La sociedad de la ignorancia
Oscar Yescas Domínguez
18 de octubre 2022
Introducción
Los distintos rostros de nuestra sociedad contemporánea
La sociedad de la ignorancia
Conclusiones
Introducción
En la década de los setentas, la juventud de aquel entonces se vio en la necesidad de luchar en contra de un autoritarismo que prevalecía en todos los ámbitos de la vida cotidiana y que caracterizaba el funcionamiento de todas las instituciones en aquellos tiempos. Las relaciones al interior de la familia presentaron una verdadera crisis al surgir lo que fue denominado como “la brecha generacional”, cuando los jóvenes cuestionaron el autoritarismo con el que los padres los educaban, cuando reaccionaron en contra de las expectativas que depositaban para ellos en el futuro y defendieron su derecho a elegir su vestimenta y apariencia con entera libertad.
En las escuelas y universidades sucedió algo similar al presentar los jóvenes una fuerte crítica hacia los contenidos de la enseñanza, cuestionaron los métodos pedagógicos que mantenían en un papel pasivo a los alumnos y rechazaron el perfil que se esperaba de ellos como futuros profesionales que se adaptaban en forma acrítica en el mundo del trabajo y se limitaban a obedecer a la figura de autoridad.
La rebeldía juvenil se manifestó en varias formas, una de ellas fueron el uso de minifalda y la renuncia a usar sostén por parte de las mujeres jóvenes, la decisión de los varones de usar el cabello largo, rechazar traje y corbata, usar de manera prolongada durante varios días el mismo pantalón de mezclilla, etc. Todas estas acciones recibieron un rechazo social, castigo con encierro al interior de los hogares, expulsión de escuelas o universidades y despido laboral en las organizaciones del trabajo. Pero eso no fue suficiente, porque dichas sanciones resultaron ser inútiles, ya que este tipo de comportamientos dejaron de ser de uso exclusivo de un sector juvenil y se generalizaron de tal forma que se tornaron en comportamientos colectivos y con el paso del tiempo llegaron a institucionalizarse y ser aceptados o tolerados.
La expansión de la música de rock fue una fuente cultural que sirvió de inspiración para construir nuevas identidades juveniles y con ella surgió lo que se llamó una revolución cultural que en su momento provocaron alarma e indignación en mentes conservadoras, pero que siguieron el mismo destino del rock, and roll: llegaron para quedarse.
Aquel movimiento internacional de la juventud, enarbolaba muchas banderas de lucha: protestaba en contra de la guerra de Vietnam, condenaba el racismo, se manifestaba en contra de la violencia hacia las mujeres, exigía una mayor libertad sexual, etc., pero una de sus principales exigencias fue la demanda de acceso libre a la información, porque los principales medios masivos de difusión de aquella época (radio, televisión y periódicos), censuraban la información, distorsionaban la realidad y presentaban una visión sesgada de los acontecimientos de aquella época.
Las autoridades gubernamentales, militares y policiacas guardaban con hermetismo información importante, por lo que la demanda de democratizar el acceso a la información era una de las más importantes de aquella época, tanto que surgió la premisa de “saber es poder”, porque se pensaba que la falta de información era la causa del conformismo y obediencia social, por lo que la juventud de esos tiempos insistió en que se abrieran las puertas que impedían el libre flujo de la información, esperando que con esa apertura, al tener acceso libre y directo a la información, todo mundo tendría la oportunidad de procesar esa información, traducirla en conocimiento y todos podrían alcanzar la sabiduría y hacer realidad aquella premisa de “saber es poder”.
En contra de lo esperado y de una manera paradójica, en pleno siglo XXI estamos invadidos por la ignorancia, las nuevas generaciones no tienen conocimiento de hechos históricos recientes, mucho menos dominio tienen de acontecimientos claves en la historia de la humanidad. Carecen de conocimientos básicos sobre la geografía mundial, su intelecto y repertorio verbal es muy limitado, muestran una capacidad compartida de no poder escribir un ensayo de cinco cuartillas en letra manuscrita, porque tienen lagunas mentales, no logran organizar sus ideas de una manera que les permita traducir sus pensamientos por escrito.
El problema no se limita a las nuevas generaciones, ya que adultos y personas de la tercera edad, no muestran indicios de tener un pensamiento autónomo, ya que se limitan a repetir lo que escucharon en la radio, la televisión o en redes sociales. Todo apunta a confirmar la advertencia de Umberto Eco, cuando afirmó que internet le da voz a legiones de imbéciles, porque sucede un evento que llama la atención y llueven opiniones en redes sociales de personas que hablan como si fueran una autoridad en la materia, cuando en realidad están exhibiendo su gran ignorancia.
A pesar de tener acceso a cualquier tipo de información que se encuentra disponible en internet, al parecer no hemos desarrollado la capacidad de acceder a esa información, utilizar nuestro pensamiento en forma crítica, para racionalizar dicha información y transformar esa información en un conocimiento que podamos manejar y debido a esas limitaciones, en el contexto de la sociedad de la información, emerge como una sombra la sociedad de la ignorancia, que representa no sólo un alto en el camino de la evolución humana, sino que representa una verdadera involución, un paso atrás que cuestiona el avance y existencia del homo sapiens que tomó miles de años desarrollar para llegar al punto en el que nos encontramos.
En los últimos años, la humanidad presenta signos de involución social, al retroceder el aprendizaje social y esto coincide con el hecho de que en los últimos años el nivel cultural de las masas no presenta avance alguno y en el ámbito de la educación se puede observar un retroceso paulatino en el aprendizaje, por lo que la afirmación de que vivimos en la sociedad de la ignorancia se fundamenta en la existencia de una masa cada vez más ignorante en la sociedad contemporánea.
