¿Muerte por corrupción?
Oscar Yescas Domínguez
27 de noviembre de 2,021
En las reuniones en las que hemos participado como representantes del Movimiento 30 de julio con autoridades de diferentes instituciones gubernamentales, siempre les hemos dicho que a pesar de sufrir en carne propia los efectos de actos de corrupción, hemos dejado atrás el papel víctimas y asumido el papel de sujetos históricos que hemos decidido luchar por la defensa de nuestros derechos a la salud y a una jubilación digna.
Como representantes de un colectivo en el cual predominan jubilados del Isssteson, nos hemos visto en la necesidad de salir de nuestras casas, abandonar nuestra zona de confort y aceptar participar en esta lucha por la salud, en momentos en los cuales todavía no salimos de una pandemia que ha dejado una estela de muertos a nivel internacional.
La muerte ronda a nuestro alrededor, no solamente por ser personas de la tercera edad, aumentan las posibilidades de formar parte de las estadísticas si no seguimos el protocolo sanitario de todos conocido. El temor a morir aumenta cuando vemos que el sistema de salud está colapsado, que padecemos un desabasto de medicamentos y que la atención médica ha disminuido considerablemente por actos de corrupción realizados por funcionarios de gobiernos anteriores.
En esas reuniones con funcionarios a los que hemos visitado para solicitarles su intervención en el rescate del Isssteson y en el castigo a exfuncionarios responsables de actos de corrupción que provocaron la actual crisis del Isssteson, les hemos dicho que nos vimos en la necesidad de crear un movimiento ciudadano, apartidista y humanista, porque nos sentíamos indefensos y abandonados por las instituciones gubernamentales, por los partidos políticos y dirigentes sindicales que no respaldaron nuestras demandas de abasto oportuno de medicamentos, defensa de nuestro derecho a servicios médicos oportunos y defensa de nuestro derecho a la jubilación.
Una de las cosas que recuerdo que les decíamos con especial énfasis es que “no teníamos estadísticas de fallecimientos de derechohabientes del Isssteson provocados por la falta de medicamentos y de atención médica”. Pero a partir de ayer, con tristeza podemos decir que uno de nuestros compañeros más activos del Movimiento 30 de julio, el compañero Román Yocupicio Félix falleció de un infarto.
Es entonces cuando aquel temor que padecíamos en forma individual, que transformamos en indignación colectiva y que después intentamos construir una esperanza al percibir que actuando en forma colectiva, unida y organizada, podríamos defender nuestras vidas, se transforma nuevamente en un grito de indignación porque la muerte del compañero Román Yocupicio Félix pudo haberse evitado si hubiera contado con los medicamentos para atender su salud. A este compañero le fue arrebatada la esperanza de lograr su jubilación, de prolongar su vida a través de atención médica oportuna y medicamentos suficientes. Familiares del compañero fallecido aseguran que “su muerte se debió a la falta de medicamentos que tomaba para el corazón, la cita que tenía con el cardiólogo era hasta dentro de 4 meses y no tenía para comprar los medicamentos”.
Con mucha anticipación advertimos a las autoridades del Isssteson que la lucha del Movimiento 30 de julio era una lucha por la defensa de las vidas de los derechohabientes del Isssteson, porque para nuestro colectivo la existencia de esta institución representaba la defensa de nuestras vidas toda vez que la misma nos proporciona servicios médicos y medicamentos. Pero que los actos de corrupción cometidos por funcionarios anteriores provocaron el desabasto de medicamentos por mafias internas que lucraron con un mercado negro de medicamentos para favorecer a personas dueñas de farmacias, la prueba más evidente fue la denuncia (en medios solamente) que realizó Jesús Acuña actual Director del Isssteson del hallazgo de más de 30 toneladas de medicamentos caducos, medicamentos que debieron haberse entregado a las farmacias del Isssteson y su ocultamiento provocó un desabasto de medicamentos que perjudicó la salud de miles de derechohabientes que padecen enfermedades crónicodegenerativas.
Les insistimos a las autoridades gubernamentales que nuestra relación como derechohabientes con el Isssteson es algo parecido a una relación matrimonial, en el sentido de que esta relación sólo terminaría con nuestra muerte. El día de hoy la relación matrimonial del compañero Román Yocupicio con el Isssteson llegó a su fin con su sorpresiva muerte, una muerte provocada aparentemente por actos de corrupción realizados por exfuncionarios gubernamentales que tienen rostros y nombres. Las actuales autoridades administrativas no están exentas de responsabilidad legal porque representan a la institución que tenía como función atender la salud del compañero Yocupicio y fallaron en este caso.
Al parecer nos enfrentamos entonces al primer caso de muerte provocada por actos de corrupción y negligencia administrativa, por lo que se requiere realizar una investigación que deslinde responsabilidades y se determine la procedencia de tramitar una denuncia legal que conduzca a una demanda jurídica, la cual se reconoce de antemano que en caso de ser ganada a favor de la familia del compañero fallecido, no traería consuelo alguno al dolor de su partida, pero al menos contribuiría a lograr un derecho que le fue interrumpido a un trabajador que cotizó puntualmente para obtener su jubilación y que beneficiaría a su familia al no dejarla desamparada económicamente.
Por otro lado, la muerte del compañero Yocupicio, es una muerte injusta porque no debió morir, una muerte que en caso de encontrar responsables, éstos deben pagar por su participación en este fallecimiento y la misma representa un llamado de alerta para que todos los derechohabientes, tanto activos como jubilados, volvamos la mirada a la crisis del Isssteson y se unan a la demanda que gritaba a todo pulmón el compañero Yocupicio: “castigo a los actos de corrupción en el Isssteson.”
Al interior del Movimiento 30 de julio debemos crear una primera línea jurídica conformada por abogados que formen parte del mismo para atender los casos de derechohabientes que padecen enfermedades graves y que no les están surtiendo sus medicamentos, que puedan orientar acerca de qué procede hacer jurídicamente en determinados casos y sobre todo qué hacer después de esta muerte inesperada ya que el compañero estaba esperando su jubilación, un derecho que le fue negado y su nombre pasa a aumentar la lista de trabajadores que fallecen antes de recibir su jubilación dejando en desamparo económico a sus familias.
Los integrantes del Movimiento 30 de julio necesitamos unir nuestras voces y luchar para evitar que se repitan casos como el del compañero Román Yocupicio. Tuve oportunidad de conocerlo en persona durante los 33 años que laboré en la Universidad de Sonora ya que Román laboraba como Vigilante y por eso me duele más su partida. Debemos mantener fresca en nuestras memorias los momentos que pasamos a su lado y revitalizar nuestra lucha para que no se presenten nuevos casos como éste que todo apunta a que son el resultado de actos de corrupción que provocaron la crisis del Isssteson y los responsables de los mismos deben comparecer ante la ley para que cumplan por los delitos cometidos.
Finalizo esta reflexión anexando un comentario de una integrante de la Comisión de amparos contra la omisión o negativa del Isssteson de cumplir con la obligación de entregar en tiempo y forma los medicamentos que les recetan los médicos a los derechohabientes:
"El día 7 de noviembre me contactó Román Yocupicio Félix, para llenar formato y solicitar medicamento. Muy agradecido al comentarle que el trámite se realizó. Más no le surtieron su medicamento". El lector es libre de sacar sus propias conclusiones
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