lunes, 8 de abril de 2024

 

La perversión de la democracia en el siglo XXI

Oscar Yescas Domínguez

08 de abril de 2024


Introducción

La perversión de la democracia contemporánea

Avances de la extrema derecha en pleno siglo XXI

¿Qué es la democracia?

Conclusiones


Introducción

Vivimos tiempos en los que en el horizonte internacional se observa la presencia de dos guerras con participación multinacional que amenazan convertirse en cualquier momento en una tercera guerra mundial. La sola existencia de estos conflictos bélicos internacionales que se han prolongado en forma innecesaria, debemos tomarla como un fracaso de las instituciones internacionales responsables de la mediación de conflictos y sobre todo de la ausencia del uso de la política como instrumento de negociación para conseguir la paz por parte de los dirigentes de las grandes potencias mundiales.

Estos conflictos siguen escalando cada día más e involucrando a un mayor número de países, a pesar de que en la mayor parte del mundo se han registrado masivas manifestaciones exigiendo un alto al fuego a ambas guerras, pero el grito colectivo de millones de personas pidiendo darle una oportunidad a la paz no es escuchado por quienes gobiernan las grandes potencias, ya que siguen actuando como verdaderos sociópatas al mostrar gran insensibilidad al dolor colectivo que provocan con sus decisiones como jefes de Estado.

Ignoran el reclamo de los pueblos que dicen representar y continúan alimentando la guerra al aumentar en forma inédita el presupuesto militar de sus respectivos países, sin importarles que esto implique afectar el bienestar social al recortar rubros tan importantes como salud, educación, empleo, pensiones, etc.

Con estas acciones están mostrando en los hechos que se están preparando para una guerra prolongada que comprometerá no sólo mayores finanzas públicas destinadas para la destrucción y muerte, sino que también anuncia un incremento en el número de muertes futuras y con esta intransigencia quienes gobiernan se muestran al desnudo la evidencia de que la democracia es una figura retórica que sólo está presente en los discursos oficiales, pero se encuentra ausente en la dinámica económica, política y social de cada país en particular y en la situación internacional en lo general.

Este panorama refleja también una grave crisis de liderazgo y representatividad porque muestra una gran distancia en la relación dirigente-dirigidos y nos obliga a reconceptualizar el horizonte político, económico y social, porque la geopolítica mundial está cambiando al desaparecer el viejo orden mundial unipolar encabezado por Estados Unidos y somos testigos de la emergencia de nuevas potencias mundiales que reclaman la construcción de un nuevo orden mundial multipolar, en el contexto de una policrisis que afecta a nivel global.

El mundo entero se encuentra en un estado de interregno: “Mientras el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer y en ese claroscuro surgen los monstruos”(1) , esos monstruos son los Presidentes de los países que integran la Unión Europea, la Otan, Estados Unidos y Javier Milei en Argentina. A la incertidumbre que hemos padecido por una constante cauda de cambios sociales que nos ha impedido diseñar un plan de vida, se suma el temor de un conflicto de guerra internacional en el que todos saldremos perdiendo si se usa el nuevo armamento que la ciencia y tecnología produce con una mayor capacidad destructiva, que en caso de estallar la única garantía que se puede predecir es la de una “destrucción mutua asegurada”.

Pero a pesar de la gravedad de la situación, la mayoría de las personas continúa con sus vidas aceptando el caos como parte de la normalidad, por lo que necesitamos construir nuevos paradigmas sociales que contemplen una nueva mirada sobre nosotros mismos, sobre la realidad que nos rodea y sobre la situación mundial en su conjunto.

Una nueva mirada que contenga ojos críticos sobre lo que está sucediendo a nuestro alrededor, que nos permita identificar la gravedad del momento histórico que estamos viviendo, que nos ayude a reconocer lo que tenemos que hacer para detener el sufrimiento colectivo creando estrategias efectivas de resistencia, rebeldía y disidencia hacia quienes desde el poder insisten en aplicar políticas neoliberales que provocan genocidios económicos y militares, e insisten en continuar con la expanción de conflictos bélicos que sólo provocarán mayor destrucción de la naturaleza, de la humanidad y del planeta entero.

En la construcción de estos nuevos paradigmas sociales, necesitamos combatir el conformismo generalizado y cuestionar la creciente indiferencia hacia la política, provocando un despertar colectivo que ayude a tomar consciencia de que solo si aumentamos la participación social podremos tomar el control sobre nuestras vidas y evitar que continúe el control social que un puñado de individuos que pertenecen al 1% de la población mundial tiene sobre los gobernantes de la mayoría de los países del mundo entero y terminar con la manipulación social que realizan con narrativas que falsean la realidad social y que distribuyen a través de medios masivos y redes sociales.

Ayudaría a lograr un despertar social y aumentar nuestra comprensión sobre la situación actual si establecemos una analogía entre el funcionamiento de nuestra sociedad contemporánea y el funcionamiento del cuerpo humano, porque se puede afirmar que cualquier persona puede aceptar que cuando un cuerpo humano presenta una falla en su interior, como puede ser un dolor de cabeza, estómago, apéndice, etc., lo pertinente y esperado es que la persona acuda a un médico que lo atienda y después de un diagnóstico le proporcione un tratamiento médico que le ayudará a recuperar su salud.

Pero cuando hablamos de la sociedad contemporánea, no nos percibimos como parte de la sociedad contemporánea porque “la gente habla de la gente, como si no formara parte de la gente”, debido a que no se reconoce a sí misma como seres sociales y tiende a ver a las demás personas como “los otros”, como personas sin vínculo alguno con ella misma, porque décadas de neoliberalismo han destruido el concepto de “lo social”, lo sustituyeron por una visión fragmentada de la realidad que generó una ideología individualista y con ello destruyeron nuestra identidad social, eliminaron el sentimiento de pertenencia a nuestras comunidades, logrando que las personas vivan la desigualdad social en forma individualizada.

Todo mundo está de acuerdo en cuestionar las desigualdades que separan al menos del 1% de la población mundial del resto de la población que vive en condiciones de pobreza, pero quienes integran ese 99% de la población no vive la desigualdad social como clase social, sino como un problema personal, porque se culpan a sí mismos de sus carencias, porque las desigualdades sociales se viven como experiencias personales en las cuales las personas se sienten desiguales por “problemas personales” como su condición económica, género, edad, escolaridad, lugar de residencia, pertenencia a una minoría discriminada, etc. (2).

Esta mirada individualista de la sociedad ha provocado también que la mayoría de las personas perciba los problemas sociales como hechos aislados que son ajenos a su comportamiento individual y esfera privada, por que se desconoce el hecho real de que todo los fenómenos sociales están intervinculados entre sí debido a que forman parte del mismo sistema social y se ignora el hecho de que la esfera de confort personal está dentro de un sistema social que se encuentra sumergido en una crisis de múltiples dimensiones, una crisis social que provoca millones de crisis individuales.