¿Qué fue lo que pasó en el período comprendido en la lejana década de los setentas cuando se pensaba que el acceso a la información proporcionaría una mayor libertad social y el momento actual que estamos viviendo, cuando todo mundo tiene acceso a internet, está conectado a redes sociales a través de un teléfono móvil y a pesar de ello, se observa una apatía hacia la política, un conformismo generalizado y todos los indicadores apuntan a un avance de la ignorancia en una amplia franja de la población de nuestros tiempos?
¿Qué repercusiones tiene el crecimiento de la ignorancia en nuestra sociedad en un momento histórico en el cual aumenta el riesgo de una confrontación bélica a escala mundial y la amenaza de que surja una guerra nuclear se encuentra en el discurso de los políticos que participan en el conflicto entre Rusia y Ucrania?
Los políticos de varios países están tomando decisiones a nombre de sus pueblos, para seguir alimentando una guerra que sólo beneficia a las grandes corporaciones que se dedican a la producción de armamento de última generación que tiene gran capacidad de destrucción. El crecimiento de la ignorancia a nivel global representan un gran riesgo en este momento en el cual, la sociedad tal y como la conocíamos está desapareciendo y está en proceso de construcción un nuevo orden mundial en el cual todos deberíamos participar para garantizar que sea un nuevo orden mundial multipolar en el que realmente exista la democracia participativa, la libertad, justicia e igualdad social.
Los distintos rostros de nuestra sociedad contemporánea
A la sociedad moderna y posmoderna se le han colgado una serie de etiquetas con las cuales se ha intentado describirla. En el siglo pasado se le denominó la sociedad de masas, porque el desarrollo de la industrialización propició el surgimiento de grandes fábricas que contaban con miles de empleados y el abandono al campo provocó la emigración del campo a la ciudad, permitiendo la creación centros industriales y el crecimiento de grandes ciudades en las cuales habitaban millones de personas.
La necesidad de luchar contra la explotación laboral y por la conquista de derechos laborales tuvo como resultado la organización de los trabajadores en sindicatos que encabezaron luchas a las cuales se incorporaron varios movimientos colectivos integrados por ciudadanos que peleaban por derechos civiles, por lo que lograron conquistar varios derechos que hemos venido disfrutando durante varias décadas. La frecuencia y presencia de esas movilizaciones fue la razón por la cual se denominó sociedad de masas a la sociedad en el siglo XX, al cual también se le reconoce como el siglo de los movimientos colectivos.
En pleno siglo XXI el avance del capitalismo se pretende consolidar con la implementación de políticas neoliberales que intentan eliminar y privatizar los servicios públicos como educación, salud, pensiones, etc., para aumentar los beneficios económicos del poder corporativo. Estas agresiones a los derechos de los trabajadores y ciudadanía en general están logrando un despertar social que se manifiesta en el surgimiento de nuevos movimientos colectivos y por estas razones, la etiqueta de “sociedad de masas” sigue vigente, porque al igual que en el siglo pasado surgen diversos movimientos colectivos pero en esta ocasión el motivo de su aparición es para recuperar los derechos que se conquistaron con luchas sociales en el siglo pasado y que hoy intentan eliminar de un plumazo a través de reformas a las constituciones, cambios en contratos colectivos de trabajo, desconocimiento de convenios con sindicatos, etc.
Desde finales del siglo pasado, cuando inició la industrialización, grandes pensadores nos alertaron acerca del hecho de que estábamos ingresando a una sociedad de consumo, Erich Fromm nos aportó una explicación que describía como la sociedad contemporánea estaba creando una sociopatología, en el sentido de que en las relaciones sociales se estaba dando más importancia al tener que al ser, y el nuevo rostro de la sociedad fomentaba la construcción de identidades que tenían como fundamento posesiones materiales, mientras más posesiones se tuvieran, más valor social adquiría una persona.
El filósofo francés Herbert Marcuse coincidió con las ideas de Fromm al analizar la sociedad occidental y señalar que la sociedad industrial funcionaba bajo un disfraz pseudodemocrático, pero detrás de ese rostro de libertad se escondía una estructura totalitaria que se basaba en la explotación del hombre por el hombre y advirtió del inicio de la construcción del hombre unidimensional que la sociedad de consumo requería para poder funcionar, mediante un adoctrinamiento que construía pseudonecesidades que podían satisfacerse a través del consumo de productos.
Este consumo promovía una falsa consciencia de bienestar social y en la medida que los productos útiles fueron producidos en masa y su uso fue más accesible, el adoctrinamiento dejó de usar la publicidad y el consumo se convirtió un un modo de vida, una forma de pensar y el resultado de todo esto fue el reemplazo del homo sapiens que utilizaba el pensamiento racional, por el surgimiento de una nueva figura: el homo consumens, un nuevo tipo de ser humano que confunde la felicidad con el alto consumo y su meta principal es la acumulación de dinero para seguir consumiendo.
Esta sociedad de consumo surgió debido a la aplicación de la ciencia y tecnología a los procesos de producción, lo cual permitió lograr una producción masiva de productos por lo que, para mantener ese ritmo se necesitaba construir un consumo masivo de la población y con esa intención se utilizaron procedimientos científicos que permitieron dividir a la masa de consumidores en segmentos y nichos de mercado, realizando estudios de mercado en esos nuevos espacios para descubrir nuevos mercados meta y a través de estos estudios se lograron identificar perfiles psicográficos de potenciales grupos de consumidores en los cuales se descubrieron las principales necesidades, deseos y expectativas que motivaban su comportamiento de compra. En base a esa información se modificaron la estructura de grandes organizaciones, se crearon nuevos portafolios de servicios creando nuevos productos que respondieran a las necesidades, deseos y expectativas identificadas en los nuevos mercados que se estaban descubriendo y a este proceso que utilizó metodologías científicas recibió el nombre de “mercadotecnia”.
