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sábado, 29 de diciembre de 2018


La cuarta transformación y la participación popular
Oscar Yescas Domínguez
publicado el 29 de diciembre de 2,018

         En nuestros tiempos los gobiernos de todo el mundo tienen como modelo la democracia occidental, es decir, son el resultado de elecciones democráticas que conllevan la participación de una mayoría de integrantes del sistema social en el que se realice la elección.
         Los políticos participantes en esas elecciones llegan al poder gracias a las masas que depositan su voto a favor de determinado candidato o partido político. En ese sentido se puede afirmar que los gobernantes deben su acceso al poder a la mayoría de los participantes en el proceso electoral. Si bien participaron en campaña electoral representando alguna fuerza política o partido político determinado, se supone y espera que una vez llegado al poder los triunfadores de la contienda electoral deben quitarse la camiseta del partido que les permitió llegar al poder y gobernar para todos, no solo para los que votaron a su favor, se espera que su gobierno represente a todos los integrantes de la sociedad y trabaje para atender las necesidades colectivas sin favorecer colores de partido alguno.
         Sin embargo, esto no ha sido así siempre, ya desde la década de los setentas el psicólogo social francés nos advertía en su libro La era de las multitudes que el siglo XX sería reconocido como la era de las multitudes en el sentido de que los grandes cambios sociales en la historia de la humanidad, especialmente en el siglo pasado, se debieron a las grandes movilizaciones de enormes multitudes que luchaban reivindicando la defensa de ciertos derechos y conquistando otros, de tal forma que lograban acceder al poder político y una vez conquistado el poder, depositaban el mismo en un grupo de personas, quienes  a su vez cedían el ejercicio de ese poder a una sola persona.
         Lamentablemente, nos ilustraba Moscovici, la persona en quien llegaba a depositarse ese poder terminaba por darle la espalda a las grandes multitudes ejerciendo un liderazgo de tipo autocrático. La historia reciente nos proporciona muchos ejemplos de esa traición a la democracia por parte de quienes accedían al poder. En el caso de México, no fue una sola persona la que le dio la espalda al pueblo que participaba en las elecciones, fue en realidad un grupo de individuos que actuaron en forma similar a la delincuencia organizada, saqueando las riquezas de nuestro país y desviando los presupuestos públicos mediante prácticas de corrupción para favorecer intereses privados, olvidándose de atender las necesidades sociales y el bienestar social.
         La corrupción y la impunidad se establecieron en nuestro sistema de gobierno y llegó al extremo de considerarse como “algo natural” ser corrupto, como algo intrínseco a la cultura del mexicano. Estas prácticas nefastas propiciaron una distorsión en la percepción pública de tal forma que un grueso de la población veía la actividad política como la actividad de gente sin escrúpulos, ni moral alguna que accedía a participar en política con la evidente intención de robar de los dineros públicos.
Debido a esta percepción distorsionada de la política, una gran mayoría de mexicanos se abstenía de participar en política bajo la premisa de que “todos los políticos son iguales”, es decir, todos eran corruptos e inmorales. La abstención en la participación de actividades políticas favoreció la extensión de la corrupción y de la impunidad porque los corruptos e inmorales no tenían quien los detuviera en sus acciones ilegales. De esta forma se observaban altos índices de abstención en los ejercicios electorales, una abstención que favorecía a quienes estaban enquistados en el poder porque podrían seguir haciendo de las suyas sin ser molestados por nadie.
Contribuyó también al crecimiento de la corrupción, la impunidad, las injusticias sociales y la desigualdad social, la percepción que la población tenía del concepto de democracia. La mayoría de las personas concebía la democracia como la exclusiva actividad de participar en elecciones para decir a los nuevos gobernantes, una vez terminado el ejercicio electoral, la participación social se reducía o extinguía, sucediendo una y otra vez lo que nos advirtió Serge Moscovici sobre la traición a las masas por parte de dirigentes políticos.
En realidad esa percepción de la democracia es muy limitada ya que estamos hablando de una democracia representativa, es decir, un proceso en el cual la participación social se reduce a la elección de futuros representantes, los cuales no tenían ningún sentimiento de compromiso alguno con quienes depositaban su voto y su confianza, ya que “era costumbre” que después de las elecciones los políticos se olvidaran tanto de las promesas de campaña como de quienes confiaron en ellos.
La situación cambia cuando cambiamos nuestra actitud sobre la democracia y la concebimos como una democracia participativa, en la cual los integrantes de una sociedad determinada participan a  lo largo del proceso electoral para elegir a sus gobernantes y su participación no termina con las elecciones, sino que continúa debido a que existe un vínculo entre los nuevos gobernantes y los gobernados. Es decir, los representantes asumen su rol como tales y las decisiones que toman en sus actividades como dirigentes políticos se basan en consultas realizadas con quienes ellos representan, de tal forma  que existe un proceso de interacción en el cual los integrantes de la sociedad, o sea los representados participan activamente en la discusión de asuntos públicos, que inevitablemente llevan el nombre de asuntos de política, ya que han tomado consciencia de que la política determina tanto lo público como lo privado y los representantes políticos actúan con madurez política experimentando un fuerte compromiso social que los conduce a trabajar en la búsqueda del bienestar social.
Para una buena porción de la población esto que escribo suena como utopía o algo inalcanzable y comprendo su reticencia porque la historia reciente de nuestro país nos heredó un sentimiento de rechazo a la política porque llegamos a confundirla con la práctica de individuos ambiciosos que utilizan la política en su beneficio personal promoviendo la corrupción. Este es el legado cultural que nos dejó el Prian después de décadas de saqueo de nuestras riquezas materiales, fondos públicos y prostitución de la política.
A quienes piensan así, les invito a pensar que en realidad estamos viviendo tiempos de cambio social en México, un cambio que va mucho más allá de los cambios políticos, de relevo del poder y cesión de la silla presidencial a una nueva fuerza política. Aquellos que siguen pensando que “todos los políticos son iguales”, les invito a pensar que nos encontramos en un momento histórico determinado en el que confluyen condiciones inéditas que han permitido el cambio político, pero también han generado el cambio de percepción de la política porque se ha producido algo que se llama “empoderamiento social” de la población mexicana.
