La Psicología como ciencia del cambio social
Oscar Yescas Domínguez
20 de mayo de 2025
Introducción
El marco social de la intervención psicológica
El cambio social a través de la intervención grupal
El cambio social a través de la intervención organizacional
El cambio social a través de la intervención psicológica en comunidades
Conclusiones
Introducción
En el marco de la celebración del día del Psicólogo en México, recibí una invitación de parte de la Universidad del Valle, Campus Hermosillo, para participar como invitado externo impartiendo una conferencia en la que expusiera un tema relacionado con la psicología. Después de reflexionar sobre la misma sentí que debía aceptar aceptar esa invitación tomándola como una oportunidad de tener una actividad académica de tipo presencial después de mas de seis años de haberme jubilado como profesor-investigador de la Universidad de Sonora, institución donde enseñé psicología social durante más 33 años.
Sólo puse dos condiciones al aceptar dicha solicitud, tener un micrófono con un buen sistema de sonido y que filmaran mi intervención porque planeo subir dicho video en mi cuenta de Youtube. Como me dieron la libertad de elegir el tema a exponer, me decidí por bautizar mi intervención con el nombre “La Psicología como ciencia del cambio social”, en la cual intento resumir los contenidos de los seminarios que impartí siguiendo las líneas de investigación y docencia que mantuve a lo largo de mi carrera como docente universitario durante 33 años, estas líneas fueron las bases que me permitieron formar varias generaciones de psicólogos para que realizaran intervenciones asumiendo una identidad como agentes de cambio social en cuatro ámbitos de convivencia social: psicología de grupos, psicología de las organizaciones, psicología de las comunidades y educación en sexualidad humana.
Debo mencionar que en mi transición de la condición de trabajador activo a la condición de jubilado, jamás experimenté aquello que algunos llaman “la crisis del jubilado”, porque me he mantenido actualizado al seguir realizando actividades de investigación, amplíe el tiempo destinado a realizar lecturas, pero debo confesar que me dejé llevar por el “complejo de Cristóbal Colón” que describe el filósofo lituano Leonidas Donskys en su conversación con el filósofo polaco Zygmunt Bauman en su texto Ceguera moral (1), porque sentí que las teorías psicológicas me resultaban insuficientes para estudiar una realidad en constante transformación por lo que reduje la lectura de libros de psicología y me sumergí en “los jardines de otras disciplinas sociales” como sociología, filosofía, pedagogía y otras más, para ampliar y mejorar mi comprensión de una realidad social inmersa en una continua crisis.
Desde años antes de que terminaran mis horas de docencia en clase, enfrenté el impacto de los cambios tecnológicos y ante la creciente dependencia de la juventud hacia los teléfonos celulares y redes sociales, decidí dejar de combatir la tecnología y utilizarla a mi favor abriendo una página de facebook para cada uno de mis seminarios, lo cual me permitió compartir información, mejorar mi comunicación con mis estudiantes al pedirles en medio de una clase que sacaran sus teléfonos celulares, leyeran individualmente parte de un texto o artículo, ver un video y después discutirlo en grupo lo cual permitió aumentar la participación de cada estudiante en estas actividades.
Pero la mejor decisión que tomé fue escribir artículos relacionados con los contenidos de mis seminarios, crear un blog personal y publicarlos para compartir el link con mis alumnos y asignar como tarea de lectura dichos artículos. De esta manera me convertí en el único profesor universitario que escribía artículos relacionados con los temas que impartía en el aula, publicaba dichos artículos en internet y pedía a mis alumnos que los leyeran junto a otras referencias bibliográficas para discutirlos en clase.
Obtuve varias reacciones con esta estrategia didáctica, por parte de mis alumnos observé un entusiasmo de leer artículos con lenguaje accesible que resumían varias lecturas y según expresaron, les facilitaba el aprendizaje y yo observé que aumentaba la participación en el grupo. De parte de mis colegas profesores universitarios, recibí una condena y la prohibición a sus estudiantes el incluir citas de mis artículos en sus trabajos porque mis artículos “no tenían el formato APA”.
Cuando me jubilé al dejar de tener la carga de la docencia universitaria que implica una gran cantidad de tiempo en su planeación y ejecución, decidí aumentar el tiempo dedicado a escribir y con este cambio se incrementó mi productividad como escritor publicando un mayor número de artículos y esto provocó un aumento considerable en el número ingresos a mi blog personal, por lo que me llevé una grata sorpresa al observar las gráficas de visitas y mayor fue mi sorpresa al darme cuenta de que los lectores de mis artículos residían en más de 20 países.
Motivado por esta información, de la misma forma en que tomé en serio mi nombramiento de Maestro de tiempo completo y utilicé la Universidad de Sonora como mi segunda casa al pasar la mayor parte del día en el campus universitario, al dejar atrás el duelo de mi identidad como profesor-investigador universitario, decidí construir en mi nueva etapa de jubilación una nueva identidad que es la de ser “escritor de tiempo completo”.
Por esa razón cuando alguien me pregunta a que me dedico, no dudo en responder: “me dedico a leer, investigar, escribir y publicar artículos en mi blog personal”, quizá esta respuesta suene un tanto presuntuosa para algunas personas, pero es lo que hago en mi condición de jubilado, además de equilibrar la labor intelectual con una rutina diaria de ejercicio físico para cuidar mi salud.
La verdad es que parto de la premisa de que después de enseñar psicología durante más de tres décadas, me convertí en mi mejor alumno ya que a través de la revisión de varias teorías y de años de práctica docente, me di cuenta de que mientras leía, investigaba, escribía y enseñaba, también estaba aprendiendo porque participaba en el proceso de interinfluencia que se da en los grupos, yo influía en mis alumnos, pero también recibía influencia de todos y cada uno de ellos.
Los primeros años de sufrimiento del estrés y ansiedad del docente que trabaja varias horas para planificar las actividades a realizar frente al grupo fueron disminuyendo con el paso del tiempo y más temprano que tarde fui aprendiendo a disfrutar del aprendizaje vivencial que obtenía al interactuar con mis alumnos, por lo que al finalizar cada semestre no sólo compartía la satisfacción que experimentaban mis alumnos por el aprendizaje obtenido, sino que sentía que crecía cada vez más como persona, como docente y como profesional de la psicología al actualizar de manera permanente los contenidos teóricos e implementar nuevas estrategias pedagógicas cada semestre.
Por esas razones mi trabajo como intelectual universitario me permitió obtener un dominio en los campos de conocimiento que formaban parte de los seminarios de los que fui titular, por lo que al jubilarme, parte de mí me decía que ese capital humano que construí durante mi carrera como profesor universitario, no podía irse al rincón del olvido y me negué a aceptar el destino asignado a los adultos mayores que se jubilan y la jubilación es percibida como un retiro de la vida social en la cual los jubilados se sientan a esperar en forma pasiva la llegada de su muerte.
Pertenezco a aquella generación que vivió su juventud en la década de los setentas empezó a cambiar el mundo con sus pensamientos antiautoritarios, comportamientos de rebeldía y haciendo de la disidencia un hábito y estilo de vida, una generación que 50 años después seguimos cambiando el mundo al cambiar el significado de la vejez y percibirla como una actitud y no un resultado del paso del tiempo, por lo que acepté el reto renovarme o morir y estoy envejeciendo en forma satisfactoria compartiendo en redes sociales parte de mis conocimientos obtenidos en la academia y en las luchas sociales, realizando actividades productivas “sin sentirme viejo”, con la esperanza de algún día formar parte del selecto grupo de personas que llegan a “la cuarta edad” (2).
Una de las causas por las que me negué a aceptar que al terminar mi identidad laboral como profesor universitario terminaba mi vida social activa, fue tener presente que la crisis social que les mencionaba a mis alumnos no había desaparecido, sino que se agudizaba y cada día que pasaba aumentaba el sufrimiento colectivo, por lo que la necesidad de formar agentes de cambio social seguía vigente y en un acto de congruencia con lo que les decía a mis alumnos de no limitarnos a adaptarnos a los cambios sociales en el contexto de una sociedad en crisis, sino que era necesario desarrollar nuevos comportamientos para aprovechar la fuerza impulsora de dichos cambios y orientarlos en el logro de una liberación social.
En un acto de congruencia decidí construir una nueva identidad como escritor y con la convicción de que hay oficios o profesiones en las que retirarse no es una opción, parto de la premisa de que que “un maestro siempre será un maestro”, hoy tengo la oportunidad de continuar con una labor educativa al contribuir con mis artículos a lograr una conscientización social mucho más amplia que la que se logra en el salón de clases porque hasta este día suman más de 107,000 las personas que han ingresado a leer mis artículos y provienen de más de 20 países.
Aquellos motivos que me impulsaron durante mi tiempo como profesor universitario activo a combinar la teoría que enseñaba en aulas universitarias, con su aplicación en la práctica social al participar en varios movimientos colectivos utilizando el método de investigación-acción y que me proporcionaron un aprendizaje obtenido en las luchas sociales en los términos descritos por Boaventura de Souza Santos (3), que me permitieron escribir y publicar artículos en mi blog personal para sumarme a las luchas sociales en defensa de contratos colectivos de los sindicatos universitarios en la Universidad de Sonora (4,5). En estos artículos intentaba contribuir a una conscientización sobre la necesidad de lograr un cambio social (6, 7), luchar en contra del autoritarismo del Prian y en contra de la reforma educativa de Enrique Peña Nieto (8,9), en defensa de la Cuarta Transformación en México (10).
Esas han sido las mismas razones que en mi condición de jubilado me impulsan a levantarme de la cama para seguir usando la palabra escrita como instrumento pedagógico que permite “caminar la palabra” abriendo brechas por senderos virtuales, sumando mi palabra escrita para hacer que se escuchen las voces de protesta de mayorías marginadas que participan en diversos movimientos colectivos que luchan en contra de la oligarquía financiera, el colonialismo y el patriarcado.
En este involucramiento social, el uso de la palabra escrita ha tenido un impacto social que supera la participación física en un plantón o marcha porque llega a un número mayor de personas, aumenta las posibilidades de difusión de las causas que originan un problema colectivo y la lectura de escritos permite desarrollar un pensamiento autónomo que produce un empoderamiento individual y colectivo.
Con estos pensamientos en mente, sentí que tenía la obligación moral de aceptar esta invitación de personas que no conocía para asistir a una universidad en la que nunca he visitado, pero que en su interior existía una pequeña comunidad de estudiantes y profesores de Psicología que deseaban escuchar las palabras de un veterano profesor de psicología que les permitiera obtener una mayor lucidez sobre la disciplina que estaban estudiando.
