La muerte en la vejez por abandono social
(In memoriam a Luis Rey Moreno Gil, quien no debió morir)
23 de julio de 2024
Oscar Yescas Domínguez
Una de las grandes ausencias que padecemos después de décadas de neoliberalismo es la pérdida de nuestra identidad como sujetos sociales, al sufrir la fragmentación de lo social y restringir la percepción de la realidad a la perspectiva individual. Junto al desarrollo de una ideología individualista que rompió los vínculos sociales y rompió el tejido social, de tal forma que la desigualdad social se vive hoy como desigualdades sociales por la ausencia de consciencia de clase porque la mayoría de las personas sufren pensando que sus condiciones de vida son el resultado de decisiones personales, sin contemplar que sus vidas e inclusive sus muertes están determinadas por un determinismo económico que proviene de la infraestructura y superestructura del sistema económico y social en el que nos encontramos.
Todos sabemos que vamos a morir algún día, se puede decir que todos tenemos clara consciencia de que somos seres mortales y que nuestra existencia terminará tarde o temprano, podría suceder hoy o mañana por un descuido en algún resbalón, alguna caída accidental o inclusive podríamos morir “por estar en el lugar incorrecto a la hora incorrecta”, porque me apena decir que en la ciudad en que vivo (Hermosillo, Sonora), obtuvo el reconocimiento como la segunda ciudad donde ocurren más accidentes viales a nivel nacional (1). Por otro lado, no olvidemos que padecemos una violencia social provocada por la existencia de delincuencia organizada, por lo que podríamos decir que salimos de nuestras casas y no tenemos la certeza de regresar vivos porque todo puede suceder a la vuelta de la esquina.
Que nuestras vidas sean cortas o largas no depende de nosotros, pero podemos tomar medidas preventivas para garantizar nuestra existencia. Sin embargo, a pesar de saber que estamos de paso en esta vida, millones de personas desaprovechan sus vidas procastinando, utilizando los dispositivos tecnológicos como medio de escape de la realidad y algunos llegan a actuar de manera irresponsable al incurrir en conductas que ponen en riesgo su salud o su propia vida, como ejemplo de ellos podemos contar los casos de fallecimientos de gente joven que pierde la vida por tomarse una foto en un lugar peligroso, por aceptar retos realmente estúpidos que circulan en redes sociales y que provocan muertes sin sentido.
Por diversos actos de irresponsabilidad, miles de personas no llegan a la etapa de la vejez porque fallecen mucho antes de madurar como adultos y no logran llegar a la edad en la que podrían desarrollar un sentido de responsabilidad individual y social. Si alguien duda de que vivimos la vida en calidad de préstamo, le invito a pensar en aquellos coterráneos suyos que quedaron atrás en nuestro camino por esta vida porque fallecieron por diferentes causas, mientras que nosotros seguimos avanzando disfrutando de la oportunidad de elegir alguno de los diferentes senderos que nos ofrece estar vivos y hacer lo que queramos con el tiempo que nos resta de vida.
Por estas razones que nos permiten decir que todos conocemos nuestra fecha de nacimiento, pero desconocemos la fecha de nuestra muerte, el llegar a la tercera edad debe ser considerado un privilegio que no todas las personas pueden disfrutar, porque la muerte les alcanzó antes de tiempo y no pudieron cumplir el ciclo natural de la vida del ser humano (infancia, pubertad, adolescencia, juventud, adultez y vejez).
Aquellos que nos encontramos en la etapa final de nuestras vidas y que somos mayores de 60 años, debemos vernos como verdaderos sobrevivientes porque hemos vivido en dos siglos diferentes, hemos atravesado la barrera que separa un milenio de otro, nos hemos visto obligados a aprender el uso de las nuevas tecnologías (computadoras, internet, teléfonos celulares, redes sociales, etc.) y hemos evitado la “muerte social” que sucede con aquellas personas que no están en redes sociales porque la socialización contemporánea se da en internet y quienes no están en redes sociales son fácilmente olvidados y sufren marginación social porque la nomofobia está presente en niveles diferentes en una gran mayoría de la población.
Es importante tener presente que los adultos mayores somos un segmento de la población que presenta una tasa de crecimiento superior al resto de la población y los pronósticos indican que el número de personas mayores de 60 años seguirá aumentando en forma sostenida en el futuro a corto plazo porque la esperanza de vida ha aumentado en los últimos años y esto ha provocado cambios en el comportamiento social de tal forma que hoy en día la vejez se vive en condiciones muy diferentes a la forma de vida de otras generaciones de nuestra misma edad.
Los adultos mayores de hoy hemos llegado a la conclusión de que “sentirse joven”, no es una cuestión de edad, sino que es en realidad una cuestión de actitud, porque estando viejos, nos seguimos sintiendo jóvenes, mientras que muchos jóvenes de hoy actúan como viejos al mostrar gran fragilidad y poca tolerancia a la frustración, lo que les hace sufrir innecesariamente y esta actitud les impide disfrutar de su juventud porque todo les afecta o les ofende, algunas personas les llaman a estos jóvenes nacidos después del 2,000, “la generación de cristal”.
