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miércoles, 26 de junio de 2019


Educación vs. Control Social

 Oscar Yescas Domínguez

Publicado en Monografias el lunes de de marzo de 2,014

  1. ¿Qué es lo que sucede con este amplio sector de la población mexicana que actúa con entera "normalidad" adaptándose sin protestar a esta situación de crisis social?
  2. ¿Hasta qué punto vivimos realmente en una democracia y qué tanto padecemos de totalitarismo en nuestra sociedad contemporánea?
  3. ¿Qué alternativas tenemos para superar la hegemonía de este control social, que abarca la vida pública y la vida social?
  4. Referencias
Los tres componentes del título que encabeza este artículo, dan cada uno por su lado, suficiente material como para realizar una amplia disertación sobre cada uno de ellos. Por ese mismo motivo, es una tarea difícil escribir un artículo de corta extensión con estos contenidos. El motivo de enlazarlos y presentarlos juntos como el título de este artículo, obedece a la intención de abordar el análisis de la realidad social como un todo, integrado por distintos elementos o dimensiones de estudio, pero en el cual se pondrá especial atención a los temas mencionados en el título de este artículo.
El sociólogo Manuel Castells señala en su libro El oficio de sociólogo que todo investigador social en su práctica profesional debe mantener una alerta epistemológica, que le permita abordar en forma pertinente y objetiva el estudio de la realidad social. Un primer nivel de alerta, nos dice el referido autor, es estar pendientes del surgimiento de problemas sociales en su entorno de tal forma que pueda identificarlos y valorarlos como tales. Un segundo nivel nos dice es el cuidado en la elección de la metodología y técnicas de estudio a utilizar en esta tarea.
Por otro lado, el psicólogo venezolano Alberto Merani, nos plantea en su libro Psicología genética que la misión del científico social es investigar y descubrir las causas reales que originan los grandes problemas sociales y decir la verdad acerca de los mismos, cueste lo que cueste. Un verdadero ejemplo de compromiso social lo observamos en la figura de Ignacio MartínBaró, psicólogo social y sacerdote jesuita español que fue asesinado por la junta militar salvadoreña en la década de los ochentas que dió su vida por su labor de organización con las masas oprimidas salvadoreñas.
Partiendo de mi identidad como científico social y retomando la sugerencia de Castells y Merani, utilizando como marco conceptual una perspectiva psicosocial, describiré a continuación lo que a mi parecer es el escenario de la situación actual que se vive en México y el entorno internacional.