Con la intención de realizar una buena intervención decidí empezar a escribir algunas ideas sobre lo que diría en los 45 minutos que me fueron concedidos para usar el micrófono y de un momento a otro estas ideas que salían de mi cabeza a través del acto de oprimir las teclas conectadas a mi monitor, pronto se fueron ampliando hasta lograr una extensión que justificaba una revisión y relectura con fines de edición para constituirse como un artículo que ameritaba formar parte de la colección de artículos que tengo publicados en mi blog personal y lo que tiene el lector es el contenido de lo que será mi intervención en la celebración del día del psicólogo este próximo 22 de mayo.
El marco social de la intervención psicológica
El primer paso en la intervención social para generar un cambio social consiste en la realización de un diagnóstico previo del objeto de intervención con el objeto de reconocer su estado actual y determinar que es lo que se necesita cambiar y qué es lo que está funcionando bien y se requiere mantener. La tarea de estudiar la realidad social resulta un reto difícil de lograr porque la realidad que estamos viviendo no es un libro que podamos estudiar y comprender a través de su lectura la complejidad de su dinámica. La dificultad aumenta porque ninguna disciplina social es suficiente por sí misma para realizar un diagnóstico tan amplio y mucho menos puede disciplina alguna implementar un verdadero cambio social sin recurrir a las aportaciones del conjunto de disciplinas que conforman las ciencias sociales.
Pero lo que sí podemos hacer los académicos universitarios, científicos sociales e intelectuales es escribir libros, artículos y ensayos con fundamento teórico y práctico que nos permitan edificar una nueva teoría social que esté basada en los nuevos paradigmas que están construyendo los diferentes movimientos colectivos que se observan en el horizonte social.
El aprendizaje social que proporcionan estas luchas, combinada con las aportaciones de las diferentes disciplinas que comparten como objeto de estudio el comportamiento humano, permitirá construir una nueva mirada social con la cual podamos ver la realidad que nos circunda e identificar las verdaderas causas de los problemas sociales que nos afectan y encontrar no sólo la solución a los mismos, sino también impulsar un proceso de liberación individual y colectivo que conduzca a la construcción de una nueva realidad que priorice la atención a las necesidades sociales por encima de la atención a la economía en el nuevo orden mundial que se está gestando actualmente.
Con el uso de esta nueva mirada social podemos ver que el momento histórico por el que estamos atravesando se caracteriza por encontrarnos inmersos en una crisis social en la cual brotan por doquier un sinnúmero de problemas sociales: económicos, políticos, ecológicos, culturales, psicológicos, etc., que se dan en el marco de una desigualdad social que mantiene un ritmo creciente y que ha creado una brecha social que separa a un 99 por ciento de la población mundial que vive experimentando mucho miedo y con pocas esperanzas de cambio social, de otro sector de la sociedad que representa a menos del 1% que concentra la mayor parte de la riqueza que se produce socialmente y vive con privilegios y lujos que les permiten vivir con demasiadas esperanzas sin sentir temor alguno (11).
La agudización de los grandes problemas sociales, la violación constante de derechos humanos, el aumento de la pobreza a nivel mundial, el reparto desigual de los recursos públicos debido a actos de corrupción, la expansión de un autoritarismo en la forma de gobernar, políticos que llegaron al poder por medio de la democracia electoral y una vez en la cima convierten a sus gobiernos en sistemas totalitarios, la presencia de guerras, genocidios, una insatisfacción social creciente, etc., conforman un contexto social en el cual se observa un sufrimiento colectivo de mayorías marginadas, por lo que surge una necesidad impostergable de impulsar un cambio social y esa es la razón por la que en varios países del mundo surgen sin cesar nuevos movimientos colectivos y nuevas figuras de luchadores sociales, que luchan en defensa de derechos violados, en defensa del medio ambiente o en defensa de sus vidas, por lo que podría decirse que vivimos en un mundo en el que hay mucho que analizar desde una perspectiva crítica en el campo de las ciencias sociales.
En pleno 2025 nos encontramos ante un hecho irrefutable que es la agonía del orden mundial unipolar que estuvo bajo el control de Estados Unidos durante las tres últimas décadas y estamos presenciando el surgimiento de un nuevo orden mundial multipolar. El viejo orden tarda en desaparecer, el nuevo orden tarda en emerger y en este período de transición nos encontramos inmersos en un estado de interregno en el cual, quienes obedecían se niegan a seguir sometidos y quienes mandaban, se niegan a dejar el poder, por lo que en este período de transición surgen varios monstruos que actúan como generadores de violencia apoyados por una oligarquía corporativa que ha hecho de las guerras y de la industria militar su principal fuente de maximización de ganancias.
Los tiempos actuales nos exigen nuevas habilidades y conocimientos para ingresar al mercado laboral, un mercado que está determinado por estos cambios sociales, por lo que no sólo debemos manejar nuevas tecnologías, también requerimos tener conocimientos de administración,, economía, mercadotecnia y geopolítica.
Pero enfrentamos un hecho lamentable que es la ausencia de teorías críticas científicas convincentes que ayuden a comprender a la población general lo que está pasando en este momento histórico que nos tocó vivir, porque los académicos continúan aislados de una realidad en constante transformación y continúan utilizando en la educación universitaria paradigmas que han sido rebasados por los cambios sociales (12, 13), por lo que enfrentamos la imperiosa necesidad de construir nuevos paradigmas teóricos que permitan estudiar una realidad social que se encuentra en constante transformación.
La realidad que estamos viviendo nos obliga a cambiar el enfoque de la educación universitaria para dejar de privilegiar las necesidades corporativas, atender las necesidades sociales que presentan las mayorías marginadas y terminar con el alejamiento de la realidad que mantienen los intelectuales contemporáneos e investigadores sociales que no incluyen dentro de sus comportamientos profesionales y contenidos académicos el ejercicio de la crítica social.
En este contexto de desigualdad social creciente, es necesario recordar que las ciencias sociales surgieron como respuesta a los grandes problemas sociales y comparten el objetivo de lograr que la gente pueda mirar a su alrededor para intentar buscar la fuente de sus problemas para proceder a actuar buscando la solución a los mismos (14), por lo que en el contexto actual es pertinente cuestionar la función social de académicos universitarios, científicos sociales e intelectuales, así como el papel que debe jugar la educación en una sociedad inmersa en una crisis social.
Sin duda alguna, la respuesta a estos cuestionamientos debe ser en el sentido de encontrar formas de reconocer que debido a que los problemas son colectivos, la solución a los mismos debe darse en forma colectiva, por lo que la indiferencia ni la imparcialidad no son aceptables y la participación social se presenta como una necesidad prioritaria para lograr equilibrar este miedo colectivo con el exceso de esperanzas que tienen unos cuantos.
Es decir, con la intervención social debe lograr que aquellos que viven con mucho miedo tengan algo de esperanzas y al lograr empoderamientos individuales y colectivos, de manera inevitable se provocará que aquellos que viven con demasiadas esperanzas sientan miedo y temor de que esos privilegios que forman parte de sus vidas cotidianas puedan terminar porque la riqueza de unos cuantos se ha construido sobre la pobreza en una inmensa mayoría.
La crisis social de múltiples dimensiones que estamos viviendo golpea a amplias mayorías marginadas que viven en todo el planeta, provocando el surgimiento de millones de crisis psicológicas individuales que se manifiestan en múltiples adicciones (alcoholismo, drogadicción, ludopatía, hipersexualidad, teleadicción, nomofobia, cleptomanía, etc.) y plantean de manera implícita o explícita una demanda de ayuda en todos los ámbitos de convivencia social. La respuesta a esta demanda de ayuda es insuficiente por parte de la psicología y esa enorme cantidad de personas que sufren se convierte en mercado para individuos que lucran con el dolor ajeno ofreciendo técnicas de autoayuda a través de la venta de libros o suscribiéndose a canales de videos en Youtube.
Partimos de la premisa de que la Psicología es una ciencia social cuya aspiración moral es la búsqueda del bienestar social, entendiendo este concepto como el nivel de satisfacción personal que tienen las personas con el tipo de vida que llevan, por lo que la tarea de la psicología es abrir caminos y crear las condiciones para que las personas, grupos, comunidades y sociedades sean capaces de conducirse hacia el logro del bienestar social, por lo que ante el grito social de ayuda que proviene de una población que padece un sufrimiento colectivo, el primer paso de nuestra actividad como profesionales de la Psicología es fundamentar científicamente la intervención psicológica en la necesidad de ayudar a que las personas se sientan bien consigo mismas, con sus vidas y con su entorno social.
La mejor manera de hacerlo es proporcionándoles herramientas para que sean capaces de retomar el control de sus vidas, en ayudarles a aprender que ellos pueden ser los protagonistas de su propio cambio, que no es suficiente con el cambio individual porque somos seres sociales, individuos que tenemos una interinfluencia con la sociedad y los problemas personales tienen un origen global, por lo que no deben limitarse a ser receptores de una intervención, sino que deben construir un rol de protagonistas para que puedan desempeñar un rol más activo construyendo una identidad de actores en el proceso de cambio individual y social.
Teniendo presente que nos encontramos en un marco social en crisis, debemos tener claro que no se puede hacer psicología sin asumir una responsabilidad histórica, que nos exige usar la psicología para cambiar aquellas condiciones que mantienen deshumanizadas a las mayorías populares, enajenando sus consciencias y bloqueando el desarrollo de su identidad histórica. Partiendo de la premisa de que los problemas sociales son originados por comportamientos humanos y su solución requiere de cambios individuales y colectivos, asó como cambios en el funcionamiento de las instituciones sociales.
Nuestras intervenciones sociales deben sembrar esperanzas en aquellas personas que vivan con mucho miedo, al intervenir sembrando esperanzas promoviendo la participación social, educando en un proceso de empoderamiento individual y colectivo, que en el contexto de una sociedad con gran desigualdad social, es inevitable que el empoderamiento de las mayorías marginadas provoque temor en aquellos que viven con demasiadas esperanzas y empiecen a sentir el temor de que sus privilegios pueden terminar al disminuir la desigualdad social que les ha favorecido. .
En virtud de que nos encontramos en una sociedad en constantes cambios, debemos evitar guiarnos por conceptos construidos con paradigmas que resultan insuficientes para comprender la realidad, por lo que debemos construir nuevos paradigmas que contemplen el surgimiento de nuevos conceptos que provengan de la realidad contemporánea. Ante el surgimiento de nuevos problemas sociales y ante el hecho evidente de que los cambios sociales están generando cambios individuales que están provocando una mutación antropológica, ya resulta imposible guiarnos por la premisa de que los conceptos teóricos sean quienes convoquen a la realidad, porque la realidad en constante transformación social nos obliga a crear nuevos conceptos.