Desde nuestra lejana juventud, se inició una oleada de cambios sociales que se ha mantenido constante durante las últimas décadas y parte de esos cambios son cambios demográficos que incluyen un aumento en la esperanza de vida, pero estos cambios no solo se limitan a ampliar la población de adultos mayores, sino que incluyen cambios de actitudes en los adultos mayores, porque el aumento en la esperanza de vida ha prolongado la existencia de tal forma que los adultos mayores que tienen edades entre los 60 y 80 años no actúan como los adultos mayores de hace algunas décadas que tenían la misma edad y mostraban gran deterioro en su salud, dependencia de otras personas e incapacidad para moverse por sí mismos. Los adultos mayores de hoy seguimos siendo productivos, podemos estar jubilados pero no significa estar retirados de la vida social o depender de otras personas para vivir nuestras vidas, porque sentimos vitalidad en nuestros cuerpos, tenemos autonomía de movimientos, nos manejamos con independencia .
Además de lo anterior, estamos presenciando un nuevo fenómeno social que es el surgimiento de un nuevo segmento de la población a la que se le ha llamado “la cuarta edad”, es decir, aquellas personas que tienen edades entre 80 y 100 años, de los cuales un gran porcentaje siguen viviendo sus vidas en forma activa y productiva, ejemplos de ellos los podemos encontrar en el mundo artístico, en el campo de la educación, de la política, en el ámbito laboral y en otros ámbitos de convivencia social.
Junto al crecimiento de la población de adultos mayores, también se observa un significativo descenso en la tasa de fecundidad, por lo que las políticas públicas deben orientarse para incluir la atención a las necesidades de la población de adultos mayores. Lamentablemente, vemos que esta expectativa de recibir la atención que merecemos como adultos mayores que durante nuestra vida activa cumplimos un rol importante en la economía y desarrollo social de nuestro Estado y país, se estrella con la realidad cruel de que los adultos mayores somos uno de los grupos sociales que enfrentamos un abandono social tanto por parte de la sociedad, como por parte de las autoridades que nos gobiernan.
En el ámbito de lo social, podemos decir que los cambios culturales impulsados por sociedad de consumo, han fragmentado lo social e impulsado el desarrollo de una ideología individualista, de tal forma que se pierde el sentimiento de pertenencia a nuestras comunidades y se debilita el vínculo con la familia extensa provocando el distanciamiento entre los hijos que pasan a formar su familia nuclear, con los padres que les apoyaron para concretar sus sueños, reducen el contacto con ellos a nombre de que “ya hicieron sus vidas”, ahora les corresponde construir el futuro para sus propias familias y el concepto de familia se reduce a su propia familia nuclear.
En la economía de libre mercado en que vivimos, la lógica del capital es mantener un equilibrio entre una producción masiva y un consumo masivo de productos y servicios, un equilibrio que ha logrado institucionalizar una ideología colectiva en la que predomina el imperio de lo efímero (2), porque los productos de consumo tienen corta duración debido a la obsolescencia programada y la publicidad que recibimos constantemente nos empuja a reemplazar productos que todavía funcionan o que podrían ser reparados, por nuevos productos que son más pequeños y tienen más funciones porque la novedad es lo que motiva el impulso de la compra.
Este permanente ciclo de producción masiva y consumo masivo ha logrado que en tiempos del neoliberalismo una gran cantidad de población comparta como característica común el estar endeudados y se provoque que la población se encuentre en una nueva versión del castigo de Sísifo (3), es decir, dentro de un constante endeudamiento recibiendo un trato de esclavitud económica al percibir bajos salarios y padecer el impacto de una creciente inflación que aumenta de manera constante la precariedad en las condiciones de vida de millones de personas en todo el mundo.
El surgimiento del totalitarismo del mercado, se utiliza como arma de destrucción masiva porque genera una ideología de consumo constante y al mismo tiempo provoca un inusitado incremento de la desigualdad social, porque la riqueza que se produce socialmente se distribuye en forma desigual haciendo más ricos a los ricos, tiende a desaparecer la clase media y aumenta el número de personas que viven en condiciones de pobreza.
La consolidación de la ideología de consumo provoca un tipo de enajenación social en la cual las personas reciben el mismo trato que se les da a los productos del mercado y sean socialmente aceptadas en función de su productividad, utilidad o rentabilidad, por lo que aquellos segmentos de la población que viven en condiciones de pobreza son excluidos no sólo del mercado, sino que aparte de ser empujados a vivir en condiciones de pobreza y marginación social, recibe un rechazo de la sociedad que experimenta una aporofobia que conduce a dar un trato social a los pobres como si fueran subhumanos o ignorarlos como si no existieran (4). Bajo esta óptica las relaciones interpersonales se ven afectadas porque las personas son valoradas por las cuentas bancarias, bienes materiales de su propiedad, saldo en cuentas bancarias, tipo de automóviles que posean o nivel de productividad o utilidad social.
