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jueves, 15 de abril de 2021

 

La democracia y los partidos políticos

Oscar Yescas Domínguez

15 de abril de 2,021


Quisiera iniciar este artículo compartiendo una anécdota que les contaba a mis alumnos que tomaban el seminario sobre Psicología Organizacional en la Universidad de Sonora, cuando analizábamos el tema del liderazgo:

“En una fábrica ante el fracaso de las negociaciones del Contrato Colectivo de trabajo con la parte patronal, los trabajadores iniciaron una huelga en demanda de aumento de prestaciones laborales y aumento salarial, al segundo día de paro de labores se presentó el Director General de la Empresa propietaria de la fábrica, pidió hablar con los obreros, los cuales aceptaron y se reunieron frente a él para escucharlo. El Director les explicó que la compañía atravesaba problemas financieros y cada día de paro significaba grandes pérdidas financieras para la empresa, les dijo que en ese momento no podía satisfacer las demandas que solicitaban porque la mayor parte del presupuesto se destinaba al pago de la nómina, pero les prometía que el año siguiente consideraría autorizar nuevas prestaciones y analizaría conceder un pequeño aumento salarial retroactivo, por lo que finalizó su intervención agradeciendo que lo escucharan y con voz de mando les solicitó volver a sus puestos de trabajo para reanudar la producción.

Pero nadie se movió de sus asientos, el Director al no encontrar respuesta a su petición utilizando un tono de voz más suave, hizo el mismo pedido de que comprendieran la situación por la atravesaba la empresa y les solicitó nuevamente acudir a sus puestos de trabajo asegurándoles que nadie recibiría represalias por su participación en el paro de labores que ya llevaba dos días. Nuevamente se repitió la misma repuesta, nadie se movió de sus asientos ni dijo ninguna palabra.

De repente, uno de los trabajadores que estaba sentado al frente a unos metros del Director, se levantó, le dio la espalda al ejecutivo, se dirigió a quienes estaban sentados, levantó la mano derecha, hizo un círculo con sus dedos y señaló la puerta de salida. Todos los obreros se levantaron de inmediato, sin decir palabra alguna y volvieron a los puestos de guardia para continuar con el paro de labores. Quien las dio las señas de dirigirse a la puerta de salida era el dirigente del sindicato al que pertenecían los trabajadores de esa empresa. ¿Quién tiene el poder, quien tiene la autoridad?

El Directivo de la empresa tiene el poder formal porque dentro de la estructura de la organización ocupa un puesto de alto mando y tiene facultades que le permiten tomar decisiones relevantes que incluyen contratar o despedir a los trabajadores, Representa la autoridad formal dentro de la organización. Pero el dirigente sindical tiene otro tipo de poder, un poder informal que surgió de la unión de los trabajadores que les permitió elegir democráticamente a su líder y ésta persona ocupa un cargo de dirigente en otro tipo de organización formal que es el sindicato y los sindicatos se crearon para defender los derechos de los trabajadores, por lo que los trabajadores mostraron mayor lealtad y obediencia al dirigente sindical que al directivo de la empresa. El poder informal se crea a través de la acción colectiva, organizada y unida de los trabajadores que luchan por objetivos comunes.

Vivimos en una sociedad organizacional, lo cual quiere decir que estamos rodeados de organizaciones que nos acompañan desde que nacemos hasta que fallecemos, satisfaciendo nuestras necesidades con los productos y servicios que nos ofrecen estas organizaciones. Nacemos en una organización que se llama hospital y cuando morimos utilizamos los servicios de otra organización que se llama funeraria.

En la mayoría de las organizaciones modernas se presenta una estructura piramidal, en la cual los altos mandos se encuentran en la cima, son quienes obtienen mayores beneficios por pertenecer a la organización, debajo de ellos se encuentran los mandos medios que supervisan el trabajo de los que se encuentran en la parte inferior de la pirámide, o sea los trabajadores, los que crean la riqueza, los que le dan el soporte para el funcionamiento de la organización. La estructura de una organización es la que define la interacción entre los integrantes de una organización, en función de los roles que ocupan, las responsabilidades que tienen y las normas que cumplen.