Es indudable que el hartazgo de la población por los excesos de corrupción del Prian generaron un voto de castigo hacia los partidos políticos responsables de la crisis en nuestro país. Pero también debemos identificar lo positivo en todo esto que es precisamente el surgimiento de un cambio en la autoimagen individual y colectiva de la población mexicana que ha tomado consciencia de su rol como sujeto histórico activo que contribuye a la construcción de una realidad social mediante su participación en los diferentes grupos, organizaciones y comunidades a las que pertenece. A través de la participación social está haciendo historia, no una historia pasada, sino la historia del presente, hemos tomado consciencia de que estamos construyendo la historia de nuestro país y sobre todo hemos fortalecido una identidad nacional que anteriormente estaba fragmentada y que hoy a través del reforzamiento del sentimiento de pertenencia a nuestras comunidades hemos desarrollado un fuerte vínculo con el lugar donde vivimos, con la comunidad a la que pertenecemos, con el país que nos da identidad y todo eso estamos dispuestos a defenderlo tal y como lo hicimos el primero de julio pasado cuando más de 30 millones de mexicanos arrojamos al basurero de la historia al Prian y a todos los políticos corruptos que provocaron la crisis que enfrentamos todos los días y sobre todo que se enriquecieron a costa de condenar a la pobreza y a la miseria a millones de mexicanos al aumentar la desigualdad social.
El nuevo gobierno de nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, es muy diferente a los otros gobiernos ilegítimos que le antecedieron: Felipe Calderon y Enrique Peña Nieto (Pan y Pri, que para el caso es lo mismo, por eso se hace referencia a ellos como el Prian), en el sentido de que no existe duda alguna de que AMLO llegó al poder en las elecciones más votadas en la historia de México, recibiendo el mayor porcentaje de votos que ha recibido Presidente mexicano alguno.
Esa es la principal legitimidad del nuevo gobierno de López Obrador y de Morena, lo que acentúa la legitimidad del nuevo gobierno mexicano es el grado de congruencia que se está demostrando al eliminar privilegios que antes disfrutaba la clase en el poder, aun cuando esto ha implicado recibir ataques de quienes están perdiendo esos privilegios.
         En este punto es cuando la participación social adquiere mayor importancia, porque la consigna “López Obrador no está solo”, no debe ser sólo una consigna, debe respaldarse con acciones concretas, tal como la estoy haciendo en este momento. Es decir, todos debemos manifestarnos defendiendo al nuevo gobierno de los ataques y cuestionamientos sin fundamento que está recibiendo en este momento.
         Si ampliamos nuestra visión del momento histórico que estamos viviendo podremos darnos cuenta de que somos testigos (y a la vez participantes) de dos corrientes principales en la dinámica social internacional. Por un lado vemos un ascenso al poder de las fuerzas conservadoras de derecha como en su momento lo fue la elección de Donald Trump en Estados unidos y como lo fue de manera mas reciente en Brasil con el triunfo de Jair Bolsonaro, cuya gestión como futuro presidente representa una amenaza no sólo para los millones de precarios en ese país, sino para el mundo entero al declarar sus intenciones de talar buena parte de la selva amazónica.
         Por otro lado tenemos el ejemplo de los llamados “chalecos amarillos en Francia que han librado duras batallas en ese país contra las política neoliberales que intentan imponer y que ha llamado la atención del mundo entero. Una atención internacional similar recibió también el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones pasadas ya que representó el triunfo del pueblo mexicano frente a las fuerzas que representaban la corrupción, la impunidad, las injusticias, la desigualdad social, etc.
El pueblo mexicano dio una gran lección al mundo entero al lograr un cambio social de manera pacífica a través de la vía electoral. La enorme participación social en las elecciones de julio pasado impidió que los diversos intentos de fraude electoral tuvieran resultado.
         Todos sabemos que ningún gobierno puede existir sin interacción con el pueblo al que formalmente representa, la existencia de toda entidad gubernamental se basa en la existencia de la población en la que se encuentra y la interacción entre representantes y representados es fundamental para el equilibrio social.
         Evidentemente existen diferencias en el grado de interacción existente entre gobiernos y la población bajo su mando y dirección, estos tipos de interacción reciben el nombre de democracia, dictadura, fascismo, etc. En México estamos haciendo historia en la medida que estamos reconstruyendo el país, intentando recuperar lo que nos fue robado, pero algo que ya hemos recuperado y habíamos perdido es la confianza en nosotros mismos, la seguridad de que si nos lo proponemos todos podemos jugar el rol de gente de cambio social y poner nuestro granito de arena para construir una montaña que sirva como fortaleza impenetrable a todo tipo de agresiones externas.
         Nuestro himno mexicano dice en su letra “un soldado en cada hijo te dio”, el día de hoy el llamado que enfrentamos es para defender la opción que millones de mexicanos elegimos como forma de vida: un nuevo régimen que se caracteriza por una permanente y clara lucha contra la corrupción. Un nuevo gobierno que no ha dudado en afectar grandes intereses de políticos corruptos para beneficiar a una amplia mayoría de precarios en nuestro país.
         Este nuevo gobierno está personificado en la figura de Andrés Manuel López Obrador y sobre él se han centrado los ataques de los grupos de derecha en nuestro país que no han dudado en usar la calumnia, la intriga y el ataque personal para denostar la imagen del hombre que ha demostrado tener palabra al cumplir poco a poco las promesas que hizo en su campaña presidencial.
         Pero estos grupos conservadores se equivocan ya que Andrés Manuel López Obrador no está solo, tal como lo dijo en su discurso inicial “él ya no se pertenece, nos pertenece a todos los mexicanos” y el pueblo mexicano representado por primera vez en más de medio siglo por un verdadero Presidente legítimo, no permitirá ningún retroceso histórico, ni ataque alguna a la figura presidencial, porque aquí sí que aplica el dicho: “Si atacan a uno atacan a todos” y en ese caso ese número uno que es la figura presidencial es quien nos representa a la gran mayoría de mexicanos.
         El triunfo electoral de julio pasado demostró que el pueblo mexicano ha despertado y puede actuar como un moderno Leviatán para defender lo que considera suyo y el actual gobierno mexicano es algo nuestro, es el verdadero representante del pueblo mexicano, algo que no todos los pueblos del mundo pueden decir: tener un gobierno que realmente lo represente.
         Es por eso que la participación social cobra importancia en estos momentos de transición social. La cuarta transformación nacional sólo será posible en la medida de que se incremente y mantenga la participación social en la defensa de nuestro país, de nuestra soberanía popular, de nuestro bienestar social y del futuro de nuestros hijos.

