sábado, 20 de junio de 2020


¿Qué significa ser padre?
Oscar Yescas Domínguez
20 junio del 2,020

Todos tenemos una determinada forma de pensar, sentir y actuar que nos distingue de los demás, a eso se le llama personalidad psicosocial y es el resultado de la interinfluencia que hemos mantenido con diferentes figuras significativas en los distintos grupos a los que pertenecemos o hemos pertenecido.
Dentro de estas figuras significativas, sin duda alguna se encuentra la figura del padre, la imagen de la figura de autoridad, del proveedor, del sostén de la familia. Los que tuvimos padre en nuestro crecimiento debemos valorar lo afortunados que fuimos porque existen miles de familias en latinoamérica que son monoparentales, encabezadas por la figura femenina y con un padre ausente.
En un ejercicio de empatía social no quiero presumir del padre que tuve y que fue y sigue siendo mi modelo a seguir, sólo quisiera llamar la atención sobre lo que significa ser padre desde mi perspectiva personal.
Ser padre no es cualquier cosa, no significa sólo poner nuestra aportación de semen para la fecundación. Ser padre significa educar a nuestros hijos con nuestro ejemplo cotidiano. Debemos tener presente que somos los maestros de nuestros hijos ya que aprenden por imitación observando nuestro comportamiento en la vida diaria, somos modelos de comportamiento a seguir, les enseñamos sin tener título de maestros.
En la privacidad de nuestros hogares educamos a nuestros hijos sobre formas de comportamiento en diversas situaciones. A través de la observacón y la imitación aprenden cómo reaccionar en ciertos contextos, les transmitimos una ideología, una forma de pensar y una escala de valores que regirán su conducta en el futuro.
Asimilan de nosotros estilos de toma de decisiones y maneras de relacionarse con las demás personas.
Se puede ser padre sin ser el padre biológico de quien estamos educando, ya que la paternidad es un proceso que dura toda la vida y no se limita al acto de la fecundación.
Lamentablemente hay miles de familias mexicanas con padres ausentes y las madres que son jefas de familia la hacen de padre y madre a la vez, esto es un problema estructural y cultural a la vez y no resultado de una decisión individual.
La ausencia del padre en miles de familias es una muestra de que necesitamos implementar programas de educación sexual que impidan que se sigan reproduciendo roles sexuales estereotipados preñados de ideología machista que hace ver “más hombre” aquel varón que tiene más conquistas sexuales, o que tiene una “casa chica”.
El día del padre no debe ser motivo de celebración únicamente, debemos reflexionar sobre el comportamiento que tenemos en forma cotidiana en nuestro rol como tales, debemos revisar el tipo de relación que tenemos con nuestras familias, nuestras esposas, hijas e hijos. ¿En realidad merecemos un homenaje este día?
La crisis económica que padecemos desde hace décadas y que se sigue agudiando cada día, más las reformas neoliberales que nos quitaron derechos laborales y prestaciones sociales, obligan a que el trabajador contemporáneo pase más tiempo fuera de su hogar para trabajar largas jornadas laborales que le limitan el tiempo de interacción con sus familias.
Los hijos crecen hoy en día pasando más tiempo frente a la televisión, pegados al teléfono o con sus amigos, que en compañía de los padres. El desarrollo tecnológico nos ha acercado a personas que viven a miles de kilómetros de distancia, pero nos ha alejado de las personas que están compartiendo espacio físico con nosotros, esto incluye también un impacto en la relación padres e hijos.
Los estereotipos sobre las figuras de lo que es ser hombre y ser mujer han llevado a la idea equivocada de que la educación de los hijos es responsabilidad exclusiva de la madre y que los padres sólo deben cumplir la función de proveedores. Necesitamos construir nuevas imágenes de lo que significa ser hombre y de lo que significa ser mujer para terminar con la desigualdad de género y construir una sociedad en la que prevalezca la igualdad social.
Esto implica que los varones renunciemos a los privilegios que hemos tenido tan sólo por haber nacido hombres en una sociedad caracterizada por un falocentrismo patriarcal que nos hace ver a las mujeres como ciudadanas de segunda clase y no como seres humanos con derechos iguales. Esta cultura patriarcal que es el origen de la violencia hacia las mujeres, del abandono del padre de mujeres embarazadas, de la existencia de miles de familias sostenidas por mujeres que han sufrido el abandono del marido, o de mujeres independientes que pagan el precio de su libertad como seres humanos viviendo solas con sus hijos al no soportar el machismo del padre.
Para construir una cultura basada en la equidad de género necesitamos también reflexionar sobre la pregunta ¿Qué significa ser padre? El día del padre es un día para reflexionar acerca de hasta qué punto estamos contribuyendo a generar en nuestros hijos una ideología incluyente o excluyente?
Es decir, debemos preguntarnos hasta qué punto estamos criando futuros hombres machistas y mujeres sumisas o futuros ciudadanos que pelearán por sus derechos en base a una equidad de género?
Sin desearlo, sin querer en ocasiones estamos reproduciendo una ideología patriarcal y machista al darle más privilegios a nuestros hijos varones y más restricciones a nuestras hijas mujeres.
La violencia contra las mujeres, el feminicidio, el abuso sexual, la homofobia, son actitudes que se aprenden y se adquieren en casa a través de la observación del comportamiento cotidiano de los padres en su relación entre sí y con sus propios hijos.
Recordemos que somos los educadores principales de nuestros hijos, reflexionemos acerca del tiempo que les dedicamos y la forma como nos relacionamos con ellos. La familia es considerada un grupo primario porque las relaciones que se establecen a su interior son primarias, significativas, basadas en afectos, sentimientos.
El ser padre no se reduce a cumplir con el rol de proveedor, a trabajar todo el día, estar ausentes de casa a nombre de proveer de todo lo necesario para nuestra familia (casa, alimentación, vestido, etc.) y llegar a casa a descansar y ver televisión o embriagarse, ser padre significa estar al lado de nuestros hijos en todo momento, en convertirnos en sus compañeros de juego, en comprender las necesidades de nuestros hijos.
Necesidades que no se satisfacen con la compra de regalos porque ningún regalo sustituye el placer del niño cuando juega con sus padres, ellos quieren nuestra compañía, ellos nos extrañan todos los días y si llegamos a casa y en lugar de pasar tiempo con nuestros hijos vemos televisión, tomamos una cerveza y los ignoramos a nombre de que venimos cansados, no estamos cumpliendo con nuestro rol de padres.
El tiempo pasa rápidamente, nuestros hijos crecen pasando de la infancia a la pubertad, después a la juventud y con el paso del tiempo pierden el interes de interactuar con nosotros y nosotros perdemos la oportunidad de estar con ellos en momentos significativos.
Si deseamos que las felicitaciones por el día del padre sean realmente merecedoras, debemos cambiar muchos de nuestros comportamientos actuales que contribuyen al descuido en la atención de nuestros hijos.
No se trata de ser padres modelo, simplemente es cumplir con nuestra responsabilidad como padres aquella responsabilidad que asumimos al ser padres o aceptar ser padres y tomar la responsabilidad de educarlos, enseñarles y acompañarles en el camino de esta vida que nos tocó vivir, es
una responsabilidad que se convierte en satisfacción mutua Nadie nos enseña a ser padres, de repente nos vemos convertidos en padres de familia, es natural cometer errores porque aprendemos a ser buenos padres con el ensayo y el error, pero nunca se es demasiado tarde como para que padres e hijos disfruten su compañía mutua.
Finalmente, quiero quiero concluír estas líneas felicitando a todos los padres e invitándolos a reflexionar acerca de cómo se relacionan actualmente con sus hijos y que estén abiertos para considerar formas de acercamiento con ellos y la manera sencilla de hacerlo es disfrutando más tiempo de su compañía. Al final, para que puedan mejorar la misma cada día y poder ser mira cuando dejemos esta vida, lo más valioso que les dejemos a nuestros hijos serán los valores que aprendieron de nosotros y el tiempo que les dedicamos a disfrutar su compañía. De esta forma lograrán que sus hijos los vean de la misma forma que yo miraba a mi querido y amado padre. ¡Feliz día del padre!