En esa línea de pensamiento, ya no serán las teorías las que definan los problemas de nuestra situación, sino que serán los problemas los que nos obliguen a realizar nuevas teorizaciones sobre la base de un realismo crítico, por lo que es necesario reconocer que a los psicólogos nos hace falta un buen baño de realidad, pero de esa misma realidad que agobia y angustia a las mayorías populares.
Desde la perspectiva de la psicología social, la intervención psicológica tiene como imperativo moral impulsar la liberación de las personas, pero la liberación individual debe ir acompañada una liberación social, de tal forma que tengamos presente que junto al cambio personal necesariamente debe darse un cambio social, por lo que debemos replantearnos la función social que la Psicología debe tener en el contexto de una sociedad en crisis.
Es verdad que existe en el mercado una oferta de servicios psicológicos, pero la misma está orientada a la intervención en el individuo, sin contemplar la influencia de lo social en el comportamiento individual, ni la influencia del individuo en el comportamiento social por lo que se incurre en un reduccionismo científico que impide una visión del contexto social que rodea al individuo, por lo que las intervenciones psicológicas se dan en forma aislada de lo social y las terapias individuales reconocen cada vez más la necesidad de utilizar la psicoterapia familiar, por lo que se impone la necesidad de ampliar la mirada psicológica de tal forma que podamos reconocer la necesidad de construir una Psicología que sea socialmente sensible y la respuesta se encuentra en la Psicología social que reconoce como objeto de estudio la interinfluencia que existe entre el individuo y la sociedad.
Necesitamos analizar ese campo de interacción del comportamiento social en un contexto de crisis global y la Psicología social nos brinda la oportunidad al identificar tres niveles de intervención psicológica: el análisis del grupo, el análisis de las organizaciones y el análisis de las comunidades. De la misma forma en que diseñamos una intervención psicológica en un individuo que se encuentra en crisis, también debemos reconocer la necesidad de estar preparados para diseñar estrategias de intervención psicológica en cada uno de los tres niveles de interacción descritos, reconociendo que nos encontramos en un contexto social en crisis.
Vivimos en el contexto de una crisis social en la que hay mucho que criticar y el conocimiento científico desde la perspectiva de la psicología social nos proporciona un arsenal de teorías y técnicas que nos proporciona herramientas para tener una mayor claridad sobre lo que está aconteciendo y las condiciones sociales nos exigen la construcción de una identidad como agentes de cambio social para impulsar cambios planeados en individuos, grupos, organizaciones y sociedad en general el contexto de una sociedad.
En el contexto social en el que estamos viviendo debemos tener presente que “lo único que no cambia es la premisa de que todo está cambiando” y la psicología como disciplina científica no es la excepción, por lo que el reto que enfrentamos al realizar intervenciones en diferentes ámbitos de convivencia social que se encuentran inmersos en una sociedad en crisis, necesitamos reconstruir una nueva psicología que sea socialmente sensible y la Psicología social se presenta como la disciplina social que utiliza el conocimiento científico que contribuye a lograr un cambio social mediante el empoderamiento de individuos, grupos, organizaciones y comunidades para que sean ellos quienes impulsen el cambio social que consideren necesario. En esa línea de pensamiento, la psicología es concebida como la ciencia del cambio social.
El cambio social a través de la intervención grupal
La mayoría de las personas tiene la idea de que recibir ayuda psicológica consiste en acudir a un consultorio, sentarse frente a un psicólogo y responder a preguntas incómodas. En el marco de la crisis social, la psicoterapia busca desarrollar comportamientos auténticos en aquellas personas que se acercan a solicitar ayuda y que reconocen estar dentro de un problema, este tipo de intervención procura desarrollar la autenticidad que consiste en lograr que las personas puedan expresar lo que realmente sienten y decir lo que realmente piensan.
La psicoterapia individual busca desarrollar la autonomía individual de quien se acerca a solicitar ayuda, tiene como objetivo crear las condiciones que permitan lograr un empoderamiento individual para que los individuos reconozcan los problemas que les afectan, identifiquen las causas que los originan y puedan tomar las decisiones en forma autónoma que permitan solucionar esos problemas.
La psicoterapia busca que las personas retomen el control de sus vidas y puedan vivirlas de una manera más satisfactoria, intenta construir la creación de vínculos de colaboración entre las personas y evitar vínculos de dependencia o de obediencia, para que se construya una autonomía individual y pueda vivir libre de miedos, temores, fobias y con una autoestima alta.
La psicoterapia tiene como objetivo liberar a las personas de las cadenas que representan sus temores irracionales, sus miedos sin fundamento, su baja autoestima, su dependencia de otras personas y estimula su crecimiento personal y estabilidad emocional. Pero en la medida que avanza el tiempo, termina la intervención psicológica y el individuo regresa a su entorno social, se hace más evidente la necesidad de ampliar la intervención para incurrir en una psicoterapia grupal, ya sea familiar, o en grupos que están integrados por personas que sufren problemas similares (alcohólicos anónimos, drogadictos anónimos, sexoadictos anónimos, víctimas de abuso sexual, ludopatía, etc.).
Lo evidente es que la práctica psicológica se muestra insuficiente si se limita a la psicoterapia individual, porque los problemas se padecen en forma personal pero tienen un origen estructural por lo que para lograr la liberación de las personas es necesario ampliar la intervención hacia el entorno grupal o el ambiente comunitario e impulsar un cambio social.
En un contexto social en el cual prevalece un hiperindividualismo en todos los ámbitos de convivencia social, resulta un reto difícil comprender el panteamiento de construir una psicología que prescinda del individuo como unidad de análisis. Pero la compleja realidad social que nos tocó vivir nos exige como profesionales de la psicología ir más allá de las explicaciones psicologistas de problemas como el autoritarismo contemporáneo, las guerras que estamos presenciando, el genocidio que está realizando Israel con el pueblo palestino, la corrupción y las injusticias sociales.
De la misma forma que la realidad impone superar la psicología individual, cada vez queda más claro que no es posible continuar con la idea de una psicología social neutral, porque la realidad nos obliga a intentar comprender la integración de las interacciones individuales en marcos sociales más amplios y complejos.
En esa perspectiva, la práctica psicológica requiere de elevar su nivel de análisis rebasando al individuo para iniciar una intervención psicológica en grupos sociales, por lo que tenemos necesidad de sumergimos en el contexto de la psicología de los grupos, un campo teórico poco utilizado por una gran mayoría de psicólogos y que se desarrolló inicialmente para encontrar formas de aumentar la productividad en las organizaciones laborales. Recordemos la intervención de Elton Mayo en una empresa que producía electricidad en Hawthorne, Chicago, que tenía como objetivo identificar la variable oculta que permitiera aumentar el comportamiento productivo y que terminó con el descubrimiento del grupo social como objeto de estudio científico al identificar la importancia que tenían las relaciones interpersonales en el comportamiento humano en las organizaciones.
Resultó que la variable oculta que permitiría aumentar la productividad en las organizaciones fueron las relaciones informales que se construyen en los grupos de trabajo porque los lazos sociales informales fueron el factor que determinaba el aumento o descenso de la productividad laboral. Al descubrir que los integrantes del grupo experimental habían acordado mantener el mismo ritmo de producción sin importar lo que hicieran los investigadores, se descubrió la importancia de las relaciones humanas.
Pero Elton Mayo nos heredó al grupo social como objeto de estudio científico y nos lo dejó como si fuera la caja negra de un avión, todos sabemos la existencia de cajas negras en los aviones, pero no sabemos como funcionan. Igual pasó con el descubrimiento del grupo, se descubrió su existencia e impacto en la productividad, pero no se sabía como funcionaba. Fue Kurt Lewin quien nos heredó la llave que permitió abrir la “caja negra del grupo social” y descubrir qué había en su interior y fue entonces que se pudo analizar como funcionan los grupos sociales. Esta llave fue el concepto de dinámica de grupos que Lewin llamó incialmente como las fuerzas psicológicas que determinan el funcionamiento del grupo y que estaba constituida por un conjunto de procesos sociales como liderazgo, comunicación, interacción, participación, integración, solución de problemas, etc.
Más adelante el psicólogo social Jackob Moreno aportó la técnica del psicodrama que consiste en la dramatización de un problema y permite entrenar a las personas a resolver problemas cuando se presentan en la vida real. Posteriormente, amplió su técnica para incluir a grupos dando lugar al sociodrama y finalmente nos heredó la sociometría que permite identificar la estructura informal de los grupos a través del descubrimiento del psicogrupo y el sociogrupo.
A pesar de que han transcurrido 95 años desde el descubrimiento del grupo como objeto de estudio científico, vemos con pesar que en pleno siglo XXI predomina una supina ignorancia sobre la psicología de grupos y se sigue manteniendo una psicología centrada en el individuo como objeto de intervención, con un enfoque aislado del contexto social. Por si esto fuera poco, estamos presenciando la existencia de un reduccionismo científico en el campo de las ciencias sociales y que en el caso de la psicología se presenta en la forma de un psicologismo que consiste en intentar explicar el comportamiento humano atendiendo sólo los factores que determinan el comportamiento individual (personalidad, aprendizaje, motivación, percepción, etc.).
Este reduccionismo también se expresa en disciplinas como la sociología, economía, antropología, etc., y esta limitación epistemológica dificulta la tarea de analizar los problemas sociales porque contribuye a la fragmentación del estudio de la realidad social e impide reconocer que los problemas sociales están interconectados porque surgen en el mismo contexto social y ejercen una interinfluencia entre sí.
En el caso de la psicología, la situación se complica cuando la psicología que se enseña en las universidades incurre en otro error que es el corrientismo psicológico que se presenta cuando los docentes “se casan” con una corriente de la psicología y rechazan a otras corrientes psicológicas etiquetándolas como “no científicas”. Quienes así proceden olvidan lo que nos plantea Ian Parker en su libro La psicología como ideología, en el cual nos dice que la psicología es como un gran árbol que tiene varias ramas, cada rama representa una corriente y todas llevan el apellido de la psicología (15).
Para lograr un cambio social necesitamos construir una psicología del comportamiento grupal que esté comprometida con el mundo que nos tocó vivir. Al revisar diferentes aportaciones de autores que han contribuido a construir una psicología de grupos, podemos encontrar que todos comparten un argumento entre sí: la necesidad de mirar lo que acontece alrededor de las personas para comprender lo que hacen, lo que piensan y lo que sienten. Esto implica analizar el contexto social para comprender porque las personas haen lo que hacen, piensan lo que piensan y sienten lo que sienten. Analizar el contexto social donde se encuentra la persona se presenta como el primer paso para poder comprender el interior de un individuo, porque “es necesario mirar hacia afuera para entender lo que ocurre dentro de una persona” (16).
