El cambio cultural como asunto de vida o muerte durante el covid
Oscar Yescas Domínguez
29 de octubre de 2,020
Introducción
Aprendizaje formal y aprendizaje informal
El aprendizaje social durante la pandemia del covid-19
¿Mitigar o contener la pandemia?
El mindo o cambio cultural para enfrentar la pandemia
Conclusiones
Introducción
En 1984 presenté mi examen profesional para obtener el título de Licenciado en Psicología por la Universidad Veracruzana exponiendo como tesis el trabajo titulado “Consideraciones sobre la problemática sexual juvenil en México”, en el cual concluía que el ejercicio de la sexualidad se presentaba como un verdadero problema social, que podíamos identificar a partir de varios indicadores tales como las crecientes cifras de abusos sexuales, el incremento del número de embarazo en adolescentes, de madres solteras, delitos sexuales, abortos, etc., todos estos problemas constituían un problema social que tenían como denominador común y punto de origen la ausencia de educación sexual integral.
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/consideraciones-sobre-la-problematica.html
A 36 años de la presentación de ese trabajo la situación actual del ejercicio de la sexualidad en nuestra sociedad continúa presentándose como un grave problema social al sumarse nuevas problemáticas como el acoso sexual callejero, el hostigamiento sexual laboral y el más grave de todos, el feminicidio. Continúa vigente la tesis de que la ausencia de programas de educación sexual integral en el sistema de educación formal es la principal causa que origina tales problemas, los cuales podrían detenerse y ser prevenidos si se incluyen programas de educación sexual en todos los niveles del sistema de educación formal, como medida principal, sin excluir el aumento en la pena hacia quienes cometan feminicidio, o cualquier tipo de violencia hacia las mujeres.
Pero la realidad es que en pleno siglo XXI, conocido como la era de la sociedad de la información, vivimos en un ambiente de ignorancia en diversos campos de nuestra vida cotidiana que reclaman programas educativos de urgencia para generar un ambiente en el cual la convivencia social se de en un ambiente de armonía y tranquilidad. Puede afirmarse sin riesgo a equivocarnos que la falta de educación es el origen de buena parte de los problemas sociales que estamos padeciendo, problemas que abarcan desde la ausencia de educación vial que reflejan los conductores irresponsables de vehículos que circulan por nuestras calles y los peatones que circulan y caminan con un total desconocimiento de las señales de tránsito poniendo en riesgo su integridad física y la de los demás.
La resistencia de grupos conservadores y de ideología de derecha para aceptar la inclusión de programas de educación sexual integral en el sistema de educación formal ha provocado más perjuicios que beneficios, porque continúa aumentando el número de víctimas de la práctica de una sexualidad basada en un modelo que la reduce a su expresión genital. La ausencia de programas de educación en sexualidad sigue presentándose como la causa principal de la mayor parte de nuestros problemas sociales relacionados con el ejercicio de nuestra sexualidad (ausencia de educación paterna y materna, abandono de mujeres embarazadas, violencia hacia las mujeres y feminicidios).
La ausencia de educación va mucho más allá si observamos que en nuestras comunidades existe una ignorancia colectiva en materia de derechos humanos, laborales, sexuales y esto incluye ignorancia en el cuidado de nuestra salud física. Debemos reconocer que en la era de la información prevalece la ignorancia que favorece a quienes ejercen el poder económico y político, porque la ausencia de educación genera personas sumisas, obedientes a la figura de autoridad, conformistas, con baja autoestima, fácilmente influenciables, incapaces de defender sus derechos (porque lamentablemente desconocen que tienen derechos) y sin un pensamiento autónomo. Es decir, sus pensamientos reflejan lo que perciben que piensan los demás, no proyectan sus ideas auténticas por temor a no ser aceptados socialmente. Podemos tener grandes avances tecnológicos, pero si la tecnología no es utilizada como herramienta para combatir la ignorancia, los grandes problemas sociales persistirán y vale decir que hoy en día, en plena era de la información, alegar ignorancia no exime de responsabilidad social al incurrir en comportamientos que perjudiquen la integridad física o salud colectiva.