viernes, 19 de junio de 2020


Libertad individual vs. Control social
Oscar Yescas Domínguez
18 de junio de 2,020

La muerte tocando a nuestras puertas
El pico de la curva se ve tan lejano
La libertad individual y el aprendizaje social
El liderazgo situacional en tiempos de crisis
Libertad individual versus control social
Conclusiones

La muerte tocando a nuestras puertas
En estos días en los que la muerte nos rodea y es una constante amenaza para todos, la muerte de una persona en particular podría perder importancia en el mar de información que nos llega cada día y que incluye las noticias de fallecimientos varios.
Pero hay dos notas informativa que llamaron mi atención, la primera era el aviso de la muerte por covid-19 de un trabajador del servicio de recolección de basura del ayuntamiento de Hermosillo y el aislamiento de otros seis trabajadores de la misma área diagnosticados como positivos asintomáticos.
Sinceramente no sé quien fue la persona que falleció, desconozco su identidad, pero su muerte me conmovió porque conozco a quienes recogen la basura de mi domicilio y reconozco el trabajo pesado y cansado que hacen sin importar las altas temperaturas del medio ambiente y en ocasiones sin contar con el equipo adecuado para hacerlo y mucho menos contando con equipo de protección para prevenir el contagio del covid. Me refiero a que no siempre usan cubrebocas, o guantes, a pesar de que tienen contacto con todo tipo de desperdicios.
Con estos trabajadores que recogen la basura de mi casa he construido un vínculo más allá de la simple formalidad de sacar mi basura a tiempo debidamente guardada en bolsas, colocada en un bote de basura y rociado éste con desinfectante a petición de ellos por esta pandemia. Me consta que los trabajadores de esa área son responsables, comprometidos con su trabajo y siempre han sido amables, al grado de que cuando he olvidado sacar la basura de mi casa me tocan el timbre y han sido tan gentiles de esperarme a que salga corriendo para sacar mi basura.
A manera de reconocimiento a su diligente labor y gentil trato para conmigo y mi familia, con frecuencia les regalo botellas con agua ( hace tiempo que dejé de consumir botellas de agua para evitar crear mas basura de plástico y sólo las compro eventualmente para obsequiarlas a estos trabajadores), en ocasiones les he obsequiado calzado, ropa usada (y también nueva) e invariablemente en el día del trabajador de limpia pública, les obsequio una cantidad de dinero en efectivo. Tengo años haciendo esto, ellos me conocen y yo los conozco a ellos al grado de reconocer cuando viene un trabajador nuevo porque no es cara conocida.
Algunas personas quizá menosprecien a otras por el tipo de trabajo que desarrollan, aprendí de mis padres que todo trabajo honrado que nos permite generar un ingreso y mientras se haga en forma responsable y con cortesía es de respetarse. Nadie debe ser excluido o menospreciado por la actividad que realizan para ganarse la vida, así que no hago diferencia alguna entre quienes dan clases en una universidad o aquellos que recogen la basura de nuestras casas.
Bueno, confieso que podría decir que sí veo diferencias en estos dos ejemplos de trabajo porque he conocido maestros universitarios actúan como “divas académicas” y menosprecian a los que no tienen títulos académicos actuando con soberbia, mientras que los trabajadores de la limpieza que he conocido podrían dar clases de cortesía, respeto, humildad y relaciones humanas a los primeros.
La otra nota informativa fue la del deceso de un trabajador de la Planta Ford en Hermosillo en la segunda semana de este mes, su muerte cuestiona la validez de la decisión que tomaron nuestras autoridades federales y estatales de permitir la apertura de centros de trabajo en los días más peligrosos de la pandemia, lo cual permitía predecir que algunos trabajadores fallecerían por estar en contacto con otros en espacios cerrados. Nuestro gobierno cedió a las presiones de priorizar la economía y autorizó la apertura de la industria automotriz, minería y construcción y aquí tenemos los primeros resultados la muerte de un obrero de la Planta Ford, a la cual sin duda alguna se sumarán otras más adelante.
Como siempre, los más desprotegidos son los más afectados en nuestra sociedad y nos queda claro que el quedarnos en casa atendiendo las insttrucciones de las autoridades sanitarias es hoy un privilegio de clase. Al parecer sólo nosotros podremos protegernos de la muerte y la única forma hasta el momento es quedarnos en nuestras casas aquellos que podamos hacerlo, porque la muerte circula por nuestras calles en forma invisible tocando puertas insistentemente y no debemos abrirla, no debemos salir de nuestras casas si no queremos estar envueltos en la tragedia de perder la vida o la de algún ser querido.

