El castigo de Sísifo en la posmodernidad
Oscar Yescas Domínguez
22 de noviembre de 2,020
Introducción
El neoliberalismo: la nueva versión del castigo de Sísifo
El individuo en la posmodernidad
El fortalecimiento ciudadano y la transformación social
Conclusiones
Introducción
La mitología griega es muy rica en enseñanzas y contiene varias historias que son muy aleccionadoras y por ello me gustaría iniciar este artículo retomando la historia de Sísifo. ¿Quién fue Sísifo? Fue el fundador y Rey de Éfira (nombre antiguo de Corinto) Era hijo de Eolo y marido de Mérope y es ampliamente conocido por su castigo eterno que consistía en empujar cuesta arriba por una montaña una piedra que, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo, repitiéndose una y otra vez el frustrante y absurdo proceso.
El motivo del castigo al que fue sometido Sísifo según indican algunas fuentes se debió a que Sísifo había revelado al dios fluvial Asopo que el autor del rapto de su hija Egina había sido Zeus. Por lo que Zeus en respuesta ordena a Tánatos (la muerte) buscar a Sísifo y llevarlo ante él, pero al encontrarlo, éste engañó a Tánatos y le puso grilletes manteniéndolo sometido durante algún tiempo, por lo que nadie murió en la Tierra mientras Tánatos estuvo encerrado, hasta que Ares lo liberó y capturó a Sísifo enviándolo al inframundo para recibir castigo eterno.
Pero la historia de Sísifo no terminó ahí, porque él aún no había agotado todos sus recursos: antes de morir le dijo a su esposa que cuando él falleciera, no realizara ritual alguno, ni ofreciera el sacrificio habitual a los muertos y ella en su momento obedeció omitiendo realizar el ritual de despedida, así que estando en el infierno Sísifo se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes conyugales y convenció a Hades para que le permitiese volver al mundo terrenal y así poder castigarla por faltar a su compromiso como pareja conyugal. De esta manera logró regresar a Corinto, pero cuando estuvo en la superficie de nuevo decidió quedarse y se rehusó a volver al inframundo, por lo que pudo vivir varios años más en la Tierra hasta que murió de causas naturales, ya anciano. Cuando falleció y llegó al inframundo, por haber actuado engañando a los Dioses Sísifo fue obligado a cumplir un castigo ejemplar, que consistía en empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio, repitiéndose ese ciclo una y otra vez de manera interminable ya que era un castigo eterno.
Esta historia de Sísifo nos puede servir como analogía para describir la vida diaria de millones de personas en nuestra sociedad contemporánea, en la que debido a la enorme desigualdad social existente, se encuentran en una constante lucha diaria para poder sobrevivir laborando en condiciones de explotación laboral: recibiendo bajos sueldos, padeciendo largas jornadas de trabajo, resintiendo la ausencia de prestaciones sociales, sufriendo inseguridad laboral, etc. El trabajo moderno es para millones de personas un trabajo duro que se padece en lugar de disfrutarse y que debe de hacerse una y otra vez, sin lograr cambio o mejora alguna durante años y sin esperanza de cambiar esa situación, por ello el término “Trabajo de Sísifo”, puede utilizarse para describir la situación en la que viven millones de personas en nuestra realidad contemporánea. Pero el castigo es peor para los millones de desempleados que viven en condiciones de pobreza extrema, un número que ha aumentado en forma alarmante en los últimos años por el incremento de la desigualdad social y que viven una lucha diaria para sobrevivir.
Pero también podemos observar que la historia “del castigo de Sísifo” nos puede servir para comprender las luchas sociales que están ocurriendo en nuestra sociedad contemporánea en este momento histórico que nos tocó vivir, porque diferentes grupos sociales se encuentran luchando en defensa de sus derechos laborales, sociales o sexuales, o luchan durante años para conseguir una reparación a la violación a sus derechos humanos o laborales. En estos tiempos de globalización y de neoliberalismo, cuando una lucha obrera triunfa al obtener concesiones en la negociación de su Contrato colectivo, no tardan en surgir nuevas causas para continuar en la lucha, ya sea por una nueva violación de derechos laborales o en la próxima revisión contractual cuando ven amenazas de mutilación de su Contrato Colectivo. La ciudadanía en general enfrenta de manera cotidiana innumerables injusticias, violaciones a sus derechos humanos por la presencia de una enorme desigualdad social y enfrentan una gran impunidad debido a la corrupción corrupción e impunidad todavía vigente en las instituciones gubernamentales que fallan en su función de mantener un Estado de Derecho y garantizar el bienestar social.
Por ello, ante el levantamiento de nuevas banderas de lucha, se acostumbra usar la frase “la lucha continúa” para expresar solidaridad, firmeza, unidad y resistencia. Pero si recordamos la historia de Sísifo y consideramos el contexto de las condiciones sociohistóricas que compartimos en el marco de la globalización y neoliberalismo, podría afirmarse que la expresión correcta debería ser “la lucha es continua”, sin acento, porque hoy en día nos encontramos en una situación similar a la de Sísifo, luchando por causas que nunca terminan, porque no debemos luchar sólo por causas inmediatas, los diferentes grupos y movimientos en lucha deben reflexionar sobre la necesidad de luchar por un cambio real del sistema económico y político en el que vivimos, que garantice el bienestar social.
Hoy en día podemos observar que cada lucha en particular enfrenta al mismo enemigo o se origina por las mismas causas. Podrán triunfar en alguna lucha particular, pero debido a que vivimos en una sociedad con gran desigualdad social que continuamente genera grandes problemas sociales en un ambiente permeado por la corrupción, injusticia e impunidad, los motivos para seguir luchando seguirán surgiendo en la forma de otra injusticia o nuevas violaciones a derechos laborales, sociales y sexuales, por lo que la expresión “la lucha es continua” nos debe ayudar a comprender que a final de cuentas toda lucha es política, porque en tiempos de globalización los problemas locales tienen un origen global y por esa razón el motivo central de nuestras luchas debe ser la transformación del sistema económico y político en el que vivimos.