En esa misma línea de pensamiento considero que gran parte de los problemas personales y colectivos que estamos padeciendo podrían ser solucionados a través de la implementación de programas de educación que contribuyan a generar aprendizajes individuales y colectivos que un empoderamiento personal y social que den como resultado cambios permanentes en la conducta de los ciudadanos contemporáneos que reflejen una mayor responsabilidad social al reconocerse a sí mismos como individuos pertenecientes a una comunidad social. El problema de la pandemia del covi-19 nos coloca ante la necesidad urgente de realizar programas de educación comunitaria para salvar vidas, sobre todo cuando un segmento de la población continúa negando la existencia de la pandemia y resistiéndose a incorporar a sus comportamientos conductas preventivas de contagio del covid-19, poniendo en riesgo su salud y la salud de los integrantes de la comunidad a la que pertenecen.
Aprendizaje formal y aprendizaje informal
En este punto, considero importante mencionar que buena parte de los problemas que enfrentamos en nuestra vida cotidiana se debe a una concepción colectiva limitada acerca de los términos “educación” y “aprendizaje”, por lo que una precisión de su significado sería de gran valor para crear las condiciones que permitieran generar un cambio social en nuestra sociedad que hoy presenta como una de sus principales características la existencia de una enorme desigualdad social que provoca la exclusión de una inmensa mayoría de personas que no tienen oportunidades para acceder al sistema de educación formal.
Las condiciones socioeconómicas impiden que buena parte de la niñez y la juventud de los países latinoamericanos puedan acudir sin problemas a recibir educación formal. Los filtros utilizados para seleccionar a alumnos desde el nivel básico y superior funcionan como contenedores para impedir que la educación sea accesible para todos los ciudadanos ya que sólo un porcentaje reducido de la población logra ingresar a las universidades públicas.
De la cantidad de estudiantes que logran acceder a escuelas secundarias y preparatorias, un gran porcentaje deserta posteriormente por varios motivos principalmente económicos, ya que enfrentan la imposibilidad de pagar cuotas por concepto de inscripción, gastos en compra de útiles escolares, uniformes, transporte cotidiano, o simplemente se ven en la necesidad de abandonar sus estudios para buscar trabajo y ayudar en la economía familiar. Por estos motivos el número de estudiantes que logran ingresar a las universidades es cada vez más reducido y paradójicamente, en las universidades aumenta el porcentaje de deserción ya que cada semestre se va reduciendo el número de alumnos y lamentablemente al final, sólo unas centenas de los miles que ingresaron logran terminar sus estudios universitarios.
Los millones de personas que no accedieron a oportunidades de educación básica media o superior, tienden a pensar que el aprendizaje se da sólo dentro de las escuelas (de las cuales ellos fueron excluidos) y cuando alguien llega a decir “quiero aprender”, se le dice “ponte a estudiar, ve a la escuela, consigue un buen maestro”. Se asocia y limita el aprendizaje a un ambiente escolar, en el cual se utilizan libros para estudiar, se requiere el apoyo de los maestros, y en donde existe una evaluación del aprendizaje obtenido que si es aprobatorio permite ascender de grado escolar.
Si se aprueban todos los cursos se adquiere un certificado formal que acredita haber terminado satisfactoriamente dichos estudios y estos documentos permiten elevar el status social y obtener mayores oportunidades de trabajo. Ésta es la educación formal donde tiene lugar un aprendizaje formal que tiene lugar en las instituciones educativas y que forma parte del sistema de educación formal, donde se fomenta la meritocracia y se enseña a los estudiantes que mientras más méritos académicos tengan, obtendrán mayores oportunidades de acceder a buenos empleos.
Pero una gran mayoría ignora o menosprecia la existencia de otro tipo de educación y de aprendizaje en el cual participamos todos sin excepción y que tiene igual importancia que el que proporciona el sistema de educación formal. Me refiero a la educación informal o aprendizaje informal, que incluye todo aquel aprendizaje que nuestros ancestros definían como “la escuela de la vida”, que se refiere a todo lo que aprendemos de nuestras familias, amistades, vecinos, compañeros de estudio o de trabajo, etc. Es ese tipo de aprendizaje que nos permite aprender en cualquier lugar, en cualquier momento y de cualquier persona. Aprendemos en nuestra niñez a caminar, a hablar, a pensar, a expresar nuestras ideas y pensamientos, tomando como modelos a nuestros padres, aprendemos en nuestra juventud conocimientos en la escuela, pero aprendemos del comportamiento de los demás a través de la televisión, películas, redes sociales, etc. Aprendemos en nuestra vida de adultos en nuestros centros de trabajo, en nuestra interacción con otras personas. Aprendemos cuando estamos en la tercera edad cuando hemos madurado y vemos la vida con otra perspectiva y evitamos cometer los errores que cometimos en nuestra juventud o vida adulta. Toda experiencia es una experiencia de aprendizaje y por ello a este tipo de aprendizaje se le conoce como aprendizaje vivencial, porque es a través de la vivencia de experiencias que aprendemos, no es un aprendizaje teórico, es un aprendizaje práctico. Este tipo de aprendizaje inicia con nuestro nacimiento y termina con nuestro fallecimiento, de aquí se origina la expresión: “nunca es tarde para aprender”.