Quizá haya algunos escépticos que duden de la existencia de los grupos sociales como entidades autónomas, pero la psicología social experimental ha demostrado que el comportamiento individual está determinado por la presión del grupo al que pertenezca, por el miedo a desviarse de la opinión de la mayoría, por un sentido de obediencia a la figura de autoridad, por la necesidad de seguir ciertas normas grupales, por la conformidad, el poder del líder, por sentir un rechazo a los extraños, experimentar odio a quien se considere enemigo, por fanatismo religioso o político, etc.
Está ampliamente demostrado que el comportamiento individual no siempre obedece a motivos personales porque detrás se encuentra la necesidad humana de experimentar un sentimiento de pertenencia a un grupo, de formar parte de una identidad grupal, por lo que si queremos comprender el comportamiento social, necesitamos estudiar las formas como se integran las personas a los grupos sociales, cómo funcionan los grupos y porqué se disuelven.
Un hecho irrefutable es que la vida cotidiana de todo ser humano se caracteriza por estar con otras personas con las que comparten tiempo y realizan actividades en forma conjunta. Si miramos a nuestro alrededor, identificaremos varios grupos sociales a los que pertenecemos simultáneamente y en los cuales tenemos diferentes roles que desempeñamos: familia, escuela, trabajo, deporte, diversión, etc.
A través de la interacción con otras personas construimos una identidad social, un sentimiento de pertenencia y una identidad psicosocial que consiste en una determinada forma de pensar, sentir y actuar que nos hace diferentes a los demás y que es el resultado de la interinfluencia que hemos mantenido con la diferentes figuras significativas en los distintos grupos sociales a los cuales hemos pertenecido o pertenecemos.
Cuando Elton Mayo descubrió accidentalmente al grupo como objeto de estudio científico, no faltó alguien que criticara su investigación y una de las críticas que le hicieron es que las personas que formaron parte del grupo experimental sabían que estaban siendo observadas y por eso su comportamiento no fue natural. Eso dio lugar al descubrimiento del efecto Hawthorne que consiste en el hecho real de que el comportamiento de las personas cambia cuando saben que están siendo observadas.
| Lo mismo sucede al interior de los grupos porque las personas cambian su comportamiento cuando están en un grupo y esto puede explicarse al recordar el principio que nos dice que los componentes de un sistema social que conforma un “todo”, presentan un comportamiento que se presenta de manera diferente cuando están juntas o cuando están separadas. Diferentes estudios en psicología social demostraron la existencia de un proceso de influencia social que se da en grupos y comunidades.
Lo que sí está demostrado es que el grupo es un escenario de influencia primordial sobre el comportamiento individual, pero al mismo tiempo se reconoce que el individuo también influye sobre el grupo en su conjunto, por lo que podemos hablar de que al interior de los grupos surge una interinfluencia social. Al estudiar la psicología de los grupos podremos comprender los motivos que impulsan a las personas a formar parte de los grupos, podremos analizar el grado de cohesión, estilos de liderazgo, formas de aumentar el rendimiento grupal, las maneras como se construye el autoconcepto, enfoques distintos para solucionar conflictos grupales y estar en condiciones de realizar una psicoterapia de grupos.
Todos somos seres sociales y la pertenencia a diferentes grupos es parte de la condición humana, porque durante gran parte de nuestras vidas interactuamos como miembros de diferentes grupos sociales y esa pertenencia a diferentes grupos es lo que nos permite decir “Yo”, porque tiene como base la capacidad para decir “Nosotros”.
Lamentablemente uno de los problemas que enfrentan los grupos formales es la falta de integración, porque sus integrantes actúan bajo la noción del agrupamiento que consiste en el hecho de que los individuos que forman parte de los grupos sociales actúan en base a intereses individuales porque no han construido una identidad grupal que les permita usar el lenguaje del “nosotros”. En este punto se impone hacer las siguientes preguntas: ¿que diferencia existe entre un agrupamiento y un grupo?,¿es suficiente reunir a un número indeterminado de personas para formar un grupo?.
Para que exista un grupo se requiere de la presencia de personas, pero la sola reunión de personas no es suficiente para formar un grupo, porque no existe un sentimiento de pertenencia al mismo. Un grupo sería “la reunión de varias personas que interactúan entre sí para realizar varias actividades que les permiten lograr objetivos que son comunes, en esa interacción las personas se sienten parte integrante del grupo y perciben a los demás como parte integrante del mismo, por lo que lo natural es que las personas que forman ese grupo establezcan un vínculo de colaboración entre sí” (17).
En nuestra sociedad en crisis existen muchos grupos de ayuda que atienden a miles de personas en nuestra sociedad y que aplican este principio de la psicoterapia: el primer paso para la recuperación es reconocer la existencia de un problema y quien atraviesa por ese problema debe reconocerlo. Se aplica en grupos de AA, o de AAA, en grupos de adictos anónimos, sexoadictos anónimos, grupos de adictos a la ludopatía, grupos de compradores compulsivos, grupos de ayuda para personas que han intentado suicidarse, etc.
A través de la intervención grupal se puede lograr la integración de equipos de trabajo, aumento de la productividad, generar un autoconocimiento individual, lograr un empoderamiento grupal, fortalecer esfuerzos de aprendizaje colectivo, etc. La estrategia grupal puede aplicarse en ambientes laborales, instituciones educativas, de salud, de seguridad, en intervenciones en comunidades, en organizaciones sindicales o políticas, etc.
En la medida que avanzaba el tiempo cuando trabajaba como profesor universitario impartiendo seminarios de intervención en grupos, organizaciones y comunidades, terminaba cada semestre enriquecido con nuevas experiencias de aprendizaje y eso me llevó a aplicar lo que estaba enseñando en teoría con mis grupos de estudiantes, porque llegó un momento en que pensé “si les estoy enseñando la teoría para que intervengan en grupos sociales con el objetivo de lograr un mejoramiento en su funcionamiento, debo dejar de verlos como estudiantes pasivos y aplicar esta teoría utilizando un aprendizaje vivencial retomándolos como objeto grupo de intervención y asumir por mi parte un rol de agente de cambio externo.
Con esos pensamientos en mente, recordando mi experiencia impartiendo cursos de capacitación laboral y retomando la tecnología educativa, diseñé una guía didáctica en la programé el tiempo frente al grupo minimizando el tiempo dedicado a la técnica expositiva e incluí la aplicación de diferentes técnicas grupales que permitieran clarificar el contrato psicológico entre profesor y estudiantes, avanzar en la sensibilización al cambio, crear una atmósfera de apertura en la comunicación que permitiera lograr una integración grupal a través del desnudo psicológico y construir una identidad grupal.
Con esta nueva estrategia educativa pude avanzar en la construcción de un empoderamiento individual de cada uno de mis estudiantes, desarrollar un pensamiento autónomo en cada uno de ellos, enseñar el placer por la lectura, generar un interés en formarse como investigadores, estimular su participación en clase, (porque parte del contrato psicológico que pactamos desde la primera reunión del seminario era de que todos debían participar en las discusiones grupales), incrementar su sensibilidad a los problemas sociales, ampliar su empatía social y sobre todo sembrar la semilla que les permitiera construir una identidad como agentes de cambio social, alimentándoles la idea de que con su actuación como profesionales de la Psicología podrían contribuir a construir un mayor bienestar social al identificar el origen social de los problemas psicológicos que enfrentan los individuos, grupos, organizaciones y comunidades que forman nuestra sociedad
Compartía con mis alumnos la tarea de analizar textos teóricos en discusiones grupales y combinaba la discusión teórica con ejercicios grupales fortalecían la integración grupal, generaban un conocimiento interpersonal y contribuían a la construcción de una identidad grupal, por lo que al finalizar cada semestre, dedicaba la última reunión en la que mis estudiantes procedían a evaluar el aprendizaje obtenido, a dar una retroalimentación a sus compañeros de clase y a realizar una crítica constructiva de mi desempeño como docente, sobra decir que todos salíamos con una sensación de satisfacción por la experiencia grupal obtenida (18).
Al igual que la identidad individual se construye dentro de marcos grupales, la realidad de los grupos se encuentra determinada por un contexto social más amplio del cual forman parte, debemos tener en cuenta que el grupo social es un sistema abierto que recibe las influencias del medio social y la sociedad contemporánea existe gracias al funcionamiento de un sinnúmero de organizaciones que nos proveen de productos y servicios que satisfacen nuestras necesidades básicas y psicológicas, por lo que necesitamos elevar nuestra mirada social y arribar a otro nivel de análisis del comportamiento humano que es el comportamiento organizacional.
El cambio social a través de la intervención organizacional
El segundo nivel de análisis en el estudio de la interinfluencia que existe entre el individuo y la sociedad, es el el análisis de las organizaciones. Como la mayor parte de lo que nos rodea, las organizaciones son creaciones humanas y surgieron con el inicio de la primera revolución industrial, en el período comprendido entre 1760 y 1840, cuando se dio una gran transformación económica, social y tecnológica que marcó el paso de una economía agraria a una de tipo industrial, que se caracterizó por la invención de nuevas tecnologías como la invención de la máquina de vapor.
La creatividad de los artesanos que elaboraban de principio a fin un producto para su venta, desapareció cuando surgieron las fábricas en las que laboraban una gran cantidad de personas que interactuaban en el marco de una estructura organizacional, desempeñando un rol específico en estrecha coordinación con entre sí, manejando recursos materiales y financieros para lograr una producción masiva de artículos. Con la introducción de la banda transportadora en el proceso de producción, se creó la división del trabajo provocando que cada trabajador participara en solo una parte del proceso de producción y con ello surgió la enajenación del trabajo porque el trabajador veía como algo ajeno lo que contribuía a producir.
Estas fábricas fueron el antecedente de lo que hoy conocemos como organizaciones, después de ellas surgieron las organizaciones comerciales, bancarias, educativas y de otro tipo. El estudio de las organizaciones es compartido por varias disciplinas sociales en un amplio campo de investigación conocido como el comportamiento organizacional. El número y tipo de organizaciones ha crecido tanto que la sociedad contemporánea es conocida como “sociedad organizacional” y tal denominación se basa en la evidencia de que la sociedad moderna existe gracias al funcionamiento de un sinnúmero de organizaciones que nos proporcionan aquellos productos y servicios que satisfacen las necesidades en nuestras vidas cotidianas.