Iniciaré con una afirmación que podrá parecer exagerada pero en realidad no lo es: en los últimos 50 años se han producido más cambios que en los últimos 200 años. Los cambios están a la orden del día, se presentan en forma discontinua e impredecible y generan un ambiente de incertidumbre social ya que no sabemos lo que va a pasar mañana. En forma simultánea se nos presentan cambios tecnológicos, políticos, económicos, cambios culturales, etc. Lo único que no cambia es la premisa de que todo está cambiando.
Los cambios sociales nos presentan nuevos retos que no podemos enfrentar con respuestas que en el pasado nos dieron resultado, ya que nos encontramos con situaciones totalmente inéditas.
En este contexto, en mi labor como docente, insisto ante mis alumnos universitarios que la clave del éxito en estos tiempos de cambios sociales se encuentra en el desarrollo de nuestra capacidad para generar nuevos comportamientos con los cuales podamos enfrentar los nuevos retos que se nos presentan.
Los cierto es que los cambios sociales no sólo cambiaron las reglas del juego, sino que cambiaron el juego completo. Cuando cayó el muro de Berlín en 1989, cambió en ese momento el escenario que prevaleció durante décadas del conflicto Este-Oeste, entre Estados Unidos y Rusia, es decir, la famosa guerra fría.
Cayó el muro de Berlín y después de él se produjo un resquebrajamiento, división y desintegración de la Unión de Repúblicas socialistas soviéticas (URSS), con lo cual se cambió la correlación de fuerzas de tal forma que la desaparición de la guerra fría favoreció a Estados Unidos y presentó la imagen de un aparente triunfo del capitalismo sobre el socialismo (aclarar este punto queda pendiente por motivos de espacio).
El fenómeno de la globalización surgió como resultado de estos cambios políticos y económicos que contribuyeron a modificar la geopolítica internacional. Una de las características de la globalización es la desaparición de las fronteras para dar lugar al libre tránsito de las mercancías, surgiendo con ello una competencia desleal y desigual entre las grandes transnacionales y las empresas nacionales o locales, por conquistar o mantener las preferencias de los consumidores. Terminó entonces la guerra fría en los noventas, pero en su lugar surgió otro tipo de guerra, la guerra comercial donde el pez más grande se come al pez más chico.
En este caso, las gigantescas empresas transnacionales vienen a conquistarnos como mercado, contando con mayores recursos económicos, más tecnología y personal más capacitado. Todo lo contrario de las empresas mexicanas o latinoamericanas que por lo regular son pequeñas o medianas empresas y no tienen capital suficiente y el personal no cuenta con una adecuada capacitación.
Lo anterior, nos permite configurar una situación social en la que se pueden destacar las siguientes características que la conforman:
Una primer característica de la globalización es que se observa una enorme corrupción en la que participan gobernantes, funcionarios gubernamentales, políticos, empresarios y propietarios de medios masivos que han actuado en forma conjunta, al puro estilo de una delincuencia organizada, para validar elecciones fraudulentas, para reformar la constitución de México con diversas iniciativas legales que Diputados y Senadores aprueban encerrados en el Congreso convertido en Bunker para impedir la entrada de miles de mexicanos que se oponían a su aprobación. Los Diputados y Senadores de un plumazo desconocen los derechos y prestaciones consagrados en la constitución, afectando los derechos de los trabajadores y favoreciendo "al mercado", a "la competencia", es decir a los intereses comerciales y económicos de las grandes transnacionales y el capital privado nacional.
Una segunda característica que se observa en la sociedad contemporánea es el fomento de un culto al mercado que se le considera como el Dios supremo ya que todo gira en función de las leyes del mercado. Los gobiernos de diferentes países adoptan e implementan políticas económicas que hablan de "desarrollo económico", "estimular la inversión privada", "elevar la competitividad social", pero al mismo tiempo eliminan cantidades grandes de presupuesto para programas sociales y con las reformas estructurales que promueven eliminan prestaciones y derechos de la clase trabajadora que surgieron como resultado de diversas luchas populares.
Una tercera característica del momento actual es el desarrollo de una ideología caracterizada por un alto grado de individualismo misma que se reproduce en amplios sectores de la población, que menosprecia valores como la generosidad y la solidaridad, pero sobrevalora el egoísmo y estimula la búsqueda del placer individual bajo una perspectiva hedonista. La idea central en este punto es que se nos adoctrina para desarrollar el pensamiento de que el éxito debe ser individual y para lograrlo es necesario pasar por encima de otras personas.
Con este tipo de pensamientos, el vínculo que se establece en forma natural en las relaciones interpersonales es el de la competencia que impide la integración en los diferentes grupos sociales y se deja de lado la construcción de un vínculo de colaboración en los mismos.
Otra cuarta característica de la sociedad actual, es una enfermiza estimulación al consumo presentando la idea distorsionada de que el consumo es el equivalente a calidad de vida. Se nos enseña que lo que nos define son las posesiones que tenemos, que mientras más objetos, productos o propiedades tengamos mejor aceptación social obtendremos. La premisa en la que se basa dice "mientras más posesiones tengas, más feliz serás" y es estimulada por la publicidad y los medios masivos de difusión. 
Como quinta característica del entorno social, podemos mencionar una crisis de valores o anomia social en nuestra sociedad ya que nos encontramos en un marco social en el cual se nos vende la idea de que todo tiene un precio ya sea productos, lugares, personas, sentimientos, ideas. La sociedad de consumo en la lógica del mercado mercantiliza todo lo que se encuentra alrededor. La idea principal que se introduce en nuestras mentes es que el dinero es lo más importante en la vida, con dinero se puede comprar la felicidad.
Una sexta característica de la realidad circundante, en este caso destaca la presencia de una enorme indiferencia y apatía social que presenta un amplio sector de la población que no expresa sus opiniones e ideas, que prefiere hacer mutis y llevar a cabo su vida cotidiana con una "normalidad" enfermiza. Pueden ser testigos de actos escandalosos de corrupción o de la comisión de delitos, pero son incapaces de expresar su opinión sobre los mismos. Parece ser que la idea central en este punto es la recomendación de navegar con un perfil bajo en la sociedad y no sobresalir, sino solo adaptarse.
Una séptima característica de nuestra realidad, es la pasividad, inmovilismo y ausencia de participación social de amplios sectores de la población que solo se adaptan a las consecuencias resultantes de la mutilación de sus derechos, al robo de sus recursos, a la depauperación creciente y paulatina de sus vidas cotidianas. La idea central en este punto es que una buena parte de la población presenta una tendencia a sólo limitarse a sobrevivir y adaptarse socialmente, generando con ello una ausencia de participación social en los distintos grupos a los que se pertenece.
Una octava característica de la situación actual es que en México y el resto del mundo aumenta cada vez más la desigualdad social, se acentúa cada vez más la brecha entre pobres y ricos, aumenta el número de personas que viven en condiciones de pobreza, mientras que un sector cada vez más reducido de la población mundial concentra en su poder la riqueza económica, de tal forma que el FMI y el Banco Mundial han tenido que admitir el aumento de la desigualdad social en el mundo. http://www.librered.net/?p=27097
En México dos terceras partes de la población mexicana (es decir, cerca de 80 millones de personas de una población de 113 millones) viven en condiciones de pobreza. La pobreza en nuestro país ha aumentado en los últimos años y se puede pronosticar sin mucho margen de error que seguirá incrementándose en el corto plazo, ya que las reformas estructurales contribuyen a reducir la capacidad adquisitiva de la población, condenándola a un futuro donde lo único cierto es el aumento de la pobreza social.
Una novena característica lo representa el hecho de que nunca como antes, los medios masivos de difusión tienen una gran influencia en las formas de sentir, pensar y actuar de millones de personas. A pesar de la pobreza, es fácil encontrar en cada domicilio mexicano o latinoamericano un televisor o más. El mismo representa por lo regular la principal fuente de diversión, entretenimiento o información. El hecho de que los medios masivos de difusión sean de propiedad privada, propicia que sean usados para beneficiar intereses personales, por lo regular se benefician los intereses de quienes están en el poder. 
Los medios masivos maquillan cifras, ocultan hechos, falsean eventos, crean imágenes, construyen e impulsan candidaturas de personajes políticos y sobre todo tratan de generar una aceptación social de la realidad circundante, es decir, promueven la obediencia social.
Finalmente, una décima característica es la existencia de una fuerte crisis económica, política y social en México que afecta a la mayoría de los habitantes de este país. Vemos que cada día se presentan constantes aumentos de precios a los productos básicos, al mismo tiempos se realiza un sistemático aumento mensual al precio de la gasolina que contribuye al aumento de la carestía. Siguiendo los lineamientos de organismo financieros internacionales como el FMI y el Banco Mundial, se aplica la imposición de topes salariales a las demandas de los trabajadores organizados en sindicatos.
Se aplican políticas de desmantelamiento de empresas paraestatales y de privatización de todo tipo de servicios. Presenciamos de igual forma una crisis sin precedente en la existencia de los partidos políticos que aumenta la distancia entre sus líderes y sus seguidores. Algo parecido sucede con los sindicatos charros cuyos líderes contribuían a mantener el control social mediante la sujeción y sometimiento de sus integrantes, lo cual ya no resulta tan fácil, ya que se presenta la movilización de amplios sectores de la población en protesta por las reformas estructurales (SME, CNTE y otras agrupaciones sociales).
Los medios masivos de difusión mantienen un fuerte cerco informativo, filtrando y difundiendo sólo información favorable a quienes están en el poder, al mismo tiempo que las protestas y movilizaciones sociales son ignoradas, distorsionadas y calumniadas.
En los hechos se aplica una política de criminalización de la protesta social que estigmatiza a todo aquel que protesta como delincuente, alborotador o terrorista, lo cual nos hace recordar aquellos viejos discursos en contra de los comunistas que se difundían durante la guerra fría.
En el contexto de este amplio espectro de características que presenta la situación actual, lo realmente preocupante es que a pesar del aumento de la desigualdad social, del incremento de la pobreza y de una evidente corrupción que involucra a gobernantes, políticos, empresarios, propietarios de medios masivos de difusión, se observa que el grueso de la población mexicana sigue su vida con toda normalidad, como si no estuviese pasando gran cosa. Amplios sectores de la población parecen ignorantes o indiferentes a lo que acontece en su realidad social y siguen su vida cotidiana con toda normalidad sin manifestar protesta alguna por los golpes sistemáticos a sus condiciones de vida.
En forma ocasional ha habido participación masiva en actos sociales, sobre todo antes y después de las elecciones presidenciales del 2,012, que involucró a amplios sectores de jóvenes. Pero después del aval legal que las instituciones electorales y de justicia dieron a la imposición de Enrique Peña Nieto como presidente, bajó la participación social. 
Al parecer aquella predicción de que "las protestas sociales por la imposición presidencial, de las marchas no pasarán" resultó cierta. Después de eso, sólo pequeños sectores de la sociedad se han manifestado en contra de las reformas estructurales del gobierno priísta. La inmensa mayoría de mexicanos ha permanecido en silencio, actitud pasiva o indiferente a lo que sucede en "la política", aceptando con estoicismo la depauperación progresiva de sus condiciones de vida.