Esta transformación social no puede venir desde arriba por un decreto presidencial, el cambio social debe provenir desde abajo, desde la inmensa cantidad de personas que viven en condiciones de miseria, exclusión, pobreza y que son objeto diario de violaciones a sus derechos humanos y la forma de lograr este cambio es construyendo nuevas organizaciones realmente representativas de los ciudadanos, creando puentes de unidad en la acción entre los diferentes frentes de lucha, terminando con el aislamiento del mar de fueguitos que representan hoy las luchas de diferentes agrupamientos colectivos y construir un poder ciudadano que surja de la toma de consciencia de la historicidad de nuestras comunidades, es decir, de la consciencia de que las comunidades pueden cambiar la historia, un empoderamiento que fortalezca a la ciudadanía en forma autónoma y que rebase a los partidos políticos que sólo voltean a ver a las comunidades en época de elecciones en busca del voto popular y una vez en el poder se olvidan de los movimientos sociales e ignoran sus peticiones y demandas. Recordemos que los grandes cambios en la historia de la humanidad se lograron por la acción de diferentes movimientos colectivos que lograron triunfos que se convirtieron en derechos humanos, laborales y sociales, por la presión social ejercida a través de la movilización colectiva unida y organizada.
Hoy en estos días vemos desaparecer ante nuestros ojos esos derechos conquistados a través de luchas colectivas por la modificación de las constituciones de varios países aplicando reformas que se dirigen a eliminar derechos laborales y prestaciones sociales para proceder a su privatización mediante la aplicación de políticas neoliberales que sólo favorecen a un poder corporativo ensimismado en la maximización de un beneficio económico a costa de la desprotección de millones de personas en el mundo entero. Esos derechos y prestaciones que estamos perdiendo sólo los podremos recuperar construyendo un empoderamiento colectivo y generando la unidad entre los diferentes frentes de lucha que hoy presentan resistencia, de tal forma que logremos construir un poder popular que más temprano que tarde logrará imponer su voluntad y terminar con el castigo de Sísifo para millones de personas que hoy sufren los efectos de una desigualdad social en cada país latinoamericano y en el mundo entero.
El neoliberalismo: la nueva versión del castigo de Sísifo
En nuestros días una inmensa mayoría de la población mundial parece estar sufriendo el castigo que se le impuso a Sísifo para toda la eternidad. Esto lo podremos comprender si revisamos la historia reciente de la humanidad, en la que desde hace décadas hemos estado sometidos a una dinámica social de cambios sociales constantes, que nos ha colocado en una situación en la que podría afirmarse sin temor a equivocarnos que en estos 60 últimos años la humanidad ha experimentado más cambios sociales que en los últimos 200 años.
Durante los últimos 30 años del siglo XX fueron de luchas constantes por parte de diferentes colectivos sociales que se movilizaron para defender derechos humanos, laborales y sociales. Por estas grandes movilizaciones sociales, diferentes pensadores sociales coincidieron en reconocer al siglo XX como el “siglo de los movimientos colectivos”, porque ha sido el período de la historia de la humanidad en la que se movilizaron diferentes colectivos sociales para defender derechos laborales, sociales y sexuales. Podemos mencionar dentro de estos movimientos colectivos a los trabajadores organizados en sindicatos luchando por conquistas obreras como la jornada de 8 horas diarias de trabajo, la estabilidad en el empleo, el derecho a la jubilación, etc. También jugaron un papel importante los estudiantes activistas que lucharon por la democracia social en universidades públicas de diferentes países, igualmente es importante mencionar a los grupos de feministas, homosexuales y lesbianas que pelearon por sus derechos y que lucharon en contra de la discriminación por su orientación sexual. También es necesario reconocer las luchas de los diferentes grupos pacifistas que pelearon en contra de la guerra de Vietnam y al movimiento civil que luchó en contra del racismo y que lograron grandes avances en la igualdad de oportunidades y derechos. La mayoría de estas luchas sociales lograron conquistar derechos humanos, laborales, sexuales y prestaciones sociales, pero sobre todo, lograron conquistar el ejercicio de la democracia como comportamiento institucionalizado en diferentes ámbitos de convivencia social. Los ejemplos más claros de la conquista de la democracia se dieron en la democracia interna de los sindicatos y la democracia que se dio en las universidades públicas ya que lograron ejercer la autonomía en su funcionamiento.
Pero (siempre hay un pero), también podría decirse que en los últimos 30 años hemos perdido una gran cantidad de los derechos laborales, sociales y que se han presentado un sinnúmero de violaciones a derechos humanos de millones de personas. Los triunfos que lograron aquellos movimientos sociales, se lograron incluir en las constituciones de varios países, pero debido a que dentro de la cauda de cambios constantes a los que nos hemos visto sometidos en las últimas décadas se incluyeron grandes cambios económicos, políticos y tecnológicos, como la caída del muro de Berlín, la desintegración de la URSS, el surgimiento de la globalización, la difusión de una economía de libre mercado a nivel mundial, el desarrollo de la tecnología (internet, redes sociales, telefonía celular, etc.), dichos cambios permitieron crear las condiciones para el surgimiento de un nuevo poder social, este nuevo poder es el Poder corporativo que tiene como prioridad la maximización del beneficio económico y la defensa de los intereses de las grandes corporaciones transnacionales en el mundo entero.
Este nuevo poder corporativo actúa a nivel mundial, en el marco de la globalización, utilizando a su favor la tecnología que les permite mover enormes cantidades de capital de un país a otro, está tomando el control del mundo entero sometiendo con su poder económico al poder político de los gobiernos de varios países, para que acepten la implementación de políticas neoliberales que incluyen la privatización de servicios públicos que provocan la desaparición de instituciones públicas que han sido verdaderos pilares del Estado en su función de garantizar el bienestar social que le dio origen a través del adelgazamiento del Estado moderno, para privatizar los servicios que antes ofrecían de manera pública y lucrar con ellos para obtener beneficios económicos. Por esos motivos, nos encontramos en un momento histórico en el cual estamos perdiendo en el mundo entero todo lo que se había obtenido luchando en forma colectiva gracias a la implementación de políticas neoliberales que benefician al poder económico y dejan sin protección a nuestras comunidades, por lo cual crece sin detenerse una enorme desigualdad social que perjudica a una inmensa mayoría de la población mundial, al mismo tiempo que se reduce al 1% la población más rica del mundo.