La sociedad moderna capitalista nos ha vendido la idea de que el modelo de empresa es el modelo ideal de organización, porque nos regimos por las leyes del Mercado, ya que vivimos en una sociedad de consumo. Pero detengámonos un momento y definamos, aclaremos ¿Qué entendemos por organización? Podríamos definir una organización como “un conjunto de personas que en el marco de una estructura interactúan usando tecnología, realizando un conjunto de acciones que les permiten lograr objetivos comunes”. Bajo esta definición, cualquier conglomerado social que reúna estas condiciones: personas, estructura, interacción, tecnología, objetivos comunes, puede definirse como una organización. Así podemos decir que una fábrica es una organización, una universidad es una organización, un sindicato es una organización, un Gobierno es una organización, un partido político es una organización, inclusive un grupo de delincuentes es una organización, ¿recuerdan el concepto “delincuencia organizada”?

Los estudiosos de las organizaciones recomiendan con énfasis reducir la estructura piramidal y construir estructuras más horizontales dentro de las mismas para mejorar su funcionamiento, elevar la productividad y la satisfacción de quienes forman parte de las organizaciones. Esta recomendación la hacen con el objetivo de que las instancias de toma de decisiones se encuentren más cercanas a los lugares donde se realiza la producción o el servicio y reducir la burocracia, es decir, el exceso de personal innecesario. Inclusive algunos van más allá y proponen la desaparición de la figura del supervisor para promover la creación de grupos autodirigidos, es decir, grupos de personas que tomen sus propias decisiones, trabajan en forma autónoma, trabajando en forma independiente y con autoliderazgo.

La existencia de una estructura piramidal es comprensible en las organizaciones que pertenecen a la iniciativa privada, inclusive aquellas que están dentro del servicio público, es decir, en las  dependencias de los tres niveles de gobierno. El problema que se presenta en la mayoría de las organizaciones es que en su conducción los directivos padecen de un neanderthalismo administrativo, lo que significa que desconocen, ignoran y hacen a un lado todas las aportaciones que hacen las ciencias que estudian a las organizaciones para mejorar su funcionamiento y las conducen como se les antoja. Lejos quedó la premisa de Frederick Taylor “el hombre adecuado en el puesto adecuado”, porque en la mayoría de las organizaciones hay ausencia de sistemas científicos de selección de personal y las contrataciones se realizan por conexiones con directivos, con empleados cercanos al poder, por capricho de funcionarios, por favores sexuales, por muestras de lealtad incondicional y sumisión a la figura de autoridad.

Por estas razones nos encontramos con el problema de que los clientes o usuarios de las organizaciones presentan un alto nivel de insatisfacción por un mal servicio recibido, ya que la mayoría de las personas no reciben entrenamiento, capacitación suficiente o simplemente no deberían estar ocupando ese puesto. Pero también los clientes internos de las organizaciones (o sea los trabajadores que pertenecen a la organización) experimentan altos niveles de insatisfacción porque tienen superiores que no están capacitados, que no tienen el perfil para el puesto que ocupan, que los dirigen con soberbia, y los tratan como si fueran sus esclavos. Los trabajadores tienen que soportar malos tratos, bajos salarios y condiciones pésimas de trabajo porque firmaron un contrato con la empresa que regula su relación y pertenecen a ella porque es su principal fuente de ingreso y la tasa de desempleo es alta en nuestra época, es decir, no pueden tomar a la ligera la decisión de renunciar y abandonar la organización

Pero en el caso de los partidos políticos, considerados como organizaciones no sucede lo mismo, porque son agrupamientos colectivos que voluntariamente han decidido pertenecer a esa organización política, el vínculo que los une es informal y por ende más débil porque no hay compromiso formal.  Por esas condiciones no debería existir una estructura piramidal en los partidos políticos, porque se supone que son organizaciones democráticas, el liderazgo formal de los que representan a los partidos políticos debería recaer en las personas que tienen habilidades para influir sobre las demás personas para que realicen un conjunto de acciones que los conduzcan al logro de objetivos colectivos. Porque esa es la definición de liderazgo: la capacidad para influir sobre otras personas para que realicen un conjunto de actividades que les permitan alcanzar objetivos comunes.