El pico de la curva se ve tan lejano
La muerte de estas personas se da en el contexto de un incremento considerable de la curva de contagio en el mundo entero y México no es la excepción. A pesar del optimista pronóstico inicial de nuestras autoridades sanitarias todavía no logramos llegar al pico de la curva (que significa que el número de contagios diarios comenzaría a disminuír), porque el informe diario del estado del covid-19 en nuestro país indican que las cifras de contagio siguen aumentando cada día sin parar y esto lo podemos comprobar al ver que tan solo hace tres días el martes 16 de junio se registraron 4,599 casos de personas que se contagiaron del covid, mientras que el día siguiente el miércoles 17 la cifra aumentó a 4,930 contagios, y ayer jueves 18 de junio se disparó la cifra a 5,662 casos registrados en un solo día. Este incremento diario de las cifras es lo que realmente preocupa porque se ve muy distante el llegar al momento en el que lleguemos al pico de la curva de contagio, ya que a pesar de toda la información disponible acerca de cómo evitar el contagio las cifras de personas contagiadas aumentan cada día.
Algunos podrían decir que éstas son cifras muy bajas si se comparan con la que obtuvo Brasil que en el día 16 de junio rompió récord de contagios al superar los 38,918 casos en un solo día, pero pensar de esa manera sería un consuelo de tontos porque no veríamos el problema principal que tenemos frente a nosotros, ya que todo indica que seguirá prolongándose la cuarentena por tiempo indefinido debido al aumento de personas circulando por las calles de nuestras ciudades cuando deberían estar confinados en sus domicilios, lo que traerá consigo un mayor número de contagios y seguirá manteniendo el mapa de la república mexicana en color rojo que significa grave riesgo de contagio.
En varias ciudades de nuestro país la población ha contribuido de manera directa al aumento de estas cifras al realizar reuniones sociales los fines de semana con fines de diversión sin importarles estar en plena cuarentena, ignorando totalmente las indicaciones de las autoridades de salud. Aquellos que salen de sus casas sin tener necesidad alguna también han contribuido a la prolongación de la pandemia al exponerse a contagiar o ser contagiados, porque no reconocen que vivimos en convivencia social y estamos en contacto unos con otros. Nada puedo decir en contra de quienes se ven obligados a salir de sus casas para conseguir comida, sólo que lamento la situación de hambruna por el que atraviesan millones de personas en el mundo entero y reconocer que el quedarse en casa es un privilegio de clase en estos momentos históricos.
Por otro lado, las autoridades municipales de la ciudad donde vivo dieron muestras de irresponsabilidad al haber efectuado reuniones como aquellas que hicieron en sus intentos de concretar la venta de El Cárcamo, un terreno público utilizado como zona deportiva por grupos deportivos y ciudadanía. Pero lo que habla mal de su gestión es la muerte de este trabajador del servicio de limpia y el contagio de otros seis, porque evidencia las condiciones de peligro en las que laboran sin contar con equipamiento adecuado. Es su responsabilidad proteger a los trabajadores municipales proporcionándoles el equipo de protección contra cualquier tipo de enfermedad, principalmente del contagio del covid-19.
Por todos esos motivos, llego a la conclusión de que llegar al pico de la curva de contagio se ve como una meta muy lejana, porque muchas personas ya “se dieron de alta”, se cansaron de estar confinados y realizan reuniones sociales en sus casas, salen a las calles por cualquier motivo y no todos están usando cubrebocas ni guardando la distancia necesaria en su cruce con otras personas
La libertad individual y el aprendizaje social
Mientras no se asuma como responsabilidad individual el protegernos del covid, las cifras irán aumentando, la tragedia se seguirá extendiendo mientras algunos siguen insistiendo que el coronavirus no existe. La realidad de las cosas es que se observa resistencia de un sector de la población para acatar las instrucciones de las autoridades de la Secretaría de Salud. Algunos no pueden quedarse en casa porque no tienen alimentos y necesitan salir para conseguir dinero y poner comida en la mesa. Pero otras personas no han tenido reparo alguno en realizar reuniones con familiares y amistades en sus domicilios particulares en los días que se informaron que se presentaría un incremento de la cantidad de contagios. Se nos había anunciado que la cuarentena se levantaría en mayo, después que en junio y ahora nos dicen que será en agosto.
En la capital del Estado de Sonora, las autoridades municipales emitieron un decreto que limita la circulación libre de las personas en el horario de 6 de la tarde a 6 de la mañana. Quien desee circular en ese horario deberá tramitar un permiso que mostrará a las autoridades que lo requieran al ser interceptado en la vía pública. Esta medida ha despertado cierta polémica y se le ha etiquetado como una medida autoritaria. Algunos celebran la medida, otros la critican y cuestionan. ¿Qué es lo que está pasando?, ¿porqué no hemos llegado al pico de la curva de contagio?, ¿porqué se ha prolongado el período de cuarentena?, ¿porqué las autoridades implementan un “toque de queda” de doce horas? Sin duda alguna son preguntas que más de alguno se estará haciendo en estos momentos y debemos tener claridad sobre cómo damos respuesta a las mismas.
Algunas personas hablan de defender su derecho a la libertad de circulación y se oponen a medidas de las autoridades de cualquier nivel para impedir su libertad de tránsito, otros han tomado la decisión de tramitar amparos legales para impedir ser objetos de sanción por circular en horas no autorizadas. Lo que olvidan estas personas es que estamos en el marco de una grave crisis sanitaria que ya ha dejado sin vida a miles de mexicanos y sufriendo a sus familiares que quedaron atrás y la pandemia amenaza con seguir entre nosotros por tiempo ilimitado. Quienes defienden el derecho a circular libremente por nuestras calles en los días de mayor contagio, no reconocen la relación de causa efecto que existe entre el aumento de la cantidad de personas que circulan libremente en las calles y el imparable aumento diario en el número de contagios por el covid-19.
Todos tenemos derechos de circular libremente por nuestras calles, pero todos tenemos también el derecho de protección a nuestra salud. Las autoridades sanitarias en México han hecho una gran labor manteniéndonos informados sobre las formas de prevención del contagio del covid-19 e insistieron con bastante frecuencia sobre la necesidad de quedarnos en casa porque el aislamiento social es la mejor medida hasta el momento pra prevenir el contagio.
Lamentablemente, muchas personas hicieron caso omiso a estas sugerencias de nuestras autoridades y salieron de sus casas atendiendo a sus deseos de circular libremente por las calles de nuestra ciudad. Miles de personas salieron a visitar a sus madres el diez de mayo, miles de personas hicieron largas colas afuera de las tiendas Oxxo para comprar cerveza, cientos de personas realizan reuniones no autorizadas y miles circulan libremente por las calles de nuestras ciudades sin importarles contagiar o ser contagiados del covid-19.
Sin duda alguna, esta movilidad social ha sido un factor determinante para que los pronósticos oficiales de fechas para llegar al pico de la curva de contagio no se cumplieran, el gran número de personas circulando libremente por nuestras calles ha contribuido a que el levantamiento de la cuarentena se haya ido postergando mes tras mes y hoy en día no hay seguridad de cuándo terminará el período de cuarentena. Una cuarentena que ya está provocando daños psicológicos en varias personas.
Todos tenemos esa libertad de circulación y de tránsito por nuestro país, pero debemos recordar que nuestra libertad individual termina donde empiezan los derechos de los demás. Algo que debemos aprender de esta pandemia es que todos vivimos en convivencia social, no estamos solos, lo que hagamos o dejemos de hacer perjudica o beneficia a los demás.
La situación actual de crisis sanitaria exige el aprendizaje de nuevos comportamientos que implican aceptar las limitaciones de circulación social en período de crisis sanitaria, el quedarnos en casa si no tenemos necesidad de salir, el uso de cubrebocas, guardar distancia social cuando nos encontremos fuera de casa, uso de gels antibacterial, etc. Pero sobre todo debemos aprender que nuestra libertad depende de la libertad y derechos de los demás En tiempos de crisis sanitaria la libertad de movimientos debe disminuir para garantizar el derecho a la salud de los demás.

