La totalitaria "Mano invisible del Mercado" Parte uno
Oscar Yescas Domínguez
04/12/2022
Introducción
Iniciar la transcripción de mis pensamientos con la expresión “vivimos tiempos difíciles”, sonaría como algo trillado y poco original porque es una expresión que ya he utilizado en anteriores escritos, ya que desde hace varias décadas estamos viviendo una grave crisis social. Pero si observamos con una mirada crítica nuestro alrededor, podremos ver que no sólo estamos viviendo tiempos difíciles, sino que podemos decir sin exagerar que estamos viviendo los tiempos más difíciles en la historia de la humanidad.
El mundo todavía no se recupera a finales del 2022, del apagón mundial del sistema económico y comercial provocado por la pandemia del covid-19,que vino a agudizar la crisis económica mundial al afectar las cadenas de suministros internacionales del comercio mundial, cuando la imposición de numerosas sanciones comerciales impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos en contra de Rusia por su intervención en Ucrania, rompen nuevamente y con mayor fuerza la cadena mundial de suministros, afectando a las poblaciones del mundo entero, ya que están provocando que la inflación se convierta en un fantasma que toma forma corpórea en varios países, a través del aumento de precios del petróleo, gas licuado, gasolina, energia eléctrica y de todo tipo de productos comerciales.
El panorama se torna aún más sombrío al ver que todos los pronósticos realizados por analistas políticos, especialistas en finanzas, en comercio internacional, directivos de grandes corporaciones, políticos de talla internacional e inclusive artistas de la farándula, coinciden en que la crisis económica internacional se agudizará antes del terminar el año y empeorará en gran medida en el año 2023, porque se predice que padeceremos una estanflación, el cual es un concepto que hace referencia a una elevada y prolongada inflación acompañada de un estancamiento del desarrollo de la economía, lo que se traducirá en un prolongado desabasto de mercancías, aumentos de precios en todos los productos o servicios y en un aumento del desempleo por despidos masivos que realizarán las grandes corporaciones, bajo el argumento de que están experimentando grandes “pérdidas”, cuando que en realidad sólo están reduciendo su tasa de ganancias.
El mercado ha estado enfrentando graves problemas porque se ha registrado un prolongado descenso en las ventas provocado por el surgimiento de cambios en el comportamiento de los consumidores, porque después del shock experimentado por la pandemia, millones de consumidores en el mundo entero han cambiado y reducido sus hábitos tradicionales de consumo, limitando sus compras recientes a la adquisición de comestibles y pago de deudas, dejando de consumir productos como ropa, joyería o artículos electrónicos, etc. El exceso de inventario de mercancías en las bodegas de las grandes corporaciones y la ruptura de la cadena de suministros en el comercio internacional, son dos factores que desestabilizan al mercado global porque se ha roto la armonía en el equilibrio que da vida a la economía de libre mercado: producción masiva y consumo masivo, en un contexto social en el cual se observa un predominio del poder económico sobre el poder político.
Ante este panorama de crisis económica el poder corporativo no permitirá la disminución de sus beneficios económicos e intentará hacer caer el costo de la reducción de sus ganancias en las espaldas de los trabajadores y de la población en general, a través de recortes masivos del personal que forma parte de sus nóminas, del aumento de la explotación laboral de quienes permanezcan en sus puestos, del del aumento de precios en productos y servicios, así como del aumento de las tasas de interés bancario que ya se están presentando según avisos que están emitiendo los bancos a su clientes particulares.
Estas son las razones que impiden alimentar las posibilidades de recibir con optimismo el próximo año, por lo que la manera más prudente de actuar en los próximos meses, es prepararnos para sobrevivir en un escenario que sin duda alguna presentará mayores dificultades que las que enfrentamos en las condiciones actuales. Una forma de hacerlo es racionalizando nuestro comportamiento como consumidores y efectuando sólo “compras inteligentes”, es decir, utilizar nuestro dinero y aguinaldo (los que tienen la fortuna de recibirlo) para pagar deudas, comprar solo lo necesario y reducir al mínimo el uso de las tarjetas de crédito, que ya enviaron avisos del aumento en sus comisiones por manejo de cuentas y en tasas de interés, para estar en condiciones de recibir el nuevo año con el menor nivel de deuda posible.