A diferencia de las organizaciones públicas y privadas, los militantes de los partidos políticos no tienen firmado un contrato legal y no están obligados a pertenecer al mismo. No existe una relación entre jefe y subordinado, más bien son relaciones basadas en el compañerismo, en la camaradería, son relaciones entre iguales. Tienen en su lugar un contrato psicológico que se refleja en la creación de un conjunto de expectativas que tienen  acerca de su pertenencia al partido, las cuales si son cumplidas, aumentarán el compromiso de sus militantes para reforzar su vínculo y fortalecer al partido sobre todo en períodos de campaña electoral. Pero si el contrato psicológico no se cumple, si las expectativas no son satisfechas pueden presentarse inconformidades, protestas  e inclusive desprendimientos masivos, abandono del partido por parte de grandes grupos de personas.

Los partidos políticos deberían tener una estructura horizontal, no deberían existir altos mandos, mandos medios y militantes de base, deberían regirse por principios derivados de una democracia participativa, por consejos de representantes que funcionen bajo una dirección colectiva, de tal forma que, todos los integrantes de esa organización política tuvieran la oportunidad para participar en la toma de decisiones relevantes de la organización, aplicando los principios de la teoría de la motivación de Douglas McGregor en su famosa Teoría Y que dice: “A mayor participación de los integrantes de una organización en los procesos de toma de decisiones, habrá mayor satisfacción en los integrantes de la misma, porque sentirán esa decisión como algo personal y se comprometerán a su realización y en consecuencia habrá mayor producción”, lo cual significaría en el caso de los partidos políticos, un mayor compromiso y participación en las actividades de proselitismo político para lograr el triunfo en las elecciones que participen.

Los dirigentes de los partidos políticos tienen un poder formal, pero ese poder proviene del grado de representatividad que tengan de los integrantes del organismo político, y ese nivel de representatividad se crea en una cultura de participación colectiva en procesos de toma de decisiones relevantes para la organización. Las relaciones de los dirigentes de partidos políticos con sus militantes deberían caracterizarse por ser de tipo horizontal, es decir, de igual a igual. Olvidan que los militantes tienen un poder informal, que proviene de la unión de todos los integrantes, de la acción unida, organizada y colectiva, el liderazgo no debe concentrarse en una sola persona, sino que debería ser compartido y colectivo. Los dirigentes de los partidos políticos no pueden dar ordenes a la militancia de los mismos como si estuviesen al frente de una fábrica o empresa de la iniciativa privada. No pueden engañar a sus militantes, imponer sus decisiones y esperar obediencia ciega a la figura de autoridad. Mucho menos cuando ese partido político surgió luchando con la bandera de la democracia y su discurso presenta una gran distancia con el comportamiento de sus dirigentes, sobre todo cuando quienes llegan al poder utilizan procedimientos antidemocráticos y excluyen a los militantes en la toma de decisiones relevantes para la organización..

El problema que enfrenta Morena en México es que no permitió que sus militantes participaran en la elección de los candidatos a puestos de elección popular y tratan de imponer una decisión que se tomó en condiciones cuestionables. Los dirigentes de Morena han olvidado que la democracia se construye, no se predica, sin que debe construirse y formar parte de la cultura de la organización, es decir, formar parte de los valores, principios y costumbres de quienes integran ese partido político. La democracia dentro de un partido político necesariamente incluye la participación de sus integrantes en los procesos de toma de decisiones. Si los dirigentes de un partido político persisten en mantener un liderazgo autoritario, negándose a escuchar a quienes dicen representar, podría suceder que los militantes se organicen, discutan entre sí en forma democrática, participen en tomas de decisiones que pueden ser en el sentido de desobedecer a la dirigencia o abandonar a la organización y nadie los detendrá.

