. Algunos tuvieron que vender sus casas para sobrevivir, otros murieron de hambre o de enfermedades curables, miles de mujeres cayeron en la prostitución y fueron presa de la trata de blancas por el crimen organizado que las exportó como mercancías a otros países del mundo capitalista.
La década de los noventas fue el escenario en el cual se evidenció que la desigualdad social mata sin compasión y esto fue bien claro en aquellos países que antes eran socialistas y de repente pasaron al sistema capitalista en el cual la salud se convierte en una mercancía más que tiene un precio. El costo social para pasar de un sistema social a otro fue muy grande, mientras en el mundo entero se festejaba la caída del socialismo, en los países que pertenecieron a la URSS ocurrió un genocidio económico.
De esta tragedia colectiva se beneficiaron unos cuantos, como los ciudadanos de Alemania occidental y países aledaños, que al caer el muro de Berlín y ver las penurias de los sus vecinos de la antigua URSS, se lanzaron a comprar sus casas y terrenos a bajos precios, ofrecieron préstamos en efectivo con grandes intereses y al no pagarlos lanzaron a la calle a sus antiguos dueños, quienes sin ninguna protección social fueron expuestos a problemas antes desconocidos para ellos como la prostitución, drogadicción, delincuencia, desempleo, etc. (1)
Esto provocó un incremento de la emigración de grandes grupos sociales que huyeron de sus países de origen en busca de una vida mejor para sí mismos y para sus familias. Los países de Europa occidental fueron invadidos por ciudadanos provenientes de los antiguos países socialistas, pero un gran porcentaje de estos miles de emigrantes europeos tomaron como destino final a Estados Unidos que buscaban el sueño americano en este siglo XXI.