El liderazgo situacional en tiempos de crisis
Siempre he estado en contra del autoritarismo gubernamental y he dedicado buena parte de mi vida a combatirlo a través de la educación. Antes del gobierno de Amlo y Morena vivíamos sumergidos en un autoritarismo en nuestra vida cotidiana. La forma de gobernar ha cambiado en favor de las mayorías desprotegidas, todavía padecemos este autoritarismo en aquellos Estados de la república en los cuales tenemos gobernadores priístas o panistas.
Pero hay ciertas situaciones en las que se requiere de un liderazgo autoritario, no siempre podemos ser democráticos, ni siempre debemos dejar hacer. Depende de la situación como debemos ejercer un determinado estilo de liderazgo. ¿Cómo educamos a nuestros hijos? A veces los dejamos hacer que lo que quieren, a veces les consultamos antes de tomar una decisión y en otras ocasiones simplemente nosotros decidimos y ellos deben obedecer. Nuestra guía de inspiración es el amor que sentimos por ellos y sabemos lo que les conviene y les es más beneficioso. A eso se llama liderazgo situacional.
No quisiera extenderme en este escrito sobre el origen de la teoría del liderazgo situacional, sólo quisiera retomar las investigaciones que Kurt Lewin realizó en los Laboratorios Nacionales de Entrenamiento en Estados Unidos, en donde realizó el experimento de los tres climas de liderazgo (quien desee mayor información sobre esto le adjunto el link del artículo Intervención Psicológica en grupos sociales).
Después de los descubrimientos de la importancia del liderazgo democrático en el funcionamiento de los grupos sociales y del vínculo informal entre los miembros de una organización, surgió la teoría del liderazgo situacional que nos dice que el liderazgo democrático funciona si y solo si, existe su complemento que es la madurez de los seguidores.
Es decir, si los miembros de un grupo, organización o comunidad no tienen la madurez suficiente como para hacerse responsables de su comportamiento individual dentro de un contexto social determinado, no funcionará el liderazgo democrático. La conclusión fue de que no siempre podremos ser democráticos, no siempre debemos dejar hacer y tampoco siempre debemos ser autoritarios. Depende de la situación elegir el tipo de liderazgo que debemos elegir.
Debemos reconocer que la situación en la que nos encontramos es de una emergencia sanitaria, una crisis de salud que está enfermando a miles de personas diariamente, aumentando el número de fallecidos por el covid-19 y que a pesar de que se nos informó y advirtió que dependía de nuestro comportamiento el tiempo de cuarentena y el número de contagiados y fallecidos, un buen número de personas no hizo caso de las indicaciones de quedarse en casa y tomar medidas preventivas para evitar el contagio.
La situación es realmente grave por lo que deben tomarse medidas preventivas para controlar el movimiento social y evitar que siga aumentando el número de víctimas. En este contexto de crisis sanitaria es válido que las autoridades tomen el control y adopten medidas que impidan la interacción social en forma temporal mientras dure la cuarentena. Lo que sí debemos estar pendientes es de que este control se realice con los propósitos de cuidar la salud pública y no con fines políticos.
La inmadurez social, la incapacidad para aprender y la confusa idea de la libertad individual permitió que las proyecciones del tiempo estimado de cuarentena y número de víctimas por parte de las autoridades fueran rebasadas por el comportamiento de unos cuantos que no siguieron las indicaciones de las autoridades de salud y debido a eso hoy estamos pagando las consecuencias.

Libertad individual versus control social
De la misma forma que perdimos libertad para ganar seguridad en las tres últimas décadas, cuando nos vimos forzados a poner rejas en nuestras ventanas y entradas a nuestras casas. Cuando la crisis económica aumentó la delincuencia social y surgieron nuevos diseños residenciales que se basan en la construcción de casas protegidas por vallas y calles cerradas, de esa misma forma nuestra libertad para circular libremente se ve afectada en estos momentos en el contexto de una crisis sanitaria provocada por un virus que ha generado una pandemia global y para el cual no hay vacuna disponible todavía.
La ideología neoliberal destruyó el vínculo que manteníamos con nuestra comunidad al eliminar la palabra social del lenguaje cotidiano, al cambiar la identidad psicológica del individuo contemporáneo y borrar el uso del “nosotros” de su vocabulario. Al eliminar a la familia extensa del concepto de familia moderna y considerar únicamente a los miembros de la familia nuclear. El neoliberalismo reforzó una ideología individualista que rechaza cualquier intento de control por parte del Estado.
Pero en las condiciones actuales la libertad de tránsito individual pone en riesgo a los integrantes de nuestras comunidades porque respiramos el mismo tipo de aire, compartimos el mismo espacio geográfico y no sabemos si quien pasa a nuestro lado es portador asintomático del covid-19, o si está en condiciones de contagiarnos.
En esta pandemia millones de personas fueron confinadas a la reclusión en sus domicilios, a nivel internacional se toman medidas sanitarias que nos hacen recordar a Michel Foucault y su libro Vigilar y castigar.
El castigo en reclusión ha sido la forma principal de defensa de la propiedad privada, la cárcel como institución de destino de quienes se atrevan a realizar algún tipo de crimen social para ser objeto de corrección social. Las formas de control social bajo el sistema capitalista han tenido como objeto lograr una disciplina en los integrantes de nuestra sociedad y la escuela usada para instruir alumnos con la ideología dominante, la fábrica diseñada para hacer trabajar a los obreros, el hospital para guardar los llamados locos y en algunos casos disidentes políticos, han desempeñado una función social de disciplinamiento de quienes ingresan en su seno.
Ese era el concepto de biopoder descrito por Michel Foucault, que consistió en la aplicación de técnicas diversas para lograr el control social. Este autor utiliza como ejemplo el manejo de la peste en el siglo XVIII que generó un modelo de control de las poblaciones. En este modelo no sólo se excluía a los enfermos, sino que también regulaba el comportamiento de aquellos que podían infectarse. La forma de lograrlo era logrando un control estricto de la movilidad social y cambiando los hábitos de los ciudadanos, diciéndoles cuando podían salir, a qué horas, qué debían hacer en sus casas, que tipo de alimentos debían consumir, etc.

