En busca de la bolsa de
basura perdida
Oscar Yescas Domínguez
A fines del siglo pasado, durante la década de los noventas,
organicé un Simposio Nacional sobre Democracia y Vida Cotidiana en la que
participaron psicólogos sociales de varias universidades del país. Fue una
grata experiencia y producto de un gran esfuerzo hacer coincidir a un gran
número de especialistas en psicología social de México en la capital sonorense.
Por si a alguien le interesa ver cuáles fueron los contenidos de este evento de
carácter nacional, puede consultar las diferentes intervenciones que tuvieron
lugar en este link donde se transcribieron cada una de las intervenciones.
Recuerdo que de las varias conversaciones que tuve con ellos
de manera informal, en una ocasión les pedí su opinión acerca de nuestra
ciudad, les pregunté que opinaban de Hermosillo, como veían la ciudad ellos que
venían del sur del país y su respuesta me sorprendió: me dijeron en forma
unánime que estaban gratamente sorprendidos por la limpieza de la ciudad, que
no habían visto basura en las calles por los lugares que habían pasado, ni en
la Universidad de Sonora, ni por el rumbo de mi casa (ya que tuvimos oportunidad
de invitarlos a mi casa a una reunión informal) y que eso les había
impresionado.
Más de 20 años después de esa experiencia, la situación en
Hermosillo ha cambiado radicalmente, la capital sonorense ha dejado de ser una
ciudad limpia, hoy podemos observar basura en las calles, en los camellones de
los boulevares, en las paradas de autobuses, en nuestras escuelas, en nuestras
colonias, nubes de polvo en ciertos lugares de la ciudad, etc.
Al
parecer perdimos la batalla en la pelea por mantener limpia nuestra ciudad
debido al incremento del consumo en nuestra conducta y con ello hemos perdido el
hábito de cuidar nuestro medio ambiente, nos volvimos descuidados y no fuimos capaces
de educar a las nuevas generaciones para que tuvieran hábitos de higiene y
pusieran la basura en su lugar.
El
día de hoy la basura se ha convertido en un verdadero problema social al dejar
de ser una de las prioridades de las autoridades municipales anteriores que se
preocuparon más por robar del presupuesto público que por invertir en la compra
de nuevos camiones de recolección de basura y dar mantenimiento a los que ya se
tenían para atender una necesidad social como lo es la recolección de basura
por las diferentes colonias y calles de nuestra ciudad.
El
servicio público de recolección de basura presenta hoy en día graves fallas por
la inconsistencia del mismo debido a la falta de unidades de recolección de
basura y ha ocasionado un malestar general de la comunidad hermosillense que no
encuentra que hacer con sus bolsas de basura.
Esta
situación me recuerda una anécdota que leí en uno de los libros de Zygmun
Bauman, quien describe la forma en que un prestigiado conferencista inició su
intervención ante un numeroso público tomando el micrófono y haciendo la
siguiente pregunta;”¿Alguien ha visto una bolsa de basura que se le perdió a
una persona?” El público quedó en silencio y expectante preguntándose dentro de
sí mismos, “¿a quién le interesa recuperar una bolsa de basura? El
conferencista deseaba llamar la atención sobre la gran cantidad de basura que
creamos diariamente y al parecer lo logró.
Ese
es el punto central del problema de la basura, a nadie le interesa la basura,
nuestro desmedido consumo nos lleva a utilizar productos y servicios
constantemente y con ese mismo ritmo estamos generando una enorme cantidad de
basura. Esa basura la empacamos en bolsas y la colocamos en el lugar donde la
recoje el servicio de limpia pública y ya no queremos saber más de ella, no nos
interesa porque, literalmente, es basura.
Se
convierte en centro de nuestro interés cuando no podemos deshacernos de ella,
cuando nos vemos rodeados de ella, que crece considerablemente sin parar cada
día porque nuestra conducta de consumo no se detiene y seguimos generando
desechos de todo tipo. Es el momento en el que nos vemos rebasados por la
basura porque no queremos tener la basura dentro de nuestras casas, pero
tampoco podemos dejarla fuera de nuestros domicilios porque si no son los
animales, son las personas que hurgan dentro de las bolsas de basura buscando
algo útil que puedan vender, quienes dejan abiertas las bolsas de basura, esta
se desparrama, llegan los insectos y se convierte en un verdadero foco de
infección.
Es
entonces que nos damos cuenta de que la basura no es un problema individual, sino
que en realidad es un problema público, social porque vivimos en convivencia
social, pertenecemos a una comunidad que se ve afectada por los mismos
problemas, en este caso el de la producción de basura que mantiene un ritmo de
crecimiento imparable porque todos los días al preparar nuestros alimentos, al
satisfacer nuestras necesidades biológicas, al hacer limpieza en nuestros
hogares, etc., creamos una gran cantidad de basura que debemos desecharla
cuanto antes lejos de nosotros.
Tendemos
a culpar a las autoridades del problema en el que se ha convertido la no
recolección de la basura y tenemos gran parte de razón en esta percepción,
porque las autoridades tienen la responsabilidad de cumplir con un servicio
público como la recolección de basura en el cual están fallando. Sería
pertinente mencionar que no es el único problema social que no están atendiendo,
también está el problema de la seguridad pública, el problema del alumbrado
público, el problema del transporte público, etc.