Bajo esa mirada reduccionista, los problemas sociales que existen en nuestra sociedad se perciben como fenómenos incontrolables, o como problemas sobre los cuales no podemos influir para controlarlos, inhibirlos o paliar sus efectos nocivos. Esta mirada individualista nos impide desarrollar un empoderamiento individual y colectivo, por lo que surge un sentimiento de impotencia individual que lleva a buscar la figura de un líder que tenga capacidad de liderazgo suficiente para solucionar los problemas sociales y actuar como seguidores del mismo.

La mayoría de las personas no tienen confianza en sí mismos, desconocen el potencial humano que poseen, experimentan grandes inseguridades que son producidas por un proceso de socialización en el que han sido educados para construir vínculos de dependencia con las figuras de autoridad y se limitan a percibirse a sí mismos en calidad de seguidores de otras personas, esto sucede con más claridad en el terreno de la política, un campo en el cual la mayoría de las personas se ve a sí misma excluida como protagonista de actos políticos, por lo que su participación se limita a apoyar a partidos políticos o personajes que destacan dentro de la política actuando como simples seguidores y lo absurdo de la situación es que llegan a pensar que con la sola acción de depositar sus votos en las urnas electorales, cumplen con su deber cívico y dejan en manos de otras personas la responsabilidad de resolver los problemas que afectan a nuestras comunidades.

Pero si utilizamos esa nueva mirada crítica sobre lo social, podremos ver que en el contexto de la policrisis en que nos encontramos a nivel global, resulta irracional e ingenuo pensar que los problemas de desigualdad social, corrupción, injusticias, violencia, guerra de delincuencias organizadas y amenazas de expansión de las guerras, se resolverán con el simple acto de votar.

Necesitamos construir una nueva mirada social y una forma de hacerlo es traducir las preocupaciones privadas en preocupaciones públicas y lo podremos lograr si retomamos el aprendizaje obtenido por la lucha del movimiento feminista que demostró que “lo personal es político”, que nuestras vidas privadas están determinadas por la implementación de políticas públicas que atraviesan los comportamientos de nuestras vidas cotidianas.

Otra manera de construir esta nueva mirada social es asimilar el aprendizaje que nos dejó la pandemia del covid, en el sentido de tener presente que vivimos en un mundo globalizado, en el cual los acontecimientos que suceden en algún lugar lejano de donde residimos, tarde o temprano repercutirán provocando efectos en nuestra economía local, porque tenemos vínculos comerciales, económicos y políticos con la mayor parte del mundo, por lo que no debemos mostrarnos indiferentes a acontecimientos de relevancia política y social que ocurren en nuestros países y en el ámbito global, por lo que debemos empezar a construir una identidad como sujetos globalizados reconociendo el origen global de nuestros problemas personales y que la política que rige nuestras vidas va más allá de la política electoral.

Esta nueva mirada nos permitirá ver que la política trasciende los períodos electorales ya que no se limita al comportamiento de los partidos y de los políticos, porque parte de la premisa premisa aristotélica que plantea que el ser humano es diferente a los animales porque vive en sociedades organizadas políticamente participando en la discusión de asuntos públicos para lograr el bienestar común, perspectiva que constituye la base sobre la cual se construyó la expresión “el hombre es un animal político”.

Con este nuevo significado de la política se logra superar el reduccionismo al que se ha sometido al limitarla a la política electoral porque enfatiza la necesidad de aumentar la participación social en asuntos públicos, acompañados del desarrollo de un pensamiento autónomo que permita construir una mirada crítica sobre el funcionamiento de nuestra sociedad. Esta nueva mirada debe incluir un cuestionamiento a la forma como nos gobiernan los políticos en el poder, cómo toman decisiones a nuestro nombre que favorecen intereses privados perjudicando a una gran mayoría marginada y se acompaña de la autocrítica que permita una transformación individual de simple seguidor de líderes al desarrollo de un empoderamiento individual y colectivo en el cual no tiene cabida los mesías o caudillos porque desaparece el vínculo de dependencia y es sustituido por un vínculo de colaboración.

Adicionalmente a la construcción de una nueva política, se necesita revelar otra obviedad que es el hecho de que lo que llaman democracia es en realidad un trampantojo electoral, nos han engañado al decirnos que vivimos en una sociedad democrática, cuando que en realidad estamos sometidos a un autoritarismo disfrazado de progresismo y la aceptación del papel de sumisión y obediencia hacia quienes ocupan cargos de poder es una evidencia de la existencia de una patología de la democracia que es congruente con la sociopatología que existe en la sociedad en que vivimos donde se normalizan comportamientos patológicos.

Recordemos que la concepción original de la democracia hacía referencia a un estilo de vida colectivo que se caracteriza por la participación colectiva en la toma de decisiones en cada ámbito de convivencia social al que pertenecemos: grupos, organizaciones, comunidades y nación entera, por lo que la democracia debe estar presente en la cotidianeidad y no sólo invocarse en campañas electorales, por lo que necesitamos cambiar nuestra forma de pensar y empezar a construir una democracia que sea real, teniendo presente que una sociedad democrática se construye con individuos autónomos que tienen libertad de pensamiento y de elección, por lo que la existencia de caudillos y una masa de seguidores no tienen cabida en una sociedad democrática.

La perversión de la democracia contemporánea

Millones de personas piensan que vivimos en un sistema democrático porque “tienen la libertad” de votar por el candidato de su preferencia y su voto tendrá un valor porque será contabilizado en las urnas electorales debido a que existe existen instituciones que garantizan la democracia electoral, pero la realidad es que los gobernantes de varios países que llegaron al poder a través de elecciones libres, manejan en su discurso que gobiernan a favor de los intereses sociales, pero terminan gobernando a favor del capital privado nacional y extranjero permitiéndoles que continúen con el saqueo de los recursos naturales, con la explotación de la clase trabajadora y aceptando la implementación de políticas neoliberales que tienen como objetivo principal despojo de derechos laborales y y la privatización de servicios públicos.

La crisis social que se vive a nivel global contribuye a la agudización de la crisis económica, generando un aumento de la desigualdad social y las constantes agresiones a la clase trabajadora han provocado un aumento en el sufrimiento colectivo de las mayorías marginadas, por lo que en fechas recientes han surgido movimientos colectivos que presentan resistencia a la implementación de políticas neoliberales que afectan los intereses colectivos.