Por otro lado, Gilles Lipovetsky nos habla de que vivimos en la sociedad de la decepción, porque el hiperconsumo al que nos empuja la economía de libre mercado, nos lleva a experimentar una constante decepción y frustración, porque nos convierten en esclavos de la moda, nuestro comportamiento está regido por una marcada tendencia hedonista, padecemos un constante nomadismo tecnológico debido a la rapidez del desarrollo tecnológico que nos empuja a cambiar de forma constante de nuestros dispositivos tecnológicos y también padecemos un constante nomadismo afectivo que nos impide consolidar lazos en nuestras relaciones interpersonales y en la relación de pareja.
Estamos sometidos a las exigencias de la dictadura del mercado que nos presiona para vendernos productos y servicios a través de los cuales construimos identidades efímeras que sucumben con el rápido reemplazo de productos y personajes de moda. Este hábito del consumo nos convierte en “niños mimados” de la sociedad de la abundancia y cuando no podemos mantener ese ritmo, surge la decepción y sentimientos de frustración que provocan aumentos en las tasas de suicidio, depresión colectiva y un alto número de adicciones (al teléfono, al sexo, al alcohol, a las drogas, a la televisión a los videojuegos, etc.).
Zygmunt Bauman nos aportó el concepto de “sociedad líquida”, en la cual describe a la sociedad moderna como aquella en la cual las condiciones de actuación de los integrantes de esta sociedad cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en rutinas determinadas. Vivir en nuestra sociedad líquida es algo semejante a patinar sobre hielo quebradizo, porque si no nos movemos rápido, si no nos adaptamos a las nuevas condiciones cambiantes, nos hundimos y seremos relegados y marginados de la sociedad.
Las respuestas que funcionaron en años recientes, ya no funcionan en las condiciones actuales, porque las estrategias diseñadas en su momento envejecen rápidamente y se tornan obsoletas mucho antes de que las personas tengamos siquiera la oportunidad de conocerlas, porque ya estamos enfrentando nuevos cambios. Estos cambios intermitentes y discontinuos generan un estado de incertidumbre social que nos provoca el temor de que los mismos nos tomen desprevenidos y no tengamos tiempo de desarrollar las habilidades necesarias para adaptarnos a las nuevas exigencias que ocasionan dichos cambios.
Estas condiciones “mantenerse a flote” en la sociedad líquida nos obliga a “aprender a nadar” en estas aguas turbulentas, para saber cuando librarse de comportamientos caducos y tener disposición para aprender habilidades y comportamientos que las nuevas condiciones están exigiendo. En esta sociedad nada escapa a la norma universal de desechabilidad, nada puede permitirse durar más de lo debido y esto se aplica también en la relación de pareja con el surgimiento del amor líquido. Para no convertirnos en material caduco en la sociedad líquida, debemos movernos con rapidez, utilizar toda nuestra energía para mantenernos en el mismo lugar y no ser arrastrados por la corriente de cambios, alejándonos lo más posible del cesto de la basura que es el lugar de destino de quienes no se mueven ni se actualizan con nuevas habilidades, comportamientos y conocimientos.
La sociedad líquida hace referencia a que al igual que el material líquido, nuestras instituciones, organizaciones y comportamiento social no pueden mantener sus formas, ni su rumbo durante mucho tiempo en una sociedad que se encuentra en constantes cambios sociales. Una gran mayoría de las personas que están alejadas del círculo del poder y padecen marginación social, no pueden competir por falta de oportunidades para mantenerse en movimiento continuo y continuar con un aprendizaje que les permita mantenerse actualizados, por lo que se ven desplazados por encontrarse en una especie de “lumpenproletariado intelectual” que los mantiene viviendo en el momento presente, sin contemplar su futuro, viven para sobrevivir y su principal meta es obtener una satisfacción inmediata.
El sociólogo español Manuel Castells afirma que la revolución tecnológica que ha transformado las tecnologías de información, está modificando la base material de la sociedad a un ritmo acelerado, ya que en el contexto de la globalización, las economías de todo el mundo han desarrollado una interdependencia, creando nuevas formas de relación entre la economía, el Estado y la sociedad, proporcionándole un mayor poder al capital frente al trabajo, debilitando al movimiento sindical, provocando un aumento de la desigualdad social, ya que junto a la revolución de las tecnologías de la información, surgen hoyos negros de miseria en varias partes de nuestro mundo.
| Castells define a la sociedad contemporánea como una “sociedad red”, que tiene como base una nueva estructura social en la era de la información, basada en redes de producción, poder y experiencia. Según este autor el poder siempre se ha basado en el control de la información y la comunicación, la constante lucha en torno a quien controla la información y como se permite el acceso a ella o no y para quien y de qué manera se maneja la información, ha sido la clave del manejo de poder.
¿Cómo se ejerce actualmente el poder? La digitalización total de la comunicación permite la creación de la mayor red global de vigilancia y de control en la historia. Los Estados-Nación lo que quieren es vigilancia, control y poder, las empresas quieren seguir aumentando sus ganancias y esa ganancia depende del volumen del tráfico de la información. Las grandes empresas como Google, Facebook y Twitter han logrado convertir toda nuestra actividad virtual en datos, ellos son la fuente de datos para las grandes empresas y gobiernos que desean mantenerse en el poder manipulando esa información. Si se seca esa fuente de información al dejar de navegar en redes sociales, se seca la fuente de ganancia para las grandes empresas y gobiernos que desean manipular a sus poblaciones.
