Movimientos
sociales en red y empoderamiento ciudadano
Oscar
Yescas Domínguez
15
de noviembre del 2,021
Introducción
¿Qué son los movimientos colectivos?
Los
movimientos colectivos en el siglo XX
Los
movimientos sociales en red
El
Movimiento 30 de julio y el empoderamiento ciudadano
Conclusiones
Introducción:
En
el campo de la literatura existen infinidad de obras de grandes
autores que trascendieron el momento histórico que les tocó vivir,
dejando un legado que forma parte de la Historia de la humanidad
pensante. De la infinidad de aportaciones literarias y científicas
que existen, me parece pertinente en este momento recordar uno de los
pensamientos que nos dejó el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su
“Libro de los abrazos” en el cual escribió escribió lo
siguiente:
“Un
hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al
alto cielo. A
la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba,
la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. - El mundo es
eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada
persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos
fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos
los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos,
fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con
tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
acerca, se enciende.”
Parafraseando
a este gran autor, podría decirse que en el momento histórico que
nos tocó vivir en este mundo a finales del 2,021, si observamos con
ojos críticos la situación internacional podremos ver que presenta
un panorama similar al escenario descrito por este personaje
ficticio, en el sentido de que en el mundo entero, en todos los
continentes se observa la existencia de un “mar
de fueguitos”
que están dispersos, unos más grandes que otros y estos
“fueguitos” son los movimientos de protesta, de rebeldía, de
liberación que están surgiendo en todo el mundo,
porque vivimos en un sistema social que se encuentra en crisis, con
una creciente y enorme desigualdad social y en el cual existe un
sufrimiento colectivo por lo que varios colectivos sociales se
movilizan en busca de un cambio social.
Tengamos
presente que estamos viviendo en un momento histórico caracterizado
por padecer dos años de una epidemia que provocó un apagón del
sistema social, dejó millones de muertos a nivel mundial y otras
millones más fueron contagiados de covid. Durante esta pandemia los
sectores sociales más vulnerables, es decir, una inmensa mayoría de
personas que viven en condiciones de pobreza y exclusión social
fueron los más afectados.
Pero
también debemos recordar que en el 2,018 y 2,019 ya se habían
presentado innumerables protestas sociales en varios países (México,
Francia, Ecuador, Chile, Argentina, Bolivia, Estados unidos, etc.),
movilizaciones colectivas que tomaron forma de rebeliones, revueltas,
marchas multitudinarias, golpes de Estado y que con la llegada de la
pandemia se detuvieron estas movilizaciones sociales porque las
medidas de control sanitario generaron una desmovilización de
amplios segmentos de la población que estaban en proceso de lucha.
La
pandemia vino a provocar una crisis sanitaria a nivel mundial, que se
sumó a una crisis económica internacional, a otra crisis política
global y una grave crisis ecológica que afecta a la vida humana en
general. La crisis
sanitaria
desnudó la enorme desigualdad social que existe en nuestra sociedad,
porque se evidenció que el quedarse en casa siguiendo las
indicaciones de las autoridades sanitarias fue un privilegio de clase
que pocas personas pudimos cumplir. La pandemia reveló a existencia de millones de personas que viven en condiciones de pobreza, miseria
y exclusión social, mientras que otros millones más sobreviven en
empleos informales y otros cuantos más sufren de explotación
laboral sin tener prestaciones sociales o estabilidad en el empleo.
La
crisis
ecológica
que
se revela en la explotación irracional de recursos naturales en
varias partes del mundo, que provocan la destrucción de ecosistemas
y una grave contaminación de ríos, lagos y mares, mostró el
carácter destructivo del sistema en que vivimos, lo cual contribuyó
a despertar una consciencia de que formamos parte de un ecosistema
que estamos destruyendo con el estilo de vida en la sociedad de
consumo. Este despertar de consciencia ecológica permitió el
surgimiento de oleadas de movilizaciones de nuevas generaciones que
formaron parte de grupos ecologistas que protestan en contra de la
contaminación de suelos y mares, en contra de destrucción de áreas
verdes, en defensa de los espacios públicos y defensa de mantos
freáticos en el subsuelo.
La
crisis
económica
golpea los intereses de los trabajadores, especialmente de la
juventud trabajadora y del pueblo en general, generando un nuevo
despertar social en un movimiento de trabajadores que a diferencia de
generaciones anteriores cuentan con un ingrediente nuevo que es una
incipiente visión internacional de la lucha de los trabajadores en
el contexto de la globalización y por el uso de las redes sociales
que permiten que los trabajadores de un país se identifiquen con la
lucha de los trabajadores de otros países y con ello la lucha de los
trabajadores adquiere un carácter internacional que se contrapone a
la implementación de políticas neoliberales impulsada por el poder
corporativo que representa a los dueños de las grandes compañías
internacionales que no tienen patria ni nacionalidad alguna.
La
crisis
política
se manifiesta en la crisis de liderazgo y de representatividad que
presentan los partidos políticos y dirigencias sindicales que
abandonan su misión de defender los intereses y derechos de los
trabajadores y guardan silencio en momentos en los que más se
necesita alzar la voz para cumplir la función para la cual fueron
creados.
En
el mismo escenario de esta sociedad en crisis, se
observa una tendencia internacional a la restricción o eliminación
de derechos laborales, sociales y humanos,
que representan un franco retroceso para la humanidad, al
restringirse gradualmente el disfrute de los derechos al empleo, a
una educación pública, a la salud al disminuir el abasto de
medicamentos y reducir consultas con médicos especialistas, al
postergarse e impedirse el derecho a una jubilación digna,
aumentando la edad para jubilarse de 60 a 65 años y retrasando el
pago mensual a pensionados y jubilados.