El aprendizaje informal empieza desde antes del nacimiento a través de los estímulos que el bebé recibe en el vientre de su madre, continúa aprendiendo toda su vida y sólo termina de aprender cuando el anciano deja de existir. La vida es un constante aprendizaje, aprendemos en las escuelas, en las calles, en el trabajo, por las mañanas, por las tardes, por las noches y aprendemos de nuestros padres, de nuestros hijos, hermanos, amigos, jefes y vecinos.
El punto que quiero destacar es que estamos aprendiendo y enseñando constantemente a la vez, gracias a un proceso de interinfluencia que surge en las relaciones interpersonales. Debemos tener presente que influimos sobre las demás personas y somos influidos por otros gracias a nuestra vestimenta, apariencia, forma de hablar, comportarnos, etc. Influyen en nuestra percepción y aprendizaje los prejuicios, los estereotipos que hemos aprendido en nuestro desarrollo psicosocial. Por eso cada persona tiene un determinado estilo para aprender, no aprendemos todos por igual, cada quien aprende de manera diferente. Enseñamos a nuestros hijos al mismo tiempo que aprendemos de ellos con sus comportamientos, los maestros enseñan a sus alumnos pero todo buen maestro tiene conciencia de que al enseñar está aprendiendo también.
Todo aprendizaje implica un cambio en la conducta, en psicología se define el aprendizaje como “un cambio relativamente permanente en el comportamiento de una persona después de atravesar por una experiencia de aprendizaje”. El aprendizaje vivencial es mucho más efectivo que el aprendizaje formal, porque nos afecta más, lo aprendemos de una manera intensa, algunas experiencias jamás las olvidamos en nuestras vidas. El aprendizaje vivencial es un aprendizaje activo y participante, mientras que en el caso de el aprendizaje formal tiende a ser un aprendizaje pasivo, ya que algunos maestros confunden su función de docente y piensan que deben estar hablando todo el tiempo que dura la clase sin dejar participar a sus alumnos a los cuales se les impone un aprendizaje pasivo, poniendo mayor énfasis en la memorización de información que en la comprensión de la misma o el desarrollo de un pensamiento autónomo. Enseñar a pensar debería ser la función principal de todo maestro.
El aprendizaje social y el covid-19
Partiendo de la premisa de que existe un aprendizaje vivencial, debemos reflexionar acerca de lo que hemos aprendido en esta pandemia del covid-19 que parece no tener fin, considerando que hemos atravesado por varios meses de una crisis sanitaria que vino a agravar la crisis económica, política y ecológica en la que ya estábamos inmersos y que hoy enfrentamos una amenaza de rebrotes o repuntes en un mayor número de casos de contagio. Al obligarnos a quedarnos en casa durante los últimos meses como medida preventiva, la pandemia del covid generó un apagón del sistema capitalista que rompió el equilibrio entre la existencia de una producción masiva y un consumo masivo necesarios para el mantenimiento de un sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción y que tiene como objetivo principal la maximización de las ganancias económicas a través de la explotación laboral y de nuestros recursos naturales.
Con el confinamiento social generalizado y el cierre de centros laborales no esenciales, durante esta pandemia se reveló más que nunca la existencia de una enorme desigualdad social al mostrar que el quedarse en casa guardando un prolongado confinamiento voluntario fue un privilegio de clase que sólo un sector de la población pudo cumplir, mientras que una gran mayoría sufrió la privación de alimentos y se vio en la necesidad de salir a conseguir dinero para obtener alimentos. Con la pandemia la salud y la economía del mundo entero se vieron afectadas de manera inédita y como siempre los sectores más desprotegidos fueron los más afectados: desempleados, trabajadores del empleo informal, microempresarios, etc., pero también reveló la existencia de un gran número de ciudadanos de alto riesgo de contagio del covid que presentaron deterioros en su salud física como diabetes, hipertensión, obesidad, desnutrición, etc., que adquirieron por hábitos nocivos a su salud como el consumo de alimentos no saludables (comida chatarra), tabaquismo y alcoholismo.