¿Qué es lo que sucede con este amplio sector de la población mexicana que actúa con entera "normalidad" adaptándose sin protestar a esta situación de crisis social?

En forma sistemática y a través de diferentes medios se nos ha vendido la idea de que la situación actual no puede cambiar, que los males que enfrentamos (pobreza, desempleo, nuevos impuestos, altos precios, delincuencia, violencia, corrupción, impunidad, etc.), son parte de la "vida normal" de estos tiempos. Que lo mejor que se puede hacer en este momento es insertarse lo mejor posible en el sistema social y funcionar de una manera socialmente aceptable, es decir, desempeñar sus roles sin cuestionar las contradicciones sociales. 
Esta pasividad, apatía e indiferencia social, individualismo, culto al mercado y crisis de valores que se presenta en el marco de una enorme corrupción que beneficia a quienes están dentro del sistema de poder, han creado las condiciones para que surja un consentimiento social de una dominación por parte de quienes tienen el poder, por sobre aquellos que carecen del mismo.
Vemos una sumisión social que presenta una aceptación a ser controlado por otros, mientras pensamos que "somos libres" de tomar nuestras propias decisiones, ya que eso es lo que nos dicen. Todo este panorama de sumisión social y dominación económica y política, nos hace recordar de una manera inevitable el discurso de la servidumbre voluntaria que publicó el francés Etienne de La Boetie en 1857. http://www.noviolencia.org/publicaciones/contrauno.pdf
En pleno siglo XXI, bajo un falso discurso de libertaddemocracia y desarrollo social, se ha llegado al logro de un control social de la población, que presenta características de sumisión y dominio al dejarse manipular por los medios masivos de difusión, políticos en turno, gobernantes, etc.
Por tales motivos en este momento en un acto de congruencia con mi rol como científico socialmente comprometido, y académico que forma profesionistas d la Psicología que actuarán como agentes de cambio social, considero pertinente plantear la siguiente pregunta en voz alta (es decir, en forma pública):

¿Hasta qué punto vivimos realmente en una democracia y qué tanto padecemos de totalitarismo en nuestra sociedad contemporánea?