Estos
son los tiempos que nos tocó vivir, tiempos muy complejos y cada vez
más difíciles por lo que empezando a salir de la pandemia resurgen
de nuevo las voces de protesta y bajo la premisa de que “la
necesidad me sacó a luchar”,
se movilizan miles de personas en el mundo entero, participando en
luchas en las que comparten experiencias, vivencias y obtienen un
aprendizaje que les genera una consciencia de masas. La necesidad
obliga a salir a miles de personas a luchar en las calles y en esa
lucha se descubren cosas que no sabían, entre personas que no se
conocían, como el descubrir que las instituciones (gubernamentales,
políticas y sindicales) no son democráticas y descubren también
que no están solos, que existe una solidaridad entre los diferentes
núcleos sociales de oprimidos o víctimas de violaciones a sus
derechos y esa solidaridad es la que proporciona energía, estimula
las fuerzas para seguir luchando, creando vínculos de unidad entre
sectores en lucha que participando juntos construyen una verdadera
democracia, la
democracia participativa.
En
este contexto internacional de incertidumbre social y oscuro porvenir
las nuevas generaciones y los que luchan en movimientos colectivos
descubren ese nuevo significado de la democracia social, una
democracia que se construye a través de la participación social y
de la construcción de una identidad como agentes de cambio social,
esta visión les permite tomar consciencia de que la emancipación de
los trabajadores depende de los propios trabajadores mismos y de
nadie más. Los trabajadores tienen que aprender a luchar por su
propia experiencia porque están descubriendo que no existe un Mesías
que vendrá a solucionar sus problemas, ya que sólo el pueblo
salvará al pueblo.
Por estas razones, en pleno siglo XXI el deseo de transformar la
realidad social es compartido cada vez más por un mayor número de
personas que han sido excluidas del desarrollo social y deciden
participar en las diferentes luchas sociales que surgen en varias
varias comunidades del mundo entero. Debido a estas condiciones,
la presencia de movimientos colectivos es parte de nuestra realidad
social y por ello se impone la necesidad de analizar la naturaleza y
objetivos de los movimientos colectivos que forman parte de la
dinámica social en la que estamos viviendo, para lograr una real
comprensión de las causas que los originan, los motivos que los
impulsan y aportar elementos que contribuyan a recuperar el bienestar
social que está en proceso de desaparición por parte del Estado y
del capital privado. Debemos tener presente que los grandes cambios
sociales que se han presentado en la historia de la humanidad, fueron
producto del surgimiento de grandes movimientos colectivos que
lograron cambiar el curso de la historia y con la presencia de varios
movimientos colectivos estamos viendo en el horizonte social el
surgimiento de nuevos paradigmas en la relación individuo-sociedad,
al observar la incorporación de grandes núcleos de la población a
diversos movimientos colectivos cuyos integrantes actúan como
sujetos políticos.
¿Qué son los movimientos colectivos?
Para
comprender lo que son los movimientos colectivos tenemos que tener
claridad sobre un concepto clave de la Psicología social: el
concepto de grupo, en esa línea de pensamiento podemos decir que
para que exista un grupo es una condición necesaria la existencia de
varias personas, pero ¿es suficiente la existencia de varias
personas para que exista un grupo?, es una condición necesaria
pero no es suficiente, porque podríamos estar hablando de un
agrupamiento y no de un grupo.
Para
ilustrarlo tomemos por ejemplo el número de personas que están en
una parada de camión esperando el servicio de transporte. La primera
condición existe: son varias personas, la segunda condición también
está presente: comparten un mismo objetivo, también comparten una
tercera condición: comparten normas, porque no veríamos personas en
horas de la madrugada esperando un camión ya que no hay servicio
público de transporte a esas horas, siguen siendo un agrupamiento
porque se manejan en la condición de agrupamiento, una
condición en la cual cada persona se percibe a sí misma como una
persona aislada del grupo ya que no hay integración grupal,
formalmente podrá ser parte del grupo pero su comportamiento se guía
por intereses individuales y no intereses grupales o colectivos.
Predomina una orientación individualista, no hay interacción, ni
mucho menos un sentimiento de pertenencia al grupo, sólo
coincidencia en tiempo y cumplimiento de normas, entonces ¿que es lo
que falta para que se conforme un grupo?
Podríamos
definir a un grupo como “aquel conjunto de personas que interactúan
entre sí realizando un conjunto de actividades que les permite
lograr objetivos comunes, en una interacción en la que cada
individuo experimenta un sentimiento de pertenencia al grupo y acepta
a los demás como miembros del grupo también, motivo por el cual
de manera natural se construye un vínculo de colaboración, se deja
atrás una identidad individual y se crea una identidad grupal en
la que el lenguaje del “yo” se deja a un lado y se utiliza
el lenguaje de “nosotros”, ya que los objetivos grupales
han sido asimilados como objetivos individuales y sólo podrán ser
alcanzados en base a la acción unida y organizada en múltiples
tareas que les permitirán lograr estos objetivos.
Bajo
estas consideraciones podríamos decir que un movimiento colectivo es
diferente a una multitud que acude a un juego de beisbol o futbol o
una muchedumbre como la que asaltó el Capitolio en Estados Unidos en
enero de este año. Comparten el requisito de tener un objetivo
común, interactúan entre sí pero no hay sentimientos de
pertenencia ni construcción de una identidad grupal.
Un
movimiento social es un tipo de acción colectiva cuyo principal
objetivo es empoderar a segmentos de la población que están
experimentando opresión social o violaciones a sus derechos humanos
individuales. Son grandes grupos que pueden tener una estructura
formal o no, que se preocupan por problemas específicos que afectan
a la comunidad y toman la iniciativa de participar colectivamente en
la búsqueda de soluciones.
