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jueves, 6 de septiembre de 2018

Reflexiones sobre al aprendizaje

Reflexiones sobre al aprendizaje
Oscar Yescas Domínguez
Publicado en facebook el  6 de septiembre de 2017
A lo largo de más de 32 años de experiencia como maestro universitario, he llegado a un punto en el cual concibo a la educación como un proceso que genera un aprendizaje en cuatro niveles.
En primer lugar un aprendizaje teórico en virtud de que trabajamos estudiando un tema, un campo del saber específico o una disciplina. Esto vendría a ser el “Qué” o la tarea a desarrollar en el grupo escolar. Pero en este punto voy mucho más allá de lo que la mayoría de las personas suponen o conciben con la palabra aprendizaje. Es decir, la mayoría de las personas asocia el aprendizaje con el uso de libros, en el contexto de una escuela o universidad y con el apoyo de un maestro.
Si alguien desea aprender y así lo manifiesta, se le dice por lo regular: “ponte a leer”, “ve a la universidad”, “pide ayuda a un maestro”, etc. Pero este es el aprendizaje de tipo formal. Debemos considerar el aprendizaje de tipo informal que se da a lo largo del proceso de socialización, es decir aquello que la sabiduría popular conoce como la “escuela de la vida”.
Recordemos que en las relaciones interpersonales existe un proceso de interinfluencia, ya que nos influimos unos a otros. Cabe mencionar aquí que todos poseemos una personalidad psicosocial que es una determinada forma de pensar, sentir y actuar y que es el resultado de la interinfluencia que hemos mantenido con las figuras significativas de los distintos grupos sociales a los que pertenecemos o hemos pertenecido.
En esa línea de pensamiento debemos considerar que aprende el niño, aprende el joven, aprende el adulto, aprende el adulto mayor, etc. También debemos considerar que aprendemos en casa, aprendemos en la escuela, aprendemos en la calle, aprendemos en el trabajo, etc.
De tal forma que podemos considerar que aprendemos en cualquier lugar, en cualquier momento y de cualquier persona.
En el caso del grupo escolar, aprenden los estudiantes lo que sus maestros les enseñan, pero el maestro también aprende de sus alumnos y sus alumnos aprenden entre sí. Lo cual nos obliga a los docentes a asumir una actitud humilde y no presuntuosa con nuestros estudiantes, ya que ellos también contribuyen al aprendizaje grupal.
En ese sentido pasamos a un segundo nivel del proceso de aprendizaje, que es precisamente el autoconocimiento. El aprendizaje escolar dirigido científicamente, esto es con un manejo adecuado de la dinámica del grupo considerada como un conjunto de procesos de interacción social, tales como el liderazgo, la comunicación, la interacción, la participación, etc., y reforzado con la aplicación de diversas técnicas grupales (dinámicas de grupo), permite desarrollar habilidades sociales y obtener un autoconocimiento a través de la retroalimentación recibida por los demás.
En mis cursos y seminarios evito usar la técnica expositiva y el uso del cañón proyectos de la computadora, por lo regular ubico al grupo de estudiantes en posición de círculo, lo cual tiene un fundamento teórico ya que propicia una interacción de unos con otros en una posición horizontal, disminuyendo la autoridad del profesor, que se convierte en un facilitador del aprendizaje.
La posición del grupo sentado enfrente del profesor que está hablando no permite un conocimiento interpersonal entre los miembros del grupo y genera un vínculo de dependencia de los alumnos con su maestro, quien es el que dirige la interacción como si fuera un director de orquesta.
La posición en círculo permite aumentar la participación individual, mejorar la comunicación, garantizar la interacción y obviamente la comunicación grupal. Con estas condiciones es más factible construir un ambiente de apertura en la comunicación, facilitando un clima de confianza en el que los estudiantes expresen libremente tanto sus ideas como sus conocimientos.
Esto vendría a ser el “Cómo” del proceso grupal, es decir, todo grupo se reúne para hacer una tarea (el qué), misma que se realiza en un proceso de interacción grupal (el cómo). El qué y el cómo son igual de importantes y me atrevería a decir que el cómo es lo que garantiza el aprendizaje.
En un tercer nivel del aprendizaje, lo considero como un proceso que debe desarrollar un pensamiento autónomo y crítico en los estudiantes. Es decir, la educación debe enseñar a pensar por su propia cuenta a los estudiantes, no limitarlos a pensar lo que les diga el maestro. Junto a este pensamiento libre, debemos fomentar en ellos la crítica como instrumento de crecimiento.