Hoy en día, el planeta está conectado, una inmensa mayoría de la población posee un teléfono móvil, está conectado a una red social y usa internet. La cantidad de poseedores de teléfonos celulares aumenta cada día y el uso de los teléfonos celulares, accediendo a redes sociales y navegando en internet, crea una masa de datos que la tecnología actual permite procesar en información y quien tenga esa información tendrá el control del poder y de la comunicación.
Hoy en día la socialización ya no se da en las esquinas de los viejos barrios, ni siquiera en las escuelas, se da en internet a través de las redes sociales. Es por esta razón que Manuel Castells llama a la sociedad contemporánea “la sociedad red”, una sociedad en la que los ciudadanos no se informan, sólo se limitan a mirar, consultan, comparten opiniones que están sesgadas y se limitan a seguir aquellos medios que están de acuerdo con ellos, o seguir a personas que se autonombran influencers o Youtubers.
La revolución industrial tardó doscientos años en expandirse por el mundo entero y lo hizo de una manera selectiva, en cambio, la revolución de las tecnologías de la información que conforman la base de la sociedad red, se han expandido por todo el globo en tan sólo las tres últimas décadas. Estamos vivenciando el surgimiento de una nueva estructura social que se manifiesta de distintas formas, afectando diferentes culturas y el funcionamiento de instituciones de todo el planeta. Esta nueva estructura social global está basada en la aparición de un nuevo modelo de desarrollo que es el informacionalismo que ha permito una reestructuración del sistema capitalista al tener la posibilidad de movilizar grandes capitales de un país a otro con solo oprimir un botón de un teléfono celular o de una computadora.
Por otro lado, Ulrich Beck nos describe a “la sociedad del riesgo” que se caracteriza por tener una dinámica que contiene un peligro que no respeta fronteras y que coloca al mundo entero bajo la guillotina en un peligro del cual no podemos escapar en la era de la globalización. Si en algún lugar lejano en este mundo ocurre un accidente que podría haberse evitado y no fue así, ese accidente llega afectar a millones de personas. Ese accidente puede ser la falla de una planta nuclear como ocurrió en Chernóbil en donde quedó demostrado que el sistema industrial mundial se encontraba a merced de la naturaleza, porque todos esperaban un viento favorable que desviara la nube radioactiva que emanó de esa planta nuclear colapsada y no cayera en el suelo afectando a millones de personas que residían en suelos cercanos.
Otro ejemplo de la vulnerabilidad y riesgo en el que estamos viviendo puede ser la fuga de un virus en un laboratorio donde estén experimentando con armas bacteriológicas, como se descubrió que estaban haciendo en suelo de Ucrania cerca de la frontera con Rusia y uno de los socios que invirtieron en ese proyecto es el hijo del Presidente estadunidense Joe Biden. La fuga de un virus creado artificialmente como arma letal es un riesgo para toda la humanidad, no sólo para los enemigos de quienes hayan diseñado dicha arma destructiva.
El virus del covid-19 que creó una pandemia que a su vez provocó millones de muertes a nivel mundial, es un ejemplo aleccionador de la irresponsabilidad con la que el ser humano se relaciona con la naturaleza, cuando personas afectadas por un virus viajan con entera libertad en un tránsito internacional. De igual forma es una muestra de la interdependencia que tenemos en la era de la globalización y en consecuencia de los riesgos a los que nos enfrentamos cuando en pleno siglo XXI la naturaleza está sometida y agotada por una industria que ha provocado daños permanentes en suelos, aires y agua, por la contaminación de desechos industriales, la explotación excesiva de recursos naturales y la destrucción de ecosistemas con fines de aumentar la producción y mejorar la economía a nivel mundial.
La otra cara de la moneda de una naturaleza industrializada es la socialización de las destrucciones de la naturaleza, la transformación de la naturaleza en amenazas sociales, económicas o políticas, como lo estamos viendo con los cambios extremos del clima debido al cambio climático provocado por la sociedad industrial. Tifones, tsunamis, terremotos, granizadas en climas desérticos, monzones que afectan a poblaciones enteras, etc. Esta es la sociedad del riesgo que es una creación humana.
Un ejemplo de la sociedad del riesgo lo estamos viviendo en estos momentos a fines del año 2022, por las complicaciones que derivaron de la guerra entre Rusia y Ucrania. Lo cierto es que no es un conflicto que empezó este año, en realidad comenzó en 2014 cuando fuerzas derechistas impulsaron un golpe de Estado en Ucrania y al tomar el poder empezaron una guerra no declarada en contra de la población rusoparlante que habita en ese país, grupos neonazis hostigaban a ciudadanos ucranianos de origen ruso y por esa razón surgieron grupos independentistas que los enfrentaron, por lo que el conflicto subió de nivel al tomar partido de manera oficial el gobierno ucraniano, quien lanzó al ejército a combatir a grupos que luchaban por independizarse de Ucrania y formar parte de Rusia, Los bombardeos a ciudades en conflicto provocaron una gran cantidad de fallecidos y al ingresar el ejército ruso a Ucrania para defender a estos grupos separatistas, la Unión Europea, la Otan y el Grupo de los 7 (que en realidad son los mismos países y políticos con diferente rostro), decidieron apoyar a Ucrania entregándole miles de millones de dólares en efectivo y miles de armas de última generación, con lo cual el conflicto se ha prolongado, porque no es una combate entre dos países, sino una guerra entre Rusia y decenas de países que son manipulados para apoyar a Ucrania y desgastar a Rusia sin intervenir directamente en la guerra.
Las sanciones en contra de Rusia, la escalada del conflicto bélico y el cada vez más evidente involucramiento de Estados Unidos y países europeos en esta guerra, aumentan cada vez más el riesgo de que estalle una guerra nuclear, porque dirigentes ucranianos están solicitando “ataques preventivos nucleares” en contra de objetivos rusos, lo cual aumenta la posibilidad de que estalle una tercera guerra mundial que tendría terribles consecuencias debido al potencial de destrucción que poseen las armas modernas.