Desde esta perspectiva, la situación de los adultos mayores puede resultar complicada porque ser viejo ya no tiene el mismo significado que hace algunas décadas en las que se brindaba respeto, cortesía y preferencia a las personas mayores. Para algunas personas las personas viejas ya no son productivas, ser viejo es sinónimo de improductividad, los viejos son percibidos como una “carga familiar” para algunos integrantes de su familia y hay casos en que los descendientes de adultos mayores esperan el momento de su muerte para heredar sus posesiones y son “tolerados” mientras están con vida. Esta inhumana y discriminatoria percepción de lo viejo como sinónimo de algo inútil, provoca que los adultos mayores reciban un menosprecio por el simple hecho de ser viejos,
Mientras que por el lado de las autoridades de los diferentes niveles de gobierno algunos funcionarios que son proclives a la implementación de políticas neoliberales, perciben a los adultos mayores como “una carga presupuestal” por lo que intentan reducir el presupuesto destinado a satisfacer las necesidades de los adultos mayores y aumentar los sueldos de los altos directivos que se encuentran de paso en las instituciones gubernamentales.
El menosprecio a los adultos mayores no termina ahí, se presenta también del lado de los trabajadores activos que perciben a pensionados y jubilados como personas que reciben prestaciones y pensiones que son financiadas con presupuesto que “se les quita” a los rabajadores activos, no les alcanza la imaginación ni la empatía como para pensar que en el futuro ellos mismos serán pensionados o jubilados y estarán en peores condiciones porque el derecho a la jubilación es un derecho en extinción por la implementación de políticas neoliberales.
La cultura arrolladora de consumo que existe en nuestra sociedad utiliza figuras ideales de hombre y mujer que por lo regular son figuras de jóvenes con figura esbelta, sana y atractiva, empuja a la población de consumidores a reproducir patrones de conducta que les acerque a esas figuras ideales, dando lugar al surgimiento de un fenómeno llamado “juvenismo” (5), un término acuñado por el filósofo Alan Badiou y que se refiere al culto generalizado a la juventud que viene a reemplazar al culto a la sabiduría y el respeto que se mostraba a los más viejos y en ese proceso de producción y consumo, los viejos no tienen cabida.
El juvenismo tiende a hipervalorar la juventud por lo que los adultos presentan una tendencia a ocultar la edad en la medida que se va envejeciendo y en un número significativo de personas adultas llega a presentarse el “fenómeno de Peter Pan”, es decir siguen comportándose como adolescentes inmaduros que no son capaces de tomar la responsabilidad de sus actos y de su vida adulta, experimentan temor a envejecer porque sienten que no encajarán con las figuras ideales de hombres y mujeres socialmente aceptadas que por lo regular son figuras de jóvenes esbeltas.
Algunas personas que dejan su juventud para ingresar a la vida adulta, llegan a sentir una crisis existencial porque sienten que no han hecho nada productivo con sus vidas, se encuentran obsesionadas por mantener una figura “socialmente atractiva” porque sienten que no tendrán aceptación social al dejar de ser jóvenes y convertirse en “viejos”, por lo que intentan por todos los medios invirtiendo recursos económicos para mantener una apariencia juvenil de manera constante vistiendo según los dictados de “la moda” (6).
En el mundo contemporáneo, es cada vez más claro que los políticos que gobiernan los países del mundo entero no gobiernan a favor de las poblaciones que votaron a su favor y los llevaron al poder, el poder económico se impuso al poder político de tal forma que los políticos gobiernan a favor de las grandes corporaciones transnacionales que controlan la economía y política mundial, aprobando reformas en las constituciones de cada país que eliminan derechos laborales, prestaciones sociales y privatizan servicios públicos.
Estos políticos gobiernan utilizando un enfoque de necrofilia política que consiste en aplicar políticas públicas que condenan a la muerte a los sectores socialmente desfavorecidos, dentro del os cuales se encuentran los desposeídos, los pobres, los desempleados y los viejos. Como ejemplo de políticas basados en la necrofilia política se encuentran la reducción de presupuesto a la salud pública, a la educación pública, al presupuesto de las universidades públicas.
Todas estas reducciones presupuestales son realizadas por funcionarios administrativos que actúan con hielo en sus corazones, sin remordimiento alguno porque tienen como recompensa la desviación del presupuesto público para enriquecer sus fortunas personales recibiendo altos sueldos, que resultan ser amorales porque sus fortunas personales crecen mientras mientras se descuida la atención a las necesidades sociales de la población que enfrenta grandes problemas en el contexto de la policrisis que estamos viviendo, una crisis multidimensional que tiene varias expresiones: crisis económica, crisis política, crisis ecológica, crisis sanitaria, etc.