El nuevo orden mundial
En el ámbito internacional surgió la globalización que consistió inicialmente en lograr acuerdos de comercio internacional que permitieron la apertura de fronteras para permitir el libre tránsito de las mercancías provenientes de empresas transnacionales que conquistaron los nuevos mercados al crear una nueva guerra que sustituyó la guerra fría: la guerra comercial, en la cual el pez más grande se come al pez más chico.
Las grandes empresas llegaron a nuestros países empezando una competencia desleal en la que las transnacionales que tenían gran capital, personal más capacitado y mayores recursos, competían con microempresas y pequeñas empresas que eran conformadas por grupos familiares. Miles de empresas nacionales de nuestros países desaparecieron ante la llegada de las franquicias por lo que el desempleo creció en varios países ante la llegada de estos nuevos conquistadores.
El nuevo orden mundial basado en el libre comercio permitió el surgimiento de un nuevo tipo de delincuencia organizada que está conformada por los Directivos de los grandes organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, los Directivos de las grandes corporaciones internacionales (Coca Cola, industria automotríz, Compañías mineras, entre otras), los Presidentes de varios países, Presidentes de Partidos políticos de varios países, Legisladores de varios países, Directivos de la industria bancaria, Propietarios de medios masivos de difusión, etc.
Todos ellos contribuyeron a debilitar la soberanía de los Estados al aceptar políticas provenientes del FMI de implementar topes salariales a las demandas de los trabajadores, al reformar las constituciones de los países eliminando derechos laborales, prestaciones sociales y privatizar los servicios públicos que antes ofrecía el Estado gratuitamente, dejando en estado de indefensión a los trabajadores y sus familias, contribuyendo con ello al empobrecimiento de la población mediante la aplicación de políticas neoliberales que profundizaron la brecha entre ricos y pobres.
En estos últimos veinte años de “libre comercio” la desigualdad social aumentó considerablemente a nivel mundial y llegó a niveles nunca antes vistos en la historia de la humanidad al concentrar el 1% de la población mundial la mayor parte de la riqueza que produce nuestra sociedad.
Por estas razones la agudización de la pobreza, el incremento de la corrupción y de la violencia social, provocó grandes emigraciones de personas que huían de sus países de origen y se dirigieron a nuevos destinos en los que pensaban que encontrarían una mejor vida. Estados Unidos representaba el “sueño norteamericano” que aparecía en la publicidad de los medios masivos de difusión, en series de televisión y en películas de todo tipo, por lo que hacia ese país se dirigieron oleadas masivas de emigrantes para ingresar aún cuando fuera de forma ilegal. La tragedia de miles no terminó al salir de sus países porque miles perdieron sus vidas, miles de mujeres en el trayecto son violadas y embarazadas y miles no lograron ingresar, o fuero detenidas y deportadas inmediatamente. Pero un número incuantificable sí logró cruzar las fronteras y desde entonces pasaron a formar parte de un país en el cual coexisten personas provenientes de prácticamente todo el mundo contribuyendo con su interacción social a enriquecer la diversidad cultural que prevalece en territorio norteamericano.
El arcoiris norteamericano
En Estados Unidos vive una población de 328 millones de habitantes, que la integran grupos sociales que provienen de diferentes razas y culturas. He sido afortunado al haber tenido la oportunidad de ingresar a Estados Unidos en varias ocasiones en los últimos años. He ingresado por tierra y por aire sin dificultad alguna y confieso que las primeras ocasiones que fui a Estados Unidos iba con una actitud de predisposición negativa para no permitir ser discriminado por nadie en absoluto.
He estado en varias ciudades norteamericanas, he cruzado territorio estadounidense en automóvil y jamás he sufrido ningún acto de discriminación, al contrario, he conocido gente que me ha recibido amistosamente y he hecho grandes amigos en varias ciudades de este vecino país.
Caminar por las grandes urbes de Estados Unidos es una experiencia única, he deambulado por calles de Detroit, Michigan, Milwaukee, Wisconsin, Chicago Illinois y me he cruzado con personas de todo tipo de razas, culturas y religiones. En uno de estos viajes caminé por las calles de Chicago algunas cuadras y estaba dentro de un mar de personas caminando y pude escuchar las conversaciones de las personas con las que me cruzaba y alcancé a identificar idiomas diferentes en sus pláticas: Inglés, español, italiano, ruso, alemán, chino, japonés, vietnamita, francés, etc.
La vestimenta de algunos delataba su origen racial o cultural, su apariencia decía mucho de su personalidad, como Psicólogo no puedo evitar observar a las personas y obtener información de su lenguaje corporal y vestimenta y por ello, caminar por esas calles fue una experiencia impresionante en verdad. En las calles de Estados Unidos puedes encontrarte a un judío ortodoxo, un afroamericano de dos metros de altura, un descendiente de raza china, un cholo mexicano, un gringo rubio anglosajón, una mujer de origen irlandés, otras de Lituania, un hombre de origen italiano, otro de origen polaco, uno más que proviene de Irán, otro de Vietnam, un descendiente de los indios norteamericanos, etc., etc.
Es un verdadero arcoiris racial, cultural, musical y culinario, no hay un prototipo del ciudadano norteamericano, todo esto es lo que permite comprender que la sociedad norteamericana es un sociedad donde la diversidad es su característica principal.
Fue en ese momento entonces cuando entendí el sentido de la frase que utilizan algunos norteamericanos cuando dicen cosas como “Nueva York es la capital del mundo”, al principio me causaba malestar esa expresión porque la consideraba como una expresión de soberbia estadunidense. Confieso que nunca he estado en Nueva York pero la experiencia de Chicago y otras ciudades grandes de Estados Unidos me ayudó a comprender que en en ese país existe esa diversidad racial y cultural que caracteriza a la sociedad estadunidense de tener entre sus ciudadanos a personas que provienen de la mayor parte de los países del mundo contemporáneo.
Sigo sin aceptar esa expresión de que llamen “capital del mundo a sus ciudades, al igual que cuando hablan de “serie mundial de béisbol” y o América a su país cuando en realidad es sólo un país que está dentro del continente que se llama América en el cual nos encontramos los países latinoamericanos y que se llamen a sí mismos América nos provoca un sentimiento de despojo de nuestra identidad, sólo que ahora entiendo en parte lo que les motiva a decirla y la razón por la que lo hacen es porque en Estados Unidos existe un verdadero arcoiris racial y cultural que no se encuentra en cualquier país, es una parte de las riquezas que hacen a este país único. Estados Unidos es una nación que fue construida por grupos de inmigrantes en el pasado y hoy en día su sociedad está conformada por ciudadanos de todo el mundo.
El crecimiento de la inmigración ilegal hacia Estados Unidos contribuyó al enriquecimiento del arcoiris racial y cultural de Estados Unidos, pero a pesar de esta riqueza cultural, todavía persisten grupos de estadunidenses que se guían por un fuerte racismo que los impulsa a rechazar a las personas de apariencia diferente, de origen diferente y que usan un lenguaje diferente. Estos grupos que por lo regular forman parte de la derecha en política, muestran un conservadurismo, una extrema intolerancia y han crecido en número en los últimos años apoyando políticas antiinmigrantes actuando como vigilantes de la fronteras, por lo cual los actos de reacismo se incrementaron considerablemente en los últimos años.
Los grupos de blancos extremistas se sintieron apoyados por los discursos de Donald Trump que abogaba por un “América para los americanos” utilizando un discurso antiinmigrante, impulsando el cierre de fronteras y construcción de muros para impedir el ingreso de inmigrantes ilegales.
Los incidentes de discriminación racial y abusos hacia inmigrantes ilegales aumentaron en los últimos años y han provocado una división de la población norteamericana en la que los integrantes de las minorías raciales se ven amenazadas y en algunos casos objeto de ataques por motivos raciales. La discriminación hacia afroamericanos, hispanos y asiáticos ha sido parte de la vida cotidiana de muchos ciudadanos pertenecientes a estos grupos y fueron el caldo de cultivo para las grandes manifestaciones que se están viviendo hoy en un Estados Unidos cuyo gobernante decidió ignorarlas y combatirlas con el uso de fuerzas policíacas y militares.