Pero estos movimientos colectivos luchan de manera fragmentada en su contexto nacional, en contra de un poder corporativo internacional que impulsa la dictadura del mercado en el marco de la globalización, expresada en un poder económico que se ha impuesto al poder político y que controla los gobernantes de varios países, por lo que no podemos hablar de democracia ya que quienes dirigen el mundo son en realidad los integrantes del 1% de la población mundial, los dueños de las grandes corporaciones que obigan a los dirigentes de los países en el mundo a implementar una necropolítica, implementando políticas neoliberales que aumentan la pobreza y la cantidad de gente que fallece por falta de alimentos, medicamentos y servicios de salud.

En este marco de economía globalizada en el contexto de una policrisis, de una fragmentación de lo social, de predominio de una ideología individualista, de alejamiento de la política por parte de los ciudadanos, las personas han perdido el sentimiento de pertenencia a sus comunidades. Lejos han quedado aquellas luchas colectivas que se dieron en los años 60 y 70 del siglo pasado, cuando las juventudes de aquella época “politizaron” los problemas contra los cuales lucharon: autoritarismo familiar, laboral y escolar, derechos laborales, igualdad social entre hombres y mujeres, racismo, homofobia, luchas contra las guerras, luchas que tenían como denominador común la construcción de una democracia social como estilo de vida.

Pero esas luchas que lograron conquistar derechos laborales, civiles y educativos, terminaron por claudicar con la desaparición de la URSS, el aparente triunfo del capitalismo y el regreso de un autoritarismo más acentuado porque incluyó golpes de Estado en varios países y el culto a figuras políticas encumbradas en el poder.

Junto al regreso del autoritarismo se generalizó la corrupción como característica principal del comportamiento de políticos, gobernantes y partidos, por lo que la ciudadanía se fue alejando de la política, de la lucha por la democracia social y ha aceptado que su participación en política se limita a la condición de simples electores que forman parte de un mercado electoral que solo adquieren valor en tiempos de elecciones cuando los candidatos visitan las comunidades solicitando voten a su favor.

Con la fragmentación de lo social se produjo la desaparición de una identidad social y fue sustituida por una identidad individualista. El vínculo social se redujo a los grupos sociales de los cuales el individuo forma parte y éstos funcionan bajo la noción del agrupamiento en el sentido de que formalmente son grupos, pero los integrantes del los mismos no experimentan un sentimiento de pertenencia porque se guían por intereses individuales, por lo que la ausencia de trabajo en equipo es el problema más frecuente que enfrentan las organizaciones contemporáneas.

Debido a que la corrupción se convirtió en un problema estructural que se manifestó principalmente en las esferas del gobierno y en el funcionamiento de los partidos políticos, en las últimas décadas las personas perdieron la confianza en los partidos políticos tradicionales y en aquellos que se manifiestan en contra del neoliberalismo y se autoproclaman “progresistas”. La ciudadanía desconfía de los políticos sobre todo de aquellos que exhiben una obsesión de mantenerse en el poder brincando de un partido a otro y por todas estas razones un grueso de la población se ha alejado de la política porque la confunden con el comportamiento de los políticos.

Pero aún cuando la crisis social se sigue agudizando y gran parte de la población acepta que algo está mal, la mayoría de la población no toman la iniciativa de movilizarse, no se atreven a cuestionar abiertamente las decisiones de quienes están gobernando, porque no encuentran una alternativa política en torno a la cual aglutinar esfuerzos. La desconfianza se ha extendido hacia la propia ciudadanía porque la mayoría de las personas se sienten incapaces de asumir un rol político porque han sido educados para la obediencia social y se limitan a esperar la llegada de una figura política a quien seguir y piensan de una manera ingenua que van a cambiar la realidad en que viven con el simple hecho de depositar su boleta electoral.

Para la mayoría de la población el significado de la democracia se redujo a una democracia electoral y como la democracia está ligada en forma directa a la política, ambos conceptos sufrieron un proceso de degradación de tal forma que la democracia sólo reaparece en tiempos electorales y el significado de la política se ha reducido para hacer referencia al comportamiento de los partidos y los políticos que han hecho de la política su profesión y modo de vida.

En estas condiciones la democracia contemporánea es concebida como la participación en en jornadas electorales al votar por el candidato que les diga lo que “todo va a cambiar”, por lo que limitan a actuar como seguidores y esperan que quienes fueron electos resuelvan los grandes problemas sociales. No alcanzan a ver que el sistema de democracia representativa no funciona porque aquellos representantes populares que son electos, una vez que están en el poder toman decisiones sin consultar a quienes representan sin importar que esas decisiones afecten a quienes los llevaron al poder a través del voto popular.

Debemos tomar consciencia de que el capitalismo fomenta la obediencia y la sumisión en millones de personas, haciéndoles creer que las masas necesitan un líder que las dirija, las oriente y les salve de los problemas que enfrentan en sus vidas cotidianas, porque así es como funciona el sistema, produciendo pobreza, degradando a seres humanos a la condición de subhumanos a quienes se explota y después se desecha y se les deja morir porque son “consumidores defectuosos” (3).

Los líderes de las grandes potencias toman decisiones que provocan genocidios económicos y conducen a las guerras provocando genocidios militares, argumentando que lo hacen en defensa de la democracia y en contra de enemigos que representan una amenaza para la libertad y seguridad de sus países. La sumisión, obediencia y alejamiento de la política es lo que ha permitido que los políticos engañen a la población manejando un discurso de defensa de la democracia, búsqueda de la libertad, política de liberación, etc., lo cual no es otra cosa que la expresión de una patología de la democracia en el contexto de una sociopatología que consiste en normalizar comportamientos patológicos como si formaran parte de la normalidad de la vida cotidiana.

El crecimiento de la desigualdad social, la agudización de la crisis económica, la crisis de liderazgo que presentan los partidos llamados progresistas, el sufrimiento colectivo, un creciente hartazgo social y la equivocada idea de que el cambio social sólo puede lograrse a través de cambios electorales es lo que ha provocado que una perversión de la democracia a nivel global en este siglo XXI y esta situación está siendo aprovechada por partidos de ultraderecha que están utilizando la democracia electoral para ganar elecciones, tomar el poder y gobernar en forma totalitaria, olvidando que llegaron al poder gracias a la democracia electoral.

Avances de la extrema derecha en pleno siglo XXI

Para comprender la situación actual y construir una nueva mirada social, debemos alimentar la memoria histórica y recordar que después de la segunda guerra mundial, la democracia se consolidó como forma de vida y los partidos de la extrema derecha fueron marginados socialmente porque representaban los excesos en los que incurrieron dichos partidos políticos cuando conquistaron el poder y provocaron la muerte de millones de personas. Durante varias décadas existió un rechazo natural hacia estas organizaciones porque se les asociaba con la muerte colectiva e innecesaria de seres humanos inocentes.