La crisis multimensional que padecemos se traduce en millones de crisis individuales porque la aplicación de estas políticas provocan un aumento en la desigualdad social, el incremento en el número de personas que viven en la pobreza, por lo que podría decirse que no existe una crisis económica, lo que en realidad existe es una distribución desigual de los recursos financieros que afecta a aquellos sectores que los políticos que gobiernan deciden quien vive y quien debe morir.
En este contexto social de hipervaloración de la juventud, menosprecio a los viejos, privatización de servicios públicos, corrupción gubernamental, la realidad que vivimos los adultos mayores en lo general, es una realidad de abandono social, político y económico que provoca que millones de adultos mayores vivan excluidos en la economía de libre mercado.
Los adultos mayores, a diferencia de los jóvenes y adultos que se encuentran en su etapa productiva, valoramos en gran medida la salud debido a que padecemos enfermedades propias de la vejez, por lo que necesitamos un mayor número de consultas médicas, un mayor consumo de medicamentos y visitas más frecuentes con médicos especialistas para mantener controladas nuestras enfermedades.
Es importante mencionar que algunas de las enfermedades que se padecen a esta edad podrían haberse evitado si las personas hubieran tenido la consciencia de que se envejece de acuerdo a como se vivió previamente, si desde temprana edad las personas hubieran cambiado sus hábitos alimenticios, valorado la importancia del ejercicio físico y tomado en serio la importancia de cuidar de la salud, el cuadro de enfermedades en la vejez se reduciría considerablemente.
Lamentablemente en una gran mayoría de las personas la idea de cuidar de su salud se encontró ausente durante gran parte de sus vidas porque era un lujo al que no podían aspirar ya que la crisis económica siempre estuvo presente en sus vidas y se vieron en la necesidad de trabajar para poder cumplir con el rol de proveedores, por lo que al llegar a la tercera edad, el cuerpo desgastado presenta enfermedades que podrían haberse evitado.
Si a las agotadoras jornadas de trabajo se suman excesos en el consumo de alcohol, tabaco, exceso de vida sedentaria, ausencia de ejercicio, consumo excesivo de comida chatarra, vida nocturna constante, insuficientes horas de sueño, etc., las posibilidades de padecer de varias enfermedades al llegar a la tercera edad aumentan considerablemente, porque el cuerpo cobra la factura de estos excesos con padecimientos que estarán presentes hasta el último aliento de sus vidas.
Pocas son las personas que conocen el concepto de envejecimiento satisfactorio, que consiste en adoptar hábitos sanos de alimentación, ejercicio, cuidado de la salud, mucho antes de envejecer y durante el proceso de envejecimiento (7). Nunca es tarde para envejecer en forma satisfactoria, inclusive al llegar a la senectud puede uno iniciar un cambio en su vida cotidiana que le permita cuidar de su salud y estos son los mismos de siempre: abandonar el consumo del tabaco, de alcohol, alimentos chatarra y mantener un régimen de ejercicio diario y dieta balanceada.
Sin embargo, debemos reconocer que el derecho a la salud está siendo violado de manera impune ante el avance de políticas neoliberales, porque enfrentamos la terrible realidad de que ser saludable depende del nivel socioeconómico en el que nos encontremos, porque la salud pública se ve agredida cada vez más porque millones de personas se sumen en la pobreza y son empujadas a vivir en condiciones de austeridad sin límites de tal forma que la constante precarización de sus vidas les dificulta llegar al final de cada mes, porque sus ingresos son insuficientes y consultar un nutriólogo para llevar una dieta acorde a su condición física y padecimientos potenciales, se ha convertido en un lujo inaccesible para una gran mayoría de la población.
Por esas razones debemos tener claro que existe una gran diferencia entre morir en la vejez por causas naturales provocadas por enfermedades propias de la edad y morir en la vejez por enfermedades propias de la edad que no fueron atendidas por fallas en una institución de salud pública.
Es el caso del Isssteson, institución de salud pública en la que la carencia de médicos especialistas, el desabasto de medicinas, la falta de equipos médicos adecuados, la infraestructura insuficiente, representa una constante violación al derecho a la salud de miles de derechohabientes, mientras que los directivos de esta institución se enriquecen recibiendo sueldos inmorales porque el elevado monto de los mismos obliga a que la mayor parte del presupuesto otorgado a esta institución sea destinado al pago de la nómina, descuidando la atención a la salud de miles de derechohabientes.
En mi artículo más reciente, compartí en mi blog mi experiencia personal como derechohabiente del Isssteson al pasar más de 30 horas internado en el área de urgencias de dicha institución y describí que recibí atención oportuna, fui objeto de estudios especializados que determinaron con prontitud el origen de mis padecimientos, pero sufrí en carne propia la gran falla en la atención médica que fue la ausencia de médicos especialistas en el área de urgencias durante los fines de semana, en mi caso fue la ausencia de un urólogo (8). En ese artículo dije algo que lamentablemente el tiempo me dio la razón
“Pero puede decirse que mi caso forma parte de una lista de casos afortunados ya que pude salir por mi propio pie, con ausencia de dolor y en forma asintomática, asegurándome de agradecer al personal médico y de enfermería la atención recibida por ellos durante el tiempo que estuve internado y deseando a quienes “fueron mis compañeros de cama” en el área de urgencias, que se aliviaran de sus malestares y recuperaran pronto su salud.