La pandemia reveló también la existencia de un estado de abandono del sistema de salud pública al fijar nuestra atención en los hospitales públicos que presentaban problemas de corrupción en la compra de medicinas y desabasto de medicamentos prescritos por los médicos, carencia de insumos hospitalarios, exceso de personal administrativo innecesario y explotación del personal médico y de enfermería. Las políticas neoliberales estaban dejando morir al sistema de salud pública porque pretendían privatizar este servicio y lucrar con las enfermedades de la población.
Como parte del aprendizaje es necesario mencionar que desde el inicio de la pandemia los habitantes de los países de occidente, vimos que el origen del covid-19 acontecía al otro lado del mundo, en un país lejano y la lejanía del lugar donde vivían la tragedia fue un factor de confusión para un sector de la población, ya que muchos llegaron a pensar que como era un problema que se presentaba en un lugar lejano no llegaría a nuestras fronteras. Aquellos ciudadanos que así pensaron y los gobernantes de varios países no tomaron en consideración de que vivimos en tiempos de globalización, lo que significa que estamos en constante interacción a nivel internacional por motivos económicos, políticos y comerciales, por lo que el cierre de fronteras no impediría la llegada del covid a todos los países del mundo entero. En la mayoría de los países las autoridades reaccionaron tarde y no aprendieron a tomar las medidas que ya estaban tomando los gobiernos de los países afectados y sólo reaccionaron cuando tuvieron el problema en su territorio. Con la población pasó algo parecido, no aprendieron de la experiencia ajena, de ver lo que sucedía en los primeros países afectados y en lugar de estudiar las formas cómo estaban combatiendo el problema para aplicarlas en forma anticipada en nuestra realidad inmediata, siguieron con sus rutinas normales y con ello pagamos el costo innecesario de un mayor numero de víctimas.
En el caso de México, tuvimos la fortuna de contar con profesionales como autoridades de salud, quienes con cierta demora lograron tomar medidas para disminuir el impacto de la pandemia en nuestra salud, vida social y economía, pero es necesario reconocer que realizaron una gran labor de difusión sobre el problema del covid-19 y de manera constante informaban a la población acerca del avance de la pandemia , poniendo énfasis en las medidas preventivas que ayudarían a evitar la propagación masiva del virus.
Pero a pesar del esfuerzo de las autoridades, el problema se agravó porque surgió una variable no contemplada en la estrategia diseñada contra la pandemia: buena parte de la población no atendió las instrucciones de las autoridades de salud para asumir nuevos comportamientos que permitieran enfrentar los nuevos riesgos a nuestra salud y que en realidad no implicaban un grado mayor de dificultad el asumirlos. Se repitió hasta el cansancio que no saliéramos de casa si no teníamos necesidad de hacerlo, que usáramos cubrebocas, guardáramos distancia sana, tuviésemos mayor cuidado en nuestra higiene y nos laváramos con frecuencia las manos, etc.
La gran mayoría atendió el llamado, pero un sector considerable de la población presentó resistencia al llamado del sector salud y continuó mostrando un comportamiento que en la situación de crisis de salud colectiva, no puede calificarse de otra manera mas que como comportamiento socialmente irresponsable porque es necesario decirlo claramente: el incremento de casos en el número de contagios se debió a la irresponsabilidad de un sector de la ciudadanía que no atendió los llamados de las autoridades de salud
El confinamiento nos dio la oportunidad de tener tiempo disponible para aprender de nosotros mismos y de cambiar nuestra concepción del aprendizaje, es decir, tuvimos oportunidad de “aprender a aprender”. Logramos identificar que se aprende en cualquier lugar, en cualquier momento y de cualquier persona. El aprendizaje vivencial de la pandemia nos debe ayudar a valorar lo que realmente es importante en nuestras vidas, valorar lo que tenemos y dejar de estar poniendo énfasis en lo que no tenemos. La presencia de la muerte a nuestro alrededor nos ayudó valorar la importancia de cuidar de nuestra salud eligiendo mejor nuestra alimentación, evitando conductas que nos conduzcan a nuestra autodestrucción. Nos permitió avanzar en el proceso de nuestro autoconocimiento, a aceptarnos como seres sociales que dependemos unos de otros, aceptar que nuestro comportamiento individual afecta a los demás, es decir, que tiene un impacto social y reconocer que el comportamiento de los demás nos afecta en lo individual. Aprender de la pandemia implica tomar consciencia de esta interinfluencia e interdependencia lo cual debería ayudarnos a reconstruir un sentimiento de pertenencia a nuestra comunidad y desarrollar comportamientos de responsabilidad ciudadana, porque al cuidar mi salud, cuido la salud de los demás.