Millones de trabajadores que laboraron toda su vida y tenían la expectativa de jubilarse con el 100% de su salario y vivir una vejez en condiciones de dignidad, se ven hoy en el peligro de perder el derecho a la jubilación. Miles de trabajadores activos enfrentan constantes mutilaciones en sus derechos laborales durante las revisiones contractuales, corren el riesgo de perder el derecho a la jubilación y ya les aumentaron a 65 años la edad mínima para poder jubilarse. Millones de trabajadores sufren desabasto de medicamentos para atender su salud y tienen que pagarlos de sus bolsillos para atender a su salud. Los sindicatos y los contratos colectivos son un estorbo para la implementación de políticas neoliberales, por lo cual se encuentran en el blanco de nuevas y futuras agresiones que buscan la desaparición de estas agrupaciones que surgieron para defender los intereses de los trabajadores agremiados. La implementación de políticas neoliberales adquiere mayor prioridad para los políticos que la implementación de políticas de protección social, y navegan sin rumbo dentro de una economía de mercado y se desvían de su función principal que es la de garantizar el Estado de Bienestar social para la mayoría de la población.
Hemos retrocedido varias décadas en el tiempo, al perder derechos que ya habían sido conquistados por medio de luchas sociales y que hoy desaparecen a través de las reformas a las constituciones de varios países promovidas por un poder corporativo que actúa en forma similar al funcionamiento de un Cártel de delincuentes al incluir dentro de sus estrategias a Directivos de las grandes corporaciones financieras internacionales (FMI, BM, OEA, etc), Directivos de las grandes corporaciones que tienen el control de la economía mundial, Presidentes de varios países, Presidentes y dirigentes de partidos políticos, Directivos de Medios Masivos de difusión, etc. Todos actúan en forma organizada para eliminar derechos laborales y prestaciones sociales que dejan en desamparo a millones de trabajadores y sus familias en el mundo entero, ya que los políticos toman sus decisiones en base a las fluctuaciones de una economía de libre mercado. La nueva religión del siglo XXI es el Dios Mercado.
Por todas estas consideraciones un grueso de la población de nuestra sociedad se encuentra en una situación similar a la de Sísifo, empujando una piedra hacia arriba todo el día, para que al llegar a punto de llegar a la cima, ruede cuesta abajo arrastrándonos al fondo de una verdadera sima. La vida de una inmensa mayoría de personas en este momento consiste en una diaria lucha por sobrevivir, una vida sin esperanza de éxito alguno porque forman parte de los excluidos de un sistema en el cual la corrupción es una parte sistémica y en el que persiste la impunidad y la injusticia social. Podremos ganar una lucha particular, pero la realidad nos impone la necesidad de seguir luchando para lograr un cambio social que sólo podremos lograr en la medida de que todo ese “mar de fueguitos” que representan diferentes luchas sociales, se unan para lograr una verdadera transformación social de nuestra realidad, esta unidad sólo podrá lograrse cuando se perciba la necesidad de realizar una verdadera lucha política.
En base a lo anterior, podría decirse que la versión contemporánea de la historia de Sísifo tiene otro nombre y se llama neoliberalismo, cuya sola existencia genera un sufrimiento colectivo que afecta a millones de personas en el mundo entero que viven en condiciones de pobreza, marginación y exclusión. Cada día aumenta el número de personas, grupos y comunidades que son víctimas de injusticias y violaciones de sus derechos humanos, laborales y sociales, porque la desigualdad social es por esencia, una violación constante de derechos, por lo que los frentes de lucha y resistencia surgen cada día por doquier y en este contexto, nunca como antes había adquirido tal validez la expresión popular que dice “La lucha es continua”, porque no se trata de lograr el triunfo de una lucha en forma aislada, ya que todos los problemas sociales están conectados entre sí debido a que surgen por las contradicciones de un sistema que prioriza la maximización del beneficio económico para unos cuantos y genera el empobrecimiento masivo de una mayoría de la población.
Un claro ejemplo de que la lucha es continua se observa en México, en el 2,018 pueblo mexicano decidió por abrumadora mayoría terminar con 70 años de dictadura perfecta del Prian y darle la oportunidad a un movimiento de regeneración nacional recién institucionalizado como partido político (Morena), que postuló a Andrés Manuel López Obrador como candidato a Presidente de la República, quien contendía por tercera vez en unas elecciones presidenciales. El pueblo mexicano empujó la piedra de Sísifo una vez más durante la campaña electoral, denunciando y superando los innumerables intentos de fraude que intentaron cometerse logrando llevar la roca hasta la cima y sacar del poder al Prian para entregarlo a Amlo y Morena. En el titánico esfuerzo de subir la roca a la cima, el pueblo mexicano no se percató de que individuos desertores del Prian se subieron a nuestras espaldas y con nuestro apoyo llegaron a la cima del poder, montados en la roca que empujaba el pueblo mexicano, para ocupar puestos de poder político disfrazados de Morenistas.
Una vez en el poder, los elementos oportunistas continuaron realizando prácticas de corrupción, haciendo oídos sordos a los reclamos de grupos que luchaban por las injusticias previas del Prian, cometiendo nuevos abusos y empezaron a distanciarse de quienes los llevaron al poder. La situación actual de México es muy diferente a la situación que el pueblo mexicano esperaba tener hace dos años. Ha habido grandes avances que son innegables en la implementación de programas que benefician a las mayorías populares, se ha combatido a la corrupción, obligado a pagar impuestos millonarios a grandes empresarios, etc., pero persisten grandes injusticias sin resolver, no se ha terminado con la corrupción y se dio un divorcio entre gobernantes y gobernados que se dio en varios municipios del país gobernados por Morena, por lo que junto a los avances obtenidos en estos dos años, también se puede observar una decepción colectiva de los ciudadanos porque las expectativas de cambio generadas con Morena hace dos años han sido truncadas por elementos prianistas incrustadas en posiciones de poder representando a Morena. Entre otros ejemplos de fallas en la justicia podemos mencionar los siguientes:
Los trabajadores de la sección 65 del sindicato nacional de mineros de Cananea Sonora, llevan 13 años en huelga sin poder solucionar su conflicto con el poderoso Grupo México que continúa explotando a sus trabajadores, contaminando el aire que respiran los habitantes de esa población minera que ven impotentes cómo su ciudad y alrededores está desapareciendo por la destrucción del hábitat provocada por las perforaciones mineras que utilizan fuertes explosivos en sus exploraciones y observan con gran decepción la contaminación del medio ambiente por la enorme cantidad de desechos tóxicos generadas por la operación de la compañía minera, desechos que ya en más de una ocasión han sido derramados en el Río Sonora, afectando a varios municipios sonorenses.