El arcoiris norteamericano en pie de lucha
He estado atento a las manifestaciones de protesta en Estados Unidos por el asesinato de George Floyd siguiendo las transmisiones de la cadena televisiva CNN que han dado un puntual seguimiento a las movilizaciones masivas que crecieron en gran número durante los primeros siete días y pude observar que la participación social en estas manifestaciones predominan las personas jóvenes y que pertenecen a diferentes grupos raciales, es decir, no son sólo miembros de la comunidad afroamericana los que están exigiendo justicia en el caso de George Floyd, son los integrantes de una sociedad pluricultural que se ha unido para demandar justicia en este caso particular y protestar en contra del racismo en general.
Lo que también observé fue que la mayoría de las manifestaciones eran de carácter pacífico, no promovían violencia alguna ni cometían daños o robos a establecimientos comerciales.
En el séptimo día de movilizaciones masivas en territorio norteamericano estaba observando como centenares de manifestantes fueron llegando a la Casa Blanca, la casa presidencial de ese país que se encontraba rodeada por centenares de policías que pusieron vallas para impedir el acceso a los manifestantes. Poco a poco fueron reforzados por la llegada de efectivos de la Guardia Nacional y los conductores de CNN mencionaban en forma repetida que estaban a la espera de un anuncio del Presidente Donald Trump.
Pasaron los minutos y las consignas fueron subiendo de tono “I can´t breath”, “Black lives matters”, mientras los conductores de CNN afirmaban que lo que se esperaba en el anuncio del Presidente era un gesto presidencial que reflejara un liderazgo incluyente, conciliador porque las protestas seguían subiendo de tono cada día y era necesario que el anuncio de Donald Trump fuera en un sentido conciliador.
Mientras hablaban observé en la pantalla que llegaban más efectivos policiacos y las cámaras de CNN apostadas a la distancia arriba de unos edificios cercanos mostraban la llegada de policías montados y convoy de soldados arribando al lugar. De manera discreta los elementos policiacos se desplegaron a los lados de los manifestantes y los que estaban al frente avanzaron unos metros hasta estar a sólo centímetros de los protestantes que seguían gritando consignas levantando ambos brazos en alto.
Ví como los policías detrás de los que estaban frente a los manifestantes se colocaron máscaras antigas, y pensé: “ya se dejarán venir”. Efectivamente, los policías al frente empezaron a a presionar a los manifestantes que seguían gritando las consignas anteriores y sumaron otra: “Don´t shoot”, no disparen. El llamado recibió caso omiso y las primeras granadas lacrimógenas cayeron junto a los manifestantes que retrocedieron y los efectivos policíacos avanzaron otros pasos más. Al fondo se veían los policías montados en sus caballos y más allá los efectivos militares.
Según los comentaristas de CNN había alrededor de 600 elementos de la Guardia Nacional que se sumaron a los centenares de efectivos policíacos para respaldarlos en su labor. El reportero en el lugar de los hechos transmitía usando frente a la cámara una máscara antigases. Una nueva andanada de granadas lacrimógenas y se produce la dispersión de los manifestantes.