Pero 70 años después nos encontramos con una situación diferente porque como parte de los cambios sociales que estamos vivenciando se encuentra el olvido, la ausencia de memoria histórica en las nuevas generaciones, lo cual ha permitido la reaparición de estas fuerzas que promueven un discurso de odio, mismas que no sólo reciben tolerancia a su existencia, sino que han avanzado tanto que en Europa se muestran como la fuerza política más pujante, ya que en países como Austria, Noruega, Países Bajos, Suecia, Suiza, Italia, estas fuerzas políticas ya forman parte de los gobiernos nacionales. En la Unión Europea la extrema derecha se encuentra gobernando en la mitad de los 27 países que la conforman y donde no es la primera fuerza política, es la segunda fuerza política que amenaza con tomar el poder a través de las próximas elecciones.

El avance de la extrema derecha a nivel mundial es un fenómeno que ha sido pasado desapercibido al cual no se le ha prestado la atención que requiere como fenómeno social nuevo, no ha sido analizado su significado político por parte de las fuerzas de izquierda a nivel global, pero lo más grave es que también está siendo ignorado por académicos, intelectuales y politólogos, que son quienes deberían estar dando la voz de alarma del peligro social que representan el hecho de que los partidos políticos de extrema derecha tomen el gobierno en diferentes países (4).

La situación internacional dio un giro tan radical en estos 70 años, que en este año 2024 en el que habrán elecciones en 76 países del mundo, los partidos de derecha y extrema derecha ocupan el primer lugar en las encuestas. En junio habrá elecciones en la Unión Europea y la extrema derecha representa la fuerza política con mayores posibilidades de triunfar.

El avance de los partidos de extrema derecha no se limitan a Europa, porque en América también han conquistado posiciones de poder e incrementado el número de seguidores y potenciales votantes en las elecciones que tendrán lugar en este continente. Recordemos el triunfo de Donald Trump en Estados unidos, el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, la llegada al poder de Javier Milei en Argentina y el avance de la extrema derecha en Chile, por lo que puede decirse que la extrema derecha también va ganando poder en el continente americano. En la India y Filipinas se encuentra gobernando la extrema derecha, en éste último país está en el poder el nieto del dictador filipino ampliamente conocido: Marcos, que cuando cayó se descubrió que su esposa tenía una colección de miles de zapatos en sus residencias.

Pero, ¿cómo es que la extrema derecha salió de la marginalidad?, debemos tomar en cuenta que a diferencia del siglo pasado cuando la extrema derecha tomaba el poder a través de golpes militares, en este siglo XXI la extrema derecha está tomando el poder a través de golpes blandos, destituyendo a gobernantes electos democráticamente con colaboradores que los traicionan como sucedió en Bolivia y está pasando en Perú.

Pero lo realmente grave de la situación actual es que la vía principal por la que la extrema derecha está tomando el poder es a través de ejercicios de democracia electoral, obteniendo el voto a su favor de millones de personas que expresan su inconformidad social usando el voto de castigo en contra de los partidos tradicionales que han fallado en su tarea de consolidar la democracia, las masas expresan su inconformidad votando a favor de los candidatos de la extrema derecha porque no encuentran otra alternativa política que les atraiga y aún más grave todavía es el hecho de que lo hacen convencidos del discurso de odio que manejan los partidos de la extrema derecha.

La extrema derecha está utilizando mujeres para obtener votos manejando la bandera de la equidad de género y está usando la vía electoral como medio principal para conquistar el poder, lo cual nos dice que estamos en un momento histórico en el cual la extrema derecha ha desarrollado una capacidad para impulsar movilizaciones masivas logrando que multitudes tomen las calles y salgan a manifestarse y protestar.

Antes, la toma de las calles, las protestas multitudinarias eran acciones realizadas por los partidos de izquierda y progresistas, pero de manera reciente, la extrema derecha ha logrado reunir en espacios públicos a miles de personas y conducir a multitudes a realizar acciones impensables como lo fue el asalto al capitolio en Estados Unidos el 6 de enero del 2021, al igual que el 8 de enero del 2023, una multitud que protestaba en Brasil por el triunfo de Lula e intentó impedir la ceremonia de toma de poder, exigiendo reconocer el triunfo de Jair Bolsonaro.

Por todo lo anterior, se puede decir que una característica novedosa de la situación actual a nivel global, es que la extrema derecha ya no es un grupo marginal socialmente mal visto, porque se ha convertido en una fuerza política capaz de movilizar a miles de manifestantes por las calles de varias ciudades del mundo. El avance de la extrema derecha ha sido posible por la existencia de una cultura de la obediencia, sumisión, silencio en el proceso de socialización y por el predominio de una ideología individualista que ha generado la existencia de un vínculo de dependencia en los grupos sociales, organizaciones formales y comunidades sociales, que permite que las personas sean adiestradas para actuar como seguidores.

En los movimientos de esta tendencia política sobresale la figura de un líder que puede ser hombre o mujer, líderes que actúan en forma mesiánica y que manejan un discurso de confrontación directa, en el que incluyen contenidos religiosos en el cual plantean que su misión es “salvar al pueblo” y establecen una división entre “ellos o nosotros”, fracturando a la sociedad, alimentando el odio bajo el argumento de que actúan en defensa de una amenaza social, señalando como un “peligro” a los partidos o políticos de izquierda.

En el actual horizonte internacional puede observarse que las preferencias electorales están abandonando a los partidos tradicionales y se orientan hacia los partidos de la ultraderecha que están ganando nuevos votantes, lo cual es motivo de preocupación. ¿Cómo es que se dio este cambio radical de rechazo de los partidos de ultraderecha a convertirse en principales fuerzas políticas en varios países del mundo en tan solo unas cuantas décadas? Debemos contemplar que dentro de la policrisis que estamos padeciendo, se encuentra la presencia de varios cambios sociales que están tomando por sorpresa a las masas porque no están preparadas para los mismos.

Tenemos por un lado una crisis política que incluye la crisis de las instituciones que son pilares en el funcionamiento de nuestra sociedad, estas instituciones son los partidos políticos tradicionales que a pesar de autoproclamarse progresistas y antineoliberales, continúan permitiendo que continúe vigente la aplicación de políticas neoliberales de explotación laboral, explotación irracional de recursos naturales, destrucción de la naturaleza por la contaminación de mares, ríos, lagos y lagunas, producida por deshechos industriales y consumo humano, llevando a la humanidad a una catástrofe ecológica sin precedentes.

La crisis de las instituciones religiosas en la que se observa una creciente deserción de religiones e iglesias a nivel global motivados por escándalos de violaciones sexuales por parte de sacerdotes católicos que fueron protegidos por el Vaticano. La mundialización de la cultura del consumo promovida por la economía de libre mercado y el aumento de la inmigración que permitió la creación de sociedades multiculturales que hacen perder influencia a las iglesias y creencias religiosas.