Las 24 horas del día estamos en contacto con diferentes organizaciones, aún si no deseamos salir de casa y queremos quedarnos encerrados, seguimos disfrutando de servicios de alguna organización (gas, energía eléctrica, internet, televisión, agua potable, limpia pública, etc.). Los alimentos que consumimos no los producimos nosotros, los adquirimos en una organización comercial, lo mismo sucede con nuestras prendas de vestir, con la cama en que dormimos, la casa en que vivimos, los productos de aseo personal y artículos de limpieza del hogar que utilizamos, el vehículo en que nos transportamos, etc.
Se le llama sociedad organizacional porque estamos en permanente contacto con diferentes organizaciones y dependemos de su existencia y funcionamiento para existir en forma individual y colectiva. Tan sólo imaginemos lo que pasaría si dejaran de funcionar los bancos, si la organización que nos proporciona energía eléctrica detuviera sus funciones, si no existieran los comercios, si no hubiera internet, telefonía celular, televisión por cable, etc. Sin duda alguna nuestra realidad sería un caos, una tragedia colectiva que provocaría una locura compartida y habría grandes perjuicios para la economía y la vida cotidiana de todos.
El trabajo moderno se realiza en organizaciones y esa dependencia que tenemos hacia ellas, justifica la necesidad de su estudio científico, considerando que el mismo es compartido por varias disciplinas sociales: Administración, Psicología, Economía, Sociología, Antropología, Comunicación, Mercadotecnia, etc. Todas ellas comparten como objeto de estudio el comportamiento humano en general y el comportamiento organizacional en particular.
En el caso de la Psicología, inicialmente se restringió su atención al comportamiento humano en el trabajo porque predominaba la influencia del enfoque de la Psicología industrial. Esta rama de la psicología surgió después de la segunda guerra mundial cuando hubo necesidad de realizar reclutamiento, selección y capacitación masiva en las fábricas y esta función de la psicología se prolongó durante décadas, provocando un reduccionismo en el estudio psicológico del comportamiento humano en las organizaciones. Pero debido a las investigaciones que impulsaron el desarrollo de las ciencias sociales, se logró construir una teoría de sistemas que permitió percibir a un objeto de estudio como un sistema total que estaba constituido por partes, cada una de las partes tenía un funcionamiento particular que estaba determinado por una interdependencia e interinfluencia con todos y cada uno de los demás componentes del sistema total.
La aplicación de la teoría de sistemas en el estudio de las organizaciones permitió la construcción de una mirada sistémica, holística de las mismas, de tal forma que permite vislumbrar a la organización como un sistema total que está conformado por subsistemas que interactúan entre sí de manera interdependiente y se influyen mutuamente de tal forma que se puede determinar que el éxito o fracaso de la organización está en función del grado de colaboración y armonía que logren los componentes que la integraban. Desde la perspectiva de la psicología social francesa, las organizaciones son concebidas como un entramado de grupos formales que interactúan entre sí. (19). Estos grupos son las áreas de trabajo que se identifican en los organigramas y representan a pequeños grupos cuyos integrantes interactúan entre sí, al mismo tiempo que esos grupos interactúan con otros grupos que forman parte de la organización: producción, administración, ventas, almacenes, informática, contabilidad y finanzas, etc.
El uso de la teoría de sistemas en el estudio del comportamiento organizacional permitió reconocer que la Psicología industrial tenía serias limitaciones porque se centraba en una de las dimensiones que forman parte del sistema organizacional, ya que se limitaba a realizar funciones de reclutamiento, selección y capacitación de personal, un enfoque que le impedía mirar la totalidad del objeto de estudio, por lo que bajo la mirada sistémica surgió la psicología organizacional que percibe a las organizaciones como un sistema social abierto que forma parte de un medio ambiente social que está conformado por otros sistmas sociales como el sistema jurídico, el sistema económico, el sistema tecnológico, el sistema cultural, etc.
Con el cambio de mirada, la intervención psicológica se amplió rebasando las tradicionales funciones de reclutamiento, selección y capacitación de personal para construir una nueva identidad del psicólogo organizacional como agente de cambio organizacional planeado, realizando nuevas funciones como consultor organizacional desempeñando diferentes roles como asesor, consultor, capacitador, instructor, moderador, mediador, investigador, etc.
Todos estos roles giran en torno a la la construcción de la identidad del psicólogo como agente de cambio planeado que ayuda a las organizaciones contemporáneas a implementar cambios planeados en un contexto social de transformaciones constantes realizando funciones de diagnóstico integral de la organización, evaluación del clima organizacional, implementación de cambios en la cultura organizacional, reconociendo en todo momento que la intervención en una de las partes que conforman el sistema organizacional tendrá un impacto en todos los componentes que la integran.
El avance en el estudio de las organizaciones por parte de las ciencias sociales amplió su visión de las mismas y permitió reconocer que el factor humano es más importante que los edificios, los activos fijos, los muebles o vehículos, porque las organizaciones son las personas que las integran ya que son las que le dan vida y permiten que funcionen. Bajo esta perspectiva, se logró construir un concepto de organización que provocó un cambio de paradigma en el estudio de las organizaciones contemporáneas al definirlas como “conjunto de personas que en el marco de una estructura interactúan utilizando tecnología para obtener objetivos comunes” (20).
Con la creación de esta nueva definición de organización, el campo de acción de los psicólogos organizacionales se amplió en virtud de que cualquier conglomerado social que reúna las características incluidas en esta definición: personas, estructura, interacción, uso de tecnología, objetivos comunes, son consideradas organizaciones. De esta forma, un hospital, una escuela, una universidad, un sindicato, un partido político, un gimnasio, una Iglesia, el Vaticano, el Gobierno de un País, una asociación civil, un equipo deportivo, un restaurant, un exitoso puesto callejero de tacos o de hotdogs y hasta la delincuencia organizada pueden ser abordados desde la óptica de la psicología organizacional.
Con estos nuevos descubrimientos y conceptos: la existencia de un sinnúmero de organizaciones formales que van desde grandes corporaciones, medianas y pequeñas empresas que satisfacen nuestras necesidades con productos y servicios, la conceptualización como organizaciones de todos aquellos conglomerados sociales que reúnan los componentes de la definición de organización y la construcción de una identidad del psicólogo como agente de cambio organizacional planeado, se pudo dejar atrás las limitaciones de una psicología industrial enfocada a funciones tradicionales en un solo subsistema y ampliar el campo de la psicología organizacional contemplando intervenciones en diferentes tipos de organizaciones.
La evidencia nos dice que diariamente surgen miles de organizaciones nuevas, pero al mismo tiempo también desaparecen otras miles de organizaciones por motivos de quiebra económica, fallas en administración, problemas de liderazgo, ausencia de educación financiera, estos datos son elementos que permiten identificar que existe una amplia demanda de ayuda psicológica por parte de organizaciones que enfrentan problemas o se encuentran al borde de la desaparición, por lo que el campo de acción de esta rama de la psicología se amplía cada vez más, con esta nueva mirada social y recordando que el trabajo moderno se realiza en organizaciones, no importa el área de especialidad en la que egresen los psicólogos, al final terminarán trabajando en el contexto de una organización formal, por lo que podemos decir dos cosas: a) resulta imposible aceptar la existencia de psicólogos organizacionales de desempleo y b) estudiar psicología de las organizaciones se impone como una tarea impostergable.
La demanda implícita de ayuda de profesionales del comportamiento organizacional aumenta cuando vemos que en las organizaciones públicas y privadas contemporáneas, existe un neanderthalismo administrativo en su conducción porque los directivos de las organizaciones omiten el uso de la ciencia en los procesos de reclutamiento y selección de personal y contratan personas en base a criterios como amiguismo, influyentismo, favores políticos o sexuales, por lo que la meritocracia ha dejado de existir y la premisa tayloriana de “colocar al hombre adecuado en el puesto adecuado” es letra muerta (21).
El psicólogo puede intervenir en las organizaciones con el diseño de un proceso de socialización organizacional que tenga como objetivo que las organizaciones puedan implementar de acciones de capacitación, adiestramiento y entrenamiento para que los integrantes de las organizaciones identifiquen las principales metas y valores que guían a la organización, al mismo tiempo que promueve en sus empleados el desarrollo de comportamientos más pertinentes que les permitan lograr estas metas y desarrollar estos valores (22).
En el seminario de psicología organizacional que impartía en los últimos semestres de la carrera de Psicología en el Departamento de Psicología y Comunicación de la Universidad de Sonora, les decía a mis alumnos que no se casaran con la idea de ingresar a una organización y acumular antigüedad realizando funciones de reclutamiento, selección y capacitación de personal, les pedía que ampliaran su mirada y contemplaran en sus planes del futuro la creación de despachos de consultoría organizacional y se vieran a sí mismos como profesionales de la psicología que podrían actuar como agentes de cambio organizacional planeado y al hacerlo estarían interactuando con los altos mandos de las organizaciones que necesita expertos en el comportamiento humano que les ayudaran a lograr el mejoramiento continuo de las organizaciones, por lo que necesitaban elevar su autoestima, aumentar su autoconocimiento, creer en tener más confianza en sí mismos para que pudieran proyectar una imagen de persona con confianza en sí misma.
Por esa razón incluía en mis funciones como docente la aplicación de diferentes técnicas grupales que tenían como objetivo clarificar el contrato psicológico entre alumnos y maestro, utilizando una estrategia de “aprender a aprender” que consistía en descubrir que el aprendizaje no siempre es formal, que existe un metaaprendizaje que consiste en aprender del comportamiento del docente y de los compañeros del grupo y reconocer que existe un proceso de interinfluencia social que permitía que todos aprendiéramos juntos, incluyendo al profesor porque cada grupo es diferente, cada intervención es distinta y cada una de ellas deja varias lecciones de aprendizaje.
Las técnicas e instrumentos se daban en el formato de un taller de trabajo porque el objetivo principal era construir una identidad grupal entre mis alumnos, las actividades generaban un autoconocimiento y un conocimiento de los demás, por lo frecuentemente utilizaba el test sociométrico de Jackob Moreno para identificar figuras de liderazgo en el grupo, conocer las estructuras del psicogrupo y del sociogrupo.