Mientras se observan las escenas de cientos de personas corriendo del humo de las granadas y huyendo de la policía, se reduce la imagen a un recuadro y aparece la imagen de Donald Trump para iniciar el pronunciamiento oficial sobre los seis días de manifestaciones masivas de protesta por la muerte de George Floyd.
Los conductores de televisión enmudecieron cuando Donald Trump toma la palabra para decir que decidió tomar medidas para frenar las manifestaciones de grupos de anarquistas y proteger al pueblo estadounidense de la violencia en las calles. Mientras decía ésto, se veía en el recuadro a policías correr detrás de los cientos de manifestantes que se encontraban fuera de la Casa Blanca para golpearlos con sus macanas y toletes al mismo tiempo que seguían arrojando granadas lacrimógenas, algunas de las cuales eran recogidas por los manifestantes y devolverlas a los cuerpos policíacos.
Escuché un discurso bizarro en verdad, con palabras que contradecían las imágenes que estaban en el recuadro (grupos de manifestantes levantando las manos en alto, arrodillándose o sentándose en seña de pacifismo, pero que se levantaban corriendo al recibir granadas lacrimógenas cerca de ellos).
Un discurso que lejos de ser conciliatorio y responder a las demandas de justicia, fue una declaración de guerra al anunciar que decidió enviar a los cuerpos militares para sofocar las protestas, algo completamente inesperado por los manifestantes y el mundo entero que observaba la transmisión de CNN en vivo, porque lo que se esperaba era una respuesta gubernamental de fortalecer el Estado de Derecho y hacer prevalecer la justicia en un evidente caso de abuso policíaco que terminó con la vida de un ciudadano estadunidense. Pero la respuesta fue el uso de las fuerzas policiacas y Guardia Nacional para dispersar a los manifestantes.
Algo que describía con claridad las motivaciones de los participantes en las marchas fueron las consignas que portaban en pancartas jóvenes blancos: “White silence is violence”, “Racism is the real pandemia”, “Choose empaty”, aparte de las originales “I can´t breath” y “Black lives matter”. Las primeras sintetizaban la solidaridad y empatía social hacia la comunidad de raza negra por parte de grupos que pertenecen a otras razas.