Mantener viva la memoria histórica nos permite recordar que la extrema derecha creció de manera inconmensurable en la década de 1930 después de la crisis financiera de 1929 que provocó un colapso económico mundial, cierre de empresas, miles de despedidos, aumento de la pobreza, delincuencia e inseguridad y subió al poder en elecciones recibiendo el voto de las mayorías marginadas, justo antes de que estallara la segunda guerra mundial.

En el momento presente, en año donde se realizarán elecciones en 72 países, la humanidad entera se encuentra viviendo una de las peores crisis económicas que se han registrado en la historia, al igual con un nivel de desigualdad social que ha crecido a niveles jamás registrados y la población global padece una orfandad ideológica y enfrenta la ausencia de organizaciones políticas que realmente representen y defiendan los intereses de los trabajadores.

¿Qué es la democracia?

Para responder a esta pregunta es necesario tener presente que la historia de la humanidad es la historia de sociedades que fueron producto de la creación humana, no existe origen divino alguno de ninguna sociedad humana, ha sido el ser humano el que ha creado diferentes tipos de sociedades y por esas razones, el ser humano debe ser considerado el ser supremo para el ser humano. Cada sociedad contiene un carácter autoinstituyente en el sentido de que crea su propio lenguaje, cultura, estilos de vida y significado a las figuras del hombre y de la mujer, bajo esa perspectiva es que se habla de que cada sociedad crea al tipo de individuo social que se necesita para seguir funcionando como sistema social.

Las civilizaciones anteriores a la Grecia antigua (que fueron musulmanes o cristianas), no decidían o elegían por sí mismos, porque la verdad que ellos recibían provenía de un Dios y su comportamiento se limitaba a obedecer y amar porque su destino ya estaba escrito. Las leyes eran heredadas de los antepasados pero no eran leyes creadas por el ser humano, sino que se afirmaba que eran producto de la obra de algún Dios. Pero la capacidad humana para juzgar, decidir o elegir fueron desarrolladas en la sociedad griega por primera vez en la historia de la humanidad y con ello surgió la democracia como estilo de vida (5).

El cuestionamiento que acompañaba el desarrollo del pensamiento autónomo griego dio origen a la Filosofia y ambos conceptos fueron los que provocaron siglos más tarde las revoluciones norteamericanas, francesa, mexicana y rusa, por lo que puede afirmarse que la historia de la democracia ha sido una permanente lucha entre la autonomía y la heteronomía entre los integrantes de una sociedad.

La idea central de la democracia parte de la premisa de que cada individuo tiene un pensamiento autónomo porque tiene libertad de pensamiento y puede expresar su opinión que es tan válida e importante como la opinión de cualquier otro integrante de la sociedad. Para evitar que el caos prevaleciera dentro de una sociedad, surgió la política, porque si el universo hubiese sido creado por Dios, no habría necesidad de crear la política y la democracia supone que todos los ciudadanos tienen la posibilidad de crear una opinión personal a través de su pensamiento autónomo, por lo que dentro de la democracia se acepta la idea de que nadie es poseedor absoluto de todas las verdades, nadie posee la opinión correcta, porque la sociedad está integrada por varios ciudadanos que tienen opiniones distintas pero que son válidas.

La política entra en función cuando impide que un pensamiento influyente pretenda dominar el pensamiento colectivo y uniformar la forma de pensar de todos los ciudadanos y nos recuerda que la historia humana es una creación en la que hubo juicios y elecciones, a pesar de que la religión intentó impedir el desarrollo del pensamiento autónomo de las personas y en consecuencia intentó impedir el desarrollo de la responsabilidad de los actos sociales. La capacidad humana para juzgar, decidir o elegir, es lo que da origen a la política, entendida como una actividad colectiva cuyo objeto es la institucionalización de la sociedad como tal

En la creación y mantenimiento de sistemas sociales o sociedades, se crearon fuerzas instituyentes que le apuntalan y refuerzan, estas fuerzas se fueron modificando con el tiempo y se transformaron en lo que hoy llamamos instituciones que fueron creadas para concretar la institucionalización de la sociedad a través de la creación de leyes jurídicas que son obligatorias para todos los ciudadanos y que promueven una percepción del mundo que contiene derechos sociales y comportamientos obligatorios, es a lo que se llama “Estado de Derecho”.

La palabra democracia significa el poder del pueblo, el conjunto de ciudadanos que actúan cuestionando, juzgando y modificando las reglas del poder, las leyes y las formas de gobernar de sus dirigentes. La democracia social se construye cuando son los ciudadanos quienes participan en un movimiento de autoinstitución, por lo que tiene sentido afirmar que la palabra democracia conlleva el significado de autonomía, es decir, que la ciudadanía, los gobernados son quienes establecen sus propias leyes y participan en decisiones colectivas sobre asuntos de relevancia social.

De lo anterior se desprende la idea de que para construir una democracia social se requiere que la ciudadanía actúa con autonomía, que sean individuos que tengan un pensamiento autónomo y tengan libertad de pensamiento que les permita desarrollar sus propias ideas y puedan expresarlas oralmente o por escrito en un ambiente social en el cual prevalezca la soberanía individual y colectiva, así como la igualdad política de todos los ciudadanos. Esto último significa que la política no es un arte complicado de aprender, que no hay necesidad de “políticos profesionales”, porque en un sistema democrático todos los ciudadanos pueden gobernar y ser gobernados, ya que es la ciudadanía la que conforma el cuerpo político y actúa en forma libre y organizada.

Desde la perspectiva griega, la ciudadanía es la que gobierna, porque los ciudadanos son iguales ante la ley y tienen los mismos derechos civiles y políticos, que para disfrutarlos se requiere de la participación activa en la discusión y solución de los asuntos públicos, por lo que si un ciudadano griego se negaba a participar en las discusiones públicas o luchas civiles, dejaba de pertenecer a la comunidad y perdía sus derechos públicos, por lo que la participación política era un aspecto fundamental en la construcción de la democracia. En la democracia griega la participación se daba en las asambleas que eran los cuerpos soberanos y todos los ciudadanos tenían el derecho de tomar la palabra y votar, cada voto tenía el mismo valor y aceptaban la obligación moral de hablar con absoluta franqueza.

La lucha por la democracia ha estado presente en varios momentos de la historia de la humanidad y ha sido el motor de grandes cambios sociales que se presentaron en varios lugares de nuestro planeta en diferentes momentos históricos. Pero la historia registra que las esperanzas de construir una democracia social que surgieron con el triunfo de algunas revoluciones, con el tiempo se desvanecieron al tomar el gobierno políticos que abrieron la compuerta para el predominio de estilos de liderazgo autoritario en la forma de gobernar y que en algunos casos estas esperanzas del cambio social se transformaron en verdaderas pesadillas totalitarias (6).