Yescas, Oscar: El Leviatán mexicano
Yescas, Oscar: El empoderamiento social de las “benditas redes sociales”
Yescas, Oscar: La decisión que cambiará nuestras vidas

jueves, 27 de diciembre de 2018

Las especulaciones: ¿matan o resucitan?
Oscar Yescas Domínguez

La población mexicana se encuentra en estos momentos en el centro de un proceso de transformación nacional que viene a sacudir las estructuras del viejo sistema y demanda la participación popular en el proceso de cambios provenientes de representantes del nuevo gobierno federal.
Al margen de cómo se les llame a las nuevas acciones del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, es innegable que el nuevo estilo de gobierno en México está afectando grandes intereses de la oligarquía política y económica que antes dominaba la dinámica social desviando el presupuesto público en su beneficio particular y que hoy ante la implementación de políticas gubernamentales de austeridad y ahorro presupuestal ven disminuir sus beneficios, mientras que la población en general se ve beneficiada al disminuir la desigualdad social en nuestro país y con ello crear las condiciones para construir el bienestar social.
A pesar de que el sexenio de Morena y López obrador como Presidente de México lleva sólo semanas de haber iniciado, ya se han aprobado varias leyes, tomado decisiones de relevancia nacional  y modificado el presupuesto gubernamental de tal forma que las promesas de campaña se están materializando en los hechos al adoptar medidas que tienden a beneficiar a la mayoría de mexicanos, reduciendo considerablemente los privilegios de aquellos que se beneficiaban por su cercanía con el poder, materializando la máxima de “quitarles a los de arriba para aumentarle a los de abajo”.
Sin embargo, no han faltado los cuestionamientos hacia el nuevo gobierno provenientes de las fuerzas políticas conservadoras y de personas enquistadas en el poder económico de México, que no aceptan del todo que México está cambiando y sobre todo que no reconocen que estos grandes cambios políticos y económicos son sólo la expresión particular de que los grandes cambios se están presentando en la forma de pensar, sentir y actuar del pueblo mexicano.
Quieran o no las fuerzas reaccionarias opositoras al cambio social que se está viviendo en México, Andrés Manuel López Obrador y Morena se consolidan cada vez más como auténticos representantes del pueblo mexicano ya que la mayoría de las acciones que están tomando están dirigidas a consolidar jurídicamente los cambios sociales que el pueblo mexicano ha anhelado durante años.
Sin embargo, pesar del arrollador apoyo social al nuevo gobierno podemos observar que en momentos en los que debería prevalecer la unidad nacional para construir un nuevo país, se observan intentos de crear división, confusión, intriga, discordia y difusión de verdaderas calumnias cuya única intención es menoscabar la imagen y posición social de Andrés Manuel López Obrador y de Morena, exigiendo cambios de acciones que fueron aprobadas por los mismos que piden su modificación, como por ejemplo el aumento de la gasolina. Ya desde ahí se observa la mala intención y la ausencia de búsqueda del bienestar social de estos verdaderos representantes del antiguo régimen que el pueblo mexicano se encargó de arrojar al basurero de la historia.
Estos cuestionamientos e intentos de desestabilización han escalado en los últimos días a raíz del accidente de helicóptero en el que presuntamente fallecieron el exgobernador de Puebla Rafael Moreno Valle y su esposa Martha Erika Alonso.

Representantes y militantes del Pan que por mucho tiempo guardaron silencio ante verdaderas tragedias nacionales tales como la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, por solo mencionar una de ellas, hoy alzan la voz reclamando justicia, pidiendo hacer una investigación parcial del accidente de helicóptero y llegando al extremo de acusar directamente al gobierno federal encabezado por López Obrador de ser los autores de este desplome del helicóptero.

Estas voces iracundas  olvidan de manera muy conveniente que Moreno Valle estaba a punto de recibir una auditoría debido a la presunta desaparición de más de $150,000 millones de pesos durante su gestión como Gobernador de Puebla. El sentido común basado en la desconfianza y la historia de traiciones, crímenes y asesinatos del Prian, permite el surgimiento de un sinnúmero de especulaciones sobre este accidente.
Recordemos que en la historia reciente se han presentado otros accidentes en los que han estado involucrando políticos panistas y los mismos estuvieron rodeados de especulaciones y sospechas sin confirmar. Juan Camilo Mouriño el 4 de noviembre de 2,008, Francisco Blake Mora el 11 de noviembre de 2,010 y  Fernadno Cortés López y Francisco Cruz Santos el 3 de septiembre de 2,010.

Los malpensados creen que este accidente en el que está involucrado Rafael Moreno Valle y su esposa puede ser una simulación de la muerte de esta pareja cuya vida estuvo rodeada de corrupción y acciones en perjuicio de la población mexicana, para “desaparecer del mapa” y disfrutar las riquezas mal habidas en algún país consolidado como “paraíso financiero”, mientras que en México se alzan voces reivindicando su trayectoria, exigiendo respeto a su “muerte” y actuando como si ésta limpiara toda su cuestionable trayectoria previa:
Olvidan mencionar que fueron quienes aprobaron la “ley bala” que permitía usar en Puebla el uso de armas de fuego en contra de los manifestantes, olvidan que durante la gestión de Moreno Valle como Gobernador de Puebla hubo 134 presos políticos, durante la gestión del mismo se aprobaron  en Puebla decenas de megaproyectos que solo llevaron muerte y destrucción en la sierra norte de Puebla (mineras a cielo abierto, hidroeléctricas, basureros tóxicos e iniciativas de fracking), durante su gestión también creció el “huachicoleo” que convirtió a puebla en la entidad mexicana con mayor incidencia en este delito, Moreno Valle estuvo detrás de la privatización del servicio de agua en Puebla al beneficiar a una empresa que no  licitó en la fase regular de contratacióny al dejar el gobierno dejaron una deuda de más de 76 mil millones de pesos que pagarán los mexicanos hasta el año 2,062.