Pero
en este momento quisiera centrarme en el tema de la basura y siguiendo con el
mismo, debo decir que si bien las autoridades son responsables de no
proporcionar un servicio de recolección de basura eficiente, la ciudadanía
también es responsable del cambio que se ha dado en tan sólo veinte años de convertir a la capital de Sonora, es decir nuestra ciudad,
de ser una ciudad limpia que impresionaba a quienes la visitaban, a ser lo que
hoy vemos cotidianamente: basura en las esquinas, en las calles, banquetas sin
barrer, en nuestras colonias, basura en los camiones, es decir, basura por
todos lados.
Los
habitantes de esta ciudad, es decir usted y yo hemos contribuido al desaseo de
nuestra capital al no poner la basura en su lugar, al crear desperdicios de
manera inconmensurable y al no poner la basura en su lugar. Realmente he
perdido la cuenta de las veces que he visto a personas que conducen un
automóvil delante de mí por las calles de nuestra ciudad y de repente, sale
volando un pedazo de papel, un vaso de cartón, una lata de cerveza, una colilla
de cigarro, etc. por las ventanas de dicho vehículo.
Lo
mismo observo cuando viajo a bahía de Kino, basura acumulada en sitios de
recolección que no han sido atendidos por las autoridades municipales, basura
en las playas contaminando el mar, Etc.
Esos
ciudadanos cochinones se salen con la suya porque no hay vigilancia en nuestra
ciudad, ya que esto está penado pero no hay consecuencias a este comportamiento
porque hay un vacío de autoridad en nuestras calles por la ausencia de
vigilancia policiaca ya que en el Ayuntamiento no hay patrullas suficientes
para realizar dicha vigilancia, ¿pueden creer esto?
En
fin, creo que es correcto y necesario exigir de nuestras autoridades el cumplimiento
de su compromiso de brindar un servicio eficiente de recolección de basura y
cuanto antes lo hagan mejor porque se evitará que nuestras colonias se conviertan
en focos de infección por la basura acumulada.
Pero
también considero que parte de la solución de este problema de la basura lo
asumamos como parte de nuestras responsabilidad personal, no solo en el sentido
de colocar la basura en su lugar, sino también en cuanto a que generemos un
cambio de actitud acerca de la misma. Es decir, a nadie le interesa a donde va
una bolsa de basura, nos olvidamos de ella en cuanto la sacamos de nuestro hogar
y se la lleva el servicio de limpia.
Pero
debemos cambiar nuestra percepción acerca de la basura que generamos y retomando
la anécdota de la bolsa de basura extraviada, deberíamos buscar nuestras bolsas
de basura extraviadas, en el sentido de poner atención al contenido de nuestras
bolsas de basura, que tanto en realidad es un desperdicio y qué tanto de su
contenido podríamos reciclar en nuestros propios hogares, reflexionar acerca
del destino de la basura que estamos produciendo en forma colectiva, preguntarnos
qué hacen con ella después de que se la
lleva el servicio de limpia pública.
Debemos
exigir de nuestras autoridades una inversión suficiente para hacer más
eficiente el sistema de recolección de
basura mediante un sistema reciclado de la misma. Sólo después de que las autoridades
inviertan en un sistema de reciclado de basura se puede exigir a la ciudadanía
que proceda a reciclar su basura particular.
Necesitamos
cambiar nuestros hábitos de consumo y poner más atención al cuidado del medio
ambiente, eligiendo aquellos productos que contaminen menos, otra forma de hacerlo es dejar de usar bolsas de
plástico cuando vayamos de compras y utilizar bolsas ecológicas de manera permanente.
Las bolsas de plástico son utilizadas por unos cuantos minutos y después desechadas
en la basura, llegando a ser uno de los desperdicios en la basura más
resistentes a la reincorporación a la naturaleza.
El
problema de la basura es un problema social, público, compartido y no es
responsabilidad exclusiva de las autoridades, la ciudadanía tiene su cuota de
responsabilidad y la manera de cumplir con ella es cambiando nuestros hábitos
de consumo, pero las autoridades tiene la responsabilidad principal de mejorar
el sistema de recolección pública con sus propios medios y no pedir que la
ciudadanía pague por un servicio público que ya está pagado de antemano.
Es
inaceptable que la ciudadanía asuma el costo del financiamiento de un sistema
de recolección de basura tal como se está proponiendo por la nueva
administración del ayuntamiento de Hermosillo que plantea que debido a la
crisis financiera del municipio, que sea la ciudadanía la que pague $ 10.00
para garantizar la recolección oportuna de la basura en nuestras casas.
Lo
que debe proceder es que las nuevas autoridades finquen responsabilidades en la
administración municipal anterior, de tal forma que respondan ante autoridades
penales por el desfalco en el que dejan sumido al ayuntamiento. Estamos en el
inicio de una nueva era en México con el gobierno de Morena, un gobierno que
debe declarar la guerra a la impunidad de tal forma que los políticos que
desviaron grandes cantidades del presupuesto público en su beneficio personal, devuelvan lo que se
robaron, o en su defecto, se les decomisen los bienes personales que obtuvieron
con dinero robado del presupuesto público.
Los
ciudadanos debemos comprometernos a mejorar nuestros hábitos de limpieza de
nuestras calles, banquetas y fuera de nuestros domicilios, al mismo tiempo que cambiamos
nuestros hábitos de consumo cotidianos para construir un comportamiento de
consumo responsable con el medio ambiente. Al mismo tiempo debemos evitar tirar
la basura en la vía pública para evitar continuar dando un aspecto deplorable y
sucio de nuestra ciudad para que recuperemos la imagen que Hermosillo tenía
hace solo unos años como una ciudad limpia, moderna, orgullo de sus habitantes.
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