Pero la versión moderna de la democracia es totalmente diferente de la original que se creó en Grecia, la mayoría de las personas no muestran interés en los asuntos públicos, la democracia representativa es un principio ajeno a la democracia original y quienes acceden a puestos de representación quieren estar en forma permanente en el poder. Le quitan la autoridad e iniciativa a los ciudadanos y pretenden consolidar sus posiciones en cada elección y manejan el argumento de la experiencia y conocimientos en política como cartas a su favor, cuando que en la antigua Grecia, no existía la figura del especialista en política porque todos los ciudadanos actuaban con responsabilidad social.

En en la actual democracia representativa, las decisiones relevantes las toman los representantes populares sin consultar a quienes dicen representar, en la democracia griega, después de escuchar diferentes opiniones incluidas las de aquellos que decían tener un conocimiento específico sobre los temas por discutir, las decisiones se tomaban en asambleas ciudadanas en las que participaban todos los ciudadanos que desearan hacerlo y votaban a mano alzada.

En la historia reciente de la humanidad, se puede observar la existencia de diversos movimientos colectivos que lucharon por construir la democracia en sus países y lograron construir la figura de los Estados-Nación, otros movimientos colectivos que lucharon en el período del siglo XX y lo que va del siglo XXI, lucharon en defensa de derechos humanos, laborales y sociales, algunos lograron triunfar pero terminaron por entregar el poder a políticos que decían que gobernarían defendiendo los intereses populares, pero terminaron aceptando que el capital privado nacional y extranjero continuara saqueando las riquezas de sus naciones y esas luchas por la democracia terminaron por aceptar como grandes logros el impedir la perpetuación en el poder de políticos corruptos.

Conclusiones

Mientras el mundo entero enfrenta varias amenazas: aumento de la desigualdad social sin precedente, destrucción de la naturaleza por la explotación irracional de recursos naturales y contaminación por deshechos químicos y basura generada por un consumo excesivo, cambios bruscos de clima que provocan incendios, inundaciones, tormentas gélidas, la desaparición del orden mundial unipolar y el peligro de que las guerras en Palestina y Ucrania se internacionalicen, millones de individuos viven sus vidas cotidianas actuando con toda normalidad dentro del caos internacional, como si no estuviera en peligro el planeta y la existencia de la propia humanidad, exhibiendo una gran ignorancia colectiva (7).

Dentro de la sociopatología social en que vivimos, la mayoría de las personas aceptan como algo normal la creciente precarización de sus vidas, el enriquecimiento ilícito de los políticos que nos gobiernan y la concentración del capital en manos cada vez más reducidas en número. Estos comportamientos que presenta una inmensa mayoría de la población podría clasificarse como efectos de una “anestesia social” porque muestran una gran indiferencia social a las injusticias, un conformismo generalizado, una insensibilidad social hacia el sufrimiento ajeno, presentando todos los síntomas de una “ceguera moral” que describió el filósofo Zygmunt Bauman (8) y representan el triunfo del capitalismo en el campo ideológico, porque son millones de personas que han renunciado a luchar para construir un mundo diferente al que estamos padeciendo y sufriendo en forma colectiva.

Mientras el viejo orden mundial unipolar se cae en pedazos y emergen nuevas potencias mundiales que reclaman participar en la construcción de un nuevo orden mundial multipolar, los políticos que gobiernan las grandes potencias mundiales pervirtiendo la democracia al afirmar que defienden la democracia, cuando que en realidad están produciendo un vaciamiento de la misma al actuar en forma autoritaria y tomar decisiones de reducir el presupuesto para gastos sociales y aumentar el presupuesto militar, logrando con ello prolongar de manera indefinida la existencia de las guerras que nos conducen a una destrucción mutua asegurada (9).

El engaño de que vivimos en un sistema democrático es más evidente cuando millones de personas en el mundo entero se han manifestado exigiendo un alto a las guerras en Israel y Ucrania, pero sus reclamos son ignorados porque quienes representan el poder político y que gobiernan con un enfoque de necropolítica, para favorecer los intereses del poder económico.

Bajo una mirada social crítica podremos ver que al igual que en el pasado cuando se cometieron verdaderos genocidios en nombre de la religión, la palabra democracia es utilizada en nuestros días como bandera de lucha para impulsar guerras que buscan el exterminio de pueblos completos o el derrocamiento de gobiernos que no están alineados con las grandes potencias.

Vivimos momentos históricos en los que los regímenes que llegaron al poder gracias a la democracia electoral y se autonombran progresistas, se debilitan perdiendo apoyo social porque no defienden los intereses de los trabajadores y terminan cediendo a las presiones del mercado mundial de aceptar la desregulación de la economía, la implementación de políticas neoliberales, la privatización de servicios públicos y el desmantelamiento del Estado.

Con la agudización de la crisis económica, aumenta el sufrimiento colectivo y la ciudadanía ya no se siente representada por quienes forman parte de una “clase política” que aún cuando llegaron al poder mediante elecciones democráticas, traicionan la democracia al intentar perpetuarse en el poder, brincando de un partido político a otro, para seguir enriqueciendo sus fortunas personales con el presupuesto público. Con estas actuaciones se convierten en cómplices de ecocidios, genocidios económicos y de una perversión de la democracia porque contribuyen a reducir la democracia a las jornadas electorales y a los ciudadanos en simples electores.

Al transitar por este camino, los gobiernos progresistas se dirigen al mismo destino que tuvieron los regímenes autoritarios que terminaron desapareciendo por las movilizaciones populares, porque no se puede seguir llamando democrático a un sistema político que al actuar en forma autoritaria se destruye a sí mismo. La actuación de políticos que pretenden eternizarse en el poder imponiendo decisiones a los ciudadanos, crean una crisis política porque provocan un distanciamiento con la población y los partidos políticos terminan perdiendo bases de apoyo social por su distanciamiento con la población, por lo que las jornadas de democracia electoral representan un riesgo de ser utilizadas por los partidos políticos de ultraderecha que aprovechan el descontento e inconformidad social para participar en procesos electorales y ganar votos que les ayuden a tomar el poder político.

Debemos tener claro que un gobierno es más democrático en la medida que una mayor cantidad de gente participa directa o indirectamente en la toma de decisiones, pero en la vida real la democracia que se maneja en el discurso presenta una gran diferencia con el significado original de la democracia que surgió en Grecia, porque las grandes organizaciones como los partidos políticos que han estado en el poder y decepcionado a la ciudadanía, así como los grandes sindicatos que aglutinan a miles de trabajadores, han ido degenerando en su funcionamiento por el avance de la corrupción provocada por el neoliberalismo, hasta llegar al grado de traicionar sus principios al actuar como diques de contención del descontento social.

