La evanescencia de la política en nuestros días
Oscar Yescas Domínguez
26 de marzo de 2,021
“El bosque seguía muriendo, y los árboles seguían votando por el hacha. Ella era astuta, los había convencido que por tener el mango de madera, era una de ellos.” Refrán popular.
En nuestra sociedad predomina una cultura de la imagen, se valora más la apariencia de una persona que su esencia, un gran sector se preocupa más por las apariencias que por los verdaderos sentimientos. Junto a esta hipervaloración de la imagen se puede observar una cada vez mayor dependencia hacia los teléfonos celulares, al grado de que no podemos estar sin ellos porque experimentamos constantemente “la necesidad de estar conectados” a las redes sociales. El teléfono celular forma parte de nuestra vestimenta y apariencia diaria, mientras más moderno sea nuestro teléfono celular, sentimos que aumenta nuestro valor como personas y la dependencia hacia este aparato ha llegado al extremo de que si se apaga nuestro teléfono celular y no traemos cargador, si llegamos a olvidarlos en casa al salir, o peor aún, si llegan a robarlo, entramos en un estado de gran ansiedad, experimentamos un miedo irracional que ya tiene un nombre clínico “Nomofobia”, que proviene del idioma inglés “No mobile phone phobia”. Por otro lado, es innegable que la mayoría de las personas dedicamos buena parte de nuestro tiempo disponible a “navegar” por internet y a través de nuestros teléfonos o computadoras tenemos acceso a una gran cantidad de información que nos llega como un verdadero tsunami, de tal forma que nos es imposible procesarla y sólo llegamos a registrar en nuestra memoria datos mínimos sobre los acontecimientos cotidianos por lo que el tiempo que dedicamos a cada noticia se reduce rápidamente hasta convertirse en sólo unos cuantos segundos. Pero aún así, nos quedamos con la sensación de que “estamos informados”, porque leímos el encabezado de la noticia, aún cuando no hayamos leído la nota completa.
Nuestra principal fuente de distracción es la televisión por cable o por internet, actividad a la cual también dedicamos una parte considerable de nuestro tiempo y estas condiciones de vida (adicción a los teléfonos celulares, excesivo tiempo en internet y predominio de la televisión como medio de distracción o esparcimiento) han producido lo que Giovanni Sartori denominó “homo videns” en su libro del mismo nombre, es decir, vivimos en una sociedad en la cual la imagen es lo más importante, las apariencias son hipervaloradas y la mayoría de los integrantes de nuestra sociedad contemporánea se limita a mirar los acontecimientos y los percibe como algo ajeno a sí mismos, por lo que no considera la posibilidad de participar como sujeto activo, como sujeto histórico. Nuestras vidas personales contienen un vacío de participación social, porque la sociedad capitalista nos ha inducido en el desarrollo de una ideología individualista que nos hace ver con gran indiferencia la suerte de los demás, desde nuestra zona de confort.
Esta falta de participación social surge porque la dependencia de la tecnología nos ha alejado de la lectura de libros como fuentes de información, y este alejamiento es de tal nivel que la compra de libros es algo que no forma parte de las expectativas en la vida de millones de personas durante toda sus vidas. El desapego de los libros y la fuerte dependencia al teléfono celular genera a su vez otro vacío que en nuestras vidas el cual es la inexistencia del hábito de la lectura en millones de personas. La falta de lectura tiene efectos perniciosos en la vida de las personas: manejan un repertorio reducido de palabras, tienen errores de ortografía, se les dificulta organizar sus ideas y expresarlas adecuadamente, no desarrollan todo su potencial para analizar, sintetizar y pensar por su propia cuenta. Diferentes estudios científicos indican que los seres humanos sólo desarrollamos un 10% de la capacidad de nuestro cerebro y este porcentaje se reduce mucho más si no se tiene el hábito de la lectura. Quienes solo miran y no leen están condenados a repetir lo que otros dicen y una gran cantidad de información que circula en internet es falsa, son “fake news”. En estas condiciones no es de extrañar que una inmensa mayoría de personas es incapaz de escribir un ensayo de 5 cuartillas en el cual puedan describir sus pensamientos en forma coherente y ordenada sobre algún tema específico.
Todo lo anterior genera una paradoja increíble de aceptar y difícil de negar, como lo es el hecho de que en la sociedad de la información en que vivimos, en la cual tenemos acceso a todo tipo de información en internet y redes sociales suficiente como para que cualquier persona pueda autoeducarse por sí misma, pero que en contra de lo esperado se observa la existencia un predominio de ignorancia colectiva que se refleja los comentarios que se pueden leer en redes sociales.