Los habitantes de las riveras del Río Sonora que fueron afectados por el derrame de miles de litros de productos contaminantes en el nacimiento del Río Sonora por parte de la empresa del Grupo México, siguen padeciendo en su salud las consecuencias de la contaminación del Río Sonora y no han recibido la ayuda prometida porque el Grupo México forma parte de los delincuentes de cuello blando del poder corporativo y siguen actuando con total impunidad.
Los padres de los 49 niños fallecidos en el incendio ocurrido el 5 de junio del 2,009 en la guardería ABC y de los más de 70 niños que resultaron lesionados, continúan exigiendo justicia, sin que reciban un trato digno de los funcionarios responsables de la atención a víctimas de violaciones a los derechos humanos, por lo que se encuentran acampando fuera del edificio de la Secretaría de Gobernación exigiendo a los funcionarios responsables de la atención a las víctimas de violaciones a sus derechos humanos una atención digna y la reparación integral del daño a las víctimas. Ante el mal trato recibido de Alejandro Encinas SubSecretario de Derechos Humanos y su equipo de trabajo, han instalado un antimonumento colocando 49 pequeñas cruces que simbolizan los 49 niños y niñas fallecidos hace once años.
Los padres de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre del 2,014, después de seis años, siguen exigiendo la aparición con vida de sus hijos desaparecidos en un operativo policiaco-militar, sin que las autoridades den un informe claro de que fue lo que sucedió. En verdad, son incontables las violaciones a los derechos humanos que se han ido acumulando a lo largo de décadas de corrupción, injusticias e impunidad, tanto en México como en Latinoamérica.
En México las cifras de feminicidio, violaciones, desapariciones y abusos de mujeres se ha disparado en los dos últimos años. Tan solo durante esta pandemia han sido asesinadas más de 3,000 mujeres en sus hogares, la ONU informa que el índice de feminicidios creció de de 7 a 10 asesinatos diarios de mujeres en tres años.
Miles de trabajadores jubilados de Teléfonos de México que ya disfrutan de su jubilación, enfrentan hoy la amenaza de perder un gran porcentaje de sus pensiones para destinar ese monto a la compra forzada de acciones de la empresa, con el argumento de que si no se hace está en peligro de desaparecer. Los trabajadores de Teléfonos de México se encuentran en lucha para defender su derecho a la jubilación y su Contrato Colectivo de trabajo que se ve amenazado por la parte patronal.
Estas son sólo una muestra pequeña de las diferentes luchas que están realizándose actualmente por parte de la población en México. Nos sirven de muestra para fundamentar la afirmación de que la roca de Sísifo sigue rodando cuesta abajo aplastando con su peso a innumerables víctimas en nuestro país y nos muestran que estamos muy lejos de cantar victoria y dejar de luchar por la defensa de derechos humanos, por demandas de justicia social, en contra de la corrupción y castigo a la impunidad. En éstas movilizaciones y en otras más se fundamenta la validez de la expresión: “La lucha es continua”.
El individuo en la posmodernidad
Vivimos momentos de confusión, de incertidumbre porque el mundo tal y como lo conocíamos está cambiando constantemente justo frente a nuestros ojos, padecemos una dinámica permanente de cambios sociales en la cual todo cambia tan rápidamente que no sabemos que sucederá mañana, lo único que no cambia es la premisa de que todo está cambiando. Estos cambios afectan de manera particular a las instituciones que eran la base del Estado del bienestar social, enfrentan un proceso de debilitamiento y se dirigen a una inminente desaparición ante el empuje de un impulso privatizador que acompaña a la globalización. Habitamos un mundo en el cual los políticos gobiernan a ciegas, sin rumbo fijo, porque sus decisiones están determinadas por el vaivén de un mercado cambiante, movido por los hilos del poder corporativo. Los Estados Nación se convierten en piezas de un juego de ajedrez manipulado por el Dios Mercado que se presenta como la nueva religión en este siglo XXI.
En el momento histórico que nos tocó vivir, la revolución tecnológica y la globalización han modificado la realidad social a la que estábamos acostumbrados, nos encontramos dentro de una economía globalizada que irrumpe con fuerza golpeando a los Estados nacionales, debilitando el poder de las instituciones gubernamentales que se muestran incapaces de controlar la economía en el contexto de la globalización y obligan a los Estados a abandonar su función de garantizar el bienestar social de los ciudadanos para atender las necesidades del mercado.
En estas condiciones sufrimos un proceso de desocialización que afecta el proceso de construcción de nuestra personalidad psicosocial, ya que en una gran parte del mundo actual se debilitan cada vez más los controles sociales y culturales, debido a que las instituciones que actuaban como agentes socializantes muestran hoy grandes signos de agotamiento y pérdida de influencia social. Las categorías de desarrollo y subdesarrollo han perdido significado y la globalización invade el espacio público y penetra en los espacios privados a través de la televisión, teléfonos celulares, computadores y redes sociales. La globalización está en todas partes pero no pertenece a ningún lado, hace desaparecer las sociedades frente a nuestros ojos y nos coloca frente a una masificación mundial de una cultura que fragmenta nuestra personalidad creando falsos sentimientos de pertenencia a una cultura mundial que no existe, al mismo tiempo que debilita nuestras raíces culturales, al perder fortaleza los vínculos entre el individuo y la sociedad.