Los
movimientos colectivos tienen como principal objetivo terminar con
las causas que originan los problemas que afectan a la comunidad y
representan la principal forma de intentar generar un cambio social
de los sectores sociales menos favorecidos o más afectados dentro
de una sociedad, al sentirse abandonados por partidos políticos o
sindicatos que deberían protegerlos, por lo que llenan ese vacío de
liderazgo construyendo de manera espontánea varias personas se unen
para participar en forma colectiva buscando los mismos objetivos y
esta participación adquiere condiciones de permanencia en la medida de que la interacción en acciones organizadas poco a poco van
cambiando su forma de pensar, sentir y actuar de tal forma que se
obtiene un aprendizaje en las luchas sociales que les permiten
obtener ciertos logros en los objetivos que persiguen y descubrir en
la acción unida, colectiva y organizada que no están solos en sus
sufrimientos, que juntos pueden construir una fuerza colectiva y es
por ello que generan un sentimiento de pertenencia de tal forma que
el “uno se transforma en todos y el yo deja de existir para
sobresalir el nosotros”. Con esta transformación individual y
grupal, generan un empoderamiento individual y colectivo al tomar
consciencia de que son sujetos históricos, que tienen historicidad,
es decir la capacidad para cambiar la historia presente y futura al
actuar como como agentes de cambio social.
Las
principales características de un movimiento colectivo es que
realizan actividades colectivas orientadas al cambio social en una
sociedad donde predomina la desigualdad social, por lo regular los
movimientos colectivos son de naturaleza temporal, a menos de que se institucionalice como organización ciudadana independiente porque
sienten que los partidos políticos y sindicatos no los representan,
por lo que los integrantes deciden continuar como movimiento
colectivo de manera permanente.
Los
movimientos colectivos contribuyen a reforzar una identidad social al
desarrollar un sentimiento de pertenencia a una comunidad, una
hermandad y solidaridad entre sus miembros y con ello se posibilita
una fusión de identidades que les permite desarrollar nuevos
comportamientos y respuestas nuevas a problemas y retos nuevos o
añejos. Como resultado de la participación en movimientos
colectivos, se posibilita la construcción de un modelo activo de ser
humano como agente de cambio social, dejando atrás un modelo
pasivo, conformista y dependiente, en ese sentido contribuye a un
empoderamiento individual y colectivo. De igual forma, el
movimiento colectivo permite a sus participantes desarrollar una
consciencia como actor político de un cambio histórico, dotado
de iniciativa y creatividad.
Los
movimientos colectivos surgen como formas sociales emergentes y
extrainstitucionales de comportamiento social en contextos de crisis.
El término emergente hace referencia a la conducta espontánea y a
menudo sujeta a normas creadas por los propios participantes. En base
a los planteamientos anteriores podríamos definir a un movimiento
colectivo como “una colectividad unida que actúa con cierta
continuidad para promover un cambio en la sociedad, institución o
grupo del cual forma parte. El movimiento social es la expresión
de un conflicto con el orden establecido, un desafío que se traduce
en la lucha por conseguir un cambio en el sistema social y la causa
común del surgimiento de movimientos colectivos es el reparto
inequitativo de recursos por parte de quienes dominan el contexto
político y económico, por lo que quienes forman parte de estos
movimientos colectivos provienen de grupos que han sido excluidos
injustamente de recursos sociales.
Los
movimientos colectivos en el siglo XX
El
siglo XX es conocido en ciencias sociales como el siglo de los
movimientos colectivos porque fue el período en el cual gracias
a la movilización de grandes colectivos se conquistaron los derechos
que gozamos hoy en día (jornada laboral de 8 horas, derecho a la
salud individual y familiar, derecho a una jubilación digna, derecho
a la estabilidad en el empleo). En algunos casos los movimientos
colectivos se transformaron en movimientos armados y lograron
derrocar regímenes autoritarios y antidemocráticos (revolución
mexicana, revolución rusa, revolución cubana, revolución nicaragüense, etc.).
Pero
en otros casos se lograron grandes cambios y conquistaron derechos
sociales de manera pacífica a través de movilizaciones que en
algunos casos enfrentaron una feroz violencia proveniente del Estado
que utilizó sus cuerpos represivos para acallar las protestas pero
sin lograr derrotar a quienes se movilizaban. De esta forma, a través
de una movilización colectiva la ciudadanía conquistó varios
derechos políticos, laborales y sexuales (derecho a la estabilidad
en el empleo, a la contratación colectiva, a la jubilación digna, a
una salud integral, al voto femenino, derechos civiles, al aborto, y
derechos sexuales a minorías sociales, al matrimonio entre personas
del mismo sexo, etc.). En el siglo pasado a esos movimientos se les
llamaba “movimientos de protesta” por parte de los medios
masivos de difusión, porque estos movimientos actuaban a la ofensiva
buscando conquistar derechos que no existían y a las personas que
participaban en dichos movimientos se les veía como parte de una
minoría que no se adaptaba a una sociedad en la que una gran mayoría
silenciosa presentaba conductas de conformismo y obediencia a la
autoridad.
Las
décadas de los sesentas y los setentas fueron el escenario del
surgimiento de grandes movimientos colectivos que lucharon por
obtener derechos laborales, derechos civiles, derechos sexuales,
etc., y enfrentaron al ambiente de autoritarismo que prevalecía en
ambientes educativos, laborales y familiares, estas luchas lograron
extenderse por todo el mundo ya que tenían como denominador común
la lucha en contra del autoritarismo prevaleciente en aquellos
tiempos y coincidían en la necesidad de participar en la
construcción de una sociedad en la que realmente hubiese una
democracia que se reflejara en la participación popular en la toma
de decisiones de gran relevancia social.