La herramienta pesada que utilizaba para fortalecer el aprendizaje grupal consistía en vivenciar experiencias en el contexto de la técnica del grupo T, una técnica de sensibilización que proviene de los laboratorios nacionales de entrenamiento, que fue creada por Kurt Lewin en 1947, que se usa con frecuencia en intervenciones de Desarrollo Organizacional y que tiene básicamente dos objetivos: adquirir y desarrollar las habilidades y aptitudes necesarias para mantener relaciones sanas con los demás, y analizar la conducta actual individual a fin de valorar su impacto dentro de la organización. Por lo tanto, dichos objetivos incluyen el de entenderse a sí mismo y ser sensible a las necesidades de los demás, identificar y diagnosticar los problemas del grupo, contribuir efectivamente al esfuerzo grupal, entender las complejidades de la acción intergrupal, además de los problemas internos de la organización (23).
Con el uso frecuente de esta técnica las reuniones se utilizaban para dar oportunidad de intercambiar una retroalimentación individual y grupal, en un ambiente de apertura en la comunicación que permitiera el desarrollo de comportamientos auténticos, buscando el desnudo psicológico por lo que al final se convertían en auténticas reuniones de psicoterapia de grupo.
El mejoramiento continuo consiste en una intervención organizacional que busca implementar cambios planeados y en esa intervención, el psicólogo entrena a los integrantes de las organizaciones en el proceso de diagnóstico y cambio organizacional, para que una vez que termine su intervención como agente de cambio externo, puedan ser esos mismos miembros de la organización los que de manera periódica puedan realizar diagnósticos organizacionales periódicamente.
El primer paso en un proceso de cambio planeado consiste en la realización de un diagnóstico organizacional que debe ser integral partiendo del reconocimiento de la organización como un sistema que está conformado por subsistemas y que la intervención en uno de los componentes de la organización puede afectar al conjunto de la organización. De manera similar a como se procede cuando se construye el perfil psicométrico de una persona en selección de personal cuando utiliza una batería integrada por varios test psicométricos, la realización de un diagnóstico organizacional implica la recopilación de información que se obtiene utilizando diversas técnicas y el uso de varios instrumentos que son diseñados desde una perspectiva integral que contemple a la organización como un sistema total.
El objetivo de un diagnóstico integral de una organización consiste en identificar el estado actual que prevalece en la organización, identificando las principales fuerzas impulsoras y restrictivas que determinan el funcionamiento, con el objeto de diseñar una estrategia de cambio planeado que conduzca a la organización al mejoramiento continuo de sus procesos (24). Las fuentes de información para realizar un diagnóstico son varias y van desde la revisión de documentos relevantes de la organización (contrato colectivo de trabajo, manual de procedimientos, misión y visión de la organización, etc.), la observación de procesos sociales en ambientes de trabajo, pero la fuente principal es la información que se obtiene a través de la conducción de un taller de diagnóstico en el cual participen un grupo de empleados de la organización que idealmente esté integrado por personal de altos mandos, mandos intermedios, personal de base y líderes sindicales.
Este grupo debe estar bajo la conducción del psicólogo que actuará como agente de cambio desempeñando diferentes roles: facilitador, capacitador, instructor, mediador, etc. El grupo participará en dinámicas grupales que tendrán como objetivo la integración grupal, la sensibilización de la necesidad de implementar cambios organizacionales y responderán en forma individual a las preguntas de instrumentos de diagnóstico integral que tienen como finalidad identificar bloqueos y fuerzas organizacionales.
Posteriormente, cada participante comparte sus respuestas ante el resto del grupo, el psicólogo recopila la información, obtiene un promedio de las respuestas del grupo y de esta forma se obtiene la información que permite revelar un diagnóstico integral con información proporcionada por los propios miembros de la organización, lo cual le da validez a la misma porque no es la interpretación del agente de cambio externo, sino el propio grupo es quien elabora el diagnóstico guiado por el psicólogo que actúa como facilitador grupal.
Se comparten resultados con el grupo, se aplican técnicas de discusión y análisis para identificar áreas de oportunidad, estrategias de cambio planeado y como son los integrantes de la organización quienes hicieron el diagnóstico, se construye un contrato psicológico que implica el compromiso de implementar las acciones de cambio planeado que ellos identificaron como estrategias adecuadas para lograr un mejoramiento continuo. De esta manera, el psicólogo actúa como agente de cambio organizacional externo, contribuyendo a la implementación de cambios organizacionales que permiten mejorar el clima organizacional, formación de equipos de trabajo autodirigidos, incrementar la satisfacción en el trabajo y elevar la productividad.
Pero el estudio de las organizaciones va mucho más allá del objetivo de mejorar su eficiencia y aumentar su productividad, porque además de que todos somos consumidores y formamos parte de alguna o varias organizaciones, en el momento histórico que estamos viviendo nos encontramos con la dictadura de una oligarquía corporativa que controla el poder político, manipula la información, ha desaparecido la identidad del ciudadano para convertirlo en un simple consumidor y ejerce un sutil pero férreo control social que mantiene en un estado de anestesia social a la mayoría de la población que en el marco de una crisis social global permanece confortablemente aturdido, mientras la oligarquía corporativa toma las riendas del poder político al dar lugar al surgimiento del tecnofeudalismo (25).
A través del estudio científico de las organizaciones podremos comprender el impacto de liderazgos que van mucho más allá del autoritarismo y llegan al extremo del totalitarismo que exigen una obediencia acrítica a los dirigentes. El estudio que hizo la filósofa Hanna Arendt sobre el juicio de Adolf Eichmann, permitió descubrir que el mal no reside en la maldad de una sola persona, sino que el verdadero horror del mal se encuentra en la obediencia ciega de individuos ordinarios que aceptan sin cuestionar el participar en atrocidades burocráticas sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.
Detrás de la defensa que se basaba en la declaración de “yo solo seguía órdenes” se encuentra la banalidad del mal, un concepto que hace referencia a la capacidad de deshumanización de sistemas políticos y organizacionales que pueden trivializar el exterminio de seres humanos cuando forman parte de procedimientos burocráticos que son ejecutados por funcionarios que son incapaces de pensar por sí mismos y se limitan a obedecer órdenes (26).
El estudio de la psicología de las organizaciones permite analizar el proceso de aniquilación de la personalidad individual en organizaciones totalitarias que reducen a las personas a simples engranajes de un sistema organizacional que funciona provocando muerte y destrucción. Una experiencia similar al holocausto del pueblo judío a manos del ejército nazi, la estamos presenciando en nuestras pantallas con el genocidio del pueblo palestino realizado por el ejército israelí y la maldad contemporánea se muestra con el rostro de una humanidad indiferente al dolor ajeno.
Esta ceguera moral ha sido producida por diversas organizaciones que han estado falseando la realidad, creando una narrativa que reproduce un réplica del síndrome de Timisoara al presentar al genocidio que sufre el pueblo palestino “como una guerra” en la cual el ejército israelí aparece como víctimas que ejercen su “legítimo derecho a la defensa” mientras deja caer miles de bombas sobre poblaciones civiles asesinando miles de niños, mujeres y ancianos que destruyen todo tipo de infraestructura (hospitales, universidades, escuelas, edificios habitacionales y estas acciones se ven como “algo normal” (27).
Todos tenemos una identidad individual, hemos construido diferentes identidades grupales, tenemos distintas identidades organizacionales, pero el avance del hiperindividualismo ha estado destruyendo el tejido social y en este proceso de destrucción de vínculos, hemos estado perdiendo nuestra identidad social y el sentimiento de pertenencia a nuestras comunidades. Esto nos conduce a elevar el nivel de nuestra mirada social para ampliar el encuadre social del comportamiento humano, por lo que pasamos al siguiente nivel de análisis en la interinfluencia entre el individuo y la sociedad: el análisis de las comunidades.
El cambio social a través de la intervención psicológica en comunidades
En el marco de una sociedad sumida en una crisis social que provoca millones de crisis individuales que no encuentran respuesta a su demanda de ayuda psicológica porque la psicología académica se encuentra aislada de la realidad al mantener un enfoque centrado en la intervención individual, provoca una sensación de Deja Vú porque en el siglo pasado vivimos una situación similar. El estado de crisis global que enfrentamos nos obliga a construir una nueva psicología que nos permita impulsar de manera científica un cambio social, pero debemos recordar que antes de realizar cualquier tipo de intervención psicosocial requerimos de la construcción del contexto sociohistórico que rodea al objeto de intervención, por lo que necesitamos hacer uso de la memoria histórica y mirar hacia atrás para comprender el momento presente.
Al revisar la historia de la psicología latinoamericana podemos ver que una situación similar sucedió en la década de los setentas en el siglo pasado, cuando hace 50 años surgieron varios movimientos sociales que dieron inicio a una cauda de cambios sociales que evolucionó durante las últimas décadas, que no se ha detenido porque los cambios sociales siguen sorprendiéndonos cada día. Al voltear la mirada al pasado podemos ver que por todos es conocido el surgimiento de varios movimientos colectivos que lucharon por la democratización de las universidades públicas, en contra de una educación que se caracterizaba por sembrar la obediencia a la figura de autoridad, en contra del militarismo y de la guerra de Vietnam, en contra del racismo, en defensa de los derechos de mujeres, homosexuales y lesbianas, movimientos que defendían la libertad de expresión, que luchaban en contra del autoritarismo y en defensa de la democracia.
Todos estos movimientos se presentaron en varios países de forma simultánea y contribuyeron a conquistar la democracia en las universidades, influyeron de manera indirecta a la caída del muro de Berlín, a la desintegración de la Unión Soviética, a terminar con la guerra fría y contribuyeron al surgimiento de un nuevo orden mundial unipolar basado en la hegemonía de Estados Unidos.
Pero esa parte de la historia de la humanidad está incompleta porque pocos saben lo que aconteció en los países latinoamericanos durante esa década. A diferencia de Estados Unidos y Europa los movimientos de democratización que surgieron en América Latina fueron reprimidos por cuerpos policiacos y en algunos países surgieron grupos guerrilleros que enfrentaron a militares. Ese fue el pretexto que usó Estados Unidos para impulsar un plan para “combatir al comunismo” que llamó “Operación Cóndor”, que consistió en reprimir los movimientos de democratización que surgieron en Latinoamérica y esta estrategia represiva incluyó apoyo a gobiernos autoritarios en países como México, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Uruguay, Paraguay y la organización de golpes de Estado para derrocar gobiernos elegidos democráticamente y sustituirlos por gobiernos militares como sucedió en Argentina, Paraguay, Chile y otros más. Los gobiernos autoritarios detenían a líderes sociales, a integrantes de grupos guerrilleros, para torturarlos, asesinarlos, desaparecerlos y sembrar el terror en las poblaciones.