Todos tenemos la posibilidad de convertirnos en periodistas, reporteros, investigadores, analistas políticos, comentaristas de cualquier tema, porque tenemos un arma increíble subutilizada que es un teléfono celular y acceso a través de él a internet en donde podemos investigar para documentarnos sobre cualquier tema, por lo que la ignorancia es una decisión personal en la era de la información ante la democratización de la información, pero esto no sucede, porque la mayoría usa su teléfono y redes sociales en la búsqueda de notoriedad y popularidad subiendo fotos para obtener la mayor cantidad de “me gusta” y comentarios sin fundamento teórico sobre cualquier tema (política, feminismo, economía, medio ambiente, etc.).
Es necesario destacar que la ausencia del hábito de la lectura en nuestra vida cotidiana nos impide el desarrollo de un pensamiento autónomo que nos ayude a organizar nuestras ideas para percibir en forma crítica la realidad en la que vivimos y contribuir con ello al logro de cambios sociales, por lo que esta incapacidad alimenta la inhibición en la expresión de desacuerdos con aquello que observamos y consideramos injusto, porque vivimos nuestra cotidianeidad aceptando como algo “normal” lo que sucede y no cuestionamos aquello que consideremos que es incorrecto, porque hemos perdido la principal cualidad del ser humano, la capacidad de razonar, de pensar por nuestra cuenta, es decir, hemos dejado de ser homo sapiens y vivimos con una permanente acriticidad de nuestra vida cotidiana, adaptándonos a los acontecimientos, sin poder distinguir lo correcto de lo incorrecto en los hechos que presenciamos, porque padecemos otro gran vacío en nuestras vidas que es la ausencia de una ética que nos permita valorar los comportamientos sociales, distinguir lo correcto de lo incorrecto. Es aquello que Zygmunt Bauman denominó como la adiaforización de nuestras vidas que nos hace ver como moralmente neutros o irrelevantes los sucesos sociales de la vida cotidiana y por ello llegamos a experimentar una gran indiferencia social hacia el sufrimiento ajeno.
Nos encontramos dominados por un hedonismo permanente en esta sociedad que nos educa para ser consumidores y nos han manipulado a tal extremo que al haber abandonado nuestra capacidad de razonar y de ejercicio de la crítica social, llegamos a pensar que la felicidad de todo ser humano consiste en desarrollar una gran capacidad de consumo. La sociedad de consumo construye el tipo de ser humano que necesita y el sistema capitalista neoliberal requiere para mantener el ritmo entre una producción masiva y un consumo masivo, la universalización del homo consumens, aquel individuo que se dedique a trabajar para consumir, adquirir deudas y necesite trabajar para pagar sus deudas y siga consumiendo por el resto de sus vidas.
El gran filósofo griego Cornelius Castoriadis nos decía que uno de los problemas principales de la sociedad moderna era que hemos perdido la capacidad para criticarnos a nosotros mismos, la ausencia de crítica es una característica de nuestra vida cotidiana. También nos decía que experimentamos una evanescencia de significados en todas las cosas que conforman nuestras vidas cotidianas. Es decir, que todo está perdiendo significado hoy en día, que todo se disipa, se esfuma y tiende a desaparecer. Observando las campañas electorales que están teniendo lugar en México y en Sonora, no podemos menos que decir que este gran pensador tenía mucha razón, porque hoy podemos observar una degradación en la forma de hacer política por parte de los partidos y candidatos contendientes. Estamos en el inicio de un proceso electoral de gran relevancia para la vida política mexicana, en el cual se elegirán Gobernadores, Diputados, Presidentes municipales en varios Estados de México, en las primeras elecciones masivas después de la derrota del Prian y del triunfo de Morena que llevó al poder a nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador. Estas elecciones decidirán si seguimos en el camino de construir una verdadera democracia social o si se retrocede a las épocas de autoritarismo, corrupción e impunidad que causaron un gran sufrimiento al pueblo mexicano y provocaron una gran desigualdad social.