Creo que todos deberíamos responder a esta pregunta, principalmente los científicos, los intelectuales, es decir, la parte pensante de la sociedad. Como académico, intelectual y universitario comprometido socialmente, siento el deber y la necesidad de brindar las primeras respuestas a esta interrogante:
Para lograr tal tarea, debo remitirme por cuestión de método, a la definición de lo que entendemos por sociedades totalitarias. A lo largo de la existencia de la humanidad han existido sociedades a las que se les denomina totalitarias. Es decir, aquellos sistemas sociales que se caracterizan por ejercer un control rígido de individuos, grupos, organizaciones y comunidades enteras. Como ejemplos de tales sistemas sociales, pueden mencionarse la Alemania de Hitler, la Rusia de Stalin y las dictaduras militares que padecieron varios países latinoamericanos en las décadas de los setentas y ochentas del siglo pasado (Chile, Argentina, BrasilParaguayGuatemala, etc.).
Todas estas experiencias totalitarias dejaron como resultado miles de víctimas, heridos y secuelas psicológicas realmente lamentables, representando todas ellas verdaderos atrasos en el desarrollo de la humanidad.
Aún cuando las sociedades totalitarias se caracterizaron por ejercer un fuerte control social de sus comunidades, los movimientos y cambios sociales realizados en todo el mundo, permitieron ejercer la presión social suficiente como para abolir este tipo de sociedades y aún más, conquistar derechos y lograr la instauración de la democracia.
Sin embargo, este sueño nos ha durado poco tiempo, porque los derechos laborales y humanos conquistados mediante grandes luchas sociales realizadas por los trabajadores organizados y pueblo en general, están desapareciendo de un plumazo en el marco de la globalización que impulsa la privatización como estrategia principal para lograr la modernidad (todo a nombre del mercado), dejando de lado el desarrollo social.
En los hechos, podemos decir que la democracia quedó reducida al ámbito electoral, ya que estamos sufriendo el surgimiento de un nuevo estilo de liderazgo, basado en el autoritarismo, ejercido por quienes se encuentran en el poder (recordemos el famoso "ni los veo, ni los oigo de Carlos Salinas).
Se nos dice que somos una democracia porque tenemos el derecho de elegir a nuestros gobernantes a través del voto, pero lo que estamos viendo es que los partidos políticos y sus representantes Diputados y Senadores, los gobernantes, las autoridades electorales, los empresarios, los dueños de los principales medios masivos de difusión y el capital extranjero se alían y actúan como una verdadera delincuencia organizada para robar la voluntad popular a través de la compra del voto (tal como lo hizo Televisa y Soriana con Enrique Peña Nieto), avalar prácticas electorales fraudulentas e imponer los candidatos que favorecerán sus intereses.
Una vez que tienen en el poder a su candidato, la élite gobernante aliada con los partidos políticos y los medios masivos de difusión dan la espalda a la población, toman decisiones que contemplan la entrega de los recursos de la nación al capital privado extranjero nacional e internacional, eliminan derechos y prestaciones de la población que estuvieron consagradas en la Constitución y reprimen a quienes se atreven a protestar utilizando todo el aparato represivo del Estado.
Es entonces que podemos observar que el mundo ha cambiado de una forma tal que hoy se observa el surgimiento de una nueva clase capitalista transnacional que está integrada por altos mandos de instituciones financieras internacionales, representantes de gobiernos, representantes de partidos políticos y propietarios de medios masivos de difusión. http://iberoamericasocial.com/la-educacion-como-una-cuestion-de-clase-entrevista-peter-mclaren/
Todos ellos conforman una élite que determina las políticas que afectan el desarrollo económico y social de varios países. Estas políticas ponen énfasis en la importancia del desarrollo económico, pero dejan fuera la implementación de políticas que promuevan el desarrollo social y con ello han afectado las condiciones de vida y los derechos de los trabajadores. 
Por eso mismo, no es gratuito que al mismo tiempo que aumenta la desigualdad social, aumentan también la implementación de sistemas de control social para mantener y fortalecer la sumisión, obediencia y control social de la población.
En este punto es cuando podemos observar el surgimiento de una línea de totalitarismo, que intentar uniformar el pensamiento colectivo en un sentido de generar una aceptación-sumisión a las nuevas condiciones de vida. Esto sucede en la cultura occidental, generalizada gracias a la globalización y al desarrollo tecnológico, a través de la cual se intenta lograr una homogeneización, regulación y control social, utilizando como Dios al mercado y manejando un discurso ambiguo y engañoso. Este es el intento que tiene un gran grado de avance de crear un nuevo tipo de hombreel hombre consumidor. http://www.academia.edu/994307/Sobre_la_desobediencia_y_otros_ensayos
En el caso actual de México y de otros países, podemos decir que nos encontramos dentro de lo que se ha dado en llamar las "sociedades disciplinarias" propias de regímenes democráticos, en los cuales no se logra el control social a partir de la fuerza militar o policial, sino que el dominio absoluto en las esferas de la vida social, privada y pública, se da a través del funcionamiento cotidiano de las distintas instituciones que conforman la base de la sociedad y el Estado, esto es, a través de los Partidos políticos, escuelas, hospitales, universidades, cárceles, fabricas, la familia y sobre todo a través de los medios masivos de difusión.
Recordemos que todos tenemos una personalidad psicosocial que consiste en una determinada forma de pensar, sentir y actuar, que es el resultado de la interacción e interinfluencia que hemos tenido con las diferentes figuras significativas en los distintos grupos sociales a los que pertenecemos o hemos pertenecido. En la construcción de esta personalidad psicosocial participan las diferentes instancias que intervienen en las diferentes etapas del desarrollo psicológico.
Es decir, la familia, la escuela, la Iglesia, el hospital, el ambiente laboral, los medios masivos de difusión, etc. La principal función social de las instituciones baluarte de nuestro sistema social es la reproducción de las relaciones sociales de producción, es decir, que cada quien desempeñe el rol social que le fue asignado, o sea, mantener la aceptación social del status quo, con lo cual se crean las bases para el surgimiento y desarrollo de un conformismo y apatía social generalizada, que creará a su vez una sumisión al autoritarismo que hoy padecemos.
De la disciplina social obtenida en nuestra sociedad a través de estas instancias formativas, se ha pasado a dar lugar a las "sociedades de control" en las cuales la élite gobernante se apropia de los mecanismos democráticos para mantenerse en el poder a través del acto de incidir en la percepción subjetiva de los ciudadanos.
Para lograrlo, utiliza todos los recursos que tiene a su alcance, desde las redes sociales hasta los medios masivos de comunicación, que con los adelantos tecnológicos, incluyen un impacto psicológico más profundo en la psicología individual, a través de la rapidez de mensajes instantáneos, la duración del tiempo de exposición frente al aparato televisor, de la extensión del impacto de la voz y la mirada que aparecen en pantalla.
En este contexto, la sumisión se nos presenta como una ilusión de libertad, pero es tan sólo una libertad que se limita al acto de consumir cada vez más en la sociedad de consumo. A través de la publicidad o por diferentes medios, pero sobre todo a través de los medios masivos de difusión se nos ofrece el paraíso, el cielo y las estrellas con una diversidad enorme de productos que prometen elevar la calidad de vida.