El conflicto en Ucrania no es el único que mantiene al mundo entero bajo riesgo de una guerra mundial, también la intervención de Estados Unidos en la Isla de Taiwán que pertenece formalmente a la República Popular de China, de igual forma la intervención estadunidense en mares de Corea del sur, que es tomada como provocación por parte de Corea del Norte, muestra el foco de otro conflicto que puede tener consecuencias que afecten al mundo entero.
El escenario internacional muestra la desaparición del viejo orden mundial basado en la hegemonía de Estados Unidos y el surgimiento de un nuevo orden mundial al emerger nuevas potencias mundiales que hacen escuchar sus voces en reclamo de la construcción de un nuevo orden multipolar y la situación mundial se caracteriza por lo que describe Ulrich Beck de que vivimos en una sociedad de riesgo.Estos son algunos de los rostros que tiene una misma sociedad y conforman los antecedentes y el contexto de un rostro más, al cual quisiera dedicarle especial atención para analizarlo con mayor detalle, me refiero a lo que se ha denominado sociedad de la ignorancia”, por lo que haré mi mejor esfuerzo para describirla en el siguiente capítulo.
La sociedad de la ignorancia
A lo largo de su historia, la humanidad ha presentado saltos cualitativos que le permitieron evolucionar y diferenciarse del resto de especies animales. Para comprender como hemos llegado al punto en el que nos encontramos, es necesario abandonar la idea del origen divino del ser humano y retomar la teoría del materialismo histórico que incluye la teoría de la evolución de las especies que publicó Charles Darwin el 24 de noviembre de 1859.
La Iglesia Católica puso el grito en el cielo armando un escándalo de proporciones mayúsculas, rechazó la validez de la teoría de la evolución de las especies porque cuestionaba la versión teológica del mito de Adán y Eva como origen de la humanidad y etiquetó a Charles Darwin de “ateo blasfemo”. Por esta razón de rechazo al conocimiento científico por parte de la Iglesia católica, el evolucionismo estuvo marginado durante 137 años, cuando en 1996 el Papa Juan Pablo II, reconocía públicamente la validez de la teoría de la evolución de las especies y por esa acción se ganó el título del “Papa perdonador”.
Lo cierto es que los humanos somos una especie de primate con instintos sociales, tenemos un cerebro desarrollado que nos permite no sólo adaptarnos al entorno en que vivimos, sino que también tenemos la capacidad de transformarlo si lo deseamos. Bajo la perspectiva del evolucionismo, la humanidad ha transitado un sendero de constante evolución, misma que empezó cuando logramos separar el dedo pulgar del resto de dedos de la mano y esto nos permitió asir una piedra para arrojarla hacia otros animales en caso de ataque, al igual que pudimos tomar un palo con una mano y usarlo como instrumento de defensa, ataque o herramienta de trabajo. Esta modificación corporal nos permitió dar un gran salto cualitativo que permitió colocarnos por encima de otras especies animales y a partir de este hecho la humanidad mantuvo una singularidad respecto a otras especies de animales.
Más adelante, otro acto de trascendencia mayor lo fue el desarrollo del lenguaje que permitió comunicarnos unos a otros y dio origen a la cultura, ya que la comunicación es la base de toda cultura, por lo que representa la base de nuestra existencia como humanos. El aprendizaje cultural puede darse a través de la imitación y de la enseñanza, pero en esta segunda forma, la comunicación juega un papel determinante. El surgimiento del lenguaje permitió continuar con la singularidad humana y diferenciarnos de otras especies de animales y es por esas razones que se puede señalar que cualquier cambio en la comunicación humana tiene un gran impacto en la cultura de la humanidad.
Otro cambio relevante en la historia de la humanidad fue la aparición de la escritura, que es el momento en el que varios investigadores coinciden en que fue el momento que marcó el inicio de la historia de la humanidad, un momento que vino a consolidar el comienzo de la edad moderna en la cual se han presentado una cantidad infinita de cambios que consolidaron el predominio del homo sapiens por encima de todas las especies de animales.
En el terreno de la comunicación humana, todavía en el siglo XX las comunicaciones se daban de uno a uno, ya sea a través de la comunicación oral, utilizando el telégrafo, el teléfono, o utilizando el servicio postal. Hasta ese momento sólo participaban en la comunicación un emisor que enviaba un mensaje hacia un receptor, pero la invención de la prensa escrita, la difusión masiva de libros, la invención de la radio y de la televisión lograron ampliar el número de receptores con los que interactuaba el o los emisores.
Pero la revolución de las tecnologías de la información, la invención de internet, de la telefonía celular y de las redes sociales han transformado totalmente el panorama de la comunicación en la sociedad contemporánea, al grado de que hoy en día los individuos han dejado de ser receptores pasivos y se han convertido en elementos activos en el proceso de la comunicación actual, que se caracteriza por la existencia de una sola red formada por millones de conexiones individuales que transmiten información de manera permanente a una alta velocidad. Bajo estas condiciones podemos decir que estamos vivenciando una nueva forma de comunicación humana que permite una interacción de todos contra todos, dentro de una misma red de conexión.
La revolución que provocó el surgimiento del lenguaje, de la escritura y de la imprenta, se queda corta con la gran transformación que está provocando en nuestras condiciones de vida el uso de las nuevas tecnologías, esta posibilidad de comunicarnos con millones de personas a una velocidad impresionante, es lo que le da una singularidad especial al momento histórico que estamos viviendo, una singularidad especial en la historia de la humanidad, de la cual millones de personas no están conscientes de que estamos protagonizando un momento histórico excepcional.