Para empezar una autocrítica en cuanto a que se cuestionen qué están haciendo como estudiantes? que esperan lograr en su rol de estudiantes? Una crítica a su desempeño como estudiantes, de tal forma que reconozcan sus fortalezas y debilidades como personas (su timidez, inseguridad, ausencia de hábito de lectura, etc.). El reconocimiento de sí mismos contribuye a un empoderamiento personal en la medida de que están en condiciones de cambiar su situación implementando un plan de mejoramiento individual.
Pero esta crítica no se limita a ellos, también debe incluir una crítica a los métodos pedagógicos y contenidos temáticos incluidos en el programa de la materia entregado por el profesor. Debemos tomar en cuenta que la escuela, las universidades son los únicos espacios actualmente donde podemos realizar prácticas democráticas en el contexto de nuestra sociedad en la cual tenemos una ausencia de democracia y un predominio de autoritarismo.
Debemos romper con la metaeducación que desarrollamos en el aula con nuestros alumnos que generan un metaaprendizaje al vivenciar estilos autoritarios en el proceso educativo y asimilar la idea de que la figura de autoridad es incuestionable y desarrollan actitudes de obediencia, conformismo y sumisión a la figura de autoridad.
Esto nos lleva al cuarto nivel del aprendizaje que es el desarrollo de una actitud de crítica a la sociedad en la que vivimos, de tal forma que debemos enseñarles que el acto educativo es un acto político y la educación debe contribuir a generar cambios en la sociedad que vivimos ya que es evidente que existe una gran desigualdad social y prevalece un sufrimiento colectivo por la distribución desigual de la riqueza.
La educación debe jugar un papel liberador, emancipador, no solo del individuo que aprende, sino también de la sociedad en su conjunto al cultivar en nuestros estudiantes la idea de que deben actuar con un compromiso social. Esto lo podremos lograr en la medida de que en nuestra interacción con los estudiantes incrementemos su sensibilidad a la problemática social que prevalece y erradiquemos la idea de que la meta principal del estudiante es aprender una profesión en la que garantizarán un ingreso económico que les permitirá elevar su calidad de vida.
Esto implica combatir la ideología individualista que predomina en nuestro medio social que nos presenta una realidad “natural”, “normal”, que no puede ser modificada. Es por ello que debemos ubicar el acto educativo dentro del contexto social en el que nos encontramos.
Si estamos formando profesionistas para que realicen intervenciones con individuos, grupos, organizaciones y comunidades para implementar cambios debemos empezar por crear las condiciones para que nuestros alumnos cambien en forma individual en un contexto grupal. Estos cambios deben incluir un empoderamiento personal y una toma de consciencia de que existe una construcción social de la realidad, es decir, que identifiquen que la realidad social en la que nos encontramos la estamos construyendo todos al desempeñar los roles que ocupamos en los distintos grupos y organizaciones a los que pertenecemos.
En esa medida, al tomar consciencia de que la historia no es algo que ya pasó, sino que colectivamente estamos haciendo historia, proporcionamos a nuestros alumnos la posibilidad de identificar y desarrollar su potencial como agentes de cambio social y la invitación a crear nuevas alternativas que nos permitan construir un mundo diferente al que nos encontramos. Si la sociedad se construye socialmente, todos tenemos la capacidad de contribuir al cambio social.
La sociedad actual presenta una gran problemática en diferentes frentes y el conocimiento científico nos permite desarrollar esa percepción de totalidad, en la cual los individuos singulares pueden encontrar el vínculo entre sus problemas personales y la implementación de políticas de segregación, marginación y distribución desigual de la riqueza socialmente producida.
La formación científica permite identificar las causas reales de la problemática social y la meta principal de la ciencia es encontrar la verdad de los problemas que se estudian, en ese sentido el primer deber de todo científico es encontrar la verdad y decirla cueste lo que cueste.
La educación en ese sentido va mucho más allá de la sola asimilación de información, implica cambios de autoimagen, desarrollo de un autoconocimiento, surgimiento de un pensamiento autónomo y una actitud crítica hacia uno mismo y hacia el sistema social en el que nos encontramos. Por eso el papel de un maestro es determinante no solo en la difusión del conocimiento científico, sino también en la formación de futuros científicos.

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