La violencia genera violencia como respuesta
¿Qué es lo que motiva a miles de personas a arriesgar sus vidas saliendo de sus casas en plena pandemia a romper protocolos de sana distancia y unirse a un contingente masivo y enfrentar a los cuerpos policíacos y militares?
La violencia siempre genera violencia, pero debemos precisar que hay diferentes tipos de violencia, no sólo la violencia física o utilizando armas. Existe otro tipo de violencia de la que no se habla, es la violencia institucionalizada que existe en nuestra sociedad. Es la violencia ejercida por quienes tienen el poder, sobre aquellos que carecen del poder. Es la violencia ejercida en las cárceles, en hospitales psiquiátricos, escuelas y en las calles de las ciudades.
En una sociedad donde crece día a día la desigualdad social, sumiendo en la pobreza a segmentos importantes de la población, mientras un reducido y cada vez más pequeño grupo concentra la mayor parte de la riqueza social que es producida, es de esperarse expresiones de inconformidad y descontento social. La desigualdad social mata sin consideración alguna y representa una continua violación a los derechos humanos considerados universales. Debemos recordar la Declaración universal de los Derechos Humanos aprobada por la ONU en 1948 que fue el primer gran acuerdo entre las naciones del mundo sobre la libertad, igualdad y la dignidad humanas.
El primer derecho establecido es que todos los seres humanos nacen libres e iguales, señala que todas las personas tienen derecho a ser protegidos contra la discriminación de cualquier tipo, que todas las personas tienen derecho a la seguridad social, al trabajo, a la protección contra el desempleo, a la alimentación, a la vivienda, a la asistencia médica, a la educación, etc.
La desigualdad social que azota la mayor parte de los países del mundo viola de manera constante esto derechos humanos y es lo que genera el problema de migraciones masivas. Esta desigualdad también se encuentra en el corazón de los Estados Unidos, en el país más rico y poderoso del mundo porque en ese país también existen pobres en número cada vez más creciente que van siendo excluidos y marginados de los beneficios del sistema.
Las cárceles del sistema penitenciario estadunidense contienen grandes comunidades de afroamericanos y población de origen hispana, la desigualdad social llevó a ese lugar a buena parte de los que están internados por robo.
Los más afectados por la desigualdad social son los grupos llamados minoritarios pero que en realidad representan a la mayoría de la población estadunidense. Comunidad afroamericana, comunidad hispana, comunidad coreana, comunidad china, etc. Todos estos grupos sociales se han visto afectados por la privación de sus derechos como seres humanos por la desigualdad económica y como añadido adicional, por la discriminación racial en el seno de una sociedad pluricultural.
El asesinato de George Floyd no hubiera sido retomado como bandera de lucha ni hubiera unificado a todos estos segmentos de la población si el sistema de justicia estadunidense hubiera funcionado de manera oportuna y eficiente. Pero aparentemente la tardanza en tomar decisiones se debió al origen racial de víctima y agresor.