Todos estos elementos, más los que se acumulen permiten especular sobre la veracidad de su muerte, ya que de manera muy conveniente al fallecer ambos se suspenden las investigaciones en su contra.
Por supuesto que todos los mexicanos apoyamos la exigencia de una investigación real sobre este accidente que no deje lugar a dudas o especulaciones. Pero sí es muy importante mencionar que si en verdad fallecieron en este accidente, su muerte no es motivo de olvidar todos los agravios realizados en vida y si existen dudas sobre si realmente fallecieron lo menos que pueden hacer las autoridades es confiscar sus bienes para evitar que sean disfrutados por la pareja si llega a resucitar como Juan Gabriel.
Mientras tanto, los mexicanos comprometidos con el cambio social debemos apoyar a nuestro gobierno de todo tipo de ataques sin fundamento que puedan frenar las acciones que se están tomando en beneficio de la población mexicana

LOS MORENO VALLE UNA FAMILIA POBLANA Con un negro expediente
https://periodicomadera.mx/index.php/mexico/238-periodico-madera-los-moreno-valle-una-familia-poblana-con-un-negro-expediente?fbclid=IwAR3H0QvCR3JfVNOyFjXfFEEYymYmeIr0zP7wyqws4IOUg-KVr-am4XGfXco

lunes, 24 de diciembre de 2018


La identidad líquida del posmodernismo
Oscar Yescas Domínguez
24 diciembre 2,018

        A principios de la década de los ochentas en el siglo pasado, como recién egresado de la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana me dispuse a realizar una serie de lecturas para elaborar mi tesis profesional y obtener mi grado de Licenciado en psicología en el área de psicología social.
        En aquellos tiempos como la mayoría de los miembros de mi generación, partía de la premisa de que el examen profesional de titulación era un evento en el cual debería demostrar porqué aspiro a obtener el preciado título, comportarme como todo un profesional eligiendo un problema social relevante y aportar algo novedoso en mi tesis utilizando el método científico en su análisis y desarrollar una propuesta que contribuyera a su solución, en mi caso ésta debería partir desde la perspectiva de la Psicología social.
        Haciendo un paréntesis sobre el tema debo decir con gran pesar que esa percepción acerca de los exámenes de titulación y la presentación de tesis profesionales se ha degradado en nuestros días al grado de perder significado y pasar como una práctica cada vez menos frecuente en las universidades de nuestro país. Comportamientos institucionalizados en estos tiempos de modernidad líquida la práctica de exámenes profesionales se ha reducido, perdido contenido y lo que se observa en cambio, es la tendencia de los egresados de las universidades de evitar la opción de examen profesional y buscar otras formas para obtener su titulación de la manera más fácil y rápida posible.
Como profesor universitario con más de 30años de experiencia académica puedo decir que he sido testigo del surgimiento de esta tendencia a evitar la opción de titulación para obtener el título de licenciado y de cómo se han privilegiado otras opciones como tomar diplomados que garantizan la titulación. Estos diplomados no garantizan la exhibición del dominio de la metodología de la investigación, lo cual pone en entredicho la calidad de su formación académica y se presta a un surgimiento de un negocio en el que aparentemente todos ganan: ganan dinero aquellos que se dedican a ofrecer diplomados para titular egresados de las universidades y ganan los egresados al obtener su título de esta forma.
        Pero la triste realidad es que quien pierde es la sociedad al propiciar que egresados con deficiente formación académica obtengan su permiso legal para ejercer una profesión en la que no están debidamente preparados. No quiere decir esto que todos los que optan por esta opción tengan deficiente preparación, pero junto a ellos salen otros que tienen deficiencias metodológicas y teóricas.
Regresando al tema de mi titulación, debo decir que en aquella ocasión me preparé realizando lecturas sobre metodología de la investigación y de elaboración de tesis, ya que por encontrarme laborando no tenía oportunidad de contar con el apoyo de un asesor de tesis. Estas lecturas me permitieron elaborar un plan de trabajo en el cual utilicé el formato de un proyecto de investigación (porque a final de cuentas, escribir una tesis es una investigación documental que puede tener datos de campo o no) y decidí elegir como problema social objeto de estudio, la problemática de la sexualidad juvenil en México.
Después de construir el marco teórico que presentaba el ejercicio de la sexualidad de aquellos años como un verdadero problema social, me enfoqué a leer materiales que me permitieran definir conceptualmente el término juventud y dentro de las lecturas que realicé recuerdo una de ellas que me ayudó en gran medida para definir a la juventud y fue precisamente la teoría del desarrollo de la personalidad de Erik Erikson.
Lo que quiero retomar en este momento es el planteamiento de Erikson sobre la “crisis de identidad del adolescente”, que en resumidas cuentas planteó la idea de que el desarrollo de la identidad del yo es un proceso que dura toda la vida, atravesando por diferentes etapas que generan una crisis de identidad que debe ser resuelta para pasar a la siguiente etapa de desarrollo psicosocial.
En aquel entonces acostumbrábamos a pensar que la crisis de identidad se presentaba sólo en la etapa de la adolescencia y que la misma terminaba una vez que consolidábamos nuestra identidad como jóvenes y adultos entrando a una etapa de estabilidad psicológica y emocional porque según esto, ya definimos nuestra identidad una vez que dejamos atrás la adolescencia.
Pero en los tiempos que vivimos en este siglo XXI,  en lo que se conoce como  posmodernidad, vemos que enfrentamos un verdadero duelo de identidades en el contexto de la sociedad de consumo y nos encontramos en una permanente e interminable búsqueda de identidad, por lo que podemos afirmar que la crisis de identidad propia de la adolescencia ha trascendido hasta presentarse en las posteriores etapas de desarrollo psicológico.
A diferencia de la búsqueda de identidad en nuestro desarrollo psicológico que buscábamos en nuestro interior los elementos para lograr estabilidad emocional tales como el autoconocimiento y autoceptación, la búsqueda de identidad en los tiempos posmodernos está orientada hacia afuera de nosotros ya que está regida por el mercado, está determinada por el Dios Mercado, ya que nos encontramos bajo la dictadura del mercado.
¿En qué consiste esta crisis de identidad contemporánea? Nuestra vida cotidiana está determinada por la sociedad de consumo, vivimos tiempos en los que las marcas de los productos que consumimos nos dan identidad y nos proporcionan la sensación de acceder a un exclusivo círculo social de consumidores.
Recuerdo que en la década de los setentas los jóvenes de aquella época nos rebelábamos a toda forma de autoritarismo e intentábamos demostrar nuestra rebeldía con nuestro comportamiento irreverente, nuestro cabello largo y nuestra forma de vestir. En esa búsqueda de una identidad diferente a la que los adultos nos asignaban como destino final, encontramos un aliado que nos ayudó a consolidar nuestra rebeldía.
En aquellos tiempos los pantalones de mezclilla eran usados mayoritariamente por la clase trabajadora, mientras que el resto usaba prendas de vestir de fina calidad. Levi´s utilizó una óptica visionaria y encontró un segmento del mercado en aquellos jóvenes que mostrábamos actitudes de rebeldía y nos proporcionó un producto con el cual no sólo podíamos hacerlo, sino que también nos hacía sentir cómodos: los pantalones de mezclilla, principalmente los 501, después este  mercado de jóvenes inconformes se fue segmentando cada vez más y surgieron nuevas opciones de pantalones.
Pero Levi´s ya había encontrado la mina de oro y nosotros en agradecimiento mostramos una lealtad a la marca Levi´s durante décadas. Mi padre fue minero en la mina de Cananea, Sonora y recuerdo que nos decía: estudien hijos para que no se pasen toda la vida vistiendo de mezclilla”. Me pregunto que diría si viese mi guardarropa en el cual predominan los pantalones de mezclilla.
Después de levi´s, otras corporaciones siguieron su ejemplo y adoptaron el enfoque de mercadotecnia en la administración de sus organizaciones, dicho enfoque consiste en estudiar el mercado, identificar el mercado meta o segmento de este, reconocer sus necesidades, expectativas y deseos para elaborar el producto o servicio que tienda a satisfacer esos deseos.
La mercadotecnia es en sí la aplicación del método científico en la realización de estudios de mercado que permiten identificar los perfiles psicográficos que sonilos Es un atributo el cual nos sirve para segmentar el mercado y divide a los compradores en grupos diferentes con base en su clase social, estilo de vida o características de la personalidad. Valores Personalidad Consumidor Estilo de vida Actividades
