jueves, 30 de abril de 2020


¿Salir o quedarse en casa? El falso dilema de nuestros días.
Oscar Yescas Domínguez
30 de abril de 2,020

Soy uno más de los millones de habitantes de este planeta que se mantiene en arraigo domiciliario por propia voluntad, atendiendo mi responsabilidad social como ciudadano, motivado por mis deseos de seguir viviendo y sobrevivir junto con mi familia a esta escalofriante pandemia del covid-19.
Creo en las autoridades legítimas que gobiernan a México, porque fui uno de los más de 30 millones de mexicanos que votó por el cambio social en el 2,018. Me siento representado por quienes integran el Gobierno Federal empezando por nuestro señor Presidente Andrés Manuel López Obrador y reconozco el gran trabajo que las autoridades de salud del gobierno que él encabeza en nuestro país están haciendo para enfrentar esta pandemia.
Por ese motivo hice eco al llamado que las autoridades de salud hicieron de quedarnos en casa participando con mi grano de arena (mi opinión individual) para apoyar esta petición y lograr el objetivo de aplanar la curva de crecimiento del contagio. https://oscaryescasd.blogspot.com/2020/03/sanadistancia-y-quedate-en-casa.html Como muchos ciudadanos en el mundo entero debido al encierro prolongado he experimentado frustración, aburrimiento, tristeza, irritabilidad, insomnio, fatiga, etc. Pero mi amor por la vida y mi responsabilidad hacia mi familia y comunidad han sido mayores que todos estos sentimientos negativos por lo pretendo continuar con mi aislamiento social hasta que de manera oficial se nos avise que no hay peligro de contagio.
Me encanta salir a caminar por las tardes alrededor de mi vecindario y disfrutar el aire en mi rostro, el canto de las aves y la libertad de movimiento. No podría expresar con ideas cuánto extraño salir a caminar mientras escucho mi música y ejercito mi cuerpo, pero me quedo en casa y hago ejercicios como puedo, escucho música y leo la mayor parte del tiempo, intentando no pensar que estoy encerrado.
Para todos el encierro comienza a hacer estragos porque el cambio fue repentino, la mayoría desea salir porque no tiene comida en casa, por aburrimiento o simplemente por ser “contreras”. Sin duda alguna los que resienten más el aislamiento social son los cumpleañeros. Aquellos que cumplieron años en abril sonreían ante la frustración de los cumpleañeros de marzo que no pudieron festejar su cumpleaños con sus amigos y familia, pensando que no les sucedería.
Los que cumplirán años en mayo ya ven con temor que les pasará lo mismo y comparten esa frustración. Los que cumplirán años en junio, no se sientan muy seguros porque el covid es como ingresar a un manicomio, tienes fecha de entrada al contagio, pero no fecha de salida.
Del temor al contagio hemos pasado rápidamente al miedo irracional ya que en estos momentos creo que el miedo a morir es experimentado por un sin fin de personas.
El temor es el miedo a un peligro específico, tal como viajar por un camino peligroso y experimentar temor de tener un accidente automovilístico, o salir a la calle y ser asaltado por delincuentes. En cambio, el miedo es aquella sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro que puede ser real o imaginario.
Salir de casa en estos momentos ya no provoca temor, genera miedo, un miedo a que si toco la puerta de entrada a un comercio pueda adquirir el virus, un miedo a que si pasa alguien a mi lado y estornuda, sus partículas lleguen a contagiar mi cuerpo, o el miedo de que si alguien me habla, algunas partículas de su saliva me toquen el rostro y me contagien. No sé si las personas que me encuentre son asintomáticos, por eso ya no siento temor, ya es miedo lo que siento.
Lejos quedaron aquellos días que nos preguntábamos unos a otros ¿Conocen a alguien que ha enfermado de covid-19? Hoy en nuestro país y en nuestra ciudad la pesadilla es una realidad. Hay varios casos de contagiados por este virus. Eso es lo que nos debe llevar a asumir comportamientos de responsabilidad social y permanecer en casa.