En tiempos de epidemias el poder estatal puede realizar registros a discreción como los que se hacen al entrar a algún establecimiento comercial cuando nos toman la temperatura corporal, también tiene la facultad de mantener en el encierro a buena parte de la población. Lo que debemos tener cuidado y prestar especial atención es a la posibilidad de que los gobiernos actuales intenten tomar la crisis del coronavirus para oportunidad para fortalecer los mecanismos de control social a través del miedo colectivo y el aumento del poder coercitivo.
Debemos tener presente que la pandemia del covid-19 se presentó en el marco de una crisis del capitalismo agravada por una crisis económica, política, ecológica y ahora una crisis sanitaria. El reforzamiento del control social de la población es posible que sea retomado para evitar posibles rebeliones o revueltas populares.
Si en México, las autoridades de salud nos informan acerca de las medidas de prevención del contagio del covid-19 y buena parte de la población hace caso omiso y las cifras de contagio se disparan, las autoridades tienen la responsabilidad y la facultad de tomar medidas de contención para reducir la movilidad social que es la principal fuente de contagio del covid-19.
Por esos motivos debemos examinar la relación existente entre las autoridades gubernamentales y la población social y la manera de evitar la aplicación de medidas coercitivas es a través de la participación social. Si se nos pide con información confiable que nos quedemos en casa para evitar contagios, lo menos que podemos hacer es atender esta solicitud realizando un encierro voluntario. Debemos tener una claridad sobre que no es lo mismo una reclusión voluntaria por motivos de salud a una reclusión obligada por motivos políticos.
El encierro voluntario es una condición de privilegio social dado el incremento de la desigualdad social en nuestra sociedad. El encierro en el que se encuentran millones de personas debe ser motivo de análisis por parte de todo pensador social y considerar los distintos escenarios que podrían surgir después de la pandemia.
¿Qué es lo que se nos viene a corto plazo?¿Un futuro de mayor control social de la población ejercida con coerción?, o un futuro en el cual se incrementa la participación social de los integrantes de nuestras comunidades, colaborando con las autoridades asumiendo su responsabilidad social como ciudadanos que mantienen convivencia social con otros semejantes?
Debemos tener presente que vivimos tiempos de crisis y debemos hacer de la reflexión un hábito que nos ayude a encontrar soluciones a la aparente polaridad existente entre la libertad individual y el control social. La libertad de movimiento es una de nuestras libertades mejor valoradas, pero en tiempos de crisis sanitaria la sobrevivencia es la prioridad en estos momentos.

Conclusiones
La crisis sanitaria que se ha prolongado más de lo planeado inicialmente nos obliga a reaprender nuevos comportamientos, en los que se incluye una justificación de un mayor control social con propósitos de proteger la salud pública. La pandemia exhibe las contradicciones de nuestras formas de vida que antes considerábamos como “normales”.
El covid-19 nos muestra que vivimos en una sociedad de clases en la cual los más pobres y marginados son los primeros en fallecer. La libertad individual tiende a desaparecer en el marco de la búsqueda de la sobrevivencia como prioridad pública.
Las experiencias de China, Japón y Corea muestran una sociedad en la que existe una biopolítica que incluye una vigilancia de las comunicaciones, de los cuerpos y de la salud de sus ciudadanos. Esta vigilancia digital les ha permitido controlar en mejores condiciones la expansión de la pandemia.
El covid-19 perfila la posibilidad de la conformación de estilos de autoritarismo en nuestras sociedades, una posibilidad que aumenta en la medida de que la ciudadanía no asuma una responsabilidad social en su comportamiento cotidiano.
La obligatoriedad de utilizar mascarillas cuando salimos de nuestras casas no debe ser una imposición, sino un hábito personal de cuidado de la salud propia y de los demás.
La desigualdad social está relacionado con la distribución desigual de la riqueza social, debemos construir un mundo en el que la salud sea un derecho para todos, no podemos aceptar vivir en un mundo en el que se proteja más a unas personas y a otras no.
La pandemia del covid-19 significó un apagón del sistema capitalista, una desaceleración en su funcionamiento. La reducción de la producción y del consumo ha permitido un respiro a nuestros ecosistemas y a la fauna que todavía existe. Pero este apagón es temporal y las presiones para abrir centros de trabajo contribuyen a aumentar el número de muertes porque la pesadilla del covid-19 no ha terminado.
En aquellos lugares en los que se han reanudado actividades públicas el número de contagios se ha disparado y la pandemia obtiene un repunte en su avance. Mientras siga en aumento el número de contagiados no llegaremos al pico de la curva de contagio y brindaremos una mayor justificación a la implementación de medidas de control social.
Cada persona debe asumir su responsabilidad social de cuidar su salud y la de los demás acatando las medidas preventivas de contagio del covid-19: aislamiento social (en estos momentos es claro que el distanciamiento social es un acto de distinción social, un privilegio de clase), asimilar el hábito de la higiene y cuidado de nuestra salud corporal, utilizar cubrebocas al salir de casa (recordemos que hasta el momento el encierro es voluntario, de nosotros depende si se prolonga el período de confinamiento o si deja de ser voluntario y se convierte en encierro obligado por motivos de salud).
Los tiempos están cambiando y la sociedad liberal con su libertad de movimientos que no aceptan la intervención estatal está quedando atrás. El futuro que nos espera depende de nuestro comportamiento actual, contribuyamos a actuar en forma colectiva de forma tal que se reduzca la cifra de contagio y lleguemos al ansiado pico de la curva, por el bien nuestro y el de los demás.
El control social será uno de los ganadores de esta pandemia, la libertad individual perderá parte de sus derechos. De nosotros depende que el control social se realice en contra nuestra o que participemos en forma comunitaria y personal con la implementación de nuevas formas de control social. La relación entre autoridades y ciudadanía debe fortalecerse a través de la participación social en la creación de políticas públicas que incluyan un fortalecimiento ciudadano, un empoderamiento de nuestras comunidades que contribuyan a dejar atrás vínculos de dependencia y la construcción de vínculos de colaboración social.
Es hora de un despertar ciudadano, de la construcción de un nuevo modelo de ciudadano que asuma su responsabilidad en la construcción de una nueva realidad social donde las decisiones gubernamentales sean tomadas con el consenso de nuestras comunidades. La democracia participativa es lo que impedirá la coerción en la implementación de medidas de control social en el futuro. Nuestras vidas están en la orilla del precipicio, depende de nosotros permanecer de este lado o cruzar la barrera.

Foucault, Michel. Vigilar y Castigar. Ed. Siglo XXI. México, 1980.