En
aquellos tiempos no había internet, ni teléfonos celulares, mucho
menos redes sociales, pero aún así los movimientos colectivos de
protesta se extendieron simultáneamente por varios países de
América y Europa y lograron atravesar “la cortina de hierro”
que rodeaba la Unión Soviética (URSS), por lo que a finales de
los ochentas las juventudes de varias repúblicas soviéticas
salieron a las calles para exigir mayor libertad de expresión, más
democracia y más libertad. En 1989 las movilizaciones al interior de
la URSS fueron de tal magnitud que sus peticiones lograron ser
escuchadas en el mundo entero al grado de que el clamor popular logró
de una manera pacífica que cayera el muro de Berlín debido a las
grandes movilizaciones populares que se dieron en torno al mismo y
después se logró la realización de referéndums en cada república
soviética a través de los cuales las ciudadanías se inclinaron por
la independencia de cada una de las repúblicas que formaban parte de
la URSS, con lo cual se produjo la desintegración de la URSS y
estos cambios políticos provocaron a su vez grandes cambios en la
geopolítica mundial.
El
mundo entero inició una nueva era en la cual los cambios políticos
fueron acompañados por cambios tecnológicos que permitieron que la
ciencia y la tecnología se aplicara al proceso de la producción y
con ello obtener una producción masiva de diversos artículos, en un
momento histórico en el cual se dio la caída de la URSS y esto
permitió la expansión de una economía de libre mercado en gran
parte del mundo y con ello surgió la globalización que se
caracterizó por varias medidas como la apertura de las fronteras
para el libre tránsito de las mercancías, la ausencia de aranceles
(impuestos) para la importación o exportación y sobre todo, una
flexibilización laboral que consistió en modificar leyes laborales
que protegían a los trabajadores y al medio ambiente para estimular
para el establecimiento de grandes corporaciones en terrenos
nacionales, sin control del Estado de por medio.
Con
la caída del muro de Berlín terminó la guerra fría, pero
inició otro tipo de guerra: la
guerra comercial, ya que con la globalización las
grandes corporaciones transnacionales se fortalecieron y procedieron
a invadir comercialmente otros países para “conquistar nuevos
mercados” iniciando una competencia desigual entre pequeñas y
microempresas de cada nación, contra las grandes corporaciones que
tenían mayor capital, mejor tecnología y personal más capacitado,
lo cual provocó el cierre de miles de micro y pequeñas empresas en
los países latinoamericanos y la consolidación en el mercado de
franquicias y sucursales de las grandes corporaciones
transnacionales.
La
ola de protestas originada en la década de los sesentas, que tomó
fuerza en los setentas y continuó en los ochentas, tuvo un freno en
la década de los noventas cuando la globalización se expandió por
gran parte del mundo entero y la ausencia de control del Estado
permitió el desarrollo de una ideología autoritaria que reemplazó
las ideas de democracia por las que se luchó en el siglo pasado y el
poder económico detrás del disfraz del Mercado empezó a tomar el
control del poder político, reforzando el control sobre los
sindicatos oficiales, convirtiendo a los líderes sindicales en una
especie de caudillos que recibían beneficios del Estado a cambio de
guardar silencio ante las modificaciones a los contratos colectivos
que mutilaban derechos y prestaciones sociales y garantizar la
obediencia y conformismo de los trabajadores sindicalizados.
En
el caso de los trabajadores afiliados a sindicatos independientes, se
les aplicó una política de mano dura por parte del Estado que
incluía una postura intransigente en las revisiones salariales y
contractuales, esta política también contemplaba una represión
selectiva de sus dirigentes y en caso de resistencia extrema se
tomaron medidas que violaban notoriamente derechos internacionalmente
reconocidos como la criminalización de las protestas sociales
apoyándose en los medios masivos de información.
Junto
a estas acciones en los últimos
años se observó en el ámbito internacional una tendencia a
la aprobación de reformas constitucionales en diferentes países del
mundo que tienen como objetivo reducir o eliminar derechos laborales
y prestaciones sociales, para debilitar a las instituciones
gubernamentales y proceder a la privatización de los servicios
públicos que actualmente proporciona en forma gratuita el Estado.
Para lograr la aprobación de
la implementación de estas políticas neoliberales, el poder
corporativo (que representa los intereses de las grandes compañías
transnacionales) promueve acciones como la corrupción en los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial, por lo que la corrupción se ha
convertido en un problema que afecta la función de bienestar social
que debe cumplir el Estado y es parte de la estructura del sistema
capitalista neoliberal.
Con
la pandemia del covid cerraron miles de pequeñas empresas, aumentó
el desempleo y el número de personas que viven en el empleo informal
sin prestaciones de ningún tipo. Los que tenemos la fortuna de tener
un empleo o de disfrutar de una jubilación después de laborar más
de 30 años no estamos exentos del permanente proceso de
precarización que vive la población en general porque nuestros
derechos a la salud y a la jubilación se ven amenazados cada día
junto a un aumento de precios de los productos del mercado que
rebasan en mucho a los aumentos del salario mínimo o los aumentos
salariales que se logran en revisiones contractuales los trabajadores
organizados en sindicatos.
Pero
lo más grave de la situación actual es el aumento de la desigualdad
social que provocan las medidas neoliberales, porque al privilegiar
los intereses del mercado en la generación de políticas públicas
en lugar de atender las necesidades sociales, se permite maximizar
los beneficios económicos de las grandes compañías transnacionales
y se provoca un aumento del número de personas que viven en
condiciones de explotación laboral, pobreza y miseria por lo que
forman parte de los sectores excluidos del “desarrollo social” y
con ello aumenta el sufrimiento colectivo y la insatisfacción
social, porque la desigualdad social ha llegado a niveles nunca antes
vistos en la historia de la humanidad, ya que una inmensa mayoría de
la población mundial vive en condiciones de pobreza, miseria,
desempleo y exclusión, mientras que otro gran porcentaje está en un
constante aumento de precarización en sus condiciones de vida,
padeciendo bajos salarios, largas jornadas de trabajo y condiciones
de explotación en ambientes laborales.