A través de los medios masivos la publicidad nos crea necesidades que supuestamente lograremos satisfacer con un nuevo producto. Sin embargo los productos tienen cada vez períodos más cortos de vida.
Recordemos que estamos dentro de una sociedad capitalista que utiliza la ciencia y la tecnología aplicada para mejorar y aumentar la producción, lo que le permite crear nuevos productos o mejorar otros en cantidades masivas.
Esos productos se fabrican para venderse y cada vez tienen un menor ciclo de vida, algunos de ellos ya tienden a ser desechables, no importa que se contamine con basura el medio ambiente. Todo esto para que el plazo entre la compra de un producto y su posible reemplazo por uno nuevo, sea cada vez menor, de tal forma que en un corto plazo ya deseamos cambiar nuestro producto (por ejemplo un automóvil o un teléfono celular) por un modelo más reciente que tiene nuevas funciones.
Utilizando estrategias de la mercadotecnia, la nueva clase en el poder identifica nuestros deseos, necesidades y expectativas realizando estudios psicográficos. A diferencia de los estudios demográficos que incluyen categorías o variables tales como edad, Sexo, estado civil, Ocupación, etc., los estudios psicográficos identifican rasgos de nuestra personalidad, actitudes, valores personales, hábitos de aprendizaje, etc. Con esa información en las fábricas se diseña el tipo de producto que en teoría "satisfará" las necesidades detectadas en los estudios psicográficos. Este tipo de estrategia se llama mercadotecnia que consiste en un estudio científico del comportamiento humano como consumidor, que permite optimizar las ventas de las empresas y "satisfacer las necesidades del consumidor".
Todo esto llega a tocar al individuo contemporáneo de una manera más profunda y con una mayor influencia de lo que antes sucedía tan solo a fines del siglo pasado, ya que la revolución tecnológica permite diseñar y producir nuevos productos con los cuales se logra afinar los mecanismos de control social.
En los tiempos actuales la globalización ha favorecido la promoción del totalitarismo, ya que ella se caracteriza por la ampliación del mercado capitalista en su versión "salvaje", donde desapareció la guerra fría para dar lugar a la guerra comercial en la cual el pez más grande se come al pez más chico, ya que las transnacionales que aprovechan las "bondades" de la globalización (apertura de fronteras para el libre tránsito de las mercancías, exención de aranceles, etc.), se amparan en la "legalidad" del juego democrático de nuestros gobiernos que legislan y gobiernan a espaldas y en contra de quienes los llevaron al poder, presentándose a sí mismos iniciativas de reformas constitucionales que aprueban sin leerlas o estudiarlas siquiera, ya no digamos someterlas a consulta popular.
Entonces observamos que el autoritarismo es el estilo de gobernar predominante en esta época, los gobernantes y representantes populares adoptan como hábito el no tomar en cuenta a quienes dicen representar para tomar sus decisiones. Los espacios donde se toman las decisiones relevantes a nivel social, cada vez son más cerrados y excluyentes, por lo que la democracia está falleciendo como ejercicio social y forma de vida.
A diferencia de lo que proponen los teóricos de la Psicología de las organizaciones de crear nuevas organizaciones con una estructura menos piramidal y mas horizontal que incluya la participación de los trabajadores en la toma de decisiones relevantes en la organización, lo que se observa es que en la vida real, los directivos de las empresas tanto públicas como privadas, utilizan estilos autocráticos de liderazgo en sus gestiones administrativas y prácticas excluyentes. En el plano de la política no hay una escena diferente, el poder se centraliza en un número menor de individuos, o en uno solo.
A nivel mundial se han presentado movimientos colectivos que lucharon y continúan haciéndolo por la democracia, la justicia y la igualdad social. Las masas luchan por el poder, conquistan el poder. Una vez en el poder entregan el mismo a un pequeño grupo de individuos. Este pequeño grupo entrega a su vez el poder a un solo individuo. Este individuo, una vez en el poder, se olvida de las masas que lo colocaron y gobierna para sus propios intereses. Esto es lo que nos dice el psicólogo social francés Serge Moscovici, en su libro La Era de las multitudes (Un tratado histórico de la psicología de las masas), publicado a fines del siglo pasado, pero que tiene una gran contemporaneidad.
Debemos tener en cuenta que la sociedad capitalista actual tiene una increíble capacidad de sofocar cualquier tipo de disidencia, silenciar las protestas, distorsionar la imagen de quienes participen en ellas utilizando a su arbitrio los medios masivos de difusión o simplemente comercializando los símbolos de esa protesta.
En este contexto nos encontramos entonces con la triste realidad de que el tan prometido, sellado y no entregado "aumento de la democracia", se ha transformado en pleno siglo XXI en un autoritarismo creciente que tiende a invadir la totalidad de la vida cotidiana y que ha logrado construir un conformismo generalizado, basado en un temor e inseguridad permanente y una sumisión a la vida cotidiana.
Entonces podemos decir que en lugar de vivir en una sociedad donde prevalezca la democracia tal como se nos quiere hacer pensar, en realidad nos encontramos viviendo bajo un sistema social caracterizado por el ejercicio de un totalitarismo en su funcionamiento, que presenta una hegemonía tanto en el ámbito público como en la intimidad personal.
Entonces lo que observamos en pleno siglo XXI es el regreso al autoritarismo como forma de gobernar, como forma de vida, como estilo de interacción social que predomina en las relaciones interpersonales. El totalitarismo se presenta hoy en día como el rostro visible de una dominación social.
Lo que permite la existencia, desarrollo y extensión del totalitarismo es la aceptación pasiva, la sumisión social de amplias capas de la población que toman como algo "normal" el vivir bajo un sistema autoritario.
Es el "totalitarismo de la normalidad" que nos plantea el psicoanalista español Joaquín Caretti, cuando menciona que el surgimiento de las "sociedades disciplinarias" como substitutas de las "sociedades de control" a través de las cuales se filtra, sanciona y legisla para lograr el control absoluto de una sociedad. http://www.blogelp.com/index.php/cronica-el-totalitarismo-de-la
Este es el contexto social que prevalece en la sociedad contemporánea, es precisamente este marco social en el cual se da la "normalidad" de nuestra vida cotidiana, que viene a presentarse como una verdadera sociopatología.
Adaptarse a ella y actuar como si todo fuese "normal" es mas patológico que el comportamiento de quienes se rebelan y protestan por las injusticias.
Recordemos que el concepto de normal, está basado en un criterio estadístico y no tiene ningún valor clínico, para aclarar esta idea, daré el siguiente ejemplo: la forma como se comporta la mayoría de las personas de una sociedad es la norma, es decir, es lo normal. Aquellos que se comporten de manera diferente a como lo hace la mayoría, son los desviados de la norma, los anormales.
En un marco social como el descrito, la labor de los científicos sociales no debe limitarse a la sola descripción de los problemas sociales que tiene sucomunidad, sino que debe presentar alternativas de cambio social o de mejoramiento del mismo, que incluyan métodos y estrategias de participación social. Es decir, alternativas de liberación social. Por esa misma razón, planteo la siguiente pregunta:

¿Qué alternativas tenemos para superar la hegemonía de este control social, que abarca la vida pública y la vida social?

Debemos tomar en cuenta que las formas tradicionales de gobierno y educación se han metamorfoseado, en la medida que la sociedad va cambiando, para seguir logrando el consenso, aceptación y sumisión de la población en la sociedad totalitaria, de tal forma que consienta abiertamente con las nuevas formas de dominación, produciendo así una servidumbre voluntaria.
Como alternativa de liberación social podríamos mencionar que la educación puede jugar un papel importante para romper este control social, pero ¡oh sorpresa!, al analizar el proceso de educación vemos que la educación juega un papel de gran relevancia en el proceso de entrenamiento, adoctrinamiento y aprendizaje de la sumisión y dominación que predomina hoy en día.
La globalización ha afectado todos los aspectos de la vida social y la educación no es la excepción, ya que la educación está regida por la libre competencia, por la excelencia que promueve el neoliberalismo y por la comercialización.
No es gratuito que en las universidades públicas se presente una tendencia a vincular las instituciones de educación superior con las empresas a nombre de la vinculación social, pero al mismo tiempo, ignoran o no contemplan con la misma importancia y recursos, proyectos académicos que atiendan verdaderas necesidades sociales. Se financian con proyectos académicos de las ciencias exactas, pero los proyectos académicos de las ciencias sociales son relegados.
El proyecto neoliberal que se impulsa en varios países incluye dentro de sus planes reformas educativas impulsadas por organismos internacionales como el Banco Mundial, que al ser éste organismo una entidad que sirve a los intereses de los Estados o naciones dominantes, principalmente Estados Unidos, modifican la función pública de las universidades y las convierten en entidades que sirven a los intereses del capital transnacional, de tal forma que las reformas educativas están relacionadas con los fines lucrativos de la gran banca mundial y en ningún momento obedecen a intenciones de mejorar la educación.
En este contexto, la escuela vendría a ser el primer ámbito social que tenemos para aprender a obedecer, es de hecho la primera experiencia de servidumbre voluntaria. La institución donde se realiza la educación es parte importante ya que en ella se sientan las bases para consentir este control social.
Los primeros doce años de primaria, secundaria y preparatoria equivalen a un curso de doce años de cómo aprender a ser un buen esclavo. Cuando llegan los estudiantes a la universidad a realizar estudios superiores, habrán olvidado la química, la geografía, la historia, etc., pero lo que no habrán olvidado es a obedecer a la figura de autoridad.
Así podemos ver que en lugar de partir de una educación integral, participativa y liberadora, las instituciones educativas fomentan un aprendizaje pasivo, basado en un vínculo de dependencia que genera las bases de una pasividad social, que más adelante se traducirá en una sumisión y obediencia a la autoridad en turno.
Al mismo tiempo promueven el desarrollo de una ideología individualista y competitiva al interior de la mente de quienes pasan por su interior. Por eso mismo, no es gratuito que se perciba a la educación superior (o la elección de una carrera profesional) como la búsqueda de la profesión con la cual se pueda ganar más dinero, dejando a un lado y asumiendo una posición de indiferencia hacia las necesidades sociales.
En mi generación, era común que dentro de los principales motivos para la elección de una carrera universitaria, predominara la frase "para ayudar a los demás", hoy en día, las nuevas generaciones de jóvenes al buscar o elegir una carrera universitaria, buscan aquella profesión que les garantice ganar más dinero, la intención de ayudar a los demás, tiende a desaparecer.
La institución educativa, que surgió como resultado de las luchas por la democracia social y la conquista de derechos, que debería realizar una función liberadora a través de la generación del conocimiento científico, es en realidad una institución de orden, disciplina y control que produce una domesticación y sumisión social.
El vínculo que caracteriza la relación maestro-alumno, es por lo regular de dependencia. Mediante supuestos basados en la premisa de que SABER ES PODER, se produce una servidumbre voluntaria de los estudiantes para con sus maestros, al grado de que algunos autores hablan de una psicopatología en la relación maestro-alumno.
De parte de los maestros, la situación no es muy diferente, se observa que la mayoría acepta otro tipo de sumisión al aceptar participar en un proceso de evaluación que proporciona una gratificación económica y de reconocimiento social (evaluación del desempeño académico o tortibecas como las conocemos en la Universidad de Sonora). En el caso de aquellos que no acepten participar en esta sumisión son marginados, excluidos de beneficios y en algunos casos hasta expulsados del sistema educativo.
Esto provoca que el grueso de los académicos presenten una tendencia a la acumulación de títulos, credenciales y publicaciones, mediante los cuales, el docente logra una forma de reconocimiento de su identidad como tal, una justificación social y un recompensa económica. Sin embargo, el premio tiene un precio muy alto: la libertad, ya que el sujeto académico, obedeciendo las leyes del mercado se ha mercantilizado, lo que busca es obtener la mejor paga en su desempeño como académico y si esto implica impartir varias materias simultáneamente, aún cuando baje la calidad de la enseñanza, no importa, ya que la motivación principal se centra en la manera de aumentar los ingresos.
Pero no es lo único que se mercantiliza, el conocimiento también se ha convertido en una mercancía que se ofrece al mejor postor. Se busca publicar para vender libros y con ello ganar más dinero, no para socializar el conocimiento científico. El trabajo docente pasa a un segundo plano, ya que salvo notables excepciones, ya casi no existen profesores que sientan como misión personal el inculcar en los alumnos la pasión por el aprendizaje.
La principal preocupación de buena parte de los académicos es publicar para sacar dinero, aún cuando lo que publiquen sean de mala calidad científica, o francamente material realmente mediocre y publicado en revistas científicas que casi nadie lee, pero una vez publicado, ya pueden decir que tienen tal número de publicaciones.
La domesticación y servidumbre voluntaria se da también entonces con los académicos, quienes al aceptar ser juzgados constantemente por otra persona, a la que se le reconoce como juez, aceptan como inevitable la evaluación permanente, como una necesidad constante de justificar su propia existencia como académicos.
Pero lo triste es que la evaluación no es tal evaluación, sino más bien es una simulación. En una perspectiva de la tecnología educativa, la evaluación debe cumplir una función de retroalimentación a la ejecución de una tarea, con el objetivo de mejorar dicha ejecución. En la evaluación del docente no existe tal propósito, ya que la motivación única del docente para aceptar ser evaluado es la obtención de una gratificación económica. El sistema de evaluación del docente no contempla ninguna retroalimentación, salvo la gratificación económica.
Por otro lado, al revisar la producción académica, se observa que es realmente bajo el porcentaje de docentes que publica sus trabajos. La mayoría de los académicos se limita a cumplir con sus funciones de docencia y ocasionalmente de investigación.
En el caso de aquellos académicos que publican sus trabajos, se observa que la temática elegida, presenta una notable ausencia de crítica social, lo cual refleja un alto grado de sumisión y domesticación, tanto de los que no publican, como de aquellos que lo hacen. La servidumbre voluntaria de los académicos se manifiesta porque el conocimiento científico que producen no es utilizado con la finalidad de realizar algún cambio en la sociedad, sino más bien de lucimiento personal.
En ese sentido, debemos ubicar la ausencia de la crítica social por parte de los académicos, como una más de las manifestaciones de la crisis general y profunda que se observa en la sociedad y que afecta todos los ámbitos de la vida cotidiana, en la que la educación no escapa a sus efectos.
Precisamente por esta ausencia de crítica social en el ámbito académico, que refleja la existencia de un conformismo generalizado, aquellos que nos consideramos la parte pensante de la sociedad, los que nos llamamos a nosotros mismos intelectuales, los que nos dedicamos a crear el conocimiento científico y enseñarlo en las universidades, tenemos un compromiso social ineludible y una tarea muy importante por delante: cambiar el papel de sumisión y dominación que juega la educación hoy en día, para lograr que se convierta en un proceso de liberación individual y social.