Recordemos que los mexicanos nos ganamos la sensación de vivir en un país con libertad para elegir a nuestros gobernantes usando la democracia electoral, cuando derrotamos al prian en el 2,018 y con la consigna Juntos haremos historia actuamos en forma organizada, masiva y unida logrando sumar millones de votos suficientes para terminar con una dictadura perfecta que nos mantuvo bajo control durante varias décadas y lo hicimos de tal forma que llegamos a pensar en algunos momentos que ese tsunami de votos que otorgamos a favor de Morena y de Andrés Manuel López Obrador, fueron más que suficientes para arrojar para siempre al basurero de la historia a la porquería política que tenía secuestrado el gobierno entero de nuestro país y que jamás lo volveríamos a ver otra vez, es decir, que habíamos enterrado políticamente al Prianrdmc.

Pero aquella sensación de libertad que experimentábamos, la grata sensación de poder que nos brindaba el saber que en el futuro seríamos tomados en cuenta para para elegir a nuestros próximos gobernantes en un proceso de auténtica democracia electoral, desapareció mucho tiempo antes de las elecciones del próximo 6 de junio y se disipó por la actuación antidemocrática de quienes dirigen Morena al usar el truco de una encuesta para “seleccionar a los candidatos apuestos de elección popular”, excluyendo la posibilidad de realizar un ejercicio de democracia participativa y permitir que los militantes de Morena participaran en esa importante decisión de definir quienes ocuparían puestos de elección popular.

Debido a estas decisiones verticales, en lugar de experimentar libertad y la sensación de vivir en un país donde impere la democracia, vemos que hoy en día un fantasma recorre las estructuras internas del partido en el poder: Morena, este espectro es el autoritarismo que se refleja en una intolerancia a la crítica, en una negación a todo tipo de cuestionamiento acerca del funcionamiento del partido y que se refuerza por el repliegue de los académicos, de los intelectuales que pudiendo externar una opinión crítica y constructiva, prefieren guardar silencio ante los nuevos atropellos que se realizan a nombre de un “partido democrático”, que surgió de un proceso democrático que contó con la participación masiva de millones de personas, pero que hoy la cúpula en el poder se cierra en sí misma e intenta imponer procedimientos antidemocráticos y silenciar las protestas que surgen por doquier en todo el territorio mexicano.

Pensamos ingenuamente que habíamos dado la estocada de muerte al dinosaurio prianista, pero hoy nos damos cuenta de que todavía está con vida y que amenaza con regresar. La ironía es que quienes le están dando vida son quienes dirigen a Morena, porque con sus acciones están creando un ambiente de decepción colectiva que puede ser aprovechado por las fuerzas del Prianrdmc para obtener un poco de oxígeno, ya que el partido de la esperanza se encuentra secuestrado por gente oportunista que no vacila en tomar decisiones antidemocráticas y empieza a asomar un rostro de autoritarismo al interior de Morena cuando rechazan la crítica a sus acciones y acusan a quienes los critican de que serán los responsables de que regrese al poder el prianrdmc.

Ante el cuestionable uso de la técnica de la encuesta ha surgido una respuesta de gran indignación por parte de militantes y simpatizantes de Morena, que consideran que esta maniobra les roba su derecho a votar para elegir a sus candidatos y viola los derechos de ser votados a quienes se presentaron como precandidatos. Las inconformidades en la integración de listas de candidatos de Morena para participar en las próximas elecciones del 6 de junio se han expresado en más de 15 Estados de la republica mexicana. En estas protestas, han surgido rebeliones, y desprendimientos de grupos que renuncian a Morena ante lo que consideran un acto de antidemocracia, una traición a los principios del partido y una descomposición del mismo, porque Morena incluye en las listas de candidatos a exmilitantes del Pri, del Pan, del Prd y otros partidos que colaboraron con la dictadura perfecta que provocó la pobreza de millones de mexicanos y el enriquecimiento de unos cuantos al desviar grandes cantidades del presupuesto público para enriquecer fortunas personales y descuidar las necesidades sociales.