Parte de este desconocimiento de la relevancia de los tiempos que estamos viviendo, se debe a que la sociedad de consumo ha construido el tipo de ser humano que necesita para poder funcionar y este es el homo consumens, es decir, el individuo que vive para consumir, que piensa que el sentido de su existencia es el consumo permanente y que la felicidad se encuentra en un nivel alto de consumo.
Como dijo Herman Hesse “para construir un mundo, debes destruir primero el mundo en que vives”, en este caso para poder construir al homo consumens, el sistema debe destruir al homo sapiens, debe destruir la capacidad de racionalidad del ser humano desaparecer al individuo que piensa antes de actuar, aquel que tiene la capacidad para evaluar las consecuencias de su comportamiento, debe inhibir la natural sed de conocimiento del ser humano y la manera de hacerlo es eliminar el hábito de la lectura para que no desarrolle un pensamiento libre y autónomo.
Al mismo tiempo que desaparecer su capacidad de desarrollar un pensamiento autónomo, debe reducir su autoestima para sumergirlo a la condición de un seguidor, de un individuo más que forma parte de una masa de ignorantes hedonistas que comparten una actitud de conformismo generalizado en el contexto de una sociedad con gran desigualdad social, individuos que comparten una actitud de alejamiento de la política, a nombre de un desprecio hacia la corrupción “los políticos” , sin darse cuenta de que su falta de participación en política es lo que permite la existencia de actos de corrupción y de impunidad hacia los mismos.
Su única preocupación es vivir un eterno carpe diem, pensando el momento presente, sin considerar que son mortales, que envejecerán y algún día necesitarán jubilarse y necesitarán de una pensión para sobrevivir al final de sus vidas. Pero mientras llega ese momento, su mente es prisionera de tendencias hedonistas y su comportamiento se guía por una búsqueda permanente de satisfacción y están adoctrinados para pensar que esa satisfacción deseada solo se logra a través del consumo permanente.
Millones de personas que viven de salarios bajos están endeudados porque intentan participar en el equilibrio entre producción masiva y consumo masivo, gastando más de lo que sus ingresos le permiten consumir y utilizando su capacidad crediticia para aumentar sus deudas y seguir viviendo una vida de falsas apariencias, para estar acorde a las exigencias de una dictadura del mercado que prioriza el culto a la imagen por encima de la satisfacción de las necesidades básicas.
Vivimos dentro de una sociedad en la que todos podemos acceder a todo tipo de información utilizando una computadora o un teléfono celular para acceder a internet y las redes sociales, podemos obtener información de cualquier tema. Vivimos en una sociedad de la información, pero la revolución de las tecnologías de la información nos han provocado una infoxicación, una intoxicación por exceso de información que nos impide discriminar lo importante de lo superfluo y seleccionar fuentes confiables de información, analizar en forma crítica esa información.
Gracias a las nuevas formas de comunicación en las redes sociales participan simultáneamente millones de personas que comparten desde una fotografía de los alimentos que están consumiendo, fotos de sí mismos, mensajes de duelo, felicitaciones de cumpleaños, denuncias de abuso de poder, artículos de reflexión profunda sobre la realidad social, etc. Pero esta infoxicación provoca una renuncia al conocimiento por desmotivación, una falta de capacidad para pensar en forma crítica sobre lo que está pasando, de tal forma que en un momento histórico como el que atravesamos a nivel internacional, con la posibilidad de que la guerra en Ucrania escale a una tercera guerra mundial, nos encontramos con la terrible realidad de que la mayoría de la gente no sabe lo que está ocurriendo, ni siquiera sabe que no lo sabe y lo peor de todo es que está convencida de que sí tiene conocimiento pleno de lo que está sucediendo.
A pesar de los avances tecnológicos, de manera contradictoria estamos enfrentando un grave problema y éste es que como humanidad, estamos involucionando, porque la tecnología, internet y redes sociales nos proporcionan un alud de información cada día, cada hora y cada minuto. El proceso de evolución que mantuvo la humanidad durante miles de años, parece que se está deteniendo y estamos retrocediendo, ante el surgimiento de una ignorancia que cubre con una nube oscura la historia pasada y presente de la humanidad.
La abundancia de la información impide que cualquier persona sea capaz de procesar toda esa información que recibimos, nos es imposible analizarla porque sólo podemos ver la superficie de ese mar continuo de información y el problema es que a pesar de ver sólo parte de la totalidad de la información, pensamos que llegamos a conocerla en su totalidad y rechazamos la idea de que en realidad no sabemos nada. Cada día aumenta la distancia entre lo que las personas podemos conocer y controlar con un mínimo de dominio y capacidad crítica y el océano de información que produce la humanidad en su conjunto.
El crecimiento exponencial del conocimiento disponible provoca una obsolescencia cognitiva y es el momento en el cual surge una cultura de la ignorancia que se extiende por todo el mundo hasta conformar un nuevo rostro de la sociedad en que vivimos: la sociedad de la ignorancia, porque surgen millones de nuevos analfabetos, generaciones completas de personas que son ignorantes, incultos y marginados que conforman una amplia mayoría de nuestra sociedad. Esta obsolescencia cognitiva afecta en gran medida la percepción que tenemos de la realidad social en la que nos encontramos y con ello, afecta el proceso de toma de decisiones que realizamos a nivel individual, grupal y colectivo.
La situación se complica porque en el mar de información que circula en internet, que provoca el crecimiento de la sociedad de la ignorancia, surgen las imposturas intelectuales, que podría definirse como la falsa percepción de saber todo, una incapacidad que impide a algunas personas aceptar sus limitaciones del conocimiento y con ella, surge una incapacidad para superar la condición de ignorantes.