En ese contexto, si analizamos con detenimiento nuestro patrones de consumo, veremos que compramos productos y servicios no motivados precisamente por el deseo de satisfacer necesidades básicas específicas, sino que en realidad consumimos para brindar un mensaje a los demás de que tenemos una mayor capacidad adquisitiva que ellos, que tenemos un “buen nivel de vida” y que podemos darnos lujos que otros no pueden, es decir, que pertenecemos a un selecto grupo que quiere y puede comprar lo que le gusta.
En este proceso de compra somos víctimas de una manipulación publicitaria que nos vende la idea de que la felicidad consiste en lograr un aumento en nuestra capacidad de consumo y con esa expectativa invertimos demasiado tiempo en ganar dinero suficiente para comprar bienes y productos en las grandes tiendas comerciales para uso personal o para demostrar “nuestro amor” a nuestros seres queridos.
El mercado intenta y muchas veces logra comercializar bienes y productos acompañados de la idea de que el consumo de estos es un camino seguro al logro de la felicidad. Somos objeto de una campaña permanente que nos dice que la felicidad está en el consumo de bienes y esto nos desvía de la búsqueda de aquellos bienes intangibles y no comerciales que en realidad nos proporcionan felicidad, es decir, aquellas satisfacciones que solo podemos alcanzar con el desarrollo de unas relaciones interpersonales basadas en comportamientos auténticos que nos permitan expresar lo que realmente sentimos y decir lo que realmente pensamos.
La publicidad nos genera imágenes ideales de lo que es ser hombre y ser mujer, acompañadas del uso de productos específicos y rodeadas de la idea de que si consumimos esos bienes y productos podremos ser como esas figuras ideales. Lamentablemente esta visión nos impide crear relaciones auténticas con quienes nos rodean, porque no somos nosotros, intentamos ser aquellos parecidos a las figuras ideales que nos vende la publicidad, lo cual nos conduce al fracaso y al aislamiento social.
Esto nos genera sentimientos de infelicidad e insatisfacción que han sido identificados perfectamente por los mercadólogos, de tal forma que nos ofrecen nuevos bienes y productos intentamos superar consumiendo nuevos productos para compensar el vacío y aislamiento individual, bajo la premisa de que existe una estrecha correlación entre el crecimiento económico y la felicidad. La creencia es que, si el gasto crece, esto trae como consecuencia un incremento en la felicidad de los que gastan.
Pero la falsedad de esta premisa yo nos la planteaba Erich Fromm desde la década de los cincuentas cuando escribió en su libro Psicoanálisis de la sociedad contemporánea que en los países más desarrollados existía la tasa más alta de suicidio, lo que echaba por tierra que el aumento en las mejoras de las condiciones de vida materiales no trae consigo la estabilidad emocional, el bienestar personal o la felicidad.
Diversos estudios han demostrado una y otra vez que las mejoras en el nivel de vida no van asociadas a la mejora en el bienestar subjetivo. No hay duda de que todos buscamos la felicidad de una u otra forma.
¿Es válido buscar la felicidad? Creo que todos sin excepción alguna queremos y tenemos el derecho de ser felices. El detalle está en nuestra definición de felicidad y en donde la buscamos. ¿Se puede encontrar la felicidad en las tiendas? Considero que la sociedad de consumo nos ha vendido la idea de que consumiendo bienes, productos y artículos aumentamos las posibilidades de ser felices y esto lo vemos con mayor claridad al final de cada año cuando nos empujan a una compra obsesiva para lograr nuestro bienestar subjetivo.
Los políticos de todos los países han contribuido a fortalecer esta idea de que el dinero compra la felicidad cuando establecen una correlación entre el crecimiento del producto interno bruto y el logro de la felicidad.
Pero en realidad al comparar la expresión de un niño al jugar con un juguete nuevo con la expresión que tiene al jugar con su padre o madre, veremos una diferencia cualitativa imposible de ignorar. Lo mismo sucede con los adultos.
El problema es que al crecer aceptamos la idea de que seremos más felices si consumimos más productos, cuando en realidad, lo que nos hace en realidad felices son las relaciones de afecto que entablamos con quienes nos rodean, sin importar cuantos regalos recibamos
Lo que nos proporciona felicidad es la interacción con las personas que amamos. Olvidémonos de regalar productos caros para expresar nuestro amor, simplemente disfrutemos el "aquí y ahora" que pasamos con las personas que en realidad son significativas para nosotros.
La felicidad está a nuestro alcance con tan solo expresar lo que realmente sentimos y decir lo que realmente pensamos. Es decir, con tan solo desarrollar comportamientos auténticos. Olvidemos la idea de endeudarnos comprando regalos costosos y tengamos presente que la felicidad no pertenece al reino del consumo. La felicidad es gratuita, no tiene precio alguno. Disfruten estos días
Zygmunt Bauman titulado el arte de la vida donde describe de una manera clara la falsedad de la creencia generalizada de que el crecimiento económico conduce al logro de la felicidad.
Invertimos mucho tiempo en intentar ganar dinero para comprar bienes y productos para hacer felices a nuestros seres queridos, cuando lo que en realidad los hace felices es el tiempo de calidad que pasamos con ellos y la atención que les damos. Por ello, dice Bauman, la cantidad y calidad de la felicidad no puede medirse con el producto interno bruto.
Lo que sí demuestran las estadísticas del Pib es la creencia generalizada de que las rutas para alcanzar la felicidad pasan por las tiendas. La falsedad de que hay un vinculo entre la felicidad y el volumen del consumo
Al aceptar la idea de que la felicidad se obtiene a través del consumo de bienes y productos eliminamos la posibilidad de que la búsqueda de felicidad llegue en algún momento a su fin, y llegamos a conformarnos con la ilusión de que la persecución de la felicidad es la misma felicidad.
Es aquí cuando reflexionamos y nos damos cuenta de que al comprar productos de determinadas marcas, etiquetas o logos a los cuales hemos dado nuestra confianza, estamos no solo hipotecando nuestro futuro, también estamos siendo presa de una tremenda manipulación comercial al creer que el consumo de determinados productos nos dará una identidad determinada, una identidad socialmente aceptada, pero que tiene una existencia efímera, tan efímera como la duración de los productos hoy en día.
Este es el sentido de La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño del mismo, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible por diversos procedimientos, por ejemplo por falta de repuestos, y haya que comprar otro nuevo que lo sustituya. Su función es generar más ingresos debido a compras más frecuentes para generar relaciones de adicción (en términos comerciales, «fidelización») que redundan en beneficios económicos continuos por periodos de tiempo más largos para empresas o fabricantes.
El objetivo de la obsolescencia no es crear productos de calidad, sino exclusivamente el lucro económico, no teniéndose en cuenta las necesidades de los consumidores, ni las repercusiones medioambientales en la producción y mucho menos las consecuencias que se generan desde el punto de vista de la acumulación de residuos y la contaminación que conllevan. Esta práctica ha creado un creciente malestar entre los consumidores, por lo que, en tiempos recientes, activistas, medios de comunicación, organizaciones e incluso los mismos consumidores y varias empresas están llevando acciones para revertir esta práctica.
Esta obsolescencia programada para los productos se aplica también en las personas, en la construcción de identidades temporales basadas en las tendencias de la moda, que llevan a miles de personas a comprar productos que les “dan identidad”, aun cuando en un tiempo corto, se vean obligadas a cambiar de imagen o de identidad porque el mercado cambia las expectativas sociales para propiciar la compra de nuevos productos.
Las etiquetas, logos y marcas son el nuevo lenguaje de reconocimiento social y nuestra sociedad nos empuja a consumir determinados bienes y productos no precisamente para mejorar nuestra calidad de vida, sino “para darnos una identidad”. En ese sentido, la búsqueda de identidad es una parte importante en la búsqueda de la felicidad y somos felices mientras no perdamos la esperanza de ser felices buscando la felicidad en el consumo y en ese proceso se presenta un interminable “funeral de identidades” que está vinculado al comportamiento de compra y a los artículos que adquirimos.
Así como los artículos y productos que consumimos están programados para una duración prevista cuando llega un momento en el que dejan de funcionar, la construcción de identidades atraviesa el mismo proceso, surge una identidad que provoca sensación de bienestar, pero al poco tiempo genera decepción cuando pasa la sensación de novedad y tendemos a buscar la construcción de nuevas identidades consumiendo nuevos productos.
El mercado nos oculta la información de que la felicidad se produce con el establecimiento de relaciones humanas auténticas, intensas e íntimas en el sentido lo lograr desnudos psicológicos que consisten en decir lo que realmente se piensa y decir lo que realmente se siente.