¿Mitigar o contener la pandemia?
Las autoridades sanitarias han hecho una gran labor tratando de mitigar los efectos de la pandemia, poniendo a trabajar a un ejército de trabajadores de la salud: investigadores que buscan encontrar una vacuna efectiva cuanto antes, Médicos y Enfermeras trabajando incansablemente en la atención de pacientes con síntomas del covid-19, trabajadoras sociales laborando para tener mayor información sobre familiares y amistades que tuvieron contacto con los pacientes del covid, personal sanitario atendiendo la cremación de los cuerpos afectados por el covid-19. Personal administrativo obteniendo los insumos necesarios para que funcione cada institución de salud.
Mientras este ejército de trabajadores labora sin cansancio y algunos de ellos han caído en cumplimiento de su deber, miles de ciudadanos en el mundo entero continúan sin creer en la existencia del covid-19 alegando que se trata de un complot de los gobiernos y de personajes millonarios para reducir la población mundial. Durante la pandemia se atravesaron fechas significativas que forman parte de los los rituales de la cultura mexicana: el festejo del día del niño, el festejo del día de la madre, el festejo del día del maestro, el festejo del día del padre, etc. Miles de personas ignoraron el llamado de las autoridades de salud de evitar realizar reuniones de festejo de dichas celebraciones por más significativas que fuesen porque reunirse con otras personas los ponía en riesgo de adquirir el contagio del virus del covid-19.
Como resultado de no haber atendido estos llamados, la curva de contagio se incrementó considerablemente en los meses de mayo, junio y julio, muchos de estos casos fueron de personas contagiadas por haber asistido a encuentros de personas que celebraron estos rituales. Esta resistencia a seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias no sólo se presentó en México, sucedió en la mayoría de los países de occidente, en los cuales buena parte de la población no sólo ignoraba las advertencias de usar cubrebocas, no salir de casa y guardar distancia, sino que llegaron al extremo de afirmar que el covid-19 no existía
Un gran número de personas continúa presentando comportamientos de resistencia al uso de cubrebocas, no toman la precaución de guardar sana distancia y actúan con comportamientos de gran irresponsabilidad social que reflejan que no han aprendido de la experiencia de crisis sanitaria en la que hemos vivido en los últimos meses. Algunos presentan un problema de aprendizaje denominado como disonancia cognoscitiva, que consiste básicamente en presentar comportamientos que entran en choque con los conocimientos que indican los riesgos de asumir dichos comportamientos.
Junto a la presencia de núcleos de la población que no creían en la existencia de la pandemia y que continuaban con conductas de alto riesgo para su salud y la salud de quienes se cruzaran en su camino, surgió otro fuente de presión que provenía de los empresarios y de la oligarquía económica, que pedían a gritos "salvar la economía" y las fuentes de trabajo exigiendo abrir negocios y centros laborales antes de tener condiciones seguras de salud. Debido a esas presiones las autoridades cedieron y pusieron en color amarillo el semáforo preventivo de la pandemia, pero eso no significó que ya estuviéramos en condiciones de salir sin riesgo de ser contagiados, pero muchas personas interpretaron como que “regresábamos a la normalidad” y podían acudir a centros de diversión masiva como playas, bares, restaurantes, etc., y salieron sin tomar las precauciones de usar cubrebocas, guardar distancia y realizaron reuniones masivas, lo cual provocó un repunte de casos de contagios nuevos en el mundo entero.
Francia anunció un confinamiento nacional, la India superó los 8 millones de casos de covid-19, Alemania anunció un confinamiento parcial en todo el país a partir de este próximo lunes primero de noviembre, Rusia ordenó uso de mascarillas en espacios y transporte público, En Estados Unidos aumentó diez por ciento la tasa de muertes diarias, llevando un récord de 8,837,688 casos de contagio de covid-19 y 227,421 muertes por esta pandemia. En el mundo entero se han registrado 44,312,806 casos de contagio, mientras que han fallecido por covid-19 227,421 personas. Por estas cifras alarmantes en estos momentos después de meses de trabajo agotador, el personal médico y de enfermería de los hospitales en el mundo entero presentan graves síntomas de agotamiento, el sistema de salud en varios países enfrenta una grave crisis de funcionamiento por escasez de personal médico, desabasto de medicamentos e insumos hospitalarios. Los hospitales en Europa, Estados Unidos y latinoamérica están llegando al límite de su capacidad de servicio.