Esta
desigualdad social y económica se presenta como la principal causa
del surgimiento de varias manifestaciones de protesta, las cuales en
algunos casos toma la forma de movimientos colectivos organizados que
luchan por la defensa de sus derechos violados y por un cambio en sus
condiciones de vida.
Si
en el siglo XX los movimientos colectivos actuaban utilizando
estrategias en forma ofensiva para conquistar derechos y prestaciones
sociales, en este siglo XXI los movimientos colectivos actúan usando
una estrategia defensiva ya que la modificación o intentos de
modificación de las constituciones en varios países ha provocado
que por distintas regiones del planeta surjan diferentes movimientos
colectivos que se movilizan para rechazar los intentos de aplicación
de medidas neoliberales que incluyen la mutilación de derechos
colectivos obtenidos en el pasado gracias a las luchas de los
trabajadores organizados.
Los
movimientos sociales en red y el empoderamiento ciudadano
Con
el desarrollo de internet, el uso masivo de teléfonos celulares, el
surgimiento y expansión de las redes sociales, surgió en este
siglo XXI un nuevo modelo de movimientos sociales y con ellos
surgieron nuevas formas de lucha y cambio social, ya que con el
uso de estas nuevas herramientas se experimenta una sensación
similar al ambiente político social que existió en las
movilizaciones de las décadas de los 60´s y 70´s, cuando todo
parecía posible, cuando se sentía que el cielo era el límite y la
imaginación nos proporcionaba diferentes formas de lucha que nos
conducían a tomar el poder.
Con
el uso de redes sociales se deja atrás la incertidumbre y el
pesimismo, surgen de nuevo las esperanzas de cambio social y se
superan las expectativas de que estamos condenados a las
consecuencias nefastas de la corrupción, al cinismo de los políticos
que desde el poder cubren con el manto de la impunidad a los que
participaron en grandes actos de corrupción porque ellos seguirán su ejemplo. Con el uso de redes sociales por parte de los movimientos
colectivos podemos tener la certeza de que algo importante está
ocurriendo en el mundo entero, porque el uso de redes sociales nos
proporciona un espacio público, libre y sin censura, que nos permite
escribir y publicar en forma masiva para organizar un debate,
reflexionar sobre el movimiento, tener claridad de objetivos,
fortalecer la unidad de los movimientos y dar la oportunidad al
publico en general de comprender mejor los motivos de la lucha de
cada movimiento y esto nos permite conectar las mentes, darles
significado y con todas estas acciones podemos construir un poder
colectivo que nos permite responder de igual a igual al poder en
turno, rompiendo esa asimetría o desigualdad de poderes, porque el
poder ciudadano fortalecido actúa como un moderno Leviatán que
confronta y cuestión al al poder político.
En
los primeros tres lustros de este siglo XXI, en el mundo entero
prevalecía el predominio de un autoritarismo que se expresaba en
todas las esferas de la vida cotidiana, y el vacío ideológico
creado después de la desaparición de la Unión soviética parecía
indicar que las esperanzas por recuperar o conquistar una sociedad
donde prevaleciera la democracia y tanto la democracia, como la
justicia y la igualdad social se percibían como utopías, como algo
inalcanzable, por lo que ante la insatisfacción colectiva de vivir
en una sociedad de consumo que excluía a quienes no tuvieran la
capacidad adquisitiva para comprar productos y servicios, en un
amplio sector de la sociedad aumentaron las adicciones (alcoholismo,
drogas, ludopatía, sexo, etc.) y la inseguridad pública. Pero en
la medida de que el autoritarismo se extendía por el mundo entero
arraigándose en la vida cotidiana y alejando la idea de que la
democracia regresaría en nuestras vidas, en varios países del
mundo, diversos movimientos colectivos estremecieron la vida
económica y política.
Pero
en estos casos, a diferencia de los movimientos colectivos del siglo
XX, en este siglo XXI la tecnología, internet y redes sociales
favorecieron la expansión y fortalecimiento de los nuevos
movimientos colectivos. Todos
recordamos el movimiento colectivo conocido como “la
primavera árabe”,
cuando el 17 de diciembre de 2,010 en la ciudad de Sidi Bouzid un
vendedor ambulante (Mohamed Bouazizi) fue despojado por la policía
de sus mercancías y en respuesta, se inmoló en forma de protesta.
Mientras agonizaba miles
de tunecinos se rebelaron contra las malas condiciones a las que el
país estaba sometido y sus protestas tuvieron un efecto dominó ya
que se extendieron por varias naciones árabes: Egipto, Libia, Siria,
Yemen, Argelia. Las
protestas en la nación árabe surgieron por el excesivo
autoritarismo de sus gobiernos, clamaban por mayor democracia y
exigían mayores derechos sociales y se extendieron desde el 2,010
hasta el 2,012. La gran aportación de la primavera árabe consistió
en el hecho de que fue
el primer movimiento colectivo que utilizó internet, telefonía celular y las redes sociales para crecer y expandirse.
En
el caso de México, en el 2,012 surgió un movimiento colectivo con
el membrete Yosoy132
el cual fue
un movimiento ciudadano integrado en su mayoría por estudiantes de
educación superior, tanto de instituciones públicas como privadas,
residentes en México así como residentes y simpatizantes en más de
50 ciudades del Mundo. El movimiento inicialmente buscaba: la
democratización de los medios de comunicación, la creación de un
tercer debate entre los candidatos presidenciales y el rechazo a la
imposición mediática de Enrique Peña Nieto como candidato en las
elecciones presidenciales 2012. El nombre Yosoy132 se refiere a la
auto afiliación y apoyo al movimiento como el miembro número 132
tras la publicación de un vídeo en el que 131 estudiantes de la
Universidad Iberoamericana contestan las declaraciones de algunos
funcionarios públicos. Este movimiento
fue autoproclamado en sus inicios como la "Primavera
Mexicana".