Las fuentes de la felicidad no están dentro del reino del consumo de bienes materiales, se encuentran en nuestra capacidad de amar, de construir una amistad, en el aprecio, la solidaridad, el respeto a uno mismo y a los demás, etc. Dejemos de buscar la felicidad consumiendo bienes y productos y disfrutemos la compañía de nuestros seres queridos, elevemos la calidad del tiempo compartido y empecemos a aprender a expresar nuestros sentimientos y a compartir nuestras ideas, generando comportamientos auténticos.

Bauman, Zygmunt: El arte de la vida. Ed. Paidós. México, D.F. 2,017
Yescas, Oscar: Consideraciones sobre la problemática sexual juvenil
Obsolescencia programada


sábado, 8 de diciembre de 2018


     Adiós a la Universidad de Sonora
Oscar Yescas Domínguez

     En mi labor como profesor-investigador en la Universidad de Sonora desarrollé el “complejo de Cristóbal Colón” descrito por el filósofo Lituano Leonidas Donskis en las excelentes conversaciones que mantuvo con Zygmunt Bauman y que se encuentran descritas en el libro de ambos autores denominado "Ceguera moral".
Según Leonidas Donskis el complejo de Cristobal Colón en ciencias sociales  es el proceso a través del cual los pensadores sociales llegan a un punto en el cual encuentran insuficientes las teorías y paradigmas de su disciplina particular y empiezan a incursionar en los campos de otras disciplinas retomando las aportaciones que éstas puedan brindar para enriquecer su práctica profesional.
Mi formación como Psicólogo social me llevó a elevar la crítica social al punto de cuestionar desde una perspectiva epistemológica mi labor como docente, como investigador, la función social de la Psicología y el tipo de formación que brindamos a los estudiantes de Psicología en la Universidad de Sonora. En esta labor necesitaba las aportaciones de otras disciplinas diferentes de la psicología.
Esta forma de actuar me permitió enriquecer mi labor como profesor-investigador durante los últimos 33 años y seis meses, de tal forma que fortaleció mi capacidad de análisis y crítica social para vincular mi labor como docente con las necesidades sociales observadas en la comunidad, al mismo tiempo que incrementó mi capacidad para escribir, publicar y utilizar mis artículos como material de consulta didáctica en los seminarios que conduje en la Universidad de Sonora.
En todo momento tuve presente que los motivos por los cuales decidí estudiar Psicología en la convulsa década de los setentas, fue por mi interés por formarme como agente de cambio social para contribuir a un cambio social que contribuyera el logro del bienestar social de nuestra población mexicana utilizando como arma el conocimiento científico. En ese sentido, tanto en mi labor como docente, como en mi función como investigador social, intenté aportar argumentos teóricos para construir una Psicología socialmente sensible a las problemáticas de nuestras comunidades.
Siguiendo esa línea de pensamiento los cursos y seminarios que impartí en mi labor como profesor universitario apuntaban a la formación profesional de mis estudiantes como agentes de cambio social. La temática de mis seminarios me facilitaba y comprometía a la vez con la meta de lograr desarrollar un pensamiento autónomo y el uso de la crítica social como parte de los objetivos de aprendizaje de mis alumnos.