La tarea de los profesores universitarios debe dirigirse a la formación de cuadros de profesionistas que luchen por un mundo mejor, por cambiar la realidad denunciando y revelando las formas de autoritarismo y sumisión social, de tal forma que se logre disminuir la desigualdad social, se fortalezca la democracia y se institucionalice la justicia social.
Esta tarea debe incluir la defensa de la democracia como forma de vida y de gobierno, para que podamos construir una sociedad donde realmente prevalezca la democracia.
Por ello estamos obligados a reconocer la función ideológica que conlleva el trabajo docente, reconocer la actuación del académico dentro de un marco social caracterizado por la explotación humana dentro de una economía capitalista, que produce un enorme sufrimiento a sectores cada vez más amplios de la sociedad.
Una sociedad desigual donde la mayoría de la población vive en condiciones de pobreza, por lo que estudiar en las universidades constituye un verdadero lujo y un privilegio que sólo un reducido sector de la población puede disfrutar. Lamentablemente muchos de los que tienen esta oportunidad no la valoran en toda su plenitud ya que existen maestros que simulan enseñar y alumnos que simulan aprender.
Lo anterior nos conduce a la inevitable percepción del trabajo docente como un trabajo político, en el cual la pedagogía a utilizar debe ser una pedagogía crítica y liberadora. Este es el contexto en el cual el trabajo de los intelectuales y científicos sociales llega un momento en el que se enfrenta a una disyuntiva:
Actuar como funcionario del consenso, promoviendo un consenso de aceptación hacia el status quo, o actuar como verdadero agente de cambio social, utilizando el conocimiento científico para promover la crítica social y transformar la realidad.
http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/Basaglia-Franco-Basaglia-Franca-et-al-Los-crimenes-de-la-paz-1975.pdf
Las universidades son el espacio físico donde coinciden académicos, intelectuales, artistas que generan un conocimiento científico y una acción social que debe ser utilizada para transformar la realidad social. Las universidades son los lugares donde se da la pluralidad de enfoques y pensamientos científicos.
El problema que enfrentamos los docentes universitarios es que las universidades han perdido su autonomía y se han burocratizado en el sentido de que las autoridades que la administran han olvidado la función social que les dio vida y sólo la perciben como una empresa más en la cual una buena parte del presupuesto se destina a pagar los sueldos de quienes la administran, autoasignándose sueldos muy superiores a los que perciben los académicos de mayor nivel.
La tendencia hacia el totalitarismo que padecemos a nivel internacional, ha llevado a que se presente una tendencia generalizada que pretende eliminar la democracia en todos los ámbitos sociales y las universidades no son la excepción. En algunas universidades persisten rezagos de democracia a través de la cual los integrantes de la comunidad universitaria eligen a sus autoridades universitarias.
Lamentablemente las universidades que todavía tienen este tipo de prácticas son cada vez menos, porque el Estado mexicano tiende a violar la autonomía universitaria para cambiar las leyes que las rigen e imponer como rectores a monigotes que funcionan como sus lacayos defendiendo los intereses del poder y olvidando su condición de universitarios.
Como ejemplo de lo anterior, podemos citar el caso de la Universidad de Sonora en México, que anteriormente se regía por una ley universitaria (Ley 103) que contemplaba la elección del Rector con el voto directo, secreto y universal de estudiantes, maestros y trabajadores manuales y administrativos. Dicha ley fue cambiada en 1992 con la aprobación en el Congreso del Estado de la Ley cuatro que creó una estructura burocrática gigante y el surgimiento de una Junta universitaria conformada en su mayoría por gente ajena a la Universidad que desde 1993, elige a la persona que ocupa el puesto de Rector, marginando de este proceso de toma decisiones a la comunidad universitaria.
Esto ha provocado un divorcio entre el discurso y la acción, ya que mientras los profesores universitarios hablamos en nuestras clases de democracia, justicia y libertad social, las autoridades universitarias nos marginan de la participación en las decisiones relevantes que afectan las funciones sustantivas de toda universidad; docencia, investigación y extensión.
Los trabajadores académicos tenemos que contribuir al cambio social, empezando por transformar a nuestras universidades, de tal forma que logremos convertirlas en un espejo donde la población vea a la comunidad universitaria coexistiendo en un marco de democracia y justicia social.
Esto sólo lo lograremos en la medida que cambiemos nuestras actitudes, pensamientos y acción en un sentido de superar el individualismo, la apatía e indiferencia social que han determinado nuestro comportamiento social y académico, para estimular el desarrollo de nuevos comportamientos que incluyan un mayor compromiso social. 
En este proceso de cambio social, los sindicatos universitarios juegan un papel de gran importancia, en la medida que son las organizaciones que han mantenido una independencia del poder en turno y se han mantenido firmes en la defensa de los intereses y derechos de los trabajadores y académicos universitarios.
La actuación de los sindicatos universitarios debe rebasar las luchas economicistas y arribar al nivel político en el análisis de la situación que los rodea, pero lamentablemente nos encontramos que la apatía, el conformismo, y la sumisión social que se menciona líneas atrás, también afecta a los universitarios, ya que se observa cierta apatía, individualismo, conformidad y escasa participación en las actividades sindicales. Para contrarrestar esto, es necesario que los dirigentes sindicales implementen estrategias de educación sindical que incentiven la participación y al mismo tiempo, sancionen la falta de la misma.
Es común que en los sindicatos, un sector reducido de sus integrantes tengan una militancia sindical permanente y logren la conquista de ciertos derechos y prestaciones que disfrutan todos los sindicalizados, sin importar si lucharon por ellos o no.
En estos tiempos de crisis, es necesario estimular la participación sindical y también es importante sancionar a quienes no participen en las actividades definidas por los órganos de gobierno, sobre todo en momentos clave como las revisiones salariales o contractuales.
Vivimos en un momento histórico en el cual somos testigos de la desaparición de la democracia y de la libertad, a nombre de encontrar una seguridad hemos dejado de ser sujetos y se nos ha convertido en objetos sin voluntad propia, sin albedrío personal, mientras vivimos en el marco de una mentira social: la falsa ilusión de libertad que nos proporciona la sociedad de consumo y la globalización.
Estamos en forma permanente bajo la mira de un estado vigilante que busca identificar a todos aquellos que se oponen a las políticas socioeconómicas que mutilan derechos laborales y sociales, que eliminan programas de asistencia social, para convertirlos en criminales que atentan contra la paz social y como amenazas para la seguridad.
Ya para concluir, podemos decir que vivimos en una sociedad que nos genera una permanente insatisfacción al propiciar una anomia social y privilegiar el dinero como valor máximo a través del cual podemos obtener todo tipo de productos. cuyo consumo nos promete crear nuestra felicidad.
Pero como vivimos en una sociedad en la que existe una gran desigualdad social, no toda la población que formamos la sociedad constituimos el mercado meta para todos los productos que nos ofrece el mercado. A propósito de este último, precisaré una definición del mismo en los términos siguientes:
Mercado es el conjunto de individuos, grupos y organizaciones que compartimos necesidades, deseos y expectativas, mismas que desean satisfacer y cuentan con la capacidad económica para demandar o consumir el producto que satisfará esos deseos, necesidades o expectativas.
La libertad, la democracia y la justicia se han desvirtuado al grado de presentar una tendencia a desaparecer.
Libres no somos porque nuestra conducta individual, grupal y social es controlada con cadenas psicológicas, económicas y legales a través del proceso de socialización al que somos sujetos y de la intervención de las instituciones baluarte del sistema social. Vivimos en los hechos en un sistema totalitario que se caracteriza por el hecho de que el liderazgo ejercido por los funcionarios gubernamentales de los tres niveles (Federal, estatal y municipal) se caracterice por utilizar el estilo autocrático en su desempeño.