Pero existe una realidad aparte porque hay una cifra negra de casos de derechohabientes del Isssteson cuya salud está en estado de riesgo creciente, porque son casos de enfermedades realmente graves que ponen en riesgo no solo su salud, sino que ponen en riesgo sus propias vidas, porque hay pacientes que necesitan operaciones quirúrgicas y no las reciben porque el Isssteson no está en condiciones de dar este servicio ya sea porque no cuenta con suficientes médicos especialistas o por ausencia de equipo médico y esto provoca que se cancelen cirugías operatorias, obligando a los pacientes a formar parte de una lista de espera para que se programen sus intervenciones en quirófano, una espera que provoca que las enfermedades avancen y afecten el estado de salud física y mental de los pacientes porque no se recibe la atención médica en la forma oportuna que requieren dichos casos”.
Como argumento de tales afirmaciones procedí a describir el caso particular de un maestro a quien se le ha aplazado una intervención quirúrgica. Este artículo lo publiqué el pasado10 de julio y en sólo 11 días lleva 372 lecturas en mi blog, lo que interpreto como el interés que despierta utilizar tribunas públicas para hablar abiertamente sobre el estado de crisis que prevalece en el Isssteson, porque son miles de sonorenses los afectados por su mal funcionamiento. Acerca del Isssteson he escrito varios artículos que se encuentran disponibles en mi blog personal y la temática no cambia a pesar del cambio de gobierno del prianismo al gobierno de Morena encabezado por Alfonso Durazo, representante de la Cuarta transformación en Sonora y quien en su campaña electoral se comprometió a rescatar al Isssteson.
Lamentablemente es una promesa incumplida porque a pesar de que un nuevo partido tomó el poder, tenemos un nuevo gobierno en el cual el Isssteson sigue presentando las mismas fallas que se presentaron durante las últimas décadas con gobiernos prianistas: desabasto de medicamentos, carencia de médicos especialistas, falta de infraestructura y equipo médico, etc. Podrán faltar medicinas, médicos especialistas y equipo médico, pero a los altos mandos no les falta el sueldo cada quincena porque es lo primero que aseguran los administradores de esta noble institución.
Pensaba que con mi escrito anterior dije lo que tenía que decir y estaba desarrollando mis ideas para iniciar un nuevo escrito con un tema diferente. Pero me enteré del fallecimiento de mi paisano y amigo Luis Rey Moreno Gil, trabajador universitario jubilado que vivía solo y me encuentro en redes sociales con el testimonio que presenta como denuncia pública otro de mis amigos, Jeff Durango:
“LO MATARON. Me acaban de avisar que anoche murió mi compa, mi amigo, Luis Rey Moreno. Me encuentro en total shock, mis manos tiemblan, mi corazón sufre. Estoy enrabiado. Emputadamente enrabiado. Yo estuve cerca de él todos estos meses, estas semanas, estos días en que sus enfermedades se le vinieron encima a raíz de un mal tratamiento por un médico irresponsable del Isssteson-Hermosillo.
Este mes de julio, estuvo internado cuatro días en Urgencias del Chávez en donde recibió sólo maltratos y no se le hicieron los estudios indicados por un mismo internista de Urgencia: una endoscopia digestiva. Ya que había llegado a Urgencias por sangrado interno, vomitaba y defecaba sangre, debido a las medicinas que le recetó un médico de ese hospital y que su cuerpo rechazó. Entró un jueves y el sábado le dijeron -en Urgencias- que se le debía de hacer la endoscopia pero que se la harían hasta el lunes porque los fines de semana no trabajan los especialistas en esa materia. Le dieron de alta el mismo domingo de Urgencias -aún sin haberle dado un diagnóstico sobre su salud. Le dieron cita para que el siguiente día, el lunes, le hicieran la endoscopia.
Al otro día, estuvo 7 horas esperando a que se le hiciera la endoscopia, pero no fue atendido. Yo pasé por él al Chávez para llevarlo a su casa. Me explicó todo lo que estaba sucediendo en el trato que recibía en el hospital. Escribió una carta de inconformidad y la dejó allí mismo. Yo le conminé a que regresara al siguiente día a que le hicieran el estudio. Que regresara a Urgencias. Me dijo: allí en Urgencias fue donde me hicieron esperar 7 horas y no me hicieron nada.
Luis Rey Moreno pudo salvar su vida. Su muerte es consecuencia de la negligencia e irresponsabilidad del personal médico del Isssteson-Hermosillo. Luis Rey fue uno de los artistas que más aportó a la cultura sonorense, pero su radicalismo de izquierda siempre se topó con las subsecuentes administraciones del poder estatal.
Luis Rey era un obradorista convencido de las acciones del gobierno de AMLO, a pesar de que en la actual administración estatal su presencia y su trabajo ni siquiera fue valorizado, simplemente fue ignorado, como si hubiera sido borrado de la historia cultural de Sonora.