Por estos motivos, no es exageración decir que los mexicanos enfrentamos un gran problema en estos momentos de nuestra historia: corremos el riesgo de perder lo que hemos ganado en estos tres últimos años, desde el momento que acabamos con décadas de dictadura prianista no sólo nos deshicimos de buena parte de la corrupción que imperaba y que afectaba a la población mexicana al utilizar el presupuesto público para enriquecer fortunas personales. En ese momento histórico en el que más de 30 millones de mexicanos arrebatamos el poder al Prian y se lo dimos a Morena, con Andrés Manuel López Obrador, tomamos consciencia de nuestro papel como sujetos históricos, como pueblo con historicidad, es decir, con la capacidad para cambiar el rumbo de la historia a través de la participación social, en forma colectiva, unida y organizada.
Pero tarde nos dimos cuenta de que en ese histórico proceso de cambio electoral, se habían subido al camión de Morena desertores del Pri, del Pan, del Prd y otros partidos que formaban parte de la dictadura del Prian. Estos elementos que ingresaron a Morena como un caballo de Troya, lograron enquistarse en posiciones de poder público, gobernaron a espaldas del pueblo, excluyeron a militantes de Morena de amplia trayectoria en la izquierda y hoy vemos a un partido en el poder: Morena, que está secuestrado por las fuerzas de la derecha y toman decisiones a su antojo sin contemplar las necesidades sociales y sin escuchar la voz de sus militantes y simpatizantes que reclaman en varios estados de la república mexicana una elección democrática en la designación de los candidatos que representarán a Morena en las próximas elecciones.
Al igual que todo lo que nos rodea en este contexto de crisis capitalista, el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), está perdiendo significado y el sentido original que le dio su existencia. Dejó de ser un movimiento de masas, se institucionalizó como partido en el poder y se alejó de los movimientos colectivos que siguen luchando en defensa de sus derechos violados, en defensa de espacios públicos, en contra de la implementación de políticas neoliberales que lesionan derechos laborales y sociales, en contra del feminicidio, etc.
Es importante mencionar que son innegables los avances que el gobierno federal encabezado por nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado en materia de bienestar social con la implementación de varios programas de apoyo a la población mexicana, no se cuestiona en ningún momento la figura y desempeño de nuestro Presidente, el problema se encuentra al interior de Morena ya que sus cuadros de dirigentes están infiltrados por individuos que antes militaban en el Prian y hoy con el disfraz de Morena, sólo buscan posicionarse en puestos de poder público, perpetuarse en el poder y lo que menos les interesa es satisfacer las necesidades sociales.
Las próximas elecciones del mes de julio tienen un nivel similar de importancia a las que se realizaron en el 2,018. Se trata de que la población mexicana las utilizará como una especie de plebiscito para decidir si seguimos con los proyectos implementados por AMLO en beneficio de la población, o se abre la puerta para que regresen a compartir el poder político las fuerzas del Prianrd, que vienen por la conquista de posiciones en el Senado y en la Cámara de Diputados con la obvia intención de revertir todas las leyes y programas que se han aprobado a iniciativa de López Obrador y de Morena, mismas que han beneficiado a los sectores más desprotegidos y abandonados por décadas durante la dictadura del Prian
De lograr los suficientes votos para conquistar escaños en el Congreso de la unión, peligrarán los programas de apoyo social a la población que actualmente están en marcha y se crearán las condiciones para que en el 2,024 las fuerzas del Prianrd peleen en mejores condiciones y con mayores recursos para cometer nuevos fraudes y retomar la Presidencia de la República. Los sectores de la derecha y representantes de las grandes corporaciones han estado realizando ataques sistemáticos a la figura de nuestro Presidente. No han logrado hacer otra cosa más que el ridículo en todos sus intentos, lo preocupante es que es Morena quien les está dando las oportunidades para que surja un descontento popular en contra del propio partido en el poder. Los elementos del Prian enquistados al interior de Morena han cometido y están realizando acciones que provocan una reducción del apoyo popular al partido del gobierno y con ello están creando las condiciones para un posible regreso del Prian a posiciones de poder.
¿Quiénes serán los responsables de que esto suceda? Sin duda todos los mexicanos que decidan votar por ellos porque tenemos un sistema electoral democrático, pero principalmente cargarán con esa responsabilidad todos aquellos funcionarios de Morena que han solapado la incorporación de elementos prianistas al interior de ese partido, que han permitido que ocupen posiciones de poder dentro de la estructura de los tres niveles de gobierno y que han guardado silencio cómplice ante la forma de gobernar de aquellos exmilitantes del Prian como sucede en la capital sonorense.
