Un sueño posible: la democratización de la Universidad de Sonora
Oscar Yescas Domínguez
(publicado en facebook el 14 de noviembre de 2014)
Hace 25 años el mundo presenciaba asombrado un evento inesperado: la caída del muro de Berlín, que fue el detonante para que se produjera una cascada de cambios económicos, políticos y sociales que modificaron la geopolítica y la economía a nivel mundial. Las causas que originaron tales cambios partieron de demandas que enarbolaron los movimientos sociales de aquella época y que podrían resumirse en las siguientes consignas: democracia, libertad, justicia.
En sentido contrario a los vientos de cambio que circulaban en aquellos años en el ámbito internacional, en la Universidad de Sonora se daba un golpe a la democracia universitaria que existía en su interior, al imponer por la fuerza venciendo la resistencia universitaria, con el apoyo de diputados y cuerpos policiacos el cambio de la Ley universitaria 103 (que contemplaba la participación de maestros, trabajadores y estudiantes en la elección de sus autoridades bajo el sistema de voto secreto, directo y universal) por una nueva legislación, la Ley 4 que eliminó este sistema de toma de decisiones y excluyó la participación universitaria en la elección de sus autoridades e impuso una estructura burocrática que depositaba en un grupúsculo de 15 individuos la responsabilidad de elegir rector para la máxima casa de estudios sonorense.
Desde 1992 los únicos beneficiados con la nueva Ley 4 han sido los 3 rectores que han sido electos y reelectos por dicha junta universitaria dentro de la cual hay elementos que no pertenecen a la comunidad universitaria. La entrada en vigor de la Ley 4 incluyó un aumento al presupuesto otorgado a la Universidad de Sonora, pero desde ese entonces la administración de los recursos financieros en esta institución educativa se ha caracterizado por la opacidad, la discreción y la no información.
Desde aquel entonces y hasta la fecha, en un acto de verdadero desprecio por la democracia, unos cuantos individuos son los que deciden el destino de miles de maestros, trabajadores y estudiantes que integran la comunidad universitaria. A pesar de solicitarlo en repetidas ocasiones, la comunidad universitaria ha sido ignorada en las elecciones y reelecciones de rector y sólo ha recibido la organización de farsas de consultas que terminan por elegir y reelegir a quien ya se anunciaba.
Veinticinco años después de la caída del muro de Berlín, en el mundo entero en pleno siglo XXI continúan enarbolándose esas mismas banderas de lucha: democracia, libertad y justicia con la aparición de diversos movimiento sociales en varias partes del mundo, en una muestra clara de que el capitalismo no ha sido la respuesta a tales reclamos como se venía pregonando.
Cuando cayó el muro de Berlín se manejó la versión de que el capitalismo triunfó sobre el comunismo y que de ahí en adelante la prosperidad y la democracia esperaban al mundo. Sucedió exactamente lo contrario, veinticinco años después es evidente que la desigualdad económica ha aumentado a nivel mundial, se observa que existe un número mayor de personas viviendo en la pobreza, mientras que un reducido número de individuos ha aumentado de manera exorbitante su fortuna personal.
Con la desaparición de la URSS, se extendió una economía de libre mercado en la cual todo tiende a ser privatizado, en ese contexto la educación superior no es la excepción por lo que las universidades en el mundo y en México en lo particular, tienden a ser concebidas como empresas y ya no como centros de producción del conocimiento científico.
En esa perspectiva, los egresados de las universidades lejos de asumir un rol de científicos, son destinados a cumplir un rol de técnicos. Al interior de las universidades poco a poco se extingue la práctica de la crítica social, la educación deja de ser tal y tiende a tomar forma de adiestramiento de aquellos cuadros que contribuirán al mejoramiento del control y la sumisión social. Para lograr tal conversión las leyes que gobiernan las universidades son modificadas para introducir nuevas leyes antidemocráticas, excluyentes y represivas que afectan la educación y la academia. Cabe mencionar que la Universidad de Sonora sirvió como laboratorio experimental de las nuevas políticas educativas, mismas que hoy se intentan aplicar en otras universidades al modificar su legislación interna.
En este contexto los sindicatos universitarios son vistos como verdaderos obstáculos para lograr este control total de los recursos universitarios, por lo que son blancos de campañas de desprestigio y constantes intentos de provocación al mutilarles derechos pactados con anterioridad, para empujarlos a la huelga y una vez estallado su movimiento de paralización de labores, implementar campañas de desprestigio sindical.