No nos consuela el saber que estamos en la misma situación millones de personas encerrados en nuestras casas sin poder salir. Pero debemos reconocer que decir “en la misma situación” sería objeto de un gran debate por aquello de la desigualdad social, ya que el covid vino a revelarnos en toda su crudeza que nuestra sociedad tiene una enorme desigualdad social y no todos pueden quedarse en casa por la razón de que no tienen casa, no tienen para comer
Por ese motivo pienso que deberíamos valorar lo que tenemos y desarrollar un ejercicio de empatía social y pensar que no todos tienen las comodidades que tenemos en nuestra casa. Hay miles de gentes, millones en realidad que viven en condiciones de pobreza, de miseria, sin hogar, sin tener seguro el alimento. Mientras que muchos de nosotros “estamos sufriendo” porque no podemos salir para dar una caminata, para trotar o simplemente continuar nuestra vida normal.
Debemos asumir que ya no volverá la “normalidad” que teníamos antes del covid, el mundo cambió con esta pandemia y lo que debe preocuparnos es cómo será el mundo que nos espera y dejar de preocuparnos porque “no podemos salir de casa”.
Con toda honestidad puedo decir que a veces envidio a los palurdos que actúan sin pensar en las consecuencias, pero es sólo por momentos porque prefiero vivir conscientemente mi realidad aunque eso implique estar problematizando y ver problemas que otros no ven.
Pero ante el dilema que plantea el título que encabeza estas líneas acerca de salir o quedarnos en casa, tan sólo basta para mí con ver las cifras oficiales de contagiados y muertes que aumentan cada día tanto a nivel mundial como en mi país, creo firmemente que hasta la pregunta sale sobrando.
El sentido común y las cifras confirman lo que las autoridades nos solicitan con tanto énfasis: quedarse en casa es la mejor opción en estos momentos en los que la posibilidad de contagio son mayores que antes al inicio de la pandemia.
Pero veo en redes sociales que parte de la población mexicana está bajando la guardia y aumenta el flujo vehicular por las calles de nuestras ciudades. Estoy plenamente consciente de que vivimos en condiciones de gran desigualdad social y no todos pueden darse el lujo de quedarse en casa y se ven en la necesidad de salir para conseguir dinero para comer. A quienes están en esas condiciones no se les puede exigir arraigo domiciliario porque sus condiciones de vida no les permitirían sobrevivir.
Pero aquellas personas que cuentan con techo, comida y todo lo necesario para mantenerse seguros a sí mismos y proteger a los demás de posibles contagios, ¿cómo es que se atreven a salir de sus casas por motivos sin fundamento real?
Definitivamente nos falta más sentimiento de pertenencia a nuestra comunidad y nos sobra individualismo, sólo pensamos en nuestras necesidades y no pensamos en los demás. Desarrollamos comportamientos que pueden traer consecuencias negativas para nosotros en lo individual, para nuestras familias y seres queridos y para la comunidad en la que vivimos.
¿Salir o quedarse en casa? Es un falso dilema, tan solo basta con ver las cifras para llegar a la conclusión de que debemos permanecer en nuestras casas para cuidar de nuestra salud personal, la salud de nuestra familia y la salud de toda la comunidad de la que formamos parte. Valoremos que en México tenemos a verdaderos profesionales de la salud dirigiendo estrategias para enfrentar esta pandemia con criterios que tienden a proteger a la población y no a ayudar a la economía.
Primero la población, después la economía, las pérdidas de las grandes corporaciones son pérdidas de grandes ganancias, no pérdidas que las conducirán a la quiebra. Por favor seamos ciudadanos responsables y atendamos el llamado de nuestras autoridades sanitarias , te invito a ser un sobreviviente de la era AC/DC (Antes del covid/después del covid)
pd. La foto de portada es del día anterior, no pude actualizar la información porque amanecí sin servicio de cable 

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