Occhuzzi, Javier: Foucault: Anatomía política del nuevo control social

Yescas, Oscar: Adiós a Susana Distancia

Yescas, Oscar: Salir o quedarse en casa: el falso dilema de nuestros días
Yescas, Oscar: La vida no vale nada
Yescas, Oscar: La pesadilla del covid-19 no ha terminado

Yescas, Oscar: Reflexiones en tiempos de cuarentena

Yescas, Oscar: El coronavirus y su impacto social

Yescas, Oscar: Covid-19, desigualdad y cambio social
Yescas, Oscar: La prolongada agonía del confinamiento voluntario
Yescas, Oscar: Regreso a una nueva normalidad
https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/05/regresoa-una-nueva-normalidad.html

Yescas, Oscar. Intervención psicológica en grupos sociales

Mis derechos terminan donde empiezan los de los demás

Tu libertad termina donde comienza la mía
El cargo que ocupas no te puede restar en humildad y educación

martes, 16 de junio de 2020


El tigre y la Boa en México
Oscar Yescas Domínguez
13 de junio de 2,020

La manipulación del sistema capitalista que nos redujo a la condición de homo consumens, el modelo de ciudadano ideal que se requiere para un sistema que se basa en una producción masiva que requiere de un consumo masivo para mantener su equilibrio, nos hizo perder nuestra condición de homo sapiens que habíamos logrado gracias a la evolución de la humanidad y que nos diferenciaba de otras especies conformadas por animales al desarrollar la capacidad para pensar por nuestra cuenta y usar nuestra inteligencia.
No fue suficiente con reducirnos previamente a la condición de homo videns a través de la dictadura de la televisión que controló a millones de personas en el mundo entero y logró que hiciéramos a un lado el pensamiento, sobre todo el pensamiento crítico, al crear una cultura audiovisual a través de la tecnología mutimedia, que generó una adicción a la televisión logrando crear una sociedad teledirigida que crea el estereotipo de una sociedad perfecta
Esta misma sociedad teledirigida creó a su vez una cultura de la imagen que impide la capacidad de razonamiento y nos limita a la observación de las imágenes que aparecen en la caja de televisión, a la que se tomó como única fuente de información y distracción por parte de generaciones enteras.
El culto a la televisión inhibió el hábito de la lectura e impidió la búsqueda de información o distracción por medio de la letra impresa generando una enorme masa de analfabetos funcionales contemporáneos que sabían leer pero no podían expresar sus pensamientos por la palabra escrita.
Aún así, eso no era suficiente para mantener un mayor control social de la población para crear ese ciudadano que necesitaba la sociedad de consumo. Se necesitaba algo más para crear al ciudadano acrítico, pasivo y apolítico que funcionara acorde a la maquinaria de producción masiva y consumo masivo, en el contexto de una sociedad donde la desigualdad social a pasos agigantados.
El desarrollo tecnológico, la creación de internet, la telefonía celular y las redes sociales fueron el marco perfecto para crear al homo consumens al alejarnos del hábito de la lectura, impedir el desarrollo de pensamientos autónomos y lograr un estado colectivo que proporcionaba la sensación de estar en “un mundo feliz” en la sociedad que nos indujo a pensar que la felicidad se obtenía a través del consumo.
La cultura de la imagen y el consumo compulsivo creó un nuevo tipo de discriminación por el simple aspecto físico, en la cual las personas eran aceptadas o rechazadas por la apariencia, se sobrevaloraba la imagen externa, el ser de las personas perdió importancia y se creó mayor importancia al tener.
Nuestra felicidad antes del covid-19 dependía del consumo permanente de “novedades” en nuevos artículos o nuevas versiones de artículos ya existentes. Esto nos mantenía permanentemente a la expectativa de que surgiera “algo nuevo y mejor” impidiéndonos valorar lo que ya teníamos. Veíamos nuestras vidas como ver un vaso medio vacío que sólo podíamos llenar a través del consumo.
Vivíamos en el marco de una crisis económica, política y ecológica que para muchos no les importaba, encerrados en su zona de confort crearon una actitud de insensibilidad social hacia los problemas de los demás, mientras seguíamos inmersos en una serie de cambios sociales, tecnológicos, políticos y económicos que nos hacían perder la capacidad de asombro.
En e momento en el que pensábamos que ya nada nos sorprendería llegó el año 2,020 con una serie de “sorpresas” que nos impactaron en forma desagradable, y han sido tantas sorpresas que hemos llegado al grado de que a nadie les gustaría ser objeto de alguna nueva sorpresa.
Vivimos un momento histórico en el que deambulamos en este 2,020 como la estrofa de la canción Pedro Navajas que interpretaba magistralmente Rubén Blades: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios”.
El problema es que las constantes sorpresas que hemos tenido en lo que va de este año que será sin duda inolvidable y plena de anécdotas para los sobrevivientes de esta pandemia, han sido en verdad estremecedoras, aterradoras y nos han creado una sensación de temor que parece que se quedará entre nosotros. La gran sorpresa de este año fue sin duda la parálisis total de nuestro sistema de vida por la cuarentena sanitaria provocada por la pandemia del covid-19, algo que jamás imaginábamos que pudiese suceder. Cierran las fábricas, las escuelas, las universidades, los centros comerciales y nos obligan a quedarnos en casa guardando una cuarentena.
Una cuarentena de la que se dijo desde un principio que nos ayudaría a sacar lo mejor o peor de nuestra naturaleza humana y que contribuyó a desnudar la desigualdad social y la serie de injusticias y contradicciones en las que se basaba la “normalidad” de nuestra vida cotidiana antes del covid-19.
Cabe decirlo una vez más, una cuarentena que se ha prolongado por nuestra incapacidad para actuar como entes colectivos al no acatar las instrucciones de las autoridades de salud de quedarnos en casa y tomar medidas preventvas como el uso de tapabocas, gel desinfectante y limitar el contacto social.
Hoy, en los días en los que nos encontramos en momentos previos para llegar al pico de la curva de contagio del covid, nos encontramos con una situación que hace sólo algunos meses no hubiésemos creído, cuando nos piden con mayor énfasis quedarnos en casa porque estamos en los días de mayor contagio social, la clase rica, la que puede quedarse en casa sin problema alguno porque tiene comida en la mesa y sus necesidades básicas satisfechas, sale a manifestarse en algunas ciudades del país, conduciendo sus automóviles en caravana para protestar contra un Presidente al que califican de “Dictador”, “Comunista”, “Socialista”, “Tirano”, etc., y exigen su renuncia “porque no ha cumplido lo que prometió”.