El contexto sociohistórico que caracterizaba a varios países latinoamericanos era autoritarismo extremo, represión, corrupción, pobreza, desempleo, ignorancia, hambruna y violaciones constantes a los derechos humanos de la población. La complejidad de la realidad social latinoamericana impidió que los modelos de intervención de la Psicología social que eran importados desde Estados Unidos o de Europa, permitieran solucionar los problemas psicosociales que enfrentaba una inmensa mayoría de la población, porque sus paradigmas estaban alejadas de una realidad en crisis social.
El eco de los movimientos sociales que surgieron en varios países de América, Europa y Asia, retumbó en Latinoamérica y permitió que los psicólogos sociales de aquella época asumieran una actitud crítica y cuestionaran el uso de una Psicología social centrada en el individuo y que no contemplaba el contexto sociohistórico en el que se daba el comportamiento social. En el contexto de una crisis social, la intervención psicológica centrada en el individuo resultaba insuficiente, ineficaz e inútil porque el paradigma que se utilizaba partía de una percepción del individuo aislado, percibido como un sujeto pasivo que se limitaba a ser un simple receptor de las acciones del psicólogo quien se presentaba hasta ese entonces como el experto en conocimientos que le decía lo que tenía que hacer para resolver sus problemas personales y esa intervención no tenía en consideración la presencia de los grandes problemas sociales. ¿Suena familiar esto, verdad?
Lo cierto es que el crecimiento de una inconformidad social contagió a los psicólogos de aquella época quienes tomaron consciencia de que los paradigmas y teorías psicológicas que estaban utilizando se mostraban inadecuadas, insuficientes e incompletas porque tenían una visión fragmentada de la realidad social y eso les impedía dar respuesta a los grandes problemas sociales porque estaban inmersos en un reduccionismo científico, encerrados en el marco de un psicologismo que les impedía ver el contexto macrosocial.
Ante la evidencia de que el enfoque psicológico centrado en el individuo era una fragmentación de la realidad social, se vieron en la necesidad de construir una mirada psicosocial distinta para ver los problemas psicológicos y lograron identificar que los problemas individuales responden al contexto social, por lo que se reconoció la necesidad de diagnosticar el ambiente social para poder identificar la relación que existe entre el individuo y la sociedad.
Los primeros intentos de rebasar la psicología individual para contextualizar el ambiente social antes de realizar la intervención psicológica fueron cuestionados y catalogados como no científicos porque no se ajustaban a las tendencias dominantes en la psicología, por lo que en respuesta, los psicólogos sociales cuestionaron el concepto de ciencia y empezaron a dudar de la existencia de la objetividad en las ciencias sociales, porque el objeto de estudio es el ser humano y el investigador es otro ser humano y en esa interacción se genera una interinfluencia que impide la separación entre uno y otro.
En ese contexto, se llegó a la conclusión de que el primer paso para lograr la objetividad en las ciencias sociales, es reconocer que no hay tal objetividad, que no existe una ciencia neutral, mucho menos en el marco de una sociedad inmersa en una crisis social porque el objeto de estudio son seres humanos, no insectos o animales y no era posible mantener una distancia entre las personas que eran objeto de intervención y quienes hacían la intervención porque se influían mutuamente.
Los psicólogos de aquella época se dieron cuenta de que insistir en la neutralidad científica sólo contribuía a mantener el control social de las clases dominantes, por lo que se vieron en la necesidad de utilizar un enfoque más crítico de la realidad social que les permitiera construir una mirada social más amplia, sistémica y holística, que les permitió integrar en un todo los componentes del sistema social que estaban estudiando y de esta manera pudieron ver que ver la principal fuente de insatisfacción social, lo que generaba los grandes problemas sociales eran las deprimentes condiciones de vida de una inmensa mayoría de personas que vivían en condiciones de pobreza social y les provocaba un sufrimiento colectivo.
Este reconocimiento obligó a construir nuevos paradigmas en la intervención social y a través de la práctica de investigadores de varias disciplinas sociales se lograron desarrollar nuevas teorías que surgieron de prácticas nuevas que estaban fundamentadas en la investigación acción que implica la participación activa de los integrantes de las comunidades en el proceso de cambio social desde un inicio, incluyendo su aportación en la identificación del problema, la planificación de la intervención y la construcción de un vínculo de colaboración entre investigadores y miembros de la comunidad.
Con el uso de esta nueva mirada social se logró rebasar el enfoque individual, utilizar un enfoque grupal, creando un nuevo paradigma que permitió a los psicólogos sociales redefinir su papel como profesionales de la psicología, reconstruir su objeto de estudio, crear nuevas formas de intervención, abandonar la visión de las personas como sujetos pasivos que se limitaban a ser receptores de la actividad de los psicólogos y se procedió a apoyarlos en la construcción de una nueva identidad como sujetos sociales, como actores políticos que construyen su realidad social.
Fue el momento en el cual se dio una revolución paradigmática cuando se dejó atrás una psicología centrada en el individuo para construir una psicología comunitaria que implicó el cambio de teorías, metodologías y técnicas, permitiendo el surgimiento de una psicología social crítica que logró superar la visión fragmentada de la realidad social y plantearse desde su inicio la necesidad de ir más allá del cambio individual, cuestionar la función social de la psicología y dejar de ver al psicólogo como el “sujeto de acción que intervienen con un objeto de estudio”, cambiar la visión de los individuos que integran las comunidades como sujetos pasivos y empezar a verlos como actores sociales que participaban desde el inicio del diseño del proyecto de intervención psicológica para impulsar una transformación social que incluyera el cambio de las estructuras de un sistema social que generaban grandes problemas sociales que afectaban a millones de personas y provocaban millones de crisis psicológicas (28).
Sin saberlo desde un principio los psicólogos de aquel entonces comenzaron a hacer psicología comunitaria, este nombre proviene del hecho de que este tipo de psicología con un nuevo enfoque en las comunidades surgió de manera específica en Latinoamérica y no en otros continentes, esa es la razón por la que se llama psicología comunitaria latinoamericana. Maritza Montero psicóloga venezolana definió a la psicología comunitaria latinoamericana como “la rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores psicosociales que permiten desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social” (29).
Con la creación de esta nueva forma intervención, los psicólogos latinoamericanos pudieron ver la necesidad urgente de intervenir en las comunidades que vivían en una realidad excluyente, revelaron la separación entre una ciencia basada en el teoricismo y una realidad social inmersa en una crisis social, por lo que el énfasis de esta nueva psicología se orientaba a la transformación social, logrando que el grupo y la comunidad fueran aceptadas como objeto de estudio de las ciencias sociales.
La psicología comunitaria latinoamericana tuvo como antecedentes a la Pedagogía de la liberación de Paulo Freire que se enfocaba en la educación como un medio para lograr la transformación social, empoderando a los oprimidos a través de la consciencia crítica y la acción, la sociología de la liberación que surgió como un movimiento académico en América latina que cuestionaba la desigualdad social, la pobreza y la injusticia. Se caracterizó por una perspectiva crítica que busca analizar y transformar las estructuras sociales injustas, tomando como punto de partida la realidad de los oprimidos y marginados. Tiene como su principal representante al sociológo Orlando Falls Borda en Colombia.
De igual forma, recibió la influencia de la Filosofía de la liberación que surgió en Argentina en 1971 como respuesta a la toma de consciencia sobre la injusticia estructural que oprimía a las mayorías populares en América latina, este movimiento filosófico se amplió al resto del continente buscando comprender la realidad latinoamericana desde la perspectiva de los oprimidos y reflexionar sobre las causas de la desigualdad y la opresión. Su representante principal es el Filósofo Enrique Dussel.
Finalmente, la psicología comunitaria latinoamerciana recibió la influencia directa de la psicología de la liberación que inició el psicólogo social y sacerdote Ignacio Martín-Baró en El Salvador antes de ser asesinado junto a seis compañeros docentes por militares en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas por su activismo en favor de la organización de la población salvadoreña que vivía en condiciones de marginación y opresión militar.
En un contexto social en el que predomina un hiperindividualismo que ha destruido el tejido social y debilitado los vínculos sociales hasta llegar al extremo de proporcionar un nuevo rostro a la policrisis que estamos padeciendo y crear “una crisis de soledad” se plantea como una necesidad urgente reconstruir el tejido social a través del fortalecimiento de un sentimiento de pertenencia a nuestras comunidades y recuperar la identidad social perdida, para reconocer que en el contexto de una sociedad en crisis, todos padecemos los mismos problemas sociales y ante la aceptación de que la solución a los problemas sociales solo podrán darse a través de un cambio social, debemos partir de la premisa de el cambio social sólo podrá darse en forma colectiva, unida y organizada mediante el incremento de la participación social.
Conclusiones
Vivimos un momento histórico de grandes transformaciones sociales que no solo están cambiando el mundo externo sino que también están provocando una mutación antropológica que se refleja en un cambio en nuestra percepción de la realidad, en nuestra forma de ver a las demás personas y en nuestra propia autoimagen. Al principio de este siglo acostumbraba decir a mis alumnos de psicología que la clave del éxito en un escenario cambiante, radicaba en reforzar nuestra capacidad para desarrollar nuevos comportamientos que nos permitieran adaptarnos a las nuevas condiciones generadas por estos cambios, pero con el paso de los años cambié mi discurso y a las siguientes generaciones les decía que no era suficiente con desarrollar comportamientos para adaptarnos a los cambios sociales, porque lo que teníamos que hacer es aprovechar la fuerza impulsora de los cambios y actuar como agentes de cambio planeado (30) para realizar acciones que permitieran redirigir esos cambios en una dirección que permitiera que el cambio inminente contribuyera a satisfacer alguna necesidad social o a mejorar nuestras condiciones de vida.
En este momento de la historia estamos viendo que se repiten las condiciones sociales que dieron origen a la psicología comunitaria latinoamericana hace 50 años, porque la psicología académica se pierde en un teoricismo que la desliga de la práctica social. Continúa imperando la enseñanza de una psicología centrada en el individuo que ignora el contexto de la crisis social que genera una demanda de ayuda psicológica expresada por millones de individuos que enfrentan en forma individual los efectos de una policrisis.
Esta demanda de ayuda es compartida por diferentes grupos, organizaciones y comunidades que conforman nuestra sociedad, pero la psicología del siglo XXI sigue aislada de las necesidades sociales, por lo que al igual que sucedió en los años setentas, enfrentamos la urgente necesidad de construir una nueva psicología, una psicología sin adjetivos que no se límite a la intervención individual, que reconozca la condición social del ser humano e intervenga en ese amplio campo que es la interinfluencia que existe entre el individuo y la sociedad, es decir, que tenga la capacidad para realizar intervenciones en grupos sociales, organizaciones y comunidades.