Como psicólogo social y casi fundador del Departamento de Psicología y Comunicación de la Universidad de Sonora, me tocó crear los contenidos y diseñar los programas de las materias de dos áreas de la Psicología: Psicología social (hoy conocida como Intervención psicológica en convivencia social) y Psicología organizacional (antes conocida como Psicología industrial, área de la cual fungí como Jefe y posteriormente como Presidente de la academia de Psicología organizacional).
Otro de los campos en los cuales incursioné desde la década de los ochentas fue el de la Educación en sexualidad humana, coordinando un Diplomado con duración de 200 horas  e impartiendo talleres dispersos sobre este tema, hasta que se me ofreció la oportunidad de impartir una materia optativa denominada Estudios Especiales, que según esto, se le ofrece a considerado experto en algún tema, por lo que decidí darle el enfoque de la Educación en sexualidad humana.
Durante más de tres décadas trabajé en la docencia e investigación de estos grandes campos del conocimiento científico, al grado de que la inversión de energía, esfuerzo, dedicación y tiempo invertido, me ha convertido en un especialista con amplia experiencia, en estos cuatro grandes rubros del conocimiento científico: Psicología de grupos, Psicología de las organizaciones, Psicología comunitaria y Educación en sexualidad humana.
Definitivamente que el “complejo de Cristóbal Colón” y mi arraigado hábito por la lectura me ayudaron a perfeccionar mi labor como docente e investigador universitario, de tal forma que constantemente actualizaba contenidos de mis seminarios enriqueciéndolos cada vez más y mejorando semestre tras semestre mi habilidad como docente al dejar atrás la técnica expositiva y apoyarme cada vez más en dinámicas y ejercicios grupales, estimulando la participación de mis estudiantes, al mismo tiempo que reducía mi autoridad ante ellos actuando como un facilitador y como un agente de cambio realizando una intervención grupal que incluía como objetivos de aprendizaje no sólo el aprendizaje de teorías, sino que también estaban contemplados avances en el autoconocimiento de cada uno de mis estudiantes y el desarrollo de sus habilidades sociales, ya que la mayor parte de todos estos años la posición predominante que utilicé es la de estar todos sentados en forma de círculo.

En cada grupo con los que trabajé ayudé a obtener un aprendizaje grupal y como formaba parte del grupo, yo también aprendía en el mismo momento que mis alumnos aprendían. Es decir, aprendía enseñando, mientras mis alumnos aprendían jugando y también enseñando a través de sus opiniones, interacciones, pensamientos, sentimientos, etc.

Por eso digo que la docencia es la labor más hermosa que el ser humano puede encontrar como actividad ocupacional porque creo firmemente que el fin último de la humanidad es compartir el conocimiento y eso era lo que hacía con mis alumnos, pero al mismo tiempo aprendía de ellos también.
Pero como todo inicio tiene un final, en este momento me encuentro en un momento histórico de mi vida profesional en el cual en el cual finalizo una etapa de mi vida profesional y estar en este punto me provoca una ambivalencia de sentimientos. Para explicar esto último quisiera retomar un planteamiento del Sociólogo polaco Zygmunt Bauman.
     Uno de los conceptos o ideas que encontré en su lectura que me parece pertinente retomar en este momento se refiere al planteamiento de que nuestro paso por esta vida contiene un innumerable funeral de identidades, es decir, que, en nuestro paso por esta vida, vamos construyendo identidades basadas tanto en la etapa en que nos encontremos de nuestro desarrollo psicosocial, como en las diferentes ocupaciones que llegamos a realizar.
     Honestamente no recuerdo en cuál de sus libros lo leí este concepto de “funeral de identidades” pero coincido plenamente con este planteamiento. Desde que tuve conocimiento de la obra de Bauman compré varios de sus libros, los cuales he leído con gran placer y creo que debería difundirse su obra ampliamente. Entiendo perfectamente su planteamiento al recordar que todos atravesamos por un proceso de desarrollo psicológico que implica pasar de una etapa de desarrollo psicológico a otra: infancia, pubertad, juventud, adultez y vejez.
     En cada etapa de desarrollo generamos una identidad, misma que enterramos cuando pasamos a la siguiente identidad psicológica.   De la misma manera la ocupación a la que nos dedicamos nos genera una identidad, nos permite identificarnos: soy estudiante, soy ama de casa, soy servidor público, soy psicólogo, soy profesor universitario, etc.
     En este momento me encuentro en uno de esos duelos de identidad al concluir mi carrera como profesor universitario debido a que me llegó mi jubilación después de laborar durante 33 años y seis meses como maestro de tiempo completo desempeñando funciones como profesor-investigador.
     No es que esté cansado de mi actividad como profesor universitario, la verdad no quisiera irme “a descansar” porque amo mi ocupación, mi profesión y mi labor como docente universitario a la que me he entregado de manera total durante todo este tiempo sin pedir permiso sin goce de sueldo alguno, sin disfrutar de beca alguna y sin siquiera pedir un año sabático (algo que algunos podrían cuestionar como torpeza de mi parte, pero la verdad, no sentí necesidad de hacerlo porque estaba completamente entregado en mi rol de profesor-investigador, con plena consciencia de ser miembro del “club de los privilegiados” al ser maestro de tiempo completo en la Universidad de Sonora).
Siento que en este momento estoy en la etapa más productiva de mi carrera profesional ya creo sin engañarme que domino con destreza y gran experiencia los campos del conocimiento en los que me he especializado durante más de tres décadas: La Psicología de grupos, la psicología organizacional, la psicología comunitaria y la Educación en sexualidad humana. Los alumnos que han tomado clases conmigo pueden dar referencias acerca de mis competencias en cada uno de esos campos.