Antes eran los trabajadores que ante la violación de sus derechos laborales o sufrían alguna injusticia, salían a manifestarse, porque las autoridades no les atendían. Trabajadores y ciudadanos que eran objeto de violación de sus derechos eran quienes tomaban las calles para protestar y los los mismos conductores de los autos de lujo que hoy desfilaron, manifestaban su descontento y rechazo contra los manifestantes gritándoles “pónganse a trabajar huevones” y pedían a la policía que restableciera “el orden social”.
Pero los tiempos cambian, las condiciones políticas también cambiaron y aquellos que estaban encumbrados manejando el poder económico y el poder político beneficiándose de la corrupción, fueron sacados de la jugada por un cambio a través de la vía electoral, un cambio que intentaron impedir a través del fraude electoral pero que no les funcionó y perdieron las posiciones que tenían que les permitían seguirse enriqueciendo con el dinero y recursos del gobierno.
Aquellos que perdieron el poder político en la contienda electoral, hoy salen a protestar contra un gobierno que les quitó la fuente de sus riquezas, el manejo del presupuesto público. Sabíamos que existía corrupción en México pero ignorábamos hasta qué punto estaba el sistema de gobierno estaba corroído por la corrupción. Sólo cuando AMLO llegó al poder nos enteramos de la magnitud de la corrupción en nuestro país cuando nos enteramos del huachicoleo, de miles de plazas fantasma, de diversos actos de corrupción, etc.

El gobierno legítimo de nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador apenas lleva año y medio y se puede decir que han cambiado bastantes cosas en nuestro país, también debemos reconocer que falta mucho por hacer todavía para decir que vivimos en un Estado de Derecho porque persisten injusticias que llevan años esperando, tan sólo mencionemos los casos de la tragedia de la Guardería ABC, la desaparición de 49 normalistas de Ayotzinapa, el desvío de mas de 6,200 millones de pesos del ISSSTESON por parte de Teresa Lizárraga quien exhibe impunemente su mansión de 5 pisos en un lugar exclusivo de Bahia de Kino en Sonora.
Pero haciendo el balance de las cosas es indudable que es más lo que se ha hecho para favorecer al pueblo mexicano, que lo que no se ha hecho, pero sobre todo debemos tener presente que estamos hablando de un gobierno que llegó de manera legítima e irrefutable al poder con el voto masivo de más de 30 millones de mexicanos. Un gobierno que llegó para durar seis años y no menos, claro está que en caso de que la mayoría de los mexicanos nos sintiéramos inconformes podríamos solicitar su dimisión y convocar a elecciones, pero el índice de aprobación a su gestión sigue con niveles altos e incuestionables.
Pero que un pequeño grupo de resentidos prianistas estén intentando desestabilizar a nuestro gobierno legítimo es algo que no podemos permitir ni aceptaremos bajo ninguna circunstancia. Estas personas que se manifiestan desde sus autos de lujo son quienes se beneficiaban de la corrupción de gobiernos anteriores y que hoy ya no tienen forma de robar del dinero del gobierno porque hay medidas anticorrupción que lo impiden.
Quienes desfilaron exigiendo la renuncia de Amlo representan a la derecha de nuestro país, no sólo están contra Amlo, están en contra del pueblo de México, en contra de la democracia que llevó a Amlo a la Presidencia. Estos “manifestantes” representan a quienes saquearon, robaron y empobrecido a la población mexicana.
No representan una verdadera lucha popular, es un segmento de nuestra sociedad que representa a los beneficiarios de la corrupción que existía en nuestro país. Su lucha no es sólo en contra de Amlo es en contra del pueblo mexicano que decidió en forma libre y democrática darle la oportunidad de gobernar a Amlo y Morena y hasta el momento quienes protestan son los que perdieron la oportunidad de seguir robando del presupuesto público.
Al ver los membretes de BOA y FRENA, de manera inevitable viene a mi memoria la figura del tigre que se utilizó durante la campaña electoral del 2,018, cuando se afirmaba que si pretendían cometer un nuevo fraude electoral, despertaría tigre mexicano y arrasaría con los delincuentes electorales. Juego con mi imaginación y veo a un gran tigre sentado tranquilo pero atento, viendo como a su alrededor circula una pequeña viborita que sueña con ser una boa y un pequeño convoy de vehículos que intenta frenar el funcionamiento del nuevo gobierno federal.
Ese tigre representa el moderno Leviatán mexicano, aquella figura que describió Thomas Hobbes como un gigante que crecía más en la medida que cuerpos de ciudadanos se fusionaban con él y que simbolizaba la figura del Estado moderno que sustituyó a la monarquía, Pero también viene a mi mente la imagen del águila mexicana devorando a una serpiente y que se encuentra ilustrada en la bandera mexicana.
Pero la Boa y Frena serán aniquilados, no por la fuerza del Estado porque vivimos en un país democrático, sino por la movilización de los ciudadanos mexicanos en defensa de la democracia y de su Presidente elegido en forma democrática.
Estos animalitos amenazan con un “golpe de Estado” en contra de AMLO, en lo personal la sola expresión golpe de Estado, me hace recordar los golpes de Estado que sufrió el pueblo Chileno cuando el Presidente Salvador Allende llegó al poder impulsado por un frente denominado Unidad popular y fué objeto de un golpe de Estado que encabezó Augusto Pinochet.
Algo parecido pasó con el pueblo argentino cuando la Presidenta Maria Estela Martínez de Perón fue derrocada por un golpe de Estado encabezado por una junta militar. En ambos casos hubo miles de muertos, torturados y desaparecidos por los militares que apoyaron el derrocamiento de un gobierno que llegó al poder legalmente a través de la vía electoral.
Esas experiencias ajenas fueron fuente de inspiración para que se formara en mi persona una actitud de defensa de los derechos humanos y decidiera a participar en política intentando combatir la opresión, la violencia institucional y la defensa de los marginados y excluidos que forman la mayoría de nuestra sociedad.
Cuando decidí a finales del siglo pasado utilizar la palabra escrita como instrumento de lucha para participar en la lucha ideológica para enfrentar la ideología dominante de un gobierno opresor y represivo como lo fueron los distintos sexenios del Prian, jamás imaginé escribir para defender a un gobierno legalmente establecido y luchar en contra de una oposición que intentara derrocarlo.
Fueron tantos años de estar en la oposición desempeñando un papel de agente de cambio social que me hacían ver como algo muy lejano el momento de ver a un gobierno que realmente representara los intereses del pueblo mexicano. Las continuas frustraciones por los fraudes electorales fueron muy intensas en su momento pero finalmente, llegó el momento del cambio social por la vía electoral en el 2,018 cuando Morena y Andrés Manuel López Obrador conquistaron el poder con un tsunami de votos que impidió que se consumaran los distintos intentos de fraude que intentaron impedir el triunfo de Morena.
Me llena de orgullo poder decir que pertenezco a aquella generación de mexicanos que contribuyó al cambio social en México, no solamente a través de mi voto personal, porque utilicé la palabra escrita publicando diferentes artículos que no tengo duda alguna que influyeron en más de una persona para decidirse a votar por Morena. Cualquiera puede checar mi blog personal y leer los artículos que publiqué en el primer semestre del 2,018.
Gracias a AMLO, en México logramos un cambio social pacífico por la vía electoral, de haberse consumado un fraude más, el pueblo mexicano no lo hubiera soportado y se hubiera presentado un levantamiento por la vía armada, ese era el nivel del hartazgo popular hacia la dictadura perfecta del Prian. Por eso el triunfo de Morena y Amlo tuvo resonancia mundial, el cambio en México se dio por la vía pacífica, en un ejemplar ejercicio de democracia electoral.
El asunto es que después de tantos años de luchar nos encontramos hoy en México con un Presidente que representa una gran diferencia con los Presidentes del Prian que lo precedieron, no sólo por la forma como llegó al poder, sino también por la forma de gobernar, un gobierno que está beneficiando a las mayorías excluidas.
Por eso resulta extraño y a la vez no, el ver en México a una “oposición” que demanda la destitución de AMLO reclamando el incumplimiento de promesas de campaña, argumentando que existen demasiados problemas sociales que no reciben atención del gobierno federal.