En días pasados se realizó en las oficinas de Morena Sonora en la ciudad de Hermosillo, una asamblea General extraordinaria con comisionados y representantes de Morena provenientes de varias ciudades del interior del Estado. En esta asamblea estuvieron presentes cerca de un centenar de asistentes, quienes revisaron caso por caso la lista oficial de candidatos de Morena a Diputados Federales, Diputados locales y a diferentes Ayuntamientos del Estado. Tomaron resoluciones de cambiar los nombres de varios candidatos y sobresale dentro de estos cambios la elección de la Dra. Reina Castro Longoria como candidata de Morena a la Presidencia municipal de Hermosillo. Algunos podrían argumentar que el número de asistentes a esta Asamblea Estatal Extraodinaria es demasiado bajo y no es realmente representativa, pero considerando la premura de la convocatoria con menos de tres días de anticipación y la presencia de comisionados y representantes de Morena de varios municipios, la legalidad de la misma no puede ser cuestionada.

El principal elemento que le da autoridad moral y legitimidad a los acuerdos de esta Asamblea Extraordinaria de Morena, es la asistencia de comisionados y representantes de Morena provenientes de diferentes municipios, lo cual nos coloca en la situación de que no podemos ignorar la calidad de los asistentes y nos impide centrar la atención en cuestionar la cantidad de los participantes. En última instancia lo que sí merece ser cuestionada y así se hizo en esa asamblea, es la lista oficial de candidatos de Morena que aseguran que surgió de una encuesta realizada. Por cuestión de principios, se debe reconocer que una encuesta no es más válida que una Asamblea de Representantes de Morena que cumplió todos los requisitos para ser formal, en cambio no se tiene conocimiento de cuál es la empresa que realizó la encuesta, se ignora cuánto se pagó y ante quien, cuándo y dónde se presentaron los resultados en forma oficial para conocer la metodología utilizada y el margen de error en los resultados.

También merece un cuestionamiento la ausencia de los beneficiados que fueron incluidos como candidatos en la lista de la famosa encuesta, una ausencia injustificable porque se informó con anticipación, se dio a conocer el orden del día y  la reunión se realizó en las propias oficinas de Morena Sonora, partido al que pertenecen los que aparecen en la lista oficial de candidatos y que obtuvieron una representación del partido en base a un procedimiento que está siendo cuestionado. Era su deber estar presente para participar en la discusión que ahí se realizó durante horas y defender su derecho a las candidaturas, pero su ausencia sólo conduce a la conjetura de que no tenían nada que defender porque se prestaron a un procedimiento antidemocrático que violó los derechos de los militantes de Morena a elegir a sus candidatos y a otros violó su derecho a ser votados.

La ausencia de directivos de Morena Sonora en la asamblea Estatal Extraordinaria realizada en las mismas oficinas de ese partido, representa un silencio que contiene muchos mensajes. Se puede interpretar como la exhibición de un autoritarismo que conduce a predecir que asumirán una postura de intransigencia y no aceptarán los acuerdos de esa asamblea.

Por tales motivos se puede decir que en estos momentos Morena Sonora está en una situación similar a la que se puede describir como un “estado de interregno”, es decir, un período de tiempo en el cual los dirigentes no gobiernan, no tienen capacidad ni autoridad moral para gobernar y los gobernados, dirigidos o militantes de las bases de Morena no reconocen el liderazgo de quienes ocupan cargos de dirección formal en la estructura de dicho partido.

Este problema de situar a Morena en estado de interregno no es una situación exclusiva del Estado de Sonora, porque las prácticas antidemocráticas se realizaron en Morena a lo largo y ancho del país, de tal forma que el estado de interregno se observa en varios estados de la república por lo cual los dirigentes de Morena atraviesan una crisis de credibilidad, sufren pérdida de confianza y su liderazgo es cuestionado. Mientras que los militantes de Morena muestran una división ya que algunos de sus integrantes no quieren ser dirigidos por los dirigentes formales del partido que han dado muestras evidentes de inmoralidad política, argumentan que les han violado sus derechos de votar y ser votados, consideran que una burocracia tiene secuestrado a su partido y han decidido tomar la iniciativa para recuperar su la autonomía en sus decisiones exigiendo rectificar la lista de candidatos a puestos de elección popular.