El
triunfo de Morena y de Andrés Manuel López Obrador se dio gracias
a la participación masiva, organizada y unida de millones de
mexicanos que votaron en forma masiva para darle el triunfo en forma
arrolladora. El uso de redes sociales jugó un papel importante en
este cambio histórico que permitió terminar con décadas de
dictadura del Prian y el mismo Amlo reconoció este papel al usar la
expresión “benditas redes sociales”.
Con
el uso de redes sociales los movimientos colectivos pueden derrocar
dictaduras, los millonarios pasaron de ser envidiados a ser objeto de
desprecio universal, los políticos se evidenciaron como corruptos y
mentirosos, los medios de comunicación perdieron credibilidad, y se
puede denunciar a los gobiernos en forma libre y abierta. La crisis
política desvaneció la confianza en las instituciones y dirigentes,
el Estado de Derecho perdió consenso social al legitimar fraudes y
actos de corrupción. La sociedad se fragmentó en una masa de
individuos a la defensiva que luchan por sobrevivir.
El
surgimiento de redes sociales permite que los individuos puedan
volver a unirse entre sí y participar en la construcción de una
identidad basada en el nosotros, quizá al principio sean unos
pocos quienes luchen en movimientos colectivos, pero en la medida que
pasa el tiempo se conectan más personas a través de las redes
sociales y la participación en movimientos colectivos de cientos y
miles de personas que comparten problemas reales con otras personas
reales, permite resurgir de nuevo la esperanza y el entusiasmo
al descubrir que no se está solo en la lucha por un cambio social,
ya que las redes sociales son espacios de autonomía que están
fuera del control del gobierno y de las grandes corporaciones que
anteriormente monopolizaban la comunicación como las bases del poder
en turno.
El
Movimiento 30 de julio y el empoderamiento ciudadano
Esta
indignación fue lo que dio origen al Movimiento 30 de julio de
derechohabientes del Isssteson que surgió en la capital sonorense en
México, debido al prolongado desabasto de medicamentos que sufrieron
los derechohabientes de ese instituto sonorense de salud pública. La
crisis del sistema de salud a nivel nacional provocada por décadas
de corrupción prianista llegó a su punto más álgido en el caso
particular del Isssteson en los dos últimos meses del gobierno de
Claudia Pavlovich cuando aparte de agudizarse un prolongado desabasto
de medicamentos, se retrasó el pago de las pensiones de miles de
jubilados.
El
Movimiento 30 de julio es un movimiento ciudadano, de carácter
incluyente, que acepta a cualquier ciudadano sin importar el
sindicato al que pertenezca, o inclusive, si no estuvo afiliado a
ningún sindicato por haber laborado con nombramiento de confianza,
el único requisito para pertenecer es ser derechohabiente del
Isssteson y estar dispuesto a participar en una lucha colectiva en
defensa de los derechos a la salud y a una jubilación digna.
Este
movimiento surgió como grupo social emergente para llenar un vacío
de liderazgo sindical y político en un momento histórico de crisis
social en el cual se estaban violando los derechos de salud y
jubilación de miles de afiliados al Isssteson. Su nacimiento se
debió a que los partidos políticos, incluido al partido en el
poder, Morena y los dirigentes de los sindicatos que afilian a
miles de derechohabientes del Isssteson, ignoraron el sufrimiento de
los derechohabientes que desde hace varios años han padecido un
grave desabasto de medicamentos, los dirigentes de las organizaciones
sindicales guardaron un cómplice silencio ante la crisis financiera
del Isssteson, por lo que los afectados procedieron a ignorar a los
partidos políticos, desconfiar de los medios masivos de difusión,
desconocer el liderazgo de sus representantes sindicales y decidieron
unir sus voces en forma colectiva para exigir respeto a sus derechos
a la salud y a la jubilación digna.
Ante
el creciente desabasto de medicamentos cientos de ciudadanos
afectados decidieron crear un movimiento ciudadano que realmente los
representara y luchara por la defensa de sus derechos a la salud y a
una jubilación digna. El nombre que eligieron para identificarse
como movimiento ciudadano, sin vínculos con partidos políticos o
sindicato alguno, fue “Movimiento 30 de julio de
derechohabientes del Isssteson”, porque en esa fecha las
autoridades de la farmacia del Isssteson llamaron a la policía para
pedirles que desalojaran a un derechohabiente de la tercera edad que
protestaba en voz alta por la falta de medicamentos que necesitaba
para atender sus enfermedades, situación que no llegó a mayores
porque varios derechohabientes impidieron el arresto de esta persona
y los uniformados optaron por retirarse del lugar.
El
espontáneo ejemplo que dieron varias personas que estaban presentes
en ese momento, al unirse e impedir que esta persona fuera
arrestada, fue el detonante que permitió visualizar el poder que se
adquiere cuando se actúa en forma unida, por lo que se decidió
crear un movimiento que luchara por la defensa de sus derechos a la
salud y a la jubilación. La membresía a este movimiento aumentó
rápidamente porque el desabasto de medicamentos se incrementó en
los dos últimos meses de Gobierno de Claudia Pavlovich, con el
agravante de sumar a esta violación al derecho a la salud, una nueva
violación al retrasar en los meses de agosto y septiembre el pago de
las pensiones a los jubilados.
Por
esta situación, el Movimiento 30 de julio creció numéricamente y
realizaron diversas manifestaciones para reunirse con las autoridades
salientes, mientras que el nuevo Gobernador Alfonso Durazo declarara
que recibía un “Estado en crisis financiera”, continuaba el
desabasto de medicinas y en los primeros meses del nuevo Gobierno
(octubre y noviembre), las nuevas autoridades del Isssteson,
utilizando el argumento de que no hay dinero procedieron a retrasar
el pago de las pensiones y procedieron a dividir a los jubilados en
tres grupos, para diferir el pago de las pensiones por cuarto mes
consecutivo.