En la mayoría de los países los políticos incrustados en el poder miran hacia un mercado mundial cambiante porque es de donde provienen los hilos que manipulan sus decisiones y rigen su comportamiento, mientras que la ciudadanía voltea su mirada hacia su vida privada y busca la satisfacción de sus necesidades inmediatas, en un proceso en el que experimenta una frustración cada vez mayor en la medida que aumenta la desigualdad social. Las personas no tienen forma de orientarse y en sus vidas sólo tiene significado ganar dinero para participar en la dinámica de producción masiva-consumo masivo. La democracia representativa que se ha practicado en occidente ha demostrado su fracaso desde finales del siglo pasado y sin embargo, todavía hoy permanece vigente porque no se ha logrado concebir la necesidad de construir una democracia participativa en la que cada ciudadano identifique el vínculo entre su vida privada y la implementación de políticas públicas. El impacto negativo que tiene en el proceso de construcción de nuestra personalidad psicosocial la crisis de las instituciones, se agrava con el exceso de tiempo que dedicamos a ver televisión, ya que vemos a través de ella la violencia presente en la series de televisión, con la misma indiferencia con la que vemos la existencia de los grandes problemas sociales contemporáneos, una indiferencia acompañada de una ceguera moral colectiva que se caracteriza por una insensibilidad hacia el sufrimiento ajeno y con esa misma indiferencia vemos a la política como algo ajeno a nuestras vidas privadas.
Diariamente recibimos un baño diario de “cultura mundial” a través de las series que seguimos en la televisión porque son creadas en diferentes países, mientras en nuestro entorno inmediato nos vemos privados de espacios públicos, la desigualdad social nos hace perder oportunidades de educación, salud, trabajo, vivienda, etc. De igual forma al sumergirnos en las redes sociales y en nuestra zona de confort, nos vemos impedidos de desarrollar y practicar normas y habilidades sociales, por lo que nos tendemos a encerrarnos en un hedonismo permanente, lo cual tiene como resultado inmediato la creación de una gran indiferencia hacia la política. Todo objetivo colectivo ha desaparecido cada quien se ha reducido a su existencia privada, llenándola de significados con ocio prefabricado por el mercado. De esta manera, todo lo anterior influye para que se debilite la definición del sentido de nuestras vidas, impide el crecimiento de nuestra autoaceptación y frena el sentimiento de pertenencia a los grupos sociales y comunidades de los cuales formalmente formamos parte.
Vivimos entonces en un proceso de involución histórica y social en el cual la situación social e histórica ya no nos define, en la era de la posmodernidad nuestra identidad está basada en la experiencia personal y colectiva, el tsunami de información que recibimos nos hace olvidar los acontecimientos en un breve lapso de tiempo. La memoria colectiva cede su paso a la búsqueda del hedonismo en el individuo contemporáneo, que en plena era de la información muestra una gran ignorancia sobre lo que está sucediendo a su alrededor, lo cual de manera inevitable nos hace recordar aquella consigna que se manejaba en la década de los setentas cuando la juventud de aquella época luchaba contra el autoritarismo y por el acceso libre a la información, bajo la consigna: “El conocimiento es poder”, era una de las consignas que nos llevaba a leer con avidez libros de filosofía, sociología, psicología, etc.
En pleno siglo XXI, conocido como “la era de la información”, vemos que las nuevas generaciones tienen acceso a todo tipo de información gracias al desarrollo tecnológico, a la telefonía celular y a las redes sociales, pero en esta “sociedad red” como la denominó el sociólogo español Manuel Castells, lo que predomina es la ignorancia colectiva que queda manifiesta en redes sociales donde todo mundo opina sobre cualquier tema como si fuera un experto. Umberto Eco definió magistralmente la situación actual al señalar que “internet le ha dado voz a legiones de idiotas”, porque cualquiera que tenga un teléfono celular, acceso a internet y a redes sociales puede opinar sobre cualquier tema. Resulta entonces que es más nocivo el exceso de información que la falta de información, porque ante el tsunami de información que recibimos diariamente, el tiempo de atención que prestamos a cada noticia, se reduce cada vez más rápidamente. Vemos una nota unos segundos y pasamos inmediatamente a la siguiente nota y realizamos en forma repetida ese proceso. Nos quedamos con la impresión vaga de que “estamos informados”, cuando en realidad no sabemos en detalle qué es lo que está sucediendo, pero sentimos que podemos opinar sobre aquello que no sabemos.
Estamos inmersos en un proceso de desocialización en el cual se observa una grave crisis de debilitamiento de las instituciones que antes participaban en el proceso de socialización, por lo cual se requiere una nueva resocialización que combata los efectos nocivos de la dependencia hacia la tecnología y fortalezca la capacidad crítica de los individuos privatizados como los denominó el filósofo griego Cornelius Castoriadis.
En estas condiciones no es exagerado decir que nos encontramos en una situación social de incertidumbre similar a la que se vivió durante el proceso de transición que se dio entre el fin de la monarquía y el inicio del Estado moderno, aquellos momentos en los que el discurso dominante que incluía referencias a Dios y la religión perdía sentido ante el surgimiento de una nueva forma de gobierno basada en la irrupción de un nuevo paradigma social en la que los seres humanos se reconocían a sí mismos como seres históricos que podían construir una nueva realidad social en la que existiera igualdad social y libertad para todos. En aquel entonces surgió un nuevo paradigma económico-social en el cual surgieron nuevas figuras sociales como la burguesía y el proletariado, los sindicatos y las huelgas, la estratificación social, movilidad social, etc.
Debemos tener claridad sobre el hecho de que nos encontramos viviendo un momento histórico en el cual está desapareciendo la modernidad que consistió en la creación de una sociedad nacional, en un Estado nacional basado en un estado de Derecho en el que existía un sentimiento de pertenencia a una sociedad o nación, en la cual se respetaba la libertad, la justicia aceptación de derechos contemplados en una constitución elaborada democráticamente, que garantizaba un bienestar social vigilado por el Estado moderno que se basaba en una soberanía popular.
