¿Qué
significa ser mexicano en el 2,018?
Oscar Yescas Domínguez
Septiembre es el mes de la patria, fuimos educados para festejar
año tras año nuestra pertenencia al gran país que es México. Nuestra identidad
nacional se fortalecía cada año con los festejos que tenían lugar durante este
mes en todo el territorio nacional y en el extranjero.
Septiembre es el mes cuando se alienta el orgullo de ser
mexicano y el clímax se daba durante la ceremonia del grito de independencia la
noche del 15 de septiembre.
Los medios masivos de difusión se prestaban para hacer enlaces
nacionales en diferentes puntos de la república y compartir imágenes de miles
de mexicanos festejando alegremente la independencia de México lograda hace más
de 200 años.
Lo mismo hacían estos medios masivos de difusión al hacer
enlaces internacionales conectando a todas las embajadas mexicanas para
divulgar espléndidas imágenes de los festejos patrios en territorio extranjero.
Todo era orgullo y felicidad, los problemas cotidianos se olvidaban
por unos días para festejar nuestra identidad como mexicanos. El resto del año
podríamos no recordarlo ensimismados en nuestros problemas cotidianos, pero el
15 de septiembre era compromiso obligado acudir con familiares, amistades o a
eventos públicos para acompañar al gobernante en turno con el grito VIVA
MÉXICO, coreado en tres ocasiones.
El arraigo del festejo patrio en septiembre era tal que quien no
festejaba en ese día era visto con cierta desconfianza. Pero con la agudización
de la crisis provocada por el PRI y el PAN, el festejo popular menguó y un
sentimiento de insatisfacción social impedía seguir el ritual porque cada vez
era más evidente que la clase en el poder se convertía en una mafia que se había
apoderado de todo, incluso de nuestra propia identidad como mexicanos.
El ritual oficial del grito del 15 de septiembre perdió
audiencia, muchos dejamos de asistir para no avalar con nuestra presencia al
poder político que nos oprimía, que nos explotaba, que se enriquecía a costa
nuestra y que saqueaba nuestras riquezas naturales para venderlas al capital
privado nacional y extranjero mientras nos sumía en la miseria.
Pero el poder en turno necesitaba la ceremonia del grito porque
en sí misma se constituía como el aval del pueblo mexicano hacia su gobierno. Al
mismo tiempo esta ceremonia se convertía en un instrumento de control
ideológico porque contribuía a la distracción de los verdaderos problemas que
nos estaban afectados, esos problemas que sufríamos como nación y que eran
creados por quienes decían ser nuestros representantes en el gobierno.
Debido a ello miles de mexicanos decidimos no acudir al acto
oficial de la ceremonia del grito y celebrarlo en nuestras casas y colonias
acompañados de familiares, amigos y conocidos.
Por estos motivos los gobiernos del Prianrd se dieron a la tarea
de usar la técnica de los acarreados en actos políticos, para lograr
concentraciones masivas en los zócalos de las principales ciudades del país,
principalmente en la ciudad de México.
De
esta manera, el zócalo de la ciudad de México recibía a miles de mexicanos que acudían
a acompañar al presidente en turno coreando el grito: “Viva México, Viva
México, Viva México”.
Pero este año 2,018 la situación es diferente porque hoy es la
última ocasión que un presidente priísta da el grito de la independencia en
palacio de gobierno.
Por esto creo que la respuesta a la pregunta ¿qué significa ser
mexicano en el 2,018? Debería ser la de una persona que experimenta un gran
orgullo al pertenecer a ese conjunto de
generaciones de mexicanos que unidos en una acción colectiva y guiados por
Andrés Manuel López obrador y Morena logramos quitarle el poder político al
Prianrd y echa abajo un gobierno enquistado en el poder durante décadas que
solo se dedicó a enriquecerse a sí mismo, explotar a la población trabajadora y
vender las riquezas naturales de nuestro país.
Ya no se siente aquella mezcla de sentimientos de vergüenza ajena
por tener el gobierno más corrupto del mundo, al contrario, se siente el
orgullo recuperado de haber dado una lección de democracia al mundo entero al
lograr un cambio social en nuestro país a través de la vía electoral.