En este panorama internacional de la pandemia se presenta un repunte en el número de casos registrados y se anuncia un “segundo rebrote a nivel internacional. En México, ni siquiera hemos logrado “aplanar la curva” lo que significaría tener cero casos de contagios de covid en un día, todos los días siguen reportándose nuevos casos, lo cual significa que no hemos salido de “la primera ola” y ya tenemos encima la amenaza de “una segunda ola” de contagio. En estas condiciones intentar seguir la estrategia gubernamental de mitigar los efectos del covid-19 ya no es suficiente por la resistencia que presentan grandes núcleos de la población que siguen sin creer en la existencia del covid-19 o simplemente continúan ignorando el llamado a asimilar como hábitos el uso permanente de cubrebocas, guardar distancia, quedarse en casa, etc.
El mindo o cambio cultural para enfrentar la pandemia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la magnitud del problema que enfrenta actualmente la humanidad: “Nuestro gran desafío es que todavía hay gente que cree que el covid-19 no existe”. El gran desafío es que no todos tienen el conocimiento o información suficiente para cambiar sus comportamientos. No todos aceptan lo que se debe hacer para controlar la pandemia, porque no creen que existe una pandemia. Con esta declaración reconoce que no se podrá controlar la pandemia sin la participación social de los integrantes de las comunidades en la adopción de nuevos comportamientos que reducen la posibilidad de contagio del virus (usar cubrebocas, guardar distancia, quedarse en casa, etc.)
En un momento histórico en el que en Europa y en Estados Unidos los contagios siguen aumentando a un ritmo mayor que los reportados al inicio de la pandemia, esta declaración debe tomarse seriamente y los ciudadanos debemos reflexionar acerca de cual es nuestra participación en la solución del problema. No podemos quedarnos cruzados de brazos ante la amenaza de un próximo Tsunami de casos nuevos de covid-19. La pandemia ha llegado a un punto en el cual no podrá ser controlada sin la participación de todos los ciudadanos en la adopción de las medidas preventivas de contagio que se han repetido hasta el cansancio. El retorno al confinamiento masivo es una muestra del fracaso de programas de salud pública que no contemplan la participación ciudadana en el cuidado y protección de la salud pública. Se necesita de un nuevo enfoque de contención de la pandemia que vaya más allá de la mitigación de los efectos de la misma, es decir, se requiere una educación masiva que genere un interés ciudadano para proteger la salud comunitaria y no solo brindar atención a la salud de contagiados del covid-19. La participación ciudadana es de extrema importancia en estos momentos de amenazas de nuevos rebrotes o nuevas olas de contagio del covid-19.
Si los integrantes de nuestras comunidades participan respetando el distanciamiento social, evitando formar parte de multitudes, usar cubrebocas y medidas de higiene personal, no sería necesario implementar toques de queda y estar en confinamientos masivos de manera prolongada. Si cada persona pusiera de su parte un esfuerzo personal reduciendo su exposición al virus y disminuyera la oportunidad de exponer a otros, se reducirían drásticamente las posibilidades de contagio y se salvarían vidas, ganando tiempo para dar oportunidad al sector médico e investigadores para encontrar y producir una vacuna realmente efectiva. No puede continuarse con la estrategia de atender sólo a los contagiados del virus, intentando mitigar los efectos de la pandemia, porque no habrá capacidad de respuesta en el caso del resurgimiento de nuevas olas de contagio. Los gobiernos tienen la responsabilidad de elaborar un nuevo contrato social con la población de sus países en el cual incluyan de manera explícita la explicación de las expectativas que se esperan tanto de autoridades sanitarias, autoridades gubernamentales y ciudadanía en general, para que se desarrollen los comportamientos esperados de cada una de las partes.
La atención a la pandemia del covid-19 incluye la construcción de un vínculo de colaboración entre autoridades y ciudadanía de tal forma que colaboren en esfuerzos conjuntos en la detección de casos, la investigación de grupos de casos, atención a contagiados, prevención de contagios por parte de la ciudadanía a través de la adopción de nuevos comportamientos que incluyan como hábitos permanentes el uso de cubrebocas, guardar distancia, salir sólo lo necesario, etc. En caso necesario el gobierno podrá establecer una cuarentena en la cual se incluyan medidas de protección a grupos en estado de vulnerabilidad sanitaria o económica, proveyéndoles de despensas con alimentos y medicamentos necesarios.