Algo que debemos reconocer es que en el contexto del neoliberalismo en el que nos encontramos, la mayoría de las personas se encuentra endeudada, porque están pagando créditos hipotecarios de casas, de automóviles, créditos de tarjetas bancarias o de tarjetas de tiendas comerciales. Tener grandes deudas significa que estamos gastando más de los ingresos que percibimos, las altas tasas de interés contribuyen a aumentar esas deudas hasta convertirlas en deudas impagables y por esas razones se recomienda no aumentar esas deudas con nuevas compras este fin de año. Bajo estas condiciones, un comportamiento que las condiciones actuales y futuras nos exigen es la de resistir las tentaciones producidas por la publicidad que están diseñadas para provocar compras compulsivas y aumentar el consumo masivo en esta época de fin de año.
Estamos presenciando en este año 2022 un nuevo rostro de la crisis que ha estado golpeando a la humanidad con cuatro rostros diferentes: crisis económica, crisis política, crisis ecológica y crisis sanitaria y este nuevo rostro es la crisis comercial provocada por las sanciones comerciales en contra de Rusia que afectan al mundo entero, porque con la pandemia reconocimos la interdependencia que existe en la sociedad globalizada y aprendimos que lo que sucede en algún lugar lejano del planeta, tarde o temprano tendrá repercusiones más temprano que tarde afectando la economía local y la calidad de la vida cotidiana en el país en que residamos.
La guerra comercial que libran decenas de países agrupados en la Unión Europea y liderados por Estados Unidos, aplicando cientos de sanciones comerciales en contra de Rusia, están afectando las cadenas de suministro del comercio internacional, provocando un grave desabasto de suministros en varios países, porque las alzas del petróleo, gasolina y gas licuado afectan la elaboración de productos, el traslado de los mismos, y los gastos de refrigeración de miles de mercancías.
Hoy en día, a la inmensa cantidad de productos que fluyen en el comercio internacional, se suman nuevos productos que no alimentan, que no alivian, que no salvan, sino que están diseñados para provocar muerte y destrucción masiva, estos nuevos productos que han entrado en el mercado internacional son las armas que se envían a Ucrania para alimentar la guerra, “productos comerciales” que tienen un gran potencial de destrucción y que están generando enormes ganancias para los propietarios de compañías que producen armamento bélico y lo irónico es que el pago de estas miles de armas que circulan con permisos gubernamentales, proviene del pago de los impuestos que pagan aquellos ciudadanos que residen en los países, cuyos políticos que los representan autorizan el desembolso de millones de dólares y euros utilizando el discurso gastado de luchar por la paz y democracia en un país ajeno, provocando muerte y destrucción, en lugar de destinar ese dinero en atender las necesidades de la población que dicen representar.
El panorama que observamos cuando miramos en forma crítica la realidad social, nos permite tomar consciencia de que hay una singularidad histórica en la época que estamos viviendo y esta singularidad consiste en el hecho de que estamos presenciamos el fin de la sociedad como la hemos conocido desde hace varias décadas y este declive social consiste en la agonía del orden mundial unipolar basado en el predominio económico y militar de Estados Unidos que caracterizó el surgimiento de la globalización y determinó el rumbo y condiciones del comercio internacional.
Otra faceta de la singularidad de los cambios que estamos viviendo es el surgimiento de nuevas potencias mundiales que emergen participando en una guerra por el comercio mundial, peleando por conquistar mercados en un intento de evitar seguir siendo objeto de sanciones comerciales utilizando la estrategia de romper y crear nuevas alianzas económicas, políticas y comerciales, creando nuevas monedas de intercambio comercial y nuevas asociaciones entre varias naciones que estuvieron distantes entre sí, en un franco intento de construir un nuevo orden mundial de carácter multipolar.
En el concierto de voces que participan en el cuestionamiento del agonizante orden mundial y reclaman la construcción de un nuevo orden mundial más equitativo, resaltan aquellas que reclaman la defensa de un sentimiento que se había dado por perdido: la soberanía de cada país. En Europa estas voces emiten un grito de protesta popular por las acciones comerciales que están perjudicando las condiciones de vida de poblaciones enteras, sobre todo de las poblaciones que dirigen aquellos políticos que participan en imponer sanciones comerciales a Rusia.
En Latinoamérica, se alzan otras voces que se suman al cuestionamiento al viejo orden mundial, se escucha el grito de los oprimidos, de los olvidados, de los de abajo, aquellos que fueron marginados del progreso y etiquetados como “consumidores defectuosos” y que han encontrado una forma de hacer oír sus voces a través de las jornadas electorales votando por nuevos Presidentes y emiten sus votos expresando una gran insatisfacción social hacia quienes los gobernaron, haciéndolo en forma masiva, abrumadora y de tal forma que han tumbado del poder a políticos que aceptaron aplicar medidas neoliberales que eliminaron derechos sociales y les han dado el poder a aquellas figuras políticas que se han expresado en contra del neoliberalismo.