Siento un gran orgullo por pertenecer a un pueblo que dejó atrás
el estereotipo del mexicano agachón, conformista y sumiso. Que dio un gran
grito de rebeldía al negarse a vender su voto al gobierno opresor y se arriesgó
votando por el cambio social representado por Morena.
Siento un gran orgullo de pertenecer al pueblo mexicano cuya
juventud votó en forma mayoritaria por primera vez en su vida, dejando atrás un
historial de abstención política de otras generaciones y que votó por una
opción diferente a la que los medios masivos de difusión le ofrecían, medios
vendidos evidentemente.
Un cambio social que sabemos que será insuficiente, porque esto
apenas empieza y será necesaria la participación de todos en la reconstrucción nacional
e nuestro país. Pero es un cambio que sin lugar a dudas es positivo.
Al orgullo de pertenecer a un país rico en cultura, historia y
con grandes recursos naturales y extensión geográfica, se suma la enorme
satisfacción de ser parte de esa colectividad de mexicanos que estábamos dispuestos a dar la vida para recuperar
la dignidad perdida, los derechos laborales y sociales violados, pero que hoy
gracias a la organización que Morena nos proporcionó en la coyuntura electoral,
estamos en condiciones de recuperarlos por la vía legal y en forma pacífica.
Pero al mismo tiempo, siento un gran dolor por todas las
injusticias cometidas de crímenes y desapariciones que no han sido resueltas,
el caso de la guardería Abc, los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa
desaparecidos, los miles de mexicanos desaparecidos, etc.
Pero este dolor se contiene y disminuye un tanto al desarrollar
mi confianza de que ahora sí la corrupción y la impunidad no serán parte de la
vida de nuestro país. La premisa de AMLO y Morena de “cero tolerancia a la
corrupción”, alienta mi esperanza de que de aquí en adelante hagamos valer el
estado de Derecho que habíamos perdido y se aplique la ley y se haga justicia
como debe de ser.
El dolor que produce ver la pobreza en la que está sumida mi
población, la violencia que sufrimos cotidianamente y el crecimiento de la
desigualdad social, sé que paulatinamente disminuirá al ver que algunas de las
promesas hechas por AMLO y Morena están siendo cumplidas y convertidas en ley.
La eliminación de pensiones a expresidentes, la disminución del
sueldo que recibe el Presidente de la república y la ley que impide que nadie
pueda percibir un sueldo mayor que él, las políticas de austeridad que terminan
con lujos y privilegios de gobernantes y representantes populares, la
fiscalización en verdad del presupuesto público, etc., son leyes y políticas que
tendrán un gran impacto en el presupuesto público que será aumentado para
invertirlo en obras sociales.
Ser mexicano para mí significa estar comprometido en la defensa
de un gobierno emanado de la voluntad popular, que está tomando medidas y
acciones en defensa de la población mexicana, que no logrará hacerlo por sí
mismo y que necesita de la participación activa del pueblo que representa.
Ser mexicano para mí significa responder al llamado de AMLO de
que no nos fallará, pero que no lo dejemos solo, por lo cual reitero mi compromiso
a contribuir con mi participación social a la construcción de un mejor país,
ejerciendo la crítica social en todo momento y apoyando incondicionalmente
todas aquellas medidas que sean en beneficio de nuestra población mexicana.
Por esos motivos mi orgullo por ser mexicano aumenta enormemente
en este día que creo debemos recuperar como parte de nuestra identidad nacional
el festejo de la independencia de México
hace 209 años, impidiendo que el gobierno opresor grite a nuestro nombre Viva
México.
Invito a todos los mexicanos a no asistir a la ceremonia oficial
del gobierno mexicano todavía representado por el Pri, tanto en el gobierno
federal como en el estado de Sonora y les demostremos con nuestra ausencia nuestro
desprecio a su forma de gobierno excluyente, desigual y corrupta.
Festejemos por nuestra cuenta en nuestros barrios, colonias y
hogares el grito de independencia, recuperemos esa parte de la historia que nos
da identidad y gritemos en forma colectiva esta noche: ¡Viva México cabrones!
Comulgo totalmente con las ideas presentadas. Por supuesto, ni asistí anoche a la plaza. Felicitaciones. Muy buen análisis. La esperanza existe.
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