Lo que está en juego no sólo son puestos públicos para funcionarios de Morena, es en realidad el peligro de retroceder históricamente después de haber dado el ejemplo al mundo entero de que la democracia continúa con vida a través de la movilización masiva de la población que participó en forma organizada y colectiva para echar fuera a las fuerzas del Prian y después se les abandonó por los funcionarios de Morena que se enfrascaron en luchas internas por el poder y mantuvieron su mirada durante estos últimos años en las elecciones que se avecinan en este próximo mes de julio, sin escuchar los reclamos de la población acerca de la forma de gobernar de funcionarios expanistas disfrazados de morenistas que defraudaron las expectativas de cambio social de la población.
La decadencia de Morena se refleja de manera más evidente en el abandono de la búsqueda de la construcción de una democracia participativa y la elección del método de las encuestas para seleccionar a los candidatos a participar representando a Morena en la próxima contienda electoral. Jamás una técnica de investigación social podrá sustituir a la democracia participativa en la elección de candidatos a puestos de elección popular. Pero esto es lo que estamos viendo en México, los representantes de Morena que serán candidatos a puestos de elección popular serán elegidos por un sistema parecido a un concurso de belleza, en el cual, la simpatía popular determinará quien será el favorecido o favorecida con la representación de Morena.
No será un programa de trabajo lo que decida la selección de candidatos, será un mecanismo estadístico que es susceptible de ser manipulado a favor de algún personaje a nombre de que fue un “método científico” lo que determinó la elección interna. El uso de encuestas para seleccionar candidatos de Morena en las próximas elecciones son una muestra más de la degradación en la forma de hacer política en México y un motivo más de decepción para militantes y simpatizantes de Morena, que tendrá un costo político en el día de las votaciones. La complicidad de los funcionarios de Morena en Sonora se refleja aún más cuando guardan silencio acerca de la forma como gobernó la capital sonorense la expanista Célida López y que aceptan que hoy participe como contendiente para buscar ser reelecta como presidenta municipal.
Un dato más que refleja el grado de descomposición de la forma de hacer política en Morena es la forma como llegó a ser candidato a la gubernatura Alfonso Durazo, sin consulta con las bases morenistas y a través de una designación directa de la capital de la república y nadie dijo nada. Fue el ejemplo más claro de acriticidad y falta de democracia al interior de Morena, si alguien me demuestra que hubo elecciones internas para ungirlo como candidato, me disculpo de antemano, pero mientras tanto, en el marco del contenido de este escrito es algo notorio e inocultable y que nadie se atreve a decir algo.
La situación se complica aún más cuando Alfonso Durazo declara que “gobernará con su queridísima amiga Célida López”, una vez que llegue al poder, lo cual es de suma gravedad porque es una afrenta a las mujeres que se registraron para ser precandidatas a ser elegidas para representar a Morena en las elecciones de Presidenta municipal de la capital sonorense y que han estado haciendo campaña desde hace semanas, me refiero a Reina Castro Longoria y Wendy Briseño Zuloaga. La declaración de Durazo puede interpretarse como una instrucción insinuada dirigida a la dirigencia de Morena Hermosillo para que Célida López sea designada como representante de Morena para ser reelegida en su cargo de presidenta municipal. Hace tres años nos preguntábamos ¿Quién sería el padrino político que impuso a una panista como Célida López como candidata de Morena a la Presidencia municipal de Hermosillo?, ¿Acaso es el mismo que hoy le llama queridísima amiga y quiere seguir trabajando con ella, lo que implica apoyar su reelección?
Si las otras aspirantes a ese cargo pueden sentirse agraviadas por la declaración de Alfonso Durazo, ¿¿Qué podemos decir acerca de la reacción de la población hermosillense que ha manifestado un amplio rechazo a Célida López, en caso de que sea postulada nuevamente por Morena? No me cabe la menor duda de que si Célida López es designada como candidata de Morena a la Presidencia municipal de Hermosillo, habrá un voto de castigo en contra de Morena, que podría perder lo que tiene en Sonora y con ello la población sonorense se ve en peligro de que el Pri continúe gobernando en Sonora, gracias a los errores de Morena en Sonora.
Como en todas las cosas en nuestras vidas, en la amistad como en la política hay niveles, todos tenemos amigos y amigas, pero son contadas las personas a las que les llamamos “queridísimas amigas(os)” porque esto revela un fuerte vínculo, un lazo de unión difícil de romper y quien lo hace quiere decir que haría cualquier cosa por esa amistad. Alfonso Durazo puede seguir su amistad con Célida López, pero que no se equivoque, que no imponga una vez más su candidatura porque los hermosillenses nos vimos obligados en el 2,018 a votar por ella para garantizar los 5 de 5 del triunfo de Morena. Pero hoy en estas elecciones no hay “un efecto Amlo” que garantice que la población sonorense y capitalina responda al llamado de Morena en caso de que decida lanzar a Célida López como su candidata a la Presidencia Municipal de Hermosillo.