La falta de vacuna efectiva es lo que debe motivar al desarrollo de una consciencia colectiva que permita enfrentar en mejores condiciones la pandemia del covid-19. Se ha comprobado de manera eficiente que la sola información no constituye una educación, durante la epidemia del sida en los noventas, se puso énfasis en que el uso del condón aumentaba la seguridad del contagio del vih sida y de otras enfermedades de transmisión sexual, pero millones de gentes ignoraron esa información y evitaron usar el condón. En las campañas contra el tabaquismo se informaba que consumir tabaco era un riesgo para la salud, sin embargo, millones de personas seguían fumando. Se sabe que el alcohol perjudica la salud y millones de personas tienen el hábito de consumir alcohol.
En las actuales condiciones de crisis sanitaria y del surgimiento de nuevos rebrotes en varios países europeos que han retrocedido a la implementación de toques de queda y confinamiento colectivo, se requieren estrategias educativas comunitarias que apoyen los esfuerzos gubernamentales para ayudar a que las personas tomen consciencia de que su comportamiento individual afecta el comportamiento colectivo de la comunidad a la que pertenece y de que el comportamiento de los demás afecta al comportamiento individual.
Para lograr estos objetivos debemos analizar la experiencia de los países orientales que a pesar de estar cerca del lugar donde inició la pandemia, han logrado contenerla y presentar números bajos en casos de contagio y fallecidos. Destaca el caso de Japón, un país con una población de 126 millones de habitantes y con un registro de 1,700 personas fallecidas por covid-19. Cuando preguntaron al Primer Ministro japonés Taro Aaso cómo lograron enfrentar con estos resultados que, comparados con las cifras de países occidentales representan una versión exitosa por el bajo número de contagiados, respondió con una sola palabra: “Mindo”, que se puede traducir como “el nivel de las personas”, o el nivel cultural de un pueblo.
La población de ese país acató en forma obediente las medidas higiénicas que promovió el gobierno de tal forma que no hubo necesidad de imponer multas a los infractores porque no hubo tales. Mientras que en occidente, la juventud realiza “fiestas de rebeldía” en tiempos de cuarentena generando un mayor número de contagiados, en aquel país se respetaron colectivamente las medidas sanitarias.
Conclusiones
El aprendizaje vivencial de la pandemia nos debe conducir a la conclusión de que estamos enfrentando un problema de crisis sanitaria que sólo podrá encontrar su solución en la participación social de todos los integrantes de nuestras comunidades para lograr que las medidas de prevención del covid-19 sean incorporadas como hábitos permanentes en nuestro comportamiento. La solución para enfrentar a la pandemia y los posibles rebrotes de nuevos contagios se encuentra en nuestros hombros, depende de nosotros el participar en acciones conjuntas en forma colectiva, unida y organizada para detener nuevos casos de contagio. A estas alturas el problema ya no es sólo del gobierno, el problema es de salud pública y la salud de todos nosotros está en riesgo si no cambiamos nuestro comportamiento ante esta pandemia. El reto que tenemos frente a nosotros es lograr que todos y cada uno de nosotros actúe en forma voluntaria siguiendo las reglas higiénicas emitidas por las autoridades de salud, si logramos hacerlo evitaremos la necesidad de implementar controles extremos y medidas forzosas que limiten nuestras libertades individuales y colectivas.
Aprender de la experiencia de la pandemia del covid-19 implica reconocer los esfuerzos positivos que otros países han realizado y han dado resultados exitosos al contener el número de contagios del covid-19. El pueblo japonés nos da un valioso ejemplo digno de ser imitado y el pueblo de Nueva Zelanda que tiene registrados sólo 2,000 casos de contagio y 30 fallecidos, nos muestra también que la estrategia es más exitosa cuando pueblo y gobierno trabajan juntos. Ese es el significado del comentario de la Primera Ministra de Nueva Zelanda cuando habla de su población como “un equipo de 5 millones de personas”.
Todos podemos colaborar en combatir esta pandemia si asimilamos la idea de que aprender de esta experiencia implica haber asimilado en nuestro repertorio conductual el uso de cubrebocas como hábito, al igual que aprendimos a usar el cinturón de seguridad al abordar un automóvil, el uso de cubrebocas al salir de casa debería ser un hábito asimilado en nuestro comportamiento. Al igual que salimos de casa registrando como un acto consciente el salir con nuestro teléfono celular, de igual forma debemos hacerlo con nuestro cubrebocas en rostro y gel antibacterial en mano. Evitemos acudir a lugares con asistencia masiva, se acerca el día de muertos un ritual muy importante para la cultura mexicana. Salvemos vidas evitando acudir a los panteones, conmemoremos a nuestros muertos en nuestras casas.