Después
de que realizar reuniones con las nuevas autoridades del Isssteson y
de recibir de manera reiterada el argumento de que no hay dinero para
pagar la totalidad de las pensiones del mes de noviembre, los
representantes del Movimiento 30 de julio convocaron a todos los
derechohabientes del Isssteson a una gran marcha manifestación para
demandar al Gobierno del Estado el pago inmediato de la pensión del
mes de noviembre, el abasto suficiente de medicamentos y la garantía
de que no se repita en diciembre un quinto retraso en el pago de las
jubilaciones.
A
esta convocatoria respondieron jubilados de otros sindicatos y se
logró una concentración de centenares de personas que realizaron un
mitin frente al Palacio de Gobierno de Sonora y durante el transcurso
del mismo salió el Gobernador Alfonso Durazo de sus oficinas para
dialogar con los manifestantes, ante los cuales se comprometió a que
el mes de noviembre fuera el último mes en el cual los jubilados
recibirían con retraso sus pensiones. Dio una explicación de la
situación de crisis en las que encontró a las diferentes
dependencias gubernamentales, destacando al isssteson como una de las
más afectadas por el saqueo de sus finanzas y giró instrucciones a
su equipo de trabajo para que una comisión de representantes del
Movimiento 30 de julio fuera recibida y resolvieran los problemas que
afectan a los derechohabientes del Isssteson.
En
dos reuniones de representantes del Movimiento 30 de julio con
funcionarios gubernamentales, se logró adelantar el pago de la
pensión del mes de noviembre, la garantía de que se respetaría el
calendario de pagos en el mes de diciembre y los siguientes del
próximo año, así como la información de que el Isssteson ya había
adquirido más de un millón de medicamentos para terminar con el
desabasto que se venía padeciendo desde hace varios años.
Nos
encontramos entonces frente a un movimiento social en el cual,
cientos de ciudadanos que no se conocen entre sí, que viven en
localidades diferentes en el Estado y que el único vínculo que los
une es ser víctimas de violación a sus derechos, se organizaron
espontáneamente para defender sus derechos a la salud y a la
jubilación en forma colectiva y al participar en esta lucha se
encontraron en forma directa con los efectos de años de corrupción.
En
tres meses este movimiento ha tenido un crecimiento rápido, lleva
afiliados a más de 1,300 miembros que están empadronados y
funcionan en base a un liderazgo horizontal y compartido y se toman
decisiones en forma colectiva. Este movimiento colectivo sustituyó
en los hechos a los dirigentes sindicales y logró obtener
reconocimiento como interlocutor social ante las autoridades del
Isssteson logrando formar parte de la agenda de reuniones con la
Dirección General de este instituto. Como movimiento colectivo,
concentran las expectativas de centenares de derechohabientes del
Isssteson en cuatro ejes centrales que son considerados como sus
objetivos principales: a) defender el derecho a la salud, b)
defender el derecho a una jubilación digna c) contribuir con otros
sectores al rescate del Isssteson para evitar su desaparición como
institución de salud pública. d) Investigación penal y castigo a
los responsables de actos de corrupción que llevaron a la quiebra
financiera del instituto, solicitando el decomiso de bienes y cuentas
bancarias para revitalizar las finanzas del instituto.
Conclusiones
En
este siglo XXI podemos ver en nuestra realidad contemporánea la
predicción hecha a fines de los años noventa por el Filósofo
Cornelius Castoriadis, cuando afirmó que el mundo occidental se
encuentra inmerso entre dos grandes fuerzas sociales que son
totalmente opuestas y luchan entre sí.
Por
un lado, se encuentra el proyecto del capitalismo neoliberal que
es representado por un poder corporativo que representa los intereses
de las grandes compañías transnacionales que pretenden globalizar
una cultura mundial basada en el consumo como medio y fin para lograr
la “felicidad”. Bajo este enfoque el capitalismo es considerado
el máximo nivel de organización social al que puede aspirar la
humanidad y se tiende a pensar que no existe otro modelo social
aparte del modelo de libre empresa, de libre mercado, en el cual la
política y la economía se subordinan a los vaivenes del Dios
Mercado.
La
cultura dominante promueve como valor principal el dinero y el ideal
máximo de toda persona se reduce al enriquecimiento económico, por
lo que la corrupción forma una parte estructural de un sistema que
promueve la desigualdad social. Los políticos gobiernan a ciegas en
un mundo cambiante que se mueve en función de los vaivenes del
Mercado. En el modelo de sociedad moderna occidental, la barrera que
contenía a muchas personas era el temor a la sanción penal, pero
debido a que la corrupción se instaló en las instituciones de
procuración de justicia, ya no existen límites para realizar actos
de corrupción. El Estado Nación que representa al poder político,
pierde la batalla ante el empuje del poder económico representado
por un poder corporativo que conforman representantes de grandes
corporaciones transnacionales que aprovechan la globalización para
impulsar políticas neoliberales que intentan privatizar derechos
sociales y generar beneficios económicos a costa de la precarización
de las vidas de millones de personas. El resultado es una creciente
desigualdad social en la que se cometen innumerables violaciones a
los derechos humanos creando un sufrimiento colectivo, que a su vez
genera las condiciones para el surgimiento de protestas sociales.
Por
el otro lado, como respuesta a las constantes violaciones a los
derechos humanos, laborales y sociales, se encuentra en formación un
proyecto de autonomía individual y colectiva representado por
diferentes agrupamientos sociales que se unen, organizan y luchan en
forma colectiva para defender que están amenazados por la
implementación de políticas neoliberales que buscan que el Estado
Nación abandone su misión de procurar el bienestar social de la
población y reduzca sus funciones a la de administrar recursos
públicos para satisfacer las necesidades de las grandes empresas.