Junto a esta incapacidad, surge otro gran problema que consiste en el hecho de que al ser un comportamiento colectivo la ignorancia, ésta logra ser ubicada en la categoría de la normalidad, ser ignorante ya no es motivo de pena o vergüenza, se ha disipado el temor de mostrar ignorancia en público, porque la ignorancia ha perdido sus connotaciones negativas dentro de la sociedad contemporánea y la prueba de ello es que gran parte de quienes nos gobiernan o han gobernado, han sido unos reconocidos ignorantes que no tuvieron o tienen recato en mostrar su ignorancia en declaraciones públicas desde sus puestos de poder. Hoy en día, ver a una persona leyendo un libro es motivo suficiente para llamar la atención de una mayoría que sólo se limita a mirar sus teléfonos celulares.
Varios políticos son unos ignorantes reconocidos y aún así, una gran mayoría de personas vota por ellos, porque éstos últimos han dejado de ser homo sapiens para convertirse en homo videns, es decir, en criaturas que solo miran, pero no piensan, que ven pero no entienden, personas que se limitan a seguir instrucciones, que no tienen recato alguno en apoyar campañas para que personas ignorantes lleguen al poder y nos gobiernen, sabiendo de antemano que robarán del presupuesto y afectarán los presupuestos de programas públicos o que realizarán acciones que perjudicarán a quienes dicen representar. La sociedad de la ignorancia es el estado ideal para el sistema capitalista y el uso de las nuevas formas de comunicación nos están convirtiendo en personas cada vez más ignorantes, cada vez menos críticos, nos alejan de la política y aumenta el conformismo social.
Conclusiones
Al haber llegado a este punto nos encontramos en condiciones para responder a la pregunta planteada en la introducción de este artículo ¿Qué fue lo que pasó en estos últimos 50 años en los que a pesar de que tenemos acceso libre a la información, estamos sumidos en una ignorancia colectiva, no se ha producido una liberación social? La idea romántica de que podríamos combatir la desigualdad con el acceso a la información no resultó como esperábamos, porque estamos viendo que sucede todo lo contrario. Se suponía que la manera de lograr una liberación social era combatiendo la ignorancia colectiva accediendo al conocimiento, pero hoy estamos viendo que a pesar de que vivimos en la era de la información en la que todo mundo puede acceder a cualquier tipo de información en internet, estamos retrocediendo como humanidad y avanza de forma inexorable la expansión de la ignorancia en amplias capas de la población y con ello se refuerza el control social contra el que luchábamos anteriormente.
La información que obtenemos a través de nuestros sentidos sólo es posible convertirla en conocimiento cuando la procesamos internamente, mezclándola con conocimientos previos a través de un pensamiento estructurado que nos permita racionalizar esa información, entenderla a través de una interpretación y utilizar el conocimiento que surge como un producto construido al interior de nuestro cerebro mediante procesos mentales.
Todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos es simple información, nuestra percepción no genera el conocimiento, porque no tenemos libertad de pensamiento porque actuamos como homo videns, nos limitamos a ver, contemplar, observar pero no a pensar en forma crítica. Sólo cuando actuamos como homo sapiens, cuando utilizamos nuestro cerebro para racionalizar, analizar, interpretar y sintetizar la información que adquirimos a través de nuestros sentidos, es cuando generamos el conocimiento humano que es conocido comúnmente como saber.
Si no usamos nuestra capacidad para desarrollar un pensamiento autónomo para crear nuestras propias ideas y criticar de manera constructiva aquello que observamos, si nos limitamos a sólo vivir al día, vivenciando el momento presente sin preocuparnos por pensar en el futuro y seguimos aceptando toda la información que nos llega como si fueran verdades absolutas, estaremos negando nuestra condición de seres pensantes y no tendríamos gran diferencia con respecto a otras especies de animales que no piensan y sólo se preocupan por satisfacer sus necesidades básicas, es decir, formaremos parte de la generación humana que estancó el proceso de evolución de la humanidad y comenzó una involución retrocediendo mucho de lo que se ha avanzado y que colocó a la humanidad como la especie superior a todas las demás especies.
Como todas las creaciones humanas, la sociedad de la ignorancia es el resultado de nuestras acciones, es uno más de los rostros de la sociedad contemporánea, pero el más grave porque nos puede conducir a nuestra propia extinción al ser gobernados por verdaderos ignorantes que son muy peligrosos porque tienen el poder, no sólo político, sino también el poder de destruir a la humanidad.
Hoy en día la mayor parte de la población en el planeta entero está conectado a las redes sociales, principalmente las nuevas generaciones que muestran una necesidad urgente de comunicarse y de ser parte de grupos virtuales . Esta necesidad es tan urgente que provoca ansiedad en amplias capas de la población que parecen vivir bajo la consigna “whatsapear o morir”, (lo mismo aplica con twitter, facebook, tic tok),si alguien se desconecta del ciberespacio, manifiesta síntomas de una adicción psicológica a la que se le ha dado el nombre de “nomofobia”y la consecuencia de vivir en un mundo hiperconectado es que nos expone a un aumento exponencial de la información y éste genera una actitud de indiferencia hacia la búsqueda del conocimiento verdadero.
Una vez resuelta la pregunta anterior, surge de una manera natural otro cuestionamiento: “¿que podemos hacer para detener el avance de la ignorancia en nuestra sociedad? En principio, debemos romper el efecto paralizante que provoca la seducción de dedicar varias horas a “estar conectados” a las redes sociales y disminuir las horas que dedicamos a estar sentados frente al televisor y generar un despertar individual y colectivo que tenga como eje central el cuestionamiento de los problemas que enfrentamos en nuestra vida cotidiana. Debemos levantar la cabeza que hemos mantenido inclinada para ver nuestro teléfono, al mismo tiempo que debemos levantar la voz realizando una crítica a las condiciones en las que estamos viviendo nuestra vida cotidiana.