Un ejemplo claro de ello se está viviendo en estos días en Argentina, donde la ultraderecha está entregando la patria argentina al capital privado y extranjero, está generando un genocidio económico emitiendo leyes y decretos que lesionan los derechos de los trabajadores y de la población en general, mientras los dirigentes de las grandes organizaciones sindicales y partidos políticos se limitan a observar las multitudinarias manifestaciones que realiza el pueblo argentino que reclama la realización de un paro nacional para detener las agresiones en su contra (10).

Por todo lo anterior, se necesita la construcción de nuevos paradigmas sociales que nos permitan obtener una mayor comprensión de lo que está sucediendo a nivel global y comprender que para evitar la guerra y la continuación de la destrucción de la naturaleza y la explotación de los trabajadores, debemos reaprender el significado de la democracia partiendo de la concepción original que le dieron en la Grecia antigua como “el gobierno de las mayorías” y darle un nuevo significado a la política aceptando la responsabilidad social de aumentar nuestra participación en asuntos públicos (11).

Necesitamos aprender a vivir juntos con nuestras diferencias y aceptar que en el mundo moderno existe una diversidad que se expresa de diferentes formas: existencia de sociedades con multiculturalismo, coexistencia de grupos que pertenecen a diferentes razas, diversidades en la orientación sexual, diferencias en niveles educativos, económicos y sobre todo, diferentes formas de pensamiento político (12).

Necesitamos construir una democracia que sea concebida como un estilo de vida y que no sólo sea recordada en tiempos electorales, porque necesitamos reconstruir un espacio social donde la política incluya el reconocimiento y aceptación de diferentes formas de pensamiento político, cultural, sexual y económico. Para lograr esto necesitamos educar en convicciones democráticas que vean como algo normal y aceptable la existencia de una gran diversidad racial cultural, sexual y política.

Debemos elevar nuestra mirada social y ver más allá de la esfera individual, debemos ver que la política y la democracia van mucho más allá de las elecciones y los candidatos porque la policrisis continuará después de las elecciones, podrá resolver el futuro económico de los que ganen puestos de elección popular, pero no resuelven el problema de la desigualdad social, ni mucho menos la destrucción de la naturaleza ni la amenaza de una expansión de las guerras que están teniendo lugar en Palestina y Ucrania.

La búsqueda de la democracia como forma de gobierno sigue siendo el motor que impulsa el surgimiento de diversos movimientos sociales a lo largo y ancho del mundo entero, que presentan una gran resistencia en contra del autoritarismo de sus gobiernos y de la implementación de políticas neoliberales que afectan los intereses de los trabajadores. Ese es el sentido de los movimientos colectivos que se observan actualmente en varios países como Francia, Alemania, Inglaterra, Perú, Estados Unidos, Argentina, Bolivia, Colombia, etc., en los cuales los trabajadores luchan por la defensa de los derechos de los trabajadores, utilizando la democracia participativa y recuperando un derecho que estaba en proceso de extinción como lo es el derecho de huelga.

A través de nuestra incorporación en diferentes luchas sociales podemos contribuir a la creación de un nuevo orden internacional de carácter multipolar que termine con la sumisión del poder político al poder económico. No es demasiado tarde todavía, podemos detener la destrucción de la naturaleza efectuada por el capital privado y detener las guerras si desarrollamos nuestra sensibilidad social, si construimos una nueva mirada política que nos permita escuchar que detrás de los sonidos de tambores de guerra, de armas disparando, de explosiones de bombas y misiles, se empieza a escuchar un sonido lejano que empieza como un susurro que poco a poco se va acercando y lo podríamos escuchar mejor si abrimos los ojos para mirar con ojos críticos nuestra vida cotidiana.

Este sonido que se viene acercando y escuchando con más claridad cada día, ha estado creciendo hasta convertirse en un grito, es el grito de los trabajadores que a nivel internacional están protestando por la violación de sus derechos laborales, gritan mientras luchan para recuperarlos y tienen el poder y atrevimiento de crear nuevos sindicatos donde antes no existían, en el mismo seno de las grandes corporaciones multinacionales y en propio corazón de la bestia: en Hollywood. A ese gran grito se suma el grito global de los colectivos feministas que actúan en forma organizada en todo el mundo para decir ¡Ya basta! A los feminicidios ¡Ni una más, ni una menos!, ¡Alto a la violencia en contra de las mujeres!

Ese grito crece aún más cuando se eleva el grito de los grupos ecologistas que protestan en contra del asesinato de activistas defensores del medio ambiente, protestan por la destrucción de la naturaleza, la enorme contaminación ambiental provocada por las grandes corporaciones y gritan ¡Sí a la vida, No a la muerte¡ Los decibeles del grito aumentan cuando la juventud a la que robaron su presente y su futuro alza la voz protestando por la falta de oportunidades de estudio, por largas jornadas de trabajo, bajos sueldos y se niegan a ser carne de cañón en guerras en las que no desean ser enrolados. Es el grito de pensionados y jubilados que se levantan en pie de lucha para defender sus vidas, o mejor dicho, defender su derecho a la salud pública, porque no les abastecen de suficientes medicamentos y consultas con médicos especialistas.

Es el grito de todas aquellas personas y grupos sociales a las que el capitalismo les están mutilando sus vidas, eliminando sus derechos, desapareciendo el futuro, es un grito de rabia, tristeza, coraje pero sobre todo, es un grito de rechazo, resistencia y rebeldía. Este grito proviene de la experiencia directa, de la opresión en el hogar, de la explotación laboral, del feminicidio, del hambre colectivo, de la pobreza creciente, del sufrimiento colectivo provocado por la desigualdad social, de la injusticia, de la corrupción y de la impunidad. Estos y otros colectivos están gritando “QUEREMOS EL MUNDO Y LO QUEREMOS AHORA” (13), es un grito que rechaza la paz social que se basa en crímenes en contra de las mayorías marginadas. El rumbo equivocado por el que se conduce a la población del mundo entero, este grito proviene de millones de personas que no quieren ser tratados como subhumanos, sino como personas.

Este grito crece y al escucharse cada vez más se percibe que contiene un rayo de esperanza porque se dan cuenta de que no están solos, que son varios agrupamientos sociales que rechazan la exclusión social y logran contemplar la posibilidad de que otro mundo es posible al unir sus gritos, es el momento el grito surge para rechazar el horror de este mundo y nos presenta un desafío porque nos obliga a teorizar el mundo desde la perspectiva de quien grita para alimentar la esperanza de que es posible construir un mundo mejor y el momento es oportuno porque el viejo orden unipolar está desapareciendo y el nuevo mundo todavía no se construye.