Las dirigencias estatales y nacional de Morena se encuentran en un estado de adioforización que es un neologismo aportado por el Sociólogo polaco Zygmunt Bauman y que consiste en pensar que los actos humanos o hechos sociales se vuelven moralmente neutros o irrelevantes. En sus decisiones ha estado ausente la ética y debido a esta ausencia carecen de la capacidad de evaluar éticamente los hechos. Han perdido la brújula moral que les permitía distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto y esta ausencia de moral se puede observar en algunos actos de nuestras vidas, porque se ha llegado al punto de aceptar como algo “normal o natural” situaciones de injusticia, actos de corrupción, evidentes violaciones de derechos humanos, derechos electorales, como éstos que estamos presenciando.

La crisis general que vive nuestra sociedad se refleja en una crisis de la política en nuestros días, ya que se ha pervertido de una forma cuestionable porque quienes están en posiciones de poder no aceptan las críticas al estilo de liderazgo que utilizan y a las decisiones que toman. Actúan en forma contradictoria manejando el discurso de construcción de la democracia y demuestran comportamientos de autoritarismo. La política entra en un proceso de crisis, se ha descompuesto porque la existencia de partidos implica manejo de cantidades millonarias de dinero, con ello surge la ambición por estar en cargos políticos. En México se destinan cantidades millonarias para subsidiar a los partidos políticos y este financiamiento proviene del presupuesto público, es decir, del pago de los impuestos de la ciudadanía. Honestamente creo que no debería haber subsidio para los partidos políticos, porque se supone que la política sería el arte de conciliar diferencias en formas de pensamiento e ideologías contrarias entre sí, pero al parecer algunos perciben la política al viejo estilo priísta de conseguir posiciones de poder político para manejar presupuesto público y las decisiones las siguen tomando unos cuantos que pretenden seguirse beneficiando de recursos públicos.

A pocas semanas de las elecciones nos encontramos con un escenario de gran complejidad política. Tenemos por un lado a quienes representan el lado negativo de la política: la alianza de las fuerzas del Prianrd, que se caracterizaron por beneficiarse de la corrupción, desviación de recursos públicos, impunidad, injusticias, etc. Y representan todo lo que el pueblo mexicano no desea que regrese al poder: Desigualdad social tremenda, corrupción generalizada, impunidad vigente, injusticias sociales, etc. Han unido sus fuerzas políticas los que antes eran enemigos entre sí y centran sus esfuerzos en socavar los cimientos del nuevo gobierno para regresar a los tiempos en los que desviaban grandes cantidades de dinero público para engrosar fortunas personales. Representan todo lo que los mexicanos queremos dejar atrás, en un pasado sin retorno, pero que ven en el proceso electoral la oportunidad de regresar a posiciones de poder. Lamentablemente, esas posibilidades se las están brindando quienes dirigen a Morena con decisiones antidemocráticas.

Del otro lado, tenemos al partido en el poder: Morena, que se supone debería representar lo contrario del Prianrd y encabezar la construcción social de la democracia, simbolizar la esperanza del cambio, cero tolerancia a la corrupción, practicar una democracia participativa para lograr un empoderamiento ciudadano, ya que Morena inició como movimiento colectivo y reconstruir el bienestar social perdido por décadas de prianismo y aplicación de políticas neoliberales que acentuaron la desigualdad social y provocaron un empobrecimiento masivo del pueblo mexicano. Pero en contra de lo esperado, sus dirigentes decepcionaron a la población y quieren mantenerse en el poder ocupando puestos de poder político, violando los derechos de ser votados de otros militantes de Morena que han luchado para defender la democracia y aspiraron a ser nominados candidatos pero cayeron en el truco de esperar a la publicación de los resultados de la encuesta, resultados que ya se preveían por varias señales.

La intransigencia de los dirigentes de Morena de negar la participación de sus militantes en la selección de los candidatos que participarán en las próximas elecciones es tan sólo la punta del iceberg de un totalitarismo que está creciendo en el interior de este partido, el cual recibe cualquier crítica como ataques políticos provenientes de la derecha recalcitrante.