Luis Rey fue olvidado por sus amigos y amigas de izquierda que llegaron al poder. De ello se lamentaba conmigo. Vivía solo, olvidado de todo el mundo en su casita y sus dos perritos, a quienes le llamaba “mis niños”.
Luis Rey era un hueso duro de roer, por eso yo creía que de esta enfermedad se iba a librar también. Lo pudo haber hecho, estoy seguro. Pero no se libró de la mano del hombre. De los responsables de su muerte que hoy despachan y supuestamente atienden a otros enfermos en el Hospital Chávez.
Estoy emputadamente encabronado. Mi amigo no murió de muerte natural. Lo mataron”
Después de leer este escrito un escalofrío recorrió mi cuerpo porque de manera inevitable me recordó mi experiencia personal que tuve en el área de urgencias cuando no se presentó un urólogo en un fin de semana y un pensamiento atravesó mi mente: “pude haber sido yo el que falleció por falta de atención de un médico especialista”, yo también estuve esperando un fin de semana a un médico especialista que nunca llegó por lo que insistí en que me dejaran salir y salí por mi propio pie. Afortunadamente, mi estado de salud respondió y de inmediato fui a consulta privada con mi urólogo que me ha atendido durante años en el Isssteson y lo volví a visitar 15 días después en la fecha que me asignaron por ser remitido del área de urgencias.
Con esta experiencia personal, a la cual se agrega el conocimiento de otro tipos de casos como el del compañero Román Yocupicio fallecido en circunstancias similares, en la soledad de su casa y por falta de atención médica oportuna el 26 de noviembre del 2021, más otros casos que conforman una lista negra de de casos no registrados, me llevan a concordar con la apreciación de que Luis Rey Moreno Gil no murió por “causas naturales o por viejo”, porque todo indica que su muerte se precipitó por falta de atención médica oportuna de una institución de salud pública.
¿Las direcciones de los sindicatos de los trabajadores que están afiliados al Isssteson y que permanecen indiferentes ante la violación al derecho a la salud pública de quienes representan?, ¿El colectivo amorfo de pensionados y jubilados que muestra un conformismo generalizado, una masiva indiferencia hacia la violación al derecho de su derecho a la salud y que sólo levanta la voz cuando sus derechos individuales son afectados?
Sin duda alguna Luis Rey Moreno Gil representa uno de los casos de abandono social por parte del Estado mexicano representado por el Estado de Sonora y debemos verlo como la expresión particular de un problema social que es el abandono de los adultos mayores en el sistema de salud pública en Sonora. Si el Gobierno mexicano fuera una empresa privada, este caso llamaría la atención de los dueños de la empresa y exigirían una investigación de este caso para deslindar responsabilidades y se procedería a pedir la renuncia inmediata de los involucrados en forma directa en esta negligencia que provocó un fallecimiento innecesario de una persona que trabajó toda su vida y lo único que pedía es que le atendieran su salud con la misma dignidad con la que mantuvo sus principios hasta el final de su vida.
Pero estamos hablando de una institución de salud pública que forma parte del Gobierno mexicano en general y del gobierno del Estado de Sonora en particular. ¿Qué procede en este caso?, olvidarnos del asunto y dejar atrás los nombres de los caídos por la ambición de funcionarios que desconocen el concepto de servidor público?, ¿Olvidar este vergonzoso asunto y fingir que no sabemos que se presentarán nuevas muertes, nuevas violaciones a los derechos de la salud de miles de derechohabientes mientras no se tomen medidas pertinentes?
En mi opinión lo que procede es recordar que estamos hablando de una institución gubernamental que se sostiene con recursos financieros que provienen del presupuesto público, es decir, con el dinero de los impuestos que pagamos los sonorenses para garantizar la existencia del Estado que tiene como misión proveer el bienestar social de la población.
Eso significa que los funcionarios que trabajan en el gobierno deben priorizar la atención a las necesidades de la población, ya sean en el terreno de la salud, de la educación, de seguridad, etc. Pero la realidad es que la situación que presentan la mayoría de las dependencias gubernamentales, incluida el Isssteson, es que destinan la mayor parte del presupuesto público en el pago de la nómina, dentro de la cual se encuentra el pago de altos sueldos para todos los altos funcionarios.
Esta misma situación se reproduce en las universidades públicas, porque se autorizan nuevas plazas administrativas y ya no se autorizan plazas de tiempo completo para contratar a profesores que puedan realizar investigaciones como parte de sus funciones. Tanto en las dependencias de gobierno como en las universidades públicas se observa la existencia de una gran brecha salarial que separa a los trabajadores de base que perciben sueldos bajos, de los funcionarios administrativos de alto nivel que perciben sueldos tan altos que resultan ser amorales porque la desviación de los recursos financieros impide que las instituciones cumplan con la función social para la que fueron creadas, por lo que los resultados de esta anomalía administrativa son aquellos que sostienen con el pago de sus impuestos a una casta burocrática que utiliza la política para acceder al presupuesto público y enriquecerse con altos ingresos.