Los antecedentes de crímenes de odio, los actos de discriminación racial, la violencia y explotación contra inmigrantes ilegales y la tardanza en aplicar la ley y hacer justicia, fueron los ingredientes que se mezclaron en el contexto de una gran desigualdad social y económica que hicieron posible unir a miles de ciudadanos estadunidenses a levantar la bandera de lucha exigiendo justicia para George Floyd.
Cada día que pasaba y no había respuesta, se sumaban más grupos de personas en mayor número de ciudades, levantando nuevas demandas, sumando a la de justicia para George Floyd, la condena contra el racismo y paulatinamente el movimiento fue creciendo construyendo un sentimiento de unidad entre los manifestantes.
Evidentemente, como suele suceder en todos los movimientos colectivos, se filtran pequeños grupos de personas que aprovechan la situación de caos para causar destrozos en comercios y robar artículos, pero, la gran mayoría de los manifestantes lo hacía de manera pacífica. En la medida que recibían mayor represión, aumentaban los actos de vandalismo, violencia genera violencia.
¿Qué tan difícil era aplicar la justicia en un acto criminal, exhibido a través de un video que circuló ampliamente en redes sociales? El arma más poderosa de los manifestantes fue el video de la detención y muerte de George Floyd, evidencia innegable de abuso policíaco, de exceso de fuerza ante alguien sometido, la tecnología actual permitió subir este video a las redes sociales de inmediato, propiciando una masiva difusión. Vivimos en la sociedad red nos decía el sociólogo Manuel Castells y hoy lo estamos comprobando.
A manera de conclusión
La respuesta policiaca y militar a las masivas movilizaciones en Estados Unidos, el uso de la violencia institucional sólo generará más violencia, porque exhibe la incapacidad de diálogo ante demandas que no son irracionales. Los hechos en Estados Unidos obligan a poner en la mesa de discusiones los temas del racismo y desigualdad social reconociendo el multiculturalismo y diversidad racial que existe actualmente en la sociedad estadunidense.
No sólo falló el sistema de justicia en Norteamérica en el caso de George Floyd, falló el sistema social al crear una gran masa de excluídos de los beneficios de un sistema que utiliza la ciencia y la tecnología en el proceso de la producción para generar una producción masiva que podría crear alimentos para satisfacer el hambre de millones de personas, prendas de vestir para los harapientos, etc. 
Falló también el sistema de salud que al ser privatizado excluye de atención médica a millones de personas, falló también el sistema educativo que al ser privatizado, condena a buena parte de la juventud estadunidense a la marginación en sus aspiraciones de formarse como profesionistas.
Pero lo más grave es que falló un Presidente que tuvo la oportunidad de levantarse como actuar como defensor de la justicia y ordenar la aplicación del Estado de Derecho ante un crimen que fue videograbado, difundido masivamente dentro y fuera de Estados Unidos y que provocó indignación y condena internacional.
La pobreza estructural, sistémica y el racismo prevaleciente en grupos de poder económico y político son las verdaderas causas causas del conflicto social que ha crecido inconmensurablemente y amenaza con provocar un mayor número de víctimas de ambos bandos: manifestantes y policías.
Cabe preguntarse también ¿cuántos de los que están participando en las marchas de protesta habrán contraído el covid y quién les proporcionará atención médica en caso de necesitarla, si el sistema de salud es privado y excluyente hacia los desposeídos económicamente?
El uso de la policía y fuerza militar estadunidense sólo contribuirá a la polarización del conflicto, a confrontaciones que terminarán en actos de violencia entre una población que se ve reprimida por su propia policía y su ejército. Lejos quedó la leyenda policiaca “Proteger y servir”, olvidan que ese pueblo se manifiesta de manera pacífica, pero también olvidan que la violencia genera más violencia y más importante aún, olvidan que la mayoría de los estadunidenses poseen armas de fuego, por lo que existe el riesgo potencial de aumentar la espiral de la violencia social.
No olvidemos la existencia de grupos de supremacía blanca que están fuertemente armados, los guía una ideología una ideología que promueve el racismo y han hecho acto de presencia en los últimos meses. Cada día que pasa Estados Unidos pierde credibilidad como defensor de los derechos humanos a nivel internacional, si continúa violando los derechos humanos de sus propios ciudadanos.
Lo más sensato es sacar a los militares de las calles, controlar a las fuerzas policíacas y llamar a la mesa del diálogo a representantes de los diferentes grupos civiles que están participando en estas movilizaciones para lograr acuerdos que incluyan la discusión de temas como el racismo y la desigualdad social, así como medidas para evitar que se repitan nuevamente actos de racismo o discriminación y la aplicación de políticas públicas que contribuyan al respeto a los derechos humanos, la disminución de la desigualdad social, así como la revisión al interior de los cuerpos policíacos de los procedimientos utilizados por la policía en la detención de civiles aprendiendo de la experiencia del caso de George Floyd. Sólo de esta manera podrán cesar los actos de vandalismo y violencia por parte de de pequeños grupos de manifestantes, es momento de privilegiar el diálogo por encima del uso de la violencia.
El futuro de Estados Unidos depende del manejo políticamente correcto de este conflicto social y el uso de la violencia como respuesta sólo traerá consigo la agudización del conflicto, la división del pueblo norteamericano y más víctimas, mas violencia de ambos lados.
La simpatía y muestras de solidaridad internacional que ha despertado el caso de George Floyd en el mundo entero, se deben en primer lugar a la irrefutable evidencia del video de su muerte, a la tardanza del sistema de justicia y a la similitud de este movimiento con las luchas que otros pueblos libran en contra de la desigualdad que promueve el neoliberalismo y la dictadura del mercado.

(1).- Therborn, Goran: La desigualdad social.
Fondo de Cultura Económica. México, 2,016

Declaración Universal de los Derechos Humanos: lista de artículos

Despliegan en Washington D.C. a soldados, armados con bayonetas, de la División Aerotransportada número 82 del Ejército estadounidense

De París a Sydney, se extiende la furia por la muerte de George Floyd


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Saqueos, saqueos y más saqueos en EEUU: Destrozan Best Buy, Microsoft y otras tiendas


5 comentarios:

  1. Excelente artículo maestro, como siempre, se luce con lujo de detalles, haciendo que el lector, pareciera que está siendo "actor activo" de su narración, Saludos

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  2. Te felicito Oscar por tu excelente narrativa de cómo el modelo económico que nos rige ha generado miseria y desgracias de todo tipo para muchos países y el nuestro no puede estar al margen...saludos!

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  3. Te felicito Oscar por tu excelente narrativa de cómo el modelo económico que nos rige ha generado miseria y desgracias de todo tipo para muchos países y el nuestro no puede estar al margen...saludos!

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