En un momento histórico en el que el planeta entero enfrenta la amenaza de una tercera guerra mundial y se encuentra bajo el riesgo de una catástrofe nuclear como está sucediendo en Ucrania y parece que Taiwán seguirá el mismo destino que Ucrania, estar sumidos en un mar de ignorancia representa un serio problema porque millones de personas muestran una apatía hacia la política, presentan una actitud de conformismo generalizado, exhiben actitudes de insensibilidad social y permiten que otras personas que muestran gran ignorancia y falta de sensibilidad social decidan sus destinos. Debemos tomar consciencia de que el mundo está siendo gobernado por políticos que actúan como títeres de las grandes corporaciones que utilizan la guerra militar para eliminar la competencia de quienes ven como “enemigos comerciales”, sin importarles que millones de personas sean desplazadas de sus lugares de origen, sufran hambre o frío, o fallezcan de manera violenta por las armas que estas corporaciones produce y que ven como simples mercancías cuyas ventas les proporcionan grandes beneficios económicos.
Debemos detener el avance de la sociedad de la ignorancia, necesitamos un despertar social porque los tiempos que estamos viviendo están marcados por una gran incertidumbre, inseguridad y pesimismo acerca de lo que contiene el futuro para nosotros y para las nuevas generaciones. Por estas razones, los académicos universitarios, los investigadores sociales, tienen un compromiso social de compartir su conocimiento, porque debemos partir de la premisa de que la finalidad de la existencia de la humanidad es producir un conocimiento del mundo en que vivimos y difundir dicho conocimiento con la mayor cantidad de personas que sea posible.
Pero estamos viendo que la producción del saber en el contexto del capitalismo, es una ocupación laboral que no tiene como objetivo transformar la realidad social, las universidades se han convertido en universidades-empresas y la educación se ha convertido en una mercancía más, por lo que la formación universitaria ya no produce egresados que ejerzan su profesión con el ejercicio de la crítica y compromiso social, sino que se limita a producir un mayor número de “analfabetas funcionales” que se insertan al mercado laboral motivados por una sola meta: ganar dinero.
El conocimiento científico no logra difundirse porque los espacios utilizados para su difusión se limitan a foros académicos (simposiums, congresos, revistas científicas, etc.), que provocan un efecto endógeno, es decir, los resultados de investigaciones científicas sólo son conocidos por quienes forman parte de una comunidad científica cerrada y es por ello que se les conoce como una “comunidad autista”, porque solo se leen a sí mismos.
Pero siempre debemos tener presente que en este siglo XXI los movimientos colectivos han presentado un repunte al rechazar las políticas neoliberales que intentan privatizar los servicios públicos, eliminar prestaciones en contratos colectivos de trabajo y acabar con los sindicatos, por lo que han surgido varias luchas sociales que defienden sus derechos y algunos luchan por la defensa de sus propias vidas, como lo es el caso de los pensionados y jubilados que luchan por sus pensiones y el derecho a la salud. Las luchas sociales generan un aprendizaje social que contribuye a un despertar social y a terminar con la ignorancia colectiva en la medida la gente decide cambiar su propia historia a través de su participación en las luchas, terminando con su miseria colectiva e ignorancia social. En estas luchas sociales se aprende que cambiar las condiciones de nuestra sociedad es una posibilidad real en la medida que aprendamos que la historia de la humanidad ha dado grandes cambios sociales, cuando surgieron grandes movimientos colectivos que reclamaron y conquistaron derechos laborales, civiles, sexuales y sociales.
En el contexto de la sociedad red, debemos considerar que donde quiera que exista un poder, existe también un contrapoder, que es precisamente la capacidad de los actores sociales para desafiar el poder representado en las instituciones que conforman la base de nuestra sociedad, este contrapoder surge a través de la comunicación socializada que nos proporciona el desarrollo tecnológico, porque el uso de internet, redes sociales permiten generar una autocomunicación de masas. Este tipo de comunicación permite construir la autonomía del actor social, ya sea en forma individual o colectiva, frente a las instituciones que forman parte de nuestra sociedad.
Debemos recuperar nuestra condición de homo sapiens, aquel animal que elige, que piensa y elige su propio destino y puede ejercer su historicidad, es decir, su capacidad para cambiar la historia. La sociedad red permite construir un poder multidimensional conformado por miles o millones de personas que en el mundo entero actúan como sujetos globales, es decir, personas que tienen consciencia de que los problemas locales que les afectan tienen un origen global. Junto al avance de la ignorancia, estamos presenciando la construcción de nuevos paradigmas sociales que están siendo construidos en forma colectiva por miles de personas que se ponen de pie, rompen el silencio y alzan su voz protestando por los intentos de despojo de sus derechos laborales, humanos y prestaciones sociales.
De igual forma, se levantan millones de personas en el mundo entero que rechazan ser tratados como subhumanos por una economía de libre mercado que los coloca en la situación de “consumidores defectuosos”, por estar desempleados o vivir en condiciones de precariedad económica. En estos movimientos colectivos, en estas personas que aumentan su participación en los espacios públicos radica la esperanza de la humanidad de que resurja el homo sapiens para que con su ejemplo contagien a millones de homo videns para que recuperen su condición de seres humanos pensantes y podamos terminar con esta involución en la que nos coloca el crecimiento de la ignorancia colectiva, para continuar con el proceso de evolución de la humanidad.
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Yescas, Oscar: El hombre modular y la transformación social
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Yescas, Oscar: Por la defensa de nuestras vidas¡
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Yescas, Oscar: El neoliberalismo y su impacto en las universidades públicas
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Un ateo blasfemo
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