La verdad por todos conocida es que los puestos de alto nivel dentro de las estructuras de los tres niveles de gobierno, son ocupados por personas que no cumplen con el perfil del mismo, sino por personas que muestran como principal cualidad la de ser leales al gobernador o Presidente en turno, ya que existe un neanderthaismo administrativo en la conducción de nuestras organizaciones, porque las aportaciones que proporcionan las ciencias sociales que permitirían mejorar el funcionamiento de las dependencias públicas son ignoradas y esto se refleja en la ausencia de un sistema científico de selección de personal para ocupar puestos de alta dirección (9).
Los ciudadanos debemos tomar consciencia de que quienes trabajan en en los diferentes niveles de la estructura del gobierno mexicano (municipal, estatal y federal), son personas que deberían regir su comportamiento con un código de ética que los conduzca a actuar como servidores públicos y quienes no cumplan con sus funciones puedan ser relevados de sus cargos si existe inconformidad social con su actuación.
Con esta mirada, podemos construir una autoimagen como ciudadanos que tenemos derechos que están siendo violados por personas que no cumplen con las responsabilidades que se desprenden de sus puestos públicos y podemos actuar como ciudadanos responsables para movilizarnos en forma colectiva, unida y organizada para exigir cambios en la forma como se están dirigiendo las dependencias gubernamentales y manejando las finanzas públicas. Actuar de esta forma puede considerarse como una acción políticamente correcta, porque estaremos defendiendo nuestro derecho a la salud, lo que para nosotros los adultos mayores significa luchar en defensa de nuestras vidas.
La muerte de luis Rey Moreno Gil no es un caso aislado, es el resultado de la implementación de políticas neoliberales que restringen el presupuesto para salud pública y existen otros casos más de los cuales no tenemos conocimiento, por lo que sería oportuno que los derechohabientes del Isssteson que hayan padecido alguna violación a su derecho a la salud, lo compartan para tener más elementos y reconocer la magnitud del problema de abandono de personas que se encuentran en la vejez y se les deja morir. Debemos retomar el fallecimiento de Luis Rey Moreno Gil como una advertencia de lo que espera a miles de derechohabientes del Isssteson si seguimos actuando con conformismo generalizado, con indiferencia a la violación del derecho a la salud de un adulto mayor a quien le impidieron seguir con vida otros años mas.
Los trabajadores activos afiliados a los sindicatos, deben aprender de este caso la lección de que no importa la edad o el estado de activo, pensionado o jubilado, la muerte no discrimina a nadie y cuando se trata de enfermedades, todos tenemos el derecho a recibir una atención médica de calidad y el mantenimiento de una burocracia que se lleva la mayor parte del presupuesto destinado a salud pública, está impidiendo que cada derechohabiente reciba las medicinas que necesita, que reciba atención médica oportuna, que sea atendido por médicos especialistas cuantas veces lo necesite, que se realicen las cirugías operatorias en el momento en que sea necesario, etc.
Debemos retomar la premisa de que “gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden” y construir una acción colectiva más organizada, en la que no existan diferencias entre trabajadores activos, pensionados o jubilados, porque todos somos derechohabientes del Isssteson y a todos nos están violando el derecho a la salud. Los trabajadores activos necesitan democratizar sus sindicatos, presionar a sus direcciones sindicales para que procedan a defender los derechos de quienes dicen representar, en caso de no hacerlo, se verán obligados a movilizarse en forma independiente para defender el derecho a la salud de ellos mismos y de sus propias.
En el caso del colectivo de pensionados y jubilados, debemos tomar el caso de Luis Rey Moreno Gil como si fuera personal, no será muy difícil hacerlo porque muchos hemos estado en situaciones similares, y debemos tener presente que luchar por el derecho a la atención a nuestra salud para garantizar el abasto de medicamentos, atención médica oportuna, acceso a estudios médicos especializados, garantías de ser objeto de cirugías operatorias en el momento que se necesite. Debemos tener presente que mientras el gobierno federal impulsa programas de bienestar social para proteger a los adultos mayores, en Sonora se les deja morir por falta de atención médica oportuna violando de manera impune los derechos a la salud de miles de derechohabientes del Isssteson.
Para lograr lo anterior, debemos unir fuerzas, dejar atrás nuestra identidad laboral de procedencia, poner por delante la necesidad de luchar para defender el derecho a la salud pública y construir una nueva identidad como grupo social emergente, los adultos mayores tanto pensionados y jubilados podemos construir una identidad como sujetos sociales que luchamos en defensa de nuestras vidas, combatiendo la corrupción, la simulación y la indiferencia de quienes nos gobiernan.