Debemos tener claro que nos encontramos en una sociedad que está inmersa en un contexto de crisis social, que provoca una gran desigualdad social que es la raíz de grandes problemas sociales y genera un sufrimiento colectivo, por lo que es imposible construir una “psicología neutral”, porque ante la presencia de grandes problemas sociales que afectan a las mayorías marginadas se necesita hablar con claridad, firmeza, combatiendo con el discurso científico una narrativa de control social, de simulación y engaño.
En este contexto social donde predomina el uso de la mentira, la proliferación de noticias falsas, la simulación y el engaño, el acto de decir la verdad sobre las causas que generan los grandes problemas sociales se presenta como un acto revolucionario que va en contra en contra del discurso dominante y al actuar de esta forma de manera inevitable dejamos de ser neutrales.
Continuar con una psicología enfocada en el individuo contribuye a ocultar la verdad de los grandes problemas sociales porque responsabiliza a los individuos de sus problemas, sin reconocer la influencia social sobre el comportamiento individual y no señalar a la estructura del sistema social como la causa principal de los problemas sociales. Necesitamos reconstruir una identidad social perdida porque en estos momentos una gran parte de la humanidad se encuentra viviendo como prisioneros en una soledad no deseada, inmersos en una oscuridad social, pensando que son los únicos que se encuentran aislados sufriendo la soledad, viven como nubes solitarias en un cielo despejado sin sentir la cercanía de sus semejantes, actúan como lobos solitarios sufriendo de soledad, ignorando que forman parte de una gran cantidad de personas que se encuentran en condiciones similares (31).
Los científicos sociales tenemos la obligación moral de decir la verdad de los problemas “cueste lo que cueste”, guiar nuestro comportamiento por una obligación moral que parte de la premisa de que las personas podemos actuar por algo más importante que obtener un beneficio y esto es la convicción de hacer lo que consideramos que es correcto.
La obligación moral es ser consistente con las creencias que uno tiene y esto está muy relacionado con la autoestima. Porque cuando actuamos de acuerdo a nuestros pensamientos y creencias, aún cuando hacerlo nos traiga consecuencias negativas, nuestra autoestima se incrementará al ver que las demás personas aprecian y valoran lo que hacemos, aún sabiendo que probablemente no vayamos a conseguir nada y esto nos proporcionará una satisfacción personal porque el comportamiento de un individuo puede servir de ejemplo para que otras personas puedan seguir actuando de la misma manera o seguir el mismo camino (32).
La función social de los psicología debe estar orientada a identificar las causas que originan los grandes problemas sociales y contribuir a que las personas, grupos, organizaciones y comunidades, encuentren por sí solos las formas de solucionar estos problemas de una forma que permita lograr una liberación personal y grupal a través de la construcción de un empoderamiento individual y colectivo que conduzca a la creación de un bienestar social. La Psicología debe ser una ciencia al servicio del bienestar de las personas, de grupos, de organizaciones y de comunidades, impulsando cambios planeados en la autoimagen de los individuos, en la dinámica de los grupos sociales, en la cultura de las organizaciones y en la dinámica social de las comunidades (33).
En esa línea de pensamiento, los psicólogos debemos enfocar nuestros esfuerzos de intervención en proporcionar a las personas herramientas que les permitan confrontar sus problemas, en ayudarles a desarrollar un empoderamiento individual y colectivo para que puedan retomar el control de sus vidas, en convencerles de que pueden reconstruir su identidad social y actuar como sujetos sociales que pueden llegar a ser protagonistas de su propio proceso de cambio.
La crisis social que estamos padeciendo nos obliga a impulsar una cambio social en todos los ámbitos de convivencia social y este cambio social requiere de un esfuerzo educativo que empiece por impulsar en las universidades un tipo de educación que enseñe a pensar y se caracterice el desarrollo de pensamientos autónomos que puedan realizar una crítica social y producir un conocimiento científico que permita comprender y explicar como se han construido las estructuras de dominación que promueven la distribución desigual de la riqueza social y que fueron creadas para mantener una relación asimétrica entre quienes se benefician de ejercer el poder y quienes son objeto de acciones de dicho poder.
Ante el contexto social que estamos viviendo en este siglo XXI me atrevo a preguntar: ¿Cuáles son los conocimientos científicos que produce la Psicología académica contemporánea que contribuyen a resolver los actuales problemas sociales y generar un bienestar social? En otras palabras ¿Cuál es la función social de una Psicología en el contexto de una sociedad en crisis?
Al igual que la Psicología latinoamericana apostó por trabajar con las mayorías oprimidas, debemos considerar que la desigualdad social que hoy padece nuestra sociedad obliga a que nuestra práctica profesional se incline en favor de las masas de desposeídos, de los excluidos, de los marginados de este sistema social excluyente.
La psicología debe ser una ciencia que impulse el cambio social tomando como punto de partida un análisis científico de la realidad que incluya como herramienta principal el uso de la crítica social, en la búsqueda de soluciones a la problemática social que no se limite a la sola interpretación, sino más a través de la aplicación conocimiento científico en la intervención psicosocial, se impulse una transformación social que termine con el dolor social y se logre un verdadero bienestar social.
Nuestras intervenciones deben tener el objetivo de ayudar a las personas a reconocer que tienen el potencial humano para llegar a ser los protagonistas de su propio cambio, de que sólo ellos pueden cambiar algunos elementos de su entorno social para poner freno a sus desventuras, enseñarles que en estos tiempos de globalización los problemas individuales tienen un origen global y en consecuencia se requiere de la participación social partiendo de la premisa de que si millones de personas realizan un cambio individual en forma organizada, colectiva y unida, se pueden lograr grandes cambios sociales y construir un mayor bienestar social y una mejor calidad de vida.
En ese sentido debemos construir una nueva Psicología que ayude a eliminar los temores y sembrar la esperanza del cambio social en una inmensa mayoría de la población que vive en condiciones de marginación, exclusión y pobreza. En ese sentido, mi intervención en este evento es para invitarlos a construir una identidad como agentes de cambio social para construir una Psicología que sea socialmente sensible (34) y responda en todo momento a satisfacer las necesidades de nuestras comunidades actuando siempre con un sentido de obligación moral.
1.- Ceguera moral, Bauman, Zygmunt. Espasa libros. Barcelona, 2017
https://www.labiblioteca.mx/llyfrgell/1123.pdf
2.- Envejecer satisfactoriamente en el marco de una crisis global. Yescas, Oscar. https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/10/envejecer-satisfactoriamente-en-el.html
3.- Conocimientos nacidos en las luchas. Construyendo las epistemologias del sur. Boaventura de Souza Santos/Meneses, Maria Paula. Ediciones Akal, México, 2020
4.- Apuntes psicosociales de una huelga universitaria. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/apuntes-psicosociales-de-una-huelga.html
5.- Testimonios psicosociales de una huega basada en la dignidad. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/07/testimonios-psicosociales-de-una-huelga.html
6.- Psicología, ideología y cambio social. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/psicologia-ideologia-y-cambio-social.html
7.- La revolución de las consciencias. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/06/la-revolucion-de-las-consciencias-oscar.html
8.- El maestro luchando, también está enseñando. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/el-maestro-luchando-tambien-esta.html
9.- En defensa de la universidad pública y una educación emancipadora. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/en-defensa-de-la-universidad-publica-y.html
10.- La esperanza en el poder en México. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2018/12/la-esperanza-en-el-poderen-mexico-oscar.html
11.- Conferencia de Boaventura de Santos Souza en Chile
https://www.youtube.com/watch?v=3a7peos6LP8&ab_channel=UniR%C3%ADoTV
12.- El compromiso social de los trabajadores intelectuales. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/el-compromiso-social-deltrabajador.html
13.- Las pandillas académicas y el aislamiento social de profesores.investigadores. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/02/las-pandillas-academicas-y-el.html
14.- Intervención psicosocial. Blanco, Amalio/Rodríguez, Marín. Pearson educación, Madrid, 2008
https://biblioteca.univalle.edu.ni/files/original/4cd5f06c868876d9423787e65f95adfa44997694.pdf
15.- La psicología como ideología. Contra la disciplina. Parker, Ian
Editorial Los libros de la catarata, Madrid, 2010
https://www.proletarios.org/books/Parker-La-psicologia-como-ideologia.pdf
16.- Psicología de los grupos. Blanco, Amalio y otros. Pearson educación. Madrid, 20025
https://es.pdfdrive.com/psicologia-de-los-grupos-e187631809.html
17.- Introducción a la psicología de grupos. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/06/intervencion-psicologica-con-grupos.html
18.- La transformación social desde una pespectiva científica. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/09/latransformacion-social-desde-una.html
19.- Grupos, organizaciones e instituciones. La transformación de la burocracia. Lapassade, George
Granica, editor, Barcelona, 1977
20.- Introducción a la psicología de las organizaciones. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/introduccion-la-psicologia-de-las.html
21.- Por una conducción científica de nuestras organizaciones. Yescas, Oscar.
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/por-una-conduccion-cientifica-de.html
22.- Psicología de las organizaciones. Kolb, David/Rubin, Irwin/Mclntyre
Prentice Hall, Bogotá 1989
23.-DO, Grupos T y talleres de sensibilización. Franco, Marco, 2020
24.- Teoría y método del diagnóstico organizacional. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/teoria-y-metodo-del-diagnostico.html
25.- Durmiendo en la oscuridad del Autoritarismo disfrazado de democracia mientras arriba al poder el tecnofeudalismo. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2025/01/durmiendo-en-la-oscuridad-del.html
26.- Los orígenes del totalitarismo. Arendt, Hanna
27.- Una mirada social al surgimiento de un nuevo orden mundial. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2025/03/una-mirada-social-al-surgimiento-de-un.html
28.- Introducción a la psicología comunitaria latinoamericana. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/introduccion-la-psicologia-comunitaria.html
29.- Introducción a la psicología comunitaria. Montero, Maritza
Editorial Paidós, buenos Aires, 2004
30.- El agente de cambio social. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/01/el-agente-de-cambio-social-oscar-yescas.html
31.- Soledad y política. La soledad como instrumento de control social. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2025/04/soledad-y-politica-la-soledad-como.html
32.- Psicología social en tiempos de crisis. Entrevista a Jose Manuel Sabucedo
https://www.scielo.br/j/psoc/a/bKGTNK4s5GqKtWhLdnB4QWB/?lang=es
33.- Apuntes de intervención psicosocial en grupos, organizaciones y comunidades. Yescas Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/apuntes-de-intervencion-psicosocial-en.html
34.- Por una psicología socialmente sensible. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/11/por-una-psicologiasocialmente-sensible.html