Este orden social está siendo destruido poco a poco en el contexto de la globalización por la acción de las grandes corporaciones transnacionales que crecieron de una forma inusitada adquiriendo un gran poder y se presentan como el surgimiento de un nuevo poder mundial conocido como el poder corporativo, que apoyándose en organismos financieros internacionales han estado aplicando políticas neoliberales en todos los países buscando la maximización del beneficio económico para los grandes consorcios.
Para lograr este objetivo no han dudado en forzar la modificación de las constituciones en diferentes países eliminando derechos laborales y prestaciones sociales, desapareciendo instituciones públicas que prestaban servicios públicos, modificando constituciones para eliminar derechos laborales y prestaciones sociales con la finalidad de privatizar esos servicios públicos y maximizar los beneficios económicos para el grupo que concentra la mayor riqueza social y promueve el crecimiento de la desigualdad social en su beneficio particular. Para lograr este objetivo que provoca un sufrimiento colectivo similar al castigo de Sísifo, juega un papel importante la corrupción que forma una parte estructural del sistema capitalista y por eso las instituciones de gobierno continúan invadidas por la corrupción, especialmente las dedicadas a la impartición de justicia.
La aplicación de estas políticas neoliberales ha contribuido al aumento de la desigualdad social en las últimas décadas lo que ha generado una mayor inconformidad social de una inmensa mayoría que no alcanza a comprender que en nuestro sistema social, todos los problemas sociales están conectados entre sí y que sus problemas privados tienen un origen público que se encuentra en la implementación de políticas neoliberales que tienden a afectar o desaparecer derechos laborales, prestaciones sociales, privatizar espacios públicos, adelgazar al Estado obligándolo a abandonar su papel de protector del bienestar social y reducirlo al rol de administrador que asegura las condiciones para mantener el enriquecimiento del poder corporativos, por todo lo anterior es que surgen cada día nuevos frentes de lucha que actúan como un “mar de fueguitos” incendiarios.
El fortalecimiento ciudadano y la transformación social
La transformación de una realidad social es el resultado de un cambio social en el cual los protagonistas del cambio son los integrantes de las comunidades que conforman esa sociedad. El cambio social implica generar un cambio de una situación social considerada deficitaria a una nueva condición social que esté fortalecida y en este cambio los integrantes de las comunidades deben asumir un rol central. Para lograr esta transformación es necesario contar con una condición suficiente que es la acción colectiva, unida y organizada de los miembros de nuestras comunidades. Es decir, se necesita de una masa crítica de personas que actúen en forma unida y organizada, realizando un conjunto de actividades que les permita lograr un objetivo común el cual es en este momento histórico la reconstrucción del edificio social que estamos habitando.
La intervención grupal es el medio inmediato para generar consciencia y el método de aprendizaje social que permite lograr nuevas formas de percepción, pensamiento y comportamientos orientados al desarrollo de acciones colectivas. Todos pertenecemos a diferentes grupos simultáneamente y la instancia grupal se presenta como el instrumento más pertinente para que los individuos puedan desarrollar un sentimiento de pertenencia a varios grupos, a una comunidad que enfrenta los mismos problemas en sus vidas privadas, problemas que pueden ser solucionados a través de acciones colectivas de participación social.
En el marco de una sociedad que presenta una enorme desigualdad social que afecta a millones de personas, no es necesario preguntar si se desea lograr un cambio social, la respuesta afirmativa es evidente. Lo que sí necesitamos reflexionar es acerca de sobre qué es lo que se quiere cambiar y la respuesta a esta pregunta sólo puede construirse en forma grupal o colectiva por parte de los integrantes de nuestras comunidades. Para lograr construir esa respuesta y generar una serie de acciones orientadas a lograr el cambio que se ha identificado, se requiere de un diagnóstico de la situación social en la que se encuentran nuestras comunidades y este diagnóstico incluye la descripción del concepto de realidad social, la identificación del proceso de construcción social de la realidad por parte de diferentes grupos sociales, reconociendo las principales características de la misma, para reconocer sus fortalezas y debilidades y proceder a la elaboración de planes concretos que permitan construir una nueva realidad social a través de una participación social en la que los integrantes de nuestras comunidades juegan el rol de actores principales. Debe quedar claro que sin la participación social de los integrantes de las comunidades, no podrá lograrse un verdadero cambio social, por lo que la discusión grupal debe incluir las diferencias entre los conceptos “democracia representativa” y “democracia participativa”.
Una premisa que debe tomarse como punto de partida es la concepción de la realidad social como una creación humana, que está siempre abierta al cambio social, porque los seres humanos somos seres históricos que construimos la realidad social a través de nuestra integración y participación en los diferentes grupos sociales, organizaciones y comunidades de las cuales formamos parte. El cambio social es un proceso en el cual se necesita dar una transformación individual como punto de partida para construir una transformación social. Es decir, debemos cambiar nuestras percepción de la realidad en la que nos encontramos, modificar nuestras actitudes hacia la participación en política y crear nuevos valores que incluyan una mayor sensibilidad y empatía social hacia el sufrimiento ajeno
La necesidad de construir una transformación de la realidad social en la que vivimos se presenta como una exigencia social necesaria por las condiciones de exclusión, marginación y pobreza en la que viven millones de personas que sufren una constante violación de sus derechos humanos. En este proceso de transformación social se pone énfasis en construir una simetría del poder en nuestra sociedad que permita devolver el poder al pueblo a través de la educación en la construcción de una democracia participativa, un poder colectivo que permitirá enfrentar al poder corporativo que es el principal beneficiado de las políticas neoliberales que generan la desigualdad social y que son la causa del sufrimiento colectivo de la población de nuestros pueblos latinoamericanos.
En el proceso inicial de transformación social pueden participar agentes externos a las comunidades actuando como agentes de cambio social, pero la idea principal es posibilitar el aumento del poder de los actores sociales que sean miembros del objeto grupal de intervención, quienes desplazarán progresivamente a los agentes externos en su proceso de crecimiento y autoaceptación como sujetos con historicidad, es decir, como sujetos que pueden cambiar la historia de su realidad social inmediata.