Si algo hemos aprendido sobre la política, es que nada está escrito en ella, nada es seguro en política, es como el juego de beisbol, hasta que caiga el último out termina el juego y se determina el ganador. Los funcionarios de Morena en Sonora han estado actuando como si ya tuvieran asegurado el triunfo en las próximas elecciones, dejaron pasar un tiempo valioso sin realizar un trabajo político que consolidara el apoyo y simpatía popular hacia Morena, no se preocuparon por construir una democracia participativa en las comunidades sonorenses. Dejaron pasar una oportunidad de oro después del arrollador triunfo del 2,018 y se dedicaron a disfrutar sus posiciones de poder en puestos de gobierno, descuidando el trabajo político para garantizar el triunfo en estas próximas elecciones. Lo que sí tiene presente el pueblo sonorense y sobre todo los habitantes de esta ciudad es que guardaron un cómplice silencio con las cuestionables formas de gobernar de Célida López al frente de la presidencia Municipal de Hermosillo, tanto desde la incorporación de elementos panistas en su equipo de trabajo, como en sus desplantes de burla y desprecio a la ciudadanía hermosillense.
Dejaron solos a los grupos ambientalistas y ciudadanía que defendieron el Cárcamo del intento de venta que hizo Célida López, Guardaron silencio ante los reclamos de la ciudadanía de que el Ayuntamiento de Hermosillo realizara una repavimentación en las calles de nuestra ciudad. Ignoraron las demandas de los afiliados al ISSSTESON que denunciaban desabasto de medicamentos, ignoraron a los sindicatos que luchan por la defensa de sus contratos colectivos y en contra de las agresiones de las que son objeto por parte de las grandes corporaciones, guardaron silencio ante la lucha de los mineros de Cananea con 13 años de huelga, han hecho caso omiso de los reclamos de afectados por el derrame de químicos en el Río Sonora por parte del Grupo México, han dejado solos al grupo de padres de familia ABC que siguen luchando por sus demandas desde hace 12 años, que dicho sea de paso, los cumplirán un día antes de las elecciones. Han dejado a su suerte a los trabajadores telefonistas a quienes se les intenta mutilar su Contrato Colectivo de Trabajo eliminando el derecho a la jubilación y la voracidad de la empresa va aún más lejos al intentar despojar de un porcentaje de los ingresos a trabajadores ya jubilados con el pretexto de "destinar parte de ese dinero a la compra de acciones de la empresa". A pesar de todo lo anterior, el día de hoy los funcionarios de Morena Sonora, después de casi tres años de ignorar las necesidades sociales, voltean su mirada a la población sonorense y piden “voto masivo para Morena”, ¿con qué autoridad moral lo hacen?
No hay autoridad moral desde el momento en que en Sonora abandonaron al pueblo hermosillense en manos de una Presidenta panista y guardan silencio ante la amenaza de su posible reelección, utilizan un sistema antidemocrático para elegir candidatos a puestos de elección popular utilizando una técnica de investigación social (la encuesta) que es susceptible de que sus resultados sean manipulados y utilizarán el criterio de popularidad (“si te llega la encuesta ya sabes la respuesta”), impiden la participación de sus militantes en la toma de decisión para elegir candidatos, dejan a un lado la presentación de programas de trabajo que podrían tomarse como compromisos de trabajo, etc.
Finalmente, debo decir que al observar la forma de hacer campaña de los tres candidatos a la gubernatura del Estado de Sonora y la forma de elegir candidatos a puestos de elección popular usando el método de las encuestas, sólo puedo ver la confirmación de que la política está perdiendo significado y contenido: algunos mensajes de campaña contienen ataques personales contra otro candidato atizando el fuego de un regionalismo racista, sus discursos reflejan ausencia de propuestas de fondo, de pronto se ponen el ropaje de feministas, en sus intervenciones prometen lo que en realidad es obligación de todo gobernante: servicios de pavimentación, mayor seguridad pública, creación de puentes, más obra pública, apoyo a microempresas, etc. Todas estas acciones son parte de la responsabilidad del gobierno en turno, no deberían ser incluidas como parte de promesas de campaña. Es como si en una entrevista laboral un aspirante a un puesto prometiera que respetaría la asistencia diaria a su trabajo, que llegaría puntual y no tendría retrasos en sus labores. La política, como todo lo que nos rodea, está perdiendo significado, no en balde la población desconfía de los políticos, prometen durante sus campañas, una vez en el poder se olvidan de sus promesas y gobiernan con actos de corrupción tomando decisiones a espaldas y en contra de la población que los eligió. Morena en Hermosillo no mostró gran diferencia en su forma de gobernar con el estilo utilizado por el Prian, es más hasta los rebasó en prepotencia, porque Célida lópez insultó, menospreció, se burló y agredió al pueblo hermosillense y ahora quiere reelegirse para continuar gobernando y Morena ¿Qué dice? Si Morena quiere seguir existiendo como partido político deberá cambiar su forma de hacer política y retornar a sus raíces como movimiento colectivo.