Los directivos de Morena piden unidad y nuevamente llaman a votar masivamente a favor de Morena, pero ignoran los reclamos de los militantes de Morena inconformes con los resultados de la lista de candidatos obtenidos a través de una encuesta que no se ha clarificado y no se puede pedir unidad cuando se realizan actos de antidemocracia. Estos reclamos deben ser escuchados por la Dirección Nacional de Morena y rectificar mediando para generar un consenso. El tiempo es corto, la situación es delicada, de la Dirección Nacional de Morena y de las decisiones que tomen los militantes de Morena dependerá el rumbo que tome la campaña electoral y los resultados que saldrán de la misma.

Finalmente quisiera terminar estas reflexiones diciendo que debemos tener presente que en los tiempos que nos tocó vivir estamos en un contexto internacional en el cual la humanidad tiene se encuentra frente a dos proyectos sociales totalmente opuestos:

Por un lado, tenemos un proyecto que busca construir una autonomía individual y colectiva, que busca la liberación del ser humano a través de la transformación de la realidad social, para construir una nueva realidad con nuevas figuras de hombres y mujeres que se relacionen entre sí en base a principios de democracia, igualdad y justicia. Este proyecto se manifiesta en movimientos colectivos que en diferentes países se oponen a la imposición de políticas neoliberales y al empobrecimiento de la población. Este proyecto de liberación busca terminar con la enorme desigualdad social que existe en nuestra sociedad que mantiene a millones de personas viviendo en la pobreza y la miseria.

Por otro lado, se encuentra el proyecto globalizador del capitalismo neoliberal que saquea los recursos naturales de países enteros, extermina ecosistemas con dicho saqueo y la gran contaminación de deshechos industriales y basura generada por un consumo masivo y que existe gracias a la creación de una enorme desigualdad social al forzar a los gobiernos de varios países a reformar sus constituciones para eliminar derechos laborales, sociales y violar derechos humanos a nivel internacional. Es el poder corporativo que ha reducido al Estado moderno a la condición de guardián de los intereses de las transnacionales y le ha quitado su papel de guardián del bienestar social de la población. Es el proyecto que representan las fuerzas del prianrdmc que desean volver al pasado en México, destruir los programas de bienestar social impulsados por el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador y continuar alimentando la voracidad del poder corporativo empobreciendo aún más a la población trabajadora y sus familias.

No se puede construir una sociedad democrática sin individuos libres y democráticos que participen en tomar decisiones de gran relevancia. El cambio social por la construcción de una sociedad mejor en la que exista realmente democracia, justicia e igualdad no se limita al uso de la vía electoral, continuará la lucha después de las elecciones, porque independientemente del gobierno que quede, las necesidades sociales seguirán existiendo y por lo mismo es tiempo que la ciudadanía voltee su mirada a sí misma y tome conciencia del poder comunitario que puede crear si se organiza, actúa en forma unida y masivamente para lograr transparencia en el manejo del presupuesto público de parte de quienes encabecen el próximo gobierno. Aún no es tarde para que la dirigencia de Morena se vea a sí misma como partido político construido por la sociedad, recuerde su origen como movimiento colectivo que luchaba por construir la democracia en nuestro país y rectifique los nombramientos atendiendo los reclamos que se han realizado a través de asambleas en distintos Estados de la república, de manera particular en el estado de Sonora.

El mismo poder informal que logran los trabajadores cuando se organizan en sindicatos, lo podemos construir los ciudadanos cuando nos organizamos en nuestras comunidades para discutir los problemas sociales que afectan a nuestras comunidades y logremos acuerdos que nos permitan actuar en forma unida organizada y colectiva. 

Yescas, Oscar: Poder corporativo vs. poder popular

https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/08/podercorporativo-vs_20.html

Yescas, Oscar: Por una conducción científica de nuestras organizaciones

https://oscaryescasd.blogspot.com/2017/10/por-una-conduccion-cientifica-de.html

Yescas

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