Esto es lo que se conoce como “empoderamiento ciudadano”, que debe incluir las siguientes condiciones: Un respeto a la diversidad y autonomía de las personas y las comunidades objeto de intervención, construir la percepción social de que los integrantes de las comunidades son quienes tienen el control del proceso de cambio social y una unión inseparable entre la teoría y la práctica. De esta manera, el sujeto de intervención se convierte en el sujeto de la acción, en investigador de su propia realidad ejerciendo la crítica social y desarrollando un pensamiento autónomo que le permita reconocer los efectos que la implementación o la ausencia de implementación de políticas públicas provoca en sus vidas privadas. Se logra identificar el vínculo entre lo público y lo privado, entre lo personal y lo político y la necesidad de participar en política para lograr la transformación de la realidad social.
El ejemplo más práctico es la creación de organizaciones de vecinos en cada colonia, impulsar reuniones vecinales para analizar las condiciones en las que viven, identificar los problemas que afectan a los habitantes de ese sector y tomar acuerdos para encontrar soluciones a los problemas detectados.
Conclusiones
“Si no somos capaces de pensar en una vida mejor, no tendremos una vida mejor y si no somos capaces de hacer unas cuantas cosas que irrespeten nuestra rutina, no tendremos una vida mejor” (Irma Serrano-García-Ricardo Vargas Molina. 2,013).
En pleno siglo XXI todos estamos interconectados y somos interdependientes, lo que pasa en un lugar del globo tiene un impacto en todo lo demás. La pandemia del covid-19 es un claro ejemplo de esta interconexión que nos mantiene unidos a través de la globalización. El problema es que esta interdependencia no generará una uniformidad cultural, a pesar de enfrentar una masificación cultural. Nuestra supervivencia depende de si cooperamos o luchamos entre nosotros, porque debemos tener presente que todos estamos dentro del mismo barco y debemos cambiar el rumbo que sigue esta nave llamada realidad social en el marco del capitalismo contemporáneo, porque seguir manteniendo el ritmo de una producción masiva y un consumo masivo, basada en la explotación humana, sólo está provocando la destrucción de ecosistemas, agotamiento de recursos naturales en el planeta, cambio climático y contaminación de ríos, mares y lagos.
Enfrentamos una realidad en la que la desigualdad social genera una gran variedad de casos de injusticia social ante los cuales lo menos indicado es guardar un cómplice silencio ante la impunidad vigente, por lo que es pertinente romper la ceguera moral que nos impide expresar solidaridad y experimentar una empatía social hacia buena parte de la población que sufre las violación de sus derechos humanos y comprender el dolor que las injusticias cometidas contra ellas les provocan, lo cual es un motivo más que suficiente para que con toda libertad podamos alzar la voz compartiendo el grito de demanda de justicia que elevan diferentes sectores que se encuentran en lucha actualmente.
La descripción objetiva de la realidad circundante nos permite comprender que los problemas locales tienen un origen global, por lo que ante el silencio que reciben las demandas de justicia social de diferentes colectivos en lucha y ante las agresiones a los intereses de los trabajadores cuando se intenta mutilar contratos colectivos de trabajo y desaparecer prestaciones como el derecho a la jubilación, el derecho a la salud, el derecho a la estabilidad social, etc., se requiere plantear la unidad en la acción de los diferentes grupos sociales y movimientos colectivos sociales que se encuentran luchando en estos momentos.
Los diferentes partidos políticos que han logrado el poder se apartaron de dichos movimientos y enfrentan una crisis de credibilidad por esta indiferencia social mostrada sin recato a los colectivos en lucha, por lo que voltear la mirada a los mismos en busca de soluciones a las problemáticas sociales que afectan a las comunidades no es recomendable. Lo pertinente es eliminar cualquier vínculo de dependencia hacia organizaciones que han lucrado políticamente con el capital político de los movimientos sociales y construir una autonomía ciudadana creando nuevas organizaciones civiles que permitan consolidar un proceso de empoderamiento de nuestras comunidades. Debido al origen global de los problemas locales que enfrentan nuestras comunidades, se debe construir la unidad en la acción y fortalecer un vínculo entre las diferentes luchas sociales que están presentando los diferentes colectivos que están actualmente movilizándose y presentando resistencia a la implementación de políticas neoliberales en diferentes países de Latinoamérica.
¿Cuáles podrían ser esos motivos que unirían a poblaciones enteras de varios países en una lucha internacional? El motivo principal sería la lucha en contra de la implementación de las políticas neoliberales que impulsa el poder corporativo a nivel mundial y que tienden a modificar las constituciones de varios países para eliminar la estabilidad en el empleo, la antigüedad, el derecho a la jubilación, el derecho a la salud, promover la corrupción, incremento de la impunidad y de las injusticias sociales, etc. Estas políticas son las responsables del aumento de la desigualdad social a niveles nunca antes vistos en la historia de la humanidad. En el mundo entero millones de personas pasan a vivir en condiciones de pobreza extrema mientras que un 1% de la población mundial aumenta cada día la concentración de la mayor cantidad de riquezas sociales.
La transformación de nuestra realidad social debe buscar un cambio en las relaciones de poder , de tal forma que termine con la verticalidad que presenta el ejercicio del poder actualmente y se construyan relaciones de poder horizontales, basadas en la construcción de valores que incluyan solidaridad social , sensibilidad social, empatía social y un sentimiento de pertenencia del individuo con la comunidad. Necesitamos construir un nuevo paradigma en el cual se incluya al ser humano con plena consciencia de su historicidad, es decir, su capacidad para cambiar la realidad social en la que vive y con ello cambiar el rumbo de la historia.
La expresión “la lucha es continua” nos permite comprender que las luchas sociales no deben darse en forma separada y aislada de otras luchas sociales que tienen lugar en un mismo espacio territorial, ya sea una ciudad, un Estado o una nación completa. Es importante retomar la validez de esta expresión en un momento histórico en el cual algunos filósofos y sociólogos han declarado que debería suprimirse del vocabulario expresiones como “agente social”, movimiento social y sobre todo “sujeto social”. Porque se refieren a nociones ya superadas de la consciencia y la acción política.