En el corazón del capitalismo neoliberal, la población estadunidense participó masivamente en las elecciones intermedias, motivados por un anhelo colectivo de terminar con el apoyo financiero y de equipo militar a Ucrania, que provocó una crisis política y dividió al país, logrando obtener el partido republicano suficiente poder político como para cambiar la política exterior de seguir apoyando con grandes recursos una guerra prolongada en un país lejano.
Por todo lo anteriormente dicho, podría decirse que a nivel internacional nos encontramos viviendo en un estado de interregno, es decir, en una situación revolucionaria en la que, quienes gobernaban al mundo ya no tienen control sobre el mismo, mientras que aquellos que eran gobernados ya no quieren ser gobernados. El imperio construido sobre la base del poder económico y militar se desmorona por las evidencias de que el conflicto militar es utilizado para convertirlo en guerra comercial y eliminar a la competencia de la potencia económica y comercial que representa Rusia y las manipulaciones de Estados Unidos para que otros peleen una guerra en la que la nación norteamericana obtienen grandes ganancias económicas.
En esta nueva situación internacional el marco legal existente en el orden mundial anterior pierde fuerza porque las instituciones políticas y financieras internacionales muestran su incapacidad y parcialidad ante este conflicto militar y comercial, por lo que surgen los reclamos de crear nuevas nuevas condiciones para construir un nuevo orden multipolar.
Por estas razones, el decir que “vivimos tiempos difíciles” adquiere un significado especial que describe de manera particular la época que estamos viviendo. La guerra en Europa es en realidad una guerra por el control del comercio mundial, es una guerra en el contexto de la economía de libre mercado en la que sus participantes persiguen intereses económicos detrás de sus acciones, una guerra en la que “las pérdidas económicas” de las grandes empresas multinacionales son en realidad una reducción de sus ganancias, por lo que deciden tomar decisiones de cerrar sus empresas, despedir a miles de personas para disminuir costos y el margen de reducción de sus ganancias. Es en definitiva, una guerra por el control del mercado mundial, vivimos un momento histórico en el que los políticos han dado la espalda a quienes los llevaron al poder y toman decisiones en función de los vaivenes del mercado.
Los cambios sociales nos exigen el desarrollo de nuevas habilidades para poder sobrevivir, hoy en día necesitamos conocimientos sobre manejo de computadoras, internet, redes sociales, un segundo idioma y podemos agregar también a las nuevas exigencias, la necesidad de saber qué es la mercadotecnia. La economía de libre mercado ha creado un Frankenstein que es el Mercado, que se ha convertido en una dictadura mundial que determina las acciones de millones de personas y para comprender este nuevo escenario, este nuevo orden mundial multipolar que estamos viendo surgir, necesitamos saber qué es la economía de libre mercado y sobre todo, responder a la pregunta ¿Qué es la mercadotecnia?
Vivimos en una sociedad globalizada en la que impera la economía de libre mercado, todos los días escuchamos expresiones como mercado financiero, mercado inmobiliario, mercado energético, etc. Los políticos nos gobiernan a ciegas, abandonando la defensa de quienes los llevaron al poder, incumpliendo promesas de campaña porque están subordinados al poder económico que actúa a nombre del poder del mercado.
Pero, ¿realmente comprendemos este lenguaje? ¿Qué significa el Mercado?, ¿Qué relación tiene el mercado con lo que nos sucede en nuestra vida cotidiana?, ¿Cómo afecta nuestras vidas personales el funcionamiento de la economía de libre mercado? Para responder a estas preguntas anteriores es necesario tener fundamentos teóricos y prácticos que avalen los planteamientos aquí expuestos, ya que es necesario introducirnos en el estudio de la mercadotecnia, un campo acerca del cual pocos conocen sus significado y esa es la intención de haber escrito las siguientes notas, por lo que les invito a proceder a una lectura atenta de las mismas.
El estudio de la mercadotecnia no debe ser un interés exclusivo de académicos, ejecutivos de negocios o estudiantes de mercadotecnia. Porque, partiendo de la premisa de que todos somos consumidores, todos tenemos el derecho y obligación de saber cómo las estrategias de mercadotecnia afectan nuestro comportamiento como consumidores.
muy interesante-PROF.
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