Esto lo hemos podido comprobar en carne propia en la Universidad de Sonora con la huelga del STAUS del 2,012 http://www.monografias.com/…/apuntes-psicosociales-huelga-u…
y con la huelga del STEUS este 2,014 http://www.monografias.com/…/testimonios-psicosociales-huel…
En las últimas semanas la sociedad mexicana ha sido tomada por sorpresa por el surgimiento de dos movimientos estudiantiles: el movimiento estudiantil del Instituto Politécnico Nacional y el movimiento primero estudiantil y masivo después en protesta por la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. http://www.monografias.com/…/…/rebelion-juvenil-mexico.shtml
Los estudiantes de la Universidad de Sonora después de décadas de adormecimiento y de manera sorpresiva han participado en gran número de movilizaciones en apoyo a este movimiento nacional y en estos momentos el edificio principal de la Universidad de Sonora se encuentra tomado por estudiantes en demanda de que el Rector de nuestra institución educativa se manifieste con mayor compromiso sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, lo cual no ha sucedido por lo que el conflicto se prolonga de manera indefinida al interior de la Universidad de Sonora y amenaza con agudizarse con la advertencia de que la Ley 4 contempla sanciones que pueden llegar hasta la expulsión a quienes paralicen labores académicas.
Con lo anterior queda claro que los trabajadores académicos, administrativos, manuales y los estudiantes de la Universidad de Sonora, es decir, la comunidad universitaria, padecemos un mismo mal que no se limita a la actuación de un personaje como Heriberto Grijalva Monteverde que lejos de intervenir como moderador o negociador, actúa como un verdadero provocador en períodos de revisión salariales y contractuales, en realidad la fuente de nuestros problemas es la antidemocrática Ley 4 que permite los abusos de autoridad y excluye la participación de los universitarios en el proceso de toma de decisiones importantes.
El momento actual se presenta como una oportunidad para crear un acercamiento entre los académicos, trabajadores y estudiantes que conformamos la comunidad universitaria, para lograr acuerdos que nos permitan avanzar en forma unida hacia la modificación de la Ley 4.
La alternativa para la democratización de la universidad de Sonora apunta necesariamente a la modificación de la ley 4 universitaria, por otra legislación que incluya la participación de los universitarios en el proceso de toma de decisiones relevantes tales como elección de autoridades universitarias, distribución del presupuesto universitario, etc.
En esta tarea es necesario hacer confluir los esfuerzos de los maestros, trabajadores y estudiantes que conformamos la comunidad universitaria en la Unison. Por tales motivos debemos crear diversas comisiones de trabajo que apunten en ese sentido, es decir, una comisión para lograr un acercamiento con los estudiantes, otra comisión para hacer lo mismo con los trabajadores afiliados al STEUS.Nuestra fuente de inspiración para lograr resultados positivos es la convicción plena de que ha llegado la hora del cambio de ley universitaria en la Universidad de Sonora.
Se ha hablado en otras ocasiones de que el STEUS y el STAUS deben unirse en un sólo frente común no solo para lograr nuestras reivindicaciones sindicales, sino también para la defensa de nuestros derechos que están siendo agredidos por quienes administran la Universidad de Sonora.
Este es el momento para crear y consolidar esa unidad entre los dos sindicatos hermanos, el contexto nacional así lo exige, la actitud de las autoridades universitarias así lo demanda. La unidad y la participación son las fuentes de la fortaleza de nuestro sindicato, la ausencia de estos dos factores es nuestra debilidad. Pero el contexto actual en el que nos encontramos y los acontecimientos venideros nos obligan a ampliar esta unidad y participación conjunta entre los integrantes del STAUS y los que pertenecen al STEUS, ya que coincidimos en ser trabajadores universitarios.
Pero por otro lado, el STAUS también debe crear un canal de comunicación con los estudiantes que aparte de ser objeto de amenazas, resienten el incremento de cuotas de todo tipo para cualquier trámite administrativo que deseen realizar.
Recordemos que el derecho a recibir educación fue utilizado como punta de lanza en las pasadas huelgas del STAUS y del STEUS para exigir la terminación de la huelga para “no violentar los derechos de los estudiantes de recibir clases”.
Necesitamos entonces crear una alianza con el sector estudiantil, de tal forma que no nos vean como adversarios o los que afectan sus intereses. Debemos aclarar con ellos que buenas condiciones de trabajo de sus maestros se traduce en un incremento de la calidad de la educación que reciben.
Cada maestro debe aprovechar la oportunidad de estar en contacto con sus estudiantes en el interior del aula, para abrir la discusión sobre las condiciones en las que se encuentran ellos, nosotros y aquellos. Es decir, estudiantes, STAUS y STEUS.
Para prevenirles y alertarles sobre la inminencia de una próxima huelga en la Universidad de Sonora, provocada nuevamente por las autoridades universitarias que violan el contrato colectivo al actuar unilateralmente.
La idea es construir la identidad que tenemos los tres sectores como universitarios, como miembros de la comunidad universitaria, de tal forma que dejemos de utilizar este lenguaje (Ellos, nosotros y aquellos), para utilizar el lenguaje de nosotros y en base a ello construir un vínculo de colaboración.
Sólo de esta manera a través de la participación y la unidad conjunta entre maestros, trabajadores y estudiantes podremos detener las agresiones que amenazan destruir nuestras organizaciones sindicales y privatizar aún más la educación superior. La unidad universitaria es la respuesta adecuada en estos momentos para los trabajadores académicos, manuales, administrativos y estudiantes en la Universidad de Sonora como forma de defensa no sólo de los intereses de los tres sectores, sino como defensa de nuestra Universidad de Sonora.
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