La expresión la lucha es continua (sin acento) se refiere al hecho de que la persona que se identifica a sí mismo como luchador social o agente de cambio, tiene un grado de consciencia social que le permite ver la interconexión que existe en las diferentes luchas sociales que suceden en un momento histórico determinado y que la solución a las mismas es un triunfo parcial pero no definitivo, ya que la lucha tiene como meta lograr un cambio del sistema social. Quien tiene claridad de que la lucha es continua sabe que no debe limitarse la lucha sindical a la lucha económica, sino que debe clarificarse que toda lucha social es en realidad una lucha política y por ello debemos buscar una verdadera transformación de la sociedad en que vivimos.
La expresión la lucha es continua refleja la toma de consciencia de que todas las luchas sociales son políticas y representan caminos particulares que deben conducir a la lucha por un verdadero cambio social, una lucha que no se limita a lograr triunfos parciales como aumentos salariales o el logro de justicia en un caso particular, sino que de lo que se trata en realidad es de recorrer un largo y sinuoso camino en el que nos encontraremos con otras personas luchando con banderas particulares enfrentando problemas que tienen como denominador común las contradicciones del sistema social capitalista.
En este camino nos encontramos con las víctimas de todas aquellas injusticias sociales que han surgido en el contexto del surgimiento de un poder corporativo que representa al poder económico que se ha divorciado del poder político y sacado ventaja al doblegar a los representantes de un Estado debilitado y adelgazado cada vez más por las demandas de privatizar los servicios públicos y el abandono de parte del estado de su función de procurar el bienestar social de la población.
Esta inmadurez e incapacidad para actuar como ciudadanos responsables se muestra también en el terreno de la política y debemos analizarla porque nos encontramos en períodos de campaña electoral informal, es decir, no se han iniciado formalmente los períodos de campaña para las elecciones del 2,021, pero en los hechos ya estamos viendo en redes sociales, prensa y televisión nombres de precandidatos y aspirantes a cargos de elección popular que intentan aprovechar la falta de memoria e inmadurez política de ciertos sectores de la ciudadanía para generar simpatías hacia ciertos personajes promoviendo rostros sonrientes de potenciales candidatos que hacen continuas promesas de cambio social.
La teoría del liderazgo situacional nos permite comprender el papel que juegan líderes y seguidores (ciudadanos y autoridades gubernamentales) en la pandemia actual. El liderazgo se define como la capacidad para influir sobre varias personas para que realicen un conjunto de actividades que les permitan alcanzar objetivos comunes. Todos formamos parte de esta sociedad en la que vivimos, la sociedad influye en el individuo y el individuo influye en la sociedad a través de su participación en los diferentes grupos formales e informales a los que pertenece.
Las autoridades ocupan puestos de liderazgo social formal y la población o ciudadanos somos los seguidores. Se supone que vivimos en una sistema democrático que nos permite elegir a nuestras autoridades o líderes a través de elecciones democráticas. Eso nos da la ilusión de esperar el ejercicio de un liderazgo democrático, pero la experiencia es que la democracia occidental se basa en una democracia representativa, en la que los funcionarios electos de manera democrática, al ocupar puestos de poder se olvidan de aquellos que con su voto les dieron ese poder.
Mucho se ha insistido en la necesidad de educar a la población en la construcción de una democracia participativa, pero este discurso solo se retoma en período de campañas electorales, cuando los candidatos introducen este concepto en sus discursos de campaña. Pero la verdad es que la construcción de una democracia participativa requiere de un verdadero aprendizaje de la ciudadanía sobre la necesidad de participar en política y no solamente en período de campañas electorales.
La verdadera transformación social de la realidad sólo se logrará cuando se produzca un empoderamiento ciudadano que construya una democracia participativa en donde cada integrante de nuestras comunidades se vean a sí mismos como agentes de cambio social y construyan organizaciones realmente representativas de los ciudadanos y que se comprometan a la defensa colectiva de derechos colectivos. Debemos construir organizaciones de vecinos en cada colonia, formar frentes de organizaciones que actúen en forma unida, colectiva y organizada. En los sindicatos debe impulsarse un proceso de democratización que termine con el control de los trabajadores por parte de dirigentes sindicales que defienden los intereses de la parte patronal. Sólo el pueblo salvará al pueblo, sólo el pueblo terminará en con castigo de Sísifo que padece por la implementación de políticas neoliberales impulsadas por un poder corporativo que debemos enfrentar con el poder popular que surja del empoderamiento ciudadano. Recordemos que en el siglo pasado se registraron grandes movimientos colectivos que conquistaron derechos y prestaciones sociales que hoy nos están quitando. El poder corporativo y la derecha política está actuando en forma organizada y unida para intentar conquistar el poder político, esa misma organización y unidad en la acción es la que debe mostrar la ciudadanía en la defensa de sus derechos humanos, laborales y sexuales.
Byung Chul Han: El capitalismo necesita que todos seamos iguales
https://www.bloghemia.com/2020/11/byung-chul-han-el-capitalismo-necesita.html
Cabrera, Víctor: El cambio social como propósito de la acción comunitaria
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ONU: Feminicidios en México crecieron diariamente de 7 a 10 en tres años
Serrano-García, Irma/Vargas Molina, Ricardo: La Psicología comunitaria en Amércia latina
Touraine, Alan: ¿Podremos vivir juntos? FCE México, 2,001
https://readwritesoar.com/podremos-vivir-juntos-alain-touraine-pdf.html
Touraine, Alan, Un nuevo paradigma social para comprender al mundo de hoy. Ed. Paidós, Barcelona, 2,005
https://vensociolib.blogspot.com/2009/02/un-nuevo-paradigma-para-comprender-el.html
Yescas, Oscar: Poder corporativo vs. Poder popular
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/08/podercorporativo-vs_20.html
Yescas, Oscar: La transformación social desde una perspectiva científica
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Yescas, Oscar: La historicidad y el fortalecimiento comunitario
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/10/lahistoricidad-y-el-fortalecimiento.html
Yescas, Oscar: La construcción social de la democracia
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Yescas, Oscar: El neoliberalismo y su impacto en las universidades públicas
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/10/elneoliberalismo-y-su-impacto-en-las.html