Cualquier persona puede acceder a mi cuenta de Youtube donde tengo videos en los que al final de cada semestre mis alumnos evalúan el aprendizaje obtenido, el logro de los objetivos del programa, la metodología utilizada, los contenidos teóricos y mi desempeño como docente universitario.
     Elegí la profesión de la Psicología para estar en condiciones de contribuir al cambio social de nuestra sociedad y por azares del destino ingresé a laborar como trabajador de la educación y descubrí que ser educador es la profesión más hermosa que pueda existir y la que brinda más satisfacciones que ninguna otra actividad profesional.
     La mayor satisfacción que he encontrado en esta hermosa actividad como docente es la satisfacción conmigo mismo, al realizar una actividad que me gusta, que en verdad amo y que me ha permitido lograr un crecimiento permanente como persona y como profesional. Cada semestre terminaba mis seminarios y cursos con un alto grado de satisfacción, cada vez más alto en la medida que pasaba el tiempo. Pero, sobre todo, terminaba con un mayor crecimiento personal en la medida que aumentaba el conocimiento de mí mismo, de mi carrera, de mi profesión, de mi realidad social.
     Pero sin duda alguna, unas de las mayores satisfacciones que he recibido es el reconocimiento y agradecimiento de mis estudiantes por haber propiciado un crecimiento similar en ellos, como personas y como futuros profesionistas.
     Como educador siempre estimulé en mis alumnos el desarrollo de un pensamiento crítico y autónomo, podría seguir laborando como profesor universitario otros diez años o más, pero aplicando precisamente ese análisis crítico del momento histórico en el que nos encontramos, concluí que, si no me jubilo ahora, dentro de diez años no habrá seguridad de que me den mi jubilación.
     Antes de que se adelante, quisiera hacer la aclaración de que ese análisis lo hice más de un año antes de que en México se diera el cambio social que hoy estamos viviendo con Andrés Manuel López Obrador y Morena en el poder.
     Creo que estarán de acuerdo cuando digo que hace año y medio las condiciones sociales, políticas y económicas en México eran muy difíciles y el ambiente era más bien de pesimismo social y no como el que hoy estamos disfrutando que se respira un optimismo colectivo.
     En aquel contexto decidí solicitar mi jubilación pensando que mi solicitud tardará años en resolverse porque dentro de la Universidad de Sonora, había una larga fila de más de 800 maestros con intenciones de jubilarse.   Inicié los trámites y a partir de ahí comenzaba mis cursos diciéndoles a mis alumnos: “les doy la más cordial bienvenida a este seminario y les informo que probablemente sea el último de mi carrera como profesor universitario porque inicié mis trámites de jubilación, así que es muy probable que ésta sea mi despedida como docente universitario”.
     Tres semestres incurrí en esta acción, cuando de repente, a fines del mes de octubre me llaman de la Jefatura del Departamento de Psicología y Comunicación y me recibe el titular de este Departamento con esta Frase: “Maestro Yescas, le informo que su solicitud de jubilación fue aprobada y a partir del 30 de octubre causará baja en la Universidad de Sonora, lo que sí le pido por favor es que siga impartiendo sus cursos para no afectar a los estudiantes”.
     Honestamente, de todo lo que me dijo en ese momento sólo sonaba en mis oídos la frase “causará baja en la Universidad de Sonora” y experimenté una ambivalencia de sentimientos imposibles de describir pero que podría resumir como alegría, estupor, incredulidad y tristeza.
     Creo que en ese momento el nombre de Zygmunt Bauman cruzó por mi cabeza porque sentí que perdía algo, como que algo me era arrebatado y ese algo era mi identidad de profesor universitario activo.
     Después de ese aviso, todo el mes de noviembre estuve en algo parecido a un estado de negación, deambulando por los pasillos de los edificios del Departamento de Psicología y Comunicación de la Universidad de Sonora (pasillos que recorrí durante más de tres décadas y fui testigo de la construcción y ampliación de sus edificios, al igual que el crecimiento de infraestructura de nuestra hermosa universidad de Sonora), mientras concluía mis seminarios pero con la sensación de ya tener un pie fuera de la Unison.
     En ese inter recibí varias felicitaciones de alumnos, exalumnos y colegas por mi reciente jubilación y algunos llegaron a preguntarme ¿qué va a hacer una vez jubilado? Eso me recordaba una experiencia que tuve en los noventas cuando forzado por la crisis de 1994 con amenaza de embargo de mi casa y automóvil, decidí participar en un proceso de selección de una plaza de Director de Desarrollo Organizacional de Aeroméxico.
En este proceso participamos 110 personas que fuimos entrevistadas y pasamos a la ronda final solo 3 personas que fuimos citados a la Ciudad de Culiacán donde el Director General de Aeroméxico seleccionaría al ganador de este importante puesto en esa empresa.
Cuando llegó mi turno tuve la entrevista con este directivo y después de varias preguntas, me hizo una pregunta final: ¿Si tuviera resueltos sus problemas económicos y no tendría necesidad de trabajar, qué actividad le gustaría realizar?
Mi respuesta, basada en la honestidad fue la siguiente: “Seguiría haciendo lo que actualmente estoy haciendo” y ¿que es lo que hace actualmente? Me reviró y yo respondí: Seguir con mi hábito de la lectura, leyendo varias horas al día, seguiría escribiendo artículos, desarrollando investigaciones  y buscaría la forma de transmitir y compartir todo ese conocimiento adquirido”.
Su respuesta me sorprendió: “Sr. Yescas, le agradezco haber participado en este proceso de selección, ha sido un placer conocerlo, pero no podemos contratarlo, está usted sobrecalificado para el puesto al que aspira, muchas gracias”.
El día de hoy cuando me preguntan qué voy a hacer de jubilado, partiendo de la premisa de que elegí estudiar Psicología para contribuir al cambio social, mi respuesta es similar, la verdad, pienso invertir mi tiempo en mayores lecturas, porque siento que me falta saber mucho más todavía, seguir escribiendo y publicando en mi blog personal y en redes sociales, porque creo que en este momento histórico que nos encontramos en México iniciando una transformación social, es cuando mayor necesidad existe de que los académicos y científicos sociales apoyemos con nuestras aportaciones el proceso de cambio cultural y social, para fortalecer el proceso de  transición y contribuir como educadores sociales utilizando las tribunas públicas que tengamos a nuestro alcance para contrarrestar los intentos de frenar o desvirtuar el cambio social que provienen de aquellas fuerzas sociales que se oponen a la transformación de México.
     Mientras tanto, me veo a mi mismo como una persona que entró por la puerta grande a la Universidad de Sonora, al haber ganado un concurso de oposición de manera limpia y sin objeción alguna, y salgo con la frente en alto sintiendo con gran orgullo la satisfacción del deber cumplido.
     Pero sobre todo recibiendo el reconocimiento de quienes más me importaron siempre: mis alumnos, ya que siento que cerré con broche de oro mi actuación como docente en estos últimos semestres, sobre todo en éste último (2,018-2) que ha sido el mejor semestre de mi carrera.
     Por todas estas razones, a través de este medio digo adiós a mi segunda casa, la Universidad de Sonora, la institución que me ayudó a crecer profesionalmente, que me permitió realizarme como docente, como investigador, la institución que por más de tres décadas fue mi segunda casa, porque prácticamente vivía en ella. Con el corazón en la mano, les digo que llevo muy dentro de mi corazón mi amor por la Universidad de Sonora y lo que me resta de vida seguiré siendo orgullosamente búho.
      
 Videos de Oscar Yescas en Youtube
Videos de la reunion de clausura del curso educacion en sexualidad humana impartido por Oscar Yescas en el semestre 2,018-2
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Video introduccion a la Psicologia organizacional 2,018 2
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