Ese grito de rebeldía social busca una alternativa política que los ayude a salvar el mundo y salvarse a sí mismos, buscan por fuera pero encuentran un vacío político porque partidos políticos y sindicatos los ignoran. En un principio fueron gritos aislados, pero quienes están luchando y gritando, están escuchando gritos de otros movimientos colectivos que también están buscando una representatividad que eleve su voz (14)

Pero con su participación en la lucha están aprendiendo que nadie los salvará más que ellos mismos, están construyendo su autonomía social y lo más importante: un empoderamiento individual y colectivo. También están realizando un aprendizaje político, los problemas que enfrentan son parte de un sistema social que crea otros problemas que afectan a otros sectores sociales. Están identificando que todos los problemas sociales están interconectados entre sí a un sistema que realiza una triple opresión: capitalista, patriarcal y colonialista, por lo que todos los movimientos en lucha coinciden en construir actitudes de disidencia, resistencia y rebeldía social (15).

Con este descubrimiento están formando parte del horizonte social en el cual se vislumbra la construcción de un nuevo paradigma social, la emergencia de nuevos grupos sociales que actúan como agentes de cambio social participando en una lucha por reivindicaciones particulares que se convirtió en una lucha política, porque han tomado consciencia de que la solución a sus problemas no vendrá de fuera, sino que se encuentra en la unidad que logren construir entre ellos mismos.

Estas nuevas figuras políticas de hombres y mujeres luchando en forma unida, colectiva y organizada, han comprendido que con su actuación política están transformando el mundo al transformarse a sí mismos al salir a las calles y reclamar ser escuchados, porque han dejado atrás actitudes de sumisión, obediencia y conformismo social, son personas que ya no quieren sentirse como moscas atrapadas en la telaraña del neoliberalismo y lo único que desean es decidir sus propias vidas.

Están conscientes del momento histórico que están viviendo al presenciar la caída del orden mundial unipolar (16) y están decididos a participar en la construcción del nuevo mundo, porque la experiencia les ha enseñado que las grandes decisiones no deben ser tomadas por quienes dirigen las potencias mundiales, porque fueron ellos quienes pervirtieron la democracia y es el momento de luchar por la construcción de una sociedad democrática.

Mientras reconstruyen sus identidades individuales asumiendo su condición de sujetos sociales, están aceptando su rol de sujetos políticos que viven en el marco de una globalización. Desean expresar su opinión, ser escuchados y escuchar otras voces para construir nuevos conocimientos sobre actuar juntos para tomar decisiones colectivas que conduzcan a evitar las guerras y cambiar el mundo a través de la acción colectiva, unida y organizada de los nuevos actores sociales.

Vivimos tiempos en los cuales soplan vientos de cambio social, a través de la participación social se podrá evitar que esos vientos traigan consigo más muerte, destrucción y dolor. Para construir un mundo nuevo, se debe destruir primero el mundo en que vivimos y retomando la premisa de la existencia de una construcción social de la realidad, la construcción de una sociedad democrática sólo la pueden realizar individuos que tengan autonomía de pensamiento y acción.

La democracia es el resultado de la creatividad humana, si los ciudadanos que se han levantado en pie de lucha no encuentran respuesta en los partidos políticos y sindicatos porque éstos ya no defienden los derechos de los trabajadores, es derecho y obligación de los trabajadores y de la ciudadanía en general, usar la capacidad humana de creación, para construir nuevas organizaciones ciudadanas que actúen en política para luchar en contra del espíritu de guerra que pretende expandirse por todo el mundo, defender en forma colectiva el derecho a vivir en paz una vida digna, asumiendo nuestra responsabilidad histórica de evitar la destrucción del mundo y de la naturaleza.

Sólo actuando en forma colectiva, unida y organizada, podremos revertir el proceso de perversión de la democracia y empezar desde abajo a construir una sociedad realmente democrática en la cual los individuos construyan su autonomía individual sin perder su identidad social y lograr un empoderamiento individual y colectivo que les permita abandonar el papel de seguidores y actuar como arquitectos de sus propios destinos.


1.- Gramsci, Antonio

https://piensachile.com/2021/03/15/el-viejo-mundo-se-muere-el-nuevo-tarda-en-aparecer-y-en-ese-claroscuro-surgen-los-monstruos-antonio-gramsci/

2.- 1.- Dubet, Francois. El nuevo régimen de las desiguldades solitarias. (Qué hacer cuando la injussticia social se sufre como un problema social)

Siglo XXI editores. México, 2023.

3.- Bauman, Zygmunt: Trabajo, consumismo y nuevos pobres

Ed. Gedisa. Barcelona, 2008

4.-Conferencia de Ignacio Ramonet sobre las estrategias de la nueva extrema derecha

https://www.youtube.com/watch?v=8ee3wsDKdVY&t=608s&ab_channel=CasadelasAm%C3%A9ricasLa_Habana_Cuba

5.- Castoriadis, Cornelius: Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto. Cap. La polis griega y la creación de la democracia

Fondo de Cultura Económica, México, 2005

6.- Touraine, Alan: ¿Qué es la democracia?

Fondo de cultura económica. México, 2022

7.- Yescas, Oscar: La sociedad de la ignorancia

https://oscaryescasd.blogspot.com/2022/10/lasociedad-de-la-ignorancia-oscaryescas.html

8.- Bauman, Zygmunt: Ceguera moral

Editorial Paidos. Barcelona, 2015

9.- Yescas, Oscar: ¿Sobrevivirá la democracia al totalitarismo contemporáneo?

https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/02/sobrevivira-la-democracia-al.html

10.- Yescas, Oscar: Argentina: la ultraderecha como el verdadero peligro social

https://oscaryescasd.blogspot.com/2023/12/argentina-la-ultraderecha-como-el.html

11.- Touraine, Alan. Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy

Ed. Paidós. Estado y sociedad 135. Barcelona, 2005

12.- Touraine, Alan: ¿Podremos vivir juntos?

Fondo de cultura económica. México, 2011

13.- The Doors: When the music is over

https://www.youtube.com/watch?v=CKw9JA66H-A&ab_channel=TheDoors

14.- Holloway, John: Cambiar el mundo sin cambiar el poder

Ed. Siglo XXI. México, 2005

15.- Yescas, Oscar: La disidencia social como imperativo categórico en el contexto de una modernidad cruel

https://oscaryescasd.blogspot.com/2024/03/la-disidencia-social-como-imperativo.html

16.- Touraine, Alan: El fin de las sociedades

Fondo de cultura económica. México, 2016


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