Aquellos que no creen en la existencia del covid-19 disminuirán su resistencia al uso de medidas higiénicas si todos construimos una identidad como agentes de cambio social, si educamos con nuestro ejemplo y realizamos sanciones sociales cuestionando a quienes no respeten las normas sanitarias. Cuando se le preguntaba a ciudadanos japoneses porqué usaban cubrebocas, muchos coincidieron en mencionar que para ellos era muy importante la sanción social, querían evitar ser señalados como aquellas personas que por no haber usado cubrebocas o no haber guardado distancia prudente, fueran quienes provocaran el fallecimiento de pacientes por contagio de covid-19.
Se acostumbra decir que algo positivo debe surgir de algo negativo, en el caso de la pandemia del covid-19, el abandono del individualismo, la superación de la insensibilidad social, la eliminación de comportamientos de irresponsabilidad social, la recuperación del civismo, el desarrollo de una conducta moral regida por una ética que incluya valores sociales y el desarrollo de una responsabilidad social, deben ser los aspectos positivos que la pandemia nos deje. Toda experiencia es una experiencia de aprendizaje, la vivencia de esta pandemia debe dejarnos un aprendizaje significativo, al grado de convertirnos en otras personas diferentes a las que éramos a principios de este año. Sólo si logramos estos cambios podremos reducir el número de contagios y decir que hemos aprendido de la experiencia de la pandemia
La nueva realidad después de la pandemia del covid-19 la estamos construyendo aquí y ahora, esta nueva realidad implica la construcción de una nueva identidad social en la que se incluyan hombres y mujeres socialmente más sensibles, donde el individualismo ya no tiene cabida. En el momento en que tomemos en cuenta que estamos todos dentro del mismo barco que se llama tierra y este barco se está hundiendo y todos peligramos con ese hundimiento. La unión de esfuerzos se hace necesario para cuidar la salud pública, es decir nuestra salud individual y la salud colectiva. Realizar un cambio cultural se presenta hoy en día como la diferencia entre la vida y la muerte.
Byung Chul-Han: Las lecciones que entrega oriente contra el coronavirus.
“Nuestro gran desafío es que todavía hay gente que cree que el COVID-19 no existe”, asegura la OMS. 26 de octubre del 2,020 https://news.un.org/es/story/2020/10/1483082
Yescas, Oscar: Consideraciones sobre la problemática sexual juvenil
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/consideraciones-sobre-la-problematica.html
Yescas, Oscar: Reflexiones sobre la vida y la muerte en tiempos de pandemia
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/07/reflexionessobre-la-vida-y-la-muerte-en_19.html
Yescas, Oscar: La ciencia contra la ignorancia en la batalla contra el covid-19
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/07/laciencia-contra-la-ignorancia-en-la.html
Yescas, Oscar: Libertad individual vs. control social
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/06/libertadindividual-vs.html
Yescas, Oscar: ¿Adiós Susana distancia?
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/06/adiossusana-distancia-el-aprendizaje.html
Yescas, Oscar: La vida no vale nada
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/lavida-no-vale-nada-oscaryescas.html
Yescas, Oscar: Ceguera colectiva en materia de salud en tiempos del covid-19
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/laceguera-colectiva-en-materia-de-salud.html
Yescas, Oscar: La pesadilla del covid no ha terminado
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/lapesadilla-del-covid-no-ha-terminado.html
Yescas, Oscar: ¿Regreso a un nueva normalidad?
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/regresoa-una-nueva-normalidad.html
Yescas, Oscar: ¿Visitar a las madres en su día?
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/visitar-las-madres-en-su-dia-oscar.html
Yescas, Oscar: Reflexiones en tiempo de cuarentena
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/04/reflexionesen-tiempos-de-cuarentena.html
Yescas, Oscar: El coronavirus y su impacto social
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/03/elcorona-virus-y-su-impacto-social.html
Yescas, Oscar: Covid-19, desigualdad y cambio social
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/03/covid19desigualdad-y-cambio-social.html
Yescas, Oscar: Sana distancia y quédate en casa
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/03/sanadistancia-y-quedate-en-casa.html
La OPS recomienda evitar los viajes en avión por vacaciones durante la pandemia de COVID-19. 21 de octubre , 2,020 https://news.un.org/es/story/2020/10/1482792
Estudio advierte que en Europa segunda ola de contagios será “acelerada”
Francia registra mas de 52,000 casos enun solo día