Los problemas personales que enfrentamos en nuestras vidas cotidianas tienen un origen global y los problemas que enfrentamos en las instituciones de salud pública, se originan en la implementación de políticas neoliberales que se aplican a nivel global, por lo que tenemos necesidad de actuar como sujetos globalizados y exigir en el caso del Isssteson una auditoría financiera que explique el destino de $ 3,200 millones de pesos que fueron otorgados al Isssteon en el año 2023 como recursos extraordinarios.
Junto a esta demanda, debemos exigir transparencia en el uso de las finanzas que recibe el Isssteson y presionar para que se haga efectiva una reducción de los sueldos de los altos funcionarios y garantizar que el presupuesto destinado a la salud sea utilizado para atender y mejorar la atención a la salud pública y evitar que se siga desviando para enriquecer a los altos funcionarios que actúan como “aves de paso”, sin actitud de servidores públicos y sin experimentar compromiso social alguno desde la altura de sus cargos.
Los ciudadanos mexicanos debemos demostrar que hemos cambiado en estos últimos años y que hemos aprendido a actuar como sujetos políticos y exigir al Gobernador que cumpla su promesa de rescatar el Isssteson, porque no estamos dispuestos a permitir que se sigan aplicando políticas de austeridad en el funcionamiento del Isssteson a nombre de que existe una crisis económica, porque la realidad es que no existe crisis económica porque lo que sí existe y es inaceptable, son los altos sueldos para funcionarios de primer nivel.
El tema de la salud es un tema delicado, porque restringir los servicios médicos y sufrir desabasto de medicamentos, significa poner en riesgo nuestras vidas y lo que menos tenemos tiempo los adultos mayores es tiempo para estar en una lista de espera para recibir atención de médicos especialistas, tiempo para esperar una fecha lejana para ser objeto de una cirugía operatoria, tiempo para dar vueltas visitando las farmacias del Isssteson y no recibir los medicamentos que necesitamos.
Debemos actuar de tal forma que logremos que se tomen medidas para evitar que se presenten nuevas muertes por negligencia administrativa o negligencia médica. Debemos actuar como ciudadanos que ejercemos autonomía en elegir formas de lucha para defender nuestro derecho a la salud y dejar atrás la dependencia hacia las autoridades esperando que resuelvan nuestros problemas, porque nadie resolverá los problemas que padecemos los adultos mayores, más que nosotros mismos. Si somos objeto de abandono social de parte de familiares y amistades, que así sea, pero lo que no podemos aceptar es el abandono de las autoridades de salud que violan nuestro derecho a la salud mientras perciben altos sueldos y se enriquecen con fondos públicos faltando a su responsabilidad como servidores públicos.
Dejemos de esperar a que venga un Mesías para ayudarnos y empecemos a construir un empoderamiento individual y colectivo que nos permita reconstruir el tejido social, recuperar nuestra identidad social, vernos como un colectivo que padece los mismos problemas y que la solución a los mismos depende de nuestra capacidad para unir nuestras fuerzas, organizarnos y alzar nuestras voces para decir “Ya basta”, no más muertes por negligencia administrativa o médica, que el Gobernador Alfonso Durazo cumpla su promesa de campaña de rescatar al Isssteson.
Debemos percibirnos como sujetos políticos que tenemos la capacidad para actuar como agentes de cambio social en forma organizada, unida y colectiva y juntos podemos construir un poder colectivo que nos permita romper la asimetría con la que los funcionarios públicos nos tratan, para actuar como interlocutores interactuando de igual a igual con el poder en turno y exigir cambios en el manejo del Isssteson para evitar que se repitan casos similares en el futuro de muertes en la vejez por abandono social.
1.- Hermosillo: segundo lugar en accidentes viales a nivel nacional
2.- El imperio de lo efímero. Lipovetsky, Gilles
Ed. Anagrama. Barcelona, 2013
3.- El castigo de Sísifo en la posmodernidad. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/11/elcastigo-de-sisifo-en-la-posmodernidad.html
4.- El Mercado como arma de destrucción masiva. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/03/el-mercado-como-arma-de-destruccion.html
5.- El jovenismo y la decadencia de lo viejo en la sociedad contemporánea.
Yescas, Oscar.
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/08/eljovenismo-y-la-decadencia-de-lo-viejo_9.html
6.- Moda femenina y sexualidad: un enfoque psicosocial. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2019/06/moda-femenina-y-sexualidad-un-enfoque.html
7- Envejecer satisfactoriamente en el marco de una crisis global. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/10/envejecer-satisfactoriamente-en-el.html
8.- La necesidad de actuar en forma políticamente correcta. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/07/la-necesidad-de-actuar-en-forma.html
9.- Por una conducción científica de nuestras organizaciones. Yescas, Oscar
https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/por-una-conduccion-cientifica-de.html
Lamentablemente no existe mucha diferencia en esta institución de salud, acá en Jalapa, no es tan drástica, ya que por alguna razón se han aplicado y tiene rato no falta medicamentos,y si hay atención de especialistas, pero en general el servicio,deja mucho que desear, lamento la partida de Luis Rey..DEP.
ResponderEliminarSaludos, querido amigo 🙋🏼♂️