La pobreza estructural, la corrupción sistémica, la impunidad y las injusticias acumuladas durante años, son las banderas de lucha que utilizan estas “fuerzas oscuras” que olvidan mencionar que estos problemas son el resultado de décadas de corrupción e impunidad del Prian.
Esta oposición no representa al pueblo mexicano, defiende los intereses de aquellos que perdieron los privilegios que tenían cuando la corrupción invadía las estructuras de los tres niveles del sistema de gobierno mexicano.
Detrás de estos manifestantes que se expresan conduciendo automóviles de lujo y tocando bocinas tratando de llamar la atención, se encuentran los dueños de las grandes empresas que disfrutaban de la impunidad de no pagar impuestos al sistema tributario.

Se encuentran aquellos propietarios de los grandes medios masivos de difusión (televisión, radio y prensa) que estaban acostumbrados a recibir grandes cantidades del presupuesto de gobierno para callar la verdad, distorsionar la realidad, silenciar y criminalizar a los que protestaban por las injusticias, para contribuir con ello a mantener el control social en una sociedad con gran desigualdad social.
Son impulsados por los políticos que se enriquecieron por la corrupción en su gestión como legisladores aprobando leyes que beneficiaban a intereses particulares y perjudicaban intereses colectivos al mutilar de nuestra constitución una serie de derechos laborales que fueron conquistados por la lucha de los trabajadores.
Son los mismos que se impulsaron reformas laborales y energéticas que beneficiaron al capital privado nacional y extranjero con la entrega de los recursos naturales de nuestro país.
Son impulsados por quienes forman parte de una especie en proceso de extinción como lo son los Gobernadores Priístas y Panistas que viven los últimos meses de su existencia y que indudablemente perderán el poder en las próximas elecciones.
Todos en su conjunto forman parte de un cártel de delincuencia organizada que está tomando el poder a nivel mundial implementando políticas neoliberales que aumentan la desigualdad social, pero que en México se estrelló con la fuerte voluntad popular que en una histórica jornada electoral emitieron más de 30 millones de votos apoyando a Morena y a Amlo para echar al basurero de la historia al Prianismo.
Este cártel es el “poder corporativo”, un nuevo poder transnacional que creció después de la extensión de la globalización, al caer el muro de Berlín e instaurarse la economía de “libre mercado” a nivel mundial.
Lo que estamos viviendo es en esencia una lucha por el poder librada por parte de fuerzas reaccionarias en contra de un sistema de gobierno electo democráticamente y que mantiene el control político.
Un gobierno cuyo Estado está recuperando su soberanía en momentos en los que a nivel internacional la mayoría de los Estados se enfrentan al divorcio entre la política y la economía y se subordinan a las fuerzas del Mercado, o lo que es lo mismo, se entregan a los intereses de las grandes corporaciones que imponen cambios en las constituciones para eliminar derechos laborales y prestaciones sociales para proceder a una mayor explotación de los trabajadores y de los recursos naturales de cada país.
Estas fuerzas oscuras quedaron en estado de estupor después del triunfo de la democracia en México, hoy se lanzan a la ofensiva realizando una guerra ideológica en la que la mentira, la calumnia, el engaño y la provocación son parte de sus armas.
La lucha que están realizando en contra de Amlo y el gobierno que representa, es una lucha en contra de la democracia, es una lucha en contra de todos los mexicanos que votamos para lograr un cambio de gobierno en nuestro país. Es una lucha en contra de las aspiraciones de millones de mexicanos que todavía están sumidos en la pobreza y la miseria, porque quieren regresar a los tiempos de corrupción e impunidad.
El momento histórico que estamos viviendo exige la definición política de todos los mexicanos, una definición que nos exige elegir entre seguir en el camino de la construcción de un sistema político en el cual exista una democracia participativa, una justicia para todos y el logro de la igualdad social por un lado y por el otro, renunciar al sueño de construir una realidad más equitativa y regresar a un pasado oscuro de corrupción, impunidad, desigualdad social, injusticia, etc.
El camino es claro, no debemos pensarlo mucho y decidirnos a actuar manifestando nuestra defensa de un Presidente que llegó al poder gracias a la voluntad de pueblo mexicano. Esto sólo lo podremos lograr en la medida que fortalezcamos nuestro sentimiento de pertenencia a un comunidad, que construyamos una identidad como sujetos históricos que podemos tomar el timón para mantener el rumbo de la historia de nuestro país, de la misma forma que lo hicimos en la jornada electoral del 2,018 cuando derrotamos al Prian y lo echamos fuera del poder político.
Es decir, en la medida que aumentemos nuestra participación social en asuntos de política, que logremos organizarnos para actuar en forma colectiva y unida, podremos seguir construyendo espacios de democracia en nuestros centros de trabajo, escuelas y comunidades para discutir libremente asuntos colectivos y tomar decisiones conjuntas para lograr a través de nuestra participación social la solución a nuestros problemas sociales.
El cambio social en México comenzó con el cambio electoral, pero es sólo el inicio de todo un proceso de transformación social que requiere de la participación de todos los mexicanos. El futuro de las nuevas generaciones está en nuestras manos, la historia de México no ha terminado, Juntos sigamos construyendo la historia, de nosotros depende el rumbo que tenga la historia del futuro.
Recordemos las palabras de aquel trabajador mexicano que viajaba en un autobus de transporte urbano en la ciudad de México, junto al cual pasó a caravana de autos protestando contra AMLO, y este trabajador sacando el brazo izquierdo por la ventana les gritó: "Ésta es la fuerza que mueve a México, los trabajadores movemos a México, pinches ridículos"¡


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