Democracia no tenemos porque no se escucha la voz de las mayorías, no se respeta la voluntad popular cuando se expresa en de manera formal o informal. (Sólo se observa en determinados ámbitos de convivencia social, y con mucho orgullo puedo mencionar el ejemplo del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora que tenemos una democracia sindical que deberíamos revalorar toda su plenitud en el contexto del contenido de este artículo.
Justicia no existe porque está a la venta del mejor postor, las últimas elecciones presidenciales (2,006, 2,012) demostraron claramente que tipo de intereses defiende los representantes de la impartición de justicia en México.
Precisamente por lo anterior, la libertad, democracia y justicia social, son banderas de lucha enarboladas por diversos movimientos sociales en México y en todo el mundo, por multitudes que presentan resistencia ante los embates del capitalismo salvaje que nos tocó vivir.
El totalitarismo que vivimos en nuestra sociedad existe y ha crecido gracias a la existencia de una sumisión, al conformismo social, a la pasividad e indiferencia que presentan amplias capas de la población
La educación debe jugar un papel importante en este proceso de transformación social, los educadores debemos asumir el compromiso político que tenemos como docentes, utilizando una pedagogía critica que nos permita hacer ligar la educación con una lucha política anticapitalista. Vivimos tiempos en los que se intenta crear un pensamiento único, por ello la educación no puede estar desligada de la explicación del funcionamiento de la totalidad del sistema capitalista. Los profesores debemos asumir un rol de luchadores sociales en el contexto de una sociedad desigual, donde el trabajo docente requiere de la descripción del sistema de explotación en la economía capitalista.
Las universidades son los reductos de la democracia actualmente, es el lugar donde se crea el conocimiento científico que debe ser utilizado para describir la acumulación del capital y su dominio sobre la vida social.
Retomando la afirmación que hice al inicio de este escrito, los cambios sociales que enfrentamos nos obligan a desarrollar nuevos comportamientos con los cuales podamos enfrentar los nuevos retos de la situación actual.
La lucha por un mundo mejor donde exista la democracia, la justicia y la igualdad social implica salir de la comodidad de nuestra esfera personal y comprometernos con acciones que requieren esfuerzo y tiempo. Requiere de una revolución de nuestras consciencias que genere cambios en nuestras actitudes y comportamientos individuales.
El sueño que compartimos millones de personas de vivir en una sociedad justa, democrática es posible todavía, No permitamos que exista solo durante las noches en nuestra actividad onírica individual, o en nuestros sueños diurnos cuando anhelamos vivir en un mundo mejor.
Recordemos que existe un proceso mediante el cual el desempeño individual y colectivo de los roles sociales que tenemos asignados nos permite realizar una construcción social de la realidad, es decir, nuestra participación en los diferentes grupos y organizaciones a los que pertenecemos, es la que da vida a esta sociedad. O sea que, podemos cambiar nuestra realidad si lo deseamos y actuamos en forma congruente y sobre todo unida.
El primer paso es reconocer nuestra importancia como individuos y como parte de una colectividad. en ese sentido es reconocer que quienes se encuentran en el poder son sólo una minoría, que si bien tienen el poder político, económico que defienden utilizando todos sus recursos, inclusive los aparatos represivos de Estado, los que padecemos los efectos de las políticas económicas somos una inmensa mayoría, que integramos la sociedad a la que pertenecemos.
La sociedad funciona gracias a la existencia de un sinnúmero de organizaciones y las organizaciones somos las personas que las integramos, no son los edificios o los activos fijos.
Tenemos un poder social que en este momento desconocemos, pero en la medida de que tomemos conciencia de que juntos, unidos podemos hacer mucho más de lo que hacemos individualmente. El individualismo que se nos ha inculcado desde nuestra más tierna infancia es el principal freno para el desarrollo de nuestro potencial humano, trae consigo la división social, la desintegración grupal, que favorece al sistema en el poder ya que parte de la premisa "divide y vencerás".
Debemos retomar entonces aquellos planteamientos que nos puedan ayudar a la integración social. Uno de esos planteamientos nos la proporciona la Psicología de grupos, que señala las condiciones que deben existir en un grupo para que funcione de manera efectiva como tal y aplicar éstas a nuestra vida social.
Es decir, debemos empezar por clarificar cuales son las principales motivaciones que determinan nuestra conducta individual, para determinar si en verdad estamos satisfaciendo necesidades reales o estamos siendo manipulados en nuestros comportamiento como consumidores.
En ese mismo proceso, necesitamos desarrollar un sentimiento de pertenencia en los diferentes grupos a los que pertenecemos, para desarrollar un cambio cualitativo de identidad psicológica, que nos permita dejar atrás la identidad individual y construir una identidad grupal. Esto podremos lograrlo si de manera progresiva dejamos el uso del lenguaje del "yo", para utilizar con más frecuencia el "nosotros".
De igual forma debemos propiciar y clarificar la integración de las expectativas individuales con los objetivos generales que se persiguen en los grupos y organizaciones a los que pertenecemos. Pero esto sólo lo lograremos si construimos vínculos de colaboración en nuestros ámbitos de convivencia social y evitamos el vínculo de dependencia.
Otro de los requisitos para que un grupo funcione eficazmente es que se concrete la participación de cada uno de sus miembros en las actividades grupales. En nuestro caso, la ausencia de participación es lo que ha permitido la consolidación del autoritarismo y control social que padecemos. En consecuencia, debemos incrementar nuestra participación en los distintos grupos formales e informales a los que pertenecemos, pero también incrementar nuestra participación en las organizaciones de las cuales formamos parte. Si somos miembros de un sindicato, debemos integrarnos a su funcionamiento para garantizar el logro de las metas que se plantee el mismo y demostrar nuestro compromiso con el mismo.
La imaginación al poder era la consigna que movilizó a millones de jóvenes del mundo entero en mi generación. Esta imaginación por un mundo mejor no la he perdido, la he mantenido en forma latente viva (nunca oculta), toda mi vida y la seguiré conservando hasta el último aliento de mi vida. Podrán controlarnos de muchas formas en esta sociedad, pero nunca podrán robarnos la esperanza y la imaginación por un mundo mejor. Estoy convencido que no soy el único soñador o el único que se imagina un mundo mejor que éste.
Por ello es que creo firmemente que el totalitarismo, sumisión social, conformismo generalizado, apatía, el individualismo, etc., sólo será superado si partimos de una revolución de las consciencias que nos permita cambiar el mundo interior y exterior.
El cambio social no puede esperar más, por ello les invito a que nos unamos en la construcción de un mundo mejor y retomemos el planteamiento de Herman Hesse (para construir un mundo nuevo, tienes que destruir el que ya existe). . En este caso prefiero utilizar la palabra cambiar en lugar de destruir. Cada quien desde su trinchera puede contribuir al cambio social, solo se requiere un cambio de actitud ¿Te atreves a sumarte a esta jornada de lucha por un cambio social?

Referencias

Discurso: La servidumbre voluntaria
Etienne de La Boetie
http://www.fundanin.org/boetie.htm
La desobediencia como necesidad
Iñaki Gil de San Vicente
http://lahaine.org/b2-img08/inaki_desob.pdf
COMPILACIÓN DE TEXTOS DE DESOBEDIENCIA CIVIL
http://bibliotecasolidaria.blogspot.mx/2013/01/compilacion-de-textos-de-desobediencia.html
http://www.petermclaren.org/html/texts.html
Entrevista a Peter McLaren: Práctica revolucionaria desde las entrañas de la bestia
http://marting.stormpages.com/entrevismc.htm
La educación como cuestión de clase: Peter McLaren
http://iberoamericasocial.com/la-educacion-como-una-cuestion-de-clase-entrevista-peter-mclaren/
Viviendo en un estado de vigilancia: una respuesta a la desesperación
Peter McLaren
http://iberoamericasocial.com/viviendo-en-un-estado-de-vigilancia-una-respuesta-la-desesperacion/
La evaluación constante: ¿pueden existir las servidumbres voluntarias?
Paula Vilella
http://www.blogelp.com/index.php/cat33


Autor:
Oscar Yescas Domínguez

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