Los partidos políticos están en crisis, su forma de hacer política no corresponde a los tiempos que estamos viviendo, repiten fórmulas del pasado (regalar gorras, camisetas, etc.), no están aportando algo nuevo, lo esperable sería que como movimiento Morena contribuyera a una educación política del pueblo mexicano, pero no hay nada más, sólo más de lo mismo. Pero esto no debe desanimarnos, porque la democracia no sólo se construye en las urnas, al contrario, estas estrategias debe motivarnos a construir nuestras propias organizaciones ciudadanas, que realmente representen los intereses colectivos.
Una forma efectiva de hacer política es crear una identidad colectiva, un sentimiento de pertenencia a nuestras comunidades, desde los barrios, desde las colonias, pasando por las ciudades y los Estados, hasta construir una identidad nacional. De la misma forma que millones de personas reconocemos como nuestro Presidente a Andrés Manuel López Obrador, de esa misma forma debemos empezar a construir vínculos de unión con nuestros vecinos, con nuestros compañeros de trabajo, con las personas que compartimos un mismo espacio urbano.
El primer paso es construir esa identidad colectiva que nos permita utilizar el lenguaje del “nosotros”, lo cual nos ayudará a comprender que unidos podemos crear una fuerza imparable, podremos construir un poder ciudadano, una fuerza comunitaria cuyo poder no radique en el poder político, sino en la movilización organizada, colectiva y unida de todos aquellos que formamos parte de la misma ciudad, del mismo Estado y del mismo país, que compartimos el mismo espacio y enfrentamos los mismos problemas y que estos problemas podremos solucionarlos sólo si actuamos en forma colectiva, organizada y unida.
Debemos evitar seguir viviendo con el lema “ser libre y dejar ser a los demás” que promueve el liberalismo individualista y reconvertir esa libertad individual en una comunión de intereses compartidos que buscan el bienestar común. Nuestra meta es lograr construir una sociedad capaz de ocuparse de que los asuntos del Estado sean manejados correctamente y este sentido correcto debe ser la defensa del interés colectivo, del bienestar social. El Estado debe manejar eficientemente los asuntos sociales y para lograrlo debemos crear una unión entre los diferentes colectivos en lucha para conseguir una efectiva defensa de nuestros derechos laborales. No dependamos de lo que los políticos hacen o prometen, construyamos un poder ciudadano para evitar nuevas decepciones. Tomemos consciencia de que los ciudadanos mexicanos tenemos historicidad, que significa que podemos cambiar la historia, de la misma forma que cambiamos la historia en el 2,018, en forma colectiva, organizada y unida.
Debemos evitar que continúe la indiferencia ciudadana hacia la política, porque la pasividad e indiferencia ciudadana alimenta el autoritarismo y la corrupción. Debemos tener presente que vivimos en una sociedad con una enorme desigualdad social, con millones de personas viviendo en condiciones de pobreza extrema que no pueden satisfacer sus necesidades más elementales. Sacar a las personas de sus condiciones de pobreza no es asunto de caridad, sino un asunto de defensa de derechos humanos y asunto de construcción de una democracia social. Necesitamos construir una agenda pública que permita una revitalización de las instituciones afectadas por la implementación de políticas el neoliberales. De nosotros y nadie más dependerá el futuro de nuestro país y la manera de hacerlo es construyendo una nueva forma de hacer política, esta nueva forma no es otra cosa que la construcción de una verdadera democracia participativa en la que todos los ciudadanos nos reconozcamos como miembros de nuestras comunidades, que enfrentamos problemas colectivos que nos afectan y que sólo podrán ser solucionados en la misma forma: colectivamente.
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