La
crisis social por la que atraviesa el sistema social en el que
vivimos se basa en la concentración de la riqueza económica en un
sector reducido de la población y en el incremento de una
desigualdad social que provoca una múltiple violación de derechos
humanos, por lo que seguirán aumentando los brotes de inconformidad
social y con ello, el surgimiento de numerosos movimientos
colectivos.
Los
movimientos colectivos son una alternativa de respuesta ante la
crisis de liderazgo que viven los partidos políticos y
organizaciones sindicales que han abandonado su misión de velar por
los intereses de la ciudadanía en un momento histórico en el cual
las instituciones que conforman el Estado Nación se debilitan ante
un poder corporativo que intenta la privatización de los servicios
públicos.
Este
es el contexto en el cual surgen los movimientos colectivos que
enarbolan banderas de lucha particulares en un momento histórico en
el cual los problemas locales tienen un origen global. Ya no es
posible pensar en términos locales y es necesario ampliar la visión
que tenemos de los problemas que enfrentamos para impedir seguir
continuando como “un mar de fueguitos” en el cual cada
organización sindical o ciudadana se limita a luchar en forma
aislada contra el enemigo que afecta los intereses de otros sectores
en lucha, porque estamos en un momento histórico en el cual, el
origen de la mayoría de nuestros problemas es el neoliberalismo que
genera una gran desigualdad social, promueve la violación de derecho
laborales y sociales, se basa en la reciente explotación de nuestros
recursos naturales y de la explotación laboral, por lo que es
necesario ampliar la unidad de los diferentes sectores en lucha.
Debemos
tener presente que la globalización es un proyecto político
neoliberal que beneficia los intereses de los grupos financieros y de
las grandes compañías transnacionales, que buscan lograr un
debilitamiento del Estado, esta embestida a los derechos de nuestras
comunidades de parte del poder corporativo nos plantea el problema
del rol que deben tener los ciudadanos en la lucha por la defensa de
sus derechos humanos, laborales y sociales que están siendo violados
en varios países del mundo. Este
rol deseado es el rol de actores políticos que actúan como agentes
de cambio social, de
luchadores sociales que actúan en la defensa de sus derechos
participando en forma movimientos colectivos, de manera organizada y
unida en acciones que procuren la defensa del bienestar social.
Necesitamos romper vínculos de dependencia y la participación en
movimientos colectivos nos permite construir vínculos de
colaboración entre los integrantes de nuestras comunidades para
crear un poder de liberación social.
Debemos
asimilar la idea de que ha surgido un nuevo modelo de movimientos
sociales en este siglo con internet y las redes sociales y con el
surgimiento de este nuevo modelo, surgen nuevas formas de cambio
social, a diferencia del pasado, los nuevos movimientos colectivos
carecen de una ideología particular y políticas que puedan ser
utilizadas para lograr una manipulación social, el uso de las redes
sociales proporciona una autonomía que impide el control del
gobierno y de las corporaciones. El uso de internet y redes sociales
nos permite superar el miedo a participar en movimientos colectivos
y lograr una consciencia de nosotros mismos como seres sociales con
historicidad, es decir, con capacidad de hacer historia, modificar la
historia a través de nuestra participación social.
En
los movimientos sociales en red las personas se contactan a manera de
contagio social en un mundo conectado por red inalámbrica que
permite una comunicación masiva y viral de ideas, propuestas e
imágenes. El rápido crecimiento de los movimientos sociales en red
se debe a que la necesidad los obligó a salir a luchar por motivos
de pobreza, crisis económica, falta de democracia, corrupción,
impunidad, cinismo de los políticos, etc. Todos estos y otros
motivos “transformaron
el miedo en una verdadera indignación y la indignación en una
esperanza de una humanidad mejor”
(Manuel Castells, 2,015).
Con
nuestra integración a los movimientos colectivos y el uso de las
redes sociales, podemos cambiar la realidad injusta que vivimos,
combatir la desigualdad social, en un proceso en el cual construimos
una identidad social donde cada
individuo se vea asimismo como agentes de cambio social,
reconociendo
el poder que tienen en forma individual al influir sobre otras
personas con nuestra presencia y actuación y en forma colectiva, al
participar en acciones comunitarias que permitan avanzar en la
consolidación de una democracia realmente participativa.
Con nuestra participación en los movimientos colectivos y el uso de
las redes sociales, rompemos los límites que se nos impone a nivel
individual y social, recuperamos la confianza en nosotros mismos como
sujetos históricos y construimos un empoderamiento ciudadano que
permite enfrentar a quienes desde el poder utilizan la corrupción y
el liderazgo autoritario para su beneficio personal y nos coloca en
condiciones de recuperar el Estado de bienestar social que está en
proceso de descomposición.
Es
necesario construir la unidad en la acción de los diferentes
movimientos colectivos para lograr que el mar de fueguitos se
convierta en una llamarada social que contagie e involucre a la mayor
parte de la población en un proceso de transformación de la
realidad social para construir una sociedad en la que realmente
exista una democracia social, prevalezca la justicia y una igualdad
social.
Castells, Manuel: Redes de indignación y esperanza. Alianza editorial, Madrid, 2,0015.
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El éxito
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Ola de
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Oscar: La política en la crisis o la crisis de la política?
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Oscar: El castigo de Sísifo en la modernidad
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Oscar: El neoliberalismo y su impacto en las universiddes públicas
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Oscar: La ttransformación social desde una perspectiva científica
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/09/latransformacion-social-desde-una.html
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Oscar: El poder corporativo contra el poder popular
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Oscar: Algo está pasando y usted no sabe que es
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Oscar: La defensa del medio ambiente es la defensa de nuestras vidas
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Oscar: Psicoterapia y política
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Oscar: En defensa de nuestra sociedad
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